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| Job, Santo |  
PatriarcaSe llama patriarca a un antiquísimo jefe religioso de Israel. 
Así por ej. fueron Patriarcas: Noé, Abraham, Jacob, Isaac, etc.Job 
ha sido considerado durante muchos siglos como el mejor modelo 
de paciencia, antes de Jesucristo. El profeta Jeremías afirma que 
la tierra donde Job nació y vivió (al suroriente del 
Jordán) era considerada como región de grandes sabios y profundos 
pensadores.
 
 La S. Biblia narra de la siguiente manera los hechos 
de Job: "Había en la región de Us (al suroriente 
de Palestina) un hombre de muy buen comportamiento, que se 
apartaba del mal y temía mucho ofender a Dios. Tenía 
siete hijos y tres hijas. Era inmensamente rico. Tenía 7,000 
ovejas, 3,000 camellos, 500 pares de bueyes, 500 asnas, y 
muchísimos obreros. Era el más rico de toda la región".
 
 De 
vez en cuando ofrecía sacrificios de animales a Dios, para 
pedirle perdón por los pecados de sus hijos, porque se 
decía: "¡Quien sabe si alguno de mis hijos haya disgustado 
al Señor con algún pecado!".
 
 Un día se reunió Dios en 
el cielo con sus ángeles y les dijo: ¿Han visto 
a mi amigo Job? No hay nadie en la tierra 
tan bueno como él. ¡Tiene gran temor de ofenderme y 
se aparta del mal! ¡Pero Satanás llegó y dijo a 
Dios: "Es que has tratado demasiado bien a Job. Le 
concediste enorme cantidad de animales, y de personas. Así cualquiera 
se porta bien. Pero permítele que se le acaben sus 
riquezas, y verás como se portará de mal!". - Y 
Dios le dijo a Satanás "Le concedo permiso para que 
lo ataque en sus bienes, en sus animales y personas 
que le sirven. Pero cuidado ¡A él no lo vaya 
a tocar!".
 
 Y un día en que sus siete hijos y 
sus tres hijas estaban celebrando un almuerzo en casa del 
hijo mayor, llegó corriendo un mensajero a decirle a Job: 
"Sus bueyes estaban arando, y sus asnas estaban pastando en 
el potrero y llegaron los guerrilleros y mataron a los 
trabajadores y se robaron todos los animales. Solamente yo logré 
huir para traerle la noticia".
 
 Todavía estaba el otro hablando cuando 
llegó un segundo obrero y le dijo: "Cayeron rayos del 
cielo y mataron a todas sus ovejas y a sus 
pastores. Solamente yo logré salir huyendo para traerle la noticia".
 
 Aún 
estaba hablando el anterior cuando llegó otro que le dijo: 
"Los enemigos del país vecino se dividieron en tres escuadrones 
y atacaron los camellos, mataron a los arrieros, y se 
llevaron todos los animales. Unicamente yo logré huir para venir 
a contarle la noticia".
 
 No había terminado el otro de hablar 
cuando llegó un cuarto mensajero a decirle: "Sus siete hijos 
y sus tres hijas estaban almorzando en casa del hijo 
mayor y se cayó el techo y los mató a 
todos".
 
 Job se levantó, rasgó sus vestiduras en señal de tristeza; 
se rapó la cabeza en señal de duelo y exclamó: 
"Desnudo salí del vientre de mi madre. Sin nada volveré 
al sepulcro. Dios me lo dio, Dios me lo quitó. 
Bendito sea Dios".
 
 Y en todo esto no pecó Job, ni 
dijo ninguna palabra contra Dios que había permitido que le 
sucedieran tantas desgracias.
 
 Se volvió Dios a reunir con sus ángeles 
en el cielo y les dijo: "¿Se han fijado en 
mi amigo Job? No hay ninguno tan santo como él 
en la tierra. Tiene gran temor de ofenderme y se 
aparta siempre del mal. ¡Y aunque he permitido que le 
sucedan tantos sufrimientos, no se aparta de mi amistad!". Pero 
llegó Satanás y le dijo: "Sí, se conserva así porque 
goza de buena salud. ¡Pero permíteme quitarle la salud y 
verás que ahora sí maldice y se porta mal!". - 
Y Dios le dijo - Puede quitarle la salud. ¡Pero 
cuidado: respétale la vida!.
 
