Emigdio de Áscoli, Santo
Obispo y Mártir, 5 de agosto
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Nona de Nacianzo, Santa
Madre y Esposa, 5 de agosto
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Nuestra Señora de las Nieves
Advocación Mariana, 5 de agosto
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Jaime Codina Casellas, Beato
Religioso y Mártir, 5 de agosto
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José Trallero Lou, Beato
Religioso y Márir, 5 de agosto
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Salvio Huix Miralpeix, Beato
Obispo y Mártir, 5 de agosto
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Vardan Mamikonian y compañeros, Santos
Mártires, 5 de agosto
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Osvaldo de Northumbria, Santo
Rey y Mártir, 5 de agosto
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Margarita de Cesolo, Santa
Viuda, 5 de agosto
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Dedicación de la Basílica de Santa María
Llamada también Santa María de las Nieves. 5 de agosto
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Oswaldo, Rey
Rey, 5 de agosto
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miércoles, 5 de agosto de 2015
LOS SANTOS DE HOY: MIÉRCOLES 5 DE AGOSTO DEL 2015
NUESTRA SEÑORA DE LAS NIEVES, ADVOCACIÓN MARIANA, 5 DE AGOSTO
Nuestra Señora de las Nieves
Advocación Mariana, 5 de agosto
Fuente: Corazones.org
Nuestra Señora, Protectora de Roma o Auxilio del Pueblo Romano
En el siglo IV d.C. vivía en Roma una piadosa pareja. Él se llamaba Juan Patricio mientras que el nombre de su esposa se desconoce. Habían sido bendecidos con abundancia de bienes y también de fe. Sin embargo, su gran dolor era no tener hijos con los que pudieran compartir sus dones. Durante años habían rezado por un hijo y heredero. En esta situación pasaron muchos años sin ningún resultado. Por fin decidieron nombrar como heredera a la Santísima Virgen y le rezaron con devoción para que los guiara en la asignación de la herencia.
Nuestra Señora les agradeció sobremanera y la noche del 4 de agosto, se le apareció a Juan Patricio y a su esposa, diciéndoles que deseaba que construyeran una basílica en el Monte Esquilino (una de las siete colinas de Roma), en el punto preciso que ella señalaría con una nevada. También se le apareció al Papa Liberio con el mismo mensaje. En la mañana siguiente, el 5 de agosto, mientras brillaba el sol en pleno verano, la ciudad quedó sorprendida al ver un terreno nevado en el Monte Esquilino. La pareja, feliz, se apresuró al lugar y el Papa Liberio marchó hacia el mismo en solemne procesión. La nieve cubrió exactamente el espacio que debía ser utilizado para la basílica y desapareció una vez señalado el lugar. Pronto se construyó la Basílica de Santa María la Mayor.
Grandes devotos de la Santísima Virgen
El Papa Liberio buscaba una imagen de la Santísima Virgen que fuera digna de esta espléndida Basílica de Sta. María la Mayor. El mismo donó la famosísima Madonna, Nuestra Señora y el Niño, la cual, según una tradición había sido pintada por San Lucas sobre una gruesa tabla de cedro de casi cinco pies de alta y tres y un cuarto de ancha, y llevada a Roma por Santa Helena. Esta obra es venerada en el oratorio pontificio.
A lo largo de los años, el pueblo de Roma ha sido muy devoto de la Madonna. Cada vez que Roma se encontraba en peligro de calamidades o de pestilencia, corría en bandadas al santuario de Nuestra Señora para pedirle auxilio. La imagen era llevada en procesión solemne, con gran devoción. La Virgen Santísima les demostró ser una poderosa protectora con grandes milagros.
Durante el pontificado de San Gregorio el Grande, una peste terrible arrasó con la ciudad de Roma. El Pontífice ordenó que se hiciera una procesión penitencial desde Santa María la Magiore, en la cual el mismo llevaba una estatua de la Virgen. Durante la procesión 80 personas murieron, pero el pontífice continuaba sus oraciones. Cuando llegaron al puente que cruza el río Tiber, oyeron cantos de ángeles en el cielo. De pronto sobre el castillo (que hoy se llama "de San Angelo"), se apareció el arcángel San Miguel. En su mano derecha llevaba una espada que metió en su vaina. En ese mismo momento ceso la peste.
En la actualidad, esta advocación se le llama Nuestra Señora, Protectora de Roma o Auxilio del Pueblo Romano. El Señor también ha obrado milagros --por medio de la Stma. Virgen-- a través de numerosas réplicas, particularmente sobre una que pertenecía a los Padres Jesuitas.
Los Papas siempre han sentido una tierna devoción por esta imagen de la Virgen María. Algunos han pasado incluso noches enteras en oración ante él. Benedicto XIV hizo el compromiso de hacerse presente para el canto de las letanías de Sta. María la Mayor todos los sábados. El Papa Pablo V, la noche en que iba a morir, manifestó el deseo de que lo llevaran a la capilla de Nuestra Señora para así poder morir a sus pies.
Instauración de la fiesta de María, Reina
El 1º de noviembre, de 1954, al final del Año Mariano, el Santo Padre Pío XII colocó una corona enjoyada sobre la pintura de Nuestra Señora, Protectora de Roma. En ese momento, se levantó un fuerte llanto de entre la gran multitud congregada en Sta. María la Mayor: "¡Viva la Reina!". El Papa nombró a la Virgen Reina de cielos y tierra y decretó que se celebrara una fiesta especial para honrarla bajo ese título.
No era éste un nuevo privilegio para la Madre de Dios. Ella siempre ha sido considerada nuestra Reina, como lo testifica el arte Mariano desde los primeros siglos y las oraciones, especialmente la Letanía de Loreto. Sin embargo, no había hasta entonces fiesta en particular que lo conmemorara. En la actualidad esta fiesta se celebra el 22 de agosto.
La fiesta de Nuestra Señora de las Nieves, 5 de agosto, se celebraba, en principio, solamente en la basílica, se extendió en el siglo XIV a toda Roma y, finalmente, San Pío V la declaró fiesta de la Iglesia universal en el siglo XVII.
EL EVANGELIO DE HOY: MIÉRCOLES 5 DE AGOSTO DEL 2015
Cuando parece que Dios desoye las plegarias
Milagros de Jesús
Milagros de Jesús
Mateo 15, 21-28. Tiempo ordinario. Espera un poco. Insiste. Dios permite esa angustia para purificar tu intención.
Por: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net
Por: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net
Te adelantamos las Reflexiones del Evangelio de la 18a. Semana del Tiempo Ordinario del lunes 3 al domingo 9 de agosto 2015.
