sábado, 9 de noviembre de 2019

LECTURAS BÍBLICAS DEL DOMINGO 9 DE NOVIEMBRE DE 2019


Lecturas de hoy Domingo 32º del Tiempo Ordinario - Ciclo C
Hoy, domingo, 10 de noviembre de 2019


Primera lectura
Lectura del segundo libro de los Macabeos (7,1-2.9-14):

En aquellos días, sucedió que arrestaron a siete hermanos con su madre. El rey los hizo azotar con látigos y nervios para forzarlos a comer carne de cerdo, prohibida por la ley. Uno de ellos habló en nombre de los demás:
«Qué pretendes sacar de nosotros? Estamos dispuestos a morir antes que quebrantar la ley de nuestros padres».
El segundo, estando a punto de morir, dijo:
«Tú, malvado, nos arrancas la vida presente; pero, cuando hayamos muerto por su ley, el Rey del universo nos resucitará para una vida eterna».
Después se burlaron del tercero. Cuando le pidieron que sacara la lengua, lo hizo enseguida y presentó las manos con gran valor. Y habló dignamente:
«Del Cielo las recibí y por sus leyes las desprecio; espero recobrarlas del mismo Dios».
El rey y su corte se asombraron del valor con que el joven despreciaba los tormentos.
Cuando murió este, torturaron de modo semejante al cuarto. Y, cuando estaba a punto de morir, dijo:
«Vale la pena morir a manos de los hombres, cuando se tiene la esperanza de que Dios mismo nos resucitará. Tú, en cambio, no resucitarás para la vida».

Palabra de Dios


Salmo
Sal 16,1.5-6.8.15

R/. Al despertar me saciaré de tu semblante, Señor.

V/. Señor, escucha mi apelación,
atiende a mis clamores,
presta oído a mi súplica,
que en mis labios no hay engaño. R/.

V/. Mis pies estuvieron firmes en tus caminos,
y no vacilaron mis pasos.
Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío;
inclina el oído y escucha mis palabras. R/.

V/. Guárdame como a las niñas de tus ojos,
a la sombra de tus alas escóndeme.
Yo con mi apelación vengo a tu presencia,
y al despertar me saciaré de tu semblante. R/.


Segunda lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (2,16–3,5):

Hermanos:
Que el mismo Señor nuestro, Jesucristo, y Dios, nuestro Padre, que nos ha amado y nos ha regalado un consuelo eterno y una esperanza dichosa, consuele vuestros corazones y os dé fuerza para toda clase de palabras y obras buenas. Por lo demás, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Señor siga avanzando y sea glorificada, como lo fue entre vosotros, y para que nos veamos libres de la gente perversa y malvada, porque la fe no es de todos.
El Señor, que es fiel, os dará fuerzas y os librará del Maligno.
En cuanto a vosotros, estamos seguros en el Señor de que ya cumplís y seguiréis cumpliendo todo lo que os hemos mandado.
Que el Señor dirija vuestros corazones hacia el amor de Dios y la paciencia en Cristo.
Palabra de Dios


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (20,27-38):

En aquel tiempo, se acercaron algunos saduceos, los que dicen que no hay resurrección, y preguntaron a Jesús:
«Maestro, Moisés nos dejó escrito: “Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero sin hijos, que tome la mujer como esposa y de descendencia a su hermano . Pues bien, había siete hermanos; el primero se casó y murió sin hijos. El segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete, y murieron todos sin dejar hijos. Por último, también murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete la tuvieron como mujer».
Jesús les dijo:
«En este mundo los hombres se casan y las mujeres toman esposo, pero los que sean juzgados dignos de tomar parte en el mundo futuro y en la resurrección de entre los muertos no se casarán ni ellas serán dadas en matrimonio. Pues ya no pueden morir, ya que son como ángeles; y son hijos de Dios, porque son hijos de la resurrección.
Y que los muertos resucitan, lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor: “Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob”. No es Dios de muertos, sino de vivos: porque para él todos están vivos».

Palabra del Señor





Comentario al Evangelio de hoy domingo, 10 de noviembre Fernando Torres cmf


¿Qué es eso de la Resurrección?

