ACTO DE CONTRICIÓN
¡Oh Jesús, mi Salvador! Por ser Vos quién sois os amo sobre todas las cosas y me arrepiento de haberos ofendido; prometo con vuestra ayuda enmendarme y espero en vuestra misericordia que me perdonaréis todas mis culpas y pecados y me daréis gracia para perseverar en vuestro servicio y salvarme. Amén.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh glorioso San Buenaventura, hijo del corazón de Francisco, gloria de la Orden Seráfica y columna de la Iglesia Católica! Por el celo con que mirasteis la honra y gloria de Dios, dad una mirada a todos los fieles e inspiradles una sólida piedad y una devoción sincera, que los separe del amor de las cosas terrenas y los una íntimamente a Dios. Una piedad que es útil para todo, y que lleva en sí la paz y la concordia, el sostén de la familia, la fraternidad y caridad cristianas, ornamento de la piedad y de la Iglesia. Una piedad que une a los habitantes de este destierro con los ciudadanos de la patria celestial, y que ilumina la inteligencia con la luz increada que es sabiduría y amor; y mantiene viva la fe, firme la esperanza , hasta que por medio de la caridad nos introduce en el seno de Dios para disfrutar de su gloria por toda una feliz y dichosa eternidad. Ventura sin igual, de corazón seráfico, de espíritu angélico, genio de la sabiduría, enviadnos un rayo de luz y una centella de amor para conocer los peligros y aborrecer todo lo terreno, a fin de que nuestro corazón se mantenga fiel a las divinas inspiraciones y con el ejercicio de la virtud merezcamos llegar a poseer y gozar las delicias del amor eterno. Amén.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh Serafín humano, antorcha luminosa, glorioso Ventura! Etna sagrado del divino Amor que inflamáis las voluntades con vuestras luces y ejemplos, oíd los ruegos de vuestros devotos y atended a mis necesidades y a las de la Iglesia; rogad al Padre que nos haga humildes, obedientes y castos, caritativos con todos, amantes de la Pasión de Jesús, para que su memoria nos mueva a obrar en un todo conforme a su divina voluntad, y alcancemos las felicidades de la gloria. Amén.
DÍA 1º
(Recénse el Acto de Contricción y la Oración Inicial)
Caridad del Seráfico Doctor
Fue tan eminente Serafín Ventura en esta virtud, que, correspondiendo fielmente al amor del Salvador, vivía abrasado en amorosos incendios, haciéndose acreedor al título de Doctor Seráfico. Más, reputábase indigno de recibir en su pecho a Jesús Sacramentado, y prendado el Señor de la fineza de su siervo, le mandó un Serafín que le administrase el Pan de los Ángeles, premiando así su humildad. En su última enfermedad, impedido de recibir a Jesús, rogó que para su consuelo le presentasen la Sagrada Hostia, y abriéndosele el mismo costado, el mismo Jesús Sacramentado se introdujo en su pecho.
(Demos gracias a Dios por lo admirable que se muestra en sus Santos y digamos la siguiente...)
ORACIÓN
Dulcísimo Jesús, ya que vuestro amor os ha obligado a quedaros con nosotros en el Sacramento del altar hasta la consumación de los siglos os adoro y os alabo por tanta fineza, y por el amor con que mirasteis a vuestro siervo Ventura, os suplico me hagáis digno de acercarme a la Sagrada Mesa para merecer vuestra piedad y llegar a veros y poseeros en la gloria. Amén.
(Récense tres Padrenuestros, y pídase al Santo la gracia que se desee terminando con la siguiente...)
(Récense tres Padrenuestros y la Oración Final para todos los días)
DIA 2º
(Recénse el Acto de Contricción y la Oración Inicial)
Oración de San Buenaventura
Esta virtud es la oficina de las divinas virtudes y el taller de los buenos propósitos. Fue tan eminente el Santo en ella, que más parecía espíritu que hombre en carne mortal. Eran tan vehementes los ímpetus de sus amorosos incendios, que derramaba abundantes lágrimas por las culpas de los hombres. Miraba como habían puesto estos a su enamorado Jesús en quién vivía, y pedía perdón por los pecadores, socorriéndolos con entrañable compasión, a fin de que no se malograse en ellos el fruto de la Pasión del Salvador.
