miércoles, 12 de agosto de 2020

IMÁGENES DE JESÚS DE NAZARET

















IMÁGENES DE LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR



IMÁGENES DE NUESTRA SEÑORA DE LA MEDALLA MILAGROSA







IMÁGENES DE SAN JUAN MARÍA VIANNEY



IMÁGENES DE SAN CAYETANO



SANTORAL DE HOY 12 DE AGOSTO DE 2020

Enrique María Gómez Jiménez, BeatoEnrique María Gómez Jiménez, Beato
Sacerdote y Mártir, 12 de agosto
Félix Pérez Portela, BeatoFélix Pérez Portela, Beato
Sacerdote y Mártir, 12 de agosto
Josep Nadal Guiu, BeatoJosep Nadal Guiu, Beato
Sacerdote y Mártir, 12 de agosto
Manuel Basulto Jiménez, BeatoManuel Basulto Jiménez, Beato
Obispo y Mártir, 12 de agosto
José Jordán y Blecua, BeatoJosé Jordán y Blecua, Beato
Sacerdote y Mártir, 12 de agosto
Manuel Borrás Ferré, BeatoManuel Borrás Ferré, Beato
Obispo y Mártir, 12 de agosto
Melchora Cortés Bueno y compañeras mártires, BeatasMelchora Cortés Bueno y compañeras mártires, Beatas
Religiosas y Mártires, 12 de agosto
Euplo (Euplio), SantoEuplo (Euplio), Santo
Diacono y mártir, 12 de agosto
Carlos Meehan (o OCarlos Meehan (o O'Meighan, o Mahoney), Beato
Sacerdote y Mártir, 12 de agosto
Inocencio XI, BeatoInocencio XI, Beato
CCXL Papa, 12 de agosto
Victoria Díez y Bustos de Molina, BeataVictoria Díez y Bustos de Molina, Beata
Virgen y Mártir, 12 de agosto
Florián Stepniak, BeatoFlorián Stepniak, Beato
Presbítero y Mártir, 12 de agosto
Carlos (Karl) Leisner, BeatoCarlos (Karl) Leisner, Beato
Sacerdote y Mártir, 12 de agosto
Buenaventura García Paredes, BeatoBuenaventura García Paredes, Beato
Sacerdote Dominico y Mártir, 12 de agosto
Pedro del Barco, SantoPedro del Barco, Santo
Presbítero Eremita, 12 de agosto
Juana Francisca de Chantal, SantaJuana Francisca de Chantal, Santa
Memoria Litúrgica, 12 de agosto
Eleazar, SantoEleazar, Santo
Mártir, 12 de agosto

BUENOS DÍAS!!!




lunes, 10 de agosto de 2020

SAN LORENZO, DIÁCONO Y MÁRTIR,10 DE AGOSTO

 
San Lorenzo, Diácono y Mártir
10 de Agosto



Su nombre significa: "coronado de laurel".

Los datos acerca de este santo los ha narrado San Ambrosio, San Agustín y el poeta Prudencio.

Lorenzo era uno de los siete diáconos de Roma, o sea uno de los siete hombres de confianza del Sumo Pontífice. Su oficio era de gran responsabilidad, pues estaba encargado de distribuir las ayudas a los pobres.

En el año 257 el emperador Valeriano publicó un decreto de persecución en el cual ordenaba que todo el que se declarara cristiano sería condenado a muerte. El 6 de agosto el Papa San Sixto estaba celebrando la santa Misa en un cementerio de Roma cuando fue asesinado junto con cuatro de sus diáconos por la policía del emperador. Cuatro días después fue martirizado su diácono San Lorenzo.

La antigua tradición dice que cuando Lorenzo vio que al Sumo Pontífice lo iban a matar le dijo: "Padre mío, ¿te vas sin llevarte a tu diácono?" y San Sixto le respondió: "Hijo mío, dentro de pocos días me seguirás". Lorenzo se alegró mucho al saber que pronto iría a gozar de la gloria de Dios.

Entonces Lorenzo viendo que el peligro llegaba, recogió todo el dinero y demás bienes que la Iglesia tenía en Roma y los repartió entre los pobres. Y vendió los cálices de oro, copones y candelabros valiosos, y el dinero lo dio a las gentes más necesitadas.

El alcalde de Roma, que era un pagano muy amigo de conseguir dinero, llamó a Lorenzo y le dijo: "Me han dicho que los cristianos emplean cálices y patenas de oro en sus sacrificios, y que en sus celebraciones tienen candelabros muy valiosos. Vaya, recoja todos los tesoros de la Iglesia y me los trae, porque el emperador necesita dinero para costear una guerra que va a empezar".

Lorenzo le pidió que le diera tres días de plazo para reunir todos los tesoros de la Iglesia, y en esos días fue invitando a todos los pobres, lisiados, mendigos, huérfanos, viudas, ancianos, mutilados, ciegos y leprosos que él ayudaba con sus limosnas. Y al tercer día los hizo formar en filas, y mandó llamar al alcalde diciéndole: "Ya tengo reunidos todos los tesoros de la iglesia. Le aseguro que son más valiosos que los que posee el emperador".

Llegó el alcalde muy contento pensando llenarse de oro y plata y al ver semejante colección de miseria y enfermedad se disgustó enormemente, pero Lorenzo le dijo: "¿por qué se disgusta? ¡Estos son los tesoros más apreciados de la iglesia de Cristo!"

El alcalde lleno de rabia le dijo: "Pues ahora lo mando matar, pero no crea que va a morir instantáneamente. Lo haré morir poco a poco para que padezca todo lo que nunca se había imaginado. Ya que tiene tantos deseos de ser mártir, lo martirizaré horriblemente".

