viernes, 25 de mayo de 2018

ORACIÓN A SAN BEDA


Oración a San Beda



Venerable San Beda, te pedimos que intercedas por nosotros para que con la gracia de Dios Todopoderoso seamos capaces de alcanzar la paz verdadera de nuestra alma, aquí en la tierra, despojándonos de los deseos materiales, de querer ser algo que no somos, queremos ser humildes y dóciles de corazón, que no nos importe el juicio de aquellos que no siguen a Cristo y que no tengamos miedo a las persecuciones del mundo.

Ayúdanos, reza por nosotros en el cielo, tú que lleno de virtud eres escuchado por Dios, alcánzanos la fortaleza de la fe, de la perseverancia y de la firme voluntad de hacer lo que el Señor nos pide, así estaremos en paz, y podremos ver claramente el camino que debemos seguir en cada momento.

Y así gozaremos de la alegría de reconocer el rostro de Cristo, nuestro creador, cuando obtengamos la gracia de su amor inmenso en la eternidad.

Por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén.

SANTO BEDA EL VENERABLE, 25 MAYO

Beda el Venerable, Santo
Memoria Litúrgica, 25 de mayo


Por: P. Ángel Amo | Fuente: Catholic.net 



Presbítero y Doctor de la Iglesia

Martirologio Romano: San Beda el Venerable, presbítero y doctor de la Iglesia, el cual, servidor de Cristo desde la edad de ocho años, pasó todo el tiempo de su vida en el monasterio de Wearmouth, en Northumbria, en Inglaterra. Se dedicó con fervor en meditar y exponer las Escrituras, y entre la observancia de la disciplina regular y la solicitud cotidiana de cantar en la iglesia, sus delicias fueron siempre estudiar, o enseñar, o escribir († 735).
Etimológicamente: Beda = Aquel que es un buen guerrero, es de origen germánico.
Breve Biografía

El nombre de Beda o Baeda en lengua sajona quiere decir oración. San Beda, “padre de la erudición inglesa” como lo definió el historiador Burke, murió a los 63 años en la abadía de Jarrow, en Inglaterra, después de haber dictado la última página de un libro suyo y de haber rezado el Gloria Patri. Era la víspera de la Ascensión, el 25 de mayo del 735. Cuando sintió que se acercaba la muerte, dijo: “He vivido bastante y Dios ha dispuesto bien de mi vida”.

Beda nació en el año 672 de una modesta familia obrera de Newcastle y recibió su formación en dos monasterios benedictinos de Wearmouth y Jarrow, en donde fue ordenado a los 22 años.

Las dos más grandes satisfacciones de su vida las condensó él mismo en tres verbos: aprender, enseñar, escribir. La mayor parse de su obra de escritor tiene su origen y finalidad en la enseñanza. Escribió sobre filosofía, cronología, aritmética, gramática, astronomía, música, siguiendo el ejemplo de san Isidro. Pero san Beda es ante todo un teólogo, de estilo sencillo, accesible a todos.

Se le presenta como uno de los padres de toda la cultura posterior, influyendo, por medio de la escuela de York y la escuela carolingia, sobre toda la cultura europea. Entre los monumentos insignes de la historiografía queda su Historia eclesiástica gentis Anglorum, que le mereció ser proclamado en el sínodo de Aquisgrana, en el 836, “venerabilis et modernis temporibus doctor admirabilis”. Le gustaba definirse “historicus verax”, historiador veraz, consciente de haber prestado un servicio a la verdad.

Terminó su voluminosa obra histórica con esta oración: “Te pido, Jesús mío, que me concediste saborear con delicia las palabras de tu sabiduría, concederme por tu misericordia llegar un día a ti, fuente de sabiduría, y contemplar tu rostro”. El Papa Gregorio II lo había llamado a Roma, pero Beda le suplicó que lo dejara en la laboriosa soledad del monasterio de Jarrow, del que se alejó sólo por pocos meses, para poner las bases de la escuela de York, de la que después salió el célebre Alcuino, maestro de la corte carolingia y fundador del primer estudio parisiense.