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Del santo Evangelio según san Mateo 15, 21-28
En aquel tiempo saliendo de Genesaret, Jesús se retiró hacia la región de Tiro y de Sidón. En esto, una mujer cananea, que había salido de aquel territorio, gritaba diciendo: «¡Ten piedad de mí, Señor, hijo de David! Mi hija está malamente endemoniada». Pero Él no le respondió palabra. Sus discípulos, acercándose, le rogaban: «Concédeselo, que viene gritando detrás de nosotros». Respondió Él: «No he sido enviado más que a las ovejas perdidas de la casa de Israel». Ella, no obstante, vino a postrarse ante él y le dijo: «¡Señor, socórreme!» Él respondió: «No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos». «Sí, Señor - repuso ella -, pero también los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos». Entonces Jesús le respondió: «Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas». Y desde aquel momento quedó curada su hija.
Oración introductoria
Mi fe, frente a las dificultades, se debilita, cuando debería crecer. Humildemente recurro a ti, Señor y Padre mío, suplicando la intercesión de san José, para que esta oración me ayude a aumentar mi fe, acrecentar mi esperanza y, sobre todo, sea el medio para crecer en mi caridad, en mi amor a Ti y a los demás.
Petición
¡Señor, hazme un testigo fiel de mi fe!
Meditación del Papa Francisco
En aquel tiempo saliendo de Genesaret, Jesús se retiró hacia la región de Tiro y de Sidón. En esto, una mujer cananea, que había salido de aquel territorio, gritaba diciendo: «¡Ten piedad de mí, Señor, hijo de David! Mi hija está malamente endemoniada». Pero Él no le respondió palabra. Sus discípulos, acercándose, le rogaban: «Concédeselo, que viene gritando detrás de nosotros». Respondió Él: «No he sido enviado más que a las ovejas perdidas de la casa de Israel». Ella, no obstante, vino a postrarse ante él y le dijo: «¡Señor, socórreme!» Él respondió: «No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos». «Sí, Señor - repuso ella -, pero también los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos». Entonces Jesús le respondió: «Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas». Y desde aquel momento quedó curada su hija.
Oración introductoria
Mi fe, frente a las dificultades, se debilita, cuando debería crecer. Humildemente recurro a ti, Señor y Padre mío, suplicando la intercesión de san José, para que esta oración me ayude a aumentar mi fe, acrecentar mi esperanza y, sobre todo, sea el medio para crecer en mi caridad, en mi amor a Ti y a los demás.
Petición
¡Señor, hazme un testigo fiel de mi fe!
Meditación del Papa Francisco
Pensemos al episodio evangélico de la mujer cananea. Es una mujer pagana, no era del pueblo de Israel, era una pagana, que suplica a Jesús que sane a su hija. Jesús, para probar su fe, en primer lugar responde con dureza: “No puedo, debo pensar antes a las ovejas de Israel”. La mujer no retrocede -una madre, cuando pide ayuda para su criatura, ¡nunca se rinde! Todos lo sabemos esto, ¿eh? Las madres luchan por los hijos, ¿eh?- y Jesús responde a esta mujer: “También a los perritos, cuando los dueños se han alimentado, se les da algo”. Como diciendo: 'pero por lo menos mírame como una perrita'. Y Jesús le dice: “Mujer, ¡grande es tu fe! Que se haga como deseas”.
Frente a la enfermedad, también surgen dificultades en la familia, a causa de la debilidad humana. Pero, en general, el tiempo de la enfermedad refuerza los lazos familiares. Y pienso en lo importante que es educar a los hijos desde pequeños en la solidaridad en el tiempo de la enfermedad. Una educación que deja de lado la sensibilidad por la enfermedad humana, endurece el corazón. Y hace que los chicos estén “anestesiados” ante el sufrimiento de los demás, incapaces de confrontarse con el sufrimiento y de vivir la experiencia del límite.(Catequesis de S.S. Francisco, 10 de junio de 2015).
Reflexión
Cuántas angustias y necesidades experimentamos en la vida. El dolor nos visita, los problemas abundan, las tristezas nos sofocan. ¡Ten compasión de mí, Señor! Es el grito del alma a un Dios que siente lejano.
Sin duda, buscamos una respuesta inmediata. Y nos desalentamos si no llega. ¡Cuántas veces pedimos y, quizás, sin resultado! ¿Por qué Dios no nos escucha?
Nos desconcertamos, llegamos a dudar de Dios y hasta nos desesperamos. ¿No será que Dios nos pone a prueba? ¿Hasta cuánto resiste nuestra fe?
Espera un poco. Insiste. Dios permite esa angustia para purificar tu intención, para que sigas creyendo en Él aunque no te atienda a la primera. La mujer cananea del evangelio seguía a Jesús gritando. Los discípulos perdieron la paciencia y obligaron a Jesús a detenerse para atenderla. Nos sorprende la primera reacción de Cristo.
¿Acaso no se conmovió su Corazón, lleno de misericordia? Desde luego que sí. Pero prefirió esperar y ver hasta qué punto la mujer confiaba en Él. Como su fe era grande, Jesús le dijo finalmente: "que se cumpla lo que deseas".
Propósito
En las dificultades de este día, hacer un acto de fe y pedir con confianza la ayuda de Dios.
Diálogo con Cristo
Señor, sólo con la fe, la humildad, la confianza y la perseverancia en nuestra oración, a pesar de todas las dificultades –como la mujer cananea– es como penetramos hasta el corazón de Dios y sólo así es como escuchas nuestras plegarias.
Cuántas angustias y necesidades experimentamos en la vida. El dolor nos visita, los problemas abundan, las tristezas nos sofocan. ¡Ten compasión de mí, Señor! Es el grito del alma a un Dios que siente lejano.
Sin duda, buscamos una respuesta inmediata. Y nos desalentamos si no llega. ¡Cuántas veces pedimos y, quizás, sin resultado! ¿Por qué Dios no nos escucha?
Nos desconcertamos, llegamos a dudar de Dios y hasta nos desesperamos. ¿No será que Dios nos pone a prueba? ¿Hasta cuánto resiste nuestra fe?
Espera un poco. Insiste. Dios permite esa angustia para purificar tu intención, para que sigas creyendo en Él aunque no te atienda a la primera. La mujer cananea del evangelio seguía a Jesús gritando. Los discípulos perdieron la paciencia y obligaron a Jesús a detenerse para atenderla. Nos sorprende la primera reacción de Cristo.
