Autor: Alejandro Carrión | Fuente: Catholic.net El discípulo a quién Jesús amaba | |
Juan 21, 20-25. Si ustedes no son testigos en sus ambientes, ¿quién lo hará por ustedes? El cristiano es, en y con la Iglesia, un misionero de Cristo. | |
En aquel tiempo, Pedro, volviendo la cara, vio que iba detrás de ellos el discípulo a quién Jesús amaba, el mismo que en la cena se había reclinado sobre su pecho y le había preguntado: "Señor, ¿quién es el que te va a traicionar?" Al verlo Pedro, le dijo a Jesús: «Señor, ¿qué va a pasar con este?» Jesús le respondió: «Si yo quiero que éste permanezca vivo hasta que yo vuelva, ¿a ti qué? Tú, sígueme.» Por eso comenzó a correr entre los hermanos el rumor de que ese discípulo no habría de morir. Pero Jesús no dijo que no moriría, sino: Si yo quiero que permanezca vivo hasta que yo vuelva, ¿a ti qué? Este es el discípulo que atestigua estas cosas y las ha puesto por escrito, y estamos ciertos de que su testimonio es verdadero. Muchas otras cosas hizo Jesús y creo que, si se relataran una por una, no cabrían en todo el mundo libros que se escribieran. Oración introductoria Mi buen Jesús, aquí estoy. Quiero responder con generosidad al llamado que Tú me has hecho. Quiero seguirte al igual que Pedro y los demás discípulos. Quiero ser la luz de la gente que vive en oscuridad. Quiero ser la esperanza de los que han caído en el desaliento. Quiero ser testigo de tu amor en el mundo, que ha olvidado tu amor. Petición Dios mío, te suplico me regales la gracia de ser tu testigo; la gracia de no tener miedo de anunciar tu palabra en mi familia, en mi trabajo y con mis amigos; la gracia de ser valiente para no dejarme llevar por la comodidad y las tentaciones. Meditación del Papa Francisco Pedro tenía un diálogo de amor con el Señor, pero luego el diálogo se ha desviado hacia otro carril y él también padece una tentación: Inmiscuirse en la vida de los otros. Como se dice vulgarmente, Pedro hace de curioso, se entromete en la vida de los otros. En primer lugar, la comparación, el compararse con los demás. El diablo quiere que seamos chismosos. Cuando existe esta comparación terminamos en la amargura y hasta en la envidia, y la envidia arruina la comunidad cristiana, le hace mucho daño y el diablo quiere eso. La segunda forma de esta tentación son los chismes. Se empieza de una manera muy educada, pero luego terminamos despellejando al prójimo. ¡Cuánto se chismea en la Iglesia! ¡Cuánto chismeamos nosotros los cristianos! El chisme es propio despellejarse, ¿no? Es maltratarse el uno al otro. ¿Como si se quisiera disminuir al otro, no? En lugar de crecer yo, hago que el otro sea aplanado y me siento muy bien. ¡Esto no va!.(S.S. Francisco, 18 d mayo de 2013, homilía en Santa Marta). . Reflexión El cristiano es ante todo el seguidor de Cristo. Y como seguidor de Cristo, tiene que ser testimonio vivo de la presencia y del amor de Jesús al mundo. Con sus actos, con sus palabras, con sus deseos e incluso con sus sentimientos tiene que demostrar ser testigo de Dios y llevar el amor de Dios, su palabra, su reino a donde quiera que él vaya y así llevar junto con Jesús la salvación a todo hombre. Propósito Hablaré bien de alguien frente a los demás. Diálogo con Cristo Mi buen Jesús, aquí estoy para ser tu testigo, para llevarte a los demás. Quiero seguirte como lo hizo San Pedro y los demás discípulos. Te doy gracias por que me has llamado, y no puedo pensar en mejor manera de pasar mi vida que pidiendo como San Francisco Javier: has de mí un instrumento de tu paz, que donde haya odio, siembre yo amor. Donde haya desaliento, esperanza; donde tristeza, alegría; donde oscuridad, luz… La vocación cristiana es, por su misma naturaleza, vocación también al apostolado. (Conc. Vat. II, Decr. Apostolicam actuositatem, 2) |
