sábado, 29 de octubre de 2016

EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 29 DE OCTUBRE DEL 2016


El honor del último lugar.
Lucas 14, 1. 7-11. Sábado XXX.Tiempo Ordinario. Ciclo C. Todo el que se ensalce, será humillado


Por: H Javier Castellanos LC | Fuente: www.missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
En esta oración me encuentro cerca de Ti, Señor. Creo en Ti, confío en Ti y te amo, pero ayúdame a crecer en la fe, en la esperanza y en la caridad. Que la fe me permita descubrir tu grandeza. Que la esperanza me ayude a confiar en tu bondad. Que la caridad me mueva a darlo todo por Ti y por mis hermanos. Amén.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san  Lucas 14, 1. 7-11
Un sábado, Jesús fue a comer en casa de uno de los jefes de los fariseos, y éstos estaban espiándolo. Mirando cómo los convidados escogían los primeros lugares, les dijo esta parábola:
 “Cuando te inviten a un banquete de bodas, no te sientes en el lugar principal, no sea que haya algún otro invitado más importante que tú, y el que los invitó a los dos venga a decirte: ‘Déjale el lugar a éste’, y tengas que ir a ocupar, lleno de vergüenza, el último asiento. Por el contrario, cuando te inviten, ocupa el último lugar, para que, cuando venga el que te invitó, te diga: ‘Amigo, acércate a la cabecera’. Entonces te verás honrado en  presencia de todos los convidados. Porque el que se engrandece a sí mismo, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
“…Para que, cuando venga el que te invitó, te diga: ‘Amigo, acércate a la cabecera’”. En esta frase se encuentra condensado todo el sentido del Evangelio de hoy. Cristo quiere decirnos que el honor más grande en la vida cristiana no consiste en un puesto. Él mismo es el mayor honor que podemos tener en la vida.
El Señor nos ha invitado a un banquete de bodas, y lo propio de una invitación es ser gratuita. Sólo los novios tienen el “derecho” de la fiesta, todos los demás participan porque han pensado en ellos. La invitación se recibe por razón de un amor o una amistad particular, sin fijarse en méritos. Dios nos ha invitado a las bodas de su Hijo, y ya eso es honor suficiente para cada bautizado. ¡Si pensáramos qué dignidad ser invitados especiales de Dios!
Conforme hemos crecido en la vida cristiana, Dios ha pasado por cada una de las mesas y a cada uno nos dice las mismas palabras: “Amigo, acércate a la cabecera”. Nos llama amigos, ¡sus amigos íntimos!, y nos da un honor aún más grande: acercarnos a la cabecera. De nuevo, no se trata de un puesto, sino de estar cerca de Él. Y aquí termina la parábola; la realidad es mucho más maravillosa porque Cristo nos invita a la cabecera en cada comunión, y ya no es Él solo el novio de las bodas. Se convierte en nuestro alimento, nos da el lugar principal, porque quiere que cada cristiano participe de la misma alegría que Él siente. Y quiere que la experimentemos desde dentro, en el fondo de nuestro corazón.
 “El que se humilla, será engrandecido”. Aquí es donde la humildad brilla con mayor claridad aún. Al inicio de la misa reconocemos nuestro pecado y pedimos perdón por ofender a un Dios que nos ha dado tanta dignidad. ¡Cuánto nos ha engrandecido el Señor, sabiendo que como hombres pecadores éramos los últimos, los más indignos de su predilección! Cuánta gratitud y humildad debe surgir en nuestra alma cada vez que nos acercamos al Banquete del Señor.
“Con esta recomendación, Jesús no pretende dar normas de comportamiento social, sino una lección sobre el valor de la humildad. La historia enseña que el orgullo, el arribismo, la vanidad y la ostentación son la causa de muchos males. Y Jesús nos hace entender la necesidad de elegir el último lugar, es decir, de buscar la pequeñez y pasar desapercibidos: la humildad. Cuando nos ponemos ante Dios en esta dimensión de humildad, Dios nos exalta, se inclina hacia nosotros para elevarnos hacia Él”.
 (Homilía de S.S. Francisco, 28 de agosto de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Voy a preparar mi alma para la misa del domingo. Si veo que no estoy en buena condición espiritual, buscaré la confesión, o bien, dedicaré un rato especial de oración, hoy, para ser consciente del don de la Eucaristía.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

BEATO MIGUEL RÚA, EL PROFÉTICO BRAZO DE DON BOSCO, 29 DE OCTUBRE


Hoy 29 de octubre se recuerda al Beato Miguel Rúa, el profético “brazo derecho” de Don Bosco

 (ACI).- “Si Dios me dijera hágame una lista de las mejores cualidades que quiere para sus religiosos, yo no sé qué cualidades me atrevería a decir, que ya no las tenga Miguel Rúa”, dijo una vez San Juan Bosco del que sería su primer sucesor el Beato Miguel Rúa, a quien le dio una profecía que marcaría su vida.

