viernes, 21 de abril de 2017

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 21 DE ABRIL DEL 2017


Un encuentro que transforma
San Juan 21, 1-14. Viernes de Octava de Pascua-


Por: H. Rubén Tornero, LC | Fuente: www.missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, gracias por este momento que me regalas. Te necesito, Jesús. Mi alma tiene sed de un amor que no se acabe nunca...mi alma tiene sed de Ti. Creo, Jesús, que puedes y quieres colmar todos los deseos de mi corazón. Confío en que me quieres hacer plenamente feliz. Te amo porque sé que Tú me amas eternamente, y que nada puede cambiar tu amor por mí. Aumenta mi fe para creer realmente en tu poder. Aumente mi confianza para abandonarme sin temor en tus manos amorosas. Aumenta mi amor para que mi corazón se encienda con tu amor y trabaje siempre con pasión, y alegría por la extensión de tu Reino.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Juan 21, 1-14
En aquel tiempo, Jesús se les apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Se les apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás (llamado el Gemelo), Natanael (el de Caná de Galilea), los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos. Simón Pedro les dijo: "Voy a pescar". Ellos le respondieron: "También nosotros vamos contigo". Salieron y se embarcaron, pero aquella noche no pescaron nada.
Estaba amaneciendo, cuando Jesús se apareció en la orilla, pero los discípulos no lo reconocieron. Jesús les dijo: "Muchachos, ¿han pescado algo?". Ellos contestaron: "No". Entonces él les dijo: "Echen la red a la derecha de la barca y encontrarán peces". Así lo hicieron, y luego ya no podían jalar la red por tantos pescados.
Entonces el discípulo a quien amaba Jesús le dijo a Pedro: "Es el Señor". Tan pronto como Simón Pedro oyó decir que era el Señor, se anudó a la cintura la túnica, pues se la había quitado, y se tiró al agua. Los otros discípulos llegaron en la barca, arrastrando la red con los pescados, pues no distaban de tierra más de cien metros.
Tan pronto como saltaron a tierra, vieron unas brasas y sobre ellas un pescado y pan. Jesús les dijo: "Traigan algunos pescados de los que acaban de pescar". Entonces Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red, repleta de pescados grandes. Eran ciento cincuenta y tres, y a pesar de que eran tantos, no se rompió la red. Luego les dijo Jesús: "Vengan a almorzar". Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: '¿Quién eres?', porque ya sabían que era el Señor. Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio y también el pescado.
Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus discípulos después de resucitar de entre los muertos.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Jesús, han pasado ya varios días desde tu resurrección. Los discípulos - comenzando por Pedro - han tenido la oportunidad de verte resucitado en otras dos ocasiones. Han sido testigos del hecho más extraordinario y magnífico de toda la historia. ¿Y qué hacen? Les habías dado la orden de ir a Galilea y permanecer allí hasta que recibieran al Espíritu Santo. Probablemente se hospedaban en casa de Pedro o de algún discípulo. Eran once y no precisamente se alimentaban de aire o de rocío. Salen a pescar. Allí sigue la barca, allí las redes, el mar es el mismo de hace tres años…pero ¿y los discípulos?, ¿todavía son los mismos? No. Desde que Tú, Jesús, predicaste en esa barca, desde que colmaste esas redes, desde que pasaste por la rivera del lago llamándoles por su nombre, ya nada podía ser igual que antes, pues el encuentro contigo les cambió la vida… ¿Y a mí?, ¿también mi vida se transforma cuando Tú y yo nos encontramos?.Mi oración, ¿es realmente un encuentro personal contigo que transforma mi vida?
Van a pescar, intentan volver a hacer aquello a lo que dedicaban su vida antes de conocerte... y no pescan ni un solo pez… pero sí miles de recuerdos. ¿Cómo olvidar la vez que caminaste sobre el agua?; ¿o cuando calmaste la tormenta sólo con tu voz? Fue allí donde todo comenzó, donde unos dejaron redes, otros, a su padre. Fue allí donde todos ellos lo dejaron todo... poco o mucho, pero al fin y al cabo, todo. Es allí donde te vuelven a encontrar, donde sacan fuerzas para emprender la misión que les espera. Antes de salir a anunciar el Evangelio, los haces regresar al lugar donde todo comenzó para que recuperen la frescura de su amor.
¡Yo también quiero regresar a mi amor primero, Señor! ¡Quiero volver a sorprenderme con tu amor! Dame la gracia de que este momento que acabo de pasar contigo renueve mi amor y me configure un poco más contigo.
En aquella exclamación: "¡Es el Señor!", está todo el entusiasmo de la fe pascual, llena de alegría y de asombro, que se opone con fuerza a la confusión, al desaliento, al sentido de impotencia que se había acumulado en el ánimo de los discípulos. La presencia de Jesús resucitado transforma todas las cosas: la oscuridad es vencida por la luz, el trabajo inútil es nuevamente fructuoso y prometedor, el sentido de cansancio y de abandono deja espacio a un nuevo impulso y a la certeza de que Él está con nosotros.
Desde entonces, estos mismos sentimientos animan a la Iglesia, la Comunidad del Resucitado. ¡Todos nosotros somos la comunidad del Resucitado!
(Homilía de S.S. Francisco, 10 de abril de 2016)
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy, en una visita a la Eucaristía, voy a pedirle a Dios que me regale la gracia de encontrarme verdaderamente con Él.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

