Terciaria Franciscana
Martirologio Romano: En  la ciudad de Viterbo, en el Lacio (hoy Italia), santa Jacinta  Mariscotti, virgen, de la Tercera Orden Regular de San Francisco, la  cual, después de perder quince años entregada a vanos deleites, abrazó  con ardor la conversión y promovió confraternidades para consolar a los  ancianos, fomentando el culto a la Eucaristía (1640). 
Etimología; Jacinta = Aquella que es bella como la flor del jacinto, es de origen griego, 
Fecha de canonización: 24 de mayo de 1807 por el Papa Pío VII.

Puede  ser un ejemplo para las niñas-bien. Bueno, es un ejemplo para todos,  pero dado que su vida pasó por unas situaciones peculiares de quienes  proceden de buena cuna, tienen bienes materiales abundantes y hasta  pueden predecir un futuro lleno de posibilidades que mucha gente llama  ´idealesª..., pues por eso escribí lo que escribí. Sobre todo, cuando  esas previsiones de futuro probables se convierten en sólo futuribles  por las disposiciones de la Divina Providencia. Y si no, conozcamos algo  de su vida. 
Nació cerca de Viterbo, en Vignatello, en el año 1585 del matrimonio  formado por Marcantonio Mariscotti y Octavia Orsini, condesa de  Vignatallo. Top en la sociedad del tiempo. De sus hermanos hay algo que  decir también. Ginebra, que se llamó luego Inocencia, vivió y murió  santamente como Terciaria Franciscana de San Bernardino. Hortensia,  joven virtuosa que casó con el marqués de Podio Catino, Paolo  Capizucchi. Sforza se casó con Vittoria Ruspoli y heredó el título de la  familia de los Mariscotti. Galeazo trabajó y murió en la Curia romana. 
Se llamó Clarix como nombre bautismal. Sus padres quisieron darle la  mejor educación y pensaron que el camino óptimo era ponerla junto a sor  Inocencia, su hermana, para que creciera al calor de los buenos  ejemplos y virtudes del monasterio. Su intención fue más buena que  acertada. Todo lo de fuera le ilusiona, le atrae, le embelesa y encanta  más que el aire religioso de dentro. Abandona el monasterio y como  conoce su hermosura y la prosapia de su familia, se hace vanidosa,  presumida y coqueta. Más, cuando su hermana encontró su buen partido y,  enamorada, contrajo matrimonio; ahora se vuelve tan ligera, mundana y  extraviada que está a las puertas de su definitiva ruina espiritual.  
El único camino viable es entrar de la peor gana en el monasterio;  y, más por despecho que por vocación, toma el hábito de Terciaria  franciscana con el nombre de Jacinta. Tiene veinte años. 
Por diez años, que son bastantes, lleva en el convento una vida  mundana. Su celda parece un bazar por los lujosos adornos; la piedad en  ella es tibieza; la mortificación prescrita, un tedio; hasta recibe las  amonestaciones con desprecio. 
Pero con treinta años llega la hora de Dios y surge potente la casta  noble y cristiana que lleva dentro. Una enfermedad grave la espabila  del sueño. Una confesión general es el comienzo. Se suceden los actos de  petición de perdón, de arrepentimiento, está horrorizada por el mal  ejemplo... suenan las disciplinas en público, da besos en los pies de  sus hermanas, obediencia rendida, aceptación de los sufrimientos. La  conversa aparece en público alguna vez como animal, con la soga al  cuello. Aunque claramente se tiene por la mujer más pecadora la nombran  vicesuperiora y maestra de novicias pero ha de vencer su repugnancia a  intentar educar a otras que son mejores. Ahora tiene su contento en la  oración, es devota del Arcángel san Miguel, ama sin cansancio la  contemplación de la Pasión de Jesucristo, la Misa le da lágrimas, las  imágenes de la Virgen son su refugio. Le causan pena las almas que pasan  por el extravío del pecado y por su recuperación para Dios funda dos  cofradías: La Compagnia dei Sacconi para la atención material de los  enfermos y ayudarlos a bien morir y La Congregación de los Oblatos de  María para avivar la piedad, hacer obras de caridad y fomentar el  apostolado de los seglares. Aquí ya quiso recompensar Dios a su sierva  enamorada con dones extraordinarios como el de profecía, milagros,  penetra los corazones, es instrumento de conversión y el éxtasis es  frecuente en ella ... Así hasta que murió el año 1640, cuando tenía  cincuenta y cinco.