      Se termina el año litúrgico y antes de comenzar el Adviento que nos encamina directamente al encuentro del misterio de la Navidad, la Iglesia nos propone meditar en las verdades eternas. ¿Cuáles son? Pues ésas que a veces no nos gusta pensar pero que son de las pocas cosas que sabemos con seguridad de nuestra vida. La primera es que todos nos vamos a morir y la segunda es que vamos a resucitar. Seguro que dentro de nosotros ya han aparecido algunas dudas. Eso de la resurrección no es fácil de entender. Pues claro que no. Nadie ha dicho que lo sea. Tampoco es fácil entender el amor de una madre por su hijo deficiente mental y ahí está. Tampoco es fácil de entender que dos personas se comprometan a vivir juntas y, lo que es más importante y difícil, a amarse y a entregarse del todo la una a la otra hasta que la muerte les separe.

      La resurrección es algo muy parecido a ese amor eterno que se prometen los que se casan. Lo que sucede es que el amor que se prometen los que se casan a veces no es en realidad eterno más que en la intención. Se termina, se acaba. A veces las personas no son capaces de mantener sus promesas. No se trata de pensar en quién es el culpable. La verdad es que somos muy limitados y a veces no podemos dar más de sí. La resurrección, en cambio, es la promesa de Dios. Y él sí que puede hacer esas promesas. Y mantenerlas. Y cumplirlas. Él nos ha prometido a nosotros, sus hijos, la vida eterna. Nos ha dicho que vamos a vivir para siempre. Porque no nos creó para la muerte sino para que vivamos y tengamos vida en abundancia. 

      ¿En qué va a consistir la resurrección? Pues no sabemos con certeza. Pero vamos a confiar en Dios, nuestro Padre, porque todo lo que venga de él será bueno para nosotros. Y de él no puede venir más que la vida. Eso es lo que dice Jesús a los saduceos que le preguntan por ese complicado caso en el Evangelio: ¿Por qué tenemos que suponer que la vida eterna va a ser como ésta, así de limitada, así de pobre? ¿No es Dios un Dios de vivos? El que creó este mundo, ¿no será capaz de crear mil mundos distintos donde la vida se pueda desarrollar en plenitud, en una plenitud que nosotros, con nuestra mente limitada por las fronteras de este universo, no podemos ni siquiera imaginar? Una confianza así es la que manifestó la familia de que se nos habla en la primera lectura. No saben ni el cómo ni el cuándo ni el dónde, pero están seguros de que Dios los levantará de entre los muertos. Y de que hará buenas todas sus promesas. También nosotros creemos en él y estamos convencidos de que Dios hará eterna nuestra vida y eterno nuestro amor.



Para la reflexión

      La fe nos invita a creer más allá de lo que vemos, ¿creemos verdaderamente en la promesa de que Dios nos va a resucitar? ¿Dejamos que la idea de la muerte nos angustie o pensamos que no es más que un paso necesario para encontrarnos con el Padre Dios que tanto nos quiere?


BEATIFICAN EN ESPAÑA A RELIGIOSA QUE FUE TEMPLO DEL ESPÍRITU DE DIOS


Beatifican en España a religiosa que fue “templo del Espíritu de Dios”
Redacción ACI Prensa
 Crédito: Facebook Missami



El Cardenal Angelo Becciu, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, presidió la beatificación de la Madre Maria Emilia Riquelme Zayas en la Catedral de Granada (España). 

El Cardenal Becciu explicó que San Pablo en las lecturas de la Misa de hoy ofrece un criterio con el que medir la vida cristiana; “un parámetro para verificar cuánto ha crecido la Gracia que en el Bautismo se sembró en nosotros: ¡el ser templo del Espíritu de Dios!”.

Según afirmó el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, esta conciencia de ser templo del Espíritu de Dios marcó toda la existencia de la Beata María Emilia Riquelme y Zayas, fundadora de las Misioneras del Santísimo Sacramento y de María Inmaculada.

