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domingo, 10 de diciembre de 2023
domingo, 3 de diciembre de 2023
CONOCE A SAN FRANCISCO JAVIER - PATRONO DE LOS MISIONEROS - 3 DE DICIEMBRE
EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 3 DE DICIEMBRE DE 2023 - PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO 2023
Domingo 1 (B) de Adviento
Domingo 3 de diciembre de 2023
1ª Lectura (Is 63,16b-17.19b; 64,2b-7): Tú, Señor, eres nuestro padre, tu nombre de siempre es “Nuestro redentor”. Señor, ¿por qué nos extravías de tus caminos y endureces nuestro corazón para que no te tema? Vuélvete, por amor a tus siervos y a las tribus de tu heredad. ¡Ojalá rasgases el cielo y bajases, derritiendo los montes con tu presencia! Bajaste y los montes se derritieron con tu presencia, jamás oído oyó ni ojo vio un Dios, fuera de ti, que hiciera tanto por el que espera en él.
Sales al encuentro del que practica la justicia y se acuerda de tus caminos. Estabas airado, y nosotros fracasamos; aparta nuestras culpas, y seremos salvos. Todos éramos impuros, nuestra justicia era un paño manchado; todos nos marchitábamos como follaje, nuestras culpas nos arrebataban como el viento. Nadie invocaba tu nombre ni se esforzaba por aferrarse a ti; pues nos ocultabas tu rostro y nos entregabas en poder de nuestra culpa. Y, sin embargo, Señor, tú eres nuestro padre, nosotros la arcilla y tú el alfarero: somos todos obra de tu mano.
Salmo responsorial: 79
R/. Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.
Pastor de Israel, escucha, tú que te sientas sobre querubines, resplandece. Despierta tu poder y ven a salvarnos.
Dios de los ejércitos, vuélvete: mira desde el cielo, fíjate, ven a visitar tu viña, la cepa que tu diestra plantó, y que tú hiciste vigorosa.
Que tu mano proteja a tu escogido, al hombre que tú fortaleciste. No nos alejaremos de ti; danos vida, para que invoquemos tu nombre.
2ª Lectura (1Cor 1,3-9): Hermanos: La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con vosotros. En mi acción de gracias a Dios os tengo siempre presentes, por la gracia que Dios os ha dado en Cristo Jesús. Pues por Él habéis sido enriquecidos en todo: en el hablar y en el saber; porque en vosotros se ha probado el testimonio de Cristo. De hecho, no carecéis de ningún don, vosotros que aguardáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. Él os mantendrá firmes hasta el final, para que no tengan de qué acusaros en el día de Jesucristo, Señor nuestro. Dios os llamó a participar en la vida de su Hijo, Jesucristo, Señor nuestro. ¡Y él es fiel!
Versículo antes del Evangelio (Sal 84,8): Aleluya. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación. Aleluya.
Texto del Evangelio (Mc 13,33-37): En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: «Estad atentos y vigilad, porque ignoráis cuándo será el momento. Al igual que un hombre que se ausenta deja su casa, da atribuciones a sus siervos, a cada uno su trabajo, y ordena al portero que vele; velad, por tanto, ya que no sabéis cuándo viene el dueño de la casa, si al atardecer, o a media noche, o al cantar del gallo, o de madrugada. No sea que llegue de improviso y os encuentre dormidos. Lo que a vosotros digo, a todos lo digo: ¡Velad!».
«A todos lo digo: ¡Velad!»
Mons. José Ángel SAIZ Meneses, Arzobispo de Sevilla
(Sevilla, España)
Hoy iniciamos con toda la Iglesia un nuevo Año Litúrgico con el primer domingo de Adviento. Tiempo de esperanza, tiempo en el cual se renueva en nuestros corazones el recuerdo de la primera venida del Señor, en humildad y ocultación, y se renueva el anhelo del retorno de Cristo en gloria y majestad.
