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domingo, 31 de diciembre de 2017

SOLEMNIDAD DE LA SAGRADA FAMILIA, 31 DICIEMBRE 2017


Sagrada Familia de Jesùs
Por: Tere Fernández | Fuente: Catholic.net 




Fiesta de la Sagrada Familia, Jesús, María y José, desde la que se proponen santísimos ejemplos a las familias cristianas y se invocan los auxilios oportunos.

En la festividad de la Sagrada Familia, recordamos y celebramos que Dios quiso nacer dentro de una familia para que tuviera alguien que lo cuidara, lo protegiera, lo ayudara y lo aceptara como era.

Al nacer Jesús en una familia, el Hijo de Dios ha santificado la familia humana. Por eso nosotros veneramos a la Sagrada Familia como Familia de Santos.



¿Cómo era la Sagrada Familia?

María y José cuidaban a Jesús, se esforzaban y trabajaban para que nada le faltara, tal como lo hacen todos los buenos padres por sus hijos.

José era carpintero, Jesús le ayudaba en sus trabajos, ya que después lo reconocen como el “hijo del carpintero”.

María se dedicaba a cuidar que no faltara nada en la casa de Nazaret.

Tal como era la costumbre en aquella época, los hijos ayudaban a sus mamás moliendo el trigo y acarreando agua del pozo y a sus papás en su trabajo. Podemos suponer que en el caso de Jesús no era diferente. Jesús aprendió a trabajar y a ayudar a su familia con generosidad. Él siendo Todopoderoso, obedecía a sus padres humanos, confiaba en ellos, los ayudaba y los quería.

¡Qué enseñanza nos da Jesús, quien hubiera podido reinar en el más suntuoso palacio de Jerusalén siendo obedecido por todos! Él, en cambio, rechazó todo esto para esconderse del mundo obedeciendo fielmente a María y a José y dedicándose a los más humildes trabajos diarios, el taller de San José y en la casa de Nazaret.

Las familias de hoy, deben seguir este ejemplo tan hermoso que nos dejó Jesús tratando de imitar las virtudes que vivía la Sagrada Familia: sencillez, bondad, humildad, caridad, laboriosidad, etc.

La familia debe ser una escuela de virtudes. Es el lugar donde crecen los hijos, donde se forman los cimientos de su personalidad para el resto de su vida y donde se aprende a ser un buen cristiano. Es en la familia donde se formará la personalidad, inteligencia y voluntad del niño. Esta es una labor hermosa y delicada. Enseñar a los niños el camino hacia Dios, llevar estas almas al cielo. Esto se hace con amor y cariño.

“La familia es la primera comunidad de vida y amor el primer ambiente donde el hombre puede aprender a amar y a sentirse amado, no sólo por otras personas, sino también y ante todo por Dios.” (Juan Pablo II, Encuentro con las Familias en Chihuahua 1990).

El Papa Juan Pablo II en su carta a las familias nos dice que es necesario que los esposos orienten, desde el principio, su corazón y sus pensamientos hacia Dios, para que su paternidad y maternidad, encuentre en Él la fuerza para renovarse continuamente en el amor.

Así como Jesús creció en sabiduría y gracia ante Dios y los hombres, en nuestras familias debe suceder lo mismo. Esto significa que los niños deben aprender a ser amables y respetuosos con todos, ser estudiosos obedecer a sus padres, confiar en ellos, ayudarlos y quererlos, orar por ellos, y todo esto en familia.

Recordemos que “la salvación del mundo vino a través del corazón de la Sagrada Familia”.
La salvación del mundo, el porvenir de la humanidad de los pueblos y sociedades pasa siempre por el corazón de toda familia. Es la célula de la sociedad.


Oración

“Oremos hoy por todas las familias del mundo para que logren responder a su vocación tal y como respondió la Sagrada Familia de Nazaret.
Oremos especialmente por las familias que sufren, pasan por muchas dificultades o se ven amenazadas en su indisolubilidad y en el gran servicio al amor y a la vida para el que Dios las eligió” (Juan Pablo II)

“Oh Jesús, acoge con bondad a nuestra familia que ahora se entrega y consagra a Ti, protégela, guárdala e infunde en ella tu paz para poder llegar a gozar todos de la felicidad eterna.”

“Oh María, Madre amorosa de Jesús y Madre nuestra, te pedimos que intercedas por nosotros, para que nunca falte el amor, la comprensión y el perdón entre nosotros y obtengamos su gracia y bendiciones.”

“Oh San José, ayúdanos con nuestras oraciones en todas nuestras necesidades espirituales y temporales, a fin de que podamos agradar eternamente a Jesús. Amén.”

miércoles, 27 de diciembre de 2017

SAN JUAN EVANGELISTA, 27 DICIEMBRE

San Juan EVANGELISTA
27 diciembre



SAN JUAN el Evangelista, a quien se distingue como "el discípulo amado de Jesús" y a quien a menudo le llaman "el divino" (es decir, el "Teólogo") sobre todo entre los griegos y en Inglaterra, era un judío de Galilea, hijo de Zebedeo y hermano de Santiago el Mayor, con quien desempeñaba el oficio de pescador.

Junto con su hermano Santiago, se hallaba Juan remendando las redes a la orilla del lago de Galilea, cuando Jesús, que acababa de llamar a su servicio a Pedro y a Andrés, los llamó también a ellos para que fuesen sus Apóstoles. El propio Jesucristo les puso a Juan y a Santiago el sobrenombre de Boanerges, o sea "hijos del trueno" (Lucas 9, 54), aunque no está aclarado si lo hizo como una recomendación o bien a causa de la violencia de su temperamento.

Se dice que San Juan era el más joven de los doce Apóstoles y que sobrevivió a todos los demás. Es el único de los Apóstoles que no murió martirizado.

En el Evangelio que escribió se refiere a sí mismo, como "el discípulo a quien Jesús amaba", y es evidente que era de los más íntimos de Jesús. El Señor quiso que estuviese, junto con Pedro y Santiago, en el momento de Su transfiguración, así como durante Su agonía en el Huerto de los Olivos. En muchas otras ocasiones, Jesús demostró a Juan su predilección o su afecto especial. Por consiguiente, nada tiene de extraño desde el punto de vista humano, que la esposa de Zebedeo pidiese al Señor que sus dos hijos llegasen a sentarse junto a Él, uno a la derecha y el otro a la izquierda, en Su Reino.