“Hoy recibe el reconocimiento de sus virtudes y de su santidad de vida, porque en ella veneramos a una cristiana ejemplar, un alma de Dios, separada de todo lo mundano. Nos encontramos frente a una mujer de gran fervor religioso, cuya existencia se centró en el Señor, a quien ella reservó el primer lugar. Todo esto fue posible gracias a su fe profunda y viva en el misterio de Dios, que fue la luz que la iluminó hasta el final”, precisó. 

También destacó la fe de la Beata María Emilia Riquelme que se manifestó “en la total obediencia al Padre y en el carisma de oración y meditación”. 

A pesar de sus numerosas obligaciones como fundadora, la Beata María Emilia Riquelme cultivó “una intensa vida interior y alimentar constantemente un amor sin límites por el Señor” y repetía con frecuencia: “Dios es toda mi vida”. 

“Su extraordinario amor por Dios lo manifestó sobre todo en la Eucaristía; donde quiera que fuera, buscaba en primer lugar las iglesias donde tenía lugar la adoración eucarística”, recordó el Cardenal. 

La Beata María Emilia Riquelme aseguraba que “la Eucaristía es el paraíso de la tierra. La adoración mi hora de cielo, mi recreo y descanso espiritual” y era en la Eucaristía donde encontraba la fuerza para seguir viviendo, para esperar y para trabajar; aquí encontraba ella los únicos y verdaderos consuelos espirituales.

La pasión eucarística de esta religiosa fue la fuente de “una caridad con una clara proyección eclesial y misionera”. 

El Cardenal Becciu definió a la Beata María Emilia Riquelme como “una religiosa mística y, al mismo tiempo, de gran espíritu apostólico, que vivió en la contemplación continua de Cristo, su esposo, y en la oración incesante por la salvación de las almas”.

“De ese gran amor por Jesús Eucaristía y por la Santísima Virgen brotó el espíritu misionero que la llevó a fundar las Misioneras del Santísimo Sacramento y de María Inmaculada para la adoración perpetua y el apostolado comprometido en favor de la educación de la juventud”, aseguró el Purpurado. 

Por lo que “Granada se convirtió en el corazón de la misión de un grupo de mujeres intrépidas que adoraban al Santísimo Sacramento día y noche para pedir la gracia de poder educar a las niñas más pobres y poder ir por el mundo para anunciar el Evangelio”. 

Según el Cardenal Becciu, la experiencia de la madre María Emilia recuerda “la actitud de dos mujeres del Evangelio, Marta y María, que se acercan a Jesús de una manera diversa pero complementaria”. 

“Nuestra Beata supo conjugar admirablemente estas dos actitudes, atribuyéndoles el justo valor. Nos muestra un programa de vida cristiana, que será fructífero si sabemos vivir inseparablemente el servicio acogedor a los demás y la escucha orante de las palabras del divino Maestro”, afirmó. 

También destacó la fortaleza de esta religiosa que respondió “con valentía y con una mirada profética a las urgencias de momentos históricamente difíciles y complejos, para difundir con generosidad la semilla evangélica”. 

El Cardenal Becciu destacó que el testimonio de esta religiosa “puede ser un estímulo y un aliento precioso para la Iglesia, llamada también hoy a responder a la necesidad de esperanza que caracteriza nuestro mundo, encerrado en sí mismo y desprovisto de ideales apasionantes” porque su profundo amor por el Señor “se reflejaba en su amor por el prójimo, especialmente por el pobre, el enfermo y el abandonado”. 

“Uno de los rasgos característicos de su espiritualidad era la humildad. No presumía de su ascendencia aristocrática ni de sus dotes humanas, por el contrario, siempre se consideraba la última, la más pequeña de todos, la más pecadora ante Dios”, afirmó. 

La Beata María Emilia Riquelme también aceptó con humildad “las humillaciones que muchas veces le infligieron otras personas, especialmente cuando comenzó el proceso de fundación del Instituto”, “su humildad siempre estuvo acompañada de dulzura y amabilidad, pero también de energía en la defensa de los derechos de sus hijas ante ciertas intrusiones injustas en la vida de la Congregación”. 

El Cardenal Becciu recordó que a la nueva beata le gustaba decir: “Acepta la Cruz que Dios te envía, no busques otra, esa es de oro para ti”. 

