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Ceferino, Santo |
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XV Papa, 20 Diciembre | ||||||||||||||
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jueves, 20 de diciembre de 2012
San Ceferino I - Papa - 19 diciembre
Beato Miguel Piaszczynski - 20 diciembre
Autor: Xavier Villalta
Miguel Piaszczynski, Beato |
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Sacerdote y Mártir, 20 Diciembre | ||||||||||||||
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miércoles, 19 de diciembre de 2012
Pensamientos de los santos al amor a Dios
Amor
a Dios
Bienaventurado es, Señor, el
que te ama a Ti, al amigo en Ti, y al enemigo por Ti... San Agustín de Hipona
¿Cómo es posible que alguien que ama a Dios pueda amar algo fuera de él?. San Felipe Neri
De ahora en adelante sólo a ti te amo..., sólo a ti quiero estar unido..., es a ti a quien busco..., a quien quiero servir... Porque sólo tú eres mi Señor y yo quiero pertenecer solamente a ti... San Agustín de Hipona
Dejémonos transformar en Jesús por la fuerza de su amor y su compasión cfr. F, 57. San Francisco de Asís
Dios mío, te amo, pero... ¡enséñame a amar! San Josemaría Escrivá de Balaguer
A la tarde te
examinarán en el amor; aprende a amar como Dios quiere ser amado y deja tu
condición. San Juan de la Cruz
Ama
a Jesús generosamente. Ámale confiadamente y sin mirar hacia atrás, sin
temor. Entrégate totalmente a Jesús … Desea amarle mucho y amar el amor
que no es amado.
Beata Madre Teresa de Calcuta
Amar a Dios es
complacerle, y no vale la pena preocuparse por el resto, sabiendo que Dios
tendrá cuidado de nosotros más de lo que se puede decir o imaginar. Padre
Pío
Amar a Dios y
servirle... Amor saca amor. Santa Teresa de Ávila
Amemos a Dios y adorémosle con corazón sencillo y espíritu puro, que eso busca él por encima de
todo. San Francisco de Asís
Basta amar al Santo de los Santos, para llegar a ser
santos. Santa Margarita María Alacoque
¿Cómo es posible que alguien que ama a Dios pueda amar algo fuera de él?. San Felipe Neri
De ahora en adelante sólo a ti te amo..., sólo a ti quiero estar unido..., es a ti a quien busco..., a quien quiero servir... Porque sólo tú eres mi Señor y yo quiero pertenecer solamente a ti... San Agustín de Hipona
Dejémonos transformar en Jesús por la fuerza de su amor y su compasión cfr. F, 57. San Francisco de Asís
Dios mío, te amo, pero... ¡enséñame a amar! San Josemaría Escrivá de Balaguer
Oración a Cristo Doliente
Oración a Cristo Doliente
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido;
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tu me mueves, Señor,
muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme el ver tu cuerpo tan herido,
muéveme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que, aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y, que aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera;
pues, aunque cuanto espero no esperara;
lo mismo que quiero te quisiera.
Amen.
El Evangelio Meditado
Autor: P. José Rodrigo Escorza | Fuente: Catholic.net Zacarías en el templo | |
Lucas 1, 5-25. Adviento. Los mensajes de Dios son de paz y serenidad. | |
Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote, llamado Zacarías, del grupo de Abías, casado con una mujer descendiente de Aarón, que se llamaba Isabel; los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin tacha en todos los mandamientos y preceptos del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos de avanzada edad. Sucedió que, mientras oficiaba delante de Dios, en el turno de su grupo, le tocó en suerte, según el uso del servicio sacerdotal, entrar en el Santuario del Señor para quemar el incienso. Toda la multitud del pueblo estaba fuera en oración, a la hora del incienso. Se le apareció el Angel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verle Zacarías, se turbó, y el temor se apoderó de él. El ángel le dijo: «No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido escuchada; Isabel, tu mujer, te dará a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Juan; será para ti gozo y alegría, y muchos se gozarán en su nacimiento, porque será grande ante el Señor; no beberá vino ni licor; estará lleno de Espíritu Santo ya desde el seno de su madre, y a muchos de los hijos de Israel, les convertirá al Señor su Dios, e irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y a los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto». Zacarías dijo al ángel: «¿En qué lo conoceré? Porque yo soy viejo y mi mujer avanzada en edad». El ángel le respondió: «Yo soy Gabriel, el que está delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena nueva. Mira, te vas a quedar mudo y no podrás hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, porque no diste crédito a mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo». El pueblo estaba esperando a Zacarías y se extrañaban de su demora en el Santuario. Cuando salió, no podía hablarles, y comprendieron que había tenido una visión en el