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sábado, 7 de junio de 2014
EL EVANGELIO DE HOY: SÁBADO 7 DE JUNIO DEL 2014
Los Santos de hoy sábado 7 de junio de 2014
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SAN ROBERTO DE NEWMINSTER, ABAD CISTERCIENSE, 7 DE JUNIO
Autor: . | Fuente: Enciclopedia Católica | ACI Prensa Roberto de Newminster, Santo | |
Abad cisterciense, 7 de junio | |
AbadNació en el distrito de Craven (Yorkshire), probablemente en el pueblo de Gargrave; murió el 7 de junio de 1159. Estudió en la Universidad de París, donde se dice que compuso un comentario a los Salmos; se hizo cura de Gargrave y luego benedictino en Whitby, desde donde se unió, con el permiso del abad, a los fundadores del monasterio cisterciense de Fountains. Alrededor de 1138, encabezó la primer colonia mandada desde Fountains y estableció la abadía de Newminster, cerca del castillo de Ralph de Merlay, en Morpeth (Northumberland). En el tiempo que fue abad, se mandaron tres colonias de monjes y se fundaron monasterios: Pipewell (1143), Roche (1147) y Sawley (1148). La vida de Capgrave nos dice que sus propios monjes lo acusaron de mala conducta y que viajó al extranjero (1147-48) para defenderse ante san Bernardo; mas se duda de la veracidad de esta historia, que pudo haber surgido de un deseo de asociar personalmente al santo inglés con el máximo de los cistercienses. Su tumba en la iglesia de Newminster se convirtió en objeto de peregrinaje. Fuente: Vidas de los santos, Alban Butler Gargrave, localidad del distrito de Craven, en Yorkshire, fue el lugar de nacimiento de san Roberto. Tras de haber recibido las órdenes sacerdotales, fue rector en Gargrave durante un tiempo y después tomó el hábito de los benedictinos en Whitby. Algo más tarde, obtuvo el permiso de su abad para unirse a otros monjes de la abadía de Saint Mary, en York, quienes se habían agrupado, autorizados por el arzobispo Thurston, y en los terrenos que le habían sido cedidos, con el propósito de dar nueva vida a la estricta regla benedictina. Ahí, en la mitad del invierno, en condiciones de extrema pobreza, sobre el desnudo suelo del valle de Skeldale, fundaron los monjes un monasterio que, más tarde, llegaría a ser famoso como Fountains Abbey (Abadía de las Fuentes), nombre que se le dio en relación con unos manantiales que había en las proximidades. Por su expreso deseo, los monjes estaban afiliados a la reforma del Cister, y Fountains se convirtió, con el tiempo, en una de las casas más fervientes de la orden. El espíritu de la santa alegría imperaba sobre una vida de ejercicios de devoción, alternados con los duros trabajos manuales. En un sitio prominente entre los monjes se hallaba san Roberto, en razón de su santidad, su austeridad y la dulzura inmutable de su carácter. En sus modales era extremadamente modesto -dice la Crónica de Fountains-, lleno de gentileza cuando estaba en compañía, misericordioso en los juicios y ejemplar en la santidad y sabiduría de sus conversaciones. Ralph de Merly, el señor de la región de Morpeth, visitó la abadía en 1138, cinco años después de su fundación, y quedó tan hondamente impresionado por la virtud de los hermanos, que decidió construir un monasterio para el Cister en sus propiedades. Para habitar en la nueva casa, conocida con el nombre de abadía de Newminster, lord Morpeth sacó de Fountains a doce monjes y, para gobernarlos, se nombró abad a san Roberto. El santo conservó el puesto hasta su muerte. A fuerza de trabajo constante, logró que la abadía floreciese de manera tan extraordinaria, que, para 1143, pudo fundar una