Además, el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos precisó que con esta beatificación de la Madre María Emilia Riquelme y Zayas, la Iglesia propone hoy a los creyentes “el ejemplo de una mujer evangélica que recuerda los valores esenciales del ser cristianos y consagrados: el amor tenaz y exclusivo por Cristo y por su Evangelio, la opción preferencial por los más pobres de la tierra, la oración como fecunda raíz oculta de nuestro trabajo, el optimismo de la esperanza, el sentido de la justicia, la alegría y la confianza que siempre deberían acompañar nuestro testimonio cristiano”.

Breve biografía
María Emilia Riquelme y Zayas nació en Granada (España) el 5 de agosto de 1847. Pertenecía a la aristocracia española, tenía una excelente formación en francés, canto, equitación y bordado.

Con siete años de edad dijo haber tenido una visión de la Madre de Dios. Por eso en su adolescencia se consagró a la Virgen del Carmen haciendo votos privados de castidad y virginidad.

Por el trabajo de su padre, su familia tuvo que mudarse en varias ocasiones. Quiso entrar en la vida religiosa pero su padre se lo prohibió. Ante ello, se dedicó a visitar a los más necesitados en las ciudades de España donde vivió.

Cuando murió su padre, intentó entrar en varias comunidades religiosas, pero no la aceptaron por su frágil salud.

Sin embargo la Santa Sede le permitió tener al Santísimo Sacramento expuesto en su casa y así nació lo que después sería la Congregación de las Hermanas Misioneras del Santísimo Sacramento y de María Inmaculada. En 1938 el Papa Pío IX aprobó sus estatutos.

La religiosa falleció el 10 de diciembre de 1940 en la ciudad de Granada (España). Tenía 93 años.

El principal trabajo de la congregación que fundó se desarrolla en el ámbito de la educación, a través de colegios y residencias universitarias. En los lugares de misión desarrollan obras sociales. Además las religiosas son responsables de dos capillas de adoración perpetua, una en Madrid y otra en Mallorca.

Actualmente la congregación está presente en España, Portugal, Brasil, Colombia, Bolivia y Estados Unidos.

EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 9 DE NOVIEMBRE DE 2019

9 de noviembre de 2019

¿Le dices sí a Dios?

Santo Evangelio según san Juan 2, 13-22. Sábado del XXXI del Tiempo Ordinario


Por: H. Jose Torres, LC | Fuente: www.somosrc.mx



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, que abra mi corazón a tus inspiraciones y pueda cumplir siempre tu santa voluntad.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 2, 13-22

Cuando se acercaba la Pascua de los judíos, Jesús llegó a Jerusalén y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas con sus mesas. Entonces hizo un látigo de cordeles y los echó del templo, con todo y sus ovejas y bueyes; a los cambistas les volcó las mesas y les tiró al suelo las monedas; y a los que vendían palomas les dijo: "Quiten todo de aquí y no conviertan en un mercado la casa de mi padre".

En ese momento, sus discípulos se acordaron de lo que estaba escrito: El celo de tu casa me devora. Después intervinieron los judíos para preguntarle: "¿Qué señal nos das de que tienes autoridad para actuar así?". Jesús les respondió: "Destruyan este templo y en tres días lo reconstruiré". Replicaron los judíos: "Cuarenta y seis años se ha llevado la construcción del templo, ¿y Tú lo vas a levantar en tres días?".

Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Por eso, cuando resucitó Jesús de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho aquello y creyeron en la Escritura y en las palabras que Jesús había dicho.

Palabra del Señor.


Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

«El celo de tu casa me devora», esas son las palabras que nos tienen que resonar en el corazón. El celo por la casa donde mora el Espíritu Santo es nuestro corazón, nuestra alma en gracia; es allí donde Él quiere habitar. Pero ¿lo dejamos? ¿Él tiene ese espacio y el lugar que le corresponde?

