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miércoles, 23 de noviembre de 2016

BEATO P. MIGUEL PRO, MÁRTIR DE LA GUERRA CRISTERA EN MÉXICO


Hoy 23 de noviembre se recuerda al Beato P. Miguel Pro, mártir de la Guerra Cristera en México


 (ACI).- Miguel Agustín Pro nació en 1891, en Zacatecas, México, en una familia acomodada. Creció recorriendo las minas y compartiendo con los trabajadores. Tenía un gran sentido del humor y talento para hacer caricaturas.

Cuando sus dos hermanas entraron a la vida religiosa, su madre, al ver que Miguel se sintió muy triste, lo invitó a un retiro y de allí salió decidido a ser sacerdote jesuita.

A sus 20 años ingresó al seminario y con el paso del tiempo, ante la situación cada vez más difícil que vivían los católicos, él y sus compañeros fueron enviados a estudiar a California. Posteriormente partieron a España y fue ordenado sacerdote en 1925.

Cuando retornó a México, encontró un país devastado en el que los cristianos resistían los abusos del gobierno. Entonces inició un trabajo pastoral parecido al de la Iglesia primitiva.


Organizó estaciones ocultas de comunión, que los primeros viernes sobrepasaban los 1200. Se celebraban Misas y adoraciones Eucarísticas secretas, en la que participaban ricos y pobres.

El presidente Calles y la policía buscaban acabar con estas organizaciones. Arrestaban a los líderes y practicantes católicos, los torturaban y mataban. Pero el P. Pro se las ingeniaba para escabullirse.

Un día, mientras la policía lo buscaba por las casas para matarlo, él dictaba conferencias espirituales en un teatro a más de un centenar de muchachas del servicio y ninguna de ellas dijo dónde estaba el presbítero.

Otra ocasión, el P. Pro iba en un taxi y se dio cuenta que lo seguían, entonces pidió al taxista que siga avanzando, mientras él disimuladamente se lanzaba a la calle. Luego se puso a caminar como borracho para despistar a las autoridades, quienes lo reconocieron cuando el Beato ya se les había escapado.

El P. Pro se convirtió en el líder principal del movimiento, que tenía como lema “Viva Cristo Rey”. Por ello, el Presidente Calles lo mandó a arrestar con acusaciones falsas. Finalmente, para evitar que se matara a católicos presos, el sacerdote se entregó.


El 23 de noviembre de 1927 le dijeron que expusiera su último deseo. El P. Pro negó los cargos de complot que se le imputaban, pidió unos momentos para rezar, se arrodilló y, entre otras cosas, dijo: Señor, Tú sabes que soy inocente. Perdono de corazón a mis enemigos". 

Antes de ser fusilado, extendió los brazos en cruz con el Santo Rosario en una mano y el crucifijo en la otra. Luego gritó: “¡Viva Cristo Rey!” Le dispararon y cayó por tierra el cuerpo del valiente mártir de la guerra cristera. Fue beatificado por San Juan Pablo II en 1988.

lunes, 14 de noviembre de 2016

HOY 14 DE NOVIEMBRE SE INICIA LA NOVENA AL BEATO P.MIGUEL PRO, MÁRTIR DE LA GUERRA CRISTERA


Hoy 14 de noviembre  inicia la novena al Beato P. Miguel Pro, mártir de la Guerra Cristera en México


 (ACI).- “¡Viva Cristo Rey!”, fueron las últimas palabras del Beato Miguel Pro, sacerdote jesuita que murió fusilado en 1927 por odio a la feo durante la Guerra Cristera en México. Cercanos a su conmemoración que se celebra cada 23 de noviembre, aquí una novena para pedir su intercesión.




Primer día de la Novena al Beato P. Miguel Pro


En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén


Acto de Contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.

Oración inicial para todos los días

Dios nuestro, Padre bueno, te damos gracias por habernos dado a Jesús, tu Hijo, como compañero de nuestra vida, como Maestro y Redentor: y por haber concedido al Padre Miguel Agustín Pro vivir y morir buscando tu mayor gloria y el bien de sus hermanos, los hombres y mujeres de México y del mundo.

