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martes, 4 de febrero de 2020

SANTA CATALINA DE RICCI, VIRGEN, 4 DE FEBRERO

Catalina de Ricci, Santa
Virgen, 4 de febrero


Por: Nicola Gori | Fuente: catholic.net



Virgen
Martirologio Romano: En Prato, de la Toscana, santa Catalina de’ Ricci, virgen, de la Tercera Orden Regular de Santo Domingo, que se dedicó de lleno a la restauración de la religión y por su asidua meditación de los misterios de la pasión de Jesucristo, obtuvo experimentarla de alguna manera (1590).

Fecha de canonización: 29 de junio de 1746 por el Papa Benedicto XIV.

Breve Biografía

El 23 de abril de 1522 nace en Florencia, Alejandra Lucrecia Rómola, hija de la noble familia de´ Ricci, que tuvo mucho poder y importancia en la ciudad.

Muerta su madre cuando ella era todavía muy niña, quedó bajo el cuidado de una madrastra. Poco después la puso su padre en el convento de las monjas de Monteceli donde estaba una tía suya. Allí recibe su primera educación y sobresale por su aplicación en los estudios.

A la niña le gustan los relatos de la Pasión de Cristo. Celeberrimo es el Crucifijo que se venera en aquel monasterio y que desde entonces se llama el Crucifijo de la Alejandrina.

A los doce años participa en un retiro en la comunidad del monasterio de san Vicente Ferrer en Prato, perteneciente a la Tercera Orden Regular de Santo Domingo.

Queda impactada por el estilo de vida y trabajo de las hermanas y pide la admisión en la comunidad. Cuando su padre fue a buscarla para volverla a casa, no quiso ir. El lunes de Pentecostés, 18 de mayo de 1535, a los trece años, tomó el hábito de terciaria de Santo Domingo, de manos de su tío Timoteo de´ Ricci O.P., mudando el nombre de Alejandrina por el de Catalina.

Profesó al año siguiente y io en tal forma a la contemplación, singularmente de la Pasión del Señor, que de ordinario estaba abstraída de los sentidos. Por su gran humildad, siempre se puso bajo la obediencia de los superiores.

Dotada de natural prudencia, fue superiora dieciocho años, ganando mucho las religiosas en lo espiritual y en lo temporal por las muchas limosnas que le enviaban, con lo que pudo acabar la fábrica del convento y acoger muchas jóvenes.

Piensese que Catalina era Madre Priora de una comunidad de, por lo menos, 120 monjas y que en unos años llegó a contar hasta 160 religiosas... Durante doce años, 1542-1554, revivió en su cuerpo las llagas del Crucificado y la Pasión del Señor.

Poco después de su profesión, el Señor vino a visitarla enviándole una terrible y múltiple enfermedad, ya que fueron varias las dolencias que a la vez afligían su débil cuerpo. Las mismas religiosas y los médicos quedaban admirados cómo era posible que pudiera resistir tanto dolor de todo tipo.

Se le apareció un alma beata de su Orden, hizo sobre ella la señal de la cruz y quedó curada por varios años. Durante estos atroces tormentos tenía una medicina que la curaba, por lo menos le daba paz y alivio: Era el meditar en la Pasión del Señor, en los muchos dolores que Él sufrió por nosotros... Meditaba paso a paso, en toda su viveza y a veces se le manifestaba el Señor bien con la Cruz a cuestas, bien coronado de espinas o clavado en la Cruz.

Recibió muchos dones y regalos del cielo: revelaciones, gracias de profecía y milagros, el don de leer los corazones... Luces especiales en los más delicados asuntos de los que ella nada sabía. Por ello acudieron a consultarla Papas, cardenales, los principes de Florencia, el Hijo del Rey de Baviera, igual que personas sencillas y humildes.

A todos atendía con gran bondad y humildad ya que se veía anonada por sus miserias y se sentía la más pecadora de los mortales. Tuvo gran amistad y correspondencia con San Carlos Borromeo, San Felipe Neri, San Pío V y Santa María Magdalena de´ Pazzi.

El día Primero de febrero de 1590 recibió los santos sacramentos. Recibió el viático de rodillas, su rostro se resplandecía como él de un ángel.
Llamó después a las religiosas, les hizo una exhortación al amor de Dios y a la observancia regular, poniéndose de nuevo en oración hasta la noche. Muriò poco después, era el día dos de febrero del año 1590 y toda la ciudad de Prato se conmovió.

Fue beatificada por Clemente XII el 23 de noviembre de 1732 y canonizada por Benedicto XIV el 29 de Junio de 1746. Catalina es también compatrona de la ciudad y diocesis de Prato en Italia, y en Guantánamo, desde 1836, una parroquía está dedicada a ella (hoy catedral).

Llena del fuego del Espíritu Santo buscó incansablemente la gloria del Señor. Promovió la reforma de la vida regular, inspirada especialmente por fray Jerónimo Savonarola, a quien admiraba con agradecido afecto. Su amor a la Pasión del Señor la llevó a componer el "Cántico de la Pasión", una meditación reposada sobre los sufrimientos de Cristo.