 Y a Job le llegó una enfermedad 
en la piel, y se volvió una sola llaga desde 
la cabeza hasta los pies. Tuvo que ir a sentarse 
junto a un basurero, y con un pedazo de teja 
se rascaba, y vivía entre la basura. Y hasta su 
mujer lo despreciaba y le decía: "¡Maldiga su suerte y 
muérase!".
 
 Pero Job le respondió: Si aceptamos de Dios los bienes, 
¿Por qué no vamos a aceptar los males que El 
permita que nos sucedan?.
 
 Y en todo esto no pecó Job 
con sus labios o sus palabras.
 
 Y eran tales sus angustias 
y los desprecios que le hacían, que cuando amanecía exclamaba: 
"¿Cuándo anochecerá para que no me desprecien ni se burlen 
más de mí?". Y cuando anochecía decía: "¿Cuándo amanecerá para 
que no me atormenten más las pesadillas y espantos?". Y 
todo esto le sucedía, siendo él tan santo.
 
 Al saber tan 
tristes noticias, llegaron tres amigos desde diversos sitios, a consolarlo. 
Y al verlo tan acabado, lanzaron gritos de angustia, rasgaron 
sus vestiduras en señal de dolor, se echaron polvo en 
la cabeza como penitencia, y se quedaron siete días, sentados 
en el suelo, sin decir palabra, llenos de dolor.
 
 Y después 
los tres amigos empezaron un diálogo en verso, diciendo cada 
uno a qué se debían probablemente aquellos infortunios tan terribles 
del pobre Job. Y sacaron como consecuencia final que probablemente 
él había sido muy pecador y que por eso era 
que estaba disgustado Dios. Job respondió con fuertes exclamaciones que 
esa no era la causa de sus desgracias. Que él 
se había esmerado durante toda su vida por comportarse de 
una manera que le fuera agradable a Dios. Que había 
compartido sus bienes con los pobres. Que su deseo de 
mantenerse puro era tan sincero que había hecho un pacto 
con sus ojos para no mirar a mujeres jóvenes. Y 
decía: "estoy cierto que un día, con estos ojos veré 
a mi Dios".
 
 En un momento de emoción Job llega a 
decirle a Dios que a él le parece que Nuestro 
Señor ha exagerado en el modo de hacerle sufrir. Que 
siendo Dios tan poderoso por qué se venga de un 
pobrecito tan miserable como él. Y entonces interviene Dios y 
le contesta fuertemente a Job que la criatura no tiene 
porqué pedirle cuentas al Creador, y empieza la voz de 
Dios a hacer una descripción maravillosamente poética de los seres 
que El ha creado. "¿Cuando yo hice el universo dónde 
estabas tú? ¿Cuando hice el mar y los animales que 
lo llenan, por dónde andabas a esa hora?". Y luego 
Dios va describiendo la imponencia del cocodrilo y del rinoceronte, 
y las astucias de los animales salvajes, y le pregunta 
a Job: "Cuando yo hice a todos estos animales, dónde 
estabas tú, para que ahora me vengas a pedir cuenta 
de lo que yo hago? ¿Quién es este que se 
atreve a discutirme?".
 
 Job se da cuenta de que hizo mal 
en ponerse a pedirle cuentas a Dios y le dice 
humildemente: "Señor: me he puesto a hablar lo que no 
debía decir. Retracto mis palabras. Me arrepiento de lo que 
he dicho al protestar. Te pido perdón humildemente, mi Señor".
 
 Entonces 
Dios volvió a hablar con voz amable, y dijo a 
los amigos de Job: "Ofrézcanme un sacrificio para pedirme perdón 
por lo que dijeron contra mi amigo Job. Y por 
las oraciones de él, yo los perdono".
 
 Luego Dios le concedió 
a Job el doble de bienes de los que antes 
había tenido. Vinieron todos sus familiares cercanos y lejanos y 
cada uno le trajo un regalo y una barra de 
plata, y un anillo de oro y celebraron un gran 
banquete en su honor. Y Dios bnedijo otra vez a 
Job y le concedió 14,000 ovejas, 6,000 camellos, 1,000 pares 
de bueyes, y 1,000 asnas. Se casó de nuevo y 
tuvo siete hijos y tres hijas. Y sus hijas fueron 
las mujeres más bellas de su tiempo.
 
 Y Dios le concedió 
a Job una larga vida. Vivió hasta los 140 años. 
Y conoció a los nietos, a los biznietos y a 
los tataranietos. Y murió en feliz ancianidad y lleno de 
alegría y paz.
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