¿Acaso no se conmovió su Corazón, lleno de misericordia? Desde luego que sí. Pero prefirió esperar y ver hasta qué punto la mujer confiaba en Él. Como su fe era grande, Jesús le dijo finalmente: "que se cumpla lo que deseas".
Propósito
En las dificultades de este día, hacer un acto de fe y pedir con confianza la ayuda de Dios.
Diálogo con Cristo
Señor, sólo con la fe, la humildad, la confianza y la perseverancia en nuestra oración, a pesar de todas las dificultades –como la mujer cananea– es como penetramos hasta el corazón de Dios y sólo así es como escuchas nuestras plegarias.
martes, 4 de agosto de 2015
LOS SANTOS DE HOY: MARTES 4 DE AGOSTO DEL 2015
Aristarco, Santo
Discipulo de San Pablo, 4 de agosto
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Antonio Isidoro Arrué Peiró, Beato
Mártir, 4 de agosto
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Guillermo Horn, Beato
Monje y Mártir, 4 de agosto
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Enrique Krzysztofik, Beato
Presbítero y Mártir, 4 de agosto
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Cecilia Cesarini, Beata
Religiosa, 4 de agosto
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Federico Janssoone, Beato
Presbítero franciscano, 4 de agosto
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Juan María Vianney, Santo
Cura de Ars, 4 de agosto
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SAN JUAN MARÍA VIANNEY, EL SANTO CURA DE ARS, 4 DE AGOSTO
Juan María Vianney, Santo
Cura de Ars, 4 de agosto
Fuente: EWTN.com
El Cura de Ars
Martirologio Romano: Memoria de san Juan María Vianney, presbítero, que durante más de cuarenta años se entregó de una manera admirable al servicio de la parroquia que le fue encomendada en la aldea de Ars, cerca de Belley, en Francia, con una intensa predicación, oración y ejemplos de penitencia. Diariamente catequizaba a niños y adultos, reconciliaba a los arrepentidos y con su ardiente caridad, alimentada en la fuente de la Eucaristía, brilló de tal modo, que difundió sus consejos a lo largo y a lo ancho de toda Europa y con su sabiduría llevó a Dios a muchísimas almas (†1859).
Fecha de canonización: 31 de mayo de 1925 por el Papa Pío XI.
Breve Biografía
Uno de los santos más populares en los últimos tiempos ha sido San Juan Vianney, llamado el santo Cura de Ars. En él se ha cumplido lo que dijo San Pablo: "Dios ha escogido lo que no vale a los ojos del mundo, para confundir a los grandes".
Era un campesino de mente rústica, nacido en Dardilly, Francia, el 8 de mayo de 1786. Durante su infancia estalló la Revolución Francesa que persiguió ferozmente a la religión católica. Así que él y su familia, para poder asistir a misa tenían que hacerlo en celebraciones hechas a escondidas, donde los agentes del gobierno no se dieran cuenta, porque había pena de muerte para los que se atrevieran a practicar en público sulreligión. La primera comunión la hizo Juan María a los 13 años, en una celebración nocturna, a escondidas, en un pajar, a donde los campesinos llegaban con bultos de pasto, simulando que iban a alimentar sus ganados, pero el objeto de su viaje era asistir a la Santa Misa que celebraba un sacerdote, con grave peligro de muerte, si los sorprendían las autoridades.
Juan María deseaba ser sacerdote, pero a su padre no le interesaba perder este buen obrero que le cuidaba sus ovejas y le trabajaba en el campo. Además no era fácil conseguir seminarios en esos tiempos tan difíciles. Y como estaban en guerra, Napoléon mandó reclutar todos los muchachos mayores de 17 años y llevarlos al ejército. Y uno de los reclutados fue nuestro biografiado. Se lo llevaron para el cuartel, pero por el camino, por entrar a una iglesia a rezar, se perdió del gurpo. Volvió a presentarse, pero en el viaje se enfermó y lo llevaron una noche al hospital y cuando al día siguiente se repuso ya los demás se habían ido. Las autoridades le ordenaron que se fuera por su cuenta a alcanzar a los otros, pero se encontró con un hombre que le dijo. "Sígame, que yo lo llevaré a donde debe ir". Lo siguió y después de mucho caminar se dio cuenta de que el otro era un desertor que huía del ejército, y que se encontraban totalmente lejos del batallón.
Y al llegar a un pueblo, Juan María se fue a donde el alcalde a contarle su caso. La ley ordenaba pena de muerte a quien desertara del ejército. Pero el alcalde que era muy bondadoso escondió al joven en su casa, y lo puso a dormir en un pajar, y así estuvo trabajando escondido por bastante tiempo, cambiándose de nombre, y escondiéndose muy hondo entre el pasto seco, cada vez que pasaban por allí grupos del ejército. Al fin en 1810, cuando Juan llevaba 14 meses de desertor el emperador Napoleón dio un decreto perdonando la culpa a todos los que se habían fugado del ejército, y Vianney pudo volver otra vez a su hogar.
Trató de ir a estudiar al seminario pero su intelecto era romo y duro, y no lograba aprender nada. Los profesores exclamaban: "Es muy buena persona, pero no sirve para estudiante No se le queda nada". Y lo echaron.
Se fue en peregrinación de muchos días hasta la tumba de San Francisco Regis, viajando de limosna, para pedirle a ese santo su ayuda para poder estudiar. Con la peregrinación no logró volverse más inteligente, pero adquirió valor para no dejarse desanimar por las dificultades. El año siguiente, recibió el sacramento de la confirmación, que le confirió todavía mayor fuerza para la lucha; en él tomó Juan María el nombre de Bautista.
El Padre Balley había fundado por su cuenta un pequeño seminario y allí recibió a Vianney. Al principio el sacerdote se desanimaba al ver que a este pobre muchacho no se le quedaba nada de lo que él le enseñaba Pero su conducta era tan excelente, y su criterio y su buena voluntad tan admirables que el buen Padre Balley dispuso hacer lo posible y lo imposible por hacerlo llegar al sacerdocio.
Después de prepararlo por tres años, dándole clases todos los días, el Padre Balley lo presentó a exámenes en el seminario. Fracaso total. No fue capaz de responder a las preguntas que esos profesores tan sabios le iban haciendo. Resultado: negativa total a que fuera ordenado de sacerdote.