Después de haber dictado la última página de su Comentario a san Juan, le dijo al monje escribano: “ahora sosténme la cabeza y haz que pueda dirigir los ojos hacia el lugar santo donde he rezado, porque siento que me invade una gran dulzura”. Fueron sus últimas palabras.

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 25 MAYO 2018


Lecturas de hoy Viernes de la 7ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, viernes, 25 de mayo de 2018



Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol Santiago (5,9-12):

No os quejéis, hermanos, unos de otros, para no ser condenados. Mirad que el juez está ya a la puerta. Tomad, hermanos, como ejemplo de sufrimiento y de paciencia a los profetas, que hablaron en nombre del Señor. Llamamos dichosos a los que tuvieron constancia. Habéis oído ponderar la paciencia de Job y conocéis el fin que le otorgó el Señor. Porque el Señor es compasivo y misericordioso. Pero ante todo, hermanos míos, no juréis ni por el cielo ni por la, tierra, ni pronunciéis ningún otro juramento; vuestro sí sea un sí y vuestro no un no, para no exponeros a ser juzgados.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 102,1-2.3-4.8-9.11-12

R/. El Señor es compasivo y misericordioso 

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.

Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R/.

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo. R/.

Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,1-12):

En aquel tiempo, Jesús se marchó a Judea y a Transjordania; otra vez se le fue reuniendo gente por el camino, y según costumbre les enseñaba.
Se acercaron unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: «¿Le es licito a un hombre divorciarse de su mujer?»
Él les replicó: «¿Qué os ha mandado Moisés?»
Contestaron: «Moisés permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio.»
Jesús les dijo: «Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios "los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne." De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.»
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo.
Él les dijo: «Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio.»

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy viernes, 25 de mayo de 2018
Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf



LA DIFÍCIL FIDELIDAD EN EL AMOR


     Tenemos un Dios enamorado y amante del hombre. Fue a poner su mirada, su corazón, y sus preferencias en un pueblo esclavizado y miserable, para mostrar a todos de qué es capaz el amor, especialmente su amor. Un amor incondicional, comprometido, liberador, creativo, siempre fiel.  Pero el amante escogido -el pueblo- no le ha correspondido, a menudo le ha traicionado, le ha herido, se ha buscado otros amantes, y le ha olvidado... 

Cuando ha ocurrido todo esto, Dios le ha echado imaginación y ganas, y en vez de renunciar o abandonar para siempre a su amor, insiste tercamente en volver a enamorarlo, en quedarse con él a solas, intentando que se renueve el amor primero. Y cuando ni por ésas, decidió venir personalmente a restaurar, o mejor, a ofrecer un nuevo pacto/Alianza/compromiso de amor por medio de su propio Hijo.

     Dios quiso que ese amor suyo (la Alianza: vosotros seréis para siempre mi pueblo) incondicional, permanente, apasionado... fuera simbolizado y reflejado por el matrimonio (alianza matrimonial). Quiso que los hombres nos amemos como él nos amó, nos ama y nos amará... 

     Pero el corazón del hombre es duro, frágil, cambiable, pecador... y el proyecto primero de que hombre y mujer formasen una comunión de amor y entrega permanentes (ser una sola carne, un solo ser: Génesis 2,24), fracasaba con cierta frecuencia. Moisés tuvo que ser tener en cuenta esta situación, y dar algunas normas para cuando la convivencia se hacía difícil, o más bien imposible (Dt 24, 1-4).

     Lo legislado por Moisés era muy general, y las situaciones posibles y motivos para que a uno no le gustara su mujer y pudiera despedirla, necesitaron leyes más concretas.  Aquí surgieron distintas corrientes de opinión y diversas escuelas.  Este contexto nos ayuda a comprender cuando un grupo de fariseos, tratando de poner en aprietos a Jesús, y forzándole para que tomara postura en tema tan controvertido, le plantean un dilema, para ver si es fiel a la Ley de Moisés y sus interpretaciones más restrictivas, o si se inclina por tener «manga ancha» y se inclina por abrir las puertas a los mil motivos que algunos aducían para facilitar el divorcio.

