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lunes, 19 de marzo de 2012
ORACIÓN A SAN JOSÉ
ACORDAOS SAN JOSE...
Acordaos, oh castísimo esposo de la Virgen María y amable protector mío San José, que jamás se ha oído decir que ninguno haya invocado vuestra protección e implorado vuestro auxilio sin haber sido consolado. Lleno, pues, de confianza en vuestro poder, ya que ejercisteis con Jesús el cargo de Padre, vengo a vuestra presencia y me encomiendo a Vos con todo fervor. No desechéis mis súplicas, antes bien acogedlas propicio y dignaos acceder a ellas piadosamente. Amén.
José, "un hombre sin importancia"
José, "un hombre sin importancia"
En nuestra vida tratemos de no perder de vista a San José, “un hombre sin importancia”
En nuestra vida de cristianos, de religiosos, de sacerdotes, de laicos, lanzados todos al ritmo del trabajo diario, llenos de preocupaciones, de esquemas y planificaciones, de apuros y sofocones… francamente no tenemos casi tiempo de ocuparnos de los hombres sin importancia, de los rutinarios y vulgares acontecimientos… Casi tendríamos que bajar de nuestra montaña de problemas, para dar tiempo a quien no pareciera tener importancia…
Decididamente nos preguntamos ¿quién era el prototipo del "sin importancia"? Lo mejor será preguntárselo a San José de Nazaret.
Vamos a preguntarle a José, cómo se puede tener una vida llena pletórica, generosa, fecunda, eficaz y feliz sin ser persona conocida, publicitada y sin estar de turno…
Se lo vamos a preguntar a José que no fue nada de eso tan importante, de eso que nosotros somos o aspiramos a ser…
Se lo vamos a preguntar a José del que apenas se sabía nada fuera de que era un hombre bueno… Del que se supo bastante menos que de Juan, Santiago, Judas Tadeo, Marcos, María, Timoteo, Priscila y Apolo, pero también sin gran nombradía.
Se lo vamos a preguntar a José de quien lo único que sabemos es que estuvo 30 años con Él, es decir, con Jesús. Con Él, pero siempre detrás, sin dejarnos un discurso, ni una carta, ni un himno, ni una frase…
Ya estamos adivinando las respuestas: El hombre no importante, José: es decir, el no-protagonista más grande de la historia. ¡Cómo se puede ser grande!
El que comienza por no ser tantas cosas interesantes, ni halagadoras, ni infladotas, ni suficientes.
No fue corredentor… ni apóstol, ni mártir…
Ni obispo, ni diácono… ni asesor, ni profesor…
Ni seglar carismático. De todo esto no hay noticias…
Ese José número dos, tres, cuatro, que nos deja en ridículo a los que pretendemos ser "número uno"
Vamos a entrevistar a José en su taller. A José que está allí entre sus tablas, que ni dictamina, ni pregona, ni se siente problematizado, que ni protesta, ni profetiza.
Vamos a reportear a José que cuidadosamente "guarda todas las cosas en su corazón" y sigue trabajando y sirviendo, amando, callando, aceptando y obedeciendo.
Si es así, digámosle a José: ¡Enséñanos José! Instrúyenos José para saber:
- Cómo se es no protagonista…
- Cómo se trabaja sin exhibirse y sin apariencias…
- Cómo se avanza sin pisotear al prójimo, sin relegar a nadie, al hermano o a la esposa, al vecino…
- Cómo se colabora sin mandonear…
- Cómo se da y nos damos sin bombo ni platillos…
- Cómo se ama sin reclamar…
- Cómo se vive siendo número dos, tres, cuatro... o cinco…
- Cómo se hacen las cosas grandes desde un segundo lugar…
Enséñanos José, cómo la inmensa mayoría de nosotros debemos ocupar esos segundos lugares en los que se esconde nuestra verdadera y oculta grandeza.
Enséñanos José a vivir con elegancia siendo no-importantes.
Te pedimos José, que nos convenzas de que se puede ser útil, fiel, efectivo y héroe sin ser importante.
Enséñanos José a luchar como tú, campeón de la aceptación de la voluntad de Dios, sin aplausos; cómo se avanza sin publicidad y… esto es importante: cómo se persevera en la sin esperanza de que le hagan un homenaje.