Su gran benefactor, el Padre Balley, lo siguió instruyendo y lo llevó a donde sacerdotes santos y les pidió que examinaran si este joven estaba preparado para ser un buen sacerdote. Ellos se dieron cuenta de que tenía buen criterio, que sabía resolver problemas de conciencia, y que era seguro en sus apreciaciones en lo moral, y varios de ellos se fueron a recomendarlo al Sr. Obispo. El prelado al oír todas estas cosas les preguntó: ¿El joven Vianney es de buena conducta? - Ellos le repondieron: "Es excelente persona. Es un modelo de comportamiento. Es el seminarista menos sabio, pero el más santo" "Pues si así es - añadió el prelado - que sea ordenado de sacerdote, pues aunque le falte ciencia, con tal de que tenga santidad, Dios suplirá lo demás".
Y así el 12 de agosto de 1815, fue ordenado sacerdote, este joven que parecía tener menos inteligencia de la necesaria para este oficio, y que luego llegó a ser el más famoso párroco de su siglo (4 días después de su ordenación, nació San Juan Bosco). Los primeros tres años los pasó como vicepárroco del Padre Balley, su gran amigo y admirador.
Unos curitas muy sabios habían dicho por burla: "El Sr. Obispo lo ordenó de sacerdote, pero ahora se va a encartar con él, porque ¿a dónde lo va a enviar, que haga un buen papel?".
Y el 9 de febrero de 1818 fue envaido a la parroquia más pobre e infeliz. Se llamaba Ars. Tenía 370 habitantes. A misa los domingos no asistían sino un hombre y algunas mujeres. Su antecesor dejó escrito: "Las gentes de esta parroquia en lo único en que se diferecian de los ancianos, es en que ... están bautizadas". El pueblucho estaba lleno de cantinas y de bailaderos. Allí estará Juan Vianney de párroco durante 41 años, hasta su muerte, y lo transformará todo.
El nuevo Cura Párroco de Ars se propuso un método triple para cambiar a las gentes de su desarrapada parroquia. Rezar mucho. Sacrificarse lo más posible, y hablar fuerte y duro. ¿Qué en Ars casi nadie iba a la Misa? Pues él reemplazaba esa falta de asistencia, dedicando horas y más horas a la oración ante el Santísimo Sacramento en el altar. ¿Qué el pueblo estaba lleno de cantinas y bailaderos? Pues el párroco se dedicó a las más impresionantes penitencias para convertirlos. Durante años solamente se alimentará cada día con unas pocas papas cocinadas. Los lunes cocina una docena y media de papas, que le duran hasta el jueves. Y en ese día hará otro cocinado igual con lo cual se alimentará hasta el domingo. Es verdad que por las noches las cantinas y los bailaderos están repletos de gentes de su parroquia, pero también es verdad que él pasa muchas horas de cada noche rezando por ellos. ¿Y sus sermones? Ah, ahí si que enfoca toda la artillería de sus palabras contra los vicios de sus feligreses, y va demoliendo sin compasión todas las trampas con las que el diablo quiere perderlos.
Cuando el Padre Vianney empieza a volverse famoso muchas gentes se dedican a criticarlo. El Sr. Obispo envía un visitador a que oiga sus sermones, y le diga que cualidades y defectos tiene este predicador. El enviado vuelve trayendo noticias malas y buenas.
El prelado le pregunta: "¿Tienen algún defecto los sermones del Padre Vianney? - Sí, Monseñor: Tiene tres defectos. Primero, son muy largos. Segundo, son muy duros y fuertes. Tercero, siempre habla de los mismos temas: los pecados, los vicios, la muerte, el juicio, el infierno y el cielo". - ¿Y tienen también alguna cualidad estos sermones? - pregunta Monseñor-. "Si, tienen una cualidad, y es que los oyentes se conmueven, se convierten y empiezan una vida más santa de la que llevaban antes".
El Obispo satisfecho y sonriente exclamó: "Por esa última cualidad se le pueden perdonar al Párroco de Ars los otros tres defectos".
Los primeros años de su sacerdocio, duraba tres o más horas leyendo y estudiando, para preparar su sermón del domingo. Luego escribía. Durante otras tres o más horas paseaba por el campo recitándole su sermón a los árboles y al ganado, para tratar de aprenderlo. Después se arrodillaba por horas y horas ante el Santísimo Sacramento en el altar, encomendándo al Señor lo que iba decir al pueblo. Y sucedió muchas veces que al empezar a predicar se le olvidaba todo lo que había preparado, pero lo que le decía al pueblo causaba impresionantes conversiones. Es que se había preparado bien antes de predicar.
Pocos santos han tenido que entablar luchas tan tremendas contra el demonio como San Juan Vianney. El diablo no podía ocultar su canalla rabia al ver cuantas almas le quitaba este curita tan sencillo. Y lo atacaba sin compasión. Lo derribaba de la cama. Y hasta trató de prenderle fuego a su habitación . Lo despertaba con ruidos espantosos. Una vez le gritó: "Faldinegro odiado. Agradézcale a esa que llaman Virgen María, y si no ya me lo habría llevado al abismo".
Un día en una misión en un pueblo, varios sacerdotes jovenes dijeron que eso de las apariciones del demonio eran puros cuentos del Padre Vianney. El párroco los invitó a que fueran a dormir en el dormitorio donde iba a pasar la noche el famoso padrecito. Y cuando empezaron los tremendos ruidos y los espantos diabólicos, salieron todos huyendo en pijama hacia el patio y no se atrevieron a volver a entrar al dormitorio ni a volver a burlarse del santo cura. Pero él lo tomaba con toda calma y con humor y decía: "Con el patas hemos tenido ya tantos encuentros que ahora parecemos dos compinches". Pero no dejaba de quitarle almas y más almas al maldito Satanás.
Cuando concedieron el permiso para que lo ordenaran sacerdote, escribieron: "Que sea sacerdote, pero que no lo pongan a confesar, porque no tiene ciencia para ese oficio". Pues bien: ese fue su oficio durante toda la vida, y lo hizo mejor que los que sí tenían mucha ciencia e inteligencia. Porque en esto lo que vale son las iluminaciones del Espíritu Santo, y no nuestra vana ciencia que nos infla y nos llena de tonto orgullo.
Tenía que pasar 12 horas diarias en el confesionario durante el invierno y 16 durante el verano. Para confesarse con él había que apartar turno con tres días de anticipación. Y en el confesionario conseguía conversiones impresionantes.
Desde 1830 hasta 1845 llegaron 300 personas cada día a Ars, de distintas regiones de Francia a confesarse con el humilde sacerdote Vianney. El último año de su vida los peregrinos que llegaron a Ars fueron 100 mil. Junto a la casa cural había varios hoteles donde se hospedaban los que iban a confesarse.