     A la hora de responderles, Jesús no acepta entrar en discusiones ni planteamientos legales, de escuelas o corrientes de opinión. Y se remonta al proyecto creador de Dios, para luego indicar las razones por las que este proyecto se ha hecho imposible: La dureza de corazón. Cuando en el corazón se instalan otras opciones que no son el amor, la entrega, el perdón, el sacrificio, el esfuerzo por crear la comunión cada día... el proyecto, la voluntad de Dios se hace imposible. Cuando el egoísmo, el individualismo, la rutina, la falta de detalles y de diálogo, las ventajas personales y tantas otras... se enseñorean de uno... se hace incapaz de amar: a su pareja y a cualquier otro, incluido Dios. 

      Jesús mantiene y recuerda el ideal de Dios. ¿Entonces, acaso Jesús se inclina por la intransigencia y la dureza, proponiendo mantener el amor a toda costa, cuando éste ya resulta imposible? ¿Dónde quedaría entonces su misericordia, su comprensión, su acogida de los que sufren? La respuesta de Jesús vendría a defender a la parte más débil: la mujer (generalmente era el varón el que repudiaba a la mujer, dejándola abandonada a su suerte).

     Pero Jesús no pide prolongar una relación puramente exterior, o mantener en pie una fidelidad que puede resultar como un yugo al cuello, vacía de contenido y de alegría, que no hace al hombre y a la mujer felices. En cambio, sí que exige un compromiso, el cual sólo apoyándose en Dios, encontrará la luz y la fuerza para superar las dificultades, para soldar roturas, para retomar la frescura y el gozo de la entrega, para reinventar el futuro.  

     Jesús afirma que es posible ese pacto y ese amor... a imagen y semejanza del que tiene su Padre por nosotros. Pero, como dirá en otro lugar, sin mí no podéis hacer nada. Sólo con las fuerzas humanas es muy difícil la fidelidad y la entrega mutua «todos los días de mi vida». Precisamente aquí está la clave de todo: cuando no hay experiencia de Dios, cuando Dios no está presente de hecho en la vida personal y en la vida de la pareja (y no sólo en la ceremonia de la boda) no es probable que el matrimonio salga adelante. Ser una sola carne es un trabajo diario, y requiere medios muy concretos...

     Por eso, y sin renunciar al proyecto de fidelidad indisoluble del sacramento del matrimonio,  es probable que haya que hacer como Moisés (que sabía muy bien el proyecto matrimonial de Dios), de modo que se puedan encontrar soluciones (siempre dolorosas) para no asfixiar a las personas bajo el peso del error o del pecado, para ayudar a curar esa dureza de corazón que puede traer tantos sufrimientos, para que el fracaso tenga alguna salida...



Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf 

SANTORAL DE HOY VIERNES 25 MAYO 2018

Dionisio Ssebuggwawo, SantoDionisio Ssebuggwawo, Santo
Mártir Laico, 25 de mayo
Dioniiso de Milán, SantoDioniiso de Milán, Santo
Obispo y Mártir, 25 de mayo
Aldelmo de Sherborne, SantoAldelmo de Sherborne, Santo
Obispo, 25 de mayo
Gerardo Mecatti, BeatoGerardo Mecatti, Beato
Terciario Franciscano, 25 de mayo
Zenobio de Florencia, SantoZenobio de Florencia, Santo
Obispo, 25 de mayo
Santiago Felipe Bertoni, BeatoSantiago Felipe Bertoni, Beato
Presbítero Servita, 25 de mayo
Cristóbal Magallanes, SantoCristóbal Magallanes, Santo
Sacerdote y Mártir, 25 de mayo
Agustín Caloca Cortés, SantoAgustín Caloca Cortés, Santo
Sacerdote y Mártir, 25 de mayo
Magdalena Sofía Barat, SantaMagdalena Sofía Barat, Santa
Fundadora, 25 de mayo
Gregorio Vll, SantoGregorio Vll, Santo
Memoria Litúrgica, 25 de mayo
María Magdalena de Pazzi, SantaMaría Magdalena de Pazzi, Santa
Maestra de Novicias, 25 de mayo
Beda el Venerable, SantoBeda el Venerable, Santo
Memoria Litúrgica, 25 de mayo

