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viernes, 12 de febrero de 2016
LOS SANTOS DE HOY: VIERNES 12 DE FEBRERO DEL 2016
SAN BENITO DE ANIANE, MONJE, 12 DE FEBRERO
Benito de Aniane, Santo
Monje, 12 de febrero
Fuente: misa_tridentina.t35.com
Monje
Martirologio Romano: En el monasterio de San Cornelio de Indam, en Germania, tránsito de san Benito, abad de Aniano (o de Aniane), que propagó la Regla benedictina, confeccionó un Consuetudinario para uso de monjes y trabajó con empeño en la instauración de la liturgia romana (821).
Etimología: Benito = Benedicto = Aquel a que Dios bendice, es de origen latino.
Benito fue hijo de Aigulfo de Maguelone; servía de escanciador al rey Pepino y a su hijo Carlomagno. A la edad de veinte años resolvió buscar el Reino de Dios con todo su corazón. Tomó parte en la campaña de Lombardía, pero, después de haberse casi ahogado en Tesino, cerca de Pavía, tratando de salvar a su hermano, hizo voto de abandonar el mundo por completo. A su vuelta a Languedoc, confirmó su determinación por consejo de un ermitaño llamado Widmar, y fue a la abadía de Saint-Seine, a veinticuatro kilómetros de Dijon, donde lo admitieron como monje. Pasó allí dos años y medio aprendiendo la vida monástica y llegó al dominio de sí mismo por medio de severas austeridades. No satisfecho con guardar la regla de San Benito, practicaba otros puntos de perfección que encontró prescritos en las reglas de San Pacomio y San Basilio. Cuando el abad murió, los hermanos estaban dispuestos a elegirlo para que lo substituyera, pero no quiso aceptar el cargo, porque sabía que había monjes que se oponían a todo lo que fuera reforma sistemática.
Con este motivo, Benito abandonó Saint-Seine y, al regresar a Languedoc, construyó una pequeña ermita junto al arroyo Aniane, en sus propias tierras. Aquí vivió algunos años en privación voluntaria, orando continuamente a Dios para que le enseñara a hacer su voluntad. Algunos ermitaños, de los cuales uno era el santo Widmar, se pusieron bajo su dirección. Ganaban su sustento con el trabajo manual, vivían a pan y agua, excepto los domingos y grandes fiestas, cuando añadían un poco de vino o leche, si se los daban de limosna. El superior trabajaba con ellos en los campos y algunas veces se dedicaba a copiar libros. Cuando el número de sus discípulos aumentó, Benito dejó el valle y construyó un monasterio en un sitio más espacioso. Amaba tanto la pobreza, que por mucho tiempo utilizó cálices de madera o vidrio o peltre para celebrar la misa, y si le daban ornamentos valiosos de seda, los obsequiaba a otras iglesias. Sin embargo, posteriormente, cambió su modo de pensar sobre este punto, y construyó un claustro y una majestuosa iglesia adornada con pilares de mármol, y la dotó de cálices de plata, ricos ornamentos; además compró libros para la biblioteca. En breve tuvo muchos religiosos bajo su dirección. Al mismo tiempo, llevaba al cabo la inspección general de todos los monasterios de Provenza, Languedoc y Gascuña, y llegó a ser, con el tiempo, el director y supervisor de todos los monasterios del imperio; reformó a muchos con tan buen tino, que no encontró gran oposición. El que principalmente recibió su influencia fue el monasterio de Gellone, fundado por San Guillermo de Aquitania en 804.
Para tenerlo a la mano, el emperador Luis el Piadoso obligó a Benito primero a habitar en la abadía de Maurmünster, en Alsacia, y después, como todavía quería tenerlo más cerca, construyó un monasterio en el Inde, conocido más tarde como Cornelimünster, a unos 11 kilómetros de Aquisgrán, residencia del emperador y su corte. Benito vivió en el monasterio, pero continuó ayudando a la restauración de la observancia monástica por toda Francia y Alemania. A él se debe principalmente, la redacción de los cánones para la reforma de los monjes del concilio de Aquisgrán en 817. En ese mismo año presidió la asamblea de abades para poner en vigor el restablecimiento de la disciplina. Su estatutos, los Capitula de Aquisgrán, fueron añadidos a la regla de San Benito e impuestos a todos los monjes del imperio. Benito también escribió el "Codex Regularum" (Código de Reglas), una colección de todas las reglas monásticas existentes en su tiempo; compiló asimismo un libro de homilías para uso de los monjes, sacado de las obras de los Padres de la Iglesia; pero su obra más importante fue la "Concordia Regularum," la "Concordancia de Reglas," en la cual compara las reglas de San Benito de Nursia con las de otros patriarcas de la observancia monástica para mostrar su semejanza.
Este gran restaurador del monasticismo en el occidente, agotado por las mortificaciones y fatigas, sufrió mucho de continuas enfermedades en sus últimos días. En 821 murió tranquilamente, en Inde, a la edad de setenta y un años. Grande como era la energía e influencia de San Benito de Aniane, hay que admitir que su plan para una revolución pacífica de la vida monástica no pudo ser llevado al cabo como él había proyectado. De acuerdo con Edmund Bishop, la idea que tenía Benito y su patrono, el emperador Luis, era ésta:
Todas las casas habían de reducirse a una uniformidad absoluta de disciplinas, observancia, y aun hábito, de acuerdo con el modelo de Inde; se nombrarían visitadores para que vigilaran la observancia de la regla según las constituciones. El nuevo plan sería lanzado en la asamblea de abades en Aquisgrán en 817. "Pero planear es una cosa," el Sr. Bishop agrega, "y llevar al cabo es otra. Es claro que en la asamblea general de abades, Benito, respaldado como estaba por el emperador para conservar la paz y poder llevar a cabo reformas substanciales, tuvo que renunciar a muchos detalles de observancia que él estimaba mucho. Parece que esto mismo afirma su biógrafo y amigo Ardo, quien había observado todo personalmente. Sin embargo, los decretos de esta asamblea, de la cual era Benito al mismo tiempo autor, alma y vida fueron un punto decisivo en la historia de los benedictinos, porque éstos formaron la base de la legislación y práctica posterior. Después del gran fundador, Benito de Nursia, ningún otro hombre ha influido tanto en el monasticismo occidental como lo hizo el segundo Benito, el de Aniane." ("Liturgia Histórica," 1918, pp. 212-213).