Juan fue el elegido para acompañar a Pedro a la ciudad a fin de preparar la cena de la última Pascua y, en el curso de aquella última cena, Juan reclinó su cabeza sobre el pecho de Jesús y fue a Juan a quien el Maestro indicó, no obstante que Pedro formuló la pregunta, el nombre del discípulo que habría de traicionarle. Es creencia general la de que era Juan aquel "otro discípulo" que entró con Jesús ante el tribunal de Caifás, mientras Pedro se quedaba afuera. Juan fue el único de los Apóstoles que estuvo al pie de la cruz con la Virgen María y las otras piadosas mujeres y fue él quien recibió el sublime encargo de tomar bajo su cuidado a la Madre del Redentor. "Mujer, he ahí a tu hijo", murmuró Jesús a su Madre desde la cruz. "He ahí a tu madre", le dijo a Juan. Y desde aquel momento, el discípulo la tomó como suya. El Señor nos llamó a todos hermanos y nos encomendó el amoroso cuidado de Su propia Madre, pero entre todos los hijos adoptivos de la Virgen María, San Juan fue el primero. Tan sólo a él le fue dado el privilegio de llevar físicamente a María a su propia casa como una verdadera madre y honrarla, servirla y cuidarla en persona.

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Gran testigo de la Gloria del Maestro



Cuando María Magdalena trajo la noticia de que el sepulcro de Cristo se hallaba abierto y vacío, Pedro y Juan acudieron inmediatamente y Juan, que era el más joven y el que corría más de prisa, llegó primero. Sin embargo, esperó a que llegase San Pedro y los dos juntos se acercaron al sepulcro y los dos "vieron y creyeron" que Jesús había resucitado.

A los pocos días, Jesús se les apareció por tercera vez, a orillas del lago de Galilea, y vino a su encuentro caminando por la playa. Fue entonces cuando interrogó a San Pedro sobre la sinceridad de su amor, le puso al frente de Su Iglesia y le vaticinó su martirio. San Pedro, al caer en la cuenta de que San Juan se hallaba detrás de él, preguntó a su Maestro sobre el futuro de su compañero:

«Señor, y éste, ¿qué?» (Jn 21,21)
Jesús le respondió: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿qué te importa? Tú, sígueme.» (Jn 21,22)

Debido a aquella respuesta, no es sorprendente que entre los hermanos corriese el rumor de que Juan no iba a morir, un rumor que el mismo Juan se encargó de desmentir al indicar que el Señor nunca dijo: "No morirá". (Jn 21,23).

Después de la Ascensión de Jesucristo, volvemos a encontrarnos con Pedro y Juan que subían juntos al templo y, antes de entrar, curaron milagrosamente a un tullido. Los dos fueron hechos prisioneros, pero se les dejó en libertad con la orden de que se abstuviesen de predicar en nombre de Cristo, a lo que Pedro y Juan respondieron: «Juzgad si es justo delante de Dios obedeceros a vosotros más que a Dios. No podemos nosotros dejar de hablar de lo que hemos visto y oído.»

(Hechos 4:19-20)

Después, los Apóstoles fueron enviados a confirmar a los fieles que el diácono Felipe había convertido en Samaria. Cuando San Pablo fue a Jerusalén tras de su conversión se dirigió a aquellos que "parecían ser los pilares" de la Iglesia, es decir a Santiago, Pedro y Juan, quienes confirmaron su misión entre los gentiles y fue por entonces cuando San Juan asistió al primer Concilio de Apóstoles en Jerusalén. Tal vez concluido éste, San Juan partió de Palestina para viajar al Asia Menor.

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Efeso



San Ireneo, Padre de la Iglesia, quien fue discípulo de San Policarpo, quién a su vez fue discípulo de San Juan, es una segura fuente de información sobre el Apóstol.  San Ireneo afirma que este se estableció en Efeso después del martirio de San Pedro y San Pablo, pero es imposible determinar la época precisa. De acuerdo con la Tradición, durante el reinado de Domiciano, San Juan fue llevado a Roma, donde quedó milagrosamente frustrado un intento para quitarle la vida. La misma tradición afirma que posteriormente fue desterrado a la isla de Patmos, donde recibió las revelaciones celestiales que escribió en su libro del Apocalipsis.

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Maravillosas revelaciones celestiales

Después de la muerte de Domiciano, en el año 96, San Juan pudo regresar a Efeso, y es creencia general que fue entonces cuando escribió su Evangelio. El mismo nos revela el objetivo que tenía presente al escribirlo. "Todas estas cosas las escribo para que podáis creer que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios y para que, al creer, tengáis la vida en Su nombre". Su Evangelio tiene un carácter enteramente distinto al de los otros tres y es una obra teológica tan sublime que, como dice Teodoreto, "está más allá del entendimiento humano el llegar a profundizarlo y comprenderlo enteramente". La elevación de su espíritu y de su estilo y lenguaje, está debidamente representada por el águila que es el símbolo de San Juan el Evangelista. También escribió el Apóstol tres epístolas: a la primera se le llama Católica, ya que está dirigida a todos los otros cristianos, particularmente a los que él convirtió, a quienes insta a la pureza y santidad de vida y a la precaución contra las artimañas de los seductores. Las otras dos son breves y están dirigidas a determinadas personas: una probablemente a la Iglesia local, y la otra a un tal Gayo, un comedido instructor de cristianos. A lo largo de todos sus escritos, impera el mismo inimitable espíritu de caridad. No es éste el lugar para hacer referencias a las objeciones que se han hecho a la afirmación de que San Juan sea el autor del cuarto Evangelio.

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Predicando la verdad y el amor

Los más antiguos escritores hablan de la decidida oposición de San Juan a las herejías de los ebionitas y a los seguidores del gnóstico Cerinto. En cierta ocasión, según San Ireneo, cuando Juan iba a los baños públicos, se enteró de que Cerinto estaba en ellos y entonces se devolvió y comentó con algunos amigos que le acompañaban: "¡Vámonos hermanos y a toda prisa, no sea que los baños en donde está Cerinto, el enemigo de la verdad, caigan sobre su cabeza y nos aplasten!".