ORACIÓN A SAN ANSELMO


Oración a San Anselmo


¡Oh bendita entre todas las mujeres,
que vences en pureza a los ángeles,
que superas a los santos en piedad!

Mi espíritu moribundo aspira
a una mirada de tu gran benignidad,
pero se avergüenza al espectro
de tan hermoso brillo.

¡Oh Señora mía!,
yo quisiera suplicarte que,
por una mirada de tu misericordia,
curases las llagas y úlceras
de mis pecados;
pero estoy confuso ante ti
a causa de su infección y suciedad.

Tengo vergüenza,
¡oh Señora mía!,
de mostrarme a ti
en mis impurezas tan horribles,
por temor de que tú
a tu vez tengas horror
de mí a causa de ellas,
y sin embargo, yo no puedo,
desgraciado de mí,
ser visto sin ellas.

Amén.

SAN ANSELMO DE CANTERBURY, DOCTOR DE LA IGLESIA, 21 DE ABRIL


Hoy 21 de abril se celebra a San Anselmo de Canterbury, doctor de la Iglesia

 (ACI).- San Anselmo fue un monje benedictino designado Arzobispo de Canterbury en Inglaterra, proclamado Doctor de la Iglesia en 1720 por el Papa Clemente XI y considerado uno de los más grandes teólogos y filósofos de su tiempo.

Es reconocido como el "padre de la escolástica". Como teólogo se le recuerda por sus importantes obras y su defensa de la Inmaculada Concepción, y como filósofo por su célebre argumento ontológico.


Este santo, que contaba con una piedad y caridad desbordante, es precursor de Santo Tomás de Aquino, pues la Iglesia no había tenido un metafísico de su talla desde la época de San Agustín. Es además, uno de los autores más leídos por maestros de teología durante siglos.

También fue un hábil maestro para sus hermanos de la Orden de San Benito, a quienes impartió teología, y un luchador por conseguir la libertad de la Iglesia a pesar de sufrir destierros.

Nació en el año 1033 en Aosta del Piamonte (Alpes italianos), al interior de una familia noble. Su educación fue encargada a los padres benedictinos, después de sufrir por la excesiva rigurosidad y diversos maltratos de su antiguo maestro laico.  

Tras la muerte de su madre y a consecuencia de una mala relación con su padre, Anselmo abandonó su casa. En 1060, a la edad de 27, ingresó al monasterio de Bec (Normandía) donde se convirtió en discípulo y gran amigo de Lanfranco, Arzobispo de Canterbury.

Tres años más tarde ocupó el cargo de prior del monasterio, después de que Lanfranco fue enviado a hacerse cargo de la abadía de los Hombres (Normandía).

Siendo prior de Bec, Anselmo compuso sus dos obras más conocidas que sirvieron para integrar la filosofía y la teología: El Monologium, (meditaciones sobre las razones de la fe), en el que daba las pruebas metafísicas de la existencia y la naturaleza de Dios, y el Proslogium (la fe que busca la inteligencia) o contemplación de los atributos de Dios.  

Asimismo compuso los tratados de la verdad, la libertad, el origen del mal y el arte de razonar.