Este domingo de Adviento está profundamente marcado por una llamada a la vigilancia. San Marcos incluye hasta tres veces en las palabras de Jesús el mandamiento de “velar”. Y la tercera vez lo hace con una cierta solemnidad: «Lo que a vosotros digo, a todos lo digo: ¡Velad!» (Mc 13,37). No es sólo una recomendación ascética, sino una llamada a vivir como hijos de la luz y del día.
Esta llamada está dirigida no solamente a sus discípulos, sino a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, como una exhortación que nos recuerda que la vida no tiene sólo una dimensión terrenal, sino que está proyectada hacia un “más allá”. El ser humano, creado a imagen y semejanza de Dios, dotado de libertad y responsabilidad, capaz de amar, tendrá que rendir cuentas de su vida, de cómo ha desarrollado las capacidades y talentos que de Dios ha recibido; si los ha guardado egoístamente, o si los ha hecho fructificar para la gloria de Dios y al servicio de los hermanos.
La disposición fundamental que hemos de vivir y la virtud que hemos de ejercitar es la esperanza. El Adviento es, por excelencia, el tiempo de esperanza, y la Iglesia entera está llamada a vivir en la esperanza y a llegar a ser un signo de esperanza para el mundo. Nos preparamos para conmemorar la Navidad, el inicio de su venida: la Encarnación, el Nacimiento, su paso por la tierra. Pero Jesús no nos ha dejado nunca; permanece con nosotros de diversas maneras hasta la consumación de los siglos. Por esto, «¡con Jesucristo siempre nace y renace la alegría!» (Papa Francisco).
ADVIENTO 2023: ESQUEMA DEL ADVIENTO
Adviento 2023 : Esquema del Adviento
Tiempo de Adviento
Tiempo de Adviento | Crédito: ACI Prensa
Los domingos de este tiempo se llaman 1°, 2°, 3° y 4° de Adviento. Los días del 16 al 24 de diciembre (la Novena de Navidad) tienden a preparar más específicamente las fiestas de la Navidad.
El tiempo de Adviento tiene una duración de cuatro semanas. Este año 2023, comienza el domingo 3 de diciembre, y se prolonga hasta el 24 de diciembre. Podemos distinguir dos periodos. En el primero de ellos, aparece con mayor relieve el aspecto escatológico y se nos orienta hacia la espera de la venida gloriosa de Cristo. Las lecturas de la misa invitan a vivir la esperanza en la venida del Señor en todos sus aspectos: su venida al final de los tiempos, su venida ahora, cada día, y su venida hace dos mil años.
En el segundo periodo se orienta más directamente a la preparación de la Navidad. Su nos invita a vivir con más alegría, porque estamos cerca del cumplimiento de lo que Dios había prometido. Los evangelios de estos días nos preparan ya directamente para el nacimiento de Jesús.
En orden a hacer sensible esta doble preparación de espera, la liturgia suprime durante el Adviento una serie de elementos festivos. De esta forma, en la misa ya no rezamos el Gloria, se reduce la música con instrumentos, los adornos festivos, las vestiduras son de color morado, el decorado de la Iglesia es más sobrio, etc. Todo esto es una manera de expresar tangiblemente que, mientras dura nuestro peregrinar, nos falta algo para que nuestro gozo sea completo. Y es que quien espera es porque le falta algo. Cuando el Señor se haga presente en medio de su pueblo, habrá llegado la Iglesia a su fiesta completa, significada por solemnidad de la fiesta de la Navidad.
Tenemos cuatro semanas en las que Domingo a Domingo nos vamos preparando para la venida del Señor. La primera de las semanas de adviento está centrada en la venida del Señor al final de los tiempos. La liturgia nos invita a estar en vela, manteniendo una especial actitud de conversión. La segunda semana nos invita, por medio del Bautista a «preparar los caminos del Señor»; esto es, a mantener una actitud de permanente conversión. Jesús sigue llamándonos, pues la conversión es un camino que se recorre durante toda la vida. La tercera semana preanuncia ya la alegría mesiánica, pues ya está cada vez más cerca el día de la venida del Señor. Finalmente, la cuarta semana ya nos habla del advenimiento del Hijo de Dios al mundo. María es figura, central, y su espera es modelo estímulo de nuestra espera.