Pocos de los entendidos en esta materia tienen tanto derecho para opinar sobre la historia monástica del siglo nueve, como Edmud Bishop.
Estas palabras suyas forman un tributo notable a la obra que el gran reformador monástico llevó al cabo; pero, como ha señalado Dom David Knowles, su influencia fue bastante diferente de la de Benito de Nursia: "Benito de Aniane nunca fue un guía espiritual para monjes."
¡ Felicidades a quienes lleven este nombre!
EL EVANGELIO DE HOY: VIERNES 12 DE FEBRERO DEL 2016
¿Por qué tus discípulos no ayunan?
Cuaresma y Semana Santa
Mateo 9, 14-15. Cuaresma. Cristo vino a cargar con nuestras flaquezas. Él tiene el bálsamo que cura nuestra alma
Por: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net
Del santo Evangelio según san Mateo 9, 14-15
En aquel tiempo, los discípulos de Juan se le acercaron a Jesús, preguntándole: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan? Jesús les dijo: -¿Es que pueden guardar luto los amigos del novio, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio y entonces ayunarán.
Oración introductoria
Señor, dame la gracia de caminar esta Cuaresma por la senda de una fe viva, operante y luminosa que me permita iluminar todos los acontecimientos de mi vida con tu luz, y me ayude a ser fiel y perseverante en mis propósito de acompañarte en la cruz con amor y generosidad.
Petición
Señor, dame la gracia de renunciar, por amor, a algo lícito y placentero, para que este sacrificio sea el medio para reparar y purificarme de mis debilidades.
Meditación del Papa Francisco
El segundo elemento significativo del camino cuaresmal es el ayuno. Debemos estar atentos a no practicar un ayuno formal, o que en verdad nos “sacia” porque nos hace sentir satisfechos. El ayuno tiene sentido si verdaderamente menoscaba nuestra seguridad, e incluso si de ello se deriva un beneficio para los demás, si nos ayuda a cultivar el estilo del Buen Samaritano, que se inclina sobre el hermano en dificultad y se ocupa de él. El ayuno comporta la elección de una vida sobria, en su estilo; una vida que no derrocha, una vida que no “descarta”. Ayunar nos ayuda a entrenar el corazón en la esencialidad y en el compartir. Es un signo de toma de conciencia y de responsabilidad ante las injusticias, los atropellos, especialmente respecto a los pobres y los pequeños, y es signo de la confianza que ponemos en Dios y en su providencia. (Homilía de S.S. Francisco, 5 de marzo de 2014).
Reflexión
A un observador de las cosas de este mundo parecería que el hombre debe esperar a llegar al Cielo para tener una vida sin preocupaciones. Si hay carestía de algo en el mundo, no es precisamente de preocupaciones. El que tiene hijos se preocupa por ellos, quien tiene ancianos a su cuidado se preocupa por ellos. El empresario se preocupa porque su empresa vaya adelante, el ama de casa se preocupa de que su hogar esté en orden y dispuesto, el estudiante se preocupa por aprobar sus exámenes. Todos tenemos nuestra ración cotidiana de preocupaciones.
Algunas sin embargo son muy pesadas, y nadie puede negar su importancia. Son enfermedades o situaciones familiares y sociales de muy difícil solución. El evangelio de hoy nos presenta un aspecto de la figura de Cristo que debe llenar de esperanza los corazones atribulados. Cristo como aquel que "tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras iniquidades". Esto puede parecernos simple palabrería, pues el que tiene problemas no siempre encuentra una solución a ellos en la oración. Y surge la tentación de pensar que a Cristo le son indiferentes nuestras preocupaciones. Sin embargo es cierto que Cristo vino a cargar con nuestras flaquezas.
Tal vez no como nosotros lo esperamos, pero seguro que sí como Él quiso entregarse. Porque lo que Cristo nos ofrece quizás no sea la solución material a nuestras dificultades, pero no cabe duda que nadie como Él tiene el bálsamo que cura nuestra alma, el remedio que calma nuestro espíritu, la palabra que pacifica nuestro corazón.
Propósito
Mortificar mi egoísmo haciendo, por amor, un acto de caridad con alguien cercano a mí.
Diálogo con Cristo
Señor, dame el gozo y la generosidad en el sacrificio al saber que es el medio que me acerca a Ti. Tú te entregaste por mí hasta morir en la cruz para salvarme, yo, para corresponderte, quiero ayunar más de mí mismo y de mis cosas, no quiero escatimar nada para colaborar contigo en la salvación de los hombres mis hermanos.
En aquel tiempo, los discípulos de Juan se le acercaron a Jesús, preguntándole: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan? Jesús les dijo: -¿Es que pueden guardar luto los amigos del novio, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio y entonces ayunarán.
Oración introductoria
Señor, dame la gracia de caminar esta Cuaresma por la senda de una fe viva, operante y luminosa que me permita iluminar todos los acontecimientos de mi vida con tu luz, y me ayude a ser fiel y perseverante en mis propósito de acompañarte en la cruz con amor y generosidad.
Petición
Señor, dame la gracia de renunciar, por amor, a algo lícito y placentero, para que este sacrificio sea el medio para reparar y purificarme de mis debilidades.
Meditación del Papa Francisco
El segundo elemento significativo del camino cuaresmal es el ayuno. Debemos estar atentos a no practicar un ayuno formal, o que en verdad nos “sacia” porque nos hace sentir satisfechos. El ayuno tiene sentido si verdaderamente menoscaba nuestra seguridad, e incluso si de ello se deriva un beneficio para los demás, si nos ayuda a cultivar el estilo del Buen Samaritano, que se inclina sobre el hermano en dificultad y se ocupa de él. El ayuno comporta la elección de una vida sobria, en su estilo; una vida que no derrocha, una vida que no “descarta”. Ayunar nos ayuda a entrenar el corazón en la esencialidad y en el compartir. Es un signo de toma de conciencia y de responsabilidad ante las injusticias, los atropellos, especialmente respecto a los pobres y los pequeños, y es signo de la confianza que ponemos en Dios y en su providencia. (Homilía de S.S. Francisco, 5 de marzo de 2014).