José de Nazaret, que no fuiste miembro de ningún directorio, ni de ninguna comisión organizadora, haznos comprender cómo desarrollarse al máximo las posibilidades de tu silenciosa y humilde persona, como "te realizaste", allí en tu casa de Nazaret, en tu pobre taller, sin angustias deprimentes, sin los vicios de tu YO…
José de Nazaret, los iniciadores de tiempos nuevos, de soluciones sensacionales, de profetismos alucinantes, los que hoy "nacen" con vocación de primeras figuras, nos desconciertan bastante, pues dan la impresión de que todos quieren tomar las riendas y notamos que "nadie quiere tirar del carro". Notamos que todos quieren sentirse "llamados" y no vemos que quieran servir y colaborar desde el anonimato…
¡Admirable José! Nunca colgó las herramientas, nunca salió a la plaza diciendo que sabía muy bien donde estaba la salvación…
Sabiendo lo que sabía, no se puso a la cabeza de ningún comité Nazarenato, Galileo o Samaritano… El silencio de su trabajo lo tiene en su puesto.
Lo que nos extraña es la actitud de José, es decir, ¿Cómo se las componía José para ser útil, positivo, trabajador, humilde, sin necesidad de ser importante, de ser protagonista, de ser imprescindible? ¿Cómo lograba José darlo todo, sintiendo dentro de su casa, de su taller y de su corazón una paz y felicidad tan profunda?
Pero San José, en lugar de sentir el halago de ser reporteado, nos sonríe y sigue entre sus tablas hasta muy tarde. María y José ya descansan… José apaga las lámparas después de ordenar su taller para volver a empezar mañana…
Es el que mejor sabe aquello de que el ruido no hace bien y que el bien no hace ruido…
Ah… nos olvidábamos de los datos personales de José:
- Nació en Nazaret
- Novió y se casó con María
- Era carpintero de oficio
- El Espíritu Santo lo llama "varón justo"
- Tenía un sobrenombre: "sombra de Dios"
- Misión que cumplir:
* velar por el honor de María y su prestigio
* proteger el nacimiento y crecimiento de Jesús con delicadeza, dedicación y trabajo del mejor padre que vivió en la tierra.
- Murió en los brazos de Jesús y María ¡Qué dicha!
- Es patrono de la Iglesia Universal (Pío XI)
- En el cielo todo lo consigue (palabras de Santa Teresa)
San José... ¡Dame tu temple y tu fe!
A San José se le podrían aplicar las palabras de Is.30.15: "En el sosiego y la confianza está nuestra victoria. En el silencio y la esperanza está nuestra fortaleza"
En nuestra vida tratemos de no perder de vista a San José, “un hombre sin importancia”
En nuestra vida de cristianos, de religiosos, de sacerdotes, de laicos, lanzados todos al ritmo del trabajo diario, llenos de preocupaciones, de esquemas y planificaciones, de apuros y sofocones… francamente no tenemos casi tiempo de ocuparnos de los hombres sin importancia, de los rutinarios y vulgares acontecimientos… Casi tendríamos que bajar de nuestra montaña de problemas, para dar tiempo a quien no pareciera tener importancia…
Decididamente nos preguntamos ¿quién era el prototipo del "sin importancia"? Lo mejor será preguntárselo a San José de Nazaret.
Vamos a preguntarle a José, cómo se puede tener una vida llena pletórica, generosa, fecunda, eficaz y feliz sin ser persona conocida, publicitada y sin estar de turno…
Se lo vamos a preguntar a José que no fue nada de eso tan importante, de eso que nosotros somos o aspiramos a ser…
Se lo vamos a preguntar a José del que apenas se sabía nada fuera de que era un hombre bueno… Del que se supo bastante menos que de Juan, Santiago, Judas Tadeo, Marcos, María, Timoteo, Priscila y Apolo, pero también sin gran nombradía.
Se lo vamos a preguntar a José de quien lo único que sabemos es que estuvo 30 años con Él, es decir, con Jesús. Con Él, pero siempre detrás, sin dejarnos un discurso, ni una carta, ni un himno, ni una frase…
Ya estamos adivinando las respuestas: El hombre no importante, José: es decir, el no-protagonista más grande de la historia. ¡Cómo se puede ser grande!
El que comienza por no ser tantas cosas interesantes, ni halagadoras, ni infladotas, ni suficientes.
No fue corredentor… ni apóstol, ni mártir…
Ni obispo, ni diácono… ni asesor, ni profesor…
Ni seglar carismático. De todo esto no hay noticias…
Ese José número dos, tres, cuatro, que nos deja en ridículo a los que pretendemos ser "número uno"
Vamos a entrevistar a José en su taller. A José que está allí entre sus tablas, que ni dictamina, ni pregona, ni se siente problematizado, que ni protesta, ni profetiza.
