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jueves, 27 de octubre de 2022
domingo, 23 de octubre de 2022
EL PAPA FRANCISO ADVIERTE SOBRE EL ORGULLO ESPIRITUAL: NOS LLEVA A DESPRECIAR A LOS DEMÁS
El Papa advierte sobre el “orgullo” espiritual: “Nos lleva a despreciar a los demás”
POR DAVID RAMOS | ACI Prensa
Crédito: Vatican Media.
Al presidir el rezo del Ángelus este domingo 23 de octubre frente a los fieles congregados en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco advirtió sobre el “orgullo” espiritual, “que nos lleva a despreciar a los demás”.
El Santo Padre reflexionó sobre “el Evangelio de la liturgia de hoy”, que “nos presenta una parábola que tiene dos protagonistas, un fariseo y un publicano”, en Lucas 18, 9-14, “es decir, un hombre religioso y un pecador en toda regla”.
“Ambos suben al templo a rezar, pero solo el publicano sube verdaderamente a Dios, porque con humildad desciende a la verdad de sí mismo y se presenta tal como es, sin máscaras, con su pobreza”, señaló.
“Podríamos decir, entonces, que la parábola está entre dos movimientos, expresados por dos verbos: subir y bajar”, indicó.
El Santo Padre señaló que “el primer movimiento es subir. De hecho, el texto comienza diciendo: ‘Dos hombres subieron al templo a orar’”.
“Este aspecto recuerda muchos episodios de la Biblia, donde para encontrarse con el Señor se sube al monte de su presencia: Abraham sube al monte para ofrecer el sacrificio; Moisés sube al Sinaí para recibir los mandamientos; Jesús sube al monte, donde se transfigura”.
El Papa explicó que “la escalada, por tanto, expresa la necesidad del corazón de romper con la vida plana para salir al encuentro del Señor; levantarse de los llanos de nuestro ego para ascender hacia Dios -deshacerse del propio ego-; recoger lo que vivimos en el valle para llevarlo ante el Señor”.
“Esto es ‘subir’, y cuando rezamos subimos”, reiteró.
Sin embargo, precisó, “para vivir el encuentro con Él y ser transformados por la oración, para elevarnos a Dios, necesitamos el segundo movimiento: descender”.
“¿Cómo? ¿Qué significa esto? Para ascender hacia él debemos descender dentro de nosotros mismos: cultivar la sinceridad y la humildad de corazón, que nos dan una mirada honesta a nuestras fragilidades y pobrezas interiores”.
El Papa resaltó que en la humildad “nos volvemos capaces de llevar a Dios, sin pretensiones, lo que realmente somos, los límites y las heridas, los pecados, las miserias que oprimen nuestro corazón, e invocar su misericordia para que nos cure, nos sane, nos levante”.
“Él será quien nos resucite, no nosotros. Cuanto más descendemos con humildad, más Dios nos hace subir”, dijo.
El Papa destacó que “el publicano de la parábola se detiene humildemente a distancia, no se acerca, se avergüenza, pide perdón, y el Señor lo levanta”.
“En cambio, el fariseo se exalta, seguro de sí mismo, convencido de que tiene razón: de pie, comienza a hablarle al Señor solo de sí mismo, a alabarse a sí mismo, a enumerar todas las buenas obras religiosas que hace, y desprecia a los demás”
El Santo Padre advirtió luego que “todos corremos el riesgo de caer en esto”, y nos lleva “a creerte bien y a juzgar a los demás”.
“Esto es orgullo espiritual: ‘Estoy bien, soy mejor que los demás: esto es tal cosa, eso es tal otra…’. Y así, sin darte cuenta, te adoras a ti mismo y borras a tu Dios, es un girar en torno a ti mismo. Esta es la oración sin humildad”.
El Papa Francisco explicó que esto “sucede, por ejemplo, cuando buscamos cumplidos y hacemos siempre una lista de nuestros méritos y nuestras buenas obras, cuando nos preocupamos más por parecer que por ser, cuando nos dejamos atrapar por el narcisismo y el exhibicionismo”.
El exhibicionismo y el narcisismo, advirtió, “nos llevan a los cristianos, a los sacerdotes, a los obispos a tener siempre una palabra en los labios, ¿qué palabra? ‘Yo’: ‘ Yo hice esto, escribí esto, lo dije, lo entendí antes que tú’, y así sucesivamente”.
