martes, 6 de febrero de 2018

SANTORAL DE HOY MARTES 6 DE FEBRERO 2018

María Teresa Bonzel, BeataMaría Teresa Bonzel, Beata
Fundadora, 6 de febrero
Ángel de Furci, BeatoÁngel de Furci, Beato
Presbítero Agustino, 6 de febrero
Dorotea y Teófilo, SantosDorotea y Teófilo, Santos
Mártires, 6 de febrero
Vedasto (Vaast) de Arras, SantoVedasto (Vaast) de Arras, Santo
Obispo, 6 de febrero
Guarino de Palestrina, SantoGuarino de Palestrina, Santo
Obispo, 6 de febrero
Alfonso María Fusco, SantoAlfonso María Fusco, Santo
Presbítero y Fundador, 6 de febrero
Francisco Spinelli, BeatoFrancisco Spinelli, Beato
Presbítero y Fundador, 6 de febrero
Mateo Correa Magallanes, SantoMateo Correa Magallanes, Santo
Presbítero y Mártir, 6 de febrero
Pedro Bautista BlásquezPedro Bautista Blásquez
Religioso y Mártir, 6 de febrero
Amando de Maastricht, SantoAmando de Maastricht, Santo
Obispo, 6 de febrero
Pablo Miki y compañeros, Santos y MártiresPablo Miki y compañeros, Santos y Mártires
Memoria Litúrgica, 6 de febrero

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 6 DE FEBRERO DEL 2018


Lecturas de hoy Martes de la 5ª Semana del Tiempo Ordinario
 Hoy, martes, 6 de febrero de 2018




Primera lectura
Lectura del primer libro de los Reyes (8,22-23.27-30):

En aquellos días, Salomón, en pie ante el altar del Señor, en presencia de toda la asamblea de Israel, extendió las manos al cielo y dijo: «¡Señor, Dios de Israel! Ni arriba en el cielo ni abajo en la tierra hay un Dios como tú, fiel a la alianza con tus vasallos, si caminan de todo corazón en tu presencia. Aunque, ¿es posible que Dios habite en la tierra? Si no cabes en el cielo y lo más alto del cielo, ¡cuánto menos en este templo que he construido! Vuelve tu rostro a la oración y súplica de tu siervo Señor, Dios mío, escucha el clamor y la oración que te dirige hoy tu siervo. Día y noche estén tus ojos abiertos sobre este templo, sobre el sitio donde quisiste que residiera tu nombre. ¡Escucha la oración que tu siervo te dirige en este sitio! Escucha la súplica de tu siervo y de tu pueblo, Israel, cuando recen en este sitio; escucha tú, desde tu morada del cielo, y perdona.»

Palabra de Dios


Salmo
Sal 83,3.4.5.10.11

R/. ¡Qué deseables son tus moradas, 
Señor de los ejércitos!

Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo. R/.

Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío. R/.

Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Fliate, oh Dios, en nuestro Escudo,
mira el rostro de tu Ungido. R/.

Vale más un día en tus atrios
que mil en mi casa,
y prefiero el umbral de la casa de Dios
a vivir con los malvados. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (7,1-13):

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos (los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas.) 
Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: «¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores?»
Él les contestó: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos." Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.»
Y añadió: «Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición. Moisés dijo: "Honra a tu padre y a tu madre" y "el que maldiga a su padre o a su madre tiene pena de muerte"; en cambio, vosotros decís: Si uno le dice a su padre o a su madre: "Los bienes con que podría ayudarte los ofrezco al templo", ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre, invalidando la palabra de Dios con esa tradición que os trasmitís; y como éstas hacéis muchas.»

Palabra del Señor





Comentario al Evangelio de hoy martes, 6 de febrero de 2018
José Luis Latorre, misionero claretiano




Queridos hermanos:

Jesús nos enseña que en la vida hay cosas esenciales y cosas secundarias, y que éstas nos pueden desviar de lo que es verdaderamente importante y da sentido a la vida. Ciertamente cumplir unas normas, realizar ritos o ceremonias, practicar unas costumbres de tradición está bien y nos da seguridad. Pero, ¿es eso lo más importante en nuestra vida? Si fuera así haríamos como los fariseos cuyos preceptos y normas son “tradición de los antiguos”, “tradición de los hombres”, “tradición vuestra” como dice el Evangelio de hoy, es decir ellos las han hecho y se las han trasmitido a sí mismos. Es verdad que todos podemos olvidarnos de las cosas esenciales y obsesionarnos por las cosas secundarias y no ver más allá; incluso podemos convertir lo secundario en fundamental.