Vamos a reportear a José que cuidadosamente "guarda todas las cosas en su corazón" y sigue trabajando y sirviendo, amando, callando, aceptando y obedeciendo.
Si es así, digámosle a José: ¡Enséñanos José! Instrúyenos José para saber:
- Cómo se es no protagonista…
- Cómo se trabaja sin exhibirse y sin apariencias…
- Cómo se avanza sin pisotear al prójimo, sin relegar a nadie, al hermano o a la esposa, al vecino…
- Cómo se colabora sin mandonear…
- Cómo se da y nos damos sin bombo ni platillos…
- Cómo se ama sin reclamar…
- Cómo se vive siendo número dos, tres, cuatro... o cinco…
- Cómo se hacen las cosas grandes desde un segundo lugar…
Enséñanos José, cómo la inmensa mayoría de nosotros debemos ocupar esos segundos lugares en los que se esconde nuestra verdadera y oculta grandeza.
Enséñanos José a vivir con elegancia siendo no-importantes.
Te pedimos José, que nos convenzas de que se puede ser útil, fiel, efectivo y héroe sin ser importante.
Enséñanos José a luchar como tú, campeón de la aceptación de la voluntad de Dios, sin aplausos; cómo se avanza sin publicidad y… esto es importante: cómo se persevera en la sin esperanza de que le hagan un homenaje.
José de Nazaret, que no fuiste miembro de ningún directorio, ni de ninguna comisión organizadora, haznos comprender cómo desarrollarse al máximo las posibilidades de tu silenciosa y humilde persona, como "te realizaste", allí en tu casa de Nazaret, en tu pobre taller, sin angustias deprimentes, sin los vicios de tu YO…
José de Nazaret, los iniciadores de tiempos nuevos, de soluciones sensacionales, de profetismos alucinantes, los que hoy "nacen" con vocación de primeras figuras, nos desconciertan bastante, pues dan la impresión de que todos quieren tomar las riendas y notamos que "nadie quiere tirar del carro". Notamos que todos quieren sentirse "llamados" y no vemos que quieran servir y colaborar desde el anonimato…
¡Admirable José! Nunca colgó las herramientas, nunca salió a la plaza diciendo que sabía muy bien donde estaba la salvación…
Sabiendo lo que sabía, no se puso a la cabeza de ningún comité Nazarenato, Galileo o Samaritano… El silencio de su trabajo lo tiene en su puesto.
Lo que nos extraña es la actitud de José, es decir, ¿Cómo se las componía José para ser útil, positivo, trabajador, humilde, sin necesidad de ser importante, de ser protagonista, de ser imprescindible? ¿Cómo lograba José darlo todo, sintiendo dentro de su casa, de su taller y de su corazón una paz y felicidad tan profunda?
Pero San José, en lugar de sentir el halago de ser reporteado, nos sonríe y sigue entre sus tablas hasta muy tarde. María y José ya descansan… José apaga las lámparas después de ordenar su taller para volver a empezar mañana…
Es el que mejor sabe aquello de que el ruido no hace bien y que el bien no hace ruido…
Ah… nos olvidábamos de los datos personales de José:
- Nació en Nazaret
- Novió y se casó con María
- Era carpintero de oficio
- El Espíritu Santo lo llama "varón justo"
- Tenía un sobrenombre: "sombra de Dios"
- Misión que cumplir:
* velar por el honor de María y su prestigio
* proteger el nacimiento y crecimiento de Jesús con delicadeza, dedicación y trabajo del mejor padre que vivió en la tierra.
- Murió en los brazos de Jesús y María ¡Qué dicha!
- Es patrono de la Iglesia Universal (Pío XI)
- En el cielo todo lo consigue (palabras de Santa Teresa)
San José... ¡Dame tu temple y tu fe!
A San José se le podrían aplicar las palabras de Is.30.15: "En el sosiego y la confianza está nuestra victoria. En el silencio y la esperanza está nuestra fortaleza"
SAN JOSÉ - 19 DE MARZO
SAN JOSE - 19 DE MARZO
Hoy celebramos jubilosos la festividad de san José, esposo de la Santísima Virgen y padre adoptivo de Jesús.
¿Por qué podemos decir que san José es el santo más excelso después de la Santísima Virgen María?