(Demos gracias a Dios por haber dado a la Iglesia un Santo tan admirable, y digamos la siguiente ...)
ORACIÓN
Amantísimo Jesús mío, que orando en el huerto os cubristeis de mortales agonías y sudasteis sangre por mis pecados, os doy gracias por este favor, y me gozo del don de lágrimas que disteis a vuestro siervo Ventura, suplicándoos por sus méritos que os compadezcáis de mí y me concedáis una fervorosa devoción a vuestra sagrada Pasión y una fuente de lágrimas para llorar mis pecados y conseguir la gloria. Amén.
(Récense tres Padrenuestros y la Oración Final para todos los días)
DÍA 3º
(Recénse el Acto de Contricción y la Oración Inicial)
Humildad de San Buenaventura
La humildad es el fundamento en que estriba el edificio espiritual. Ventura poseyó esa virtud en grado tan heroico, que se reputó siempre por la criatura más indigna. De la Pasión de Jesús y del propio conocimiento sacó el Santo esta preciosa perla, y las luces que despedía de sí procuraba apagarlas con los empleos más bajos que hallaba; en los trabajos más penosos se le veía siempre el primero, y se creía tan obligado a ellos cuanto más elevada era la dignidad que tenía; de este modo obraba por la persuasión que tenía de su nada y era una nueva puerta abierta para que entrase con nuevas llamas en su corazón el incendio de amor divino que lo consumía.
(Demos gracias a Dios por habernos mostrado en su siervo lo mucho que le agradan los humildes, y digamos la siguiente...)
ORACIÓN
Dulcísimo Jesús mío, que dejasteis atónitos a los Ángeles con vuestra humildad, confundiendo con ella la altanería y soberbia humana; yo os alabo por habernos enseñado un camino ignorado del todo de los mundanos, y os suplico, por intercesión de vuestro siervo, que os apiadéis de mí y abatáis todos mis pensamientos de soberbia, orgullo y propia estimación, para que, libre de los insultos de la presunción, pueda llegar un día a gozaros en la gloria. Amén.
(Récense tres Padrenuestros y la Oración Final para todos los días)
DÍA 4º
(Recénse el Acto de Contricción y la Oración Inicial)
Paciencia del Seráfico Doctor
La paciencia es una virtud desconocida y menos aplicada entre los hombres; pero Ventura nos dio tales ejemplos, que se esforzó y propuso imitar a Jesús, cuya infinita paciencia en sufrir por los hombres tenía siempre presente, para alentar su espíritu y no desfallecer en los insultos que le hiciesen sus enemigos. Fue acusado en un Capítulo General de que recibía con demasiada piedad y conmiseración a los malos y apóstatas y el Santo sin inmutarse dijo para su descargo: “es verdad que los recibo con amor y los castigo con benignidad; pero no creo que con esto me separe en un ápice de los consejos de mi Padre San Francisco, siguiendo más el camino de la clemencia que el de la justicia”. Pero si a los pecadores les manifestaba su benignidad, a los adversarios de la Religión los perseguía con todo rigor de justicia; se oponía a ellos con tal valore intrepidez, que desbarató sus posturas y los llenó de confusión con sus escritos. Es que el pecado de la Magdalena y de la adúltera es más tolerable que el de Judas y Simón y el de los fariseos.
(Demos gracias a Dios por haber concedido a la Iglesia un tan digno Pastor, y a la virtud y a la Religión tan insigne Protector, y digamos la siguiente...)
ORACIÓN
Pacientísimo Jesús mío, que sufriendo y padeciendo jamás abristeis vuestra boca para quejaros, os doy gracias por tan luminoso ejemplo de paciencia y por haber comunicado esta divina virtud a vuestro siervo Ventura, y os suplico que por su intercesión me consoléis y deis gracia para sufrir pacientemente todos los contratiempos de la vida, hasta llegar al descanso de la eterna. Amén.
(Récense tres Padrenuestros y la Oración Final para todos los días)
DÍA 5º
(Recénse el Acto de Contricción y la Oración Inicial)
Mansedumbre de San Buenaventura
Aprender de Mí que soy manso y humilde de corazón, nos dice el Salvador; y San Buenaventura fue tan conforme a Jesús, y aprendió tan bien esta lección, que la Iglesia alaba a Dios porque nos dio un varón sabio, elocuente, manso, modesto y amado de todos.
