martes, 6 de agosto de 2013

Los Santos de hoy martes 6 de agosto de 2013

Los Santos de hoy martes 6 de agosto de 2013
 Justo y Pastor, Santos
Niños Mártires, 6 de agosto
 Sixto II y compañeros, Santo
XXIV Papa, Mártir, 6 de agosto
 Transfiguración de Jesús
Fiesta, nuestro Señor Mostró su gloria a tres de sus apóstoles en el monte Tabor, 6 de agosto
 Octaviano, Beato
Obispo, 6 de agosto
 Carlos López Vidal, Beato
Mártir, 6 de agosto
 María Francisca de Jesús (Ana María Rubatto), Beata
Fundadora, 6 de agosto
 Mateo de Bascio, Beato
Fundador, 6 de agosto
 Hormisda, Santo
LII Papa, 6 de agosto
 Tadeo Dulny, Beato
Seminarista Mártir, 6 de agosto 

LA TRANSFIGURACIÓN DE JESÚS - 6 DE AGOSTO

Autor: Tere Fernández | Fuente: Catholic.net
Transfiguración de Jesús
Fiesta, nuestro Señor Mostró su gloria a tres de sus apóstoles en el monte Tabor, 6 de agosto
 
Transfiguración de Jesús
Transfiguración de Jesús
Se celebra un momento muy especial de la vida de Jesús: cuando mostró su gloria a tres de sus apóstoles. Nos dejó un ejemplo sensible de la gloria que nos espera en el cielo.

Un poco de historia

Jesús se transfiguró en el monte Tabor, que se se encuentra en la Baja Galilea, a 588 metros sobre el nivel del mar.

Este acontecimiento tuvo lugar, aproximadamente, un año antes de la Pasión de Cristo.
Jesús invitó a su Transfiguración a PedroSantiago y Juan. A ellos les dio este regalo, este don.

Ésta tuvo lugar mientras Jesús oraba, porque en la oración es cuando Dios se hace presente. Los apóstoles vieron a Jesús con un resplandor que casi no se puede describir con palabras: su rostro brillaba como el sol y sus vestidos eran resplandecientes como la luz.

Pedro quería hacer tres tiendas para quedarse ahí. No le hacía falta nada, pues estaba plenamente feliz, gozando un anticipo del cielo. Estaba en presencia de Dios, viéndolo como era y él hubiera querido quedarse ahí para siempre.

Los personajes que hablaban con Jesús eran Moisés y Elías. Moisés fue el que recibió la Ley de Dios en el Sinaí para el pueblo de Israel. Representa a la Ley. Elías, por su parte, es el padre de los profetas. Moisés y Elías son, por tanto, los representantes de la ley y de los profetas, respectivamente, que vienen a dar testimonio de Jesús, quien es el cumplimiento de todo lo que dicen la ley y los profetas.

Ellos hablaban de la muerte de Jesús, porque hablar de la muerte de Jesús es hablar de su amor, es hablar de la salvación de todos los hombres. Precisamente, Jesús transfigurado significa amor y salvación.

Seis días antes del día de la Transfiguración, 
Transfiguración de Jesús
Transfiguración de Jesús
Jesús les había hablado acerca de su Pasión, Muerte y Resurrección, pero ellos no habían entendido a qué se refería. Les había dicho, también, que algunos de los apóstoles verían la gloria de Dios antes de morir.

Pedro, Santiago y Juan experimentaron lo que es el Cielo. Después de ellos, Dios ha escogido a otros santos para que compartieran esta experiencia antes de morir:Santa Teresa de ÁvilaSan Juan de la CruzSanta Teresita del Niño Jesús y San Pablo, entre otros. Todos ellos gozaron de gracias especiales que Dios quiso darles y su testimonio nos sirve para proporcionarnos una pequeña idea de lo maravilloso que es el Cielo.

Santa Teresita explicaba que es sentirse “como un pajarillo que contempla la luz del Sol, sin que su luz lo lastime.”