FELIZ VIERNES












jueves, 24 de mayo de 2018

SAN DONACIANO Y ROGACIANO, MÁRTIRES, 24 MAYO

Donaciano y Rogaciano, Santos
Mártires, 24 de mayo


Por: P. Felipe Santos | Fuente: Catholic.net 



Mártires

Martirologio Romano: En Nantes, en la Galia Lugdunense, santos hermanos Donaciano y Rogaciano, mártires, acerca de los cuales se narra que el primero había recibido el bautismo y el otro era todavía catecúmeno, pero en el combate final, besando a su hermano, Donaciano rogó a Dios para que el que aún no había podido ser lavado por el bautismo sagrado mereciese ser enjugado en la corriente de su propia sangre († c. 304).
Etimológicamente: Donaciano = dado. Vienen de la lengua latina.
Etimológicamente: Rogaciano = orante. Vienen de la lengua latina.

Breve Semblanza

Eran dos hermanos: Donaciano, el menor, convirtió a la fe a su hermano mayor. El tirano los hizo encarcelar, y como los amenazase con hacerlos morir, dijo Donaciano: Los tormentos que Dios te prepara en el infierno son infinitamente más crueles que aquellos con que nos amenazas. Rogaciano, instado a que adorase a los ídolos, dijo: No me atrevo a adorar lo que está por debajo de mí; estos ídolos no son sino metal, sin vida y sin alma. Los dos fueron decapitados en Nantes, hacia el año 300.

Estos dos hermanos, dignos de admiración por su osadía en momentos difíciles, nacieron en Nantes y murieron bajo el temible Maximino (222-235).

Este criminal sucedió a Alejandro Severo que, durante el período de su mandato, se había distinguido por ser un sincretista, es decir, una persona que le daba igual un dios que otro. Para él Jesucristo no se diferenciaba en nada de los dioses a los que les daban culto los romanos.

Respetó, por tanto, a los cristianos. Sin embargo, su sucesor se propuso acabar con el cristianismo a toda costa. Menos mal que sólo duró tres años en el poder. Sus mismos soldados le dieron muerte por insoportable.

Estos dos hermanos estaban recibiendo la formación cristiana. El primero ya había recibido el sacramento del bautismo y el segundo se estaba preparando.

Y como soplones y chivatos los ha habido siempre, un enemigo los denunció ante la autoridad por el hecho criminal -¡vaya por Dios!- de que eran cristianos.

Comparecieron ante el tribunal por separado. El juez le dijo a Donaciano:" Parece que no solamente no has adorado a los dioses Júpiter y Apolo, sino que te has atrevido a predicar el culto del Crucificado y te han seguido muchos fieles.

Quería, señor juez, arrancarlos a todos del error para que vuelvan a Cristo, el único que merece adoración".

El juez lo encarceló. Después se dirigió a Rogaciano diciéndole: "Mira, tú no te has bautizado todavía. Abjura de tu error y te salvaré la vida". Rogaciano le contestó:" Nunca lo haré. Seguiré a mi hermano mayor en la fe que él ha profesado en el Dios verdadero. En el calabozo, el hermano le dio el bautismo a falta de sacerdote.

¡Felicidades a quienes lleven estos nombres!

Comentarios al P. Felipe Santos: fsantossdb@hotmail.com

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 24 MAYO 2018


Lecturas de hoy Jesucristo, sumo y eterno sacerdote
Hoy, jueves, 24 de mayo de 2018


Primera lectura
Lectura del libro del Génesis (22, 9 -18):

En aquellos días, llegaron Abrahán e Isaac al sitio que la había dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña. Entonces Abrahán alargó la mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo. Pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo:
«¡Abrahán, Abrahán!». Él contestó:
«Aquí estoy».
El ángel le ordenó:
«No alargues la mano contra el muchacho ni le hagas nada. Ahora he comprobado que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, a tu único hijo».
Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.
Abrahán llamó aquel sitio «El Señor ve», por lo que se dice aún hoy, «En el monte el Señor es visto».
El ángel del Señor llamó a Abrahán por segunda vez desde el cielo y le dijo:
«Juro por mí mismo, oráculo del Señor: por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo, tu hijo único, te colmaré de bendiciones y multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de sus enemigos. Todas las naciones de la tierra bendecirán con tu descendencia, porque has escuchado mi voz».