Santuario; les hablabla por señas, y permaneció mudo. Y sucedió que cuando se cumplieron los días de su servicio, se fue a su casa. Días después, concibió su mujer Isabel; y se mantuvo oculta durante cinco meses diciendo: «Esto es lo que ha hecho por mí el Señor en los días en que se dignó quitar mi oprobio entre los hombres». Oración introductoria Ven, Señor Jesús, porque mi fe vacila ante la angustia y los problemas que parecen no tener solución. Aumenta mi fe para saber acoger todos los acontecimientos de este día. Quiero encontrarme contigo en esta oración para que mi respuesta no sea como la de Zacarías, ¡que sepa creerte y amarte en las pequeñas y grandes cosas de mi vida! Petición Señor y Dios mío, alcánzame la gracia de ser cada día más fiel a mi fe en Jesucristo. Meditación del Papa Pero, ¿cómo podemos prepararnos para abrir el corazón al Señor que viene? La actitud espiritual de la espera vigilante y orante sigue siendo la característica fundamental del cristiano en este tiempo de Adviento. Es la actitud que caracteriza a los protagonistas de entonces: Zacarías e Isabel, los pastores, los magos, el pueblo sencillo y humilde, pero, sobre todo, ¡la espera de María y de José! Estos últimos, más que ningún otro, experimentaron en primera persona la emoción y la trepidación por el Niño que debía nacer. No es difícil imaginar cómo pasaron los últimos días, esperando abrazar al recién nacido entre sus brazos. Que su actitud sea la nuestra, queridos hermanos y hermanas. Escuchemos, en este sentido, la exhortación de san Máximo, obispo de Turín, ya antes citado: "Mientras nos preparamos a acoger la Navidad del Señor, revistámonos con vestidos nítidos, sin mancha. Hablo del traje del alma, no del cuerpo. ¡No tenemos que vestirnos con vestidos de seda, sino con obras santas! Los vestidos lujosos pueden cubrir las partes del cuerpo, pero no adornan la conciencia". Que el Niños Jesús, al nacer entre nosotros, no nos encuentre distraídos o dedicados simplemente a decorar de luces nuestras casas. Decoremos más bien en nuestro espíritu y en nuestras familias una digna morada en la que Él se sienta acogido con fe y amor. Que nos ayuden la Virgen y san José a vivir el Misterio de la Navidad con una nueva maravilla y una serenidad pacificadora. Benedicto XVI, 20 de diciembre de 2006. Reflexión "No temas Zacarías, no tengas miedo". Por más que el ángel se esfuerza por tranquilizarle no lo logra. Y la historia que le cuenta sobre su futuro hijo aún le pone más nervioso y acaba reaccionando como quien no se la cree del todo. A Zacarías Dios le ha "pillado" desprevenido. Hasta cierto punto es un contrasentido que esto le ocurra a un sacerdote en el momento en que se dispone a ofrecer el sacrificio en el Templo. Y entonces, el mensaje de Dios en vez de alegría provoca desconfianza. Los mensajes de Dios son motivo de paz y serenidad. Es verdad que en determinados casos, puede costar aceptar su voluntad, pero siempre al fin se dará la paz. Por eso, cuando hay temores y desconfianza, nos cerramos a la voz de Dios y la paz se "esfuma". Entonces entra en juego el "yo" que nos exige su contrapartida, o sea, pasar por el rasero de la inteligencia lo que Dios quiere o dispone. Nos cuesta ser humildes y entender que el designio de Dios no obedece a nuestra lógica. Porque ¿en qué lógica humana cabe este anuncio del nacimiento de Juan, sino es desde Dios? Para Él no hay nada, absolutamente nada imposible. Zacarías estaba en la Casa de Dios, en el lugar más sagrado del Templo, donde la intimidad con Él debía ser mayor, y sin embargo, quizás su corazón no estaba preparado en aquel momento. A nosotros Jesús nos ha invitado a orar en nuestra habitación, a cerrar la puerta de nuestro espíritu para estar con Él. No tengamos miedo de "abrir de par en par las puertas a Cristo" como lo repetió tantas veces el Papa Juan Pablo II. No importa donde estemos o qué hagamos. Lo que sí importa es la actitud de nuestro corazón: abierta, confiada y dispuesta a recibir con gratitud las inspiraciones de Dios. Y, eso sí, invitando al egoísmo a hacerse a un lado para que Dios no nos "pille" desprevenidos y podamos acogerle con la misma sencillez de María. Propósito Concretar hoy un medio «especial» para prepararme espiritualmente para la Navidad. Diálogo con Cristo Jesús, aumenta mi fe. Gracias por esta oración que me ayuda a contemplar las diversas actitudes que puedo tomar ante tu llamado. Cerca de ti, Señor, podré tener la fuerza y el ánimo para crecer en el amor. Ven, Señor. Ven, no tardes. Ven que te espero. ¡Ven pronto! |
San Anastasio I - Papa - 19 diciembre
Autor: n/a
| Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina04
Anastasio I, Santo |
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XXXIX Papa, 19 Diciembre | ||||||||||||||
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San Darío - Mártir - 19 diciembre
Autor: P. Felipe Santos | Fuente: Catholic.net Darío, Santo | |
Mártir, 19 de diciembre | |
Diciembre 19
Etimológicamente significa “represor”. Viene de la lengua griega.