En cuanto a las lecturas de las misas dominicales, las primeras lecturas son tomadas de Isaías y de los demás profetas que anuncian la Reconciliación de Dios y, la venida del Mesías. En los tres primeros domingos se recogen las grandes esperanzas de Israel y en el cuarto, las promesas más directas del nacimiento de Dios. Los salmos responsoriales cantan la salvación de Dios que viene; son plegarias pidiendo su venida y su gracia. Las segundas lecturas son textos de San Pablo o las demás cartas apostólicas, que exhortan a vivir en espera de la venida del Señor.
El color de los ornamentos del altar y la vestidura del sacerdote es el morado, igual que en Cuaresma, que simboliza austeridad y penitencia. Son cuatro los temas que se presentan durante el Adviento:
Primer Domingo: 3 de diciembre
La vigilancia en espera de la venida del Señor. Durante esta primer semana las lecturas bíblicas y la predicación son una invitación con las palabras del Evangelio: "Velen y estén preparados, que no saben cuándo llegará el momento". Es importante que, como familia nos hagamos un propósito que nos permita avanzar en el camino hacia la Navidad; ¿qué te parece si nos proponemos revisar nuestras relaciones familiares? Como resultado deberemos buscar el perdón de quienes hemos ofendido y darlo a quienes nos hayan ofendido para comenzar el Adviento viviendo en un ambiente de armonía y amor familiar. Desde luego, esto deberá ser extensivo también a los demás grupos de personas con los que nos relacionamos diariamente, como la escuela, el trabajo, los vecinos, etc. Esta semana, en familia al igual que en cada comunidad parroquial, encenderemos la primer vela de la Corona de Adviento, color morada, como signo de vigilancia y deseos de conversión.
Segundo Domingo: 10 de diciembre
La conversión, nota predominante de la predicación de Juan Bautista. Durante la segunda semana, la liturgia nos invita a reflexionar con la exhortación del profeta Juan Bautista: "Preparen el camino, Jesús llega" y, ¿qué mejor manera de prepararlo que buscando ahora la reconciliación con Dios? En la semana anterior nos reconciliamos con las personas que nos rodean; como siguiente paso, la Iglesia nos invita a acudir al Sacramento de la Reconciliación (Confesión) que nos devuelve la amistad con Dios que habíamos perdido por el pecado. Encenderemos la segunda vela morada de la Corona de Adviento, como signo del proceso de conversión que estamos viviendo.
Durante esta semana puedes buscar en los diferentes templos que tienes cerca, los horarios de confesiones disponibles, para que cuando llegue la Navidad, estés bien preparado interiormente, uniéndote a Jesús y a los hermanos en la Eucaristía.
Tercer Domingo: 17 de diciembre
El testimonio, que María, la Madre del Señor, vive, sirviendo y ayudando al prójimo. La liturgia de Adviento nos invita a recordar la figura de María, que se prepara para ser la Madre de Jesús y que además está dispuesta a ayudar y servir a quien la necesita. El evangelio nos relata la visita de la Virgen a su prima Isabel y nos invita a repetir como ella: "Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme?.
Sabemos que María está siempre acompañando a sus hijos en la Iglesia, por lo que nos disponemos a vivir esta tercer semana de Adviento, meditando acerca del papel que la Virgen María desempeñó. Te proponemos que fomentes la devoción a María, rezando el Rosario en familia, uno de los elementos de las tradicionales posadas. Encendemos como signo de espera gozosa, la tercer vela, color rosa, de la Corona de Adviento.
