domingo, 27 de abril de 2014

EL EVANGELIO DE HOY: LUNES 28 DE ABRIL DEL 2014

Autor: Felipe de Jesús Rodríguez | Fuente: Catholic.net
¡Encontrarnos con Cristo!
Juan 3, 1-8. Pascua. Nicodemo no se queda sumido en su dificultad, busca encontrarse con Jesús, le abre su alma y, Cristo, le ayuda.
 
¡Encontrarnos con Cristo!
Del santo Evangelio según san Juan 3, 1-8

Había un fariseo llamado Nicodemo, hombre principal entre los judíos, que fue de noche a ver a Jesús y le dijo: “Maestro, sabemos que has venido de parte de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer las señales milagrosas que tú haces, si Dios no está con él”. Jesús le contestó: "Yo te aseguro que quien no renace de lo alto, no puede ver el Reino de Dios". Nicodemo le preguntó: "¿Cómo puede nacer un hombre siendo ya viejo? ¿Acaso puede, por segunda vez, entrar en el vientre de su madre y volver a nacer?". Le respondió Jesús: "Yo te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios". Lo que nace de la carne, es carne; lo que nace del Espíritu, es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: "Tienen que renacer de lo alto". El viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así pasa con quien ha nacido del Espíritu”. 

Oración introductoria

"Que tu sabiduría, Señor, me dirija y tu justicia me reprima; que tu misericordia me consuele y tu poder me defienda" (Oración del Papa Clemente XI).

Petición

Señor, que mi vida no quede igual después de este encuentro contigo.

Meditación del Papa Francisco 

¿Cómo se llega a ser miembros de este pueblo [de Dios]? No es a través del nacimiento físico, sino de un nuevo nacimiento. En el Evangelio, Jesús dice a Nicodemo que es necesario nacer de lo alto, del agua y del Espíritu para entrar en el reino de Dios. Somos introducidos en este pueblo a través del Bautismo, a través de la fe en Cristo, don de Dios que se debe alimentar y hacer crecer en toda nuestra vida. Preguntémonos: ¿cómo hago crecer la fe que recibí en mi Bautismo? ¿Cómo hago crecer esta fe que yo recibí y que el pueblo de Dios posee?
La otra pregunta. ¿Cuál es la ley del pueblo de Dios? Es la ley del amor, amor a Dios y amor al prójimo según el mandamiento nuevo que nos dejó el Señor. Un amor, sin embargo, que no es estéril sentimentalismo o algo vago, sino que es reconocer a Dios como único Señor de la vida y, al mismo tiempo, acoger al otro como verdadero hermano, superando divisiones, rivalidades, incomprensiones, egoísmos; las dos cosas van juntas. ¡Cuánto camino debemos recorrer aún para vivir en concreto esta nueva ley, la ley del Espíritu Santo que actúa en nosotros, la ley de la caridad, del amor! (S.S. Francisco, 12 de junio de 2013).

Reflexión 

Nicodemo se atreve a buscar a Jesús. Parece que en ese "fue de noche", san Juan, nos describe la situación interna que vivía: estaba confundido. Oía de Jesús, quizá presenció alguno de sus milagros, pero no estaba seguro si era el Mesías esperado. Aquel "hombre principal entre los judíos" dudaba del Señor. Lo increíble es que Nicodemo no se queda sumido en su dificultad. Nicodemo busca encontrarse con Jesús, le abre a Cristo su alma y, Cristo, le ayuda: "tienes que renacer de nuevo, tienes que ser un hombre nuevo, tienes que dejar que la gracia toque tu alma, tienes que dejarte tocar por el triunfo de mi resurrección".
Muchas veces pasamos por esas "noches oscuras"; también las enfermedades, las injusticias, las soledades, las incomprensiones, confunden nuestra fe en Dios. No temamos acercarnos a Cristo. Nicodemo nos enseña que, cuando nos encontramos con Cristo, Él nos escucha, nos responde, nos da una esperanza para "renacer de nuevo", para rehacer nuestra vida, para purificar nuestras dudas con la gracia del Espíritu Santo.

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"Todo el diálogo entre Jesús y Nicodemo pone de relieve la extraordinaria riqueza de significado de todo encuentro, incluso del encuentro del hombre con otro hombre. Efectivamente, el encuentro es el fenómeno sorprendente y real, gracias al cual el hombre sale de su soledad originaria para afrontar la existencia" (Juan Pablo II, 16-11-1983). Nuestros encuentros con los demás (con los hijos, con nuestra pareja, con los amigos, con los extraños, etc.) deben ser un reflejo del encuentro entre Cristo y Nicodemo. La acogida, la serenidad, la confianza, la apertura al diálogo, la comprensión, deben sobresalir por encima de nuestros sentimientos y circunstancias personales.

Propósito

Intentaré hacer una visita a Cristo Eucaristía en alguna iglesia o unos minutos de oración personal.

Diálogo con Cristo

Señor, tú sabes bien qué hay dentro de mi alma. Sabes lo que sufro, conoces lo que me está causando tanto dolor. Yo solo no puedo sin tu ayuda. Necesito tu luz, tu gracia, tu fuerza y tu cercanía. Así sea.


"Dios no es un ser indiferente o lejano, por lo que no estamos abandonados a nosotros mismos" (Juan Pablo II).



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  • Felipe de Jesús Rodríguez 

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