Y encendieron una parrilla de hierro y ahí acostaron al diácono Lorenzo. San Agustín dice que el gran deseo que el mártir tenía de ir junto a Cristo le hacía no darle importancia a los dolores de esa tortura.

Los cristianos vieron el rostro del mártir rodeado de un esplendor hermosísismo y sintieron un aroma muy agradable mientras lo quemaban. Los paganos ni veían ni sentían nada de eso.

Después de un rato de estarse quemando en la parrilla ardiendo el mártir dijo al juez: "Ya estoy asado por un lado. Ahora que me vuelvan hacia el otro lado para quedar asado por completo". El verdugo mandó que lo voltearan y así se quemó por completo. Cuando sintió que ya estaba completamente asado exclamó: "La carne ya está lista, pueden comer". Y con una tranquilidad que nadie había imaginado rezó por la conversión de Roma y la difusión de la religión de Cristo en todo el mundo, y exhaló su último suspiro. Era el 10 de agosto del año 258.

El poeta Pruedencio dice que el martirio de San Lorenzo sirvió mucho para la conversión de Roma porque la vista del valor y constancia de este gran hombre convirtió a varios senadores y desde ese día la idolatía empezó a disminuir en la ciudad.

San Agustín afirma que Dios obró muchos milagros en Roma en favor de los que se encomendaban a San Lorenzo.

El santo padre mandó construirle una hermosa Basílica en Roma, siendo la Basílica de San Lorenzo la quinta en importancia en la Ciudad Eterna.

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 10 DE AGOSTO DE 2020


Decimonovena Semana del Tiempo Ordinario
Hoy es: San Lorenzo (10 de Agosto)
Lunes 10 de agosto de 2020


“ Si muere, da mucho fruto ”




Primera lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol 
san Pablo a los Corintios 9, 6-10


Hermanos:
El que siembra tacañamente, tacañamente cosechará; el que siembra abundantemente, abundantemente cosechará. Cada uno dé como le dicte su corazón: no a disgusto ni a la fuerza, pues Dios ama “al que da con alegría”.
Y Dios tiene poder para colmaros de toda clase de dones, de modo que, teniendo lo suficiente siempre y en todo, os sobre para toda clase de obras buenas.
Como está escrito:
«Repartió abundantemente a los pobres,
su justicia permanece eternamente».
El que proporciona “semilla al que siembra y pan para comer” proporcionará y multiplicará vuestra semilla y aumentará los frutos de vuestra justicia.


Salmo
Sal 111, 1-2. 5-6. 7-8. 9 R/. Dichoso el que se apiada y presta


Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita. R/.

Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos,
porque jamás vacilará,
El recuerdo del justo será perpetuo. R/.

No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos. R/.

Reparte limosna a los pobres;
su caridad dura por siempre,
y alzará la frente con dignidad. R/.



Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Juan 12, 24-26

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto.
El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo honrará».





Reflexión del Evangelio de hoy

El que siembra abundantemente, abundantemente cosechará
En la fiesta de San Lorenzo, diácono y mártir, la Iglesia nos ofrece unos textos de la Palabra divina que nos hablan de la importancia de LA SEMILLA. Vamos a reflexionar sobre ella desde la energía y potencia que, depositada por Dios, posee en sí misma para crecer y desarrollarse. ¡Y tan pequeñas y frágiles que parecen en nuestra mano!

En la segunda Carta de Pablo a los Corintios, el Apóstol los invita a colaborar en la colecta que se realiza entre las distintas comunidades para ayudar a los cristianos de Jerusalén. A colaborar sin egoísmos ni mezquindad alguna, sino a ¡sembrar con abundancia esa ayuda!

Al prestar un servicio, como en este caso, debemos hacerlo con ganas, con generosidad, como lo hizo Jesús, el Señor. Más que “dar” una cosa, “darnos” junto con ella. “Darnos” con alegría, con entusiasmo, porque nos damos unidos a Dios. Jesús no se midió, no calculó su entrega, se “dio por entero”, con todas las consecuencias.

Nuestra ayuda, nuestro servicio entregado, desplegará por sí solo la enorme energía que pone Dios en él, porque Dios actúa en el Amor.


Si muere, da mucho fruto
En el Evangelio de San Juan, Jesús el Señor, se refiere también a la potente energía vital que posee la semilla.

Ese poder, esa vida, sólo se desarrolla a partir de la siembra, cuando la semilla es cubierta por la tierra, muere y comienza a desplegar su potencia. Germina. Nace una plantita.

Si la semilla no hubiera sido sembrada (es decir, si no hubiera aceptado morir), su existencia no hubiera dado fruto alguno.

Los autores espirituales coinciden en la interpretación de estas palabras de Jesús: “…pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna.” Esto es “morir a nosotros mismos”. Que no actúe, que no me mueva por otra voluntad que no sea la del Padre. De ese modo, la propia idea, el propio plan se pierde, pero surge algo nuevo, otra vida, la que despliega el Padre en nuestra persona.

Será la “metanoia”,la conversión, la transformación por obra del Espíritu. Surgirá el hombre nuevo, la mujer nueva.

Al postrarnos en venia (totalmente postrados en el suelo), durante la ceremonia de nuestra profesión dominicana, somos “enterrados, sembrados” simbólicamente. Nos queda el resto de la vida nueva para dar fruto. Nuestra voluntad, nuestra inteligencia, nuestra sensibilidad, los gustos, los planes, nuestra mentalidad, todo es entregado a Dios.

Pero, confía en Dios y Él actuará (Salmo 36).

Querido San Lorenzo, ¡ayúdanos a sembrarnos como Él quiera!

Amén.




Sor María Nora Klew O.P.
Monasterio Santo Domingo - Zaragoza
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