segunda casa en Pipewell, en Northamptonshire y, más tarde, otras dos en Sawley y en Roche. Como hombre entregado a la meditación y a la plegaria que era, escribió un comentario sobre los Salmos que, desgraciadamente, no ha sobrevivido. Se le habían otorgado dones sobrenaturales y tenía poder sobre los malos espíritus. Hay una anécdota que ilustra el espíritu de mortificación de que estaba dotado. Se sometía a ayunos tan rigurosos durante la Cuaresma, que, en una ocasión, al llegar la Pascua, ya había perdido enteramente el apetito. ¡Ay, padre mío! ¿Por qué no queréis comer? le preguntó entristecido el hermano encargado del refectorio. Creo que me comería un panecillo de avena con mantequilla, repuso el abad. En cuanto le trajeron lo que había pedido, no se atrevió a tocarlo, por considerar que, si lo hacía, era como ceder a la gula y, a fin de cuentas, ordenó que se diera el panecillo a los pobres. En la puerta del convento recibió el pan un joven y hermoso peregrino, quien inmediatamente desapareció, con todo y el plato. Cuando el hermano tornero trataba de dar explicaciones plausibles sobre la desaparición del recipiente, el mismo plato quedó de pronto sobre la mesa, frente al abad. Todo el mundo afirmó que el hermoso peregrino que se comió el panecillo era un ángel. Afirman las crónicas que, en su juventud, san Roberto estudió en París, y registran un segundo viaje suyo al continente, cuando fue blanco de algunas críticas por parte de sus monjes, en relación con ciertos informes falsos sobre mala administración de su abadía, y decidió ir a visitar a san Bernardo para ponerle en claro las cosas. Pero éste, que evidentemente conocía a fondo a san Roberto, resolvió que no había necesidad de desmentir las necias acusaciones ni de defenderse contra los cargos. La mencionada visita debe haber tenido lugar en 1147 o 1148, puesto que por entonces y antes de regresar a Inglaterra, se entrevistó san Roberto con el Papa Eugenio III. El abad de Newminster visitaba a menudo al ermitaño san Godrico, por quien sentía particular afecto. La noche en que san Roberto murió, san Godrico vio ascender su alma al cielo como una bola de fuego. La fecha era el 7 de junio de 1159. La fiesta de san Roberto se conmemora en la diócesis de Hexham. |
viernes, 6 de junio de 2014
EL EVANGELIO DE HOY: VIERNES 6 DE JUNIO DEL 2014
Autor: H. Michael Hemm | Fuente: Catholic.net Sí, Señor, tú sabes que te amo | |
Juan 21, 15-19. Él nos ha amado primero y sigue amándonos primero; por eso, nosotros podemos corresponder también con el amor. | |
En aquel tiempo, le preguntó Jesús a Simón Pedro: Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? Él le contestó: Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: Apacienta mis corderos. Por segunda vez le preguntó: Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Él le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: Pastorea mis ovejas. Por tercera vez le preguntó: Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? Pedro se entristeció de que Jesús le hubiera preguntado por tercera vez si lo quería, y le contestó: Señor, tú lo sabes todo; tú bien sabes que te quiero. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas. Yo te aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías la ropa e ibas a donde querías; pero cuando seas viejo, extenderás los brazos y otro te ceñirá y te llevará a donde no quieras. Esto se lo dijo para indicarle con qué género de muerte habría de glorificar a Dios. Después le dijo: Sígueme. Oración Introductoria Jesús, Tú también me preguntas a mí: ¿Me amas?. Y yo quiero contestarte con toda sinceridad. Soy un hombre débil como Pedro que a menudo sólo piensa en sí mismo. Pero Tú sabes que te amo y que te quiero amar más. Petición Señor, te pido que enciendas mi corazón, a veces tan frío, con tu amor, y que me ayudes a apacentar las ovejas que has encomendado a mí para que ellas también te amen. Meditación del Papa Francisco La pregunta está dirigida a un hombre que, a pesar de las solemnes declaraciones, se dejó llevar por el miedo y había negado. "¿Me amas tú?". "¿Eres mi amigo?". La pregunta se dirige a mí y a cada uno de nosotros, a todos nosotros: si evitamos responder de modo demasiado apresurado y superficial, la misma nos impulsa a mirarnos hacia adentro, a volver a entrar en nosotros mismos. "¿Me amas tú?". "¿Eres mi amigo?". Aquél que escruta los corazones se hace mendigo de amor y nos interroga sobre la única cuestión verdaderamente esencial, preámbulo y condición para apacentar sus ovejas, sus corderos, su Iglesia. Todo ministerio se funda en esta intimidad con el Señor; vivir de Él es la medida de nuestro servicio eclesial, que se expresa en la disponibilidad a la obediencia, en el abajarse, como hemos escuchado en la Carta a los Filipenses, y a la donación total. (S.S. Francisco, 23 de mayo de 2013). Reflexión La experiencia del amor de Dios nos lleva a un compromiso. Nos cambia desde dentro y enciende en nuestro corazón un fuego que nos anima a compartir esta experiencia con los demás. Jesús invitó a Pedro a apacentar sus ovejas. La única condición es que Pedro ame a Jesús. Jesús también tiene un rebaño de ovejas que ha encomendado a cada uno de nosotros. Son en un primer plano nuestros familiares y amigos. Nos hizo responsables para que ellos tengan alimento para su alma y se salven. No es necesario que seamos perfectos, hombres sin defectos. Pedro también negó a Jesús. Solo hace falta que seamos generosos con Dios. Solo hace falta que nos dejemos guiar por Dios cumpliendo su voluntad. A veces nos lleva a donde nosotros no queremos. Pero si hemos experimentado su amor y si sabemos que es nuestro Amigo y Padre, lo amamos también nosotros a Él y le seguimos a donde Él nos lleve para que apacentemos sus ovejas. Propósito Haré un acto de caridad para con mis familiares o amigos. Diálogo con Cristo Jesús, te quiero amar. La manera de amarte es cumplir tu voluntad. Tú sabes que muchas veces me cuesta el cumplimiento de tu voluntad. Pero solo así podré apacentar las ovejas que me has encomendado. Nada se conoce perfectamente, si no se ama perfectamente (San Agustín, De diversas cuestiones, 83, 40) |
SAN MARCELINO CHAMPAGNAT, FUNDADOR, JUNIO 6
Marcelino Champagnat, Santo
Autor: Archidiócesis de Madrid
Fundador, Junio 6
Fundador de la Sociedad de María
Marcelino Champagnat nació en Lyon (Francia), en los comienzos de la revolución francesa, en 1789, y falleció contando cincuenta y un años, el seis de Junio de 1840. Fundó la Orden de los Hermanitos de María, o Maristas de la Enseñanza.
Su madre afirmó con llaneza que «lo eduqué, como a mis otros nueve hijos, con sencillez y lejos de los caprichos; le enseñé a hablar y a rezar». En el interior de esta afirmación se descubre la claridad de ideas y la vida recta de su buena madre; debió influir muy notablemente en su calidad de vida cristiana y ello estaba en los planes de Dios ya que nació en unos tiempos nada favorables para la coherencia de la fe.
Es admirable que una persona que no sabía ni leer ni escribir llegara a ser todo un modelo educativo.
Estudió sus tres últimos años en el seminario de Lyon; y se ordenó de sacerdote el 22 de Junio de 1816. Al día siguiente de la ordenación marchó con una docena de compañeros al santuario de Nuestra Señora de Fourvière y allí se consagraron a María, naciendo el compromiso de fundar la Sociedad de María.