¿Qué nos enseña este acontecimiento?
  • Nos enseña a seguir adelante aquí en la tierra aunque tengamos que sufrir, con la esperanza de que Él nos espera con su gloria en el Cielo y que vale la pena cualquier sufrimiento por alcanzarlo.


  • A entender que el sufrimiento, cuando se ofrece a Dios, se convierte en sacrificio y así, éste tiene el poder de salvar a las almas. Jesús sufrió y así se desprendió de su vida para salvarnos a todos los hombres.
    A valorar la oración, ya que Jesús constantemente oraba con el Padre.


  • A entender que el Cielo es algo que hay que ganar con los detalles de la vida de todos los días.


  • A vivir el mandamiento que Él nos dejó: “Amaos los unos a los otros como Yo os he amado”.


  • Habrá un juicio final que se basará en el amor, es decir, en cuánto hayamos amado o dejado de amar a los demás.

    Dios da su gracia a través de la oración y los sacramentos. Su gracia puede suplir todas nuestras debilidades.

    SANTOS JUSTO Y PASTOR, NIÑOS MÁRTIRES, 6 DE AGOSTO

    Autor: . | Fuente: Archidiócesis de Madrid
    Justo y Pastor, Santos
    Niños Mártires, 6 de agosto
     
    Justo y Pastor,  Santos

    Niños Mártires

    Martirologio Romano: En Compluto (hoy Alcalá de Henares), en la Hispania Cartaginense, santos mártires Justo y Pastor. Todavía niños, corrieron voluntariamente al martirio, abandonando en la escuela sus tablillas de escolar y, detenidos por orden del juez e inmediatamente azotados, animándose y exhortándose mutuamente fueron degollados por su amor a Cristo (304).

    Convencieron los de la tetrarquía a Diocleciano que los verdaderos enemigos a exterminar del Imperio eran los que se profesaban cristianos y que ya estaban por todas partes. Fueron capaces de convencerlo porque había datos que de ningún modo necesitaban probarse por su evidencia: los cristianos no daban culto a los dioses romanos, se mostraban ausentes en el circo y ponían auténtico reparo a verse en las termas; su matrimonio les dura para toda la vida y a los hijos concebidos no los exponen jamás a la muerte; comparten el pan y las casas, pero no la cama. Estas cosas podrían perdonárseles porque son honestas, pero realizan extrañas prácticas religiosas sólo accesibles a los iniciados y como no ceden en la adoración a los dioses dándoles incienso, y como adoran a un Cristo o Cresto más que a su propia vida son una fuerza potencial inmensa que puede volverse contra el Imperio si se lo propusieran. Son fanáticos que escapan a la influencia y autoridad del César y es precisa su destrucción. El César Galerio ha triunfado en su intento exterminador. Decretos y más decretos promulga Diocleciano que está representado por su gobernador o prefecto Daciano en el extremo occidental del Imperio. La persecución se ha desatado fuerte y cruel desde los Pirineos hacia el sur, dejando un rastro de sangre cristiana: Vicente, Eulalia, tantos y tantos. También los niños Justo y Pastor.

    Prudencio, que en su Peristefhanon cantará la gloria de los mártires y de las ciudades que los poseyeron, incluye a los dos niños mártires entre los que forman su corona, afirmando que son la "gloria para Alcalá"; luego serán mencionados por Venancio Fortunato y estarán presentes con veneración en los Santorales y Calendarios visigóticos con san Isidoro en su obra De viris Illustribus y san Ildefonso que retoca, en apéndice, el diálogo entre los hermanos; también en la liturgia Mozárabe aparecen sus nombres al celebrar las fiestas, y son cantados por la literatura posterior como en el soneto de Lope: "Dos corderos al cielo sacrifica, primicias ya de innumerables santos". Llegan con el tiempo a ser nombrados Justo y Pastor los Patronos de Alcalá y de toda la archidiócesis de Madrid.

