viernes, 9 de septiembre de 2016

HOY SE INICIA LA NOVENA A SAN JOSÉ DE CUPERTINO, DEL 9 AL 17 DE SEPTIEMBRE



Hoy se inicia la novena a San José de Cupertino, conocido como el santo volador

 (ACI).-  La fiesta de San José de Cupertino que se celebra cada 18 de septiembre, ACI Prensa ofrece una novena de preparación en honor al patrono de estudiantes y conocido como el santo volador.

“Rezar, no cansarse nunca de rezar. Que Dios no es sordo ni el cielo es de bronce. Todo el que le pide, recibe”, afirmaba el franciscano que fue bendecido por Dios con muchos milagros que él siempre atribuía a la intercesión de la Santísima Virgen María.




Primer Día de la Novena a San José de Cupertino



Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición

Jesús, mi Señor y Redentor: Yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos, ofendí a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confió en que, por tu infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén.

Oración Inicial

Gloriosísimo San José de Cupertino, patrono de los estudiantes, no desprecies las súplicas que te dirijimos implorando tu auxilio en los exámenes de mis estudios. Alcánzame del Señor que, como verdadera fuente de luz y sabiduría, disipe las dos clases de tinieblas de mi entendimiento, el pecado y la ignorancia, instruyendo mi lengua y difundiendo en mis labios la gracia de su bendición. Dame agudeza para entender, capacidad para retener, método y facultad para aprender, sutileza para interpretar, y en el momento del examen, gracia y abundancia para hablar, acierto al empezar, dirección al progresar y perfección al acabar, si así conviene a la mayor gloria de Dios y provecho de mi alma. Amén.

Primer Día:

Máxima: “El que tiene fe es señor del mundo.”

Jaculatoria: San José de Cupertino, espejo de fe, ruega por mí.

(Meditar la Máxima y la Jaculatoria)

Padre Nuestro, Ave María y Gloria

Oración Final

Amable protector mío, San José de Cupertino, el estudio frecuentemente me resulta difícil, duro y aburrido. Tú puedes hacérmelo fácil y agradable. Tú que fuiste singularmente favorecido por Dios para superar las dificultades del estudio y de las preocupaciones de los exámenes, implora al Espíritu Santo que ilumine mi mente y fortalezca mi memoria en la búsqueda de su verdad y la sabiduría. Ayúdame especialmente en los momentos decisivos de todo tipo de prueba, protégeme del olvido y la ansiedad inquietante que a menudo me afectan. Amén

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.



Segundo Día de la Novena a San José de Cupertino

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición

Jesús, mi Señor y Redentor: Yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos, ofendí a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confió en que, por tu infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén.

Oración Inicial

Gloriosísimo San José de Cupertino, patrono de los estudiantes, no desprecies las súplicas que te dirijimos implorando tu auxilio en los exámenes de mis estudios. Alcánzame del Señor que, como verdadera fuente de luz y sabiduría, disipe las dos clases de tinieblas de mi entendimiento, el pecado y la ignorancia, instruyendo mi lengua y difundiendo en mis labios la gracia de su bendición. Dame agudeza para entender, capacidad para retener, método y facultad para aprender, sutileza para interpretar, y en el momento del examen, gracia y abundancia para hablar, acierto al empezar, dirección al progresar y perfección al acabar, si así conviene a la mayor gloria de Dios y provecho de mi alma. Amén.

Segundo Día:

Máxima: “Quien tiene esperanza en todo lugar, no hace poco.”

Jaculatoria: San José de Cupertino, espejo de esperanza, ruega por mí.

(Meditar la Máxima y la Jaculatoria)

Padre Nuestro, Ave María y Gloria

Oración Final

Amable protector mío, San José de Cupertino, el estudio frecuentemente me resulta difícil, duro y aburrido. Tú puedes hacérmelo fácil y agradable. Tú que fuiste singularmente favorecido por Dios para superar las dificultades del estudio y de las preocupaciones de los exámenes, implora al Espíritu Santo que ilumine mi mente y fortalezca mi memoria en la búsqueda de su verdad y la sabiduría. Ayúdame especialmente en los momentos decisivos de todo tipo de prueba, protégeme del olvido y la ansiedad inquietante que a menudo me afectan. Amén

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.