Dice San Ireneo que fue informado de este incidente por el propio San Policarpio el discípulo personal de San Juan. Por su parte, Clemente de Alejandría relata que en cierta ciudad cuyo nombre omite, San Juan vio a un apuesto joven en la congregación y, con el íntimo sentimiento de que mucho de bueno podría sacarse de él, lo llevó a presentar al obispo a quien él mismo había consagrado. "En presencia de Cristo y ante esta congregación, recomiendo este joven a tus cuidados". De acuerdo con las recomendaciones de San Juan, el joven se hospedó en la casa del obispo, quien le dio instrucciones, le mantuvo dentro de la disciplina y a la larga lo bautizó y lo confirmó. Pero desde entonces, las atenciones del obispo se enfriaron, el neófito frecuentó las malas compañías y acabó por convertirse en un asaltante de caminos. Transcurrió algún tiempo, y San Juan volvió a aquella ciudad y pidió al obispo: "Devuélveme ahora el cargo que Jesucristo y yo encomendamos a tus cuidados en presencia de tu iglesia". El obispo se sorprendió creyendo que se trataba de algún dinero que se le había confiado, pero San Juan explicó que se refería al joven que le había presentado y entonces el obispo exclamó: "¡Pobre joven! Ha muerto". "¿De qué murió, preguntó San Juan. "Ha muerto para Dios, puesto que es un ladrón", fue la respuesta. Al oír estas palabras, el anciano Apóstol pidió un caballo y un guía para dirigirse hacia las montañas donde los asaltantes de caminos tenían su guarida. Tan pronto como se adentró por los tortuosos senderos de los montes, los ladrones le rodearon y le apresaron. "¡Para esto he venido!", gritó San Juan. "¡Llevadme con vosotros!" Al llegar a la guarida, el joven renegado reconoció al prisionero y trató de huir, lleno de vergüenza, pero Juan le gritó para detenerle: "¡Muchacho! ¿Por qué huyes de mí, tu padre, un viejo y sin armas? Siempre hay tiempo para el arrepentimiento. Yo responderé por ti ante mi Señor Jesucristo y estoy dispuesto a dar la vida por tu salvación. Es Cristo quien me envía". El joven escuchó estas palabras inmóvil en su sitio; luego bajó la cabeza y, de pronto, se echó a llorar y se acercó a San Juan para implorarle, según dice Clemente de Alejandría, una segunda oportunidad. Por su parte, el Apóstol no quiso abandonar la guarida de los ladrones hasta que el pecador quedó reconciliado con la Iglesia.

Aquella caridad que inflamaba su alma, deseaba infundirla en los otros de una manera constante y afectuosa. Dice San Jerónimo en sus escritos que, cuando San Juan era ya muy anciano y estaba tan debilitado que no podía predicar al pueblo, se hacía llevar en una silla a las asambleas de los fieles de Efeso y siempre les decía estas mismas palabras: "Hijitos míos, amaos entre vosotros… "Alguna vez le preguntaron por qué repetía siempre la frase, respondió San Juan: "Porque ése es el mandamiento del Señor y si lo cumplís ya habréis hecho bastante".

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Muerte de San Juan Evangelista

San Juan murió pacíficamente en Efeso hacia el tercer año del reinado de Trajano, es decir hacia el año cien de la era cristiana, cuando tenía la edad de noventa y cuatro años, de acuerdo con San Epifanio.

Según los datos que nos proporcionan San Gregorio de Nissa, el Breviarium sirio de principios del siglo quinto y el Calendario de Cartago, la práctica de celebrar la fiesta de San Juan el Evangelista inmediatamente después de la de San Esteban, es antiquísima. En el texto original del Hieronymianum, (alrededor del año 600 P.C.), la conmemoración parece haber sido anotada de esta manera: "La Asunción de San Juan el Evangelista en Efeso y la ordenación al episcopado de Santo Santiago, el hermano de Nuestro Señor y el primer judío que fue ordenado obispo de Jerusalén por los Apóstoles y que obtuvo la corona del martirio en el tiempo de la Pascua". Era de esperarse que en una nota como la anterior, se mencionaran juntos a Juan y a Santiago, los hijos de Zebedeo; sin embargo, es evidente que el Santiago a quien se hace referencia, es el otro, el hijo de Alfeo.

La frase "Asunción de San Juan", resulta interesante puesto que se refiere claramente a la última parte de las apócrifas "Actas de San Juan". La errónea creencia de que San Juan, durante los últimos días de su vida en Efeso, desapareció sencillamente, como si hubiese ascendido al cielo en cuerpo y alma puesto que nunca se encontró su cadáver, una idea que surgió sin duda de la afirmación de que aquel discípulo de Cristo "no moriría", tuvo gran difusión aceptación a fines del siglo II. Por otra parte, de acuerdo con los griegos, el lugar de su sepultura en Efeso era bien conocida y aun famosa por los milagros que se obraban allí.

El "Acta Johannis", que ha llegado hasta nosotros en forma imperfecta y que ha sido condenada a causa de sus tendencias heréticas, por autoridades en la materia tan antiguas como Eusebio, Epifanio, Agustín y Toribio de Astorga, contribuyó grandemente a crear una leyenda. De estas fuentes o, en todo caso, del pseudo Abdías, procede la historia en base a la cual se representa con frecuencia a San Juan con un cáliz y una víbora. Se cuenta que Aristodemus, el sumo sacerdote de Diana en Efeso, lanzó un reto a San Juan para que bebiese de una copa que contenía un líquido envenenado. El Apóstol tomó el veneno sin sufrir daño alguno y, a raíz de aquel milagro, convirtió a muchos, incluso al sumo sacerdote. En ese incidente se funda también sin duda la costumbre popular que prevalece sobre todo en Alemania, de beber la Johannis-Minne, la copa amable o poculum charitatis, con la que se brinda en honor de San Juan. En la ritualia medieval hay numerosas fórmulas para ese brindis y para que, al beber la Johannis-Minne, se evitaran los peligros, se recuperara la salud y se llegara al cielo.

San Juan es sin duda un hombre de extraordinaria y al mismo tiempo de profundidad mística. Al amarlo tanto, Jesús nos enseña que esta combinación de virtudes debe ser el ideal del hombre, es decir el requisito para un hombre plenamente hombre.  Esto choca contra el modelo de hombre machista que es objeto de falsa adulación en la cultura, un hombre preso de sus instintos bajos. Por eso el arte tiende a representar a San Juan como una persona suave, y, a diferencia de los demás Apóstoles, sin barba.  Es necesario recuperar a San Juan como modelo: El hombre capaz de recostar su cabeza sobre el corazón de Jesús, y precisamente por eso ser valiente para estar al pie de la cruz como ningún otro.   Por algo Jesús le llamaba "hijo del trueno". Quizás antes para mal, pero una vez transformado en Cristo, para mayor gloria de Dios.

martes, 26 de diciembre de 2017

SAN ESTEBAN, PROTOMÁRTIR, 26 DICIEMBRE


San Esteban, protomártir
Fecha: 26 de Diciembre




Esteban era de origen judío. El vocablo esteb significa corona.  Por ello su nombre significa coronado.  Dios honra su nombre coronando su vida con el martirio. Se le llama protomártir porque tuvo el honor de ser el primer mártir que derramó su sangre por proclamar su fe en Jesucristo.