Por su santidad basada en la unión e intimidad con Jesucristo, ya que ningún hombre estuvo más cerca de Jesucristo que san José, que fue, la imagen de Dios-Padre así como el hombre más cercano a Jesús niño y joven.
Hoy san José sigue estando junto a Jesús en el cielo y, como decía santa Teresa, no puede haber cosa que desee y que le niegue Jesús. Por eso debemos invocarle con mucha fe para nosotros mismos, para la unión en las familias, para el bien de la Iglesia y para que todos podamos tener, como él, una santa muerte en los brazos de Jesús y de María. Pongamos nuestros trabajos en las manos de Dios, como san José, y un día podremos gozar para siempre de su compañía.
Hoy celebramos jubilosos la festividad de san José, esposo de la Santísima Virgen y padre adoptivo de Jesús.
¿Por qué podemos decir que san José es el santo más excelso después de la Santísima Virgen María?
Por su santidad basada en la unión e intimidad con Jesucristo, ya que ningún hombre estuvo más cerca de Jesucristo que san José, que fue, la imagen de Dios-Padre así como el hombre más cercano a Jesús niño y joven.
Hoy san José sigue estando junto a Jesús en el cielo y, como decía santa Teresa, no puede haber cosa que desee y que le niegue Jesús. Por eso debemos invocarle con mucha fe para nosotros mismos, para la unión en las familias, para el bien de la Iglesia y para que todos podamos tener, como él, una santa muerte en los brazos de Jesús y de María. Pongamos nuestros trabajos en las manos de Dios, como san José, y un día podremos gozar para siempre de su compañía.
San José
Autor: P. Ángel Amo | Fuente: Catholic.net José, Santo | ||||||||||||||||||||
Esposo de la Virgen María, Marzo 19 | ||||||||||||||||||||
Esposo de la Virgen MaríaEtimológicamente; José = Aquel al que Dios ayuda, es de origen hebreo. Las fuentes biográficas que se refieren a san José son, exclusivamente, los pocos pasajes de los Evangelios de Mateo y de Lucas. Los evangelios apócrifos no nos sirven, porque no son sino leyendas. “José, hijo de David”, así lo llama el ángel. El hecho sobresaliente de la vida de este hombre “justo” es el matrimonio con María. La tradición popular imagina a san José en competencia con otros jóvenes aspirantes a la mano de María. La elección cayó sobre él porque, siempre según la tradición, el bastón que tenía floreció prodigiosamente, mientras el de los otros quedó seco. La simpática leyenda tiene un significado místico: del tronco ya seco del Antiguo Testamento refloreció la gracia ante el nuevo sol de la redención. El matrimonio de José con María fue un verdadero matrimonio, aunque virginal. Poco después del compromiso, José se percató de la maternidad de María y, aunque no dudaba de su integridad, pensó “repudiarla en secreto”. Siendo “hombre justo”, añade el Evangelio -el adjetivo usado en esta dramática situación es como el relámpago deslumbrador que ilumina toda la figura del santo-, no quiso admitir sospechas, pero tampoco avalar con su presencia un hecho inexplicable. La palabra del ángel aclara el angustioso dilema. Así él “tomó consigo a su esposa” y con ella fue a Belén para el censo, y allí el Verbo eterno apareció en este mundo, acogido por el homenaje de los humildes pastores y de los sabios y ricos magos; pero también por la hostilidad de Herodes, que obligó a la Sagrada Familia a huir a Egipto. Después regresaron a la tranquilidad de Nazaret, hasta los doce años, cuando hubo el paréntesis de la pérdida y hallazgo de Jesús en el templo. Después de este episodio, el Evangelio parece despedirse de José con una sugestiva imagen de la Sagrada Familia: Jesús obedecía a María y a José y crecía bajo su mirada “en sabiduría, en estatura y en gracia”. San José vivió en humildad el extraordinario privilegio de ser el padre putativo de Jesús, y probablemente murió antes del comienzo de la vida pública del Redentor. Su imagen permaneció en la sombra aun después de la muerte. Su culto, en efecto, comenzó sólo durante el siglo IX. En 1621 Gregorio V declaró el 19 de marzo fiesta de precepto (celebración que se mantuvo hasta la reforma litúrgica del Vaticano II) y Pío IX proclamó a san José Patrono de la Iglesia universal. El último homenaje se lo tributó Juan XXIII, que introdujo su nombre en el canon de la misa
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sábado, 17 de marzo de 2012
San Patricio de Irlanda