“Donde hay mucho yo, hay poco Dios”, subrayó el Papa, recordando que en su tierra natal “a esta gente se le llama ‘yo-con-mí-para-mí-solo-yo’”.
“Y una vez se habló de un sacerdote que era así, centrado en sí mismo, y la gente decía en broma: ‘Ése, cuando inciensa, lo hace al revés, se inciensa a sí mismo’”.
“Así es, también te hace caer en el ridículo”, señaló.
Al finalizar, el Papa Francisco pidió “la intercesión de María Santísima, la humilde sierva del Señor, imagen viva de lo que el Señor ama hacer, derrocando a los poderosos de sus tronos y elevando a los humildes”.
¿PREPARAS UN ALTAR DE MUERTOS? NO OLVIDES ESTOS 8 SÍMBOLOS CRISTIANOS
¿Preparas un altar de muertos? No olvides estos 8 símbolos cristianos
Redacción ACI Prensa
En México y otros países es tradicional preparar para el 2 de noviembre, día de los fieles difuntos y también conocido como Día de Muertos, un “altar de muertos” con diversos símbolos cristianos.
La tradición, propia de la inculturación del cristianismo con las culturas prehispánicas presentes en México, busca crear un espacio de memoria y oración para los seres queridos ya fallecidos.
A continuación te presentamos 8 importantes símbolos que no pueden faltar en un altar de muertos:
1. Tener 3 niveles
Los tres niveles en el altar de muertos guardan relación con los “niveles” de la Iglesia: la Iglesia militante, quienes vivimos en la tierra; la Iglesia purgante, las almas de los fallecidos que se encuentran en el purgatorio para prepararse para la visión beatífica de Dios; y la Iglesia triunfante, que se encuentra en el Cielo.
2. Un arco
Sirve de alegoría a la puerta de entrada al Cielo.
3. La Cruz y una imagen de la Virgen
La Cruz nos recuerda la muerte de Cristo, que entregó su vida por nuestros pecados, pero que con su resurrección triunfó sobre la muerte y nos abrió las puertas del Cielo. La imagen de la Virgen María nos recuerda que es nuestra madre e intercesora.
4. Agua bendita
Nos recuerda el agua bendita usada en nuestro bautismo, que nos convierte en hijos de Dios, miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia.
5. Fotografías de nuestros seres queridos
Nos ayuda a recordarlos y a tenerlos presentes en nuestras oraciones.
6. Veladoras
Se coloca una por cada ser querido fallecido, y simbolizan la luz de Cristo, así como la fe y la esperanza.
7. Comida
En el altar de muertos se suele poner como recuerdo de nuestros seres queridos fallecidos sus platos de comida predilectos.
8. Flores de cempasúchil
Representa la luz del sol y es parte de las tradiciones precolombinas mexicanas, que creían que guiaba a los muertos hacia el altar. Habitualmente se colocan formando una cruz.
EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 23 DE OCTUBRE DE 2022
Domingo 30 (C) del tiempo ordinario
Domingo 23 de octubre
1ª Lectura (Eclo 35,12-14.16-18): El Señor es juez, y para él no cuenta el prestigio de las personas. Para él no hay acepción de personas en perjuicio del pobre, sino que escucha la oración del oprimido. No desdeña la súplica del huérfano, ni a la viuda cuando se desahoga en su lamento. Quien sirve de buena gana, es bien aceptado, y su plegaria sube hasta las nubes. La oración del humilde atraviesa las nubes, y no se detiene hasta que alcanza su destino. No desiste hasta que el Altísimo lo atiende, juzga a los justos y les hace justicia. El Señor no tardará.
Salmo responsorial: 33
R/. El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.
Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren.
El Señor se enfrenta con los malhechores, para borrar de la tierra su memoria. Cuando uno grita, el Señor lo escucha y lo libra de sus angustias.
El Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos. El Señor redime a sus siervos, no será castigado quien se acoge a él.