Palabra de Dios


Salmo
Salmo: Sal 39, 6. 7. 8-9. 10. 11

R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, 
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides holocaustos ni sacrificios expiatorios;
entonces yo digo. «Aquí estoy». R/.

«- Como está escrito en mi libro - para hacer tu voluntad.
Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas». R/.

He proclamado tu justicia ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios, Señor, tú lo sabes. R/.

No me he guardado en el pecho tu justicia,
he contado tu fidelidad y tu salvación. R/.

Alégrense y gocen contigo 
todos los que te buscan;
digan siempre: «Grande es el Señor», 
los que desean tu salvación. R/.


Lectura del santo evangelio según san Mateo (26, 36-42):

Jesús fue con sus discípulos a un huerto, llamado Getsemaní, y le dijo:
«Sentaos aquí, mientras voy allá a orar».
Y llevándose a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, empezó a sentir tristeza y angustia.
Entonces les dijo:
«Mi alma está triste hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo».
Y adelántandose un poco cayó rostro en tierra y oraba diciendo: «Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz. Pero no se haga como yo quiero, sino como quieres tú».
Y volvió a los discípulos y los encontró dormidos.
Dijo a Pedro:
«¿No habéis podido velar huna hora conmigo? Velad y orad par ano caer en la tentación, pues el espíritu está pronto, pero la carne es débil».
De nuevo se apartó por segunda vez y oraba diciendo:
«Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad».

Palabra del Señor


Comentario al Evangelio de hoy jueves, 24 de mayo de 2018
Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf


SACERDOCIO BAUTISMAL

   
     La fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, es «reciente» en nuestro calendario litúrgico. En España se celebró por primera vez el 6 de junio de 1974. No todos los países la celebran, y las fechas para celebrarlo tampoco coinciden. El trasfondo de la fiesta (con muchas resonancias al Jueves Santo) es el ministerio sacerdotal, una Jornada por la santificación de los sacerdotes.

      Sin embargo, en la sensibilidad eclesial de hoy día, hay una fuerte llamada al compromiso de todos en la evangelización, y especialmente de los laicos. Por ejemplo, el video-mensaje del Papa para este mes de mayo:

“Los laicos están en primera línea de la vida de la Iglesia. Necesitamos su testimonio sobre la verdad del Evangelio y su ejemplo al expresar su fe con la práctica de la solidaridad. Demos gracias por los laicos que arriesgan, que no tienen miedo y que ofrecen razones de esperanza a los más pobres, a los excluidos, los marginados.

Pidamos juntos este mes para que los fieles laicos cumplan su misión específica, la misión que han recibido en el bautismo, poniendo su creatividad al servicio de los desafíos del mundo actual.”

     Por eso me parece que es conveniente poner el acento en algo de lo que se habla poco, y de lo que se desprenden muchas consecuencias para la pastoral de la Iglesia e incluso parala teología: el SACERDOCIO COMÚN DE LOS FIELES (de todos), aunque algunos (muy pocos) sean llamados al ministerio sacerdotal sacramental (los presbíteros). Así está fiesta tendrá una dimensión mucho más universal, más inclusiva, más de todos.

     Todos los cristianos, por el hecho de estar bautizados, gozan y participan de la consagración sacerdotal de Cristo, tal como nos dice el Ritual del Bautismo:

Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo,

que te ha liberado del pecado y dado nueva vida

por el agua y el Espíritu Santo,

te consagre con el crisma de la salvación

para que entres a formar parte de su pueblo

y seas para siempre miembro de Cristo,

sacerdote, profeta y rey. (Del Ritual del Bautismo)

     Jesús fue un laico. Así nos lo presentan los evangelios. No formó parte de la casta sacerdotal, con la que, por otra parte, chocó directamente; tanto, que ella misma le condenó a muerte. Cierto que acudió en diversas ocasiones al Templo de Jerusalem, lugar de culto por excelencia, con la mediación de los «sacerdotes». Pero no estaba de acuerdo con el culto y los sacrificios que allí se llevaban a cabo. Dios quiere «misericordia y no sacrificios». Y también «habéis convertido la casa de mi Padre en una cueva de ladrones».