En 1078 el santo fue elegido abad de Bec, lo que lo obligaba a viajar con frecuencia a Inglaterra, donde la abadía contaba con algunas propiedades.

Tras la muerte de Lanfranco (1089), Anselmo viajó a Inglaterra donde fue nombrado como Arzobispo el 4 de diciembre de 1093, pese a que en un primer momento el rey Guillermo el Rojo se opuso. Este último fue muy hostil con los católicos de aquella época e incluso desterró a San Anselmo.

San Anselmo pasó un tiempo en el monasterio de Campania (Italia) por razones de salud y allí terminó su famosa obra Cur Deus homo: el más famoso tratado que existe sobre la Encarnación. Después sufriría un destierro más y regresaría a Inglaterra.

Falleció en el año 1109, anciano y debilitado por su edad entre los monjes de Canterbury. Sus últimas palabras antes de morir fueron: "Allí donde están los verdaderos goces celestiales, allí deben estar siempre los deseos de nuestro corazón".

Fue canonizado en 1494. Su fiesta se celebra el 21 de abril. 

PAPA FRANCISCO CONFIRMA QUE CANONIZARÁ A PASTORCITOS DE FÁTIMA EL 13 DE MAYO


Papa Francisco confirma que canonizará a pastorcitos de Fátima el 13 de mayo
Por Miguel Pérez Pichel




VATICANO, 20 Abr. 17 / 04:12 am (ACI).- Los hermanos Jacinta y Francisco Marto, los pastorcitos de Fátima que junto con su prima Lucía fueron testigos de las apariciones de la Virgen en Portugal en 1917, serán canonizados el próximo 13 de mayo.

Así lo confirmó el Papa Francisco durante el Consistorio Ordinario Público para la Canonización de los Beatos, que tuvo lugar en el Vaticano. El Pontífice canonizará a los hermanos Marto durante el viaje que realizará a Fátima los días 12 y 13 de mayo de 2017 con motivo de la conmemoración del centenario de las apariciones de la Virgen María en Cova de Iría.


El pasado 23 de marzo, luego de la reunión entre el Santo Padre y el Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, Cardenal Angelo Amato, se aprobó la promulgación del decreto que reconoce el milagro, la curación de un niño brasileño, atribuido a la intercesión del Beato Francisco Marto y de la Beata Jacinta Marto.

Jacinta nació el 11 de marzo de 1910 y murió el 20 de febrero de 1920, mientras que su hermano Francisco nació el 11 de junio de 1908 y falleció el 4 de abril de 1919. Ambos fueron beatificados por el Papa San Juan Pablo II en el año 2000.


Jacinta, Francisco y Lucía recibieron la visita de la Virgen María en Cova de Iría, en Fátima, entre mayo y octubre de 1917. Jacinta tenía siete años, Francisco nueve y Lucía diez.

La Virgen se les apareció en 6 ocasiones. En la tercera de ellas, la que se produjo el 13 de julio, la Virgen les reveló el Secreto de Fátima. Según las crónicas, Lucía se puso pálida y gritó de miedo llamando a la Virgen por su nombre. Hubo un trueno, y la visión terminó.

Durante el período de tiempo en que se produjeron las apariciones, los tres niños tuvieron que hacer frente a las incomprensiones de sus familias y vecinos, y a la persecución del gobierno portugués, profundamente anticlerical. Pero aceptaron esas dificultades con fe y valentía: “Si nos matan, no importa. Vamos al cielo”, decían.

Tras las apariciones, los tres pastorcitos siguieron su vida normal, hasta la muerte de Francisco y Jacinta.

Francisco mostró un espíritu de amor y reparación para con Dios ofendido, a pesar de su vida tan corta. Su gran preocupación era “consolar a Nuestro Señor”. Pasaba horas pensando en Dios, por lo que siempre fue considerado como un contemplativo.

Su precoz vocación de eremita fue reconocida en el decreto de heroicidad de virtudes, según el cual después de las apariciones “se escondía detrás de los árboles para rezar solo; otras veces subía a los lugares más elevados y solitarios y ahí se entregaba a la oración tan intensamente que no oía las voces de los que lo llamaban”.