A las 12 de la noche se levantaba el santo sacerdote. Luego hacía sonar la campana de la torre, abría la iglesia y empezaba a confesar. A esa hora ya la fila de penitentes era de más de una cuadra de larga. Confesaba hombres hasta las seis de la mañana. Poco después de las seis empezaba a rezar los salmos de su devocionario y a prepararse a la Santa Misa. A las siete celebraba el santo oficio. En los últimos años el Obispo logró que a las ocho de la mañana se tomara una taza de leche.
De ocho a once confesaba mujeres. A las 11 daba una clase de catecismo para todas las personas que estuvieran ahí en el templo. Eran palabras muy sencillas que le hacían inmenso bien a los oyentes.
A las doce iba a tomarse un ligerísimo almuerzo. Se bañaba, se afeitaba, y se iba a visitar un instituto para jóvenes pobres que él costeaba con las limosnas que la gente había traido. Por la calle la gente lo rodeaba con gran veneración y le hacían consultas.
De una y media hasta las seis seguía confesando. Sus consejos en la confesión eran muy breves. Pero a muchos les leía los pecados en su pensamiento y les decía los pecados que se les habían quedado sin decir. Era fuerte en combatir la borrachera y otros vicios.
En el confesionario sufría mareos y a ratos le parecía que se iba a congelar de frío en el invierno y en verano sudaba copiosamente. Pero seguía confesando como si nada estuviera sufriendo. Decía: "El confesionario es el ataúd donde me han sepultado estando todavía vivo". Pero ahí era donde conseguía sus grandes triunfos en favor de las almas.
Por la noche leía un rato, y a las ocho se acostaba, para de nuevo levantarse a las doce de la noche y seguir confesando.
Cuando llegó a Ars solamente iba un hombre a misa. Cuando murió solamente había un hombre en Ars que no iba a misa. Se cerraron muchas cantinas y bailaderos.
En Ars todos se sentían santamente orgullosos de tener un párroco tan santo. Cuando él llegó a esa parroquia la gente trabajaba en domingo y cosechaba poco. Logró poco a poco que nadie trabajara en los campos los domingos y las cosechas se volvieron mucho mejores.
Siempre se creía un miserable pecador. Jamás hablaba de sus obras o éxitos obtenidos. A un hombre que lo insultó en la calle le escribió una carta humildísima pidiendole perdón por todo, como si el hubiera sido quién hubiera ofendido al otro. El obispo le envió un distintivo elegante de canónigo y nunca se lo quiso poner. El gobierno nacional le concedió una condecoración y él no se la quiso colocar. Decía con humor: "Es el colmo: el gobierno condecorando a un cobarde que desertó del ejército". Y Dios premió su humildad con admirables milagros.
El 4 de agosto de 1859 pasó a recibir su premio en la eternidad.
Fue beatificado el 8 de enero de 1905 por el Papa San Pío X, y canonizado por S.S. Pío XI el 31 de mayo de 1925.
EL EVANGELIO DE HOY: MARTES 4 DE AGOSTO DEL 2015
¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?
Mateo 14, 22-36. Tiempo Ordinario. Pedro no camina hasta que Jesús le dice: Ven. También Jesús nos dice esa palabra en muchas veces al día.
Por: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net
Te adelantamos las Reflexiones del Evangelio de la 18a. Semana del Tiempo Ordinario del lunes 3 al domingo 9 de agosto 2015.
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Del santo Evangelio según san Mateo 14, 22-36
En aquel tiempo, después de que se hubo saciado la muchedumbre, Jesús obligó a los discípulos a subir a la barca y a ir por delante de Él a la otra orilla, mientras Él despedía a la gente. Después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar; al atardecer estaba solo allí. La barca se hallaba ya distante de la tierra muchos estadios, zarandeada por las olas, pues el viento era contrario. Y a la cuarta vigilia de la noche vino Él hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, viéndole caminar sobre el mar, se turbaron y decían: «Es un fantasma», y de miedo se pusieron a gritar. Jesús les dijo enseguida: ¡Animo, soy yo, no tengáis miedo! Pedro le contestó: Señor, si eres tú mándame ir hacia ti andando sobre el agua. Él le dijo: Ven. Pedro bajó de la barca y se echó a andar sobre el agua acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: Señor, sálvame. Enseguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: ¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado? En cuento subieron a la barca, amainó el viento. Los de la barca se postraron ante él diciendo: Realmente eres Hijo de Dios. Terminada la travesía, llegaron a tierra de Genesaret. Y los hombres de aquel lugar, apenas lo reconocieron, pregonaron la noticia por aquella comarca y trajeron donde él a todos los enfermos. Le pedían tocar siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaron curados.
Oración introductoria
Jesús, creo que verdaderamente eres el Hijo de Dios y hoy, al igual que llamaste a Pedro, me llamas porque quieres tener un encuentro conmigo en la oración. Mi camino no siempre es tu camino, por eso pido la intercesión de María Inmaculada, para seguir su ejemplo, no dudar nunca y seguir siempre el camino que me propones.
Petición
Señor, que tenga el valor de salir de mi zona de confort y responder a tu llamado.
Meditación del Papa Francisco
En aquel tiempo, después de que se hubo saciado la muchedumbre, Jesús obligó a los discípulos a subir a la barca y a ir por delante de Él a la otra orilla, mientras Él despedía a la gente. Después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar; al atardecer estaba solo allí. La barca se hallaba ya distante de la tierra muchos estadios, zarandeada por las olas, pues el viento era contrario. Y a la cuarta vigilia de la noche vino Él hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, viéndole caminar sobre el mar, se turbaron y decían: «Es un fantasma», y de miedo se pusieron a gritar. Jesús les dijo enseguida: ¡Animo, soy yo, no tengáis miedo! Pedro le contestó: Señor, si eres tú mándame ir hacia ti andando sobre el agua. Él le dijo: Ven. Pedro bajó de la barca y se echó a andar sobre el agua acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: Señor, sálvame. Enseguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: ¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado? En cuento subieron a la barca, amainó el viento. Los de la barca se postraron ante él diciendo: Realmente eres Hijo de Dios. Terminada la travesía, llegaron a tierra de Genesaret. Y los hombres de aquel lugar, apenas lo reconocieron, pregonaron la noticia por aquella comarca y trajeron donde él a todos los enfermos. Le pedían tocar siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaron curados.
