viernes, 12 de enero de 2018

EL EVANGELIO DEL DÍA SÁBADO 13 ENERO 2018


Lecturas del Sábado de la 1ª semana del Tiempo Ordinario
Sábado, 13 de enero de 2018



Primera lectura
Lectura del primer libro de Samuel (9,1-4.17-19; 10,1a):

Había un hombre de Loma de Benjamín, llamado Quis, hijo de Abiel, hijo de Seror, hijo de Becorá, hijo de Afiaj, benjaminita, de buena posición. Tenía un hijo que se llamaba Saúl, un mozo bien plantado; era el israelita más alto: sobresalía por encima de todos, de los hombros arriba. 
A su padre Quis se le habían extraviado unas burras; y dijo a su hijo Saúl: «Llévate a uno de los criados y vete a buscar las burras.»
Cruzaron la serranía de Efraín y atravesaron la comarca de Salisá, pero no las encontraron. Atravesaron la comarca de Saalín, y nada. Atravesaron la comarca de Benjamin, y tampoco.
Cuando Samuel vio a Saúl, el Señor le avisó: «Ése es el hombre de quien te hablé; ése regirá a mi pueblo.»
Saúl se acercó a Samuel en medio de la entrada y le dijo: «Haz el favor de decirme dónde está la casa del vidente.»
Samuel le respondió: «Yo soy el vidente. Sube delante de mí al altozano; hoy coméis conmigo, y mañana te dejaré marchar y te diré todo lo que piensas.»
Tomó la aceitera, derramó aceite sobre la cabeza de Saúl y lo besó, diciendo: «El Señor te unge como jefe de su heredad. Tú regirás al pueblo del Señor y lo librarás de la mano de los enemigos que lo rodean.»

Palabra de Dios

Salmo
Sal 20,2-3.4-5.6-7

R/. Señor, el rey se alegra por tu fuerza

Señor, el rey se alegra por tu fuerza,
¡y cuánto goza con tu victoria!
Le has concedido el deseo de su corazón,
no le has negado lo que pedían sus labios. R/.

Te adelantaste a bendecirlo con el éxito,
y has puesto en su cabeza una corona de oro fino.
Te pidió vida, y se la has concedido,
años que se prolongan sin término. R/.

Tu victoria ha engrandecido su fama,
lo has vestido de honor y majestad.
Le concedes bendiciones incesantes,
lo colmas de gozo en tu presencia. R/.


Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Marcos (2,13-17):

En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del lago; la gente acudía a él, y les enseñaba. 
Al pasar, vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme.»
Se levantó y lo siguió. Estando Jesús a la mesa en su casa, de entre los muchos que lo seguían un grupo de publicanos y pecadores se sentaron con Jesús y sus discípulos. 
Algunos escribas fariseos, al ver que comía con publicanos y pecadores, les dijeron a los discípulos: «¡De modo que come con publicanos y pecadores!»
Jesús lo oyó y les dijo: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.»

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio del sábado, 13 de enero de 2018
Luis Manuel Suárez CMF


Queridos amigos:

La llamada de Jesús es personal, concreta y gratuita.

Jesús llama personalmente. No lo dice en general, ni a ver si alguien se da por aludido. De entre todo el gentío, al pasar Jesús ve a Leví y le llama. Es una llamada personal e intransferible. En este momento es a él a quien llama. Por eso la respuesta sólo puede ser personal, aunque sea junto a otros.

Jesús llama concretamente. No llama para nada, ni para algo abstracto. “Sígueme”. Ahí está el contenido de la llamada: seguir sus huellas, caminar sus caminos… hacer lo que Él hace, decir como Él dice, sanar como Él sana, anunciar como Él anuncia… amar como Él ama… y todo esto en movimiento, porque no será lo mismo hacerlo en Cafarnaún que en Jerusalén… en el siglo I que en el XXI…

Jesús llama gratuitamente. Porque Leví no era precisamente un modelo de conducta para sus paisanos. Y puestos a pensar en alguien influyente, podía haber habido otros muchos.

Pero Jesús llama de forma gratuita, porque quiere. Y se ha fijado en él. Porque no ve las apariencias, sino el corazón. Y sabe que en ese hombre aparentemente indigno, hay escondido un hijo de Dios y un apóstol que puede salir a la luz a lo largo del camino. “No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”. Para evitar cualquier tentación de “dignidad” mal entendida.

Señor Jesús, Tú me llamas
por el nombre,
de manera concreta,
por pura gracia.
Que yo te pueda responder
desde lo que tú vas generando en mi.
Gracias por tu confianza.
Tu confianza me construye.

Vuestro hermano en la fe:
Luis Manuel Suárez CMF (@luismanuel_cmf)

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