La vida de Jacinta se caracterizó por el Espíritu de sacrificio, el amor al Corazón de María, al Santo Padre y a los pecadores. Llevada por la preocupación de la salvación de los pecadores y del desagravio al Corazón Inmaculado de María, de todo ofrecía un sacrificio a Dios.

PAPA FRANCISCO CANONIZARÁ A MÁRTIRES BRASILEÑOS ASESINADOS POR SOLDADOS CALVINISTAS


Papa Francisco canonizará a mártires brasileños asesinados por soldados calvinistas
Por Miguel Pérez Pichel



VATICANO, 20 Abr. 17 / 10:20 am (ACI).- El próximo 15 de octubre de 2017, el Papa Francisco canonizará a los sacerdotes Andrés de Soveral y Ambrosio Francisco Ferro junto al laico Mateus Moreira y otros 27 fieles cristianos asesinados en Brasil por parte de holandeses calvinistas que trataban de erradicar el catolicismo.

El anuncio de la fecha de la canonización, cuya ceremonia tendrá lugar en el Vaticano, se produjo tras el Consistorio Ordinario Público para la Canonización de los Beatos.


Los nuevos santos fueron asesinados en 1645 por soldados holandeses, asentados en el Río Grande del Norte, que trataban de imponer el calvinismo mediante el exterminio de los católicos de origen portugués.

Las matanzas fueron dos: en Cunhaú, el 16 de julio de 1645, en la que murió el Padre Andrea de Soveral; y en Uruaçú, el 3 de octubre de 1645, en la que murió el padre Ambrosio Francisco Ferro. Junto a ellos, perdieron la vida los fieles de sus parroquias.


El padre Andrea de Soveral nació en 1572 en San Vicente, Brasil. Su educación corrió a cargo de la Compañía de Jesús, que dirigía el Colegio del Niño Jesús en el que estudió. Su vínculo con los jesuitas fue tan estrecho que, con 21 años, entró en la Compañía haciendo el Noviciado en el Colegio de Bahía.

Tras finalizar sus estudios en teología, se trasladó a un centro misionero en Pernambuco, donde enseñó catequesis entre las poblaciones originarias. En 1606 se encontraba en la región del Río Grande del Norte, donde continuó con su misión con los pueblos originarios. En 1607 se hizo sacerdote diocesano y párroco de Cunhaú.

El domingo 16 de julio de 1645, durante la celebración de la Misa, un grupo de soldados holandeses entró en el interior de la iglesia y asesinó al Padre Andrea y a casi todos los fieles que asistían a la Misa.

Los relatos de los testigos hablan de una crueldad inusitada por parte de los asesinos, que torturaron a sus víctimas antes de matarlas y se ensañaron de forma especial con el sacerdote.

El Padre Ambrosio Francisco Ferro nació en las islas Azores, Portugal. Se trasladó a Brasil, donde se ordenó sacerdote, y fue nombrado vicario de Río Grande en 1636.

Al enterarse de los asesinatos llevados a cabo por los holandeses calvinistas para erradicar el catolicismo de la región, organizó la huida y refugio de los supervivientes en la Fortaleza de los Reyes Magos, en la aldea de Uruaçú.


El 3 de octubre de 1645, 60 soldados holandeses, junto con 200 indígenas al servicio de los calvinistas, asaltaron la fortaleza y, tras pactar la rendición de los refugiados a cambio de respetar sus vidas, procedieron a ejecutarlos a todos recurriendo, al igual que en Cunhaú, a terribles torturas.

Fue con el laico Mateus Moreira con quien más se ensañaron. Después de mutilarlo atrozmente, intentaron obligarle que blasfemara. Sin embargo, él no sólo no blasfemó, sino que murió gritando “Alabado sea el Santísimo Sacramento”.

Junto a los mártires de Brasil, el 15 de octubre el Santo Padre también canonizará en el Vaticano a Faustino Míguez, sacerdote escolapio, fundador del Instituto Calasanzio de las Hijas de la Divina Pastora; a Angelo da Acri, sacerdote perteneciente a la Orden de Hermanos Menores Capuchinos; y a los niños mártires mexicanos Cristobal, Antonio y Juan.