Son preguntas que no vamos a responder de un momento a otro, sino que necesitamos reflexionar y observar cuántas veces, en nuestro día a día, le decimos sí a Dios. En el trabajo, en el colegio, en la casa, en donde desempeñemos nuestro trabajo cotidiano, es donde debemos buscar agradar a Dios. Y la forma de hacerlo es haciendo todo de cara a Él, con perfección, con dedicación y responsabilidad, mostrando, con nuestra coherencia de vida, que somos hijos de Dios y que buscamos y luchamos a diario por la santidad.

«Destruyan este templo y en tres días lo reconstruiré». Con estas palabras nos muestra el poder y la fuerza de su gracia, ¿confiamos en ese poder? ¿Confiamos en la fuerza de su gracia? En ocasiones, nuestra debilidad o nuestro orgullo nos nublan los ojos de la esperanza y no podemos ver con claridad el plan de Dios en nuestras vidas. Y es en esos momentos, en los que intentamos solo salir a flote con nuestras propias fuerzas, nos olvidamos de que fue Él el que dijo que en tres días reconstruiría el templo. Es por tal que debemos aprender a confiar en su palabra, y decir como san Pedro: «Señor en tu palabra echaré las redes». Esa es la confianza que nos pide el Señor; de esa forma, todo será más simple y agradable.

«Cada Eucaristía que celebramos con fe nos hace crecer como templo vivo del Señor, gracias a la comunión con su Cuerpo crucificado y resucitado. Jesús conoce lo que hay en cada uno de nosotros, y también conoce nuestro deseo más ardiente: el de ser habitados por Él, sólo por Él. Dejémoslo entrar en nuestra vida, en nuestra familia, en nuestro corazón. Que María santísima, morada privilegiada del Hijo de Dios, nos acompañe y nos sostenga en el itinerario cuaresmal, para que redescubramos la belleza del encuentro con Cristo, que nos libera y nos salva».
(Ángelus de S.S. Francisco, 8 de marzo de 2015).


Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hacer una oración pidiendo por el incremento de las vocaciones en la Iglesia.

En un momento de oración pediré al Espíritu Santo que me ayude a decir sí a la voluntad de Dios durante este día.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

SANTORAL DEL DOMINGO 10 DE NOVIEMBRE DE 2019

León Magno, Santo
Memoria Litúrgica, 10 de noviembre
Justo de Canterbury, Santo
Obispo, 10 de noviembre
Andrés Avelino, Santo
Sacerdote, Noviembre 10
Baudolino de Alessandria, Santo
Ermitaño, Noviembre 10
Mártires de Lübeck, Beatos
Sacerdotes y Mártires, 10 de noviembre

SANTORAL DE HOY SÁBADO 9 DE NOVIEMBRE DE 2019

Luis Beltrame Quattrocchi, BeatoLuis Beltrame Quattrocchi, Beato
Esposo y Padre de familia, 9 de noviembre
Juana de Signa, BeataJuana de Signa, Beata
Virgen reclusa, 9 Noviembre
Agripino de Nápoles, SantoAgripino de Nápoles, Santo
Obispo, 9 Noviembre
Gracia (Graciano) de Cáttaro, BeatoGracia (Graciano) de Cáttaro, Beato
Agustino, 9 Noviembre
Ursino y Monaldo, SantosUrsino y Monaldo, Santos
Biografias, 9 de noviembre
Orestes de Capadocia, SantoOrestes de Capadocia, Santo
Mártir, 9 Noviembre
Isabel de la Trinidad, SantaIsabel de la Trinidad, Santa
VirgenCarmelita, 9 de noviembre
Dedicación de la Basílica de Cristo SalvadorDedicación de la Basílica de Cristo Salvador
Fiesta Litúrgica, 9 de noviembre

FELIZ FIN DE SEMANA!!!




domingo, 3 de noviembre de 2019

LA SALVACIÓN SE DECIDE EN LA PRÁCTICA


La salvación se decide en la práctica
Los primeros para Dios son con frecuencia los últimos para los hombres


Por: Padre Nicolás Schwizer | Fuente: Retiros y homilías del Padre Nicolás Schwizer




En el libro de Isaías del Antiguo Testamento se anuncia la reunión de todas las naciones, lenguas y razas en un solo pueblo elegido. En el Nuevo Testamento, Jesús dice a sus paisanos que vendrán extranjeros del norte y del Sur, de Oriente y Occidente, para sentarse a la mesa del Reino de Dios.

