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miércoles, 15 de marzo de 2023
domingo, 12 de marzo de 2023
EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 12 DE MARZO DE 2023 - III DOMINGO DE CUARESMA
Domingo 3 (A) de Cuaresma
Domingo 12 de marzo de 2023
1ª Lectura (Éx 17,3-7): En aquellos días, el pueblo, torturado por la sed, murmuró contra Moisés: «¿Nos has hecho salir de Egipto para hacernos morir de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?». Clamó Moisés al Señor y dijo: «¿Qué puedo hacer con este pueblo? Poco falta para que me apedreen». Respondió el Señor a Moisés. «Preséntate al pueblo llevando contigo algunos de los ancianos de Israel; lleva también en tu mano el cayado con que golpeaste el río, y vete, que allí estaré yo ante ti, sobre la peña, en Horeb; golpearás la peña, y saldrá de ella agua para que beba el pueblo». Moisés lo hizo así a la vista de los ancianos de Israel. Y puso por nombre a aquel lugar Masá y Meribá, por la reyerta de los hijos Israel y porque habían tentado al Señor, diciendo: «¿Está o no está el Señor en medio de nosotros?».
Salmo responsorial: 94
R/. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón».
Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos.
Entrad, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque habían visto mis obras».
2ª Lectura (Rom 5,1-2.5-8): Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos obtenido con la fe el acceso a esta gracia en que estamos: y nos gloriamos, apoyados en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios. Y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado.
En efecto, cuando nosotros todavía estábamos sin fuerza, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos; en verdad, apenas habrá quien muera por un justo; por un hombre de bien tal vez se atrevería uno a morir; mas la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros.
Versículo antes del Evangelio (Jn 4,42.15): Señor, Tú eres verdaderamente el Salvador del mundo; dame agua viva para que no tenga sed.
Texto del Evangelio (Jn 4,5-42): En aquel tiempo, Jesús llega, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca de la heredad que Jacob dio a su hijo José. Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, como se había fatigado del camino, estaba sentado junto al pozo. Era alrededor de la hora sexta.
Llega una mujer de Samaría a sacar agua. Jesús le dice: «Dame de beber». Pues sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar comida. Le dice la mujer samaritana: «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana?» (Porque los judíos no se tratan con los samaritanos). Jesús le respondió: «Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: ‘Dame de beber’, tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva». Le dice la mujer: «Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva? ¿Es que tú eres más que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?». Jesús le respondió: «Todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed; pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna».
Le dice la mujer: «Señor, dame de esa agua, para que no tenga más sed y no tenga que venir aquí a sacarla». El le dice: «Vete, llama a tu marido y vuelve acá». Respondió la mujer: «No tengo marido». Jesús le dice: «Bien has dicho que no tienes marido, porque has tenido cinco maridos y el que ahora tienes no es marido tuyo; en eso has dicho la verdad».
Le dice la mujer: «Señor, veo que eres un profeta. Nuestros padres adoraron en este monte y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar». Jesús le dice: «Créeme, mujer, que llega la hora en que, ni en este monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. Dios es espíritu, y los que adoran, deben adorar en espíritu y verdad».
Le dice la mujer: «Sé que va a venir el Mesías, el llamado Cristo. Cuando venga, nos lo explicará todo». Jesús le dice: «Yo soy, el que te está hablando».
En esto llegaron sus discípulos y se sorprendían de que hablara con una mujer. Pero nadie le dijo: «¿Qué quieres?», o «¿Qué hablas con ella?». La mujer, dejando su cántaro, corrió a la ciudad y dijo a la gente: «Venid a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será el Cristo?». Salieron de la ciudad e iban donde Él.