Reflexión
A un observador de las cosas de este mundo parecería que el hombre debe esperar a llegar al Cielo para tener una vida sin preocupaciones. Si hay carestía de algo en el mundo, no es precisamente de preocupaciones. El que tiene hijos se preocupa por ellos, quien tiene ancianos a su cuidado se preocupa por ellos. El empresario se preocupa porque su empresa vaya adelante, el ama de casa se preocupa de que su hogar esté en orden y dispuesto, el estudiante se preocupa por aprobar sus exámenes. Todos tenemos nuestra ración cotidiana de preocupaciones.
Algunas sin embargo son muy pesadas, y nadie puede negar su importancia. Son enfermedades o situaciones familiares y sociales de muy difícil solución. El evangelio de hoy nos presenta un aspecto de la figura de Cristo que debe llenar de esperanza los corazones atribulados. Cristo como aquel que "tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras iniquidades". Esto puede parecernos simple palabrería, pues el que tiene problemas no siempre encuentra una solución a ellos en la oración. Y surge la tentación de pensar que a Cristo le son indiferentes nuestras preocupaciones. Sin embargo es cierto que Cristo vino a cargar con nuestras flaquezas.
Tal vez no como nosotros lo esperamos, pero seguro que sí como Él quiso entregarse. Porque lo que Cristo nos ofrece quizás no sea la solución material a nuestras dificultades, pero no cabe duda que nadie como Él tiene el bálsamo que cura nuestra alma, el remedio que calma nuestro espíritu, la palabra que pacifica nuestro corazón.
Propósito
Mortificar mi egoísmo haciendo, por amor, un acto de caridad con alguien cercano a mí.
Diálogo con Cristo
Señor, dame el gozo y la generosidad en el sacrificio al saber que es el medio que me acerca a Ti. Tú te entregaste por mí hasta morir en la cruz para salvarme, yo, para corresponderte, quiero ayunar más de mí mismo y de mis cosas, no quiero escatimar nada para colaborar contigo en la salvación de los hombres mis hermanos.
martes, 9 de febrero de 2016
LOS SANTOS DE HOY:MARTES 9 DE FEBRERO DEL 2016
Giacomo Abbondo, Beato
Sacerdote, 9 de febrero
|
Marón, Santo
Eremita, Febrero 9
|
Anna Catalina Emmerick, Beata
Mística, 9 de febrero
|
Leopoldo de Alpandeire Sánchez Márquez, Beato
Laico Capuchino, 9 de febrero
|
Sabino de Canosa, Santo
Obispo, Febrero 9
|
Miguel Febres-Cordero Muñoz, Santo
Religioso Lasallista, Febrero 9
|
Apolonia, Santa
Virgen y Mártir, 9 de febrero
|
SANTA APOLONIA, 9 DE FEBRERO
Hoy es fiesta de Santa Apolonia, mártir intercesora ante las dolencias dentales
Por Abel Camasca
Hoy es fiesta de Santa Apolonia, mártir intercesora ante las dolencias dentales
(ACI).- El 9 de febrero es fiesta de Santa Apolonia, a quien se le invoca contra el dolor de muelas y todas las enfermedades dentales. Antes de ser arrojada a una hoguera, pidió un momento de tregua e hizo algo tan inesperado que San Agustín explicó después.
Según la tradición, los papás de Apolonia no podían tener hijos y rezaban constantemente a sus dioses. La futura madre, finalmente, pidió a la Virgen María que intercediera por ellos y así Apolonia fue concebida. Cuando la joven Apolonia se enteró de esto se convirtió al cristianismo.
En el último año del reino del emperador Felipe el Árabe (249 D.C.), en Alejandría, se inició una persecución contra los cristianos. Los creyentes eran arrastrados fuera de sus casas, asesinados y sus propiedades saqueadas. Todo esto porque un profeta de Alejandría anunció desastres, supuestamente por la presencia de los “impíos” cristianos que no adoraban a los dioses paganos.
San Dionisio, Obispo de Alejandría, describió a Santa Apolonia como una mujer que era tenida en “gran estima”, y relató su muerte de la siguiente forma:
“La capturaron y le rompieron todos los dientes a golpes. Construyeron una hoguera en las afueras de la ciudad, y la amenazaron con quemarla viva si se negaba a repetir palabras impías luego de ellos (ya fuese blasfemias contra Cristo, o una invocación a los dioses paganos)”.
“Al otorgársele un respiro, pedido por ella, se lanzó rápidamente al fuego y ardió hasta morir”, añade San Dionisio.
No obstante, nadie puede apresurar su propio fin. Al respecto, San Agustín en el primer libro de “La Ciudad de Dios” explica lo ocurrido: “se dice que en tiempos de persecución se supo de ciertas santas mujeres se sumergieron en el agua con la intención de ser arrastradas por las olas y ahogarse, y así preservar su castidad amenazada”.
“Aunque abandonaron la vida de este modo, no obstante, reciben el alto honor como mártires en la Iglesia Católica y sus fiestas se observan con gran ceremonia”.
Más adelante, señala que “este es un tema sobre el que no me atrevo a juzgar a la ligera, pues yo sólo sé que la Iglesia fue autorizada por Dios a través de revelaciones confiables para honrar así la memoria de estos cristianos. Puede ser que este sea el caso”.
“¿Podría ser también que éstos actuaron de tal manera, no por capricho humano sino por mandato divino, no erróneamente, sino por obediencia, través de la obediencia, como lo debemos creer en el caso de Sansón? Sin embargo, cuando Dios da una orden y la da a conocer claramente, ¿quién podría juzgar la obediencia en ello como un crimen o condenar tal devoción piadosa y servicio efectivo?”