    Las actas son tardías, no auténticas y nada creíbles. Sólo recogen la tradición oral de los hechos transmitidos a lo largo de las generaciones; un autor anónimo los pone por escrito adaptándolos a las necesidades de sus destinatarios o inventándolos para dar una buena catequesis presentándolos adornados con elementos estéticos más o menos plausibles.

    Sólo sabemos de Justo y Pastor que eran dos niños, como de siete y nueve años, y que murieron degollados por presentarse espontáneamente ante Daciano, manifestando su condición de discípulos de Cristo; sufrieron martirio los dos hermanos al ser degollados probablemente en las afueras de la ciudad llamada entonces Complutum y ahora Alcalá de Henares.

    No quiso Asturio, el obispo de Toledo, dejar ya la ciudad complutense después del hallazgo de sus restos. Así llegó Complutum a ser sede episcopal y él su obispo primero. Allí mismo edificó en su honor la primera basílica.

    Pronto se difundió su culto a toda la piel de toro cristiana e incluso más allá de los Pirineos; de hecho, el que en Barcelona se pusiera la diócesis recién erigida bajo su advocación, allá por el siglo IV, es un testimonio bien claro de cómo se comentó el suceso de la muerte de los intrépidos inocentes, de cuánto estimuló su ejemplo a ser leales a la fe y de dónde se sitúa el término o medida del amor a Jesucristo para no decir nunca "basta" a sus exigencias.

    En 1567, san Pío V promulgó una bula papal, en la que ordenaba que fuesen trasladadas parte de las reliquias de los santos Justo y Pastor desde Huesca a Alcalá de Henares, ciudad de su cuna y martirio. En noviembre de ese mismo año, Felipe II y su hijo el príncipe Carlos, enviaron una carta cada uno dirigida al Obispo de Huesca para que cumpliese con lo ordenado por el Papa. Así fue, como parte de las reliquias de los santos Justo y Pastor, fueron remitidas a la ciudad de Alcalá de Henares de la que son patronos los "Santos Niños". 

    lunes, 5 de agosto de 2013

    LA SONRISA DE MADRE TERESA, DIEZ AÑOS DESPUÉS

    Autor: Monseñor José Ignacio Munilla Aguirre | Fuente: www.enticonfio.org
    La sonrisa de Madre Teresa, diez años después
    Diez años después, descubrimos que la sonrisa de la Madre Teresa no sólo es signo de amabilidad y ternura, sino que encierra una lección magistral sobre cómo conducirnos en tiempos de oscuridad interior.
     
    La sonrisa de Madre Teresa, diez años después
    La sonrisa de Madre Teresa, diez años después

    El 5 de septiembre se han cumplido diez años de la muerte de la Madre Teresa, proclamada beata por Juan Pablo II en 2003. Su figura era tan popular y su obra al servicio de los más pobres, tan difundida, que muchos hubiesen podido pensar que poco más cabría añadir a lo ya conocido. Sin embargo, su proceso de beatificación permitió que saliese a la luz un mundo interior de Madre Teresa, que había permanecido desconocido incluso para sus más allegados, y que ella únicamente había manifestado a sus directores espirituales y al Arzobispo de Calcuta. Conservamos una carta de Madre Teresa, dirigida el 30 de marzo de 1957 a su Arzobispo, en la que le solicitaba permiso para destruir los documentos en los que ella había abierto anteriormente su corazón ante su pastor: “Deseo que el trabajo sea sólo suyo (de Jesús). Cuando se conozcan estos detalles, la gente pensará más en mí y menos en Jesús”.

    Afortunadamente, el Arzobispo no hizo caso de este ruego, y gracias a ello ahora podemos conocer “por dentro” a esta mujer de Dios. Por lo demás, los temores de la Madre Teresa eran infundados: conocer su historia no nos distrae de Jesucristo. Muy al contrario, nos lo hace más cercano, y al mismo tiempo nos permite entender esa expresión que a ella tanto le gustaba repetir: “soy un pequeño lápiz en sus manos”.

