lunes, 11 de septiembre de 2017

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY LUNES 11 SEPTIEMBRE 2017


Lecturas de hoy Lunes de la 23ª semana del Tiempo Ordinario
11 de septiembre




Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (1,24–2,3):

Ahora me alegro de sufrir por vosotros: así completo en mi carne los dolores de Cristo, sufriendo por su cuerpo que es la Iglesia, de la cual Dios me ha nombrado ministro, asignándome la tarea de anunciaros a vosotros su mensaje completo: el misterio que Dios ha tenido escondido desde siglos y generaciones y que ahora ha revelado a sus santos. A éstos Dios ha querido dar a conocer la gloria y riqueza que este misterio encierra para los gentiles: es decir, que Cristo es para vosotros la esperanza de la gloria. Nosotros anunciamos a ese Cristo; amonestamos a todos, enseñamos a todos, con todos los recursos de la sabiduría, para que todos lleguen a la madurez en su vida en Cristo: ésta es mi tarea, en la que lucho denonadamente con la fuerza poderosa que él me da. Quiero que tengáis noticia del empeñado combate que sostengo por vosotros y los de Laodicea, y por todos los que no me conocen personalmente. Busco que tengan ánimos y estén compactos en el amor mutuo, para conseguir la plena convicción que da el comprender, y que capten el misterio de Dios. Este misterio es Cristo, en quien están encerrados todos los tesoros del saber y el conocer.

Palabra de Dios
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Salmo
Sal 61,6-7.9 

R/. De Dios viene mi salvación y mi gloria

Descansa sólo en Dios, alma mía, 
porque él es mi esperanza; 
sólo él es mi roca y mi salvación, 
mi alcázar: no vacilaré. R/.

Pueblo suyo, confiad en él, 
desahogad ante él vuestro corazón, 
que Dios es nuestro refugio. R/.

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Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,6-11):

Un sábado, entró Jesús en la sinagoga a enseñar. Había allí un hombre que tenía parálisis en el brazo derecho. Los escribas y los fariseos estaban al acecho para ver si curaba en sábado, y encontrar de qué acusarlo. 
Pero él, sabiendo lo que pensaban, dijo al hombre del brazo paralítico: «Levántate y ponte ahí en medio.» Él se levantó y se quedó en pie.
Jesús les dijo: «Os voy a hacer una pregunta: ¿Qué está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar a uno o dejarlo morir?»
Y, echando en torno una mirada a todos, le dijo al hombre: «Extiende el brazo.»
Él lo hizo, y su brazo quedó restablecido. Ellos se pusieron furiosos y discutían qué había que hacer con Jesús.

Palabra del Señor

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Queridos hermanos: 

La Palabra nos sirve de encuentro en este espacio desde el que se anuncia el misterio escondido desde siglos y revelado en Cristo, esperanza de la gloria. Él es el hombre libre que nos invita a recorrer su camino liberador. En el texto de Lucas de hoy, la curación del paralítico en sábado, contemplamos a quien es libre y libera, no por romper una norma o escandalizar, o dejarse llevar del “cambio por el cambio”. 

Contemplamos a Jesús, libre por el bien del hombre. La preocupación por la persona, la atención a la persona, la necesidad de la persona, es la prioridad para nuestro Dios. La liberación de todo ser humano es la prioridad de nuestro Dios. Esa liberación, que otros necesitan de manera más urgente, nos puede hacer también a nosotros libres, cuando nos implicamos en ella. 

De cualquier forma, es el Maestro, Jesús, un hombre libre , quien nos invita a buscar, encontrar y desarrollar su libertad . Una libertad a caro precio, el de su entrega voluntaria y total. ¡Señor, aumenta nuestra fe! Para que construyamos nuestra vida cristiana sobre la roca firme que tu Palabra segura nos ofrece. ¡Señor, aumenta nuestra fe! Para que la bondad que viene de ti se atesore en nuestro corazón y saquemos a relucir el bien. ¡Señor, aumenta nuestra fe! Para que las dificultades de la vida no puedan con nuestra firme decisión de llamarte Señor y hacer lo que tú nos digas. 


* Ciudadredonda

SAN JUAN GABRIEL PERBOYRE, PRESBÍTERO Y MÁRTIR, 11 SEPTIEMBRE

Juan Gabriel Perboyre, Santo
Presbítero y Mártir, 11 de septiembre 


Fuente: Clairval.com 



Presbítero y Mártir

Martirologio Romano: En la ciudad de Wuchang, de la provincia Hubei, en China, san Juan Gabriel Perboyre, presbítero de la Congregación de la Misión y mártir, que, dedicado a la predicación del Evangelio según costumbre del lugar, durante una persecución sufrió prolongada cárcel, siendo atormentado y, al fin, colgado en una cruz y estrangulado (1840).
Fecha de canonización: Beatificado el 10 de noviembre 1889 por el Papa León XIII, y canonizado por S.S. Juan Pablo II el 2 de junio de 1996.
Breve Biografía

La misión divina de la Iglesia se hace extensiva a toda la tierra y en todos los tiempos, según la frase de Jesús: Id, pues, y enseñad a todas las naciones. «Nuestra religión debe enseñarse en todas las naciones y propagarse incluso entre los chinos, a fin de que conozcan al verdadero Dios y posean la felicidad en el cielo», afirmaba con valentía San Juan Gabriel Perboyre, misionero en la China, ante un mandarín encargado de interrogarlo. Y este último agregó: «¿Qué puedes ganar adorando a tu Dios? - La salvación de mi alma, el cielo al que espero subir después de haber muerto».