Oración introductoria
Jesús, creo que verdaderamente eres el Hijo de Dios y hoy, al igual que llamaste a Pedro, me llamas porque quieres tener un encuentro conmigo en la oración. Mi camino no siempre es tu camino, por eso pido la intercesión de María Inmaculada, para seguir su ejemplo, no dudar nunca y seguir siempre el camino que me propones.
Petición
Señor, que tenga el valor de salir de mi zona de confort y responder a tu llamado.
Meditación del Papa Francisco
Pedro con el arrojo que le caracteriza le pide casi una prueba: “Señor si eres tú, hazme caminar hacia ti sobre las aguas”; y Jesús le dice “¡Ven!”. Pedro baja de la barca y pone a caminar sobre el agua, pero el viento fuerte azota y comienza a hundirse. Entonces grita: “¡Señor, sálvame!”, y Jesús le tiende la mano y lo levanta.
Esta narración es una hermosa imagen de la fe del apóstol Pedro. En la voz de Jesús que le dice “Ven”, él reconoce el eco del primer encuentro orillas de aquel mismo lago y en seguida, nuevamente, deja la barca y va hacia el Maestro. ¡Y camina sobre las aguas! La respuesta confiada y pronta al llamado del Señor hace cumplir siempre cosas extraordinarias.
Jesús ahora mismo nos decía que nosotros somos capaces de hacer milagros con nuestra fe: la fe en Él, en su palabra, la fe en su amor.
En cambio, Pedro comienza a hundirse cuando que quita la mirada de Jesús y se deja influenciar por las circunstancias que lo circundan.
Pero el Señor está siempre allí, y cuando Pedro lo invoca, Jesús lo salva del peligro. En la persona de Pedro, con sus entusiasmos y debilidades, se describe nuestra fe: siempre frágil y pobre, inquieta y a pesar de todo victoriosa, la fe del cristiano camina hacia el Señor resucitado, en medio a las tormentas y peligros del mundo.
Es muy importante también la escena final: “Apenas subieron a la barca en viento cesó. Aquellos que estaban en la barca se postraron delante de Él diciéndole: '¡Realmente eres el Hijo de Dios!'”. (S.S. Francisco, Ángelus, 10 de agosto de 2014).
Reflexión
Caminar sobre las aguas, ¡qué proeza!, está fuera de nuestro alcance. Por eso sucede que cuando leemos estas líneas no lleguemos a penetrar su mensaje hasta el fondo.
Entonces, ¿cuál es la clave de lectura?
Pedro no camina hasta que Jesús le dice: Ven.También Jesús nos dice esa palabra en diversas ocasiones al día: cada vez que nos viene a la mente una buena obra: hacer un favor, dar una limosna, etc. Es posible que no nos demos cuenta de esta realidad, pero es Dios quien nos inspira esos pensamientos.
Las dificultades llegan cuando nos pide algo más, un sacrificio mayor. Es entonces cuando sentimos que nuestras pasiones se rebelan y nos echamos atrás. Aquella posibilidad de avanzar se ha convertido en un fracaso, en un naufragio. ¿Por qué?
Veamos qué le sucedió a Pedro. Al principio se asustó al ver a Jesús, que llegaba de forma tan inesperada. Pero al ver que era Él, se sintió seguro, y a la voz de su Maestro comenzó a dar los primeros pasos. ¿Y luego? Dudó, tuvo miedo, no confió en el poder de Cristo para continuar adelante, y empezó a hundirse. Lo que le faltaba era fe.
Con fe, Pedro hubiera cruzado a pie todo el lago. Con fe, nosotros también seríamos capaces de los mayores milagros. Si tuviéramos un poquito de fe, nos sorprenderíamos de hasta dónde podemos llegar.
Propósito
Rezar, diariamente, antes de dormir, el credo, para constantemente recordar las verdades de mi fe que me ayudan a recorrer el camino de la salvación.
Diálogo con Cristo
Señor, dame tu gracia porque quiero gozar de la oración como lo hacía Jesús, que te buscaba en el lugar donde sabía que podría encontrarte. Deseo experimentar la libertad, la paz y el gozo de la auténtica oración al saber apartarme de todo y de todos, para en la soledad de mi propio yo, abrirte mi corazón, con esa firme decisión que rompa mi inercia, mis dudas y mi mediocridad.
Caminar sobre las aguas, ¡qué proeza!, está fuera de nuestro alcance. Por eso sucede que cuando leemos estas líneas no lleguemos a penetrar su mensaje hasta el fondo.
Entonces, ¿cuál es la clave de lectura?
Pedro no camina hasta que Jesús le dice: Ven.También Jesús nos dice esa palabra en diversas ocasiones al día: cada vez que nos viene a la mente una buena obra: hacer un favor, dar una limosna, etc. Es posible que no nos demos cuenta de esta realidad, pero es Dios quien nos inspira esos pensamientos.
Las dificultades llegan cuando nos pide algo más, un sacrificio mayor. Es entonces cuando sentimos que nuestras pasiones se rebelan y nos echamos atrás. Aquella posibilidad de avanzar se ha convertido en un fracaso, en un naufragio. ¿Por qué?
Veamos qué le sucedió a Pedro. Al principio se asustó al ver a Jesús, que llegaba de forma tan inesperada. Pero al ver que era Él, se sintió seguro, y a la voz de su Maestro comenzó a dar los primeros pasos. ¿Y luego? Dudó, tuvo miedo, no confió en el poder de Cristo para continuar adelante, y empezó a hundirse. Lo que le faltaba era fe.
Con fe, Pedro hubiera cruzado a pie todo el lago. Con fe, nosotros también seríamos capaces de los mayores milagros. Si tuviéramos un poquito de fe, nos sorprenderíamos de hasta dónde podemos llegar.
Propósito
Rezar, diariamente, antes de dormir, el credo, para constantemente recordar las verdades de mi fe que me ayudan a recorrer el camino de la salvación.