Oración del primer día

Te damos gracias, Dios, por la familia en que hiciste nacer y crecer al Beato Miguel Agustín. Por su padre, Miguel Pro; por su madre, Josefina Juárez; por sus hermanos María de la Luz y María Concepción, Humberto y Roberto; por haber compartido con ellos un ambiente familiar sencillo y alegre, y una educación exigente y cariñosa, tanto en las épocas de bonanza como en las difíciles.

Te pedimos por todas las familias del mundo, especialmente por las que pasan más necesidad. Concédeles lograr, con su trabajo honrado, tener lo necesario para vivir y para educar a sus hijos, de modo que cada persona pueda seguir su propia vocación. Por Cristo, nuestro Señor. Amén.

Se dicen las peticiones personales y luego se reza un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Oración final para todos los días

Dios y Padre nuestro, que concediste a tu siervo Miguel Agustín en su vida y en su martirio buscar ardientemente tu mayor gloria y la salvación de los hombres, concédenos, a ejemplo suyo, servirte y glorificarte cumpliendo nuestras obligaciones diarias con fidelidad y alegría y ayudando eficazmente a nuestros prójimos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.



Segundo día de la Novena al Beato P. Miguel Pro


En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Acto de Contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.

Oración inicial para todos los días

Dios nuestro, Padre bueno, te damos gracias por habernos dado a Jesús, tu Hijo, como compañero de nuestra vida, como Maestro y Redentor: y por haber concedido al Padre Miguel Agustín Pro vivir y morir buscando tu mayor gloria y el bien de sus hermanos, los hombres y mujeres de México y del mundo.

Oración del segundo día

Te damos gracias, Señor, por haber hecho comprender al Padre Pro "¡qué requetebueno es mi Padre Dios!" Esta convicción lo ayudó en horas diles de su familia, en decidir seguir la vocación en la Compañía de Jesús, en sus enfermedades y operaciones...

Concédenos a todos, por intercesión del Beato Miguel Agustín, saber agradecer los dones de la vida y de la fe en tu providencia. Sabemos y confiamos que tú dispones de todo para nuestro bien. Por Cristo, nuestro Señor.

Se dicen las peticiones personales y luego se reza un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Oración final para todos los días

Dios y Padre nuestro, que concediste a tu siervo Miguel Agustín en su vida y en su martirio buscar ardientemente tu mayor gloria y la salvación de los hombres, concédenos, a ejemplo suyo, servirte y glorificarte cumpliendo nuestras obligaciones diarias con fidelidad y alegría y ayudando eficazmente a nuestros prójimos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.




Tercer día de la Novena al Beato P. Miguel Pro

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Acto de Contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.

Oración inicial para todos los días

Dios nuestro, Padre bueno, te damos gracias por habernos dado a Jesús, tu Hijo, como compañero de nuestra vida, como Maestro y Redentor: y por haber concedido al Padre Miguel Agustín Pro vivir y morir buscando tu mayor gloria y el bien de sus hermanos, los hombres y mujeres de México y del mundo.

Oración del tercer día

Te damos gracias por el amor que inspiraste al Beato Miguel Agustín hacía tu Hijo Jesucristo, y por la ayuda que encontró en el simbolismo de su Corazón traspasado, abierto para siempre como manantial de vida, de paz, de fortaleza...

Enséñanos a decir la oración con que terminaba una carta:

"Corazón de Jesús, te amo, pero aumenta mí amor.
Corazón de Jesús, en ti confío, pero vigoriza mi esperanza.
Corazón de Jesús, te entrego mi corazón, mas enciérralo tan profundamente en el tuyo que no pueda ya separarse de él jamás.
Corazón de Jesús, soy todo tuyo, pero custodia mi promesa a fin de que pueda ponerla en práctica hasta el total sacrificio de mi vida".  Amén.

Se dicen las peticiones personales y luego se reza un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Oración final para todos los días

Dios y Padre nuestro, que concediste a tu siervo Miguel Agustín en su vida y en su martirio buscar ardientemente tu mayor gloria y la salvación de los hombres, concédenos, a ejemplo suyo, servirte y glorificarte cumpliendo nuestras obligaciones diarias con fidelidad y alegría y ayudando eficazmente a nuestros prójimos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.




Cuarto día de la Novena al Beato P. Miguel Pro

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Acto de Contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.

