martes, 19 de noviembre de 2013

LA ETERNIDAD ILUMINA Y DA ESPERANZA A LA VIDA TERRENAL

Autor: SS Francisco | Fuente: Catholic.net
La eternidad ilumina y da esperanza a la vida terrenal
Dios es fiel y ama, no puede serlo por tiempo limitado, ¡es para siempre!
 
La eternidad ilumina y da esperanza a la vida terrenal

Fragmento de las palabras del Papa antes del rezo del Ángelus 10 noviembre 2013

¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días!

Los saduceos que negaban la resurrección. (...)

Jesús, siempre dócil y paciente, responde que la vida después de la muerte no tiene los mismos parámetros de aquella terrenal. La vida eterna es otra vida, en otra dimensión. Los resucitados – dice Jesús – serán como los ángeles, y vivirán en un estado diferente, que ahora no podemos experimentar y ni siquiera imaginar. Así lo explica Jesús.

Pero luego Jesús, por así decirlo, pasa al contra ataque. Y lo hace citando la Sagrada Escritura, con una sencillez y una originalidad que nos dejan llenos de admiración ante nuestro Maestro, ¡el único Maestro! Jesús encuentra la prueba de la resurrección en el episodio de Moisés y de la zarza ardiente (cfr Ex 3,1-6), allí donde Dios se revela como el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. El nombre de Dios está ligado a los nombres de los hombres y de las mujeres con los que Èl se liga, y este lazo es más fuerte que la muerte. Y nosotros podemos también decir de la relación de Dios con nosotros, con cada uno de nosotros:¡Èl es nuestro Dios! ¡Èl es el Dios de cada uno de cada uno de nosotros! Como si Èl llevase nuestro nombre. A Èl le gusta decirlo y ésta es la alianza.

He aquí el por qué Jesús afirma: "Porque él no es Dios de muertos, sino de vivientes; todos, en efecto, viven para él" (Lc 20,38). Y éste es el lazo decisivo, la alianza fundamental con Jesús: Èl mismo es la Alianza, Èl mismo es la Vida y la Resurrección, porque con su amor crucificado ha vencido a la muerte.

En Jesús Dios nos dona la vida eterna, la dona a todos, y todos gracias a Èl tienen la esperanza de una vida más verdadera que esta. La vida que Dios nos prepara no es un simple embellecimiento de la actual: ella supera nuestra imaginación, porque Dios nos sorprende continuamente con su amor y con su misericordia.

¡No es esta vida la que hace referencia a la eternidad, a la otra vida, aquella que nos espera, sino es la eternidad que ilumina y da esperanza a la vida terrenal de cada uno de nosotros! Si miramos sólo con el ojo humano, estamos llevados a decir que el camino del hombre va de la vida hacia la muerte. ¡Eso se ve! Pero eso es solamente si lo observamos con el ojo humano. Jesús vuelca esta perspectiva y afirma que nuestra peregrinación va de la muerte a la vida: ¡la vida plena!

Nosotros estamos en camino, en peregrinación hacia la vida plena y aquella vida plena ¡es la que nos ilumina en nuestro camino! Por lo tanto la muerte está detrás, a la espalda, no delante de nosotros. Delante de nosotros está el Dios de los vivos, el Dios de la alianza, el Dios que lleva mi nombre, nuestro nombre.

Como Èl dijo: "Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob", también el Dios con mi nombre. Con tu nombre, con tu nombre, con tu nombre, con nuestro nombre ¡Dios de lo vivos! Está la derrota definitiva del pecado y de la muerte, el inicio de un tiempo nuevo de alegría y de luz sin fin.

Pero ya sobre esta tierra, en la oración, en los Sacramentos, en la fraternidad, encontramos a Jesús y a su amor, y así podemos saborear algo de la vida resucitada. La experiencia que hacemos de su amor y de su fidelidad enciende como un fuego en nuestro corazón y aumenta nuestra fe en la resurrección.