En tiempos de desorientación como los nuestros puede sorprendernos la tentación de ir a la caza de seguridades y adherirnos a prácticas, ceremonias y costumbres “antiguas”, a “los maestros de antes”, a “lo nuestro” pensando que así somos fieles a Dios y no querer saber nada de los aires nuevos que el Espíritu está soplando.

La vida de Jesús fue de cosas sencillas y fundamentales: la amistad, la solidaridad, la justicia, la misericordia, el compartir, el trabajo de cada día, la simplicidad en el vestir y comer, el descanso, la sobriedad… Jesús vivió la vida desde dentro, desde el corazón que estaba fuertemente anclado en el Padre Providente que cuando creó el mundo “todo lo hizo muy bien”.  Jesús nos descubrió que del corazón del hombre sale lo bueno y lo malo; que la persona tiene la capacidad de transformar lo bueno en malo y lo malo en bueno.  Y la vida de Jesús es Evangelio, es decir la Buena Noticia predicada con palabras y obras. Es el Evangelio de la grandeza de las cosas pequeñas y sencillas de cada día que todos podemos hacer sin complicaciones. Pero todo esto vivido desde un corazón que cree  que Dios Padre se alegra y goza cuando las personas vivimos y disfrutamos de todo lo que Él ha hecho; un Dios Padre que quiere que todos –sin exclusión ni diferencia- disfruten de la obra de su creación;  un Dios Padre que hace salir el sol sobre  buenos y malos,  y envía la lluvia sobre el campo del justo y pecador, porque todos son sus hijos y a todos ama igualmente.

BUENOS DÍAS




lunes, 5 de febrero de 2018

ORACIONES A SANTA AGUEDA PARA PEDIR POR EL CÁNCER AL SENO Y NECESIDADES URGENTES


Oración a Santa Agueda para pedir por el Cáncer de Seno



Señor Jesús, que has querido que tu mártir santa Agueda sea invocada como especial abogada de aquellas mujeres que se ven aquejadas con enfermedades en sus senos y en tu clemencia y bondad, que supera toda razón humana, te has dignado escuchar los ruegos de tus siervos por mediación de tan gran santa.

Te doy gracias Señor por tu compasión y te pido que nos asista tu misericordia. Concede a cuantos se acercan a esta imagen de tu virgen santa Agueda, la paz que necesitan y el remedio que solo tú puedes dar y que libra al mal y al cuerpo de males y enfermedades.

Concédenos que los ruegos y méritos de santa Agueda ayuden a tantas almas que sufren afligidas en sus cuerpos el terrible mal del cáncer te encomiendo en especial a (nombrar a la persona que padece enfermedad).

Dígnate a escuchar nuestras súplicas, que son las que santa Agueda lleva en sus manos y te presenta. Concédeles el consuelo que necesitan y especialmente la curación que tanto anhelan, si es tu santa voluntad. Concédenos imitar a santa Agueda en la fortaleza, en la constancia y en la resignación, para que como ella podamos merecer una día la recompensa eterna de estar en la gloria, donde vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén





Oración a Santa Agueda para necesidades urgentes



¡Oh gloriosa virgen santa Águeda!
Humilde esclava del Señor de los señores
y magnánima apreciadora de su humildad.

Os ruego humildemente, me alcancéis
de vuestro dulce Esposo
un corazón muy humilde
y al mismo tiempo magnánimo,
que aprecie sobre todo lo creado
la gracia que mi señor Jesucristo
me mereció con el precio infinito
de su divina sangre.

Abogada os considero
de los verdaderos humildes,
así como lo mostrasteis premiando 
a una devota y humilde mujer,
que veneraba en su casa
vuestras sagradas reliquias,
y ensordeciendo dolorosamente a otra,
que con soberbia dijo,
no quería ir a vuestro sepulcro
a daros culto y veneración.