Oración inicial para todos los días

Dios nuestro, Padre bueno, te damos gracias por habernos dado a Jesús, tu Hijo, como compañero de nuestra vida, como Maestro y Redentor: y por haber concedido al Padre Miguel Agustín Pro vivir y morir buscando tu mayor gloria y el bien de sus hermanos, los hombres y mujeres de México y del mundo.

Oración del cuarto día

Te damos gracias, Señor, por la devoción tierna y filial hacia tu Madre Santísima que concediste al Beato Miguel Agustín, y por su amor fuerte, reflejado en su oración a la Virgen de los Dolores, escrita pocos días antes de su fusilamiento.

Concédenos a todos, por intercesión de tu siervo Miguel Agustín, una sincera devoción a la Madre de tu Hijo, que nos acompañe, como lo pedimos en el Avemaría, "ahora y en la hora de nuestra muerte". Por Cristo, nuestro Señor.

Se dicen las peticiones personales y luego se reza un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Oración final para todos los días

Dios y Padre nuestro, que concediste a tu siervo Miguel Agustín en su vida y en su martirio buscar ardientemente tu mayor gloria y la salvación de los hombres, concédenos, a ejemplo suyo, servirte y glorificarte cumpliendo nuestras obligaciones diarias con fidelidad y alegría y ayudando eficazmente a nuestros prójimos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.




Quinto Día de la Novena al Beato P. Miguel Pro

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén



Acto de Contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.

Oración inicial para todos los días

Dios nuestro, Padre bueno, te damos gracias por habernos dado a Jesús, tu Hijo, como compañero de nuestra vida, como Maestro y Redentor: y por haber concedido al Padre Miguel Agustín Pro vivir y morir buscando tu mayor gloria y el bien de sus hermanos, los hombres y mujeres de México y del mundo.

Oración del quinto día

Te damos gracias, Señor, por haber hecho del P. Pro un apóstol de tu Evangelio. Por su servicio a la fe, por su entrega y generosidad en la atención a todos los fieles en sus necesidades materiales y espirituales. Por su creatividad para anunciar a Jesucristo, celebrar los sacramentos, trabajar por el Reino de Dios. Concédenos a todos, a ejemplo del P. Pro, ser apóstoles de tu Evangelio en la familia, en el trabajo, en la sociedad. Que no desfallezcamos en nuestro compromiso como cristianos a pesar de rechazos, persecuciones o incomprensiones. Por Cristo, nuestro Señor. Amén.
Se dicen las peticiones personales y luego se reza un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Oración final para todos los días

Dios y Padre nuestro, que concediste a tu siervo Miguel Agustín en su vida y en su martirio buscar ardientemente tu mayor gloria y la salvación de los hombres, concédenos, a ejemplo suyo, servirte y glorificarte cumpliendo nuestras obligaciones diarias con fidelidad y alegría y ayudando eficazmente a nuestros prójimos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.



Sexto Día de la Novena al Beato P. Miguel Pro

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Acto de Contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.

Oración inicial para todos los días

Dios nuestro, Padre bueno, te damos gracias por habernos dado a Jesús, tu Hijo, como compañero de nuestra vida, como Maestro y Redentor: y por haber concedido al Padre Miguel Agustín Pro vivir y morir buscando tu mayor gloria y el bien de sus hermanos, los hombres y mujeres de México y del mundo.

Oración del sexto día

Te damos gracias, Señor, por el compromiso del P. Pro con las causas sociales. Por su sensibilidad para escuchar los dolores y penas del pueblo pobre. Por su valentía para denunciar las injusticias y anunciar que es posible organizarse para que haya libertad, justicia y fraternidad. Te pedimos nos des el valor y la fuerza para no quedarnos solo en la oración y en la celebración de los sacramentos. Que sepamos unir la fe con la vida. Que nos organicemos para ir creando comunidades vivas, dinámicas, fraternas y solidarias. Por Cristo, nuestro Señor. Amén.
Se dicen las peticiones personales y luego se reza un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Oración final para todos los días

Dios y Padre nuestro, que concediste a tu siervo Miguel Agustín en su vida y en su martirio buscar ardientemente tu mayor gloria y la salvación de los hombres, concédenos, a ejemplo suyo, servirte y glorificarte cumpliendo nuestras obligaciones diarias con fidelidad y alegría y ayudando eficazmente a nuestros prójimos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.