Cuarto Domingo: 24 de diciembre
El anuncio del nacimiento de Jesús hecho a José y a María. Las lecturas bíblicas y la predicación, dirigen su mirada a la disposición de la Virgen María, ante el anuncio del nacimiento de su Hijo y nos invitan a "Aprender de María y aceptar a Cristo que es la Luz del Mundo". Como ya está tan próxima la Navidad, nos hemos reconciliado con Dios y con nuestros hermanos; ahora nos queda solamente esperar la gran fiesta. Como familia debemos vivir la armonía, la fraternidad y la alegría que esta cercana celebración representa. Todos los preparativos para la fiesta debieran vivirse en este ambiente, con el firme propósito de aceptar a Jesús en los corazones, las familias y las comunidades. Encendemos la cuarta vela color morada, de la Corona de Adviento.
CUANDO EL HORIZONTE SE VUELVE SOMBRÍO - I DOMINGO DE ADVIENTO - 2023
CUANDO EL HORIZONTE SE VUELVE SOMBRÍO
La falta de esperanza está generando entre nosotros cambios profundos que no siempre sabemos captar. Casi sin darnos cuenta van desapareciendo del horizonte políticas orientadas hacia una vida más humana. Cada vez se habla menos de programas de liberación o de proyectos que busquen mayor justicia y solidaridad entre los pueblos.
Cuando el futuro se vuelve sombrío, todos buscamos seguridad. Que nada cambie, a nosotros nos va bien. Que nadie ponga en peligro nuestro bienestar. No es el momento de pensar en grandes ideales de justicia para todos, sino de defender el orden y la tranquilidad.
Al parecer no sabemos ir más allá de esta reacción casi instintiva. Los expertos nos dicen que los graves problemas medioambientales, el fenómeno del terrorismo desesperado o el acoso creciente de los hambrientos penetrando en las sociedades del bienestar no están provocando, al parecer, ningún cambio profundo en la vida personal de los individuos. Solo miedo y búsqueda de seguridad. Cada uno trata de disfrutar al máximo de su pequeño bienestar.
Sin duda, muchos sentimos una extraña sensación de culpa, vergüenza y tristeza. Sentimos, además, una especie de complicidad por nuestra indiferencia y nuestra incapacidad de reacción. En el fondo no queremos saber nada de un mundo nuevo, solo pensamos en nuestra seguridad.
Las fuentes cristianas han conservado una llamada de Jesús para momentos catastróficos: «Despertad, vivid vigilantes». ¿Qué significan hoy estas palabras? ¿Despertar de una vida que discurre suavemente en el egoísmo? ¿Despertar de la frivolidad que nos rodea en todo instante impidiéndonos escuchar la voz de la conciencia? ¿Liberarnos de la indiferencia y la resignación?
¿No deberían ser las comunidades cristianas un lugar privilegiado para aprender a vivir despiertos, sin cerrar los ojos, sin escapar del mundo, sin pretender amar a Dios de espaldas a los que sufren?
Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
Gruposdejesus.com
Mc (13,33-37)
PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO - DOMINGO 3 DE DICIEMBRE DE 2023
Con el Primer Domingo de Adviento se inicia el Nuevo Año Litúrgico 2023-2024
Primer Domingo de Adviento 2023
ACIPRENSA
El primer domingo de Adviento es el primer día del Nuevo Año Litúrgico para la Iglesia Católica y en esta ocasión, en el Evangelio (Mc 13, 33-37), Jesús anima a los fieles a que "Velen y estén preparados, porque no saben cuándo llegará el momento".
Asimismo, todas las lecturas bíblicas de esta primera semana y la predicación correspondiente deben ser una invitación a estar vigilantes, atentos, para estar a punto para cuando llegue el Señor. Por ello, es importante que toda familia católica haga un propósito conjunto que les permita avanzar en el camino hacia la Navidad.