La narración de Dionisio no sugiere el menor reproche a este acto de Santa Apolonia; a sus ojos, ella era tan mártir como las demás, y como tal fue venerada en la Iglesia de Alejandría.
Artísticamente se le representa sosteniendo unas pinzas que aprietan un diente.
EL EVANGELIO DE HOY: MARTES 9 DE FEBRERO DEL 2016
Me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí
Tiempo Ordinario
Marcos 7, 1-13. Tiempo Ordinario. Señor, ayúdame a interiorizar tus palabras para que pueda cumplir mejor tu voluntad.
Por: Laureano López, L.C. | Fuente: Catholic.net
Del santo Evangelio según san Marcos 7, 1-13
Se reúnen junto a él los fariseos, así como algunos escribas venidos de Jerusalén. Y al ver que algunos de sus discípulos comían con manos impuras, es decir no lavadas, es que los fariseos y todos los judíos no comen sin haberse lavado las manos hasta el codo, aferrados a la tradición de los antiguos, y al volver de la plaza, si no se bañan, no comen; y hay otras muchas cosas que observan por tradición, como la purificación de copas, jarros y bandejas. Por ello, los fariseos y los escribas le preguntan: «¿Por qué tus discípulos no viven conforme a la tradición de los antepasados, sino que comen con manos impuras?» El les dijo: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres. Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres».
Les decía también: «¡Qué bien violáis el mandamiento de Dios, para conservar vuestra tradición! Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre y el que maldiga a su padre o a su madre, sea castigado con la muerte. Pero vosotros decís: Si uno dice a su padre o a su madre: "Lo que de mí podrías recibir como ayuda lo declaro Korbán -es decir: ofrenda-", ya no le dejáis hacer nada por su padre y por su madre, anulando así la Palabra de Dios por vuestra tradición que os habéis transmitido; y hacéis muchas cosas semejantes a éstas.
Oración introductoria
Señor Jesús, gracias porque tú has querido poner tus mandamientos dentro de mi corazón. Señor, ayúdame a interiorizar tus palabras para que pueda cumplir mejor tu voluntad. Te ofrezco esta meditación por todos aquellos que te honran únicamente con los labios, pero su corazón está alejado de ti. Dios mío, que pueda comprender aquello que nos revelaste por boca del profeta Jeremías para entender mejor este evangelio: "Pondré mi Ley en su interior y sobre sus corazones la escribiré, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo" (Jer 31,33).
Petición
Señor, purifica mi alma para que pueda honrarte con mi mente, mi voluntad y mi corazón
Meditación del Papa Francisco
Se reúnen junto a él los fariseos, así como algunos escribas venidos de Jerusalén. Y al ver que algunos de sus discípulos comían con manos impuras, es decir no lavadas, es que los fariseos y todos los judíos no comen sin haberse lavado las manos hasta el codo, aferrados a la tradición de los antiguos, y al volver de la plaza, si no se bañan, no comen; y hay otras muchas cosas que observan por tradición, como la purificación de copas, jarros y bandejas. Por ello, los fariseos y los escribas le preguntan: «¿Por qué tus discípulos no viven conforme a la tradición de los antepasados, sino que comen con manos impuras?» El les dijo: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres. Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres».
Les decía también: «¡Qué bien violáis el mandamiento de Dios, para conservar vuestra tradición! Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre y el que maldiga a su padre o a su madre, sea castigado con la muerte. Pero vosotros decís: Si uno dice a su padre o a su madre: "Lo que de mí podrías recibir como ayuda lo declaro Korbán -es decir: ofrenda-", ya no le dejáis hacer nada por su padre y por su madre, anulando así la Palabra de Dios por vuestra tradición que os habéis transmitido; y hacéis muchas cosas semejantes a éstas.
Oración introductoria
Señor Jesús, gracias porque tú has querido poner tus mandamientos dentro de mi corazón. Señor, ayúdame a interiorizar tus palabras para que pueda cumplir mejor tu voluntad. Te ofrezco esta meditación por todos aquellos que te honran únicamente con los labios, pero su corazón está alejado de ti. Dios mío, que pueda comprender aquello que nos revelaste por boca del profeta Jeremías para entender mejor este evangelio: "Pondré mi Ley en su interior y sobre sus corazones la escribiré, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo" (Jer 31,33).
Petición
Señor, purifica mi alma para que pueda honrarte con mi mente, mi voluntad y mi corazón
Meditación del Papa Francisco
El evangelio presenta una disputa entre Jesús y algunos fariseos y escribas. La discusión se refiere a la “tradición de los antepasados” que Jesús citando al profeta Isaías define “preceptos humanos”. Y que no deben nunca tomar el “mandamiento de Dios”. Las antiguas prescripciones en cuestión incluían no solamente los preceptos de Dios revelados a Moisés, sino una serie de detalles que especificaban las indicaciones de la ley de Moisés.
Los interlocutores aplicaban tales normas de manera muy escrupulosa y las presentaban como expresión de la auténtica religiosidad. Por lo tanto reprenden a Jesús y a sus discípulos por la trasgresión de éstas, en particular las que se refieren a la purificación exterior del cuerpo.
La respuesta de Jesús tiene la fuerza de un pronunciamiento profético: “Dejan de lado el mandamiento de Dios, por seguir la tradición de los hombres».
Son palabras que nos llenan de admiración por nuestro Maestro: sentimos que en Él está la verdad y que su sabiduría nos libera de los prejuicios.
¡Pero atención!, con estas palabras Jesús quiere ponernos en guardia, hoy, ¿no? del pensar que la observancia exterior de la ley sea suficiente para ser buenos cristianos. Como entonces para los fariseos, existe también para nosotros el peligro de considerar que estamos bien o que somos mejores de los otros por el simple hecho de observar determinadas reglas, costumbres, aunque no amemos al prójimo, seamos duros de corazón y orgullosos.