El 2 de junio de 1996, con motivo de la canonización de San Juan Gabriel Perboyre, el Papa Juan Pablo II decía de él: «Tenía una única pasión: Cristo y el anuncio de su Evangelio. Y por su fidelidad a esa pasión, también él se halló entre los humillados y los condenados; por eso la Iglesia puede proclamar hoy solemnemente su gloria en el coro de los santos del cielo».

En 1817, a los 15 años de edad, Juan Gabriel ingresa, junto con su hermano mayor Luis, en el seminario menor de Montauban (Francia), dirigido por los Padres Lazaristas, hijos espirituales de San Vicente de Paúl. Allí siente el deseo de consagrarse a las misiones en países paganos. Después de terminar el noviciado en Montauban, lo mandan a París para realizar estudios de teología, y luego es ordenado sacerdote. En 1832, su hermano Luis, que se había embarcado como sacerdote lazarista hacia la misión de la China, muere de unas fiebres durante la travesía. Juan Gabriel anuncia inmediatamente a la familia su deseo de ocupar el sitio que la muerte de su hermano ha dejado vacante.

Pero sus superiores no lo consideran conveniente a causa de su frágil salud, y es nombrado vicedirector del seminario parisino de los Lazaristas. Como activo ayudante de un director de seminario ya mayor, sigue el principio de enseñar más con el ejemplo que con la palabra. Comunica de ese modo a los novicios su amor por Jesús: «Cristo es el gran Maestro de la ciencia. Es el único que da la verdadera luz... Solamente existe una cosa importante: conocer y amar a Jesucristo, pues no sólo es la luz, sino el modelo, el ideal... Así que no basta con conocerle, sino que hay que amarle... Solamente podemos conseguir la salvación mediante la conformidad con Jesucristo». Escribe lo siguiente a uno de sus hermanos: «No olvides que, ante todo, hay que ocuparse de la salvación, siempre y por encima de todo».

Sin embargo, en su corazón guarda el ardiente deseo de partir hacia las misiones; al mostrar a los seminaristas los recuerdos traídos hasta París del martirio de François-Régis Clet, les dice: «He aquí el hábito de un mártir... ¡cuánta felicidad si un día tuviéramos la misma suerte». Y les pide lo siguiente: «Rezad para que mi salud se fortifique y que pueda ir a la China, a fin de predicar a Jesucristo y de morir por Él».

Obtiene finalmente de sus superiores el favor de salir hacia la China, donde llega el 10 de marzo de 1836. Su celo por la salvación de las almas le ayuda a soportar el hambre y la sed para la mayor gloria de Dios. Sea de día o de noche, siempre está dispuesto a acudir donde se solicite su ministerio, de tal forma que las fatigas y las vigilias no cuentan en absoluto. Además, es asaltado por violentas tentaciones de desesperanza, pero Nuestro Señor se le aparece y lo consuela, y el gozo vuelve al alma del apóstol.

Víctima de los sufrimientos

En 1839 se desencadena una persecución contra los cristianos. El 15 de septiembre, el padre Perboyre y su hermano el padre Baldus se hallan en su residencia de Tcha-Yuen-Keou. De repente les avisan de que llega un grupo armado. Los misioneros huyen cada uno por su lado para no caer los dos en manos de los enemigos. Juan Gabriel se esconde en un espeso bosque, pero al día siguiente un desdichado catecúmeno lo traiciona por una recompensa de treinta taeles (moneda china). Los soldados le desgarran las vestiduras, lo visten con harapos, lo amordazan y se van a la posada a celebrar su arresto.

Interrogado por el mandarín de la subprefectura, Juan Gabriel responde con firmeza que es europeo y predicador de la religión de Jesús. Empiezan entonces a torturarlo, pero por temor a que sucumba lo sientan en una banqueta y le atan fuertemente las piernas. Así pasa la noche el piadoso padre, bendiciendo a Jesús por concederle el honor de padecer sus mismos sufrimientos. Trasladado a la prefectura, al cabo de un penosísimo viaje a pie, con grilletes en el cuello, en las manos y en los pies, sufre cuatro interrogatorios. Para obligarlo a hablar, lo ponen de rodillas durante muchas horas sobre cadenas de hierro. A continuación, lo cuelgan de los pulgares y le golpean en la cara cuarenta veces con suelas de cuero para obligarle a renegar de su fe. Pero, reconfortado por la gracia de Dios, lo sufre todo sin quejarse.

Después es trasladado a Ou-Tchang-Fou, ante el virrey, donde debe responder en una veintena de interrogatorios. El virrey quiere obligarlo en vano a caminar sobre un crucifijo. Lo golpean con correas de cuero y con palos de bambú hasta el agotamiento, o bien lo levantan a gran altura con la ayuda de poleas y lo dejan desplomarse hasta el suelo. Pero el alma del piadoso padre permanece unida a Dios. «¿Así que sigues siendo cristiano? - ¡Oh, sí¡ ¡Y me siento feliz por ello!». Finalmente, el virrey lo condena al estrangulamiento; pero como quiera que la sentencia no puede ejecutarse hasta que sea ratificada por el emperador, Juan Gabriel Perboyre sigue en prisión durante algunos meses.

