Lecturas de hoy Jueves de la 5ª semana de Pascua
Hoy, jueves, 14 de mayo de 2020
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (15,7-21):
EN aquellos días, después de una larga discusión, se levantó Pedro y dijo a los apóstoles y a los presbíteros:
«Hermanos, vosotros sabéis que, desde los primeros días, Dios me escogió entre vosotros para que los gentiles oyeran de mi boca la palabra del Evangelio, y creyeran. Y Dios, que penetra los corazones, ha dado testimonio a favor de ellos dándoles el Espíritu Santo igual que a nosotros. No hizo distinción entre ellos y nosotros, pues ha purificado sus corazones con la fe. ¿Por qué, pues, ahora intentáis tentar a Dios, queriendo poner sobre el cuello de esos discípulos un yugo que ni nosotros ni nuestros padres hemos podido soportar? No; creemos que lo mismo ellos que nosotros nos salvamos por la gracia del Señor Jesús».
Toda la asamblea hizo silencio para escuchar a Bernabé y Pablo, que les contaron los signos y prodigios que Dios había hecho por medio de ellos entre los gentiles. Cuando terminaron de hablar, Santiago tomó la palabra y dijo:
«Escuchadme, hermanos: Simón ha contado cómo Dios por primera vez se ha dignado escoger para su nombre un pueblo de entre los gentiles. Con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito:
“Después de esto volveré
y levantaré de nuevo la choza caída de David;
levantaré sus ruinas y la pondré en pie,
para que los demás hombres busquen al Señor,
y todos los gentiles sobre los que ha sido invocado mi nombre:
lo dice el Señor, el que hace que esto sea conocido desde antiguo”.
Por eso, a mi parecer, no hay que molestar a los gentiles que se convierten a Dios; basta escribirles que se abstengan de la contaminación de los ídolos, de las uniones ilegítimas, de animales estrangulados y de la sangre. Porque desde tiempos antiguos Moisés tiene en cada ciudad quienes lo predican, ya que es leído cada sábado en las sinagogas».
Palabra de Dios
Salmo
Sal 95,1-2a.2b-3.10
R/. Contad las maravillas del Señor
a todas las naciones
Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. R/.
Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R/.
Decid a los pueblos: «El Señor es rey,
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente». R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (15,9-11):
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud».
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy jueves, 14 de mayo de 2020
Juan Carlos Martos, cmf
Hoy, día de san Matías, el evangelio nos habla de amor, mejor dicho, de “amor mutuo”: El que mantiene Jesús con el Padre y el que pide a los discípulos que mantengan con él. Amar es un verbo muy difícil de definir con precisión, pero que todos sentimos o, con seguridad, deseamos. Este evangelio de amores suscita hoy en nosotros una doble pregunta: ¿Es posible amar a Jesús? ¿Por qué nuestro amor hacia Él debe concretarse en cumplir sus mandamientos?
Profundicemos en la primera: ¿Podemos amar verdaderamente a Jesús a quien no vemos? ¿Es verdadero amor, o se trata simplemente de un recuerdo admirado o de un compromiso por continuar la obra iniciada por Él? ¿Es lo mismo amar a personas concretas que amar a Jesús, tan lejano e inaccesible? Todos tenemos nuestros “mapas de amores” de personas a quienes queremos -unas más, otras menos-, pero hablar de "amor", cuando el destinatario es Jesús de Nazaret, no es nada fácil. Quizás el único argumento convincente sea el que nos dan los testigos. Son muchísimos los que atestiguan con verdad que aman a Jesús, aunque sus explicaciones se nos queden muy difusas e insuficientes… pero ellos, verdaderos amantes, evidencian que el amor no se enseña; se contagia. Y para contagiarlo, hay que estar afectado. Si queremos aprender a amar a Jesús, hemos de frecuentar el contacto con quienes, con sus palabras y obras, lo aman “en serio”.
¿Por qué para amarle hay que cumplir sus mandamientos? ¿Se trata de sustituir amor por obediencia? ¿Puede darse amor verdadero por obligación, sin libertad? Amor y libertad son inseparables. Pero el amor verdadero vincula, une, identifica sin arruinar la libertad. Incluso lo llegó a describir acertadamente la admirada y discutida Marilyn Monroe en una declaración espontánea: “Cuando amas a alguien no necesitas elegir entre dos personas”. Amar es hacerse libremente esclavo. Como Jesús. Pedro Casaldáliga atestigua cómo es ese amor enamorado y obediente a Jesús en su poema “Amor celoso”:
Tú pides,
pides siempre,
pides mucho,
Señor.
Lo pides todo.
Te gusta ir entrando, como un fuego,
vida adentro de aquellos que te aman
y abrasarles las horas, los derechos, el juicio.
Tú haces los eunucos y los locos del Reino.
Abusas del amor
de los que son capaces de abusar de tu Amor.
No muchos, más bien pocos.