La observancia literal de los preceptos es algo estéril si no se cambia el corazón, si no se traducen en actitudes concretas: abrirse al encuentro con Dios y su palabra, buscar la justicia y la paz, ayudar a los pobres, a los débiles y a los oprimidos. (S.S. Francisco, Angelus del 30 de agosto de 2015).
Reflexión
Las tradiciones y ritos externos, sin quitar la importancia que tienen, no tendrán todo su fruto en nosotros si no logramos cambiar nuestro corazón. Esforcémonos particularmente por interiorizar el verdadero sentido de nuestras acciones apostólicas, preguntándonos en cada momento dónde está nuestro corazón. Transmitamos la coherencia de vida con la identidad de las obras externas que realizamos que deben estar enraizadas en fuertes convicciones interiores.
Propósito
Hacer un pequeño examen de conciencia por la noche y preguntarme si en las acciones del día he procedido con una buena intención en mis actos externos.
Diálogo con Cristo
Jesús, me acerco a ti porque no quiero ser un cristiano sólo de "tradición" sino que quiero hacer una experiencia más profunda de tu presencia en mi vida. Ayúdame a valorar todo lo que he recibido a través de la fe católica y a ahondar más en sus exigencias y compromisos para ayudar más a mis hermanos los hombres.
"Las críticas no son otra cosa que orgullo disimulado. Un alma sincera para consigo misma nunca se rebajará a la crítica. La crítica es el cáncer del corazón" (Madre Teresa de Calcuta)
Preguntas o comentarios al autor Laureano López, L.C.
Las tradiciones y ritos externos, sin quitar la importancia que tienen, no tendrán todo su fruto en nosotros si no logramos cambiar nuestro corazón. Esforcémonos particularmente por interiorizar el verdadero sentido de nuestras acciones apostólicas, preguntándonos en cada momento dónde está nuestro corazón. Transmitamos la coherencia de vida con la identidad de las obras externas que realizamos que deben estar enraizadas en fuertes convicciones interiores.
Propósito
Hacer un pequeño examen de conciencia por la noche y preguntarme si en las acciones del día he procedido con una buena intención en mis actos externos.
Diálogo con Cristo
Jesús, me acerco a ti porque no quiero ser un cristiano sólo de "tradición" sino que quiero hacer una experiencia más profunda de tu presencia en mi vida. Ayúdame a valorar todo lo que he recibido a través de la fe católica y a ahondar más en sus exigencias y compromisos para ayudar más a mis hermanos los hombres.
"Las críticas no son otra cosa que orgullo disimulado. Un alma sincera para consigo misma nunca se rebajará a la crítica. La crítica es el cáncer del corazón" (Madre Teresa de Calcuta)
Preguntas o comentarios al autor Laureano López, L.C.
viernes, 5 de febrero de 2016
LOS SANTOS DE HOY: VIERNES 5 DE FEBRERO DEL 2016
Pablo Miki y compañeros, Santos
Mártires en Japón, 5 de enero
Lucas de Demenna, Santo
Abad, 5 de febrero
Adelaida de Vilich, Santa
Abadesa, 5 de febrero
Isabel Canori Mora, Beata
Madre de familia, 5 de febrero
Jesús Méndez Montoya, Santo
Sacerdote y Mártir, 5 de febrero
Felipe de Jesús, Santo
Primer santo mexicano, 5 de febrero
Águeda o Ágata, Santa
Virgen y Mártir, 5 de febrero
SAN FELIPE DE JESÚS, PRIMER SANTO MEXICANO, 5 DE FEBRERO
SAN FELIPE DE JESÚS
MÁRTIR (1572 – 1597)
Felipe nació en la ciudad de México el año 1572, hijo de honrados inmigrantes españoles. En su niñez se caracterizó por su índole inquieta y traviesa. Se cuenta que su aya, una buena negra cristiana, al comprobar las diarias travesuras de Felipillo, solía exclamar, con la mirada fija en una higuera seca que, en el fondo del jardín, levantaba a las nubes sus áridas ramas: "Antes la higuera seca reverdecerá, que Felipe llegue a ser santo" El chico no tenía madera de santo.
Pero un buen día entró en el noviciado de los franciscanos dieguinos; más no pudiendo resistir la austeridad, otro buen día se escapó del convento.
Regresó a la casa paterna y ejerció durante algunos años el oficio de platero, si bien con escasas ganancias; por lo que su padre, Alonso de las Casas, lo envió a las islas Filipinas a probar fortuna. Felipe contaba ya para entonces 18 años. Se estableció en el emporio de artes, riquezas y placeres que era en esos tiempos la ciudad de Manila.
Nuestro joven gozó por un tiempo de los deslumbrantes atractivos de aquella ciudad, pero pronto se sintió angustiado: el vacío de Dios se dejó sentir muy hondo, hasta las últimas fibras de su ser; en medio de aquel doloroso vacío, volvió a oír la tenue llamada de Cristo: "Si quieres venir en pos de Mí, renuncia a ti mismo, toma tu cruz y sígueme" (Mt. 16, 24).
Y Felipe volvió a tomar la cruz: entró con los franciscanos de Manila y ahora sí tomó muy en serio su conversión... oró mucho, estudió, cuidó amorosamente a los enfermos y necesitados, y un buen día le anunciaron que ya podía ordenarse sacerdote, y que, por gracia especial, esa ordenación tendría lugar precisamente en su ciudad natal, en México.
Se embarcó juntamente con Fray Juan Pobre y otros franciscanos rumbo a la Nueva España; pero una gran tempestad arrojó el navío a las costas de Japón, entonces evangelizado, entre otros, por Fray Pedro Bautista y algunos Hermanos de la provincia franciscana de Filipinas. Felipe se sintió dichoso: ahora podría ahondar más en su conversión esforzándose por convertir a muchos japoneses.
Las conversiones en Japón aumentaban día a día; pero entonces estalló la persecución de Taicosama contra los franciscanos y sus catequistas.