Tercer Día de la Novena a San José de Cupertino


Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición

Jesús, mi Señor y Redentor: Yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos, ofendí a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confió en que, por tu infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén.

Oración Inicial

Gloriosísimo San José de Cupertino, patrono de los estudiantes, no desprecies las súplicas que te dirijimos implorando tu auxilio en los exámenes de mis estudios. Alcánzame del Señor que, como verdadera fuente de luz y sabiduría, disipe las dos clases de tinieblas de mi entendimiento, el pecado y la ignorancia, instruyendo mi lengua y difundiendo en mis labios la gracia de su bendición. Dame agudeza para entender, capacidad para retener, método y facultad para aprender, sutileza para interpretar, y en el momento del examen, gracia y abundancia para hablar, acierto al empezar, dirección al progresar y perfección al acabar, si así conviene a la mayor gloria de Dios y provecho de mi alma. Amén.

Tercer Día:

Máxima: “Todo se debe hacer para volver propicia la misericordia divina hacia el prójimo.”

Jaculatoria: San José de Cupertino, fuente de caridad, ruega por mí.

(Meditar la Máxima y la Jaculatoria)

Padre Nuestro, Ave María y Gloria

Oración Final

Amable protector mío, San José de Cupertino, el estudio frecuentemente me resulta difícil, duro y aburrido. Tú puedes hacérmelo fácil y agradable. Tú que fuiste singularmente favorecido por Dios para superar las dificultades del estudio y de las preocupaciones de los exámenes, implora al Espíritu Santo que ilumine mi mente y fortalezca mi memoria en la búsqueda de su verdad y la sabiduría. Ayúdame especialmente en los momentos decisivos de todo tipo de prueba, protégeme del olvido y la ansiedad inquietante que a menudo me afectan. Amén

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.



Cuarto Día de la Novena a San José de Cupertino


Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición

Jesús, mi Señor y Redentor: Yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos, ofendí a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confió en que, por tu infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén.

Oración Inicial

Gloriosísimo San José de Cupertino, patrono de los estudiantes, no desprecies las súplicas que te dirijimos implorando tu auxilio en los exámenes de mis estudios. Alcánzame del Señor que, como verdadera fuente de luz y sabiduría, disipe las dos clases de tinieblas de mi entendimiento, el pecado y la ignorancia, instruyendo mi lengua y difundiendo en mis labios la gracia de su bendición. Dame agudeza para entender, capacidad para retener, método y facultad para aprender, sutileza para interpretar, y en el momento del examen, gracia y abundancia para hablar, acierto al empezar, dirección al progresar y perfección al acabar, si así conviene a la mayor gloria de Dios y provecho de mi alma. Amén.

Cuarto Día:

Máxima: “En cualquier tentación, no confiéis nunca en vosotros mismos; mas levantando la mirada al Crucifijo, apoyaos enteramente en el Salvador, y luego nada, temáis, que Dios no dejaré de seros fiel si vosotros permanecéis con El.”

Jaculatoria: San José de Cupertino, modelo de humildad, ruega por mi.

(Meditar la Máxima y la Jaculatoria)

Padre Nuestro, Ave María y Gloria

Oración Final

Amable protector mío, San José de Cupertino, el estudio frecuentemente me resulta difícil, duro y aburrido. Tú puedes hacérmelo fácil y agradable. Tú que fuiste singularmente favorecido por Dios para superar las dificultades del estudio y de las preocupaciones de los exámenes, implora al Espíritu Santo que ilumine mi mente y fortalezca mi memoria en la búsqueda de su verdad y la sabiduría. Ayúdame especialmente en los momentos decisivos de todo tipo de prueba, protégeme del olvido y la ansiedad inquietante que a menudo me afectan. Amén

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.