De hecho, si Dios es fiel y ama, no puede serlo por tiempo limitado: ¡la fidelidad es eterna, no puede cambiar, el amor de Dios es eterno, no puede cambiar! No es por tiempo limitado: ¡es para siempre! ¡Es para ir adelante! Èl es fiel para siempre, y espera a cada uno de nosotros, nos acompaña a cada uno de nosotros con esta fidelidad eterna. 

Los Santos de hoy martes 19 de noviembre de 2013

Los Santos de hoy martes 19 de noviembre de 2013
 Abdías, Profeta
19 de noviembre, Siglo V
 Santiago Benfatti, Beato
Obispo, 19 Noviembre
 Santísima Virgen de la Divina Providencia
Advocación Mariana, 19 de noviembre
 Rafael de San José (José Kalinowski), Santo
Presbítero Carmelita, 19 de noviembre
 Matilde de Hakeborn (o de Helfa), Santa
Abadesa y cantante, 19 Noviembre

SANTÍSIMA VIRGEN DE LA DIVINA PROVIDENCIA, ADVOCACIÓN MARIANA, 19 DE NOVIEMBRE

Autor: | Fuente: Corazones.org
Santísima Virgen de la Divina Providencia
Advocación Mariana, 19 de noviembre
 
Santísima Virgen de la Divina Providencia

Patrona de Puerto Rico

La devoción a la Virgen de la Divina Providencia se origina en el siglo XIII en Italia, de donde llegó poco tiempo después a España, en donde se construyó un santuario en Tarragona, Cataluña.

Se dice que el nombre de Divina Providencia, le fue asignado a la Virgen por San Felipe Benicio, quinto superior de los Siervos de María, quien en una ocación en la que él y sus frailes no tenían nada que comer, invocó la protección de su Patrona, al poco tiempo se oyó toques en la puerta del convento, encontrando al abrila dos canastas llenas de alimentos.

La imagen original venerada por los Siervos de María y otras órdenes religiosas italianas, es un hermoso óleo en el que aparece la Virgen con el Divino Niño dormido plácidamente en sus brazos. Se cuenta que el título "de la Divina Providencia", se debe a San Felipe Benicio, quinto superior de los Siervos de María, quien al invocar la protección de la Virgen un día en que sus frailes no tenían nada que comer, encontró a la puerta del convento dos cestas repletas de alimentos sin que se pudiese conocer su procedencia.

La imagen mandada a hacer por Don Gil Esteve fue tallada en Barcelona según el gusto de la época. Es una hermosa imagen sentada, "de ropaje, (es decir, hecha para ser vestida), y estuvo expuesta al culto en la catedral durante 67 años, hasta que en 1920 fue sustituida por otra magnífica talla, toda de madera, que es la imagen de Nuestra Señora de la Divina Providencia más familiar y conocida por las comunidades puertorriqueñas.

María se inclina sobre el Niño, que en total actitud de confianza duerme plácidamente en su regazo. Las manos de la Virgen se unen en oración mientras sostiene suavemente la mano izquierda del Divino Infante. El conjunto sugiere ternura, abandono, devoción y paz.

El Papa Pablo VI declaró a Nuestra Señora Madre de la Divina Providencia, como patrona principal de la isla de Puerto Rico mediante un decreto firmado el 19 de noviembre de 1969. En ese documento se decretó también que la solemnidad de la Virgen debía trasladarse del dos de enero, aniversario de su llegada a la isla, al 19 de noviembre, día en que fue descubierta la isla de Borinquen. Se quiso unir así los dos grandes afectos de los puertorriqueños; el amor por su preciosa isla y el amor por la Madre de Dios.

La talla más antigua, que data del 1853, fue la elegida para ser coronada solemnemente durante la reunión del Consejo Episcopal Latino Americano celebrada en San Juan de Puerto Rico el 5 de noviembre de 1976. La víspera del acontecimiento esta imagen fue vilmente quemada en la Parroquia de Santa Teresita de Santurce. Pero eso no detuvo la solemne coronación, que ocurrió en medio de la emoción y las lágrimas de millares de sus hijos y la presencia de cardenales, arzobispos y obispos venidos de toda Latinoamérica.

La imagen quemada fue enviada a España para ser restaurada. Actualmente espera la construcción del proyectado gran santuario nacional para ser allí colocada 
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