Nuestro Felipe, por su calidad de náufrago hubiera podido evitar honrosamente la prisión y los tormentos, como habían hecho Fray Juan Pobre y otros compañeros de naufragio. Pero Felipe rechazó esa manera fácil de rehuir su actividad. Quería convertirse siempre más a fondo, hasta abrazarse del todo con la cruz de Cristo. Siguió, pues, hasta el último suplicio a San Pedro Bautista y demás misioneros franciscanos que desde hacía años evangelizaban el Japón.
Felipe, juntamente con ellos, fue llevado en procesión por algunas de las principales ciudades para que se burlaran de él. Sufrió pacientemente que le cortaran, como a todos los demás, una oreja, y, finalmente en Nagasaki, en compañía de otros 21 franciscanos, cinco de la Primera Orden y quince de la Tercera Orden, además de tres jóvenes jesuitas, se abrazó a la cruz de la cual fue colgado, suspendido mediante una argolla y atravesado por dos lanzas. Felipe fue el primero en morir en medio de todos aquellos gloriosos mártires. Sus últimas palabras fueron: "Jesús, Jesús, Jesús".
Felipe se había convertido plena y totalmente a Cristo. Era el 5 de febrero de 1597. Cuenta la leyenda que ese mismo día la higuera seca de la casa paterna reverdeció de pronto y dio fruto. Felipe fue beatificado, juntamente con sus compañeros de cruento martirio, el 14 de septiembre de 1627, y canonizado el 8 de junio de 1862.
Felipe, el joven que supo convertirse hasta dar la vida por Cristo, ha sido declarado patrono de la Ciudad de México y de su arzobispado.
EL EVANGELIO DE HOY: VIERNES 5 DE FEBRERO DEL 2016
Toma tu cruz cada día y sígueme
Solemnidades y fiestas
Lucas 9, 23-26. Fiesta de San Felipe de Jesús. Ofrecer los pequeños sacrificios de nuestra vida, para que Dios los convierta en gracias de salvación.
Por: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net
Reflexión Evangélica del 5 de febrero en lugares donde no se festeja la fiesta de San Felipe de Jesús:
Marcos 6, 14-29
Del santo Evangelio según san Lucas 9, 23-26
Decía a todos: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, ése la salvará. Pues, ¿de qué le sirve al hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo se pierde o se arruina? Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras, de ése se avergonzará el Hijo del hombre, cuando venga en su gloria, en la de su Padre y en la de los santos ángeles.
Oración introductoria
Señor, creo en Ti, espero en Ti y porque te amo quiero buscarte en este momento de oración. Abre mi mente y mi corazón para ser dócil a lo que hoy quieras pedirme, con tu gracia todo lo puedo lograr.
Petición
Jesucristo, quiero acoger tu llamada y entregarme completamente, sin cálculos egoístas ni beneficios personales.
Meditación del Papa Francisco
Este estilo de vida nos salvará, nos dará alegría y nos hará fecundos, porque este camino de renegarse a sí mismo es para dar vida, es contra el camino del egoísmo, de estar apegado a todos los bienes solo para mí... Este camino es abierto a los otros, porque ese camino que ha hecho Jesús, de anula miento, ese camino ha sido para dar vida. El estilo cristiano es precisamente este estilo de humildad, de dulzura, de mansedumbre. Quien quiere salvar la propia vida, la perderá. Y esto hay que vivirlo con alegría porque la alegría nos la da Él mismo. Seguir a Jesús es alegría, pero seguir a Jesús con el estilo de Jesús, no con el estilo del mundo. Seguir el estilo cristiano significa recorrer el camino del Señor, cada uno como puede, para dar vida a los otros, no para darse vida a sí mismo. Es el espíritu de la generosidad. Además, nuestro egoísmo nos empuja a querer aparecer importantes delante de los otros. Sin embargo, el libro de Imitación de Cristo nos da un consejo bellísimo: «Ama no ser conocido y ser juzgado como nada». Es la humildad cristiana, lo que ha hecho Jesús antes. Esta es nuestra alegría, y esta es nuestra fecundidad: ir con Jesús. Otras alegrías no son fecundas; solamente piensan - como dice el Señor - en ganar el mundo entero, pero al final pierde y estropea la vida. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 6 de marzo de 2014, en Santa Marta).
Reflexión
¿Quién puede soportar estas palabras? ¿Seremos capaces realmente de seguir esta doctrina que se nos presenta hoy? ¿Podremos vivir el significado cristiano de la palabra abnegación?
Son algunas preguntas que se me presentan al leer este pasaje. Cristo es claro: seguirle significa dolor, sufrimiento y abnegación. Sí, significa todo esto más la salvación eterna. Pero ¿qué quiere decir eso de salvación eterna? Muy fácil, es la plenitud de la propia felicidad, es el cielo, vivido con Jesús y María, y todas las demás potestades.
Ya los antiguos, tenían la certeza que existía un mundo después de esta vida, por eso no tiene que extrañarnos que Jesucristo nos quiera dar como premio la vida eterna.
Con una motivación tan fuerte, el sacrificio propio queda transformado como un medio para llegar a tener la felicidad que anhelamos. Ofrezcamos los pequeños sacrificios de nuestra vida diaria, para que Dios los convierta en gracias de salvación.
San Felipe de Jesús fue el protomártir mexicano. Fue un religioso de la orden de los franciscanos en Manila. Al venir a ordenarse a México, naufragó su barco y llegó a Japón donde lo mataron. Fue beatificado, junto con sus compañeros, el 14 de septiembre de 1627 y canonizado el 8 de julio de 1862.
Estos mártires son frecuentemente recordados por el Papa dando a saber que su sangre no fue derramada en balde. Llegaron al cielo.
Propósito
Este día nos podemos acercar a la Eucaristía para pedirle a Jesús nos ayude a realizar la vocación que tenemos en la vida. Recuerda que el testimonio de los santos confirma el amor a Dios (CEC 313). El testimonio de estas personas nos puede ayudar a crecer en nuestra vida espiritual, en nuestra vida de fe.
Diálogo con Cristo
Te agradezco, Jesús, que me recuerdes que el único camino para alcanzar la santidad es la cruz. Por la cruz y desde la cruz me enseñas que ése es el itinerario que me puede llevar a la santidad. Permite que salga de esta meditación decidido a cargar mi cruz, con convicción y, sobre todo, con gran amor, pues sé bien que todo lo que sucede en mi vida es una muestra amorosa de tu singular predilección.