Entretanto, los discípulos le insistían diciendo: «Rabbí, come». Pero Él les dijo: «Yo tengo para comer un alimento que vosotros no sabéis». Los discípulos se decían unos a otros: «¿Le habrá traído alguien de comer?». Les dice Jesús: «Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra. ¿No decís vosotros: Cuatro meses más y llega la siega? Pues bien, yo os digo: Alzad vuestros ojos y ved los campos, que blanquean ya para la siega. Ya el segador recibe el salario, y recoge fruto para la vida eterna, de modo que el sembrador se alegra igual que el segador. Porque en esto resulta verdadero el refrán de que uno es el sembrador y otro el segador: yo os he enviado a segar donde vosotros no os habéis fatigado. Otros se fatigaron y vosotros os aprovecháis de su fatiga».
Muchos samaritanos de aquella ciudad creyeron en Él por las palabras de la mujer que atestiguaba: «Me ha dicho todo lo que he hecho». Cuando llegaron donde Él los samaritanos, le rogaron que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. Y fueron muchos más los que creyeron por sus palabras, y decían a la mujer: «Ya no creemos por tus palabras; que nosotros mismos hemos oído y sabemos que éste es verdaderamente el Salvador del mundo».
«Dame de beber»
P. Julio César RAMOS González SDB
(Mendoza, Argentina)
Hoy, como en aquel mediodía en Samaría, Jesús se acerca a nuestra vida, a mitad de nuestro camino cuaresmal, pidiéndonos como a la Samaritana: «Dame de beber» (Jn 4,7). «Su sed material —nos dice san Juan Pablo II— es signo de una realidad mucho más profunda: manifiesta el ardiente deseo de que, tanto la mujer con la que habla como los demás samaritanos, se abran a la fe».
El Prefacio de la celebración eucarística de hoy nos hablará de que este diálogo termina con un trueque salvífico en donde el Señor, «(...) al pedir agua a la Samaritana, ya había infundido en ella la gracia de la fe, y si quiso estar sediento de la fe de aquella mujer, fue para encender en ella el fuego del amor divino».
Ese deseo salvador de Jesús vuelto “sed” es, hoy día también, “sed” de nuestra fe, de nuestra respuesta de fe ante tantas invitaciones cuaresmales a la conversión, al cambio, a reconciliarnos con Dios y los hermanos, a prepararnos lo mejor posible para recibir una nueva vida de resucitados en la Pascua que se nos acerca.
«Yo soy, el que te está hablando» (Jn 4,26): esta directa y manifiesta confesión de Jesús acerca de su misión, cosa que no había hecho con nadie antes, muestra igualmente el amor de Dios que se hace más búsqueda del pecador y promesa de salvación que saciará abundantemente el deseo humano de la Vida verdadera. Es así que, más adelante en este mismo Evangelio, Jesús proclamará: «Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba el que crea en mí», como dice la Escritura: ‘De su seno correrán ríos de agua viva’» (Jn 7,37b-38). Por eso, tu compromiso es hoy salir de ti y decir a los hombres: «Venid a ver a un hombre que me ha dicho…» (Jn 4,29).
PAPA FRANCISCO: JESÚS NOS LLAMA A DAR DE BEBER A LOS SEDIENTOS DE LA PALABRA DE DIOS
Papa Francisco: Jesús nos llama a “dar de beber” a los sedientos de la Palabra de Dios
Por Diego López Marina
12 de marzo de 2023
El Papa Francisco hizo un llamado a los fieles a “dar de beber” a quienes tienen “sed de la Palabra de Dios” y necesitan “encontrar en la Iglesia un oasis” contra la indiferencia.
El Santo Padre hizo esta reflexión durante el rezo del Ángelus este 12 de marzo, al centrarse en el pasaje bíblico del encuentro de Jesús con la mujer samaritana en el pozo; en especial, en las palabras “dame de beber”, pronunciadas por el Señor.
El Pontífice explicó que las palabras “dame de beber” no “son solo la petición de Jesús a la samaritana, sino un llamamiento –a veces silencioso– que cada día se eleva hacia nosotros y nos pide que nos hagamos cargo de la sed de los demás”.