Diálogo con Cristo
Señor, dame tu gracia porque quiero gozar de la oración como lo hacía Jesús, que te buscaba en el lugar donde sabía que podría encontrarte. Deseo experimentar la libertad, la paz y el gozo de la auténtica oración al saber apartarme de todo y de todos, para en la soledad de mi propio yo, abrirte mi corazón, con esa firme decisión que rompa mi inercia, mis dudas y mi mediocridad.
lunes, 3 de agosto de 2015
LOS SANTOS DE HOY: LUNES 3 DE AGOSTO DEL 2015
Agustín Kazotic, Beato
Obispo, 3 de agosto,
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Eleuterio Román (Eleuterio Mancho López), Beato
Religioso y Mártir, 3 de agosto
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Andrés Avelino Gutiérrez Moral, Beato
Sacerdote y Mártir, 3 de agosto
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Josep Guardiet Pujol, Beato
Sacerdote y Mártir, 3 de agosto
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Ricardo Gil Barcelón. Beato
Sacerdote y Mártir, 4 de agosto
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Francisco Bandrés Sánchez, Beato
Sacerdote y Mártir, 3 de agosto
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Pedro de Anagni, Santo
Obispo, 3 de agosto
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Alfonso López López y Miguel Ramón Salvador, Beatos
Mártires, 3 de agosto
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Asprenato, Santo
Obispo, 3 de agosto
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SAN ASPRENATO, OBISPO, 3 DE AGOSTO
Asprenato, Santo
Asprenato, Santo
Obispo, 3 de agosto
Fuente: Santiebeati.it
Obispo
Martirologio Romano: En Nápoles, de la Campania, san Asprenato, primer obispo de la ciudad (s. II/III).
Breve Biografía
Muchos napolitanos, por la gran devoción para el patrón principal de la ciudad san Genaro y de su espectacular milagro anual de la licuefacción de la sangre, ha olvidado o hasta ignoran que el primer obispo de la naciente comunidad cristiana de Nápoles fue san Asprenato, mientras san Genaro fue obispo de Benevento y mártir en Pozzuoli en las proximidades de Nápoles.
De san Asprenato se sabe que vivió entre finales del siglo I y principios del siglo II, época en que los más recientes estudios arqueológicos, fijan los principios de la Iglesia napolitana, y como confirmación de esto, se sabe que el nombre Asprenato fue muy popular en el período de la república y en los primeros tiempos del imperio romano, luego cayó en desuso.
Varios antiguos documentos comprendidos en el famoso Calendario Marmóreo de Nápoles, certifican su existencia durante los mandatos de los emperadores Trajano y a Adriano y fijan en veintitrés años la duración de su episcopado.
De su vida no se sabe nada cierto, pero una antiquísima leyenda repetida con modificaciones en textos posteriores, cuenta que san Pedro, fundada la Iglesia de Antioquía, se encaminó hacia Roma con algunos discípulos, pasó por Nápoles, aquí encontró una viejecita enferma (identificada luego como santa Cándida La Anciana), quien prometió adherirse a la nueva fe si se curaba.
Pedro hace una oración pidiendo la sanación, a lo que los discípulos de Antioquía contestaron con ¡Amén!, Cándida se sanó, y encomienda cure también a un amigo suyo llamado Asprenato enfermo desde hace tiempo y que si lo curara también ciertamente se convirtiría.
En este instante Pedro también intercede y logra que sea curado, y luego de catequizarlo, lo bautiza. El cristianismo vivía una rápida difusión en Nápoles, y cuando Pedro decidió retomar el viaje hacia Roma, consagro a Asprenato como obispo.
Él hizo construir el oratorio de Santa María del Principio sobre que surgirá la basílica de santa Restituta y fundó la iglesia de san Pedro en Aram donde todavía hoy se conserva el altar sobre el que el apóstol celebró el Sacrificio.
El santo obispo murió rico en méritos, y varios milagros fueron conseguidos por su intercesión; su cuerpo fue llevado al oratorio de santa María del Principio, algunos estudios más recientes dicen que las reliquias están en las catacumbas de san Genaro, en cuyos alas superiores están las imágenes, no bien conservadas, de los primeros 14 obispos napolitanos.
Después de san Genaro es el segundo de los 47 santos protectores de Nápoles, cuyos bustos de plata son custodiados en la capilla del tesoro de san Genaro en la Catedral (el Duomo), aquí también esta conservado el bastón con el que san Pedro lo curó.
En la ciudad, en épocas diferentes, fueron elegidas dos iglesias en su honor y una capilla le es dedicada en la antiquísima basílica de santa Restituta.
Es invocado para calmar la jaqueca, su fiesta litúrgica es recordada en el Martirologio Romano y en el Calendario Marmóreo al 3 de agosto.
De san Asprenato se sabe que vivió entre finales del siglo I y principios del siglo II, época en que los más recientes estudios arqueológicos, fijan los principios de la Iglesia napolitana, y como confirmación de esto, se sabe que el nombre Asprenato fue muy popular en el período de la república y en los primeros tiempos del imperio romano, luego cayó en desuso.
Varios antiguos documentos comprendidos en el famoso Calendario Marmóreo de Nápoles, certifican su existencia durante los mandatos de los emperadores Trajano y a Adriano y fijan en veintitrés años la duración de su episcopado.
De su vida no se sabe nada cierto, pero una antiquísima leyenda repetida con modificaciones en textos posteriores, cuenta que san Pedro, fundada la Iglesia de Antioquía, se encaminó hacia Roma con algunos discípulos, pasó por Nápoles, aquí encontró una viejecita enferma (identificada luego como santa Cándida La Anciana), quien prometió adherirse a la nueva fe si se curaba.
Pedro hace una oración pidiendo la sanación, a lo que los discípulos de Antioquía contestaron con ¡Amén!, Cándida se sanó, y encomienda cure también a un amigo suyo llamado Asprenato enfermo desde hace tiempo y que si lo curara también ciertamente se convirtiría.
En este instante Pedro también intercede y logra que sea curado, y luego de catequizarlo, lo bautiza. El cristianismo vivía una rápida difusión en Nápoles, y cuando Pedro decidió retomar el viaje hacia Roma, consagro a Asprenato como obispo.
Él hizo construir el oratorio de Santa María del Principio sobre que surgirá la basílica de santa Restituta y fundó la iglesia de san Pedro en Aram donde todavía hoy se conserva el altar sobre el que el apóstol celebró el Sacrificio.
El santo obispo murió rico en méritos, y varios milagros fueron conseguidos por su intercesión; su cuerpo fue llevado al oratorio de santa María del Principio, algunos estudios más recientes dicen que las reliquias están en las catacumbas de san Genaro, en cuyos alas superiores están las imágenes, no bien conservadas, de los primeros 14 obispos napolitanos.
Después de san Genaro es el segundo de los 47 santos protectores de Nápoles, cuyos bustos de plata son custodiados en la capilla del tesoro de san Genaro en la Catedral (el Duomo), aquí también esta conservado el bastón con el que san Pedro lo curó.
En la ciudad, en épocas diferentes, fueron elegidas dos iglesias en su honor y una capilla le es dedicada en la antiquísima basílica de santa Restituta.