Quinto Día de la Novena a San José de Cupertino

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición

Jesús, mi Señor y Redentor: Yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos, ofendí a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confió en que, por tu infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén.

Oración Inicial

Gloriosísimo San José de Cupertino, patrono de los estudiantes, no desprecies las súplicas que te dirijimos implorando tu auxilio en los exámenes de mis estudios. Alcánzame del Señor que, como verdadera fuente de luz y sabiduría, disipe las dos clases de tinieblas de mi entendimiento, el pecado y la ignorancia, instruyendo mi lengua y difundiendo en mis labios la gracia de su bendición. Dame agudeza para entender, capacidad para retener, método y facultad para aprender, sutileza para interpretar, y en el momento del examen, gracia y abundancia para hablar, acierto al empezar, dirección al progresar y perfección al acabar, si así conviene a la mayor gloria de Dios y provecho de mi alma. Amén.

Quinto Día:

Máxima: “La obediencia es el más eficaz exorcismo contra el demonio.”

Jaculatoria: San José de Cupertino, modelo de prudencia, ruega por mí.

(Meditar la Máxima y la Jaculatoria)

Padre Nuestro, Ave María y Gloria

Oración Final

Amable protector mío, San José de Cupertino, el estudio frecuentemente me resulta difícil, duro y aburrido. Tú puedes hacérmelo fácil y agradable. Tú que fuiste singularmente favorecido por Dios para superar las dificultades del estudio y de las preocupaciones de los exámenes, implora al Espíritu Santo que ilumine mi mente y fortalezca mi memoria en la búsqueda de su verdad y la sabiduría. Ayúdame especialmente en los momentos decisivos de todo tipo de prueba, protégeme del olvido y la ansiedad inquietante que a menudo me afectan. Amén

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.



Sexto Día de la Novena a San José de Cupertino

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición

Jesús, mi Señor y Redentor: Yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos, ofendí a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confió en que, por tu infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén.

Oración Inicial

Gloriosísimo San José de Cupertino, patrono de los estudiantes, no desprecies las súplicas que te dirijimos implorando tu auxilio en los exámenes de mis estudios. Alcánzame del Señor que, como verdadera fuente de luz y sabiduría, disipe las dos clases de tinieblas de mi entendimiento, el pecado y la ignorancia, instruyendo mi lengua y difundiendo en mis labios la gracia de su bendición. Dame agudeza para entender, capacidad para retener, método y facultad para aprender, sutileza para interpretar, y en el momento del examen, gracia y abundancia para hablar, acierto al empezar, dirección al progresar y perfección al acabar, si así conviene a la mayor gloria de Dios y provecho de mi alma. Amén.

Sexto Día:

Máxima: “Quien tiene paciencia en todo lugar, no hace poco.”

Jaculatoria: San José de Cupertino, modelo de paciencia, ruega por mí.

(Meditar la Máxima y la Jaculatoria)

Padre Nuestro, Ave María y Gloria

Oración Final

Amable protector mío, San José de Cupertino, el estudio frecuentemente me resulta difícil, duro y aburrido. Tú puedes hacérmelo fácil y agradable. Tú que fuiste singularmente favorecido por Dios para superar las dificultades del estudio y de las preocupaciones de los exámenes, implora al Espíritu Santo que ilumine mi mente y fortalezca mi memoria en la búsqueda de su verdad y la sabiduría. Ayúdame especialmente en los momentos decisivos de todo tipo de prueba, protégeme del olvido y la ansiedad inquietante que a menudo me afectan. Amén

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.




Séptimo Día de la Novena a San José de Cupertino


Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición

Jesús, mi Señor y Redentor: Yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos, ofendí a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confió en que, por tu infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén.