La Sagrada Escritura se refiere a él por primera vez en los Hechos de los Apóstoles, cuando fue elegido como uno de los siete diáconos. Las circunstancias de su martirio indican que la lapidación de san Esteban no fue un acto de violencia de la multitud, sino una ejecución judicial.

La fiesta de san Esteban siempre fue celebrada inmediatamente después de la Navidad para que, siendo el protomártir, estuviese lo más cercana a la del nacimiento del Hijo de Dios. Antiguamente se celebraba una segunda fiesta de san Esteban el 3 de agosto, para conmemorar el descubrimiento de sus reliquias, pero por un Motu Propio de Juan XXIII, el 25 de julio de 1960, esta segunda fiesta fue suprimida del Calendario Romano.

San Esteban es patrono de Sallent (Barcelona – España). En la iglesia parroquial de Sallent tenía una capilla construida en 1419. Claret nos cuenta en su Autobiografía que el primer sermón que hizo, después de ser ordenado presbítero, fue el panegírico del santo Patrón de la población (cf. Aut 103). Al parecer, se celebraba allí la fiesta de san Esteban el 13 de septiembre de 1835.

En particular san Antonio María Claret menciona a san Esteban cuando narra, en la Autobiografía, su experiencia de victoria sobre la tentación contra la castidad. Después, en su ordenación de diácono, en 1834, entendió aquella presencia de san Esteban, no solo como patrono, sino como modelo de identificación vocacional que le mostraba su futura misión de vencedor de los poderes del mal. Más aún, san Esteban le indicaba que su lucha no sería ya solo contra la carne, sino contra todo mal.

lunes, 25 de diciembre de 2017

LA NATIVIDAD DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, SOLEMNIDAD, 25 DICIEMBRE


La Natividad de Nuestro Señor Jesucristo.
Solemnidad Litúrgica, 25 de diciembre


Por: P. Ángel Amo. | Fuente: Catholic.net 




Manifestación del Verbo de Dios a los hombres
Con la solemnidad de la Navidad, la Iglesia celebra la manifestación del Verbo de Dios a los hombres.  En efecto, éste es el sentido espiritual más importante y sugerido por la misma liturgia, que en las tres misas celebradas por todo sacerdote ofrece a nuestra meditación “el nacimiento eterno del Verbo en el seno de los esplendores del Padre (primera misa); la aparición temporal en la humildad de la carne (segunda misa); el regreso final en el último juicio (tercera misa)  (Liber Sacramentorum).

Un antiguo documento del año 354 llamado el Cronógrafo confirma la existencia en Roma de esta fiesta el 25 de diciembre, que corresponde a la celebración pagana del solsticio de invierno "Natalis solis invicti", esto es, el nacimiento del nuevo sol que, después de la noche más large del año, readquiría nuevo vigor.

Al celebrar en este día el nacimiento de quien es el verdadero Sol, la luz del mundo, que surge de la noche del paganismo, se quiso dar un significado totalmente nuevo a una tradición pagana muy sentída por el pueblo, porque coincidía con las ferias de Saturno, durante las cuales los esclavos recibían dones de sus patrones y se los invitaba a sentarse a su mesa, como libres ciudadanos. Sin embargo, con la tradición cristiana, los regalos de Navidad hacen referencia a los dones de los pastores y de los reyes magos al Niño Jesús.

En oriente se celebraba la fiesta del nacimiento de Cristo el 6 de enero, con el nombre de Epifanía, que quiere decir "manifestación", después la Iglesia oriental acogió la fecha del 25 de diciembre, práctica ya en uso en Antioquía hacia el 376, en tiempo de San Juan Crisóstomo, y en el 380 en Constantinopla. En occidente se introdujo la fiesta de la Epifanía, última del ciclo navideño, para conmemorar la revelación de la divinidad de Cristo al mundo pagano.

Los textos de la liturgia navideña, formulados en una época de reacción contra la herejía trinitaria de Arrio, subrayan con profundidad espiritual y al mismo tiempo con rigor teológico la divinidad y realeza del Niño nacido en el pesebre de Belén, para invitarnos a la adoración del insondable misterio de Dios revestido de carne humana, hijo de la purísima Virgen María.

domingo, 24 de diciembre de 2017

SANTA PAULA ISABEL CERIOLI, FUNDADORA, 24 DICIEMBRE

Paula Isabel Cerioli, Santa
Fundadora, 24 de diciembre


Por: Cristina Huete García // Alban Butler | Fuente: hagiopedia.blogspot.com // Vida de los Santos 



Fundadora

Martirologio Romano: En Comonte, cerca de Bérgamo, en Italia, santa Paula Elisabet (Constanza) Cerioli, la cual, después de la muerte prematura de sus hijos, y habiendo enviudado, fundó el Instituto de Hermanas de la Sagrada Familia, para cuidar de la educación de niños analfabetos y huérfanos sin recursos, y conducirlos con materno gozo hacia Dios († 1865).
Fecha de beatificación: 19 de marzo de 1950 por el Papa Pío XII
Fecha de canonización: 16 de mayo de 2004 por el Papa Juan Pablo II

Breve Biografía

Costanza Onorata Cerioli nació en Soncino (Cremona), en el seno de la noble y rica familia Cerioli. Fue educada por las Hermanas de la Visitación, de Alzano. Aunque se sentía inclinada hacia la vida religiosa, aceptó la decisión de sus padres y se casó en 1835 con Gaetano Buzecchi-Tassis, que tenía 58 años y ella 19. Se fue a vivir a Comonte y aquí tuvo cuatro hijos; pero tres de estos murieron siendo niños. Esto fue para Constanza un duro golpe y llevó con paciencia la prueba y pudo comprobar que la distancia de edad con su marido era excesiva como las diferentes sensibilidades religiosas.