    + Tiempo de consolación: Antes de abandonar la congregación de las religiosas de Loreto para comenzar su trabajo con los más pobres, ese mundo interior de Madre Teresa consistió en una maravillosa intimidad con Jesucristo. Fue un periodo de su vida espiritual lleno de consuelos espirituales, sintiéndose amada por el Señor con una ternura infinita. No faltaron las locuciones y visiones interiores, a través de las que Dios le fue manifestando sus planes para ella. Fruto de esta experiencia mística, fue el voto privado que realizó en 1942, a los 36 años de edad: se obligaba a sí misma a “no negarle nada a Dios” y a darle cualquier cosa que pudiese pedirle.

    Está claro que el Señor le tomó la palabra, y cuatro años más tarde le pidió que pusiese en marcha la obra de las Misioneras de la Caridad. La Madre Teresa narraba con estas sencillas y profundas palabras la locución interior en la que se le manifestaba la voluntad divina: «Mi pequeñita, ven, llévame a los agujeros donde viven los pobres. Ven, sé mi luz. No puedo ir solo. Llévame contigo en medio de ellos…»

    + Tiempo de desolación: Después de la fundación de la nueva orden religiosa, sin embargo, el panorama de la vida interior de Madre Teresa cambió por completo. Se terminaron las consolaciones, y comenzó lo que los místicos describen como la “noche oscura del espíritu”. Dejó de sentir aquella intensa unión con Jesucristo que hasta entonces había experimentado, y comenzó una durísima prueba interior en la que padecía un gran sufrimiento ante la sensación de ausencia de Dios y de separación de Él. Su deseo de Dios seguía intacto, pero chocaba con un “silencio”, que ella, en ocasiones, experimentaba incluso como un rechazo. Por su fe, conocía que la presencia de Dios en su vida era indudable, pero su sensibilidad percibía lo contrario.

    A veces su sufrimiento era tan grande, que ella lo comparaba con el de los condenados al infierno: “En mi alma siento ese terrible dolor de la pérdida, que Dios no me quiere, que Dios no es Dios, que Dios no existe realmente”. Sin embargo, más allá de estas sensaciones, ella siguió caminando a la luz de la fe. En su entorno, nadie percibió ni llegó a suponer su calvario interior, siendo así que esta prueba duró hasta la misma hora de su muerte. Permaneció fiel en todo momento a su vida de oración y a todas las exigencias de la vida religiosa. Y, sobre todo, no dejó de esperar en el Señor.

    Desde el atrevimiento tan grande que suele acompañar a la ignorancia religiosa, ha habido algunos escritores que se han hecho eco de esas pruebas interiores, interpretando que Madre Teresa tenía dudas de fe, o que Madre Teresa es una mujer de nuestro tiempo porque participó del agnosticismo de nuestra generación. Sin embargo, el fenómeno no es nada nuevo. La llamada “noche oscura del espíritu” la han vivido, aunque con diversos matices y con circunstancias distintas, la práctica totalidad de los santos.

    Los sucesivos directores espirituales de Madre Teresa la acompañaron en todo momento, y le ayudaron a descubrir el sentido de la prueba interior que estaba afrontando. En una primera época –durante la década los 50- ella interpretaba su oscuridad interior como un camino de purificación de sus miserias y de transformación interior. Más tarde, Madre Teresa la entiende como una oportunidad de compartir los sufrimientos de Cristo. ¿Cómo no acordarnos del grito de Cristo en la Cruz? “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mt 27, 26). En su experiencia de sentirse rechazada por Dios, se identifica plenamente con Jesucristo, en el momento de su supremo sacrificio en la Cruz.

    Finalmente, llegó a entender que este sufrimiento era también “la parte espiritual de su apostolado”, ya que le ayudaba a identificarse con el sufrimiento de los pobres a los que atendía. ¡Cuántas veces se le oyó decir a Madre Teresa, en referencia al sufrimiento humano, que la mayor pobreza consiste en no ser amado por nadie! Su extraordinaria sensibilidad hacia el dolor del prójimo, estaba enraizada en su propia experiencia interior.