Como imán arrastraba las voluntades, y en dieciocho años que gobernó la Orden no hubo súbdito que de sus amonestaciones no sacase fruto y quedase corregido y enmendado. Su celo no le permitía disimular, pero templaba de tal modo su obrar, que, sin desnudar la espada del castigo, dejaba confuso y arrepentido al culpable.
La benignidad y la llaneza con que trataba a todos sus súbditos hechizaba sus voluntades, y la mansedumbre de su vida era un incentivo de bien obrar para los buenos y una tácita y elocuente reprensión para los malos.
(Demos gracias a Dios por habernos dado un modelo tan acabado de mansedumbre, y digamos la siguiente...)
ORACIÓN
¡Oh Jesús, manso y humilde de corazón! que siendo Señor de cielos y tierra os sujetasteis, como manso cordero, a la voluntad de los hombres, y os entregasteis en manos de los pérfidos judíos; yo os alabo, y os ruego humildemente que, por los méritos de vuestro siervo, me concedáis la mansedumbre y apacibilidad, para que haciéndome grato a vuestra vista, merezca gozaros eternamente. Amén.
(Récense tres Padrenuestros y la Oración Final para todos los días)
DÍA 6º
(Recénse el Acto de Contricción y la Oración Inicial)
Obediencia del Seráfico Doctor
Jesús se hizo por nosotros obediente hasta la muerte, y vino al mundo para obedecer y hacer la voluntad del Padre; y Ventura, mirándose en este divino retrato, obedecía con tal sumisión a todas las inspiraciones divinas, que siempre alcanzaba mejoras para su espíritu.
Cuando admitió el Obispado y el Capelo cardenalicio descubrió los primores de su obediencia. El Legado Pontificio lo halló ocupado en fregar platos; y después de haberlo recibido con toda la urbanidad debida, le pidió permiso para no faltar a tan humilde oficio, y colgando el Capelo en un palo seco, siguió fregando los demás. El Señor quiso manifestar con cuanto agrado había recibido aquel acto de humildad, y obró para ello un prodigio, haciéndolo que floreciera la vara que había sostenido el Capelo.
(Demos gracias a Dios por las maravillas de su poder, y digamos la siguiente...)
ORACIÓN
¡Oh benditísimo y amabilísimo Jesús! Que por recatarnos de la opresión y tiranía del pecado os sujetasteis a las ignominias y desprecios; os alabo con todo el rendimiento de mi corazón y me gozo de la virtud de vuestro siervo, suplicandoos humildemente que me consoléis en mis afliciones y me deis un corazón sumiso y obediente a vuestras inspiraciones, y después la gloria eterna. Amén.
(Récense tres Padrenuestros y la Oración Final para todos los días)
DÍA 7º
(Recénse el Acto de Contricción y la Oración Inicial)
Misericordia de San Buenaventura
Era tan connatural la compasión del Santo, que, contemplando el infinito amor que Dios mostró a los hombres, nacía en su pecho un celo tan ardiente de la salvación de las almas, que llegó a prorrumpir en estas tiernas expresiones: “Si yo estuviese certísimo de que no había de ver jamás la cara de Dios, sin embargo, desearía morir por cualquier alma que se hallase en el estado miserable de la culpa, no esperando otro premio que la satisfacción de que todos gozasen de la gloria eterna”. Después de las necesidades espirituales, miraba con tierna conmiseración por las necesidades corporales de sus prójimos. Es abogado para la felicidad de los partos, y se implora su patrocinio para alcanzar la fecundidad, para ahuyentar los demonios de los posesos, para las cosas perdidas, dolencia de ojos y gota, y su misericordia se extiende a todas las necesidades; por lo que no en vano se llama Buenaventura.
(Demos gracias a Dios por habernos dado un ejemplar tan cumplido de misericordia, y digamos la siguiente...)
ORACIÓN
¡Oh misericordioso Jesús! Bendita sea vuestra liberalidad; pues no contento con derramar vuestra preciosísima sangre y llenar la tierra de vuestras misericordias, nos habéis dado un varón tan misericordiosos y compasivo. Os doy gracias por todos los favores recibidos, y os suplico me llenéis de conmiseración para con los prójimos y me concedáis la dicha de ser bienaventurado con los misericordiosos. Amén.