Debemos a su maestra, Sor María Magdalena Strozzi, si Catalina empezò a escribir sus extraordinarias experiencias místicas. Una muchedumbre de "Cartas" son muestra de su profundo itinerario en el Espíritu. Trabajó con solicitud en la atención de enfermos, hermanas o laicos. La extraordinaria abundancia de carismas celestiales, junto con una exquisita prudencia y especial sentido práctico, hicieron de ella la superiora ideal.

El cuerpo incorrupto de la santa se venera en la Basilica menor de San Vicente Ferrer y Santa Catalina de´ Ricci en Prato, donde las monjas dominicas siguen viviendo su espiritualidad y su mensaje de amor.

sábado, 4 de febrero de 2017

ORACIÓN A SANTA CATALINA DE RICCI


Oración a Santa Catalina de Ricci

Señor Dios todopoderoso, 
que nos has revelado que el amor de Dios 
y al prójimo es el compendio de toda tu ley, 
imitando la caridad de Santa Catalina de Ricci, 
podamos estar entre los elegidos de tu Reino. 

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

Amén

SANTA CATALINA DE RICCI, 4 DE FEBRERO


Hoy 4 de febrero es la fiesta de Santa Catalina de Ricci, religiosa que llevó las llagas de Cristo


 (ACI).- Santa Catalina de Ricci fue una monja dominica de Italia que recibió las marcas de la Pasión de Cristo en su cuerpo entre 1542 y 1554, y que fue conocida por su vida milagrosa y mística en un tiempo de profunda reforma para la Iglesia, la reforma decretada por el Concilio de Trento.

La Orden de Predicadores la recuerda porque solía entrar en éxtasis todas las semanas, desde el mediodía del jueves hasta las cuatro de la tarde del sábado, por varios años. En medio del éxtasis vivió las etapas de la Pasión de Cristo, dando a conocer luego el sufrimiento de la Virgen María al presenciarlas.

Santa Catalina de Ricci nació en Florencia el 23 de abril de 1522. A los doce años, en 1534, participó en un retiro en el convento de San Vicente de las Hermanas de la Tercera Orden de Santo Domingo en la ciudad de Prato (cerca de Florencia), y quedó impactada por el estilo de vida de estricta observancia.

En 1535 pidió ser admitida en la comunidad y tomó el hábito. Y al año siguiente profesó sus votos solemnes.

Durante su noviciado y por cuatro años, luego de su profesión religiosa, ella estuvo expuesta a humillantes aflicciones de la comunidad, debido a la errada comprensión de algunos de los dones supernaturales que ella recibió; no obstante, su santidad y humildad finalmente vencieron.

Tiempo después fue asignada como superiora a los 25 años, cargo que cumplió hasta el día de su muerte.

Santa Catalina de Ricci vivió en una época de grandes santos. Entre sus contemporáneos se encuentra San Carlos Borromeo, San Felipe Neri y Santa Maria Magdalena de Pazzi.

Falleció el 2 de febrero de 1590 después de una larga y dolorosa enfermedad, a la edad de 68 años. 

Fue beatificada en 1732 por el Papa Clemente XII y canonizada por el Papa Benedicto XIV en 1746.

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Santa Catalina de Ricci, Virgen
4 de Febrero


El 23 de abril de 1522 nacía en Florencia, Toscana-Italia, la futura santa Catalina aunque al ser bautizada le fue impuesto el nombre de Alejandra. Sus padres, que se llamaban Francisco y Catalina, eran buenos cristianos y pertenecientes más bien a la aristocracia de la ciudad. Poco después de nacer Alejandra, murió su madre y su padre contrajo segundas nupcias.

Cuando tenía diez años fue internada por su padre en el Monasterio de Monticelli donde estaba de religiosa su tía Luisa Ricci. Muy pronto quedaron profundamente admiradas las religiosas al descubrir las muchas y profundas virtudes que adornaban su alma.

A los trece años volvió a la casa paterna siguiendo casi la misma vida que llevara en el internado, pero al poco tiempo y con la aprobación paterna, ingreó al Convento de San Vicente de Prato y vistió el hábito de la Orden dominicana y al año siguiente emitió los votos religiosos con gran gozo de su alma y de todas las religiosas ya que todas sabían apreciar el gran regalo que les había hecho la Divina Providencia al enviarles esta perla de criatura.

Al poco tiempo de profesar sus votos, la santa enfermó gravemente, al punto de que su vida corría peligro. Los tormentos que azotaron su cuerpo por causa de la enfermedad, los ofrecía y soportaba con paciencia y humildad, y sobre todo meditando en la Pasión y Muerte de Jesucriso.

Recibió muchos dones y regalos del cielo: Revelaciones, gracias de profecía y milagros... Luces especiales en los más delicados asuntos de los que ella nada sabía. Por ello acudieron a consultarla Papas, cardenales y grandes de la tierra igual que personas sencillas y humildes. A todos atendía con gran bondad y humildad ya que se veía anonada por sus miserias y se sentía la más pecadora de los mortales. El 2 de febrero de 1590 expiró en el Señor.
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