Séptimo Día de la Novena al Beato P. Miguel Pro

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Acto de Contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.

Oración inicial para todos los días

Dios nuestro, Padre bueno, te damos gracias por habernos dado a Jesús, tu Hijo, como compañero de nuestra vida, como Maestro y Redentor: y por haber concedido al Padre Miguel Agustín Pro vivir y morir buscando tu mayor gloria y el bien de sus hermanos, los hombres y mujeres de México y del mundo.

Oración del séptimo día

Te damos gracias, Padre, por el gran espíritu del P. Pro, siempre abierto a encontrarte en todas las cosas. Por su amor a la Eucaristía. Por esa unión y amor personal a tu Hijo Jesucristo. Te pedimos nos ayudes a encontrarte en todas las cosas. Que nos demos tiempo para la oración personal y comunitaria; que vayamos a Misa y participemos activamente en ella. Que llevemos la vida a la Misa, que la Misa nos impulse al compromiso por la comunidad. Por Cristo, nuestro Señor. Amén.
Se dicen las peticiones personales y luego se reza un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Oración final para todos los días

Dios y Padre nuestro, que concediste a tu siervo Miguel Agustín en su vida y en su martirio buscar ardientemente tu mayor gloria y la salvación de los hombres, concédenos, a ejemplo suyo, servirte y glorificarte cumpliendo nuestras obligaciones diarias con fidelidad y alegría y ayudando eficazmente a nuestros prójimos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.



Octavo Día de la Novena al Beato P. Miguel Pro

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén


Acto de Contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.

Oración inicial para todos los días

Dios nuestro, Padre bueno, te damos gracias por habernos dado a Jesús, tu Hijo, como compañero de nuestra vida, como Maestro y Redentor: y por haber concedido al Padre Miguel Agustín Pro vivir y morir buscando tu mayor gloria y el bien de sus hermanos, los hombres y mujeres de México y del mundo.

Oración del octavo día

Te damos gracias, Señor, porque infundiste en tu siervo Miguel Agustín el anhelo de dar la vida por Cristo, lo que él consideraba como la mejor prueba de su amor a Dios y a los hermanos. Concédenos a todos la gracia de vivir y morir en tu amistad, y de aceptar las circunstancias que rodeen nuestra muerte como el modo de compartir la pasión redentora y la muerte de tu Hijo Jesús, para participar después en la gloria de la resurrección. Por Cristo, nuestro Señor. Amén.
Se dicen las peticiones personales y luego se reza un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Oración final para todos los días

Dios y Padre nuestro, que concediste a tu siervo Miguel Agustín en su vida y en su martirio buscar ardientemente tu mayor gloria y la salvación de los hombres, concédenos, a ejemplo suyo, servirte y glorificarte cumpliendo nuestras obligaciones diarias con fidelidad y alegría y ayudando eficazmente a nuestros prójimos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.



Noveno Día de la Novena al Beato P. Miguel Pro



En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén


Acto de Contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.

Oración inicial para todos los días

Dios nuestro, Padre bueno, te damos gracias por habernos dado a Jesús, tu Hijo, como compañero de nuestra vida, como Maestro y Redentor: y por haber concedido al Padre Miguel Agustín Pro vivir y morir buscando tu mayor gloria y el bien de sus hermanos, los hombres y mujeres de México y del mundo.

Oración del noveno día

Te damos gracias, Señor, por el testimonio tan fuerte del P. Pro. Por la entrega, la fidelidad y creatividad con que anunció el Evangelio. Te pedimos nos ayudes a ser también nosotros, en la familia, en el trabajo, en el mundo, testigos y apóstoles de tu Evangelio. Por Cristo, nuestro Señor. Amén.
Se dicen las peticiones personales y luego se reza un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Oración final para todos los días

Dios y Padre nuestro, que concediste a tu siervo Miguel Agustín en su vida y en su martirio buscar ardientemente tu mayor gloria y la salvación de los hombres, concédenos, a ejemplo suyo, servirte y glorificarte cumpliendo nuestras obligaciones diarias con fidelidad y alegría y ayudando eficazmente a nuestros prójimos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

BIOGRAFÍA DE PADRE MIGUEL PRO, MÁRTIR DE LA GUERRA CRISTERA, 23 DE NOVIEMBRE


Padre Miguel A. Pro, Mártir
El Siervo de Dios, Sacerdote Jesuita, Mártir mexicano  
Memoria:  23 de Noviembre

Nace: 13 Enero 1891 Zacatecas México - Mártir: 1927.  
Beatificado por Juan Pablo II: 25 Sept. 1988

Desde pequeño fue virtuoso y alegre. Entró en el noviciado jesuita a la edad de 20 años. 