¡Irreconocible! 

Ningún cristiano había podido llegar junto a él mientras los mandarines lo torturaban; sin duda se vanagloriaban con la esperanza de que, al privarlo de cualquier ayuda, conseguirían vencer su constancia con mayor facilidad. Pero esa severa consigna es suavizada después del último interrogatorio. Uno de los primeros en poder penetrar en la cárcel es un religioso lazarista chino llamado Yang. ¡Qué desgarrador espectáculo aparece ante su mirada! Enmudece, derrama abundantes lágrimas y apenas consigue dirigir unas palabras al mártir. El padre Juan Gabriel desea confesarse, pero dos oficiales del mandarín que se hallan constantemente a su lado se lo impiden. Ante la petición de un cristiano que acompaña al padre Yang, consienten en apartarse un poco, y el misionero puede entonces confesarse.

Los demás prisioneros, encarcelados a causa de delitos comunes, testigos de la piadosa vida del padre Juan Gabriel, no tardan en apreciarlo; ideas hasta entonces desconocidas se abren paso en sus endurecidas almas. Admiradores de tantas virtudes, proclaman que tiene derecho a todo tipo de respeto. Él, por su parte, se halla completamente feliz en medio de los sufrimientos, porque lo vuelven más conforme con su divino modelo.

« Es todo lo que deseaba »

Por fin, el 11 de septiembre de 1840, después de un año entre grilletes y torturas, es conducido hasta el lugar de la ejecución. Le atan brazos y manos a la barra transversal de una horca en forma de cruz, y le sujetan ambos pies a la parte baja del poste, sin que toquen el suelo. El verdugo le pone en el cuello una especie de collar de cuerda en el que introduce un trozo de bambú. Con calculada lentitud, el verdugo aprieta dos veces la cuerda alrededor del cuello de la víctima. Una tercera torsión más prolongada interrumpe la plegaria continua del mártir, haciéndolo entrar en el inmenso y eterno gozo de la corte celestial. Tiene 38 años. Una cruz luminosa aparece en el cielo, visible hasta Pekín. Ante el asombro de todos, contrariamente a lo que sucede con los rostros de los ajusticiados por estrangulamiento, el de Juan Gabriel está sereno y conserva su color natural.

«El mártir da testimonio de Cristo, muerto y resucitado, al cual está unido por la caridad. Da testimonio de la verdad de la fe y de la doctrina cristiana» (CIC, 2473). El sacrificio de San Juan Gabriel Perboyre produjo muchos frutos espirituales, muchos de los cuales son visibles: al igual que él, muchos cristianos chinos dieron su vida por Cristo, y la religión cristiana se desarrolló en China hasta requerir la construcción de catorce vicarías apostólicas. Más recientemente, las persecuciones del régimen comunista no han conseguido extinguir la fe.

San Juan Gabriel nos recuerda a nosotros mismos que «Todos los fieles cristianos, dondequiera que vivan, están obligados a manifestar con el ejemplo de su vida y el testimonio de su palabra al hombre nuevo de que se revistieron por el bautismo y la fuerza del Espíritu Santo que les ha fortalecido con la confirmación» (CIC, 2472). Ese testimonio no siempre conduce al martirio de la sangre, pero supone la aceptación de la cruz de cada día. Empeñémonos en llevarla con amor, con la ayuda de la Santísima Virgen, y alcanzaremos el cielo, arrastrando con nosotros multitud de almas: «Más allá de la cruz, no hay otra escala por la que podamos subir al cielo» (Santa Rosa de Lima). Es la gracia que, en este comienzo de año, pedimos a San José, para Usted y para todos sus seres queridos, vivos y difuntos.

SANTORAL DE HOY LUNES 11 SEPTIEMBRE 2017

María Celeste Crostarosa, Beata
Fundadora, 11 de septiembre
Buenaventura de Barcelona (Miguel Butista Gran), BeatoBuenaventura de Barcelona (Miguel Butista Gran), Beato
Religioso Franciscano, 11 de septiembre
Francesco Giovanni Bonifacio, BeatoFrancesco Giovanni Bonifacio, Beato
Presbítero y Mártir, 11 de septiembre
Juan Gabriel Perboyre, SantoJuan Gabriel Perboyre, Santo
Presbítero y Mártir, 11 de septiembre
Pafnucio, SantoPafnucio, Santo
Obispo de Tebaida, 11 de septiembre

SEÑOR DE LOS MILAGROS DE BUGA, 11 DE SEPTIEMBRE


Hoy 11 de septiembre Colombia celebra al Señor de los Milagros de Buga


(ACI).- Cuenta la tradición que por el año 1580 Buga era un pequeño caserío, en el valle del Cauca (Colombia), y que al lado izquierdo del río Buga había un ranchito de paja en el que vivía una india anciana con el oficio de lavandera. 

Aquella mujer era muy piadosa y estaba ahorrando dinero para comprarse una imagen de Cristo. El día que iba a llevar su dinero al párroco para que le consiguiera la imagen, pasó llorando un honrado padre de familia, a quien iban a meter a la cárcel porque debía un dinero y no tenía con qué pagarlos. 

La buena mujer le dio al pobre necesitado todo su dinero ahorrado y aquel hombre, lleno de alegría, le deseó que Dios la bendijera y le ayudara mucho. 