    + El legado espiritual de la noche oscura de la Madre Teresa: Lo más impresionante es que la beata Teresa de Calcuta vivió esta “noche oscura” sin perder en ningún momento la sonrisa. Leemos en las cartas escritas por Madre Teresa a sus directores espirituales en plena tempestad interior: “rece para que siga sonriendo”… Como podemos comprender, el hecho de que pudiese sobreponerse durante tantos años a unas pruebas interiores tan fuertes, sólo puede ser explicado por la fidelidad con la que vivió la virtud de la esperanza.

    He aquí uno de los mayores legados que la espiritualidad de la Madre Teresa puede ofrecer al hombre de nuestro tiempo. Nosotros, ciertamente, no estamos en la “noche oscura del espíritu”, de la que habló San Juan de la Cruz. El origen de nuestras oscuridades es mucho más pedestre. No obstante, el ejemplo que Madre Teresa nos muestra al asomarnos ahora a su mundo interior, es todo un referente para que aprendamos a afrontar nuestras oscuridades; por una parte, venciendo la tentación tan generalizada, de acomodar nuestra vida espiritual a los altibajos de nuestros estados de ánimo; y por otra, cuidando no confundir “fe” con “sentimiento”. La fe no es “sentir”, como muchos hoy en día creen erróneamente; la fe es la obediencia que brota de la esperanza inquebrantable en el amor de Dios.

    Diez años después, descubrimos que la sonrisa de la Madre Teresa no sólo es signo de amabilidad y ternura, sino que encierra una lección magistral sobre cómo conducirnos en tiempos de oscuridad interior… Tal y como sentenció San Pablo: El justo vivirá de la fe” (Rm 1, 17).

    Los Santos de hoy lunes 5 de agosto de 2013

    Los Santos de hoy lunes 5 de agosto de 2013
     Oswaldo, Rey
    Rey, 5 de agosto
     Dedicación de la Basílica de Santa María
    Llamada también Santa María de las Nieves. 5 de agosto
     Nuestra Señora de las Nieves
    Advocación Mariana, 5 de agosto
     Nona de Nacianzo, Santa
    Madre y Esposa, 5 de agosto
     Emigdio de Áscoli, Santo
    Obispo y Mártir, 5 de agosto
     Margarita de Cesolo, Santa
    Viuda, 5 de agosto
     Osvaldo de Northumbria, Santo
    Rey y Mártir, 5 de agosto
     Vardan Mamikonian y compañeros, Santos
    Mártires, 5 de agosto
     Salvio Huix Miralpeix, Beato
    Obispo y Mártir, 5 de agosto 

    NUESTRA SEÑORA DE LAS NIEVES, ADVOCACIÓN MARIANA, 5 DE AGOSTO

    Autor: . | Fuente: Corazones.org
    Nuestra Señora de las Nieves
    Advocación Mariana, 5 de agosto
     
    Nuestra Señora de las Nieves

    Nuestra Señora, Protectora de Roma o Auxilio del Pueblo Romano 

    En el siglo IV d.C. vivía en Roma una piadosa pareja. Él se llamaba Juan Patricio mientras que el nombre de su esposa se desconoce. Habían sido bendecidos con abundancia de bienes y también de fe. Sin embargo, su gran dolor era no tener hijos con los que pudieran compartir sus dones. Durante años habían rezado por un hijo y heredero. En esta situación pasaron muchos años sin ningún resultado. Por fin decidieron nombrar como heredera a la Santísima Virgen y le rezaron con devoción para que los guiara en la asignación de la herencia.