Fue exilado durante la revolución mexicana. Ordenado en Bélgica en 1925 a la edad de 36.

Regresó a México en 1926 sabiendo que la iglesia era perseguida y corría grave peligro. Además sufría del estómago. Ejerció un intenso ministerio bajo persecución hasta que en el 1927 fue acusado falsamente de estar involucrado en un atentado contra el dictador. Antes de que lo fusilaran perdonó a los verdugos.  Murió, como muchos otros mártires mexicanos, gritando: "Viva Cristo Rey" 


A partir del año 1825, el gobierno mexicano estuvo gobernado por hombres anticatólicos que quisieron exterminar la fe del país. Los buenos sacerdotes, religiosas y laicos tuvieron mucho que sufrir.  Algunos murieron mártires, entre ellos nuestro querido y venerable Padre Pro.

¿Quién es el Padre Miguel Pro?

Miguel Agustín Pro nació el 13 de enero de 1891, de una familia acomodada. Su padre era ejecutivo en una pequeña villa minera en el estado de Zacatecas. A pesar de ello, Miguel creció con un corazón sencillo y libre de prejuicios. Lo que más añoraba, cuando niño, era el recorrer las minas para poder compartir con los trabajadores. Desde pequeño se distinguió por un gran sentido del humor. Era un verdadero cómico por naturaleza, lo cual le ayudaría enormemente en su ministerio sacerdotal.

Antes de terminar sus estudios Miguel comenzó a trabajar con su padre en la oficina de la mina. Allí sus talentos naturales se fortificaron y aprendió a hacer muchas cosas ya que captaba con gran facilidad los detalles. Podía, por ejemplo escribir 100 palabras por minuto.

Se hizo amigo de los mineros y pudo captar su modo de hablar y comportarse, que se diferenciaban mucho de los de su propia casa. En este amor a los pobres se ve la mano de Dios, ya que, años más tarde, siendo perseguido por las autoridades, el Padre Pro utilizaría todo lo aprendido en la niñez para defender a Dios y a la Iglesia.

Un talento que Miguel adquirió desde muy temprana edad fue el de caricaturista. Era capaz de captar, de manera exagerada, las peculiaridades en las caras de la gente. También aprendió a tocar la guitarra y el mandolín.

Miguel amaba a su familia, especialmente a sus dos hermanas, las cuales entraron a la vida religiosa. Esto enfureció a Miguel. Viendo cuánto había afectado a Miguel la entrada de sus hermanas al convento, su mamá decidió invitarlo a un retiro. De allí salió Miguel transformado y decidido a ser sacerdote jesuita.

El 11 de agosto de 1911 entró al seminario de El Llano, Michoacán. Tenía veinte años. En esta época contrajo una enfermedad mortal, la cual supo siempre ocultar muy bien detrás de su rostro alegre.

A pesar de sus comedias y gran sentido del humor, Miguel fue un novicio y religioso grandemente observador de la Regla y de sus estudios.

La persecución no detiene su vocación

En una ocasión fue preciso que todos escaparan del seminario debido a la persecución contra la Iglesia. Aquí comienza el capítulo en la vida de Miguel Pro como héroe de la fe y genio en escurrirse de los opresores, para poder cumplir cabalmente su vocación sacerdotal.

El riesgo se convirtió en el estilo de vida de los sacerdotes y religiosos de México, ya que incluso se había prohibido la celebración de la Santa Misa. Muchos fueron encarcelados, torturados y expulsados del país. Muy pronto, Miguel junto con otros seminaristas, recibieron la noticia de que debían marcharse y continuar sus estudios en California. Fue entonces la última vez que Miguel vio a su mamá en este mundo. Después de un tiempo, Miguel y sus compañeros embarcaron para España, en donde estuvieron cinco años.