Haced, Santa mía,
que mis palabras, obras y traje
respiren y rebosen humildad;
y dadme una solución
para las necesidades que sufro,
que son urgentes y graves,
ya que Vos por generosa gracia,
siempre atendisteis a los necesitados
prestando protección y ayuda,
y asimismo sea mi corazón
tan magnánimo, que pierda,
si necesario fuere,
hasta la vida por mantener
la gracia de Dios, con la cual
alcance la eterna bienaventuranza.

Amén.




SANTA ÁGUEDA DE CATANIA, VIRGEN Y MÁRTIR, 5 DE FEBRERO


Hoy 5 de febrero es la fiesta de Santa Águeda de Catania, virgen y mártir
Redacción ACI Prensa






Hoy es la fiesta de Santa Águeda de Catania, virgen y mártir
Santa Águeda de Catania fue una virgen que murió mártir durante la persecución del emperador romano, Decio, en el siglo III.

Desde la antigüedad su culto se extendió por toda la Iglesia inmediatamente después de su martirio y el inicio de su veneración pública.

Santa Águeda nació en Catania, Sicilia, al sur de Italia, hacia el año 230. Como Santa Inés, Santa Cecilia y Santa Lucía, decidió conservarse virgen desde muy joven.

Durante la persecución de Decio, el gobernador Quinciano buscó enamorarla, sin embargo, Águeda rechazó todas sus propuestas. Por tal motivo, el romano la acusó de ser una mujer malvada y la subyugó a crueles torturas.

Según las Actas de su martirio, en primer lugar, el gobernador la llevó a una casa de mujeres de mala vida durante un mes, pero nada la hizo quebrantar su juramento de virginidad hecho a Dios. Luego, enfurecido, el romano ordenó que torturaran a la joven y que le cortaran los senos.

Se indica que esa noche se le apareció San Pedro, quien la sanó y la animó a sufrir por Cristo. Eventualmente, ella sucumbió a las repetidas crueldades practicadas sobre ella el 5 de febrero del año 251.

Según la tradición, en una erupción del volcán Etna, ocurrida un año después del martirio de Santa Águeda, la lava se detuvo milagrosamente cuando los pobladores pidieron su intercesión. Por eso la ciudad de Catania la tiene como patrona y las regiones aledañas al Etna la invocan como patrona y protectora contra fuego, rayos y volcanes.

Además de estos elementos, la iconografía de Santa Águeda suele presentar la palma (victoria del martirio) y algún símbolo o gesto que recuerde las torturas que padeció.

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 5 DE FEBRERO 2018


Lecturas de hoy Lunes de la 5ª Semana del Tiempo Ordinario
Hoy, lunes, 5 de febrero de 2018



Primera lectura
Lectura del primer libro de los Reyes (8,1-7.9-13):

En aquellos días, Salomón convocó a palacio, en Jerusalén, a los ancianos de Israel, a los jefes de tribu y a los cabezas de familia de los israelitas, para trasladar el Arca de la Alianza del Señor desde la Ciudad de David (o sea Sión). Todos los israelitas se congregaron en torno al rey Salomón en el mes de Etanín (el mes séptimo), en la fiesta de los Tabernáculos. Cuando llegaron los ancianos de Israel, los sacerdotes cargaron con el Arca del Señor, y los sacerdotes levitas llevaron la Tienda del Encuentro, más los utensilios del culto que había en la Tienda. El rey Salomón, acompañado de toda la asamblea de Israel reunida con él ante el Arca, sacrificaba una cantidad incalculable de ovejas y bueyes. Los sacerdotes llevaron el Arca de la Alianza del Señor a su sitio, el camarín del templo, al Santísimo, bajo las alas de los querubines, pues los querubines extendían las alas sobre el sitio del Arca y cubrían el Arca y los varales por encima. En el Arca sólo había las dos Tablas de piedra que colocó allí Moisés en el Horeb, cuando el Señor pactó con los israelitas al salir del país de Egipto, y allí se conservan actualmente. Cuando los sacerdotes salieron del Santo, la nube llenó el templo, de forma que los sacerdotes no podían seguir oficiando a causa de la nube, porque la gloria del Señor llenaba el templo. Entonces Salomón dijo: «El Señor quiere habitar en las tinieblas; y yo te he construido un palacio, un sitio donde vivas para siempre».