Es invocado para calmar la jaqueca, su fiesta litúrgica es recordada en el Martirologio Romano y en el Calendario Marmóreo al 3 de agosto.
responsable de la traducción: Xavier Villalta
EL EVANGELIO DE HOY: LUNES 3 DE AGOSTO DEL 2015
Dadles vosotros de comer
Milagros
Mateo 14, 13-21. Tiempo Ordinario. Así ha querido Jesús darse a conocer a lo largo de los siglos, por medio del testimonio y la evangelización.
Por: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net
Te adelantamos las Reflexiones del Evangelio de la 18a. Semana del Tiempo Ordinario del lunes 3 al domingo 9 de agosto 2015.
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Del santo Evangelio según san Mateo 14, 13-21
En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan el Bautista, se marchó de allí en barca a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer. Jesús les replicó: No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer. Ellos le replicaron: Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces. Les dijo: "Traédmelos". Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente: Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.
Oración introductoria
Jesús, como esa gente vengo a tu encuentro, quiero hablar contigo y escuchar tus palabras en esta oración. ¿Qué quieres que haga hoy por Ti? No busco ningún interés personal, lo único que te pido es que multipliques tu gracia en mí para poder experimentar tu amor y tu cercanía para trasmitirlos a los demás.
Petición
Señor, no permitas que deje pasar nunca la oportunidad de servir a los demás.
Meditación del Papa Francisco
En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan el Bautista, se marchó de allí en barca a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer. Jesús les replicó: No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer. Ellos le replicaron: Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces. Les dijo: "Traédmelos". Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente: Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.
Oración introductoria
Jesús, como esa gente vengo a tu encuentro, quiero hablar contigo y escuchar tus palabras en esta oración. ¿Qué quieres que haga hoy por Ti? No busco ningún interés personal, lo único que te pido es que multipliques tu gracia en mí para poder experimentar tu amor y tu cercanía para trasmitirlos a los demás.
Petición
Señor, no permitas que deje pasar nunca la oportunidad de servir a los demás.
Meditación del Papa Francisco
Cristo presente en medio de nosotros, en el signo del pan y del vino, exige que la fuerza del amor supere cada laceración, y al mismo tiempo que se convierta en comunión con el pobre, apoyado por el débil, atención fraterna a cuántos les cuesta sostener el peso de la vida cotidiana.
Nos disgregamos cuando no somos dóciles a la Palabra del Señor, cuando no vivimos la fraternidad entre nosotros, cuando competimos para ocupar los primeros puestos, cuando no encontramos la valentía de testimoniar la caridad, cuando no somos capaces de ofrecer esperanza. La Eucaristía nos permite no disgregarnos porque es vínculo de comunión, es cumplimiento de la Alianza, signo viviente del amor de Cristo que se ha humillado e inmolado para que nosotros permaneciéramos unidos. Participando en la Eucaristía y nutriéndonos de ella, estamos dentro de un camino que no admite divisiones. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 4 de junio de 2015, en Santa Marta).
Reflexión
Los profesionales, las madres, los estudiantes, los trabajadores, los maestros, los padres, los hijos, en definitiva, todos los hombres buscan, consciente o inconscientemente, algo que les realice plenamente, algo que trascienda sus vidas, que les llene de paz interior.
Estos hombres y mujeres hambrientos y sedientos de Dios se acercan a las puertas de la fe. Y al cruzar el umbral se encuentran con otros hombres y mujeres, como ellos, a quienes Jesús les ha mandado; dadles vosotros de comer.
Así ha querido Jesús darse a conocer a lo largo de los siglos; por medio del testimonio y la evangelización de personas con una vocación especial: son los sacerdotes, las religiosas, las personas consagradas y los laicos.
Es el milagro de los que han recibido a Cristo como alimento. Unidos a Jesús por medio de la Iglesia, son capaces de saciar el hambre de miles de personas. Pero son pocos, muy pocos los que lleven a Cristo a los demás. En este tiempo, hay millones de personas que todavía no conocen a Jesús. Muchos de ellos sienten la necesidad de orientar sus vidas hacia Dios y no tienen quien les ayude. Cristo nos urge a colaborar con Él en la tarea de dar de comer a las almas hambrientas de trascendencia.
Diálogo con Cristo
Es mejor si este diálogo se hace espontáneamente, de corazón a Corazón
Señor, gracias por hacerme parte de la historia de la salvación. ¡Sí! Yo quiero ser ese pan partido que pueda ayudar a los demás a descubrir y experimentar tu amor. Que mi debilidad no me detenga, que sepa poner los problemas en tus manos y, confiadamente, hacer lo que tu santa voluntad permita.
Propósito
Por la noche voy a examinar mi actitud y mis reacciones ante las dificultades, para ver si corresponden al espíritu de un verdadero discípulo y misionero de Cristo.
Los profesionales, las madres, los estudiantes, los trabajadores, los maestros, los padres, los hijos, en definitiva, todos los hombres buscan, consciente o inconscientemente, algo que les realice plenamente, algo que trascienda sus vidas, que les llene de paz interior.
Estos hombres y mujeres hambrientos y sedientos de Dios se acercan a las puertas de la fe. Y al cruzar el umbral se encuentran con otros hombres y mujeres, como ellos, a quienes Jesús les ha mandado; dadles vosotros de comer.
Así ha querido Jesús darse a conocer a lo largo de los siglos; por medio del testimonio y la evangelización de personas con una vocación especial: son los sacerdotes, las religiosas, las personas consagradas y los laicos.
Es el milagro de los que han recibido a Cristo como alimento. Unidos a Jesús por medio de la Iglesia, son capaces de saciar el hambre de miles de personas. Pero son pocos, muy pocos los que lleven a Cristo a los demás. En este tiempo, hay millones de personas que todavía no conocen a Jesús. Muchos de ellos sienten la necesidad de orientar sus vidas hacia Dios y no tienen quien les ayude. Cristo nos urge a colaborar con Él en la tarea de dar de comer a las almas hambrientas de trascendencia.
Diálogo con Cristo
Es mejor si este diálogo se hace espontáneamente, de corazón a Corazón
Señor, gracias por hacerme parte de la historia de la salvación. ¡Sí! Yo quiero ser ese pan partido que pueda ayudar a los demás a descubrir y experimentar tu amor. Que mi debilidad no me detenga, que sepa poner los problemas en tus manos y, confiadamente, hacer lo que tu santa voluntad permita.
Propósito
Por la noche voy a examinar mi actitud y mis reacciones ante las dificultades, para ver si corresponden al espíritu de un verdadero discípulo y misionero de Cristo.
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