En un momento propicio o, tal vez después de la Oración familiar en la que se enciende la primera vela de la corona de Adviento, los integrantes de la familia podrían reflexionar en torno a las relaciones familiares y terminar pidiendo perdón a quienes se ha ofendido, y responder concediendo el perdón requerido. Las palabras de aliento, esperanza y comprensión entre los miembros de la familia constituyen dones auténticos que Dios quiere regalar a cada familia en particular.
Un momento así puede ser el principio de un renovado año en el que se buscará seguir creciendo en el amor familiar, en un ambiente de mayor armonía. La idea es que desde cada hogar católico se extienda a los demás grupos o círculos sociales con el que cada uno se relaciona cotidianamente, ya sea la escuela, el trabajo, el vecindario, el instituto, la universidad, el club deportivo, el grupo de amigos, etc.
¿Qué significa la Corona de Adviento?
Para terminar, es importante recordar que el Año Litúrgico es el conjunto de las celebraciones con las cuales la Iglesia conmemora a lo largo de un año el misterio de Cristo.
El tiempo de Adviento, que es el primer período del Año Litúrgico, tiene una duración de cuatro semanas. Este año 2023 comienza el domingo 3 de diciembre y se prolonga hasta el 24 de diciembre, cuarto domingo de Adviento y víspera del día de Navidad. Las lecturas diarias corresponden al Ciclo B.
Lectura del Evangelio del Primer Domingo de Adviento según San Marcos:
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Velen y estén preparados, porque no saben cuándo llegará el momento. Así como un hombre que se va de viaje, deja su casa y encomienda a cada quien lo que debe hacer y encarga al portero que esté velando, así también velen ustedes, pues no saben a qué hora va a regresar el dueño de la casa: si al anochecer, a la medianoche, al canto del gallo o a la madrugada. No vaya a suceder que llegue de repente y los halle durmiendo. Lo que les digo a ustedes, lo digo para todos: permanezcan alerta” (Mc 13, 33-37).
domingo, 26 de noviembre de 2023
5 DATOS SOBRE LA TRADICIONAL CORONA DE ADVIENTO
5 datos sobre la tradicional corona de Adviento
Fuente: Aciprensa
El próximo domingo 3 de diciembre comenzará el Adviento, un hermoso tiempo de preparación para la Navidad, y que tiene como uno de sus signos de vigilia el encendido de las velas de la corona de Adviento.
A continuación les presentamos cinco datos de interés sobre la corona de Adviento:
1. Tiene un origen pagano
La corona de Adviento tiene su origen en una tradición pagana europea que consistía en prender velas durante el invierno para pedirle al dios sol que regresara con su luz y calor.
Los primeros misioneros aprovecharon esta tradición para evangelizar y enseñar a las personas que podían servirse de la corona como medio para esperar a Cristo, celebrar su natividad y rogarle que infundiera su luz en las almas.
2. Su forma circular es signo del amor de Dios
El círculo es una figura geométrica que no tiene ni principio ni fin. La corona de Adviento recuerda que Dios tampoco tiene principio ni fin, por lo que refleja su unidad y eternidad. Es señal del amor que se ha de tener hacia el Señor y al prójimo, amor que debe renovarse constantemente y nunca detenerse.
3. Las ramas verdes representan a Cristo vivo
El verde representa la esperanza y la vida. En la corona de Adviento ese color nos recuerda que Cristo está vivo entre nosotros y que en este tiempo de preparación debemos cultivar la vida de gracia, el crecimiento espiritual y la esperanza.
El anhelo más importante debe ser llegar a una unión más estrecha con Dios, nuestro Padre.
4. Las cuatro velas simbolizan que la luz de Jesús se acerca
Las cuatro velas de la corona de Adviento se van encendiendo semana a semana, durante los cuatro domingos de este tiempo.
Las velas permiten reflexionar sobre la oscuridad provocada por el pecado, que ciega al ser humano y lo aleja del Señor. Después de la primera caída del hombre, Dios fue dando poco a poco una esperanza de salvación que iluminó todo el universo, como las velas de la corona.