Palabra de Dios


Salmo
Sal 131, 6-7. 8-10

R/. Levántate, Señor, ven a tu mansión

Oímos que estaba en Éfrata, 
la encontramos en el Soto de Jaar: 
entremos en su morada, 
postrémonos ante el estrado de sus pies. R/.

Levántate, Señor, ven a tu mansión, 
ven con el arca de tu poder: 
que tus sacerdotes se vistan de gala, 
que tus fieles vitoreen. 
Por amor a tu siervo David, 
no niegues audiencia a tu Ungido. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (6,53-56):

En aquel tiempo, cuando Jesús y sus discípulos terminaron la travesía, tocaron tierra en Genesaret, y atracaron. Apenas desembarcados, algunos lo reconocieron, y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaba los enfermos en camillas. En la aldea o pueblo o caserío donde llegaba, colocaban a los enfermos en la plaza, y le rogaban que les dejase tocar al menos el borde de su manto; y los que lo tocaban se ponían sanos.

Palabra del Señor.




Comentario al Evangelio de hoy lunes, 5 de febrero de 2018
 José Luis Latorre, misionero claretiano


Queridos amigos:

La vida de Jesús es una continua itinerancia, es un ir de un lugar a otro, y siempre al encuentro de las personas; siempre movido por el deseo de hacer el bien, de curar, de sanar, de liberar al que más lo necesita y más marginado está. Jesús está lleno del Espíritu de Dios Padre que ama a todos los hombres y quiere su bien. Jesús se pone al alcance de las personas para hacerse “tocar” por ellas.

Acudían a Jesús todos los que se reconocían menesterosos, “gente que tenía cualquier mal”, los que estaban enfermos física, moral o psicológicamente. El que acudía a Jesús era porque había intuido que Dios estaba con Él; el que, tocado por el mismo Dios, percibía que las palabras y las obras de Jesús eran superiores a las que cualquier hombre pudiera decir y hacer; el que se daba cuenta de que, después de haber sentido en sí el efecto del encuentro con Jesús, descubría que Dios está con nosotros y para nosotros. Como dice Pedro: “Jesús de Nazaret fue un hombre acreditado por Dios ante vosotros con los milagros, prodigios y señales que Dios realizó por su medio, como bien sabéis” (Hch 2, 22).

Jesús curaba, así lo afirma insistentemente el Evangelio, pero también cura hoy. Pero la misión principal de Jesús es curar y sanar los corazones de los hombres de la hipocresía, el odio, el rencor, el orgullo, la avaricia, el fanatismo… de todos los males que corrompen al ser humano y le vuelven insensible e indiferente al sufrimiento de los demás y muy en especial al dolor de los más necesitados y marginados.

Marcos afirma “todos los que le tocaban quedaban curados” (Mc 6, 56). Acércate a Jesús para que Él cure y sane tu corazón de ese pecado que te inquieta, de esa debilidad que te hace caer, de esa adicción que poco a poco te destruye o al menos te aleja de tu familia y amigos. “Tú nos eres necesario, oh Cristo, oh Señor, oh Dios con nosotros” (Beato Pablo VI). Y sólo en Ti está la verdadera y plena paz y felicidad.

SANTORAL DE HOY LUNES 5 DE FEBRERO 2018

Iustus Takayama Ukon, BeatoIustus Takayama Ukon, Beato
Mártir, 5 de febrero
Pablo Miki y compañeros, SantosPablo Miki y compañeros, Santos
Mártires en Japón, 5 de enero
Lucas  de Demenna, SantoLucas de Demenna, Santo
Abad, 5 de febrero
Adelaida de Vilich, SantaAdelaida de Vilich, Santa
Abadesa, 5 de febrero
Isabel Canori Mora, BeataIsabel Canori Mora, Beata
Madre de familia, 5 de febrero
Jesús Méndez Montoya, SantoJesús Méndez Montoya, Santo
Sacerdote y Mártir, 5 de febrero
Felipe de Jesús, SantoFelipe de Jesús, Santo
Primer santo mexicano, 5 de febrero
Águeda o Ágata, SantaÁgueda o Ágata, Santa
Memoria Litúrgica, 5 de febrero
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