Fue ordenado sacerdote el 31 de agosto de 1925.

Regreso a una Iglesia de catacumbas

El Padre Pro regresó a un México devastado. El pueblo cristiano resistía los abusos de gobierno; ante lo cual el presidente Calles había decidido gobernar con mano de hierro. Llegó, pues, a la capital, ciudad que se convertiría en su parroquia y, cuyos parroquianos vivirían como en catacumbas, siempre en secreto, en escondite continuo, huyendo de la policía.

Lo primero que hizo fue encontrar a su padre y a sus hermanos. Luego planeó la orientación del terreno y el método de operación. Y, enseguida puso manos a la obra. Implementó cada truco que había aprendido, cada disfraz para poder llevar a Cristo a las almas en medio de la severa persecución. Le era necesario estar en continuas artimañas para lograr evadir a la policía. Organizó Estaciones de Comunión a lo largo de toda la ciudad; estas eran casas donde los fieles venían a recibir al Señor en la Eucaristía. Los primeros viernes, el número de comuniones sobrepasaba los 1,200.

Se celebraban Misas por toda la ciudad antes del amanecer, se apostaban vigilantes por si llegaba la policía, con claves que cambiaban constantemente, etc. Se juntaban los ricos y los pobres en unos cuartos pequeños para adorar al Señor y recibirlo de manos de los sacerdotes. Los que querían confesarse, tenían que llegar a los lugares señalados, antes de la Misa; algunas veces a las 5:30 a.m. Era realmente una Iglesia de catacumbas, como la de los primeros cristianos. Un verdadero testimonio de la fe.

Respecto a la grave enfermedad que padecía el Padre Pro y que incluso lo había llevado a hospitales y casas de convalecencia, le escribe a su Superior Provincial: "Aquí el trabajo es continuo y arduo. Únicamente puedo admirarme del gran Jefe que me permite llevarlo a cabo. ¿Enfermedad? ¿Quejas? ¿Que si me cuido? Ni siquiera tengo tiempo para pensar en semejantes cosas; y a la vez me siento tan bien y tan fuerte, que de no ser por pequeños, pequeñísimos atrasos, bien podría seguir así hasta el fin del mundo... Estoy disponible para cualquier cosa, pero, si no hay objeción, solicitaría el poder quedarme aquí".

En este escrito se nota el gran amor que animaba el corazón del P. Pro: la dependencia de Dios; el olvido propio en medio del dolor físico y del peligro; el celo por el Señor y por su gente; y su obediencia a los superiores, representantes auténticos de la Voluntad Divina para un religioso.

El presidente Calles y la policía trataban de acabar con estas organizaciones secretas. Arrestaban a los católicos practicantes y en especial a sus líderes, los torturaban y mataban.

Ante la persecución, el Padre Pro nunca dejó su ministerio sacerdotal. Se valía de sus dones y, sobre todo, de su profunda fe para continuar valientemente su ministerio. Hacía unas maniobras que desconcertaba a la policía. He aquí algunas.

I) Mientras la policía lo buscaba de casa en casa para matarlo, él, muy campante, estaba en un teatro dictando conferencias espirituales a más de cien muchachas del servicio. Y ninguna de ellas contó a nadie dónde estaba el Padre Pro.

II) Iba el Padre Pro en un taxi y, de pronto se dio cuenta de que la policía lo venía persiguiendo en otro carro. –"Siga usted su viaje, sin detenerse"– dijo al taxista –"que yo me lanzo a la calle". Y así lo hizo. Pero para disimular el porrazo que se daba, echó luego a andar por la calle con caminado de borracho y diciendo palabras sonoras. La policía creyó que era un verdadero borracho y siguió adelante. Sólo unos minutos después se dieron cuenta los agentes de que el tal "borrachito" era el "Padre Pro", y se devolvieron corriendo, pero ya se les había escapado.

III) Un día en plena calle se dio cuenta de que unos policías venían en su busca. Entró entonces a una farmacia y, tomando del brazo a una hermosa señorita, le dijo: "Diga que es mi novia, porque, si no, me echan a la cárcel"–. La señorita aceptó, y la policía al verlo del brazo con una muchacha (él iba vestido de civil) creyó que éste no podía ser el padre que ellos buscaban... Unos momentos después llegó el sargento y al describirle ellos cómo era el "novio", les grito furioso: "¡Pues ese es el cura Pro!". Corrieron a prenderlo, pero ya se les había escapado otra vez.