Oración Inicial

Gloriosísimo San José de Cupertino, patrono de los estudiantes, no desprecies las súplicas que te dirijimos implorando tu auxilio en los exámenes de mis estudios. Alcánzame del Señor que, como verdadera fuente de luz y sabiduría, disipe las dos clases de tinieblas de mi entendimiento, el pecado y la ignorancia, instruyendo mi lengua y difundiendo en mis labios la gracia de su bendición. Dame agudeza para entender, capacidad para retener, método y facultad para aprender, sutileza para interpretar, y en el momento del examen, gracia y abundancia para hablar, acierto al empezar, dirección al progresar y perfección al acabar, si así conviene a la mayor gloria de Dios y provecho de mi alma. Amén.

Séptimo Día:

Máxima: “Los santos no se hacen en el Paraíso, sino en la tierra, por donde es necesario padecer en este mundo para poder gozar del Paraíso.”

Jaculatoria: San José de Cupertino, ejemplo de penitencia, ruega por mí.

(Meditar la Máxima y la Jaculatoria)

Padre Nuestro, Ave María y Gloria

Oración Final

Amable protector mío, San José de Cupertino, el estudio frecuentemente me resulta difícil, duro y aburrido. Tú puedes hacérmelo fácil y agradable. Tú que fuiste singularmente favorecido por Dios para superar las dificultades del estudio y de las preocupaciones de los exámenes, implora al Espíritu Santo que ilumine mi mente y fortalezca mi memoria en la búsqueda de su verdad y la sabiduría. Ayúdame especialmente en los momentos decisivos de todo tipo de prueba, protégeme del olvido y la ansiedad inquietante que a menudo me afectan. Amén

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Octavo Día de la Novena a San José de Cupertino


Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición

Jesús, mi Señor y Redentor: Yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos, ofendí a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confió en que, por tu infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén.

Oración Inicial

Gloriosísimo San José de Cupertino, patrono de los estudiantes, no desprecies las súplicas que te dirijimos implorando tu auxilio en los exámenes de mis estudios. Alcánzame del Señor que, como verdadera fuente de luz y sabiduría, disipe las dos clases de tinieblas de mi entendimiento, el pecado y la ignorancia, instruyendo mi lengua y difundiendo en mis labios la gracia de su bendición. Dame agudeza para entender, capacidad para retener, método y facultad para aprender, sutileza para interpretar, y en el momento del examen, gracia y abundancia para hablar, acierto al empezar, dirección al progresar y perfección al acabar, si así conviene a la mayor gloria de Dios y provecho de mi alma. Amén.

Octavo Día:

Máxima: “Refugio de pecadores, Madre de Dios, acuérdate de mi.”

Jaculatoria: San José de Cupertino, tesoro de gracia, ruega por mí.

(Meditar la Máxima y la Jaculatoria)

Padre Nuestro, Ave María y Gloria

Oración Final

Amable protector mío, San José de Cupertino, el estudio frecuentemente me resulta difícil, duro y aburrido. Tú puedes hacérmelo fácil y agradable. Tú que fuiste singularmente favorecido por Dios para superar las dificultades del estudio y de las preocupaciones de los exámenes, implora al Espíritu Santo que ilumine mi mente y fortalezca mi memoria en la búsqueda de su verdad y la sabiduría. Ayúdame especialmente en los momentos decisivos de todo tipo de prueba, protégeme del olvido y la ansiedad inquietante que a menudo me afectan. Amén

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.



Noveno Día de la Novena a San José de Cupertino


Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición

Jesús, mi Señor y Redentor: Yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos, ofendí a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confió en que, por tu infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén.

Oración Inicial

Gloriosísimo San José de Cupertino, patrono de los estudiantes, no desprecies las súplicas que te dirijimos implorando tu auxilio en los exámenes de mis estudios. Alcánzame del Señor que, como verdadera fuente de luz y sabiduría, disipe las dos clases de tinieblas de mi entendimiento, el pecado y la ignorancia, instruyendo mi lengua y difundiendo en mis labios la gracia de su bendición. Dame agudeza para entender, capacidad para retener, método y facultad para aprender, sutileza para interpretar, y en el momento del examen, gracia y abundancia para hablar, acierto al empezar, dirección al progresar y perfección al acabar, si así conviene a la mayor gloria de Dios y provecho de mi alma. Amén.