Su marido estaba espiritualmente alejado. Pero ella siempre fue dulce y amable con él hasta su muerte en 1854, que la dejó heredera de una gran fortuna. Dedicó todo su cariño al hijo que le había quedado, Carlo. En esta relación puso en juego toda la original riqueza de su método educativo, que le servirá más adelante como instrumento valioso para su apostolado. Pero su hijo murió a los 16 años. Entonces entró en una crisis existencial, en la que sólo la sostuvo la fuerza de la fe y la ayuda espiritual de dos obispos de Bérgamo.
Su mininsterio se debió a una frase casual del cura de la parroquia de Constanza. Desde el momento en que la escuchó, la rica viuda se llevó a vivir a su casa de Comonte, en Seriate, población de la Lombardía, a dos niños sin padres y formuló la determinación de dedicar su persona, sus medios y energías, al bienestar de los huérfanos y las huérfanas, hijos de campesinos especialmente, los que debían ser educados y adiestrados para la existencia y el trabajo en los campos.
Su primera ayudante, a la que consideró siempre como su mano derecha, era Luisa Corti. Sus consejeros y amigos fieles fueron el canónigo Valsecchi y el obispo de Bérgamo, Mons. Speranza. Por el otro lado estaban los que la consideraban "loca", como se lo dijo el obispo, a lo que ella repuso: "Es verdad que lo estoy; tengo la locura de la cruz". No pasó mucho tiempo sin que se le ofrecieran nuevas manos para ayudar en la obra y, en 1857, Constanza Cerioli hizo sus votos religiosos y tomó el nombre de Paula Isabel; a los pocos meses, el Instituto de la Sagrada Familia fue aprobado. Aumentó y prosperó con tanta rapidez que, en cinco años, se realizó la segunda parte del proyecto de la hermana Paula: una rama de hermanos de la misma congregación para que se hiciesen cargo de los huérfanos, que se estableció en Villa Campagna, cerca de Soncino, bajo la dirección de Juan Capponi, un alto empleado del hospital de Leffe.
Escribió personalmente las Constituciones de ambos Institutos que fueron aprobadas por el obispo de Bérgamo. Murió a los 47 años de una enfermedad cardiaca.

viernes, 22 de diciembre de 2017

SANTA CLOTILDE, 22 DICIEMBRE, LA REINA QUE CONVIRTIÓ A SU ESPOSO


Hoy 22 diciembre conmemoramos a Santa Clotilde, la reina que convirtió a su esposo




 (ACI).- Santa Clotilde es conocida por ser la matriarca de una familia de santos y porque consiguió la conversión al catolicismo de su esposo, el fundador de la nación francesa. Se le conmemora cada 22 de diciembre.

Según la tradición, la Santa era hija del rey de Borgoña y nació en el tiempo de la caída de Roma. Por aquel entonces Europa occidental era arrasada por bárbaros y su padre fue asesinado por un “usurpador”, quien encerró a Clotilde en un castillo. Ella aprovechó este tiempo para la oración y repartir entre los pobres las ayudas que obtenía.

Clodoveo, el rey de los francos, atraído por su belleza y sabiduría envió a uno de sus secretarios para que disfrazado de mendigo hiciera fila para pedir limosna y le propusiera a Clotilde que aceptara un matrimonio en secreto. Aunque este rey no era católico, ella recibió la argolla de matrimonio con el fin de convertirlo al catolicismo.


El rey comunicó al “usurpador” que había contraído nupcias con Clotilde y que debía dejarla partir a Francia. Así sucedió y las fiestas de celebración entre los esposos fueron muy brillantes. Un año después nació el primer hijo y la santa obtuvo de su esposo que le permitiera bautizarlo como católico, pero poco después el pequeño murió.

Clodoveo creyó que eso sucedió por abandonar su religión pagana y se resistió a convertirse. Ella, en cambio, siguió ganando su voluntad con amabilidad y rezando por su conversión. Los alemanes atacaron a Clodoveo y él en la terrible batalla exclamó: "Dios de mi esposa Clotilde, si me concedes la victoria, te ofrezco que me convertiré a tu religión".

De manera inesperada el ejército del rey ganó y más adelante Clodoveo se hizo instruir por el Obispo San Remigio. Es así que en la Navidad de 496 se bautizó con todos los jefes de su gobierno. Desde aquel entonces en la nación francesa se profesó la religión católica.

Por el 511 murió Clodoveo y Santa Clotilde luchó porque reine la paz, pero la ambición del poder hizo que algunos de sus hijos y familiares murieran en las guerras civiles por la sucesión.

Santa Clotilde, desilusionada por tantas guerras, se retiró a Tours y pasó allí el resto de su vida dedicada a la oración y las buenas obras al servicio de los pobres, enfermos y afligidos.

Se dice que sus hijos Clotario y Chidelberto se declararon la guerra y la Santa se dedicó a rezar fervorosamente por la paz entre ellos. Es así que cuando sus ejércitos estaban listos para la batalla, una tormenta espantosa estalló y los combatientes tuvieron que retirarse.

Los hermanos hicieron las paces y fueron ante su madre para prometerle que ya no serían enemigos. Días después, Santa Clotilde partió a la Casa del Padre y sus hijos llevaron su ataúd hasta la tumba del rey Clodoveo.

La biznieta de la Santa llamada Berta se casó con San Ethelbert de Kent, la hija de este matrimonio fue Santa Ethelburga, quien convirtió a su esposo el rey San Edwin.

miércoles, 20 de diciembre de 2017

SANTO DOMINGO DE SILOS, DEFENSOR DE LA JUSTICIA, 20 DICIEMBRE


Hoy 20 diciembre se celebra a santo Domingo de Silos, un gran abad defensor de la justicia




 (ACI).- “El evangelio me lo ha dicho, y a él debo creer – que sólo al que al infierno puede echar el ama, a ese debo temer", le dijo un día Santo Domingo de Silos a un rey que abusaba de su poder. Su fiesta se celebra cada 20 de diciembre. Conozca el por qué muchas madres se encomiendan a él para tener un buen parto.

Domingo de Silos es el primero de varios santos con este nombre, el cual significa “consagrado a Dios”. Nació en la villa de Cañas, entonces reino de Navarra y hoy actual España, por el año 1000. Fue hijo de agricultores y ayudante del párroco del pueblo. Fue ordenado sacerdote a los 26 años, algo considerado muy temprano en aquella época.