Autor: . | Fuente: Corazones.org Patricio, Santo | ||||||||||||||||
Obispo y patrón de Irlanda, Marzo 17 | ||||||||||||||||
ObispoEtimológicamente: Patricio = Aquel que es un patricio o noble, es de origen latino No se conoce con exactitud los datos cronológicos del Apóstol de Irlanda. Por lo que el santo dice de si mismo, se supone que era de origen romano-bretón. Su padre Calpurnio era diácono y oficial del ejercito romano; su madre era familia de San Martín de Tours; su abuelo había sido sacerdote ya que en aquellos tiempos no se había impuesto aún la ley del celibato sacerdotal en todo el occidente. Se afirma que fue alrededor del año 403, a la edad de 16 años, que cayó prisionero de piratas junto con otros jóvenes para ser vendido como esclavo a un pagano del norte de Irlanda llamado Milcho. Lo sirvió cuidando ovejas. Trató de huir varias veces sin éxito. La Divina Providencia aprovechó este tiempo de esclavitud, de rudo trabajo y sufrimiento, para espiritualizarlo, preparándolo para el futuro, ya que el mismo dijo que hasta entonces "aún no conocía al verdadero Dios", queriendo decir que había vivido indiferente a los consejos y advertencias de la Iglesia. Se cree que el lugar de su cautiverio fue en las costas de Mayo, al borde del bosque de Fochlad (o Foclut). De ser así, el monte de Crochan Aigli, que fue escenario del famoso ayuno de San Patricio, también fue el lugar donde vivió los tristes años de su juventud. Lo mas importante es que para entonces, como el lo dice: "oraba de continuo durante las horas del día y fue así como el amor de Dios y el temor ante su grandeza, crecieron mas dentro de mí, al tiempo que se afirmaba mi fe y mi espíritu se conmovía y se inquietaba, de suerte que me sentía impulsado a hacer hasta cien oraciones en el día y, por la noche otras tantas. Con este fin, permanecía solo en los bosques y en las montañas. Y si acaso me quedaba dormido, desde antes de que despuntara el alba me despertaba para orar, en tiempos de neviscas y de heladas, de niebla y de lluvias. Por entonces estaba contento, porque lejos de sentir en mi la tibieza que ahora suele embargarme, el espíritu hervía en mi interior". Después de seis años en tierra de Irlanda y de haber rezado mucho a Dios para que le iluminara sobre su futuro, una noche soñó que una voz le mandaba salir huyendo y llegar hasta el mar, donde un barco lo iba a recibir. Huyendo, caminó mas de 300 kilómetros para llegar a la costa. Encontró el barco, pero el capitán se negaba rotundamente a transportarlo. Sus reiteradas peticiones para que le dejasen viajar gratis fueron siempre rechazadas, hasta que al fin, después de mucho orar con fervor, el capitán accedió a llevarlo hasta Francia. La travesía fue aventurada y peligrosa. Después de tres días de tormenta en el mar, tocaron tierra en un lugar deshabitado de la costa, caminaron un mes sin encontrar a nadie y hasta las provisiones se agotaron. Patricio narra esa aventura diciendo: "llegó el día en que el capitán de la nave, angustiado por nuestra situación, me instaba a pedir el auxilio del cielo. ´¿Cómo es que nos sucede esto, cristiano? Dijiste que tu Dios era grande y todopoderoso, ¿por qué entonces no le diriges una plegaria por nosotros, que estamos amenazados de morir por hambre? Tal vez no volvamos a ver a un ser humano…´ A aquellas súplicas yo respondí francamente: ´Poned toda vuestra confianza y volved vuestros corazones al Señor mi Dios, para quien nada es imposible, a fin de que en este día os envíe vuestro alimento en abundancia y también para los siguientes del viaje, hasta que estéis satisfechos puesto que El tiene de sobra en todas partes´. Fue entonces cuando vimos cruzar por el camino una piara de cerdos; mis compañeros los persiguieron y mataron a muchos. Ahí nos quedamos dos noches y, cuando todos estuvieron bien satisfechos y hasta los perros que aún sobrevivían, quedaron hartos, reanudamos la caminata. Después de aquella comilona todos mostraban su agradecimiento a Dios y yo me convertí en un ser muy honorable a sus ojos. Desde aquel día tuvimos alimento en abundancia." Finalmente llegaron a lugar habitado y así Patricio quedó a salvo a la edad de veintidós o veintitrés años y volvió a su casa. Con el tiempo, durante las vigilias de Patricio en los campos, se reanudaron las visiones y, a menudo, oía "las voces de los que moran mas allá del bosque Foclut, mas allá del mar del oeste y así