Días después la anciana lavaba ropa en el río cuando una ola llevó hasta ella un pequeño crucifijo de madera. Primero se sorprendió porque por ahí no vivía nadie, pero seguidamente, llena de gozo, se dirigió a su choza e improvisó un pequeño altar en el que colocó al Santo Cristo que le había llegado misteriosamente.

Una noche la mujer oyó golpecitos en el lugar donde se encontraba la imagen y se sorprendió al ver que la imagen había crecido notablemente. Pocos días después se dio cuenta que la imagen tenía ya cerca de un metro de estatura.

Fue y le avisó al Párroco y a los señores más importantes del pueblo, quienes constataron lo que ella les había dicho y que era muy difícil que la anciana hubiera podido conseguir un crucifijo de esas proporciones por lo que no se podía explicar naturalmente la presencia allí de la imagen.

Los devotos empezaron a quitarle pequeños pedazos de madera para llevárselos como reliquia y poco a poco la imagen se fue deformando también porque todos la tocaban con sus manos sudorosas. Por lo que ya no era bien vista por los amigos del arte y causaba repulsión. Entonces llegó un visitador especial que mandó que la imagen fuera quemada y destruida por el fuego.

Al ser echada a las llamas empezó a sudar de tal manera que los vecinos empapaban sus algodones con aquel sudor y se los llevaban como reliquias y obtenían curaciones. Cuando terminó de sudar, la Sagrada imagen se había vuelto más hermosa de lo que estaba antes.

Más adelante el ranchito de la anciana se convirtió en sitio de oración y peregrinación, produciéndose numerosos milagros por lo que la imagen es conocida como “El Señor de los Milagros”.

Después de la muerte de la anciana, con el tiempo, las aguas del río cambiaron de cauce, dejando el sitio libre para que se construya un templo más grande al Santo Cristo, que en un principio era un pequeño edificio llamado la ermita.

En 1907 se erigió y consagró un nuevo templo gracias a las donaciones de los devotos y en 1937 el Papa Pío XI por medio de su secretario, el Cardenal Pacelli (futuro Pío XII), expidió un decreto con el que al templo del Señor de los Milagros de Buga se le concedía título de Basílica. La fiesta de esta milagrosa imagen es el 11 de septiembre.

NUESTRA SEÑORA DE COROMOTO, PATRONA DE VENEZUELA, 11 SEPTIEMBRE


Nuestra Señora de Coromoto
Patrona de Venezuela
11 de septiembre




Los españoles llegaron a la región de Guanare hacia fines del siglo XVI. El 3 de noviembre de 1591, el Capitán Juan Fernández de León, fundó la ciudad del Espíritu Santo del Valle de San Juan de Guanaguanare, hoy ciudad de Guanare. La villa fue trasladada al lugar donde se encuentra hoy en el siglo XVII.

 Nuestra Señora de CoromotoLa historia de como comenzó la devoción a la Virgen de Coromoto se centra en un grupo de indígenas de la región, la tribu de "los Coromotos".

Esta tribu, con la llegada del hombre blanco, decidió partir del lugar para poder continuar con sus costumbres. Abandonaron sus tierras y se dirigieron al noroeste de la ciudad de Guanare, a un paraje cercano a la ribera del río Tucupido, donde por muchos años, vivieron apartados de la ciudad.

Según cuenta la tradición, en el año 1651, la Santísima Virgen se le apareció al cacique de los Coromotos y a su familia, les habló en su idioma diciendo: "Salgan del bosque y vayan donde están los blancos para que reciban el agua sobre la cabeza y puedan entrar en el cielo".

El cacique, impresionado por el suceso y queriendo cumplir con los deseos de la Señora, comunicó las noticias de la aparición al español Juan Sánchez, quien pasaba por ese lugar porque estaba de viaje.

Ambos se pusieron de acuerdo y los indígenas fueron a vivir en un sector de tierra formado por el ángulo de la confluencia de los ríos Tucupido y Guanaguanare.

El español informó a las autoridades de la Villa lo que había ocurrido y ellas dispusieron que los indígenas se quedasen en ese lugar, y nombraron a Juan Sánchez como su encomendero. Allí vivieron por un tiempo para ser instruidos en la religión cristiana. Pero el cacique no logró adaptarse a su nueva forma de vida y decidió volver al bosque, junto a su familia.

Antes de que se marcharse el cacique, un suceso marcaría el comienzo de la devoción a la Santísima Virgen de Coromoto. El 8 de septiembre de 1652, la Virgen nuevamente se le apareció al indígena, rodeada de un aura luminosa. El cacique le dijo: "¿Hasta cuándo me quieres perseguir, ya no he de hacer lo que me mandas". La Señora avanzó suavemente hacia él, el cacique trató de echarla de su choza y extendió su mano como para atraparla, ella en ese momento desapareció, en el puño cerrado del indígena quedó una pequeña estampa con la imagen de la Virgen.

Después de ocurrir la aparición, el cacique partió al bosque, y la tradición nos dice que antes de morir se convirtió al cristianismo.

Al enterarse de lo ocurrido, Juan Sánchez mandó que fuese recogida la imagen, la cual colocó en su casa. Allí la Virgen era venerada por todos los pobladores de la región de Guanare. En el año 1654, por orden del vicario Diego de Lozano, la imagen fue llevada al templo de la ciudad de Guanare.

