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viernes, 9 de diciembre de 2022
EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 9 DE DICIEMBRE DE 2022 - SAN JUAN DIEGO
Viernes 2 de Adviento
Viernes 9 de diciembre de 2022
1ª Lectura (Is 48,17-19): Esto dice el Señor, tu libertador, el Santo de Israel: «Yo, el Señor, tu Dios, te instruyo por tu bien, te marco el camino a seguir. Si hubieras atendido a mis mandatos, tu bienestar sería como un río, tu justicia como las olas del mar, tu descendencia como la arena, como sus granos, el fruto de tus entrañas; tu nombre no habría sido aniquilado, ni eliminado de mi presencia».
Salmo responsorial: 1
R/. El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la vida.
Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni entra por la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los cínicos; sino que su gozo es la ley del Señor, y medita su ley día y noche.
Será como un árbol plantado al borde de la acequia: da fruto en su sazón y no se marchitan sus hojas; y cuanto emprende tiene buen fin.
No así los impíos, no así; serán paja que arrebata el viento. Porque el Señor protege el camino de los justos, pero el camino de los impíos acaba mal.
Versículo antes del Evangelio (---): Aleluya. El Señor vendrá, salidle al encuentro; Él es el príncipe de la paz. Aleluya.
Texto del Evangelio (Mt 11,16-19): En aquel tiempo dijo Jesús a la gente: «¿Pero, con quién compararé a esta generación? Se parece a los chiquillos que, sentados en las plazas, se gritan unos a otros diciendo: ‘Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado, os hemos entonado endechas, y no os habéis lamentado’. Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: ‘Demonio tiene’. Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: ‘Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores’. Y la Sabiduría se ha acreditado por sus obras».
«¿Con quién compararé a esta generación?»
Rev. D. Antoni CAROL i Hostench
(Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)
Hoy debiéramos removernos ante el suspiro del Señor: «Con quién compararé a esta generación?» (Mt 11,16). A Jesús le aturde nuestro corazón, demasiadas veces inconformista y desagradecido. Nunca estamos contentos; siempre nos quejamos. Incluso nos atrevemos a acusarle y a echarle la culpa de lo que nos incomoda.
Pero «la Sabiduría se ha acreditado por sus obras» (Mt 11,19): basta contemplar el misterio de la Navidad. ¿Y nosotros?; ¿cómo es nuestra fe? ¿No será que con esas quejas tratamos de encubrir la ausencia de nuestra respuesta? ¡Buena pregunta para el tiempo de Adviento!
Dios viene al encuentro del hombre, pero el hombre —particularmente el hombre contemporáneo— se esconde de Él. Algunos le tienen miedo, como Herodes. A otros, incluso, les molesta su simple presencia: «Fuera, fuera, crucifícalo» (Jn 19,15). Jesús «es el Dios-que-viene» (Benedicto XVI) y nosotros parecemos "el hombre-que-se-va": «Vino a los suyos y los suyos no le recibieron» (Jn 1,11).
¿Por qué huimos? Por nuestra falta de humildad. San Juan Bautista nos recomendaba "menguarnos". Y la Iglesia nos lo recuerda cada vez que llega el Adviento. Por tanto, hagámonos pequeños para poder entender y acoger al "Pequeño Dios". Él se nos presenta en la humildad de los pañales: ¡nunca antes se había predicado un "Dios-con-pañales"! Ridícula imagen damos a la vista de Dios cuando los hombres pretendemos encubrirnos con excusas y falsas justificaciones. Ya en los albores de la humanidad Adán lanzó las culpas a Eva; Eva a la serpiente y…, habiendo transcurrido los siglos, seguimos igual.
Pero llega Jesús-Dios: en el frío y la pobreza extrema de Belén no vociferó ni nos reprochó nada. ¡Todo lo contrario!: ya empieza a cargar sobre sus pequeñas espaldas todas nuestras culpas. Entonces, ¿le vamos a tener miedo?; ¿de verdad van a valer nuestras excusas ante ese "Pequeño-Dios"? «La señal de Dios es el Niño: aprendamos a vivir con Él y a practicar también con Él la humildad» (Benedicto XVI).