gritaban todas al mismo tiempo, como si salieran de una sola boca, estas palabras: ´Clamamos a ti, Ho joven lleno de virtudes, para que vengas entre nosotros nuevamente´ ". "Eternas gracias deben dársele a Dios, agrega, porque al cabo de algunos años el Señor les concedió aquello por lo que clamaban". No hay ninguna certeza respecto al orden de los acontecimientos que se produjeron desde entonces. Los primeros biógrafos del santo dicen que Patricio pasó varios años en Francia antes de realizar su trabajo de evangelización en Irlanda. Existen pruebas firmes de que pasó unos tres años en la isla de Lérins, frente a Canes, y después se radicó en Auxerre durante quince años mas. También hay sólidas evidencias de que tenía buenas relaciones personales con el obispo San Germán de Auxerre. Durante este tiempo le ordenaron sacerdote. Algunos historiadores sostienen, que en esa época hizo un viaje a Roma y que, el Papa Celestino I fue quien le envió a Irlanda con una misión especial, ya que su primer enviado Paladio nunca logró cumplir porque a los doce meses de haber partido murió en el norte de Britania. Para realizar esa misión encomendada por el Pontífice, San Germán de Auxerre consagró obispo a Patricio. Puesto que dependemos de datos confusos, legendarios y muchas veces contradictorios, de sus primeros biógrafos, es materialmente imposible obtener detalles del heroico trabajo en las tierras donde había estado cautivo. La tradición afirma que trabajó en el norte, en la región de Slemish, que dicen fue la misma donde Patricio cuidaba el ganado y oraba a Dios cuando era un joven esclavo. Una anécdota que antiguamente la tenían por auténtica en Irlanda relata que cuando el amo se enteró del regreso de Patricio convertido en venerado predicador, se puso tan furioso que prendió fuego a su propia casa, pereciendo en medio de las llamas. Se afirma que, a su arribo a tierras irlandesas, San Patricio permaneció una temporada en Ulster, donde fundó el monasterio de Saúl y que con la energía que lo caracterizaba se propuso la tarea de conquistar el favor del "Gran Rey" Laoghaire, que vivía con su corte en Tara, de la región de Meath. Utilizaba un lenguaje sencillo al evangelizar. Por ejemplo, para explicarles acerca de la Santísima Trinidad, les presentaba la hoja del trébol, diciéndoles que así como esas tres hojitas forman una sola verdadera hoja, así las tres personas divinas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, forman un solo Dios verdadero. Todos lo escuchaban con gusto, porque el pueblo lo que deseaba era entender. San Patricio y sus enemigos Sus acérrimos opositores fueron los druidas, representantes de los dioses paganos. También sufrió mucho a manos de los herejes pelagianos, que para arruinar su obra recurrieron inclusive a la calumnia. Para defenderse, Patricio escribió su Confessio. Por fortuna poseemos una colección bastante nutrida de esos escritos, que nos muestra algo de el mismo, como sentía y actuaba. Circulaba entre los paganos un extraño vaticinio, una profecía, respecto al santo, que Muirchu, su historiador nos transmite textualmente así: "Cabeza de azuela (referencia a la forma aplanada de la cabeza tonsurada) vendrá con sus seguidores de cabezas chatas, y su casa (casulla o casuela, es decir casa pequeña) tendrá un agujero para que saque su cabeza. Desde su mesa clamará contra la impiedad hacia el oriente de su casa. Y todos sus familiares responderán, Amén, Amén". Los augurios agregaban esto todavía: "Por lo tanto, cuando sucedan todas estas cosas, nuestro reino, que es un reinado de idolatría, se derrumbará". En la evangelización, San Patricio puso mucha atención en la conversión de los jefes, aunque parece ser que el mismo rey Laoghaire no se convirtió al cristianismo, pero si, varios miembros de su familia. Consiguió el amparo de muchos jefes poderosos, en medio de muchas dificultades y constantes peligros, incluso el riesgo de perder la vida (mas de cinco veces) en su trato con aquellos bárbaros. Pero se notaba que había una intervención milagrosa de Dios que lo libraba de la muerte todas las veces que los enemigos de la religión trataban de matarlo. En un incidente que ocurrió en misión, su cochero Odhran, quizás por algún presentimiento, insistió en reemplazar al santo en el manejo de los caballos que tiraban del coche, por consiguiente fue Odhram quien recibió el golpe mortal de