Noveno Día:

Máxima: “Siendo tú creado para amar y servir a Dios, te será pedida cuenta de si has amado a tu Creador.”

Jaculatoria: San José de Cupertino, hoguera de amor de Dios, ruega por mí.

(Meditar la Máxima y la Jaculatoria)

Padre Nuestro, Ave María y Gloria

Oración Final

Amable protector mío, San José de Cupertino, el estudio frecuentemente me resulta difícil, duro y aburrido. Tú puedes hacérmelo fácil y agradable. Tú que fuiste singularmente favorecido por Dios para superar las dificultades del estudio y de las preocupaciones de los exámenes, implora al Espíritu Santo que ilumine mi mente y fortalezca mi memoria en la búsqueda de su verdad y la sabiduría. Ayúdame especialmente en los momentos decisivos de todo tipo de prueba, protégeme del olvido y la ansiedad inquietante que a menudo me afectan. Amén

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

LOS SANTOS DE HOY VIERNES 9 DE SEPTIEMBRE 2016

Toribia (María de la Cabeza), BeataToribia (María de la Cabeza), Beata
Laica, 9 de septiembre
Jacobo Desiderio Laval, BeatoJacobo Desiderio Laval, Beato
Presbítero, 9 de septiembre
Francisco Gárate Aranguren, BeatoFrancisco Gárate Aranguren, Beato
Religioso, 9 de septiembre
María Eutimia (Emma) Üffing, BeataMaría Eutimia (Emma) Üffing, Beata
Religiosa, 9 de septiembre
Pedro Bonhomme, BeatoPedro Bonhomme, Beato
Presbítero y Fundador, 9 de septiembre
Pedro Claver, SantoPedro Claver, Santo
Presbítero, 9 de Septiembre

SAN PEDRO CLAVER, 9 DE SEPTIEMBRE


Hoy 9 de septiembre  la Iglesia celebra a San Pedro Claver, protector de la población negra
Por Abel Camasca


 (ACI).- "Ego Petrus Claver, etiopum semper servus (Yo Pedro Claver, de los negros esclavo para siempre)”, escribió una vez San Pedro Claver, quien como misionero en Cartagena (Colombia) se convirtió en protector de la población negra y de la servidumbre.

Pedro nació en Verdú (España) un 26 de junio de 1580. A sus 19 años ingresó a la Compañía de Jesús. Más adelante es enviado como misionero a Nueva Granada y ordenado sacerdote en Cartagena en 1616.

En las misiones se opuso  las injusticias de la esclavitud institucionalizada, en la que se vendía esclavos para todo tipo de trabajo forzado.

Mientras los esclavos se encontraban retenidos para ser comprados, Claver los instruía y bautizaba. Lo que le causó más de un problema. Llegó a ser incomprendido por la gente del pueblo y en algún momento hasta por sus superiores.

Sin embargo el Santo continuaba con su obra, convirtiéndose en un gran profeta del amor evangélico que no tiene fronteras, ni color. Partió a la Casa del Padre el 9 de septiembre de 1654 en el territorio de la actual Colombia.

San Juan Pablo II, quien visitó la tumba de este Santo en Cartagena en 1986 dijo que “hoy, como en el siglo XVII en que vivió Pedro Claver, la ambición del dinero se enseñorea del corazón de muchas personas y las convierte, mediante el comercio de la droga, en traficantes de la libertad de sus hermanos a quienes esclavizan con una esclavitud más temible, a veces, que la de los esclavos negros…”

“Como hombres libres a quienes Cristo ha llamado a vivir en libertad debemos luchar decididamente contra esa nueva forma de esclavitud que a tantos subyuga en tantas partes del mundo, especialmente entre la juventud, a la que es necesario prevenir a toda costa, y ayudar a las víctimas de la droga a liberarse de ella”, enfatizó.