Así como las tinieblas se disipan con cada vela que encendemos, nuestros días se van iluminando cada vez más con la cercana llegada de Cristo al mundo.
5. Una de las velas es rosada
La corona de Adviento suele tener tres velas moradas y una rosada, que se enciende el tercer domingo.
El color morado representa el espíritu de vigilia, penitencia y sacrificio que debemos tener para prepararnos adecuadamente para la llegada de Cristo, mientras que el rosado nos habla del gozo que sentimos ante la cercanía del nacimiento del Señor.
En algunos lugares todas las velas de la corona son rojas y, en la Noche de Navidad, se coloca en el centro una vela blanca o cirio que simboliza a Cristo como centro de todo cuanto existe.
Algunas sugerencias sobre la corona de Adviento:
a) Motiva a los niños a vivir el Adviento, explicándoles la tradición de la corona y su significado.
b) Colócala en un sitio especial del hogar, de preferencia en un lugar fijo donde la puedan ver los miembros de la familia para recordar la venida de Jesús y la importancia de prepararse para la Navidad.
c) Cada domingo, antes de encender una vela, puedes distribuir entre los miembros de la familia la preparación de la liturgia para que todos participen y se sientan involucrados. Algunas acciones son: arreglar y limpiar el lugar donde se ubicará la corona de Adviento antes de comenzar la liturgia, encender y apagar la vela, dirigir el canto o las oraciones y leer las lecturas.
EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 26 DE NOVIEMBRE DE 2023 - SOLEMNIDAD DE CRISTO REY
Domingo 34 del tiempo ordinario: Jesucristo, Rey del Universo (A)
Domingo 26 de noviembre de 2023
1ª Lectura (Ez 34,11-12.15-17): Así dice el Señor Dios: «Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas, siguiendo su rastro. Como sigue el pastor el rastro de su rebaño, cuando las ovejas se le dispersan, así seguiré yo el rastro de mis ovejas y las libraré, sacándolas de todos los lugares por donde se desperdigaron un día de oscuridad y nubarrones. Yo mismo apacentaré mis ovejas, yo mismo las haré sestear —oráculo del Señor Dios—. Buscaré las ovejas perdidas, recogeré a las descarriadas; vendaré a las heridas; curaré a las enfermas: a las gordas y fuertes las guardaré y las apacentaré como es debido. Y a vosotras, mis ovejas, así dice el Señor: Voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carnero y macho cabrío».
Salmo responsorial: 22
R/. El Señor es mi pastor, nada me falta.
El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar.
Me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas; me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre.
Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término.
2ª Lectura (1Cor 15,20-26.28): Hermanos: Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida. Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después, cuando él vuelva, todos los que son de Cristo; después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino, una vez aniquilado todo principado, poder y fuerza. Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies. El último enemigo aniquilado será la muerte. Y, cuando todo esté sometido, entonces también el Hijo se someterá a Dios, al que se lo había sometido todo. Y así Dios lo será todo para todos.
Versículo antes del Evangelio (Mc 11,9.10): Aleluya. ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino que llega, el reino de nuestro padre David! Aleluya.
Texto del Evangelio (Mt 25,31-46): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de Él todas las naciones, y Él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.
»Entonces dirá el Rey a los de su derecha: ‘Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme’. Entonces los justos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber?’. ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?’. Y el Rey les dirá: ‘En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis’.
»Entonces dirá también a los de su izquierda: ‘Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis’. Entonces dirán también éstos: ‘Señor, ¿Cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?’. Y Él entonces les responderá: ‘En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo’. E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna».
«Cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis»
P. Antoni POU OSB Monje de Montserrat
(Montserrat, Barcelona, España)
Hoy, Jesús nos habla del juicio definitivo. Y con esa ilustración metafórica de ovejas y cabras, nos hace ver que se tratará de un juicio de amor. «Seremos examinados sobre el amor», nos dice san Juan de la Cruz.