una lanza que estaba destinada a quitarle la vida a San Patricio. No obstante los contratiempos, el trabajo de la evangelización de Irlanda, siguió firme. En varios sitios de Irlanda, construyó abadías, que después llegaron a ser famosas y alrededor de ellas nacieron las futuras ciudades. En Leitrim, al norte de Tara, derribó al ídolo de Crom Cruach y fue uno de los lugares donde edificó una de las iglesias cristianas. En la región de Connaught, realizó cosas notables. En la población de Tirechan se conservó para la posteridad la historia de la conversión de Ethne y Fedelm, hijas del rey Laoghaire. También existen las narraciones de las heroicas predicaciones de San Patricio en Ulster, en Leinster y en Munster. Por su santidad, manifiesta en su carácter su lenguaje sencillo al evangelizar y por el don de hacer milagros, San Patricio logró muchas victorias sobre sus oponentes paganos y hechiceros. Ese triunfo le sirvió para que los pobladores de Irlanda se abrieran a la predicación del cristianismo. De hecho hacen referencias en los textos del Senchus Mor (el antiguo código de las leyes irlandesas) a cierto acuerdo concertado en Tara entre los paganos y el santo y su discípulo San Benigno (Benen). Dicen esos libros que "Patricio convocó a los hombres del Erin para que se reunieran todos en un sitio a fin de conferenciar con él. Cuando estuvieron reunidos, se les predicó el Evangelio de Cristo para que todos lo escucharan. Y sucedió que, en cuanto los hombres del Erin escucharon el Evangelio y conocieron como este daba frutos en el gran poder de Patricio demostrado desde su arribo y al ver al rey Laoghaire y a sus druidas asombrados por las grandes maravillas y los milagros que obraba, todos se inclinaron para mostrar su obediencia a la voluntad de Dios y a Patricio". Hay muchas fantasías sobre las confrontaciones de San Patricio con los magos druidas pero también hay relatos que tienen un trasfondo sin duda histórico. Dicen que un Sábado Santo, cuando nuestro santo encendió el fuego pascual, se lanzaron con toda su furia a apagarlo, pero por más que trataron no lo lograron. Entonces uno de ellos exclamó: "El fuego de la religión que Patricio ha encendido, se extenderá por toda la isla". Y se alejaron. La frase del mago se ha cumplido; la religión católica se extendió de tal manera por toda Irlanda, que hoy sigue siendo un país católico, iluminado por la luz de la religión de Cristo, y que a su vez a dado muchos misioneros a la Iglesia. El Sínodo Hay muchas y buenas razones para creer que San Patricio convocó a un sínodo, seguramente en Armagh, no se mencionó el sitio. Muchos de los decretos emitidos en aquella asamblea, han llegado hasta nosotros tal como fueron redactados, aunque no cabe dudas que a varios de ellos se le hicieron añadiduras y enmiendas. En esa época San Patricio era ya un anciano con la salud quebrantada por el desgaste físico de sus austeridades y de sus treinta años de viajes de evangelización. Probablemente el sínodo haya tenido lugar cuando los días del santo ya estaban contados Vida de Santidad Solo llegaremos a comprender el hondo sentimiento humano que tenía el santo y el profundo amor a Dios que lo animaba, si estudiamos detenidamente sus escritos contenidos en las "Confesiones", la Lorica y la carta a Coroticus de San Patricio. Conoceremos el secreto de la extraordinaria impresión que causaba a los que lo conocían personalmente. Patricio era un hombre muy sencillo, con un gran espíritu de humildad. Decía que su trabajo misionero era la simple actuación de un mandamiento divino y que su aversión contra los pelagianos se debía al absoluto valor teológico que él atribuía a la gracia. Era profundamente afectuoso, por lo que vemos en sus escritos referirse tantas veces al inmenso dolor que le produjo separarse de su familia de sangre y de su casa, a la que le unía un gran cariño. Era muy sensible, le hacía sufrir mucho que digan que trabajaba en la misión que había emprendido para buscar provecho propio, por eso insistía tanto en el desinterés que lo animaban a seguir trabajando. De sus Confesiones: "Incontables dones me fueron concedidos con el llanto y con las lágrimas. Contrarié a mis gentes y también, contra mi voluntad, a no pocos de mis mayores; pero como Dios era mi guía, yo no consentí en ceder ante ellos de ninguna manera. No fue por mérito propio, sino porque Dios me había