     En su bello diálogo junto al pozo de Sicar, con la samaritana, anuncia que llegará la «hora» en que los que den «culto auténtico al Padre», lo harán "en espíritu y verdad". Precisamente, cuando llegó su «hora» en la cruz, el velo del templo (símbolo de su sacralidad y de la Alianza con el culto que conllevaba) se rasgó en dos, es decir, perdió su sentido. Algo nuevo quedaba estrenado, con la vida y muerte de Jesús: un nuevo modo de relacionarse con Dios y darle culto. No en los templos, sino con la vida. 

     ¿Por qué hablamos entonces de Jesús como Sumo y Eterno Sacerdote? La Carta a los Hebreos, tratando de responder a los que añoraban las viejas ceremonias judías, y el culto sacerdotal del templo en el que todos los judíos habían sido educados, nos presenta a Jesús como un Nuevo Sacerdote.  Sin pretender decirlo todo aquí, resaltemos algunos aspectos de este nuevo sacerdocio en el que todos participamos (aunque lo hagamos de distintas maneras, según nuestra vocación y estado de vida).

- Jesús hizo de su existencia una continua ofrenda, un permanente acto de culto al Padre. De manera que al estar pendiente de hacer en todo momento la voluntad del Padre, y de hacer en todo presente a Dios Padre, la vida cotidiana la convierte en espacio sagrado y en lugar de encuentro con Dios.

     Así pues, cuando acogemos a un hermano, le escuchamos, le ayudamos, le amamos... cuando luchamos por la justicia, cuando hacemos bien nuestro trabajo, cuando creamos fraternidad, cuando liberamos a alguien de sus demonios, cuando oramos por otros... estamos dando culto a Dios, estamos siendo sacerdotes. Como dice el Salmo 39: Tú no quieres sacrificios ni ofrendas...  no pides sacrificio expiatorio, entonces yo digo: “Aquí estoy... para hacer tu voluntad”. De eso se trata: de hacer su voluntad. Como Cristo en toda su vida y en su muerte, ofreciéndose: «En tus manos encomiendo mi espíritu»

- Jesús, desde su Bautismo en el Jordán, fue un «consagrado por el Espíritu», de modo que cada una de sus palabras, opciones, gestos y actitudes se convierten en transparencia y revelación del Padre. También los bautizados somos templos del Espíritu, somos sagrados, pertenecemos a Dios que nos ha elegido y nos envía. Y esto significa que continuamente podemos y debemos hacer presente a Dios en medio de todas nuestras cosas, consagrando el mundo, haciendo posible que se abra paso el bien, sobre todo allí donde hay más marginación, sufrimiento e injusticia.

Inspirado por el único Espíritu, todo el Pueblo de Dios participa de las funciones de Jesucristo, "Sacerdote, Rey  y Profeta", y tiene las responsabilidades de misión y servicio que se derivan de ellas (cf. CCC, 783-786). ¿Qué significa participar en el sacerdocio real y profético de Cristo? Significa hacer de sí mismo una oferta agradable a Dios (cf. Rm 12,1), dando testimonio a través de una vida de fe y de caridad (cf. Lumen Gentium, 12), poniéndola al servicio de los demás, siguiendo el ejemplo del Señor Jesús (ver Mt 20: 25-28; Jn 13: 13-17).

Papa Francisco, Mayo ‘18

- En la última noche con sus discípulos, Jesús hizo un Gesto que resumía toda su vida y daba sentido a su muerte: Una vida entregada, amante, servidora, agradecida, reconciliadora, fraternal, sacrificada, continuamente pendiente de lo que el Padre le pedía... y encomendó a sus discípulos que le tomaran el relevo, que vivieran y entregaran su vida como él, que hicieran «aquello mismo» en memoria suya, en su nombre.  De modo que estamos llamados a convertir nuestra vida en una continua celebración eucarística... que haga posible que, cuando nos reunamos en su nombre, el partir el pan sea expresión de que continuamente nos partimos, compartimos, repartimos y entregamos a los hermanos. Cada uno desde su situación existencial, desde su propia vocación y opción de vida, desde su propio ministerio y compromiso comunitario. 

Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf 


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