Después de una experiencia eremítica, ingresó al monasterio benedictino de San Milán de la Cogolla. Más adelante fue nombrado prior de Santa María de Cañas, donde demostró su habilidad administrativa que hizo prosperar el priorato. Luego lo nombraron prior mayor del monasterio.


Cierta ocasión el rey se presentó en el monasterio buscando abastecerse de sus bienes. Domingo le dijo: "Puedes matar el cuerpo y a la carne hacer sufrir. Pero sobre el alma no tienes ningún poder”. El rey enfurecido logró que el abad lo desterrara al priorato de San Cristóbal o también llamado Tres Celdas.

Posteriormente, el santo va Castilla donde el rey Fernando le ofreció protección y se instaló en una ermita perteneciente al monasterio de San Millán. El rey propuso a Domingo como abad del monasterio de San Sebastián de Silos, que se encontraba en gran declive. La prosperidad empezó a llegar a esa obra por la vida fervorosa que se llevaba en la comunidad y las actividades culturales y artesanas que se realizaban. El monasterio de Silos llegó a ser uno de los más famosos de España.

Santo Domingo logró la liberación de cristianos prisioneros y esclavos de los musulmanes. Sus oraciones a Dios lograban que muchos se curaran. Era bien conocido por ayudar a los necesitados, pero no se dejaba engañar.


Una noche, los ladrones quisieron robarse la cosecha del monasterio. El Santo los dejó trabajar sin hacer nada y cuando ya tenían todo recogido en costales, mandó a los monges con garrotes a decirles que les agradecían por haberlos reemplazado en recoger la cosecha y que se podían ir. A los ladrones, para que no se fueran tristes, les envió como pago de su trabajo un buen desayuno.

Profetizó la fecha de su muerte y un 20 de diciembre de 1073 partió a la Casa del Padre. 96 años después de fallecido se apareció en sueños a la mamá de Santo Domingo de Guzmán para anunciarle que tendría un hijo que sería un gran apóstol. Es por ello que al niño le pusieron de nombre Domingo y por las que muchas embarazadas se encomiendan a Santo Domingo de Silos por un buen parto.

martes, 19 de diciembre de 2017

SAN ANASTASIO I, XXXIX PAPA, 19 DICIEMBRE


Anastasio I, Santo
Anastasio I, Santo


XXXIX Papa, 19 de diciembre


Por: n/a | Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina04 



XXXIX Papa
Martirologio Romano: En Roma, en el cementerio Ponciano, en la vía Portuense, sepultura de san Anastasio I, papa, varón de gran pobreza y de apostólica solicitud, que se opuso firmemente a las doctrinas heréticas († 401)
Breve Biografía

Fue de nación romano; su padre se llamó Máximo. Fue elegido Sumo Pontífice imperando Graciano, y sucedió en la silla apostólica a San Siricio en diciembre del 398. Tuvo el sumo pontificado tres años, diez meses y veinticinco días.

Constituyó que los sacerdotes no estuviesen sentados, sino en pie e inclinados, cuando se leyese o cantase el Evagelio en la Iglesia, y que ningún peregrino, mayormente si era transmarino, fuese admitido en la clerecía si no traía fe de quién era, sellada y firmada de cinco obispos. Esto mandó por los Maniqueos, que entonces eran muy estimados en Africa, y para corromper a los católicos enviaban muchos de los suyos a diversas partes donde pudiesen sembrar sus herejías. Constituyó también que los débiles o mancos, o cualesquiera otros que careciesen de algún miembro, no fuesen clérigos.

Consagró la Iglesia llamada Crescentina en la región segunda, en la via Mamertina. Celebró dos veces órdenes por el mes de diciembre, y ordenó en ellas a 8 presbíteros, 5 diáconos y 10 obispos; y habiendo servido al Señor fielmente (porque no fue digno el mundo de gozarlo mucho tiempo, como dice San Jerónimo, su contemporáneo, pues fue hecho Pontífice por su gran santidad y pobreza apostólica a los 70 años y más de su edad, y también porque en su tiempo no viese rendida a la siempre triunfante Roma, señora del mundo), pasó de esta presente vida a tomar posesión eterna a los 27 de bril del año 401, imperando Graciano, según algunos Arcadio y Honorio.

San Anastasio combatió la herejía donatista en el Africa septentrional y condenó los errores de Orígenes.

Su santo cuerpo fue sepultado en el Cementerio de San Pedro junto al Oso Pleato y estuvo por su muerte vacante la silla aspostólica 21 días.

BEATO URBANO V, PAPA, 19 DICIEMBRE


Urbano V, Beato
Urbano V, Beato


Papa, 19 de Diciembre 


Por: P. Felipe Santos | Fuente: Cathoic.net 



CC Papa

Etimológicamente significa “habitante de la ciudad”. Viene del latín.

Estamos en el año 1370. Es la triste época de los Papas de Avignon simultaneando con los de Roma.

Se les conoce como los desterrados de Avignon, ciudad amurallada y preciosa por su antigüedad y casco histórico.

No le tocaron tiempos fáciles. Este Papa pertenece a los de Avignon. Fue el mejor de los siete que hubo.

Era francés. Estudió y, al acabar, abrazó la vida religiosa con los benedictinos.

Fue una persona digna para la diplomacia, tan importante en aquellos días. Al morir el Papa, lo hicieron en seguida obispo, cardenal y Papa.

¿Qué hizo de especial?

Intentó reformar las costumbres. Le sentaban mal los lujos, invitó a todos los que trabajaban con él a llevar una vida austera. La cultura fue otra de sus grandes preocupaciones.

Se hizo ayudar de los franciscanos y dominicos para que el Evangelio llegase a las tierras de Bulgaria, Ucrania, Bosnia, Albania, Lituania y a Mongolia.

Pero lo que más sobresale en él es que dejó Avignon y se fue al sitio de donde ningún antipapa debería haber salido.

Esto ocurrió en el año 1366, con la oposición del rey francés y de algunos eclesiásticos de renombre.

Todo el mundo cristiano se sintió feliz de su retorno. Y en Roma hubo recibimientos y homenajes como no se puede uno imaginar después de más de 50 años con dos Papas al mismo tiempo.

Necesitaba emplearse a fondo en la ciudad eterna.

Estaba muy abandonada. Fue él quien comenzó la reconstrucción de los monumentos religiosos.

Su estancia o residencia la puso en el Vaticano.