7 RESPUESTAS A LAS PREGUNTAS MÁS COMUNES SOBRE EL ADVIENTO 2022
7 respuestas a las preguntas más comunes sobre el Adviento 2022
Redacción ACI Prensa
Estas son algunas de las preguntas y respuestas más comunes acerca del Adviento 2022, que este año comenzó el domingo 27 de noviembre.
1. ¿Cuál es el propósito del Adviento?
Según las Normas Generales para el Año Litúrgico, el Adviento tiene un doble carácter: es un tiempo para prepararnos para la Navidad, al recordar la primera venida de Cristo; y también es tiempo de espera de la segunda venida de Cristo al final de los tiempos.
El Adviento es, entonces, un período de espera devota y alegre (Norma 39) que trae a la mente las dos venidas de Cristo.
2. ¿Cuándo comienza y termina el Adviento?
El primer domingo de Adviento es el primer día del nuevo Año Litúrgico (27 de noviembre de 2022). Los tres domingos de Adviento restantes son el 4, 11 y 18 de diciembre.
La duración de este tiempo de preparación puede variar de 21 a 28 días, dado que se celebran los cuatro domingos más próximos a la Navidad.
3. ¿Por qué no se canta ni se recita el ‘gloria’?
En Adviento no se recita el gloria porque es una de las maneras de expresar concretamente que, mientras dura nuestro peregrinar, falta algo para que el gozo sea completo.
Cuando el Señor se haga presente en medio de su pueblo, habrá llegado la Iglesia a su fiesta completa, la Solemnidad de la fiesta de la Navidad. Allí se cantará nuevamente el gloria.
El Misal Romano señala que el gloria se recita o se canta los domingos fuera de los tiempos de Adviento y Cuaresma.
Las excepciones a esta regla durante el Adviento son la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre; y la fiesta de la Virgen de Guadalupe el día 12 del mismo mes.
4. ¿Cuál es el color que distingue a este tiempo?
El color normal del Adviento es el morado. El numeral 346 de la Instrucción General del Misal Romano dispone que “el color morado se usa en los tiempos de Adviento y de Cuaresma. Puede usarse también en los Oficios y Misas de difuntos”.
En muchos lugares, hay una notable excepción para el tercer domingo de Adviento, conocido como el domingo de Gaudete o domingo de la alegría: “El color rosado puede usarse, donde se acostumbre, en los domingos Gaudete (III de Adviento) y Laetare (IV de Cuaresma)”.
5. ¿Es el Adviento un tiempo penitencial?
A menudo pensamos en el Adviento como un tiempo penitencial porque el color litúrgico es el morado, como en la Cuaresma. Sin embargo, según el canon 1250 del Código de Derecho Canónico: “los días y tiempos penitenciales en la Iglesia universal son todos los viernes de todo el año y la temporada de Cuaresma”.
Aunque las autoridades locales pueden establecer días penitenciales adicionales, el Adviento no es un tiempo penitencial.
6. ¿Cómo se decoran las iglesias?
El numeral 305 de la Instrucción General del Misal Romano señala que “el altar puede adornarse con flores, con tal moderación, que convenga a la índole de este tiempo, pero sin que se anticipe a la alegría plena del Nacimiento del Señor”.
“Los arreglos florales sean siempre moderados, y colóquense más bien cerca de él, que sobre la mesa del altar”.
7. ¿Qué expresiones de piedad popular podemos usar en este tiempo?
Hay una variedad de expresiones de piedad popular que la Iglesia ha reconocido para su uso durante el Adviento. Entre ellas se encuentra la Corona de Adviento, procesiones, Solemnidad de la Inmaculada Concepción el 8 de diciembre, novena de Navidad, el Nacimiento, etc.
Se puede leer acerca de estas devociones en el Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia (a partir del n°96).
Bonus: ¿Cómo debe ser la música?