El 1º de mayo de 1942 fue declarada Patrona de Venezuela por el Episcopado Nacional de ese país. El 7 de octubre de 1944, S. S. Pío XXII, la declaró "Celeste y Principal Patrona de toda la República de Venezuela", su coronación canónica se celebró en 1952. El Santuario Nacional a la Virgen de Coromoto fue declarado Basílica por S. S. Pío XII el 24 de mayo de 1949.

Su fiesta se celebra tres veces al año, el 2 de febrero y el 8 y 11 de septiembre.

FELIZ SEMANA!!




sábado, 9 de septiembre de 2017

SAN PEDRO CLAVER, 9 DE SEPTIEMBRE


9 de Septiembre

San Pedro Claver

San Pedro ClaverDe Petru, masculino de petra: "Piedra, roca", en griego

Nació en Verdú, Cataluña, el 25 de junio de 1581 y murió en Cartagena, Colombia, en 1654. Ingresó a la Compañía de Jesús y estudió en Palma de Mallorca y en Barcelona; y , desde 1610, en Cartagena, hasta su ordenación en 1615. Se dedicó a atender esclavos con su cuidado médico, consejo, visitas, catequesis y misiones populares; a eso añadió penitencias corporales, con flagelo y cilicio y ayunos hasta su muerte durante una epidemia. Fue considerado santo en vida. Fue beatificado por Pío IX, el 16 de julio de 1850; y canonizado por León XIII, el 15 de junio de 1888. Se le considera Patrón de Cartagena y protector de la población negra y de la servidumbre. Se le presenta en la iconografía con la sotana negra y con un crucifijo y uno o más negritos cerca, por atributos.

SANTORAL DE HOY SÁBADO 9 SEPTIEMBRE 2017

Toribia (María de la Cabeza), BeataToribia (María de la Cabeza), Beata
Laica, 9 de septiembre
Jacobo Desiderio Laval, BeatoJacobo Desiderio Laval, Beato
Presbítero, 9 de septiembre
Francisco Gárate Aranguren, BeatoFrancisco Gárate Aranguren, Beato
Religioso, 9 de septiembre
María Eutimia (Emma) Üffing, BeataMaría Eutimia (Emma) Üffing, Beata
Religiosa, 9 de septiembre
Pedro Bonhomme, BeatoPedro Bonhomme, Beato
Presbítero y Fundador, 9 de septiembre
Pedro Claver, SantoPedro Claver, Santo
Memoria Litúrgica, 9 de Septiembre

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY SÁBADO 9 SEPTIEMBRE 2017


Lecturas de hoy Sábado de la 22ª semana del Tiempo Ordinario



Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (1,21-23):

Antes estabais también vosotros alejados de Dios y erais enemigos suyos por la mentalidad que engendraban vuestras malas acciones; ahora, en cambio, gracias a la muerte que Cristo sufrió en su cuerpo de carne, Dios os ha reconciliado para haceros santos, sin mancha y sin reproche en su presencia. La condición es que permanezcáis cimentados y estables en la fe, e inamovibles en la esperanza del Evangelio que escuchasteis. En el mismo que se proclama en la creación entera bajo el cielo, y yo, Pablo, fui nombrado su ministro.

Palabra de Dios

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Salmo
Sal 53,3-4.6.8

R/. Dios es mi auxilio

Oh Dios, sálvame por tu nombre, 
sal por mi con tu poder. 
Oh Dios, escucha mi súplica, 
atiende a mis palabras. R/.

Pero Dios es mi auxilio, 
el Señor sostiene mi vida. 
Te ofreceré un sacrificio voluntario, 
dando gracias a tu nombre, que es bueno. R/.

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Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,1-5):

Un sábado, Jesús atravesaba un sembrado; sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas con las manos, se comían el grano. 
Unos fariseos les preguntaron: «¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?» 
Jesús les replicó: «¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios, tomó los panes presentados, que sólo pueden comer los sacerdotes, comió él y les dio a sus compañeros.» 
Y añadió: «El Hijo del hombre es señor del sábado.»

Palabra del Señor

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Enséñanos a mirar para saber elegir

¡Qué importante es saber mirar! Nuestra mirada siempre es selectiva. No tenemos capacidad para verlo todo en toda su verdad. Es imposible. Así que, lo sepamos o no, nuestros sentidos eligen e interpretan la realidad. El texto de hoy es un ejemplo claro. Tanto los fariseos como Jesús y sus discípulos eran judíos. Ambos conocían la Ley y el sábado. Ambos buscaban a Dios y querían ser fieles. Ambos habrían leído muchas veces aquello que hizo David cuando sus hombres sintieron hambre. Pero cada uno lo interpretó de una manera bien distinta. Una vez más, la preocupación humana por la letra pequeña, los legalismos, el cumplimiento estrecho. Y una vez más Jesús empeñado en abrirnos la mente, la mirada y el corazón; en ampliarnos la perspectiva, el “zoom” de nuestra vida. 

La cuestión no es dejar de cumplir el Sábado, día santo de descanso recordando que también Dios descansó tras crear cuanto existe. Tampoco hoy se tratará de volatizar la Tradición y los mandamientos. Más bien creo que Jesús nos invita a discernir en cada momento qué es lo fundamental y qué queda por detrás. El hombre es señor del sábado. Y un ser humano hambriento está por encima de un precepto religioso. ¿Nos lo creemos? Porque, por desgracia, dos mil años después, sigue habiendo preceptos y sigue habiendo mucha hambre.