Ante el esplendor que tomaba la ciudad, comenzó el turismo de gente sencilla e ilustre. Santa Brígida le disuadió para que n volviera a Avignon Murió tal día como hoy del 1370.

¡Felicidades a los Urbanos!

jueves, 14 de diciembre de 2017

SAN NEMETALA AL-HARDINI, MONJE LIBANÉS, 14 DICIEMBRE


Hoy 14 de diciembre es la fiesta de San Nemetala Al-Hardini, monje libanés




 (ACI).- San Nemetala Al-Hardini fue un monje del Líbano perteneciente a la Iglesia Católica maronita que se destacó por su incansable vida de oración y penitencia, y por su ferviente devoción a Cristo, la Virgen María y la Eucaristía.

Nació en Hardin, en el norte del Líbano, el año 1808. Su familia maronita lo educó junto a sus cinco hermanos en un profundo amor a Dios y a la Iglesia, por tal motivo, tres de sus hermanos siguieron también la vida monástica o sacerdotal.

Entre 1816 y 1822 inició sus estudios en la escuela católica de los monjes de San Antonio Abad en el pueblo de Houb. En 1828 ingresó al monasterio de San Antonio Ishaia donde adoptó el nombre de P. Nimatullah Kassab Al-Hardini y aprendió el oficio de encuadernación de libros y manuscritos.


Fue ordenado sacerdote en 1833.

Era severo y duro consigo mismo, pero misericordioso e indulgente con sus hermanos. Radical en su opción, concebía la santidad en términos de comunión. Afirmaba: “La primera preocupación de un monje debe ser, día y noche, no herir o afligir a sus hermanos”.

Se hizo miembro del Consejo General de la Orden Maronita tres veces. Aun siendo miembro del Consejo nunca dejó el humilde oficio de la encuadernación. Además, fue también instructor monástico en Kfifan.

Murió en su monasterio de Kfifan en 1858, a la edad de 50 años. Fue beatificado en 1998 y canonizado en 2004. Sus restos incorruptos yacen en el monasterio de Kfifan.

SAN JUAN DE LA CRUZ, 14 DICIEMBRE

Juan de la Cruz, Santo
Memoria Litúrgica, 14 de diciembre


Fuente: Archidiócesis de Madrid 




Presbítero y Doctor de la Iglesia

Martirologio Romano: Memoria de san Juan de la Cruz, presbítero de la Orden de los Carmelitas y doctor de la Iglesia, el cual, por consejo de santa Teresa, fue el primero de los hermanos que emprendió la reforma de la Orden, empeño que sostuvo con muchos trabajos, obras y ásperas tribulaciones, y, como demuestran sus escritos, buscando una vida escondida en Cristo y quemado por la llama de su amor, subió al monte de Dios por la noche oscura, descansando finalmente en el Señor, en Úbeda, de la provincia de Jaén (1591).

Fecha de beatificación: 25 de enero de 1675 por el Papa Clemente X
Fecha de canonización: 27 de diciembre de 1726 por el Papa Benedicto XIII

Etimológicamente: Juan = Dios es misericordioso, es de origen hebreo.

Breve Biografía
Ávila y concretamente Fontiveros fue su patria chica. Luego lo será Castilla y de modo principal Andalucía la tierra de sus amores.

Se llamó Juan Yepes. Nació en 1542 del matrimonio que formaban Gonzalo y Catalina; eran pañeros y vivían pobres. Su padre muere pronto y la viuda se ve obligada a grandes esfuerzos para sacar adelante a sus tres hijos: Francisco, Luis y Juan. Fue inevitable el éxodo cuando se vio que no llegaba la esperada ayuda de los parientes toledanos; Catalina y sus tres hijos marcharon primero a Arévalo y luego a Medina del Campo que es el centro comercial de Castilla. Allí malviven con muchos problemas económicos, arrimando todos el hombro; pero a Juan no le van las manualidades y muestra afición al estudio.

Entra en el Colegio de la Doctrina, siendo acólito de las Agustinas de la Magdalena, donde le conoció don Alonso Álvarez de Toledo quien lo colocó en el hospital de la Concepción y le costea los estudios para sacerdote. Los jesuitas fundan en 1551 su colegio y allí estudió Humanidades. Se distinguió como un discípulo agudo.

Juan eligió la Orden del Carmen; tomó su hábito en 1563 y desde entonces se llamó Juan de Santo Matía; estudia Artes y Teología en la universidad de Salamanca como alumno del colegio que su Orden tiene en la ciudad. El esplendor del claustro es notorio: Mancio, Guevara, Gallo, Luis de León enseñan en ese momento.

En 1567 lo ordenaron sacerdote. Entonces tiene lugar el encuentro fortuito con la madre Teresa en las casas de Blas Medina. Ella ha venido a fundar su segundo "palomarcico", como le gustaba de llamar a sus conventos carmelitas reformados; trae también con ella facultades del General para fundar dos monasterios de frailes reformados y llegó a convencer a Juan para unirlo a la reforma que intentaba salvar el espíritu del Carmelo amenazado por los hombres y por los tiempos. Llegó a exclamar con gozo Teresa ante sus monjas que para empezar la reforma de los frailes ya contaba con "fraile y medio" haciendo con gracia referencia a la corta estatura de Juan; el otro fraile, o fraile entero, era el prior de los carmelitas de Medina, fray Antonio de Heredia.

Inicia su vida de carmelita descalzo en Duruelo y ahora cambia de nombre, adoptando el de Juan de la Cruz. Pasa año y medio de austeridad, alegría, oración y silencio en casa pobre entre las encinas. Luego, la expansión es inevitable; reclaman su presencia en Mancera, Pastrana y el colegio de estudios de Alcalá; ha comenzado la siembra del espíritu carmelitano.

La monja Teresa quiere y busca confesores doctos para sus monjas; ahora dispone de confesores descalzos que entienden -porque lo viven- el mismo espíritu. Por cinco años es Juan el confesor del convento de la Encarnación de Ávila. La confianza que la reformadora tiene en el reformador -aunque posiblemente no llegó a conocer toda la hondura de su alma- se verá de manifiesto en las expresiones que emplea para referirse a él; le llamará "senequita" para referirse a su ciencia, "santico de fray Juan" al hablar de su santidad, previendo que "sus huesecicos harán milagros".