IV) Estando el Padre Pro en un alto edificio, presidiendo una reunión de muchachos de Acción Católica, cuando menos pensaron, se hallaron con que la policía había rodeado el edificio. El Padre se escondió en un armario en el preciso momento en que entraba al salón el coronel, con dos pistolas en las manos, preguntando por "El Cura Pro". Los muchachos le dijeron que ellos no sabían dónde estaría dicho sacerdote, pero el militar, lleno de furia les gritó: "Tienen un minuto para que me digan dónde está ese padre, o los mato a todos". Mas en ese momento sintió que le colocaban un cañón frío en la nuca. Era el Padre Pro, que había salido del armario.





El Padre Pro rezando antes de ser fusilado. Dice: "Señor, tú sabes que soy inocente. Perdono de corazón a mis enemigos".




El padre Pro, momentos antes de ser fusilado, extendió sus brazos en cruz. Tenía un rosario en una mano y un Crucifijo en la otra. Exclamó: "¡Viva Cristo Rey!".

–"Suelte esas pistolas o muere", le dijo el Padre. El coronel, tembloroso, soltó las pistolas que fueron recogidas por los muchachos. –"Ahora ustedes huyan", gritó Miguel Pro a los jóvenes. Y éstos salieron apresuradamente a esconderse y salir luego por los subterráneos del edificio. Luego el Padre dijo con tono picaresco: "Y usted, señor coronel, vuélvase, para que vea con qué lo puse manos a lo alto y lo desarmé". El coronel dio media vuelta y vio con gran humillación que el cañón frío que había sentido con miedo en la nuca era el pico de una botella vacía. Con una simple botella vacía había desarmado el padrecito a un coronel que llevaba en sus manos pistolas cargadas.

Un mártir mexicano para la Iglesia

El movimiento tenía como líder principal al P. Pro y como lema: "Viva Cristo Rey". Así, en medio de escondites, incertidumbres, luchas, miedo, fe, valentía, dolor..., transcurrió cerca de año y medio. El presidente Calles lo mandó arrestar, acusándolo de haber sido responsable de un complot y de atentados y acciones revolucionarias contra el gobierno, siendo todo ello absolutamente falso.

Al final, para evitar que mataran a varios católicos que tenían presos, el Padre Pro se entregó a la policía,

Lo encarcelaron y le dieron sentencia de muerte. El 23 de noviembre de 1927, camino al lugar de fusilamiento uno de los agentes le preguntó si le perdonaba. El Padre le respondió: "No solo te perdono, sino que te estoy sumamente agradecido".  Le dijeron que expusiera su último deseo.  El Padre Pro dijo: "Yo soy absolutamente ajeno a este asunto... Niego terminantemente haber tenido alguna participación en el complot". "Quiero que me dejen unos momentos para rezar y encomendarme al Señor". Se arrodilló y dijo, entre otras cosas: "Señor, Tú sabes que soy inocente. Perdono de corazón a mis enemigos". 

Antes de recibir la descarga, el P. Pro oró por sus verdugos: "Dios tenga compasión de ustedes"; y, también los bendijo: "Que Dios los bendiga". Extendió los brazos en cruz. Tenía el Rosario en una mano y el Crucifijo en la otra. Exclamó: "¡Viva Cristo Rey!". Esas fueron sus últimas palabras. Enseguida, el tiro de gracia.

Oración: Venerable Padre Pro, que supiste vivir tu vocación en las mas difíciles circunstancias, ayúdanos con tu intercesión a ser católicos valientes y no ceder ante la tentaciones de este mundo. Que nuestra vida, como la tuya, de mucho fruto para gloria de Dios y el bien de las almas.  Amén.

Bibliografía:

-Dragón, Antonio. "Vida Intima del Padre Pro", Antonio Dragón, S.J. (México: La Buena Prensa, 1990)
-Lord, Bob and Penny, "Saints and Other Powerful Men in the Church", (California: Robert and Penny Lord, 1990).
-Sálesman, Eliecer, S.D.B.: "Lecturas Sabrosas", cuarta edic., (Bogotá: Ediciones Don Bosco, 1990).
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