No es casual que este texto siga inmediatamente a la discusión de ayer sobre el ayuno. Os comparto dos textos antiguos que pueden iluminar esta íntima relación entre lo fundamental y lo accesorio:

“El Abba Antonio decía: Un día en el que estaba yo sentado junto al Abba Arfat, hizo acto de presencia un asceta y dijo: “Padre, he ayunado por espacio de doscientas semanas, comiendo solamente cada seis días, he aprendido el Antiguo y el Nuevo Testamento ¿qué me queda por hacer? Le respondió el anciano: ¿Es para ti el menosprecio igual que el honor? No, respondió. ¿La pérdida como la ganancia, los extraños como los parientes, la indigencia como la abundancia? No, respondió. El anciano concluyó: “Tú, ni has ayunado doscientas semanas, ni has aprendido el Antiguo Testamento, te estás engañando a ti mismo”. (PADRES DEL DESIERTO).

Que el que ayuna entienda bien lo que es el ayuno; que preste atención al hambriento quien quiera que Dios preste atención a su hambre; que se compadezca quien espera misericordia; que tenga piedad quien la busca; que responda quien desea que Dios le responda a él. Es un indigno suplicante quien pide para sí lo que niega a otro [...] El ayuno no germina si la misericordia no lo riega, el ayuno se torna infructuoso si la misericordia no lo fecundiza: lo que es la lluvia para la tierra, eso mismo es la misericordia para el ayuno" (S. PEDRO CRISOLOGO, Sermón 43).


Fuente: Ciudadredonda

FELIZ SÁBADO!!


miércoles, 6 de septiembre de 2017

EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 6 SEPTIEMBRE 2017


Vigésimo segunda Semana del Tiempo Ordinario - Año Impar
6 de Septiembre 2017

“ Tú eres el Hijo de Dios ”



Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 1,1-8

Pablo, apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios, y el hermano Timoteo, a los santos que viven en Colosas, hermanos fieles en Cristo. Os deseamos la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre. En nuestras oraciones damos siempre gracias por vosotros a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, desde que nos enteramos de vuestra fe en Cristo Jesús y del amor que tenéis a todos los santos. Os anima a esto la esperanza de lo que Dios os tiene reservado en los cielos, que ya conocisteis cuando llegó hasta vosotros por primera vez el Evangelio, la palabra, el mensaje de la verdad. Éste se sigue propagando y va dando fruto en el mundo entero, como ha ocurrido entre vosotros desde el día en que lo escuchasteis y comprendisteis de verdad la gracia de Dios. Fue Epafras quien os lo enseñó, nuestro querido compañero de servicio, fiel ministro de Cristo para con vosotros, el cual nos ha informado de vuestro amor en el Espíritu.



Salmo
Sal 51,10.11 R/. Confío en tu misericordia, Señor, por siempre jamás

Pero yo, como verde olivo,
en la casa de Dios,
confío en la misericordia de Dios
por siempre jamás. R/.

Te daré siempre gracias
porque has actuado;
proclamaré delante de tus fieles:
«Tu nombre es bueno.» R/.



Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 4,38-44

En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, entró en casa de Simón. La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le pidieron que hiciera algo por ella. Él, de pie a su lado, increpó a la fiebre, y se le pasó; ella, levantándose en seguida, se puso a servirles. Al ponerse el sol, los que tenían enfermos con el mal que fuera se los llevaban; y él, poniendo las manos sobre cada uno, los iba curando.
De muchos de ellos salían también demonios, que gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios.»
Los increpaba y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías. Al hacerse de día, salió a un lugar solitario. La gente lo andaba buscando; dieron con él e intentaban retenerlo para que no se les fuese.
Pero él les dijo: «También a los otros pueblos tengo que anunciarles el reino de Dios, para eso me han enviado.»
Y predicaba en las sinagogas de Judea.



Reflexión del Evangelio de hoy
La Buena Noticia se predica y da frutos en el mundo entero


Inicia Pablo este escrito con el recuerdo de su condición de apóstol que debe a un llamado directo de Dios; a su tarea apostólica asocia a su amigo Timoteo y no duda en llamar santos a los cristianos de Colosas, que deben sentirse orgullosos  por su condición de creyentes y servicio a los demás. No silencia su gratitud porque la Palabra, que han recibido, ha florecido en ellos en la práctica habitual de las virtudes fundamentales: fe, que es unión fuerte con Cristo Jesús, la mejor razón de nuestro ser cristiano; caridad, que da a la fe la forma de hecho vital y se despliega en ayuda y cercanía solidaria con el hermano; estos dos pilares abocan en la esperanza, que, fundada en la Palabra, ese la evidente fuerza que nos habilita para vivir con evidente estilo cristiano. No tarda nada el apóstol para significar la indudable fuerza que la Palabra tiene en la comunidad cuando se le deja actuar; la Palabra, acogida con generosidad, fructifica siempre, pues va en las alas del Espíritu que es siempre dador de vida.