El numeral 305 de la Instrucción General del Misal Romano señala que “en Adviento el uso del órgano y de otros instrumentos musicales debe ser marcado por una moderación adecuada al carácter de esta época del año, sin expresar con anticipación la alegría plena de la Natividad del Señor”.
Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en National Catholic Register.
HOY 9 DE DICIEMBRE CELEBRAMOS A SAN JUAN DIEGO, EL VIDENTE DE LA VIRGEN DE GUADALUPE
PAPA FRANCISCO: QUE LA INMACULADA NOS AYUDE A PROTEGER NUESTRA BELLEZA DEL MAL
Papa Francisco: Que la Inmaculada nos ayude a proteger nuestra belleza del mal
POR ALMUDENA MARTÍNEZ-BORDIÚ | ACI Prensa
Crédito: Vatican Media
Con motivo de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, el Papa Francisco dirigió el Ángelus desde la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano, donde dijo que "María, la única criatura humana sin pecado de la historia, está con nosotros en la lucha contra el mal".
El Santo Padre suele dirigir esta oración mariana cada domingo y en algunas fiestas señaladas de la Virgen María, como es la de este 8 de diciembre.
Ante los fieles presentes en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco comentó el Evangelio del día, que cuenta el momento en el que el ángel Gabriel se presenta ante la Virgen María.
“No la llama por su nombre, María, sino por un nombre nuevo que ella no conocía: llena de gracia. Llena de gracia, y por tanto vacía de pecado, es el nombre que Dios le da y que hoy nosotros celebramos”, explicó el Santo Padre.
El Papa destacó el “asombro de María” y habló acerca de la “gracia original”, aquello que “también nosotros, pecadores, hemos recibido”.
El Papa explicó que se habla mucho del pecado original y menos de la gracia original, “un don inicial que ha llenado nuestra vida, un bien mayor que todo, una gracia original, de la que, sin embargo, a menudo no somos conscientes”.
A continuación, subrayó la importancia del Bautismo, y animó a los fieles a recordar la fecha en la que fueron bautizados, “porque ese día es el día de la gracia grande, de un nuevo inicio de vida, de una gracia original”.
“¿De qué se trata? Se trata de aquello que recibimos el día de nuestro Bautismo, por eso es bueno que lo recordemos, ¡y también que lo celebremos! Porque en el Bautismo también descendió sobre nosotros el Espíritu Santo”, dijo el Papa.
Además, dijo que “la Virgen nos recuerda que, por debajo del mal con el que nos hemos manchado a lo largo de los años, hay en nosotros un bien mayor”.
“Cuando las cosas no vayan bien y nos desanimemos, -dijo el Papa-, cuando nos abatamos y corramos el riesgo de sentirnos inútiles o equivocados, pensemos en esto, en la gracia original”.
El Papa Francisco también advirtió que “conservar nuestra belleza acarrea un costo, una lucha”.
“Cuesta elegir el bien, custodiar el bien que llevamos dentro. Pensemos en cuántas veces lo hemos malgastado cediendo a la atracción del mal, o incluso perdiendo el tiempo en cosas inútiles y perjudiciales”, señaló.
Frente a esto, el Papa dijo que “María, la única criatura humana sin pecado de la historia, está con nosotros en la lucha, es nuestra hermana y sobre todo nuestra Madre”.
“Y nosotros, a quienes nos cuesta elegir el bien, podemos confiarnos a ella. Confiándonos, consagrándonos a la Virgen, le decimos: ‘Tómame de la mano, guíame tú: contigo tendré más fuerza en la lucha contra el mal, contigo redescubriré mi belleza original’.
Por último animó a confiar a María “nuestra familia, nuestro trabajo y corazón” y pidió “que la Inmaculada nos ayude a proteger nuestra belleza del mal”.
Durante los saludos a los fieles, explicó que esta tarde hará una oración ante la Virgen de la Basílica de Santa María la Mayor y luego se dirigirá a la Virgen Inmaculada de la Plaza de España en Roma.
“Os pido que os unáis espiritualmente a mí en este gesto, que expresa la devoción filial a nuestra Madre, a cuya intercesión confiamos el deseo universal de paz, en particular para la atormentada Ucrania, que tanto sufre”, pidió el Papa.