2ª Lectura (2Tim 4,6-8.16-18): Querido hermano: Yo estoy a punto de ser derramado en libación y el momento de mi partida es inminente. He combatido el noble combate, he acabado la carrera, he conservado la fe. Por lo demás, me está reservada la corona de la justicia, que el Señor, juez justo, me dará en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que hayan aguardado con amor su manifestación. En mi primera defensa, nadie estuvo a mi lado, sino que todos me abandonaron. ¡No les sea tenido en cuenta! Mas el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que, a través de mí, se proclamara plenamente el mensaje y lo oyeran todas las naciones. Y fui librado de la boca del león. El Señor me librará de toda obra mala y me salvará llevándome a su reino celestial. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Versículo antes del Evangelio (2Cor 5,19): Aleluya. Dios ha reconciliado consigo al mundo, por medio de Cristo, y nos ha encomendado a nosotros el mensaje de la reconciliación. Aleluya.
Texto del Evangelio (Lc 18,9-14): En aquel tiempo, a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, Jesús les dijo esta parábola: «Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano.
»El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: ‘¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano. Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias’.
»En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: ‘¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!’. Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado».
«¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí...»
Rev. D. Joan Pere PULIDO i Gutiérrez Secretario del obispo de Sant Feliu
(Sant Feliu de Llobregat, España)
Hoy leemos con atención y novedad el Evangelio de san Lucas. Una parábola dirigida a nuestros corazones. Unas palabras de vida para desvelar nuestra autenticidad humana y cristiana, que se fundamenta en la humildad de sabernos pecadores («¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!»: Lc 18,13), y en la misericordia y bondad de nuestro Dios («Todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado»: Lc 18,14).
La autenticidad es, ¡hoy más que nunca!, una necesidad para descubrirnos a nosotros mismos y resaltar la realidad liberadora de Dios en nuestras vidas y en nuestra sociedad. Es la actitud adecuada para que la Verdad de nuestra fe llegue, con toda su fuerza, al hombre y a la mujer de ahora. Tres ejes vertebran a esta autenticidad evangélica: la firmeza, el amor y la sensatez (cf. 2Tim 1,7).
La firmeza, para conocer la Palabra de Dios y mantenerla en nuestras vidas, a pesar de las dificultades. Especialmente en nuestros días, hay que poner atención en este punto, porque hay mucho auto-engaño en el ambiente que nos rodea. San Vicente de Lerins nos advertía: «Apenas comienza a extenderse la podredumbre de un nuevo error y éste, para justificarse, se apodera de algunos versículos de la Escritura, que además interpreta con falsedad y fraude».
El amor, para mirar con ojos de ternura —es decir, con la mirada de Dios— a la persona o al acontecimiento que tenemos delante. San Juan Pablo II nos anima a «promover una espiritualidad de la comunión», que —entre otras cosas— significa «una mirada del corazón sobre todo hacia el misterio de la Trinidad que habita en nosotros, y cuya luz ha de ser reconocida también en el rostro de los hermanos que están a nuestro lado».
Y, finalmente, sensatez, para transmitir esta Verdad con el lenguaje de hoy, encarnando realmente la Palabra de Dios en nuestra vida: «Creerán a nuestras obras más que a cualquier otro discurso» (San Juan Crisóstomo).
domingo, 16 de octubre de 2022
SANTORAL DE HOY DOMINGO 16 DE OCTUBRE DE 2022
Agustín Thevarparampil "Kunjachan", Beato Sacerdote, 16 de octubre |
Jozef Jankowski, Beato Mártir Polaco, 16 Octubre |
Aniceto Koplinski, Beato Mártir Capuchino, 16 Octubre |
Gerardo Mayela, Santo Patrono de las parturientas, 16 de octubre |
Galo, Santo Sacerdote y Monje, 16 de octubre |
Eduviges, Santa Patrona de los afligidos y deudores, 16 Octubre |
Margarita María de Alacoque, Santa Memoria Litúrgica, 16 de octubre |
EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 16 DE OCTUBRE DE 2022
Domingo XXIX (C) del tiempo ordinario
Domingo 16 de octubre de 2022
Ver 1ª Lectura y Salmo
1ª Lectura (Éx 17,8-13): En aquellos días, Amalec vino y atacó a Israel en Refidín. Moisés dijo a Josué: «Escoge unos cuantos hombres, haz una salida y ataca a Amalec. Mañana yo estaré en pie en la cima del monte, con el bastón de Dios en la mano». Hizo Josué lo que le decía Moisés, y atacó a Amalec; entretanto, Moisés, Aarón y Jur subían a la cima del monte. Mientras Moisés tenía en alto las manos, vencía Israel; mientras las tenía bajadas, vencía Amalec. Y, como le pesaban los brazos, sus compañeros tomaron una piedra y se la pusieron debajo, para que se sentase; mientras, Aarón y Jur le sostenían los brazos, uno a cada lado. Así resistieron en alto sus brazos hasta la puesta del sol. Josué derrotó a Amalec y a su pueblo, a filo de espada.