“Dame de beber nos dicen quienes –en la familia, en el lugar de trabajo, en el resto de lugares que frecuentamos– tienen sed de cercanía, de atención, de escucha; nos lo dice quien tiene sed de la Palabra de Dios y necesita encontrar en la Iglesia un oasis donde beber”, aseguró.
También dijo que estas palabras son un llamado de “nuestra sociedad, donde la prisa, la carrera por el consumo y la indiferencia generan aridez y vacío interior”.
“Y –no lo olvidemos– dame de beber es el grito interior de tantos hermanos y hermanas a los que les falta el agua para vivir, mientras se sigue contaminando y estropeando nuestra casa común”, añadió.
En su exégesis del texto bíblico, el Papa precisó que el pedido de agua de Jesús a la mujer samaritana “es una imagen de la humillación de Dios”.
“Dios se humilla en Jesús, Dios se hizo uno de nosotros —se humilló— [se hizo] sediento como nosotros. Él sufre nuestra misma sed”, explicó.
Sin embargo, recordó que esta sed que presenta el Señor “no es sólo física”, sino que “expresa las sequedades más profundas de nuestra vida: es sobre todo la sed de nuestro amor".
“Es más que un mendigo; está [sediento] de nuestro amor. Y surgirá en el momento culminante de su pasión, en la cruz, donde, antes de morir, Jesús dirá: 'Tengo sed' (Jn 19,28). Esa sed de amor que lo llevó a bajar, a rebajarse, a ser uno de nosotros”, detalló.
El Papa Francisco recordó que el Jesús que “pide beber”, es también “Aquel que da de beber, que: al encontrarse con la samaritana le habla del agua viva del Espíritu Santo y desde la cruz derrama sangre y agua desde su costado atravesado (cf. Jn 19,34)”.
“Jesús, sediento de amor, sacia nuestra sed con amor. Y hace con nosotros como con la samaritana: se acerca a nosotros en lo cotidiano, comparte nuestra sed, nos promete el agua viva que hace brotar en nosotros la vida eterna (cf. Jn 4,14)”, concluyó.
domingo, 26 de febrero de 2023
EL PAPA FRANCISCO ADVIERTE DE 3 TENTACIONES FRECUENTES Y PELIGROSAS DEL DEMONIO - I DOMINGO DE CUARESMA 2023
El Papa Francisco advierte de 3 tentaciones frecuentes y “peligrosas” del demonio
Por Diego López Marina
26 de febrero de 2023
El Papa Francisco reflexionó en el Ángelus de este domingo, sobre el pasaje evangélico de Jesús siendo tentado en el desierto y advirtió a los católicos que el demonio también suele emplear tres tentaciones peligrosas contra nosotros para separarnos de Dios.
“El apego a las cosas, la desconfianza y la sed de poder son tres tentaciones frecuentes y peligrosas que el diablo emplea con el fin de dividirnos del Padre y hacer que ya no nos sintamos hermanos y hermanas entre nosotros, para llevarnos a la soledad y a la desesperación”, advirtió el Papa este 26 de febrero.
“¡Esto es lo que quiere hacer con Jesús, esto es lo que quiere hacernos a nosotros!”, alarmó.
Estas tentaciones aparecen en el Evangelio de este primer Domingo de Cuaresma, en el pasaje en el que el diablo tienta a Jesús en el desierto (Mt 4,1-11).
“Jesús mismo dice que ha venido al mundo a hacernos partícipes de la unidad que existe entre Él y el Padre (Jn 17,11). El diablo, en cambio, hace lo contrario: entra en escena para dividir a Jesús del Padre y apartarlo de su misión de unidad para nosotros”, explicó Francisco.
Según el Santo Padre, “el diablo quiere aprovechar la condición humana de Jesús” e intenta “instilar en Él tres ‘venenos’ potentes, para paralizar su misión de unidad”.