Del santo Evangelio según san Lucas 9, 23-26
Decía a todos: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, ése la salvará. Pues, ¿de qué le sirve al hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo se pierde o se arruina? Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras, de ése se avergonzará el Hijo del hombre, cuando venga en su gloria, en la de su Padre y en la de los santos ángeles.
Oración introductoria
Señor, creo en Ti, espero en Ti y porque te amo quiero buscarte en este momento de oración. Abre mi mente y mi corazón para ser dócil a lo que hoy quieras pedirme, con tu gracia todo lo puedo lograr.
Petición
Jesucristo, quiero acoger tu llamada y entregarme completamente, sin cálculos egoístas ni beneficios personales.
Meditación del Papa Francisco
Este estilo de vida nos salvará, nos dará alegría y nos hará fecundos, porque este camino de renegarse a sí mismo es para dar vida, es contra el camino del egoísmo, de estar apegado a todos los bienes solo para mí... Este camino es abierto a los otros, porque ese camino que ha hecho Jesús, de anula miento, ese camino ha sido para dar vida. El estilo cristiano es precisamente este estilo de humildad, de dulzura, de mansedumbre. Quien quiere salvar la propia vida, la perderá. Y esto hay que vivirlo con alegría porque la alegría nos la da Él mismo. Seguir a Jesús es alegría, pero seguir a Jesús con el estilo de Jesús, no con el estilo del mundo. Seguir el estilo cristiano significa recorrer el camino del Señor, cada uno como puede, para dar vida a los otros, no para darse vida a sí mismo. Es el espíritu de la generosidad. Además, nuestro egoísmo nos empuja a querer aparecer importantes delante de los otros. Sin embargo, el libro de Imitación de Cristo nos da un consejo bellísimo: «Ama no ser conocido y ser juzgado como nada». Es la humildad cristiana, lo que ha hecho Jesús antes. Esta es nuestra alegría, y esta es nuestra fecundidad: ir con Jesús. Otras alegrías no son fecundas; solamente piensan - como dice el Señor - en ganar el mundo entero, pero al final pierde y estropea la vida. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 6 de marzo de 2014, en Santa Marta).
Reflexión
¿Quién puede soportar estas palabras? ¿Seremos capaces realmente de seguir esta doctrina que se nos presenta hoy? ¿Podremos vivir el significado cristiano de la palabra abnegación?
Son algunas preguntas que se me presentan al leer este pasaje. Cristo es claro: seguirle significa dolor, sufrimiento y abnegación. Sí, significa todo esto más la salvación eterna. Pero ¿qué quiere decir eso de salvación eterna? Muy fácil, es la plenitud de la propia felicidad, es el cielo, vivido con Jesús y María, y todas las demás potestades.
Ya los antiguos, tenían la certeza que existía un mundo después de esta vida, por eso no tiene que extrañarnos que Jesucristo nos quiera dar como premio la vida eterna.
Con una motivación tan fuerte, el sacrificio propio queda transformado como un medio para llegar a tener la felicidad que anhelamos. Ofrezcamos los pequeños sacrificios de nuestra vida diaria, para que Dios los convierta en gracias de salvación.
San Felipe de Jesús fue el protomártir mexicano. Fue un religioso de la orden de los franciscanos en Manila. Al venir a ordenarse a México, naufragó su barco y llegó a Japón donde lo mataron. Fue beatificado, junto con sus compañeros, el 14 de septiembre de 1627 y canonizado el 8 de julio de 1862.
Estos mártires son frecuentemente recordados por el Papa dando a saber que su sangre no fue derramada en balde. Llegaron al cielo.
Propósito
Este día nos podemos acercar a la Eucaristía para pedirle a Jesús nos ayude a realizar la vocación que tenemos en la vida. Recuerda que el testimonio de los santos confirma el amor a Dios (CEC 313). El testimonio de estas personas nos puede ayudar a crecer en nuestra vida espiritual, en nuestra vida de fe.
Diálogo con Cristo
Te agradezco, Jesús, que me recuerdes que el único camino para alcanzar la santidad es la cruz. Por la cruz y desde la cruz me enseñas que ése es el itinerario que me puede llevar a la santidad. Permite que salga de esta meditación decidido a cargar mi cruz, con convicción y, sobre todo, con gran amor, pues sé bien que todo lo que sucede en mi vida es una muestra amorosa de tu singular predilección.
jueves, 4 de febrero de 2016
LOS SANTOS DE HOY: JUEVES 4 DE FEBRERO DEL 2016
Fileas y Filoromo, Santos
Mártires, 4 de febrero
|
Rabano "Mauro", Santo
Obispo, 4 de febrero
|
Nicolás Estudita, Santo
Monje, 4 de febrero
|
José de Leonessa, Santo
Sacerdote Capuchino, 4 de febrero
|
Gilberto de Sempringham, Santo
Monje y Fundador, 4 de febrero
|
Juan de Britto, Santo
Sacerdote y Mártir, 4 de febbrero
|
Isidoro de Pelusio, Santo
Abad, 4 de febrero
|
Juana de Valois, Santa
Reina de Francia, 4 de febrero
|
SAN GILBERTO DE SEMPRINGHAM, MONJE Y FUNDADOR, 4 DE FEBRERO
Gilberto de Sempringham, Santo
Gilberto de Sempringham, Santo
Monje y Fundador, 4 de febrero
Monje y Fundador
Martirologio Romano: En Sempringham, en Inglaterra, san Gilberto, presbítero, que fundó, con la aprobación del papa Eugenio III, una Orden monástica, en la que impuso una doble disciplina: la Regla de san Benito para las monjas y la de san Agustín para los clérigos (1189).
Etimología: Gilberto = Aquel que es un famos arquero, es de origen germánico.
Fecha de canonización: 11 de enero de 1202 por el Papa Inocencio III.