Desde el principio tuvo clara la idea de la nueva fundación había de incluir una rama de Hermanos que dedicasen su vida a la enseñanza, trabajando con niños, principalmente con aquellos que por vivir en zonas rurales tuviesen menos oportunidades.
Vivió la caridad de un modo exquisito polarizado con la preocupación por instruir a la niñez y a la juventud, abierto al descubrimiento y aplicación de nuevas fórmulas para dar respuesta adecuada a las nuevas situaciones que se van presentando. Supo vivir su entrega a Dios poniendo remedio en aquello que de modo muy particular impide a los hombres el aprecio de su personal dignidad. Fue muy consciente de que la ignorancia es una de las peores lacras que soporta la humanidad; impide el reconocimiento de la propia dignidad, dificulta el descubrir de Dios y puede incapacitar para abrirse a los demás, haciendo, además, a las personas fácil objeto de manipulación por parte de los poderosos.
En menos de un siglo se extendió rápidamente por Europa el nuevo viento con una espiritualidad y modos concretos de entrega. Luego, se traspasó a otros continentes.
Con su canonización el día 18 de Abril del año 1999, a la caída del siglo, por el papa Juan Pablo II, queda reconocida y actualizada su obra, su compromiso educativo y espiritualidad. Es el reconocimiento del modo heroico de vivir la caridad un cristiano que desborda en frutos de bien social para todos.
SAN NORBERTO, OBISPO, JUNIO 6
Autor: P. Ángel Amo | Fuente: Catholic.net Norberto, Santo | |
Obispo, Junio 6 | |
Obispo
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Los Santos de hoy viernes 6 de junio de 2014
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jueves, 5 de junio de 2014
EL EVANGELIO DE HOY: JUEVES 5 DE JUNIO DEL 2014
Autor: José Enrique Anaya Degollado | Fuente: Catholic.net Yo les he dado a conocer tu nombre | |
Juan, 17, 20-26. Estar siempre alegres, sean constantes en orar, den gracias en toda ocasión: esta es la voluntad de Dios. | |
En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: «Padre, no sólo te pido por mis discípulos, sino también por los que van a creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti somos uno, a fin de que sean uno en nosotros y el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí para que su unidad sea perfecta y así el mundo conozca que tú me has enviado y que los amas, como me amas a mí. Padre, quiero que donde esté yo, estén también conmigo los que me has dado, para que contemplen mi gloria, la que me diste, porque me has amado desde antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido; pero yo sí te conozco y estos han conocido que tú me enviaste. Yo les he dado a conocer tu nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que me amas está en ellos y yo también en ellos.» Oración Introductoria Jesús, enséñame a orar. Creo en ti, y te doy gracias por el don de la fe. Tú te me has dado a conocer, me has enseñado que tu Padre es también mío. No tengo palabras para agradecerte este don. Ayúdame a corresponder viviendo como verdadero hijo de nuestro Padre Dios. Concédeme la gracia de amarlo con todo el corazón, con toda el alma, con todas mis fuerzas. Petición Jesús, que me abra al amor de tu Padre, y aprenda a llamarlo: Padre nuestro. Meditación del Papa Francisco El empeño ecuménico responde a la oración del Señor Jesús que pide "que todos sean uno". La credibilidad del anuncio cristiano sería mucho mayor si los cristianos superaran sus divisiones y la Iglesia realizara "a plenitud de catolicidad que le es propia, en aquellos hijos que, incorporados a ella ciertamente por el Bautismo, están, sin embargo, separados de su plena comunión". Tenemos que recordar siempre que somos peregrinos, y peregrinamos juntos. Para eso hay que confiar el corazón al compañero de camino sin recelos, sin desconfianzas, y mirar ante todo lo que