conquistado y reinaba en mí. Fue El quien se resistió a los ruegos de los que me amaban, de suerte que me aparté de ellos para morar entre los paganos de Irlanda, a fin de predicarles el Evangelio y soportar una cantidad grande de insultos por parte de los incrédulos, que me hacían continuos reproches y que aun desataban persecuciones contra mí, en tanto que yo sacrificaba mi libertad en su provecho. Pero si acaso se me considera digno, estoy pronto a dar hasta mi vida en nombre de Dios, sin vacilaciones y con gozo. Es mi vida la que me propongo pasar aquí hasta que se extinga, si el Señor me concede esa gracia". La santidad da frutos El buen éxito de la misión de San Patricio se debe ante todo a su fe por la que se disponía a cualquier sacrificio y a la inteligente organización que supo crear en esa isla, carente de ciudades y dividida en muchas tribus o clanes, dirigidos por un jefe independiente cada una. El supo adaptarse a las condiciones sociales del lugar, formando un clero local, consagró obispos y sacerdotes y fundo monasterios y pequeñas comunidades cristianas dentro del mismo clan, sin rechazar usos ni costumbres tradicionales. Tuvo la feliz idea de que el obispo de cada región fuera al mismo tiempo el Abad o superior del monasterio más importante del lugar, así cada obispo era un fervoroso religioso y tenía la ayuda de sus monjes para enseñar la religión al pueblo. Las vocaciones que consiguió para el sacerdocio y la vida religiosa fueron muchísimas. La obra de evangelización pudo progresar rápidamente gracias también a que San Patricio atrajo muchos discípulos fieles, como Benigno quién estaba destinado a sucederle. Siempre fue muy fiel a la Iglesia y, a pesar de la distancia, el santo se mantenía en contacto con Roma. En el año 444 se fundó la iglesia catedral de Armagh (hoy Armoc), la sede principal de Irlanda, dato que está asentado en los "Anales de Ulster". Es probable que no haya pasado mucho tiempo antes que Armagh se convirtiera en un gran centro de educación y administración. San Patricio, en el transcurso de 30 años de apostolado, convirtió al cristianismo a "toda Irlanda". El propio santo alude, mas de una vez, a las "multitudes", a los "muchos miles" que bautizó y confirmó. "Ahí", dice San Patricio, "donde jamás se había tenido conocimiento de Dios; allá, en Irlanda, donde se adoraba a los ídolos y se cometían toda suerte de abominaciones, ¿cómo ha sido posible formar un pueblo del Señor, donde las gentes puedan llamarse hijos de Dios? Ahí se ha visto que hijos e hijas de los reyezuelos escoceses, se transformen en monjes y en vírgenes de Cristo". Sin embargo, como es lógico pensar, el paganismo y el vicio no habían desaparecido por completo. En las "Confesiones", que fueron escritas hacia el fin de su vida, dice el santo: "A diario estoy a la espera de una muerte violenta, de ser robado, de que me secuestren para servir como esclavo, o de cualquier otra calamidad semejante". Pero más adelante agrega: "Me he puesto en manos del Dios de misericordia, del Todopoderoso Señor que gobierna toda cosa y, como dijo el profeta: ´Deja tus cuidados con el Señor y El proveerá la manera de aliviarlos". En esta confianza estaba, sin duda su incansable valor y la firme decisión de San Patricio a lo largo de su heroica carrera. Su fortaleza de no permitir a los enemigos del catolicismo que propagaran por allí sus herejías, fue una de las razones para que Irlanda se haya conservado tan católica. La obra del incansable misionero dio muchos frutos con el tiempo: Lo vemos en el maravilloso florecimiento de santos irlandeses. Logró reformar las leyes civiles de Irlanda, consiguió que la legislación fuera hecha de acuerdo con los principios católicos, lo cual ha contribuido a que esa nación se haya conservado firme en la fe por mas de 15 siglos, a pesar de todas las persecuciones. Según un cronista de Britania, Nennius, San Patricio subió a una montaña a rezar y hacer ayuno y "desde aquella colina, Patricio bendijo al pueblo de Irlanda y, el objeto que perseguía al subir a la cima, era el de orar por todos y el de ver el fruto de sus trabajos…Después, en edad bien avanzada, fue a recoger su recompensa y a gozar de ella eternamente. Amén". Patricio murió y fue sepultado en el año 461, en Saúl, región de Stragford Lough, donde había edificado su primera iglesia.
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