No podía faltar la cruz; llegó del costado que menos cabía esperarla. Fueron los hermanos calzados los que lo tomaron preso, lo llevan preso a Toledo donde vivió nueve meses de durísima prisión. Es la hora de Getsemaní, la noche del alma, un periodo de madurez espiritual del hombre de Dios expresado en sus poemas. Logra escapar en 1578 del encierro de forma dramática, poniendo audacia y ganando confianza en Dios, con una cuerdecilla hecha con pedazos de su hábito y saliendo por el tragaluz.

En los oficios de dirección siempre aparece Juan de la Cruz como un segundón; serán los padres Gracián y Doria quienes se encarguen de la organización, Juan llevará la doctrina y cuidará del espíritu.

Se le ve presente en la serranía de Jaén, confesor de las monjas en Beas de Segura, donde se encuentra la religiosa Ana de Jesús. Después en Baeza; funda el colegio para la formación intelectual de sus frailes junto a la principal universidad andaluza. Y en Granada, en el convento de los Mártires, continuará su trabajo de escritor. En 1586 funda los descalzos de Córdoba, como los de Mancha Real.

Consiliario del padre Doria, en Segovia, por tres años. ¡Cómo no recordar su deseo-exponente de amor rendido- ante la contemplación de un Cristo doliente! "Padecer, Señor, y ser menospreciado por Vos".

En 1591 la presencia de fray Juan de la Cruz empieza a ser non grata ante el padre Doria. La realidad es que está quedando arrinconado y hasta llega a tramarse su expulsión del Carmelo.

Marcha a la serranía de Jaén, en la Peñuela, para no estorbar y se plantea la posibilidad de marchar a las Indias; allí estará más lejos. Es otro tiempo de oración solitaria y sabrosa. La reforma carmelitana vive agitada por el modo de proceder de Doria; a Juan le toca orar, sufrir y callar. Quizá tenga Dios otros planes sobre él y está preparándolo para una etapa mejor.

Aquella inapetencia tan grande provocada por las calenturas persistentes provocó un mimo de Dios haciendo que aparecieran espárragos cuando no era su tiempo para calmar el antojadizo deseo de aquel fraile que iba de camino, sin fuerzas y medio muerto de cansancio, buscando un médico.

Pasó dos meses en Úbeda. No acertó el galeno. Se presentó la erisipela en una pierna; luego vino la septicemia. Y en medio andaban los frailes con frialdad y era notoria la falta de consideración por parte del superior de la casa. Hasta que llegó el 13 de diciembre, cuando era de noche, que marchó al cielo desde el "estercolero del desprecio". Llovía.

Al final de este resumen-recuerdo de un fraile místico que supo y quiso aprovechar el mal para sacar bien, el desprecio de los hombres para hacerse más apreciado de Dios, y el mismo lenguaje para expresar lo inefable de la misteriosa intimidad con Dios con lírica palabra estremecida, pienso que será buen momento para hacer mención de algunas de las obras que le han hecho figura de la cultura hispana del siglo XVI. Subida al Monte Carmelo y Noche oscura del alma que bien pueden considerarse tanto una obra como dos; el Cántico espiritual, Llama de amor viva y algunos poemas y avisos.

Lo canonizaron en 1726. Pío XI lo hizo doctor de la Iglesia en 1926. Su gran conocedor y admirador Juan Pablo II, lo nombró patrono de los poetas

Un fraile de cuerpo entero.

miércoles, 13 de diciembre de 2017

SANTA LUCÍA, MÁRTIR, 13 DICIEMBRE


13 de Diciembre
  Santa Lucía
Mártir
Año 304




Santa Lucía bendita: concédenos desde el cielo 
que nos envíe Dios sus luces para ver siempre 
lo que debemos hacer, decir y evitar, y hacerlo, 
decirlo y evitarlo siempre.

 Lucía significa: "la que lleva luz".
A esta santa la pintan con una bandeja con dos ojos, porque antiguas tradiciones narraban que a ella le habían sacado los ojos por proclamar su fe en Jesucristo.

Nació y murió en Siracusa (ciudad de Italia), en la cual se ha encontrado una lápida del año 380 que dice: "N. N. Murió el día de la fiesta de Santa Lucía, para la cual no hay elogios que sean suficientes". En Roma ya en el siglo VI era muy honrada y el Papa San Gregorio le puso el nombre de esta santa a dos conventos femeninos que él fundó (en el año 590).

Dicen que cuando era muy niña hizo a Dios el voto o juramento de permanecer siempre pura y virgen, pero cuando llegó a la juventud quiso su madre (que era viuda), casarla con un joven pagano. Por aquellos días la mamá enfermó gravemente y Lucía le dijo: "Vamos en peregrinación a la tumba de Santa Águeda. Y si la santa le obtiene la curación, me concederá el permiso para no casarme". La madre aceptó la propuesta. Fueron a la tumba de la santa y la curación se produjo instantáneamente. Desde ese día Lucía obtuvo el permiso de no casarse, y el dinero que tenía ahorrado para el matrimonio lo gastó en ayudar a los pobres.

Pero el joven que se iba a casar con ella, dispuso como venganza acusarla ante el gobernador de que ella era cristiana, lo cual estaba totalmente prohibido en esos tiempos de persecución. Y Lucía fue llamada a juicio.

El juez se dedicó a hacerle indagatorias y trataba de convencerla para que dejara de ser cristiana. Ella le respondió: "Es inútil que insista. Jamás podrá apartarme del amor de mi Señor Jesucristo".

El juez le preguntó: "Y si la sometemos a torturas, será capaz de resistir?".

La jovencita respondió:

"Si, porque los que creemos en Cristo y tratamos de llevar una vida pura tenemos al Espíritu Santo que vive en nosotros y nos da fuerza, inteligencia y valor".

El juez la amenazó con hacerla llevar a una casa de prostitución para ser irrespetada. Ella le respondió: "Aunque el cuerpo sea irrespetado, el alma no se mancha si no acepta ni consiente el mal" (Santo Tomás de Aquino, el gran sabio, admiraba mucho esta respuesta de Santa Lucía)

Trataron de llevarla a una casa de maldad, pero ella se quedó inmóvil en el sitio donde estaba y entre varios hombres no fueron capaces de moverla de allí, la atormentaron, y de un golpe de espalda le cortaron la cabeza.

Mientras la atormentaban, animaba a los presentes a permanecer fieles a la religión de Jesucristo hasta la muerte.

Por siglos ha sido muy invocada para curarse de enfermedades en los ojos.
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