Esta universalidad de la salvación de Dios nos deja todavía sin saber nada acerca del número de los que se salvarán. Nos basta con saber que Dios llama a todos, que la puerta que conduce al Reino es estrecha y puede cerrarse en cualquier momento. Lo único importante es la conversión al Evangelio. Todo lo demás es simple curiosidad que nos distrae peligrosamente.

El Evangelio es salvación para los que lo escuchan responsablemente, sean o no descendientes de Abrahán o católicos desde su nacimiento. Escuchar responsablemente el Evangelio es vivirlo, practicarlo en la vida de cada día.

Y esto no es nada fácil. Por eso dice Jesús que la puerta es estrecha y que sólo los que se esfuerzan entraran por ella en el Reino de Dios.

No basta con escuchar sermones o ir a misa todos los domingos. No son las prácticas piadosas las que nos van a salvar. Todo esto tiene su valor, pero sólo cuando nos ayuda y anima a vivir nuestra fe en la vida de cada día: en nuestra vida personal y familiar, nuestra vida social y profesional, nuestra vida política...

El último día, el Señor reconocerá sólo a aquellos que ahora y aquí lo reconocen en los hombres. Reconocer a Jesús en los hombres, es reconocer la dignidad de cada ser humano, respetar sus derechos, tener en cuenta sus necesidades y, sobre todo, solidarizarse con los pobres, los marginados, los oprimidos. Cualquier cosa que hagamos a uno de estos, al Señor mismo se lo estamos haciendo.

“Hay últimos que serán primeros y primeros que serán últimos”. Llegará el gran Día del juicio, y entonces vendrá la sorpresa implacablemente sobre muchos que se creyeron los verdaderos cristianos.

Y estos, que se tuvieron a sí mismos por los primeros, dirán: “Señor, ábrenos”. Y el Señor les contestará: “No sé quienes sois”. Y ellos comenzarán a decir: “Hemos comido tu pan y bebido tu sangre, tu Evangelio se ha predicado en nuestras iglesias.”
Pero el recuerdo de todas estas prácticas religiosas no servirá de nada si no va acompañando de la prueba verdaderamente decisiva en el juicio: del amor a los demás, sobre todo a los necesitados.

Llegará el gran Día del juicio, y entonces vendrá felizmente la sorpresa sobre muchos hombres de oriente y occidente, del norte y del sur. Son los que practicaron en el mundo el mensaje cristiano del amor.
Por eso, el Señor les abrirá la puerta, los sentará a su mesa y les dirá: “Venid, benditos de mi Padre, heredad el Reino. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui peregrino, y me acogisteis...”

Los primeros para Dios son con frecuencia los últimos para los hombres. Porque Dios no juzga según las apariencias, sino que ve en el corazón.

Hay un cristianismo oficial que es bueno cuando expresa auténticamente en palabras y obras las actitudes de la fe, la esperanza y el amor pero que es vana hipocresía cuando no es así.
En cambio, hay otro cristianismo sin nombre, anónimo, que no se expresa en ritos y palabras, pero que realiza en la vida el mensaje de Cristo.

La verdad cristiana es eminentemente práctica. Consiste en la conversión del hombre hacia un orden nuevo, en el que habita la justicia, la paz, la fraternidad y el amor. Los hombres que trabajan por estos valores, se salvarán y ascenderán a los primeros puestos.

Queridos hermanos, esforcémonos para que Dios nos encuentre también entre ellos y nos deje entrar en su Reino celestial.

Preguntas para la reflexión

1. ¿Cómo vivo mi cristianismo durante la semana?
2. ¿Qué acciones hago en pro de los necesitados?
3. ¿Se nota mi cristianismo en mi ambiente laboral, familiar…?