    Nuestra Señora les agradeció sobremanera y la noche del 4 de agosto, se le apareció a Juan Patricio y a su esposa, diciéndoles que deseaba que construyeran una basílica en el Monte Esquilino (una de las siete colinas de Roma), en el punto preciso que ella señalaría con una nevada. También se le apareció al Papa Liberio con el mismo mensaje. En la mañana siguiente, el 5 de agosto, mientras brillaba el sol en pleno verano, la ciudad quedó sorprendida al ver un terreno nevado en el Monte Esquilino. La pareja, feliz, se apresuró al lugar y el Papa Liberio marchó hacia el mismo en solemne procesión. La nieve cubrió exactamente el espacio que debía ser utilizado para la basílica y desapareció una vez señalado el lugar. Pronto se construyó la Basílica de Santa María la Mayor.

    Grandes devotos de la Santísima Virgen

    El Papa Liberio buscaba una imagen de la Santísima Virgen que fuera digna de esta espléndida Basílica de Sta. María la Mayor. El mismo donó la famosísima Madonna, Nuestra Señora y el Niño, la cual, según una tradición había sido pintada por San Lucas sobre una gruesa tabla de cedro de casi cinco pies de alta y tres y un cuarto de ancha, y llevada a Roma por Santa Helena. Esta obra es venerada en el oratorio pontificio.

    A lo largo de los años, el pueblo de Roma ha sido muy devoto de la Madonna. Cada vez que Roma se encontraba en peligro de calamidades o de pestilencia, corría en bandadas al santuario de Nuestra Señora para pedirle auxilio. La imagen era llevada en procesión solemne, con gran devoción. La Virgen Santísima les demostró ser una poderosa protectora con grandes milagros.

    Durante el pontificado de San Gregorio el Grande, una peste terrible arrasó con la ciudad de Roma. El Pontífice ordenó que se hiciera una procesión penitencial desde Santa María la Magiore, en la cual el mismo llevaba una estatua de la Virgen. Durante la procesión 80 personas murieron, pero el pontífice continuaba sus oraciones. Cuando llegaron al puente que cruza el río Tiber, oyeron cantos de ángeles en el cielo. De pronto sobre el castillo (que hoy se llama "de San Angelo"), se apareció el arcángel San Miguel. En su mano derecha llevaba una espada que metió en su vaina. En ese mismo momento ceso la peste.

    En la actualidad, esta advocación se le llama Nuestra Señora, Protectora de Roma o Auxilio del Pueblo Romano. El Señor también ha obrado milagros --por medio de la Stma. Virgen-- a través de numerosas réplicas, particularmente sobre una que pertenecía a los Padres Jesuitas.

    Los Papas siempre han sentido una tierna devoción por esta imagen de la Virgen María. Algunos han pasado incluso noches enteras en oración ante él. Benedicto XIV hizo el compromiso de hacerse presente para el canto de las letanías de Sta. María la Mayor todos los sábados. El Papa Pablo V, la noche en que iba a morir, manifestó el deseo de que lo llevaran a la capilla de Nuestra Señora para así poder morir a sus pies.

    Instauración de la fiesta de María, Reina

    El 1º de noviembre, de 1954, al final del Año Mariano, el Santo Padre Pío XII colocó una corona enjoyada sobre la pintura de Nuestra Señora, Protectora de Roma. En ese momento, se levantó un fuerte llanto de entre la gran multitud congregada en Sta. María la Mayor: "¡Viva la Reina!". El Papa nombró a la Virgen Reina de cielos y tierra y decretó que se celebrara una fiesta especial para honrarla bajo ese título.

    No era éste un nuevo privilegio para la Madre de Dios. Ella siempre ha sido considerada nuestra Reina, como lo testifica el arte Mariano desde los primeros siglos y las oraciones, especialmente la Letanía de Loreto. Sin embargo, no había hasta entonces fiesta en particular que lo conmemorara. En la actualidad esta fiesta se celebra el 22 de agosto.

    La fiesta de Nuestra Señora de las Nieves, 5 de agosto, se celebraba, en principio, solamente en la basílica, se extendió en el siglo XIV a toda Roma y, finalmente, San Pío V la declaró fiesta de la Iglesia universal en el siglo XVII. 
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