Don Rúa nació en Turín (Italia) en 1837. A los ocho años murió su padre y con el cuidado de su madre realizó los estudios primarios y de catecismo en una escuela local. Luego pasó con los hermanos de las Escuelas Cristianas, donde conoció a Don Bosco que iba a confesar semanalmente a los alumnos.

Los muchachos se juntaban con alegría para jugar con el santo sacerdote y para pedirle alguna estampa o medalla. En una ocasión, cuando Miguel Rúa se le acercó, Don Bosco no le dio nada, sino que extendió su mano izquierda, mientras que con la derecha hacía como que la cortaba y le dijo: "Toma, Miguelín, toma: nosotros dos haremos las cosas a medias".


El pequeño no entendió nada en ese momento, pero lo comprendería después. Miguel conoció más la obra que el Santo sacerdote estaba iniciando, poco a poco se convirtió en el asistente del fundador e ingresó como interno al Oratorio.

En una ocasión San Juan Bosco hizo una votación entre sus chicos, quienes eligieron a Santo Domingo Savio como el más simpático y buen compañero, mientras que de Miguel Rúa dijeron que era el más santo y piadoso de los oratorianos.

El joven Rúa fue uno de los primeros en hacerse salesiano y su comunidad lo eligió director espiritual. También llegó a ser el primer hijo de Don Bosco en ser ordenado sacerdote.

Don Bosco le empezó a dar cargos importantes como el ser director del Colegio de Mirabello, prefecto de la casa de Turín, encargado de los asuntos administrativos y de los talleres, la responsabilidad de la edificación del Santuario de María Auxiliadora e inspector provincial de los Colegios entre 1870 y 1872.


Miguel además colaboró de cerca en el inicio de las Hijas de María Auxiliadora y los Salesianos Cooperadores. Con el tiempo se fue cumpliendo el todo “a medias” que Don Bosco le había predicho hasta el punto que el Santo de los jóvenes no tomaba resoluciones sin el visto bueno de Don Rúa.


San Juan Bosco al final de su vida decía: "Si el Padre Rúa quisiera hacer milagros, los haría, porque tiene la virtud suficiente para conseguirlos". Cuando murió el fundador, el Beato Miguel Rúa le sucedió en el cargo y la presencia salesiana se empezó a ampliar fuertemente en el mundo.

Siempre vivió pobremente, pidió mucho, pero no para sí mismo. Se conformaba con el último lugar, la última sotana, el último pan. Se caracterizó por su bondad y su amor a la Santísima Virgen María. Quienes entraban en contacto con él decían que era como Don Bosco.

Partió a la Casa del Padre el 6 de abril de 1910, fue beatificado por el Beato Pablo VI en 1972 y su fiesta se celebra cada 29 de octubre. Don Bosco y Don Rua finalmente compartieron todo: las responsabilidades, la espiritualidad, los sufrimientos y las alegrías por el Señor al servicio de los jóvenes.

SANTORAL DE HOY SÁBADO 29 DE OCTUBRE DEL 2016

Hermelinda de Brabante, SantaHermelinda de Brabante, Santa
Reclusa, 29 de octubre
Victoria Arregui Guinea, BeataVictoria Arregui Guinea, Beata
Religiosa y Mártir, 29 de octubre
Joaquina Rey Aguirre, BeataJoaquina Rey Aguirre, Beata
Religiosa y Mártir, 29 de octubre
Honorato de Vercelli, SantoHonorato de Vercelli, Santo
Obispo, 29 Octubre
Cayetano (Gaetano) Errico, SantoCayetano (Gaetano) Errico, Santo
Sacerdote y Fundador, 29 de octubre
Abraham Kidunaia de Edesa, SantoAbraham Kidunaia de Edesa, Santo
Anacoreta, 29 de octubre
Narciso de Jerusalén, SantoNarciso de Jerusalén, Santo
Obispo, 29 de octubre
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