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY DOMINGO 3 DE NOVIEMBRE DE 2019



Lecturas de hoy Domingo 31º del Tiempo Ordinario - Ciclo C
Hoy, domingo, 3 de noviembre de 2019


Primera lectura
Lectura del libro de la Sabiduría (11,22–12,2):

Señor, el mundo entero es ante ti como un grano en la balanza,
como gota de rocío mañanero sobre la tierra.
Pero te compadeces de todos, porque todo lo puedes
y pasas por alto los pecados de los hombres para que se arrepientan.
Amas a todos los seres
y no aborreces nada de lo que hiciste;
pues, si odiaras algo, no lo habrías creado.
¿Cómo subsistiría algo, si tú no lo quisieras?,
o ¿cómo se conservaría, si tú no lo hubieras llamado?
Pero tú eres indulgente con todas las cosas,
porque son tuyas, Señor, amigo de la vida.
Pues tu soplo incorruptible está en todas ellas.
Por eso corriges poco a poco a los que caen,
los reprendes y les recuerdas su pecado,
para que, apartándose del mal, crean en ti, Señor.

Palabra de Dios



Salmo
Sal 144,1-2.8-9.10-11.13cd-14

R/. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.

V/. Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.
Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás. R/.

V/. El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.

V/. Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.

V/. El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan. R/.



Segunda lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (1,11–2,2):

Hermanos:
Oramos continuamente por vosotros, para que nuestro Dios os haga dignos de la vocación y con su poder lleve a término todo propósito de hacer el bien y la tarea de la fe. De este modo, el nombre de nuestro Señor Jesús será glorificado en vosotros y vosotros en él, según la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.
A propósito de la venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, que no perdáis fácilmente la cabeza ni os alarméis por alguna revelación, rumor o supuesta carta nuestra, como si el día del Señor estuviera encima.

Palabra de Dios



Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (19,1-10):

EN aquel tiempo, Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad.
En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura. Corriendo más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y le dijo:
«Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa».
Él se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento.
Al ver esto, todos murmuraban diciendo:
«Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador».
Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor:
«Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más».
Jesús le dijo:
«Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».

Palabra del Señor





Comentario al Evangelio de hoy domingo,
 3 de noviembre de 2019
Fernando Torres cmf


Vivir de las apariencias o vivir en la verdad

      Una vez conocí a una persona para la que su fundamental preocupación era mantener su imagen. El tiempo que me tocó vivir cerca de él, me di cuenta de que era un trabajo agotador. Tenía que estar todo el día en guardia, tenía que decir la mentira oportuna a la persona oportuna en el momento justo, tenía que disimular continuamente. Aquel sujeto no se podía permitir expresar nunca lo que sentía de verdad. Siempre iba como cubierto con una coraza que, supongo, le debía pesar muchísimo y resultarle muy incómoda. De aquel modo lograba el aplauso de la gente. Pero ciertamente pagaba un precio muy alto. Demasiado alto. 

      La historia de Zaqueo es parecida. Por lo que nos dice el Evangelio, era un hombre rico. De entrada eso ya nos habla de una persona que tiene una buena imagen. La imagen social se hace a base de tener una buena casa y un buen coche, vivir en un buen barrio y disponer de fondos en el banco. A esas personas, los empleados de los bancos los tratan con respeto. Zaqueo era un hombre rico. Zaqueo había conseguido el respeto de los que vivían con él. Pero sabía que ese respeto era más por temor que por amor. Le tenían respeto pero no cariño. Porque su riqueza, probablemente, había sido amasada a base de hacer harina a los demás. Zaqueo era un publicano, uno que se dedicaba a recaudar los impuestos para los opresores romanos a cambio de quedarse con un tanto por ciento. Había hecho su riqueza a base de oprimir a sus vecinos. Zaqueo sabía que su imagen era sólo apariencia, que si le cedían el paso cuando le encontraban por la calle no era porque le amasen. En absoluto. Más bien, le odiaban. Zaqueo se había esforzado mucho por triunfar pero la verdad era que no lo había logrado. Para nada. 