Etimología: Gilberto = Aquel que es un famos arquero, es de origen germánico.
Fecha de canonización: 11 de enero de 1202 por el Papa Inocencio III.
Breve Biografía
San Gilberto nació en Sempringham de Lincolnshire. Después de su ordenación sacerdotal, enseñó algún tiempo en una escuela gratuita; pero su padre, que estaba encargado de repartir los beneficios eclesiásticos de Sempringham y Terrington, le eligió para uno de ellos en 1123. El santo distribuía las rentas a los pobres y sólo reservaba una mínima parte para cubrir sus necesidades.
Con su ejemplo, arrastró a la santidad a muchos de sus parroquianos. Redactó las reglas para siete jóvenes que vivían en estricta clausura en una casa anexa desarrolló rápidamente y, San Gilberto se vio obligado a emplear hermanas y hermanos legos en las tierras de la fundación. En 1147, fue a Citeaux a pedir al abad que tomase la dirección de la comunidad; pero como los cistercienses no pudieran hacerlo el Papa Eugenio III animó a San Gilberto a dirigirla por sí mismo. San Gilberto completó la obra, añadiendo un grupo de canónigos regulares que ejercían las funciones de capellanes de las religiosas. Tales fueron los orígenes de las Gilbertinas, la única orden religiosa medieval que produjo Inglaterra. Sin embargo, excepto una casa en Escocia, la fundación no se extendió nunca más allá de las fronteras de Inglaterra, y se extinguió en la época de la disolución de los monasterios, cuando contaba con veintiséis conventos. Las religiosas tenían las reglas de San Benito, y los canónigos las de San Agustín. Los conventos eran dobles, pero la orden era principalmente femenina, aunque el superior general era un canónigo. La disciplina era muy severa, con cierta influencia cisterciense. El deseo de simplicidad en el ornato de las iglesias y en el culto en general llegó hasta imponer que el oficio se recitase en tono simple, como muestra de humildad.
San Gilberto desempeñó por algún tiempo el cargo de superior general, pero renunció a él, poco antes de su muerte, pues la pérdida de la vista le impedía cumplir perfectamente sus obligaciones. Era tan abstinente, que sus contemporáneos se maravillaban de que pudiese mantenerse en vida, comiendo tan poco. En su mesa había siempre lo que él llamaba "el plato del Señor Jesús", en el que apartaba para los pobres lo mejor de la comida. Vestía una camisa de cerdas, dormía sentado, y pasaba gran parte de la noche en oración. Durante el destierro de Santo Tomás de Canterbury, fue acusado, junto con otros superiores de su orden, de haberle prestado ayuda. La acusación era falsa; pero San Gilberto prefirió la prisión y exponerse a la supresión de su orden, antes que defenderse, para evitar la impresión de que condenaba una cosa buena y justa. Cuando era ya nonagenario, tuvo que soportar las calumnias de algunos hermanos legos que se habían rebelado.
San Gilberto murió en 1189, a los 106 años de edad, y fue canonizado en 1202. Se dice que el rey Luis VIII llevó sus reliquias a Toulouse, donde se hallan probablemente todavía, en la iglesia de San Sernín. Las diócesis de Northampton y Nottíngham celebran la fiesta de San Gilberto el día 3; los Canónigos de Letrán la celebran el 4 de febrero, día en que le conmemora el Martirologio Romano.
Con su ejemplo, arrastró a la santidad a muchos de sus parroquianos. Redactó las reglas para siete jóvenes que vivían en estricta clausura en una casa anexa desarrolló rápidamente y, San Gilberto se vio obligado a emplear hermanas y hermanos legos en las tierras de la fundación. En 1147, fue a Citeaux a pedir al abad que tomase la dirección de la comunidad; pero como los cistercienses no pudieran hacerlo el Papa Eugenio III animó a San Gilberto a dirigirla por sí mismo. San Gilberto completó la obra, añadiendo un grupo de canónigos regulares que ejercían las funciones de capellanes de las religiosas. Tales fueron los orígenes de las Gilbertinas, la única orden religiosa medieval que produjo Inglaterra. Sin embargo, excepto una casa en Escocia, la fundación no se extendió nunca más allá de las fronteras de Inglaterra, y se extinguió en la época de la disolución de los monasterios, cuando contaba con veintiséis conventos. Las religiosas tenían las reglas de San Benito, y los canónigos las de San Agustín. Los conventos eran dobles, pero la orden era principalmente femenina, aunque el superior general era un canónigo. La disciplina era muy severa, con cierta influencia cisterciense. El deseo de simplicidad en el ornato de las iglesias y en el culto en general llegó hasta imponer que el oficio se recitase en tono simple, como muestra de humildad.
San Gilberto desempeñó por algún tiempo el cargo de superior general, pero renunció a él, poco antes de su muerte, pues la pérdida de la vista le impedía cumplir perfectamente sus obligaciones. Era tan abstinente, que sus contemporáneos se maravillaban de que pudiese mantenerse en vida, comiendo tan poco. En su mesa había siempre lo que él llamaba "el plato del Señor Jesús", en el que apartaba para los pobres lo mejor de la comida. Vestía una camisa de cerdas, dormía sentado, y pasaba gran parte de la noche en oración. Durante el destierro de Santo Tomás de Canterbury, fue acusado, junto con otros superiores de su orden, de haberle prestado ayuda. La acusación era falsa; pero San Gilberto prefirió la prisión y exponerse a la supresión de su orden, antes que defenderse, para evitar la impresión de que condenaba una cosa buena y justa. Cuando era ya nonagenario, tuvo que soportar las calumnias de algunos hermanos legos que se habían rebelado.
San Gilberto murió en 1189, a los 106 años de edad, y fue canonizado en 1202. Se dice que el rey Luis VIII llevó sus reliquias a Toulouse, donde se hallan probablemente todavía, en la iglesia de San Sernín. Las diócesis de Northampton y Nottíngham celebran la fiesta de San Gilberto el día 3; los Canónigos de Letrán la celebran el 4 de febrero, día en que le conmemora el Martirologio Romano.
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