Felipe dice a Jesús: “ Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Jesús le dice: El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”. Darío fue un mártir de los primeros siglos. Hoy predomina en el calendario del Santoral, el gran rey de los Persas. Su sombra aparece incluso en la Biblia y se proyecta en la antigua Grecia. Junto a este personaje hay una santa de nombre Daría, una de las más célebres de la historia de la Iglesia.. NO fue mujer de Crisante. Era egipcia, de a Alejandría, y su marido era de Atenas. Los dos eran cristianos en su matrimonio vivido en la continencia más absoluta. Los dos murieron en Roma bajo el imperio e Numeriano. Crisante sufrió el asalto a su castidad por parte de cinco chicas que querían hacerle caer en el pecado sexual. Al contrario de este matrimonio, la vida de san Darío, festejado hoy, es muy sencilla. Su nombre aparece juntamente con un grupo de mártires. No hay datos seguros de su martirio. Probablemente fue en la ciudad de Nicea, en Bitinia ¡Felicidades a quien lleve este nombre! “La oportunidad se presenta tarde y se marcha pronto” (Siro). |
martes, 18 de diciembre de 2012
El Evangelio Meditado
Autor: Francisco Javier Valencia | Fuente: Catholic.net Anuncio del Ángel a José | |
Mateo 1, 18-24. Adviento. La desconfianza, el pecado que más duele al corazón de Cristo. | |
La concepción de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados». Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: «Dios con nosotros». Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer.
Oración introductoria
Jesús, el misterio de la Encarnación es un maravilloso misterio de humildad y de amor. Todos los protagonistas me dan una lección de vida que quiero llegar a vivir. Permite que esta oración abra mi mente y mi corazón para tener esa docilidad de san José y la humildad de María. Petición Señor, dame el espíritu generoso y obediente de san José para vivir mi vocación cristiana con esa misma magnanimidad. Meditación del Papa Queridas familias, pedid con frecuencia en la oración la ayuda de la Virgen María y de san José, para que os enseñen a acoger el amor de Dios como ellos lo acogieron. Vuestra vocación no es fácil de vivir, especialmente hoy, pero el amor es una realidad maravillosa, es la única fuerza que puede verdaderamente transformar el mundo. Ante vosotros está el testimonio de tantas familias, que señalan los caminos para crecer en el amor: mantener una relación constante con Dios y participar en la vida eclesial, cultivar el diálogo, respetar el punto de vista del otro, estar dispuestos a servir, tener paciencia con los defectos de los demás, saber perdonar y pedir perdón, superar con inteligencia y humildad los posibles conflictos, acordar las orientaciones educativas, estar abiertos a las demás familias, atentos con los pobres, responsables en la sociedad civil. Todos estos elementos construyen la familia. Vividlos con valentía, con la seguridad de que en la medida en que viváis el amor recíproco y hacia todos, con la ayuda de la gracia divina, os convertiréis en evangelio vivo, una verdadera Iglesia doméstica. Benedicto XVI, 3 de junio de 2012. Reflexión ¡Qué grande Madre tenemos! Una de las cosas que más atraen en este pasaje evangélico es la confianza que tenía María en Dios. Y es que Ella se sentía una muchacha como todas pero, con unos deseos inmensos de amar a Dios y de ser amada por Él. Podemos experimentar por un momento los sentimientos de María después del anuncio del ángel, y pensar que no fue nada sencillo para ella. ¿A quién se lo contaría primero? ¿A sus padres, a José o tal vez a su mejor amiga? ¿qué iban a pensar de ella si se los contaba? El evangelio nos dice que José decidió repudiarla en secreto. Ante esta primera dificultad se encontró María, pero como la verdad no se impone por la fuerza, ella respondió libremente con un si sostenido. Entre tanto, dejó que las cosas siguieran su curso mientras Dios actuaba callada y silenciosamente. A su ritmo. Ella lo confía todo a Dios. Deja actuar a Dios y Dios actúa Ella. ¿No había escuchado acaso en la sinagoga: “confía tus caminos al Señor espera en Él y Él actuará?” María lo meditaba en su corazón. Dios amó tanto la confianza y cercanía de su humilde Sierva que se valió de Ella para obrar maravillas. Porque la confianza de un alma a la Misericordia de Dios es el mayor homenaje a su amor; y la desconfianza, el pecado que más duele al corazón de Cristo. Propósito Crear y fomentar, en todo lugar y momento, un ambiente de acogida y benedicencia. Diálogo con Cristo Jesucristo, ayúdame a edificar mi propia santificación en la entrega generosa, en la búsqueda de tu gloria y en una esforzada abnegación de mí mismo, especialmente en el seno de mi propia familia, siguiendo el ejemplo de san José, quien ante una crisis, su primera reacción fue la caridad |
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