      De repente, Jesús pasa por su vida. Porque Jesús es el enviado de Dios y Dios, como dice la primera lectura, ama todo lo que es suyo. Y Zaqueo es suyo. Zaqueo es hijo de Dios. Dios le quiere mostrar el buen camino, lo que tiene que hacer para triunfar de verdad en la vida. Hoy Dios va a pasar por su casa. Jesús se lo dice con claridad. “Hoy me voy a quedar contigo”. Jesús le va a hacer de espejo. Mirando a Jesús, Zaqueo se da cuenta de que ha perdido el tiempo y de que su aparente éxito en la vida no es más que un estrepitoso fracaso. Pero Jesús es su oportunidad. Dios le visita y le ofrece un nuevo comienzo. Menos mal que Zaqueo no fue tonto. Abrió su corazón a la salvación que Dios le ofrecía. Aceptó la realidad de su fracaso y reorientó su vida. Empezó a construir de nuevo su futuro pero esta vez apoyado en la realidad: no en el cuidado de la imagen y las apariencias sino en el amor y en la confianza en Dios. 



Para la reflexión

      ¿Me preocupo de las apariencias y del qué dirán tanto como para olvidarme de la realidad de mi vida? Hoy Jesús me está mirando y me dice que quiere quedarse en mi casa ¿qué le voy a responder? ¿No me está dando la oportunidad de cambiar algunas cosas? ¿Cuáles?

HOY ES LA FIESTA DE SAN MARTÍN DE PORRES, EL SANTO DE LA ESCOBA, 3 DE NOVIEMBRE


3 de Noviembre : 
Fiesta de San Martín de Porres

“Yo te curo y Dios te sana”, solía decir San Martín de Porres, el santo de la escoba y patrono de los barberos, a los grandes señores y hombres sencillos que acudían en busca de su ayuda.

Era tanto el cariño y admiración que le tenían al humilde Fray Martín que hasta el Virrey de aquel entonces fue a visitarlo en su lecho de muerte para besar su mano. Partió a la Casa del Padre un 3 de noviembre de 1639, besando el crucifijo con gran alegría.

San Martín es recordado con la escoba, que es símbolo de su humilde servicio. Por ello, San Juan XXIII al canonizarlo en 1962 dijo: “¡Ojalá que el ejemplo de Martín enseñe a muchos lo feliz y maravilloso que es seguir los pasos y obedecer los mandatos divinos de Cristo!”.

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Oración a San Martín de Porres


Señor Nuestro Jesucristo, que dijiste "pedid y recibiréis", humildemente te suplicamos que, por la intercesión de San Martín de Porres, escuches nuestros ruegos.

Renueva, te suplicamos, los milagros que por su intercesión durante su vida realizaste, y concédenos la gracia que te pedimos si es para bien de nuestra alma.

Así sea.

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Oración para pedir un favor a San Martín de Porres


En esta necesidad y pena que me agobia acudo a ti, mi protector San Martín de Porres.

Quiero sentir tu poderosa intercesión. Tú, que viviste sólo para Dios y para tus hermanos, que tan solícito fuiste en socorrer a los necesitados, escucha a quienes admiramos tus virtudes.

Confío en tu poderoso valimiento para que, intercediendo ante el Dios de bondad, me sean perdonados mis pecados y me vea libre de males y desgracias.

Alcánzame tu espíritu de caridad y servicio para que amorosamente te sirva entregado a mis hermanos y a hacer el bien.

Padre celestial, por los méritos de tu fiel siervo San Martín, ayúdame en mis problemas y no permitas que quede confundida mi esperanza.

Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

SANTORAL DE HOY DOMINGO 3 DE NOVIEMBRE DE 2019

Manuel Lozano Garrido (Lolo), BeatoManuel Lozano Garrido (Lolo), Beato
Laico, 3 de noviembre
Lorenzo Moreno Nicolás, BeatoLorenzo Moreno Nicolás, Beato
Sacerdote y Mártir, 3 de noviembre
Simón Ballachi, BeatoSimón Ballachi, Beato
Dominico, 3 Noviembre
Silvia de Roma, SantaSilvia de Roma, Santa
Laica, 3 de noviembre
Gwenfrewi o Winfred de Gales, SantaGwenfrewi o Winfred de Gales, Santa
Virgen y Mártir, 3 Noviembre
Martín de Porres, SantoMartín de Porres, Santo
Memoria litúrgica, 3 de noviembre

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