sábado, 10 de mayo de 2014

EL EVANGELIO DE HOY: SÁBADO 10 DE MAYO DEL 2014

Autor: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net
¿También ustedes se quieren marchar?
Juan 6, 60-69. Pascua. Solo en Cristo encontraremos el lugar que esperamos. Él tiene palabras de vida eterna.
 
¿También ustedes se quieren marchar?
Del santo Evangelio según san Juan 6, 60-69

En aquel tiempo muchos discípulos de Jesús al oírle, dijeron: Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo? Pero sabiendo Jesús en su interior que sus discípulos murmuraban por esto, les dijo: ¿Esto os escandaliza? ¿Y cuando veáis al Hijo del hombre subir adonde estaba antes?... El espíritu es el que da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida. Pero hay entre vosotros algunos que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar. Y decía: Por esto os he dicho que nadie puede venir a mí si no se lo concede el Padre. Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con él. Jesús dijo entonces a los Doce: ¿También vosotros queréis marcharos? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios. 

Oración introductoria

Dios mío, no quiero ser de los que traicionan, porque ¿a quién iría? Sólo Tú me puedes dar la luz y fuerza que necesito para dejar mi autosuficiencia y mi egoísmo. Creo, espero y te amo, permite que pueda tener un encuentro contigo en esta oración.

Petición

Dios mío, no permitas que las preocupaciones del mundo me distraigan en mi oración.

Meditación del Papa Francisco

Muchos estaban interesados en "examinar" la doctrina nueva y después discutir con Jesús porque tenían el corazón cerrado en sus cosas, cosas que Dios quería cambiar. ¿Por qué hay personas que tienen el corazón cerrado a la salvación? Porque tenían miedo de la salvación. Tenemos necesidad, pero tenemos miedo, porque cuando viene el Señor para salvarnos debemos dar todo. ¡Y manda Él! Y de esto tenemos miedo, porque queremos mandar nosotros. Para entender estos nuevos mandamientos, tenemos necesidad de la libertad que nace del Espíritu Santo, que nos salva, que nos consuela y da la vida:
Hoy podemos pedir al Señor la gracia de seguirlo, pero con esta libertad. Porque si queremos seguirlo sólo con nuestra libertad humana, al final sólo nos convertiremos en hipócritas como aquellos fariseos y saduceos, aquellos que discutían con Él. La hipocresía es esto: no dejar que el Espíritu cambie el corazón con su salvación. La libertad del Espíritu, que nos da el Espíritu, es también una forma de esclavitud, una "esclavitud" al Señor que nos hace libres, es otra libertad. (S.S. Francisco, 10 de junio de 2013). 


Reflexión

Varias personas piensan que la doctrina de la Iglesia es inaceptable. ¿Por qué el Papa no permite el aborto, ni la eutanasia, ni el uso de los anticonceptivos? ¿Por qué los curas no pueden casarse? Y por eso muchos deciden dar la espalda a la Iglesia.

La historia se repite. Los discípulos de Jesús no podían con toda la doctrina. Sobre todo, aquello de comer el Cuerpo de Cristo. Por eso, muchos de ellos se echaron atrás y no volvieron a ir con Él. Jesús se quedaba solo. Cada uno prefería buscar la felicidad por su cuenta, al margen de la voluntad de Dios. Apenas le quedaba una docena de seguidores, sus apóstoles. ¿Y vosotros, también queréis marcharos? Terrible pregunta. Pero estupenda respuesta: ¿A quien vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna.

Es triste ver cómo miles de personas caen diariamente en manos de las sectas, buscando otras palabras diferentes a las de Cristo, que son las que defiende la Iglesia. Sin embargo, no debemos perder la esperanza de que un día se darán cuenta del engaño de esos grupos y decidirán regresar al seno de la familia católica, porque es allí donde se encuentran las verdaderas palabras de Jesús.

Propósito

Delicadeza y alegría para darle todo a Dios, y dárselo en el amor.

Diálogo con Cristo

Jesús mío, quiero seguirte día a día y servirte en los demás. No quiero marcharme ni quedarme atrás, quiero caminar al paso que necesita la Iglesia. Cumplir con mis deberes de estado y con mi apostolado de extender tu Reino por medio de la caridad. Por eso te doy gracias por este momento de oración que puede transformar mis deseos en una hermosa realidad. 

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