“Con la ayuda de Dios la paz es posible; el desarme es posible. Pero Dios quiere nuestra buena voluntad. Que la Virgen nos ayude a convertirnos a los designios de Dios”, concluyó.
A continuación, el Evangelio comentado por el Papa Francisco:
Lectura del santo evangelio según san Lucas (1.26-38)
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo".
Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.
El ángel le dijo: "No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin".
Y María dijo al ángel: "¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?".
El ángel le contestó: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible".
María contestó: "Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra".
Y la dejó el ángel.
¿QUÉ ESPERAMOS EN ESTE ADVIENTO?
¿Qué esperamos en este Adviento?
1) Para saber
Decía el Papa Benedicto XVI que la Iglesia, al iniciar un nuevo Año Litúrgico, empieza un nuevo camino de fe que nos lleva a mirar, por una parte, hacia el pasado: recordar el acontecimiento del nacimiento de Jesucristo; y por otra, a vislumbrar el futuro: esperar la segunda venida gloriosa del Hijo de Dios, cuando vendrá a juzgar a vivos y muertos.
Seguía diciendo el Pontífice que “esperar” es una dimensión que abarca toda nuestra existencia personal, familiar y social. La espera está presente en mil situaciones, desde las más pequeñas hasta las más importantes. Pensemos, por ejemplo, en la espera ilusionante de un hijo por parte de dos esposos; a la de un amigo que viene a visitarnos de lejos; pensemos, para un joven, en la espera del éxito en un examen decisivo, o de una entrevista de trabajo; en la ansiosa espera del encuentro con la persona amada, de la respuesta a una carta, o de la acogida de un perdón... Se podría decir que el hombre está vivo mientras espera, mientras en su corazón está viva la esperanza. Al hombre se le reconoce por sus esperas: nuestra “estatura” moral y espiritual se puede medir por lo que esperamos, por aquello en lo que esperamos.
Haciendo referencia a un conocido refrán podríamos decir: “Dime qué esperas, y te diré qué persona eres”.
2) Para pensar
De entre todas las esperanzas, la que ha de ser fundamento de todas ellas es la que tenemos en Dios. El nacimiento de Cristo nos refuerza la esperanza de un día resucitar, de obtener la vida eterna.
Se dice que Benjamín Franklin, ya tenía a la edad de veintitrés años escrito el epitafio que quería se pusiera sobre su tumba. Para comprenderlo mejor, hay que recordar que a los doce años trabajó como aprendiz en una imprenta, lo cual lo llevó a ser un gran lector e impresor. Así decía la composición que deseaba se escribiera al morir: «Aquí yace, pasto de los gusanos, el cuerpo de Benjamín Franklin, impresor. Como las cubiertas de un libro cuyas hojas están rotas, y cuya encuadernación está gastada; pero la obra no se perderá porque reaparecerá, según él cree, en una nueva edición revisada y corregida por el Autor».
La primera venida de Cristo nos aviva la esperanza de la resurrección de los muertos en su segunda venida al fin de los tiempos.
3) Para vivir
El Papa nos invita a preguntarnos en este Tiempo de Adviento: Yo, ¿qué espero? Y hacer esta misma pregunta a nivel de familia, de comunidad, de nación. ¿Qué es lo que esperamos, juntos?
La Santísima Virgen esperaba fervientemente la llegada del Salvador. Por ello Jesús pudo encontrar en ella una madre digna.
El Papa nos invita a aprender de Ella, Mujer del Adviento, a renovarnos con un espíritu nuevo; a intensificar la oración y la meditación de la Palabra de Dios, para que se avive el deseo de salir al encuentro de Cristo, cuya primera venida recordamos con gozo, mientras nos preparamos a su segunda venida, con atenta vigilancia y ardiente caridad.
Procuremos acompañarnos este Tiempo de María Santísima, a fin de que avive nuestra esperanza en su Hijo, el Salvador.
José Martínez Colín