El apego de las cosas
La primera tentación son básicamente “razonamientos persuasivos”, explicó.
“El diablo trata de sugestionar a Jesús: ‘Tienes hambre, ¿por qué tienes que ayunar? Escucha tu necesidad y satisfácela, tienes el derecho y el poder para ello: transforma las piedras en pan’”, continuó el Pontífice.
La desconfianza
“¿Estás seguro de que el Padre quiere tu bien?”, insinúa el maligno a Jesús, y después le dice: “¡Ponlo a prueba, chantajéalo! Tírate desde el punto más alto del templo y haz que haga lo que tú quieres”.
El poder
Por último, el diablo le dice a Jesús que no necesita a su Padre. “¿Por qué esperar sus dones? ¡Sigue los criterios del mundo, logra todo tú solo y serás poderoso!”, son las palabras con las que intenta persuadirlo.
¿Cómo vencer las tentaciones?
El Papa Francisco señala que, así como Jesús, se puede vencer las tentaciones “evitando discutir con el diablo y respondiendo con la Palabra de Dios”.
Jesús “cita tres frases de las Escrituras que hablan de libertad respecto a las cosas (Dt 8,3), de confianza (Dt 6,16) y de servicio a Dios ( Dt 6,13), tres frases opuestas a las tentaciones”, recordó.
Francisco sugiere “no dialogar con el diablo, no negociar con él”, sino “rechazar sus insinuaciones con las Palabras benéficas de las Escrituras”.
EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 26 DE FEBRERO DE 2023 - PRIMER DOMINGO DE CUARESMA 2023
Domingo 1 (A) de Cuaresma
Domingo 26 de febrero de 2023
1ª Lectura (Gén 2,7-9; 3,1-7): El Señor Dios modeló al hombre del polvo del suelo e insufló en su nariz aliento de vida; y el hombre se convirtió en ser vivo. Luego el Señor Dios plantó un jardín en Edén, hacia oriente, y colocó en él al hombre que había modelado. El Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles hermosos para la vista y buenos para comer; además, el árbol de la vida en mitad del jardín, y el árbol del conocimiento del bien y el mal.
La serpiente era más astuta que las demás bestias del campo que el Señor había hecho. Y dijo a la mujer: «¿Conque Dios os ha dicho que no comáis de ningún árbol del jardín?». La mujer contestó a la serpiente: «Podemos comer los frutos de los árboles del jardín; pero del fruto del árbol que está en mitad del jardín nos ha dicho Dios: ‘No comáis de él ni lo toquéis, de lo contrario moriréis’». La serpiente replicó a la mujer: «No, no moriréis; es que Dios sabe que el día en que comáis de él, se os abrirán los ojos, y seréis como Dios en el conocimiento del bien y el mal».
Entonces la mujer se dio cuenta de que el árbol era bueno de comer, atrayente a los ojos y deseable para lograr inteligencia; así que tomó de su fruto y comió. Luego se lo dio a su marido, que también comió. Se les abrieron los ojos a los dos y descubrieron que estaban desnudos; y entrelazaron hojas de higuera y se las ciñeron.
Salmo responsorial: 50
R/. Misericordia, Señor: hemos pecado.
Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado. Contra ti, contra ti solo pequé, cometí la maldad que aborreces.
Oh, Dios, crea en mi un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme. No me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso. Señor, me abrirás los labios, y mi boca proclamará tu alabanza.
2ª Lectura (Rom 5,12-19): Hermanos: Lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte se propagó a todos los hombres, porque todos pecaron. Pues, hasta que llegó la ley había pecado en el mundo, pero el pecado no se imputaba porque no había ley. Pese a todo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso sobre los que no habían pecado con una transgresión como la de Adán, que era figura del que tenía que venir.