SANTORAL DE HOY VIERNES 21 DE ABRIL DEL 2017

Juan Saziari, BeatoJuan Saziari, Beato
Religioso Franciscano, Abril 21
Apolonio de Roma, SantoApolonio de Roma, Santo
Mártir, Abril 21
Román Adame Rosales, SantoRomán Adame Rosales, Santo
Presbítero y Mártir Méxicano, 21 de abril
Bartolomé Cerveri, BeatoBartolomé Cerveri, Beato
Sacerdote y Mártir, Abril 21
Anselmo, SantoAnselmo, Santo
Memoria Litúrgica, 21 de abril

CURACIÓN DE UN CÁNCER MAXILOFACIAL, EL MILAGRO DE LA BEATIFICACIÓN DEL P. ORMIÉRES


Curación de un cáncer maxilofacial: el milagro de la beatificación del P. Ormières




MADRID, 20 Abr. 17 / 08:57 am (ACI).- Celina Sánchez del Río es religiosa de las Hermanas del Ángel de la Guarda, tiene 80 años y en 2001 le diagnosticaron un carcinoma maxilofacial para el que no había cura, pero su fe en la oración y la intercesión del P. Luis Ormières hizo que el cáncer desapareciera de manera total y milagrosa.

El P. Luis Ormières, fundador de la Congregación de Hermanas del Ángel de la Guarda, será beatificado el 22 de abril en la catedral de Oviedo (España), a pocos kilómetros de la ciudad de Gijón por el Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.


Según cuenta la hermana Celina Sánchez, en la web de las Hermanas del Ángel de la Guarda, desde pequeña respiró el espíritu de la congregación ya que fue alumna del colegio que esta tiene en Gijón (España). Allí descubrió su vocación y posteriormente fue profesora en el centro durante 17 años. 

El colegio de las Hermanas del Ángel de la Guarda en Gijón (España) es muy especial porque allí murió en 1890 el P. Luis Ormières, fundador de la Congregación de las Hermanas del Santo Ángel.

En el año 2001, cuando la hermana Celina vivía en el municipio español de Palencia, le diagnosticaron un carcinoma maxilofacial. “En cuanto empecé a encontrarme mal me encomendé a él (P. Luis Ormières) junto a toda la congregación. Oramos mucho”, asegura la religiosa.

Durante seis años, tanto la hermana Celina como toda su comunidad rezaron sin cansarse, la operaron en tres ocasiones y en cada una de estas intervenciones el cáncer persistía.

De hecho, según cuenta ella misma en una entrevista concedida a Canal Extremadura Radio, “al hacerme las operaciones se me hacía un orificio cada vez mayor en el paladar porque me operaban por ahí”.

En el año 2007, la destinaron a Madrid, donde siguió su tratamiento con un nuevo médico. “Me hizo una biopsia y me dijo que ya no tenía cáncer y que el agujero del paladar se había cerrado, y cito textualmente al médico, ‘de manera espontánea’”.

Posteriormente se abrió una comisión en el Arzobispado de Madrid para investigar su curación. “Se formó un tribunal de médicos y teólogos. Lo estudiaron durante 4 años y testificamos todas las personas que tuvimos parte y que me habían visto sufrir, como los médicos, enfermeras, personas cercanas…”, explica.

Los miembros del tribunal también preguntaron a la religiosa si había rezado mucho y a quién para curarse.

Según explica, la hermana Celina se siente “curada por la oración de toda la comunidad porque desde que me dijeron que tenía cáncer la congregación, los alumnos y todas las personas conocidas rezaron por mí porque nos propusimos continuar con el proceso de beatificación del Padre fundador”.

Una vez que en la Archidiócesis de Madrid se ratificó que esa curación era inexplicable para la ciencia, su caso pasó al Vaticano donde también lo examinó otro tribunal de 7 teólogos y doctores que “concluyeron que no había explicación clínica ni científica posible”.

El pasado 14 de enero de 2016, el Papa Francisco concedió la beatificación al P. Ormières.

En el proceso de beatificación es necesario que el candidato interceda ante Dios para lograr un milagro y, en este caso según explica la religiosa: “Este milagro se realizó en mi”.

“Al curarme me pregunté ‘¿por qué a mí?’ Pero sobre todo ‘¿para qué a mí?’ Creo que mi vida ha de responder a ese milagro viviendo día a día con una respuesta a Dios más exigente y llena, comprometida, eso es lo fuerte del milagro para mi”, expresa.
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