(Récense tres Padrenuestros y la Oración Final para todos los días)
DÍA 8º
(Recénse el Acto de Contricción y la Oración Inicial)
Castidad admirable del Santo.
La castidad es la perla preciosísima que trajo del seno del Eterno Padre a su Unigénito y le encerró en el seno purísimo de María. Fue tan singular Ventura en esta virtud, como imitador de los candores de Jesús. Le dotó la naturaleza de una gracia tan especial, que su mirada infundía pureza y su castidad era contagiosa. Su modestia compostura y candidez fueron tales, que su maestro Alejandro de Alés decía de su santo discípulo: ”Este es un verdadero israelita, y parece que Adán no pecó el él”. Era tan devoto de la Reina del Cielo, que sus escritos en honor de María parecen inspirados en el Espíritu Santo; y con un celo de Serafín predicaba sus glorias, persuadía su devoción, exhortando a sus devotos a la continencia y castidad.
(Demos gracias a Dios y solicitemos las virtudes del Santo, diciendo la siguiente...)
ORACIÓN
¡Oh Jesús! lirio de pureza, y paraíso celestial, que respiráis candores celestiales por esas cinco llagas, que son como fragantes azucenas y bellísimas rosas; os doy gracias por las enseñanzas que me dais por medio de vuestro siervo para vivir recatado, y os suplico, Amor purísimo de las almas, que me concedáis la virtud de la castidad, para que un día tenga la dicha, Cordero purísimo, de seguiros con el coro de purísimas vírgenes y alabaros por toda la eternidad en la gloria. Amén.
(Récense tres Padrenuestros y la Oración Final para todos los días)
DIA 9º
(Recénse el Acto de Contricción y la Oración Inicial)
Pobreza de San Buenaventura
Bienaventurados los pobres de espíritu, dijo el Salvador, porque de ellos es el reino de los cielos.
Siendo Señor de cielos y tierra, quiso vivir pobre en este mundo, y al morir no tuvo donde reclinar su cabeza, dándonos una lección practica de lo que nos había predicado; y Ventura fue tan conforme al espíritu de su Maestro Jesús, que en ella veía encerradas, como su Padre San Francisco, las riquezas del reino de los cielos. Hay quienes se fatigan para atesorar cosas terrenas; pero Ventura las despreciaba y aconsejaba se desprecio, buscando verdaderas riquezas, que son las del cielo. Veras divitias amate, si vere divites esse cupitis. Tan desasido estaba de las cosas y grandezas de la tierra, que, habiendo comprometido el Colegio de Cardenales la elección del Papa en Ventura, autorizándole para elegirse a sí mismo, eligió al que fue Gregorio X, y hoy es Bienaventurado, dando al mundo una buena lección de modestia. Renunció al Arzobispado de York el más pingüe de Inglaterra, y tanta fuerza hicieron sus suplicas en el ánimo de Clemente IV, cuando se postró a sus pies pidiéndole con lágrimas que le dispensase de aquella carga, que obligado a su humildad, le dijo: “Bien, persevera en tu testamento y consérvalo en tu Religión confirmándote más en la obras de la divina Ley”.
(Demos gracias a Dios por los maravillosos ejemplos que nos dio en su siervo Ventura, y digamos la siguiente...)
ORACIÓN
¡Oh mi Jesús, pobre en Belén y desnudo en la cruz! Bendito seáis por las elocuentes lecciones que me habéis dado del desprecio de las cosas de este mundo. Haced que me mire continuamente en el modelo que me presentáis, y por los méritos de vuestro siervo os suplico que miréis con benignos ojos y perdonéis mi falta de espíritu de pobreza, y apartando en adelante mi corazón de las cosas de la tierra, enamorado de vuestra pobreza, dos cosas se mueven a amarla sin cesar, esto es, vuestro divino ejemplo, que es irreprensible, y vuestras divinas promesas, que son inestimables, para que un día vuele a las eternas moradas de la gloria. Amén.
(Récense tres Padrenuestros y la Oración Final para todos los días)
NOTA: Lla Novena, ha sido extraída del Novenario existente en la Iglesia de Alcudia.