Sin embargo, no hay proporción entre el delito y el don: si por el delito de uno solo murieron todos, con mayor razón la gracia de Dios y el don otorgado en virtud de un hombre, Jesucristo, se han desbordado sobre todos. Y tampoco hay proporción entre la gracia y el pecado de uno: pues el juicio, a partir de uno, acabó en condena, mientras que la gracia, a partir de muchos pecados, acabó en justicia. Si por el delito de uno solo la muerte inauguró su reinado a través de uno solo, con cuánta más razón los que reciben a raudales el don gratuito de la justificación reinarán en la vida gracias a uno solo, Jesucristo.
En resumen, lo mismo que por un solo delito resultó condena para todos, así también por un acto de justicia resultó justificación y vida para todos. Pues, así como por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo, todos serán constituidos justos.
Versículo antes del Evangelio (Mt 4,4): No de sólo pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Texto del Evangelio (Mt 4,1-11): En aquel tiempo, Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Y después de hacer un ayuno de cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió hambre. Y acercándose el tentador, le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes». Mas Él respondió: «Está escrito: ‘No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios’».
Entonces el diablo le lleva consigo a la Ciudad Santa, le pone sobre el alero del Templo, y le dice: «Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: ‘A sus ángeles te encomendará, y en sus manos te llevarán, para que no tropiece tu pie en piedra alguna’». Jesús le dijo: «También está escrito: ‘No tentarás al Señor tu Dios’».
Todavía le lleva consigo el diablo a un monte muy alto, le muestra todos los reinos del mundo y su gloria, y le dice: «Todo esto te daré si postrándote me adoras». Dícele entonces Jesús: «Apártate, Satanás, porque está escrito: ‘Al Señor tu Dios adorarás, y sólo a Él darás culto’». Entonces el diablo le deja. Y he aquí que se acercaron unos ángeles y le servían.
«Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado»
Rev. D. Antoni BALLESTER i Díaz
(Camarasa, Lleida, España)
Hoy celebramos el primer domingo de Cuaresma, y este tiempo litúrgico “fuerte” es un camino espiritual que nos lleva a participar del gran misterio de la muerte y de la resurrección de Cristo. Nos dice san Juan Pablo II que «cada año, la Cuaresma nos propone un tiempo propicio para intensificar la oración y la penitencia, y para abrir el corazón a la acogida dócil de la voluntad divina. Ella nos invita a recorrer un itinerario espiritual que nos prepara a revivir el gran misterio de la muerte y resurrección de Jesucristo, ante todo mediante la escucha asidua de la Palabra de Dios y la práctica más intensa de la mortificación, gracias a la cual podemos ayudar con mayor generosidad al prójimo necesitado».
La Cuaresma y el Evangelio de hoy nos enseñan que la vida es un camino que nos tiene que llevar al cielo. Pero, para poder ser merecedores de él, tenemos que ser probados por las tentaciones. «Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo» (Mt 4,1). Jesús quiso enseñarnos, al permitir ser tentado, cómo hemos de luchar y vencer en nuestras tentaciones: con la confianza en Dios y la oración, con la gracia divina y con la fortaleza.
Las tentaciones se pueden describir como los “enemigos del alma”. En concreto, se resumen y concretan en tres aspectos. En primer lugar, “el mundo”: «Di que estas piedras se conviertan en panes» (Mt 4,3). Supone vivir sólo para tener cosas.
En segundo lugar, “el demonio”: «Si postrándote me adoras (…)» (Mt 4,9). Se manifiesta en la ambición de poder.
Y, finalmente, “la carne”: «Tírate abajo» (Mt 4,6), lo cual significa poner la confianza en el cuerpo. Todo ello lo expresa mejor santo Tomás de Aquino diciendo que «la causa de las tentaciones son las causas de las concupiscencias: el deleite de la carne, el afán de gloria y la ambición de poder».
HOY ES EL PRIMER DOMINGO DE CUARESMA - 26 DE FEBRERO DE 2023