jueves, 18 de agosto de 2016

SAN ALBERTO HURTADO, FUNDADOR DEL HOGAR DE CRISTO, 18 DE AGOSTO


 San Alberto Hurtado, fundador de “El Hogar de Cristo”
18 de agosto



 (ACI).- San Alberto Hurtado quiso imitar a Jesús en las cosas sencillas de cada día, como Cristo se dedicó a los pobres y huérfanos y se preocupó por darles una vida digna. Se caracterizó por su fortaleza, su generosidad y su entrega incondicional a Dios.

Alberto Hurtado Cruchaga nació el 22 de enero de 1901, en Viña del Mar, Chile, en el seno de una familia cristiana. Sus padres, Alberto Hurtado y Ana Cruchaga vivían en el fundo Los Perales de Tapihue cerca de la localidad de Casablanca y fue donde Alberto pasó sus primeros años de vida.

Cuando tenía cuatro años, su padre falleció dejando a su madre a cargo de su hermano Miguel y de él. Al no tener suficientes ingresos para la manutención de sus dos hijos, Ana tuvo que vender el fundo y trasladarse a Santiago donde fueron acogidos por sus familiares.

En 1909 ingresó al Colegio San Ignacio, donde destacó por ser buen compañero, entusiasta y alegre. Fue en este lugar donde comenzó a manifestarse su vocación al sacerdocio.

Sin embargo, la precaria situación económica de su madre le impedía cumplir su sueño de entrar a la Compañía de Jesús. Cuando terminó el colegio estudió leyes en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Para ayudar a su familia trabajaba en las tardes y colaboraba en la parroquia Virgen de Andacollo en las pocas horas que le quedaban libres.


En esos años, Alberto nunca perdió la esperanza y rezaba con fervor a Dios para que le permitiera ser sacerdote. En 1923 sus rezos fueron escuchados y pudo ingresar al seminario. En 1933 fue ordenado sacerdote en Bélgica.

El Santo regresó a Chile en 1936. De inmediato se puso a trabajar como profesor en el Colegio San Ignacio. Se dedicó a orientar a los niños y jóvenes que buscaban su compañía y sus consejos. Su carisma por los jóvenes era tan grande que sobrepasó los límites del colegio y fue llamado como asesor de la Acción Católica Juvenil.

Junto a sus colaboradores recorrió la patria inflamando los corazones juveniles con el deseo de luchar por la gloria de Cristo.

El Hogar de Cristo

Una noche encontró a un pobre enfermo abandonado en las calles y en otra noche vio a un grupo de niños que dormían bajo el punto del río Mapocho. Se conmovió y reconocía el rostro de Cristo en cada uno de ellos. Por ellos decidió ayudarlos. Pidió a sus feligreses que lo apoyaran con todas las limosnas posibles. Así reunió dinero, joyas y terrenos. Gracias a estas donaciones fundó su gran obra: “El Hogar de Cristo”.

Con su incansable amor recorría las calles en su camioneta para recoger a los pobres y niños y llevarlos al “Hogar de Cristo” donde les daba leche caliente y para que pudieran dormir en una cama confortable.

Siempre tenía un nuevo proyecto entre sus manos. Una nueva casa de acogida para los niños, talleres de enseñanza, más camas para las hospederías. También fundó varios talleres para educar a los jóvenes y  capacitarlos para que consigan un trabajo digno. Pese a la incomprensión de muchos, siempre encontraba la fuerza para seguir sirviendo a Cristo.

También publicó libros y dio conferencias sobre el sacerdocio, los problemas de la adolescencia, la educación, el orden social y el catolicismo. Fundó la revista Mensaje y varias para la Acción Sindical Chilena.

Pese a la cantidad de tareas impuestas, nunca dejó de realizar Dirección Espiritual. Con su mejor sonrisa recibía y escuchaba a sus "patroncitos".

Tenía 51 años cuando le diagnosticaron cáncer. A pesar de los fuertes dolores de su enfermedad, siguió trabajando por Cristo desde su habitación en el Hospital Clínico de la Universidad Católica. Hasta el final se mantuvo alegre y contento, siempre dando una palabra de esperanza y apoyo a quien lo visitaba. Siempre repetía: Contento, Señor, contento”.