Como dice otro místico, san Ignacio de Loyola en su meditación Contemplación para alcanzar amor, hay que poner el amor más en las obras que en las palabras. Y el Evangelio de hoy es muy ilustrativo. Cada obra de caridad que hacemos, la hacemos al mismo Cristo: «(…) Porque tuve hambre, y me disteis de comer; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; en la cárcel, y vinisteis a verme» (Mt 25,34-36). Más todavía: «Cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt 25,40).
Este pasaje evangélico, que nos hace tocar con los pies en el suelo, pone la fiesta del juicio de Cristo Rey en su sitio. La realeza de Cristo es una cosa bien distinta de la prepotencia, es simplemente la realidad fundamental de la existencia: el amor tendrá la última palabra.
Jesús nos muestra que el sentido de la realeza -o potestad- es el servicio a los demás. Él afirmó de sí mismo que era Maestro y Señor (cf. Jn 13,13), y también que era Rey (cf. Jn 18,37), pero ejerció su maestrazgo lavando los pies a los discípulos (cf. Jn 13,4 ss.), y reinó dando su vida. Jesucristo reina, primero, desde una humilde cuna (¡un pesebre!) y, después, desde un trono muy incómodo, es decir, la Cruz.
Encima de la cruz estaba el cartel que rezaba «Jesús Nazareno, Rey de los judíos» (Jn 19,19): lo que la apariencia negaba era confirmado por la realidad profunda del misterio de Dios, ya que Jesús reina en su Cruz y nos juzga en su amor. «Seremos examinados sobre el amor».
UN JUICIO EXTRAÑO - SOLEMNIDAD DE CRISTO REY
UN JUICIO EXTRAÑO
Las fuentes no admiten dudas. Jesús vive volcado hacia aquellos que ve necesitados de ayuda. Es incapaz de pasar de largo. Ningún sufrimiento le es ajeno. Se identifica con los más pequeños y desvalidos y hace por ellos todo lo que puede. Para él, la compasión es lo primero. El único modo de parecernos a Dios: «Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo».
No nos debería extrañar que, al hablar del Juicio final, Jesús presente la compasión como el criterio último y decisivo que juzgará nuestras vidas y nuestra identificación con él. ¿Cómo nos va a sorprender que se presente identificado con todos los pobres y desgraciados de la historia?
Según el relato de Mateo, «todas las naciones» comparecen ante el Hijo del hombre, es decir, ante Jesús el compasivo. No se hace diferencia alguna entre «pueblo elegido» y «pueblos paganos». Nada se dice de las diferentes religiones y cultos. Se habla de algo muy humano y que todos entienden: ¿qué hemos hecho con los que han vivido sufriendo junto a nosotros?
El evangelista no se detiene propiamente a describir los detalles de un juicio. Lo que destaca es un doble diálogo que arroja una luz inmensa sobre nuestro presente, y nos abre los ojos para ver que, en definitiva, hay dos maneras de reaccionar ante los que sufren: nos compadecemos y les ayudamos o nos desentendemos y los abandonamos.
El que habla es un juez que está identificado con todos los pobres y necesitados: «Cada vez que ayudasteis a uno de estos mis pequeños hermanos, conmigo lo hicisteis». Quienes se han acercado a ayudar a un necesitado se han acercado a él. Por eso han de estar junto a él en el reino: «Venid, benditos de mi Padre».
Luego se dirige a quienes han vivido sin compasión: «Cada vez que no ayudasteis a uno de estos pequeños, lo dejasteis de hacer conmigo». Quienes se han apartado de los que sufren se han apartado de Jesús. Es lógico que ahora les diga: «Apartaos de mí». Seguid vuestro camino.
Nuestra vida se está jugando ahora mismo. No hay que esperar ningún juicio. Ahora nos estamos acercando o alejando de los que sufren. Ahora nos estamos acercando o alejando de Cristo. Ahora estamos decidiendo nuestra vida.
Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
Gruposdejesus.com
Mt (25,31-46)