Tengo que anunciar el Reino de Dios, para eso me han enviado
La curación de la suegra de Pedro se describe como si se tratara de una expulsión demoníaca. Un exorcismo dibuja la curación; y el poder de Jesús se resalta con fuerza. A la curación sigue el servicio; ¿casualidad o coincidencia? Puede, pero en el evangelio no se da puntada sin hilo, y a toda manifestación de la fuerza salvadora de Jesús sigue la fuerza servicial que emana de la presencia del Maestro entre nosotros. El mal, sea físico o espiritual, deshumaniza a quien lo tiene; por eso, la cercanía del Señor en forma de curación es la presencia de Dios en el avatar de los humanos. Es la boca de los demonios la que proclama que Jesús es el Hijo de Dios, que Lucas lo lee como el Mesías de Israel. Y a diferencia de sus paisanos de Nazaret, los de Cafarnaún intentan retener al Maestro para que siga derrochando entre ellos el encanto de su Palabra; pero Jesús se evade de ellos, como hizo con sus paisanos. Reclama su condición de itinerante para, en libertad predicadora, anunciar el Evangelio del Reino a otras gentes, a otros pueblos.

El mejor elogio de Pablo a sus colaboradores es el de ser servidores del Evangelio, ¿la comunidad se afana en servir la causa evangélica?


Fr. Jesús Duque O.P.
Convento de Santo Domingo de Scala-Coeli (Córdoba)

SAN ELEUTERIO, ABAD, 6 DE SEPTIEMBRE

Eleuterio, Santo
Abad, 6 de septiembre 


Por: . | Fuente: Archidiócesis de Madrid 



Abad

Martirologio Romano: En Spoleto, región de la Umbría, san Eleuterio, abad, cuya sencillez y compunción de espíritu alabó el papa san Gregorio Magno († s. VI).
Breve Biografía

Fue un santo abad del monasterio de San Marcos Evangelista en Espoleto. Debió ser un hombre de grandes y probadas virtudes por los relatos que se conocen de su vida a través del gran Papa Gregorio Magno que fue contemporáneo, conocido personal, amigo y hasta una de las personas que salió beneficiada del trato con el santo abad. De hecho, cuenta San Gregorio de su amigo que, un buen día y con una sola bendición, el abad Eleuterio consiguió curarlo de un vehemente deseo de ingerir alimentos que él sufría. Además, refiere el mismo Papa, su santidad era tan grande que hasta llegó a resucitar un muerto.

Pero lo que llama la atención al relator de la vida del santo es un acontecimiento que tiene valor de ejemplaridad y estímulo para los hombres que, llenos de dificultades, limitaciones y pecados, viven soportando sus faltas de virtud y sufriendo los propios fracasos. Por eso la figura de este santo es más cercana, al ser víctima de su propio desmoronamiento.

Unas monjas habían confiado al santo abad la custodia de un niño atormentado por el Diablo. Como pasaran varios días sin notarse fenómenos extraños, el abad comentó a sus monjes que Satanás tenía asustadas a las pobres monjas, pero que ahora estaba con miedo y por eso no se manifestaba.

Al punto, el mal espíritu se apoderó del niño y de inmediato comenzó a maltratarlo.

Eleuterio cayó en la cuenta de que su expresión fue de soberbia y presunción. Lloró dolorido su pecado y pidió a los monjes oraciones y penitencias para que cesaran los embates del Demonio.

Una simple frase con un poco de vanidad hizo que Satanás se sintiese en terreno propio y se necesitase la oración y mortificación de todos para expulsarlo.

SANTOS CLETO Y DONACIANO, MÁRTIRES DEL SIGLO V, 6 SEPTIEMBRE 2017


Hoy 6 de septiembre es la fiesta de Santos Cleto y Donaciano, 
mártires del siglo V





(ACI).- Santos Cleto y Donaciano fueron obispos que vivieron en el siglo V. Cleto fue quemado vivo, mientras que Donaciano murió en el desierto deportado por el rey de los vándalos, Hunerico.

Los vándalos fueron un pueblo germano de Europa central. Su lengua pertenece a la rama germánica oriental que habitaban en las actuales Alemania y Polonia.

En el año 484, el rey Humerico ordenó que todas las iglesias cristianas del África fueran clausuradas y confiscados los bienes del clero para entregarlos al pueblo. Por mandato real, congregaron a los obispos en el palacio, después los condujeron lejos de la ciudad y les ordenaron a que marcharan solos hacia el destierro.

Ante tal injusticia, Donaciano y otros cuatro obispos de la provincia de Bisaseno, reunieron a numerosos cristianos para protestar frente a las puertas de la ciudad; el rey Humerico furioso por la revuelta, ordenó a sus soldados a matar y "aplastar" a quienes protestaban.

Donaciano y los cuatro obispos fueron brutalmente golpeados y se les condujo al desierto, donde quedaron abandonados para morir de hambre y sed.

San Cleto, Obispo de la Leptis Menor, considerado "un hombre celoso y muy sabio," y que se había ganado la enemistad de Humerico por su enérgica oposición al arrianismo, también fue encerrado en un calabozo estrecho, oscuro y pestilente, del cual lo sacaron al cabo de dos meses para quemarlo vivo.

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En el año 484, Humerico, rey arriano de los vándalos, ordenó que todas las iglesias cristianas del Africa fueran clausuradas y confiscados los bienes del clero para entregarlos al pueblo africano. Por mandato real, congregaron a los obispos en el palacio, siendo conducidos lejos de la ciudad, y ordenados a que marcharan solos hacia el destierro. Ante tal injusticia, Donaciano y otros cuatro obispos de la provincia de Bisaseno, reunieron a numerosos cristianos para protestar frente a las puertas de la ciudad; el rey Humerico furioso por la revuelta, ordenó a sus soldados a matar y "aplastar" a los quejosos. Donaciano y los cuatro obispos fueron brutalmente golpeados y, en estado lamentable, se les condujo al desierto, donde quedaron abandonados para morir de hambre y sed.