buscamos: la paz en el rostro del único Dios. Confiarse al otro es algo artesanal, la paz es artesanal. Jesús nos dijo: "¡Felices los que trabajan por la paz!". En este empeño, también entre nosotros, se cumple la antigua profecía: "De sus espadas forjarán arados" (S.S. Francisco, exhortación apostólica Evangelii gaudium, n 244). Reflexión Todos somos hijos del mismo Padre. No nos pudo pasar algo más genial que tener un Papá como Dios, nuestro Señor. Con cuánta confianza debemos dirigirnos a Él, constantemente y con la simplicidad de un hijito pequeño. Hay momentos en la vida en los que sólo Él puede sostenernos y llevarnos adelante. ¡Jamás dudemos del amor de un Dios, que se nos ha manifestado como Padre Bueno! En la medida en que seamos conscientes de esta paternidad de Dios, en esa medida alcanzaremos la unidad que Él desea para nosotros. Propósito Rezaré un Padrenuestro en familia para ponernos en sus manos, y abandonarnos a su amor de Papá Dios. Dialogo con Cristo Jesús, enséñame a dialogar con nuestro Padre Dios, para confiarme enteramente a su Voluntad Santísima, y alcanzar esa familiaridad de la que Tú me has hecho partícipe con tu Encarnación. Gracias por ser como eres, y perdón por mis debilidades. No permitas que jamás dude de tu amor. No permitas que jamás me separe de ti. Tú me has dado a conocer su Nombre; me enseñaste a llamarle: «Abbá» -Papá-. Ayúdame a ser el hijo que Él espera de mí. Dios ruega porque quiere ser más Padre que Señor. (San Pedro Crisiólogo, Sermón 108) |
SAN BONIFACIO, OBISPO Y MÁRTIR, 5 DE JUNIO
Autor: P. Ángel Amo | Fuente: Catholic.net Bonifacio, Santo | |
Obispo y Mártir, 5 de junio | |
Apóstol de AlemaniaTambién se lo conoce como: Bonifacio de Maguncia, Bonifacio de Crediton Entonces Winfrid fue a Roma en peregrinación para orar sobre las tumbas de los mártires y recibir la bendición del Papa. San Gregorio. II apoyó el compromiso misionero, y Winfrid regresó a Alemania. Se detuvo en Turingia, luego pasó a Frisia, recientemente sometida por los francos, y allí logró las primeras conversiones. Durante tres años recorrió gran parte del territorio germánico. Los Sajones correspondieron con entusiasmo a su predicación. El Papa lo llamó a Roma, lo consagró obispo y le dio el nuevo nombre de Bonifacio. Durante el viaje de regreso a Alemania, en un bosque de Hessen, hizo derribar un gigantesco roble al que los pueblos paganos le atribuían poderes mágicos, porque decían que era sede de un dios. Ese gesto fue considerado como un desafío a la divinidad y los paganos corrieron para presenciar la venganza del dios ofendido. Bonifacio aprovechó la ocasión para transmitirles el mensaje evangélico. A los pies del roble derribado hizo construir la primera iglesia, que dedicó a San Pedro. Antes de organizar la Iglesia a orillas del Rin, pensó en la fundación, entre las regiones de Hessen y Turingia, de una abadía, que fuera el centro propulsor de la espiritualidad y de la cultura religiosa de Alemania. Así nació la célebre abadía de Fulda, comparable con la de los benedictinos de Montecassino por la actividad y el prestigio. Eligió a Maguncia como sede arzobispal, pero expresó el deseo de ser enterrado en Fulda. Ya anciano, pero todavía infatigable, regresó a Frisia. Lo acompañaban unos cincuenta monjes. El 5 de junio había citado cerca de Dokkum a un grupo de catecúmenos. Era el día de Pentecostés; estaban comenzando la celebración de la Misa cuando un grupo de Frisones armadas con espadas asaltaron a los misioneros. Bonifacio les dijo a los compañeros: “No teman. Todas las armas de este mundo no pueden matar nuestra alma”. Cuando la espada de un infiel cayó sobre su cabeza, él trató de cubrirse con el misal, pero el enemigo derribó el libro y le cortó la cabeza al mártir. |
Los Santos de hoy jueves 5 de junio de 2014
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