Partió al cielo el 18 de agosto de 1952. El 16 de octubre de 1994, San Juan Pablo II beatificó al Padre Hurtado. Fue canonizado el 23 de octubre de 2005 por el Papa Benedicto XVI.

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Breve biografía de San Alberto Hurtado

Nació el 22 de enero de 1901, en Viña del Mar, Chile, en el seno de una familia cristiana. Sus padres, Alberto Hurtado y Ana Cruchaga vivían en un campo cercano a la localidad de Casablanca. En el fundo Los Perales de Tapihue, Alberto pasó sus primeros años de vida. Pero cuando tenía cuatro años, su padre falleció.

Su madre quedó sola, a cargo de Alberto y de su hermano Miguel. La venta del fundo se hizo necesaria junto con el traslado a Santiago.

Acogidos por sus familiares, Alberto, Miguel y doña Ana, iniciaron una nueva etapa de sus vidas en la capital.

En 1909 ingresó al Colegio San Ignacio, en donde destacó por ser buen compañero, entusiasta y alegre. Fue en este lugar donde comenzó a manifestarse su vocación, esas ganas de ayudar a los otros estando al servicio de Cristo.

Sin embargo, aunque sabía que por sobre todas las cosas quería ser sacerdote, la difícil situación económica de su madre le hacía imposible cumplir su sueño de entrar a la Compañía de Jesús. Por eso, una vez finalizado el colegio entró a estudiar Leyes en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Para ayudar a su familia trabajaba en las tardes y en las pocas horas que le quedaban libres se lo dedicaba a la Parroquia Virgen de Andacollo.

Su vocación sacerdotal seguía presente, aunque los años pasaban, él no perdía la esperanza. Finalmente sus rezos fueron escuchados y en 1923 pudo cumplir su sueño e ingresar al noviciado. Luego de varios años de estudios, fue ordenado sacerdote en Bélgica, en 1933.

Volvió a Chile en 1936. De inmediato se puso a trabajar como profesor del Colegio San Ignacio, aquí niños y jóvenes buscaban su compañía y orientación. Su inmenso arrastre entre los jóvenes sobrepaso los límites del colegio. Fue llamado entonces como asesor de la Acción Católica Juvenil. Con sus jóvenes colaboradores recorrió la patria inflamando los corazones juveniles con el deseo de luchar por la gloria de Cristo.

Jesús lo llamaba. En cada lugar el Padre Alberto Hurtado veía la cara de Cristo en los pobres. Había tantos que necesitaban techo, abrigo y comida. Para ellos fundó el Hogar de Cristo en 1944.

Sin tiempo para desfallecer siempre tenía un nuevo proyecto entre sus manos. Una nueva casa de acogida para los niños, talleres de enseñanza, más camas para las hospederías, eran algunas de las miles de ideas que rondaban en su cabeza. Pese a la incomprensión de muchos, siempre encontraba la fuerza para seguir sirviendo a Cristo.

Su obra se multiplicó con su trabajo en la Ación Católica, en la Acción Sindical de Chile y en la Revista Mensaje. Pese a la cantidad de tareas impuestas, nunca dejó de realizar Dirección Espiritual. Con su mejor sonrisa recibía y escuchaba a sus "patroncitos".

Tenía 51 años cuando le diagnosticaron cáncer. Pese a los fuertes dolores de su enfermedad, siguió trabajando por Cristo desde su pieza en el Hospital Clínico de la Universidad Católica. Hasta el final se mantuvo alegre y contento, siempre dando una palabra de esperanza y apoyo a quien lo visitaba.

El 18 de agosto de 1952 el Padre Alberto Hurtado Cruchaga dejó este mundo, partiendo al encuentro con Cristo. Su esfuerzo, su lucha, su alegría y su intenso amor por Jesús dieron frutos. El 16 de octubre de 1994, Su Santidad Juan Pablo II beatificó al Padre Hurtado. Fue canonizado el 23 de octubre de 2005 por el Papa Benedicto XVI.

En la mención dedicada a la vida del padre Hurtado durante la Misa de canonización de cinco nuevos santos, el Papa hizo notar como “el programa de vida de San Alberto Hurtado” fue la síntesis de: “Amarás a Dios con todo tu corazón… y a tu prójimo como a ti mismo”.

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