San Cleto, Obispo de la Leptis Menor, considerado "un hombre celoso y muy sabio," y que se había ganado la enemistad de Humerico por su enérgica oposición al arrianismo, también fue encerrado en un calabozo estrecho, oscuro y pestilente, del cual lo sacaron al cabo de dos meses para quemarlo vivo.

LOS SANTOS DE HOY MIÉRCOLES 6 SEPTIEMBRE 2017

Eleuterio, SantoEleuterio, Santo
Abad, 6 de septiembre
Magno de Füssen, SantoMagno de Füssen, Santo
Abad, 6 de septiembre
Onesiforo y Porfirio, SantosOnesiforo y Porfirio, Santos
Mártires, 6 de septiembre
Bertrán de Garrigue, SantoBertrán de Garrigue, Santo
Presbítero Dominico, 6 de septiembre

EL PENSAMIENTO DEL DÍA


martes, 5 de septiembre de 2017

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY MARTES 5 SEPTIEMBRE 2017


Vigésimo segunda Semana del Tiempo Ordinario - Año Impar
5 de septiembre 2017







Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 5, 1-6. 9-11

En lo referente al tiempo y a las circunstancias no necesitáis, hermanos, que os escriba. Sabéis perfectamente que el día del Señor llegará como un ladrón en la noche. Cuando estén diciendo: «Paz y seguridad», entonces, de improviso, les sobrevendrá la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta, y no podrán escapar. Pero vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas, para que ese día no os sorprenda como un ladrón, porque todos sois hijos de la luz e hijos del día; no lo sois de la noche ni de las tinieblas. Así, pues, no durmamos como los demás, sino estemos vigilantes y despejados.
Porque Dios no nos ha destinado al castigo, sino a obtener la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo; él murió por nosotros para que, despiertos o dormidos, vivamos con él. Por eso, animaos mutuamente y ayudaos unos a otros a crecer, como ya lo hacéis.


Salmo
Sal 26,1.4.13-14 R/. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R/.

Una cosa pido al Señor, eso buscaré:
habitar en la casa del Señor por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo. R/.

Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R/.


Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 4, 31-37

En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente. Se quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad.
Había en la sinagoga un hombre que tenía un demonio inmundo, y se puso a gritar a voces: «¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.»
Jesús le intimó: «¡Cierra la boca y sal!»
El demonio tiró al hombre por tierra en medio de la gente, pero salió sin hacerle daño.
Todos comentaban estupefactos: «¿Qué tiene su palabra? Da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen.» Noticias de él iban llegando a todos los lugares de la comarca.



Reflexión del Evangelio de hoy
“Despiertos o dormidos, vivamos con él”   


Jesús, que es “la luz del mundo”, ha iluminado para siempre todos los rincones de nuestra existencia. Desde que nacemos hasta que morimos y resucitamos. Gracias a Él somos “hijos de la luz e hijos del día; no lo sois de la noche ni de las tinieblas”. Por eso, encaramos nuestro destino último con serenidad, sabiendo que “Dios no nos ha destinado al castigo, sino a obtener la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo”. Y desde el fondo de nuestro corazón agradecido le decimos: “Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. El Señor es mi luz y mi salvación ¿a quién temeré?”.

Este saber nuestro glorioso y felicitante destino último nos hace vivir nuestro trayecto terreno de tal manera que “estemos vigilantes y vivamos sobriamente”. Lo que equivale a vivir con intensidad el camino que nos ha trazado Jesús, luchando para que la tierra se parezca cada vez más cielo prometido, donde el amor, la verdad, la ayuda mutua fraterna, la justicia, la paz, la honradez, la ternura, el gozo… sean la moneda corriente en nuestro discurrir diario. Desde nuestro “vivir con él, ya despiertos o dormidos” viviremos siempre con sentido, con esperanza, con ilusión.

“Hablaba con autoridad”
¿Cuándo una persona nos asombra? Una respuesta muy general: cuando hace algo positivo fuera de lo común, que los demás no suelen hacer. Jesús asombraba a sus contemporáneos porque “hablaba con autoridad”. Hablar con autoridad significa hablar creyéndose lo que dice y viviendo lo que dice. Eso hace creíble a quien habla así. Parece ser que, ni entonces ni ahora, había ni hay muchas personas en los diferentes ámbitos de la vida, pero nosotros tenemos que resaltar en el nuestro, el religioso, que hablaban y hablen con autoridad.

Jesús, que además de hombre era Dios, era el Hijo de Dios, a su hablar con autoridad añadía realizar signos que no están normalmente al alcance de nosotros, de nuestras fuerzas humanas, como el que nos relata el evangelio de hoy: expulsar un demonio inmundo del corazón de un hombre, liberándole así de una fuerte atadura. Todos los cristianos, principalmente a los que nos toca el ministerio de la palabra, tenemos que pedir a Jesús que cuando prediquemos el evangelio hablemos siempre con autoridad. Que los que nos escuchan, asombrados digan: se cree lo que dice y además lo vive. Así predicó Jesús.


Fray Manuel Santos Sánchez
Real Convento de Predicadores (Valencia)
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