Salmo responsorial: 120
R/. Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Levanto mis ojos a los montes: ¿de dónde me vendrá el auxilio? El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
No permitirá que resbale tu pie, tu guardián no duerme; no duerme ni reposa el guardián de Israel.
El Señor te guarda a su sombra, está a tu derecha; de día el sol no te hará daño, ni la luna de noche.
El Señor te guarda de todo mal, él guarda tu alma; el Señor guarda tus entradas y salidas, ahora y por siempre.
2ª Lectura (2Tim 3,14—4,2): Querido hermano: Permanece firme en lo que has aprendido y se te ha confiado, pues bien sabes de quiénes lo aprendiste y desde tu infancia estás familiarizado con la Sagrada Escritura, la cual puede darte la sabiduría que, por la fe en Cristo Jesús, conduce a la salvación. Toda la Sagrada Escritura está inspirada por Dios y es útil para enseñar, para reprender, para corregir y para educar en la virtud, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté enteramente preparado para toda obra buena. En presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos, te pido encarecidamente, por su advenimiento y por su Reino, que anuncies la palabra; insiste a tiempo y a destiempo; convence, reprende y exhorta con toda paciencia y sabiduría.
Versículo antes del Evangelio (Heb 4,12): Aleluya. La palabra de Dios es viva y eficaz y descubre los pensamientos e intenciones del corazón. Aleluya.
Texto del Evangelio (Lc 18,1-8): En aquel tiempo, Jesús les decía una parábola para inculcarles que es preciso orar siempre sin desfallecer. «Había un juez en una ciudad, que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres. Había en aquella ciudad una viuda que, acudiendo a él, le dijo: ‘¡Hazme justicia contra mi adversario!’. Durante mucho tiempo no quiso, pero después se dijo a sí mismo: ‘Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, como esta viuda me causa molestias, le voy a hacer justicia para que no venga continuamente a importunarme’».
Dijo, pues, el Señor: «Oíd lo que dice el juez injusto; y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que están clamando a él día y noche, y les hace esperar? Os digo que les hará justicia pronto. Pero, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?».
«Es preciso orar siempre sin desfallecer»
Rev. D. Pere CALMELL i Turet
(Barcelona, España)
Hoy, Jesús nos recuerda que «es preciso orar siempre sin desfallecer» (Lc 18,1). Enseña con sus obras y con las palabras. San Lucas se nos presenta como el evangelista de la oración de Jesús. Efectivamente, en algunas de las escenas de la vida del Señor, que los autores inspirados de la Escritura Santa nos transmiten, es únicamente Lucas quien nos lo muestra rezando.
En el Bautismo en el Jordán, en la elección de los Doce y en la Transfiguración. Cuando un discípulo le pidió «Señor, enséñanos a orar» (Lc 11,1), de sus labios salió el Padrenuestro. Cuando anuncia las negaciones a Pedro: «Yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca» (Lc 22,32). En la crucifixión: «Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen» (Lc 23,34). Cuando muere en la Cruz: «Padre, en tus manos pongo mi espíritu», del Salmo 31. El Señor mismo es modelo de la oración de petición, especialmente en Getsemaní, según la descripción de todos los evangelistas.
—Puedo ir concretando cómo elevaré el corazón a Dios en las distintas actividades, porque no es lo mismo hacer un trabajo intelectual que manual; estar en la iglesia que en el campo de deportes o en casa; conducir por la ciudad que por la autopista; no es lo mismo la oración de petición que el agradecimiento; o la adoración que pedir perdón; de buena mañana que cuando llevamos todo el cansancio del día. San Josemaría Escrivá nos da una receta para la oración de petición: «Más consigue aquel que importuna más de cerca... Por tanto, acércate a Dios: esfuérzate por ser santo».
Santa María es modelo de oración, también de petición. En Caná de Galilea es capaz de avanzar la hora de Jesús, la hora de los milagros, con su petición, llena de amor por aquellos esposos y llena de confianza en su Hijo.