Lucha por los esclavos

Al llegar a América, Pedro encontró la terrible injusticia de la esclavitud institucionalizada que había comenzado ya desde el segundo viaje de Colón el 12 de enero de 1510, cuando el rey mandó a emplear negros como esclavos. Se trata de una tragedia que envolvió a unos 14 millones de infelices seres humanos. Un millón de ellos pasaron por Cartagena. Los esclavos venían en su mayoría de Guinea, del Congo y de Angola. Los jefes de algunas tribus de esas tierras vendían a sus súbditos y sus prisioneros. En América los usaban en todo tipo de trabajo forzado: agricultura, minas, construcción.

Cartagena por ser lugar estratégico en la ruta de las flotas españolas se convirtió en el principal centro del comercio de esclavos en el Nuevo Mundo. Mil esclavos desembarcaban cada mes. Aunque se muriera la mitad en la trayectoria marítima, el negocio dejaba grandes ganancias. Por eso, las repetidas censuras del papa no lograron parar este vergonzoso mercado humano.

Pedro no podía cambiar el sistema. Pero si había mucho que se podía hacer con la gracia de Dios. Pero hacía falta tener mucha fe y mucho amor. Pedro supo dar la talla. En la escuela del gran misionero, el padre Alfonso Sandoval, Pedro escribió: "Ego Petrus Claver, etiopum semper servus" (yo Pedro Claver, de los negros esclavo para siempre". Así fue. San Pedro no se limitó a quejarse de las injusticias o a lamentarse de los tiempos en que vivía. Supo ser santo en aquella situación y dejarse usar por Jesucristo plenamente para su obra de misericordia. En Cartagena durante cuarenta años de intensa labor misionera se convirtió en apóstol de los esclavos negros. Entre tantos cristianos acomodados a los tiempos, él supo ser luz y sal, supo hacer constar para la historia lo que es posible para Dios en un alma que tiene fe.

A pesar de su timidez la cual tuvo que vencer, se convirtió en un organizador ingenioso y valiente. Cada mes cuando se anunciaba la llegada del barco esclavista, el padre Claver salía a visitarlos llevándoles comida. Los negros se encontraban abarrotados en la parte inferior del barco en condiciones inhumanas. Llegaban en muy malas condiciones, víctimas de la brutalidad del trato, la mala alimentación, del sufrimiento y del miedo. Claver atendía a cada uno y los cuidaba con exquisita amabilidad. Así les hacía ver que él era su defensor y padre.



Evangeliza a los esclavos

Los esclavos hablaban diferentes dialectos y era difícil comunicarse con ellos. Para hacer frente a esta dificultad, el padre Claver organizó un grupo de intérpretes de varias nacionalidades, los instruyó haciéndolos catequistas. Mientras los esclavos estaban retenidos en Cartagena en espera de ser comprados y llevados a diversos lugares, el padre Claver los instruía y los bautizaba. Los reunía, se preocupaba por sus necesidades y los defendía de sus opresores. Esta labor de amor le causó grandes pruebas. Los esclavistas no eran sus únicos enemigos. El santo fue acusado de ser indiscreto por su celo por los esclavos y de haber profanado los Sacramentos al dárselos a criaturas que apenas tienen alma. Las mujeres de sociedad de Cartagena rehusaban entrar en las iglesias donde el padre Claver reunía a sus negros.

Sus superiores con frecuencia se dejaron llevar por las presiones que exigían se corrigiesen los excesos del padre Claver. Este sin embargo pudo continuar su obra entre muchas humillaciones y obstáculos. Hacia además penitencias rigurosas. Carecía de la comprensión y el apoyo de los hombres pero tenía una fuerza dada por Dios.

Muchos, aun entre los que se sentían molestos con la caridad del padre Claver, sabían que hacia la obra de Dios siendo un gran profeta del amor evangélico que no tiene fronteras ni color. Era conocido en toda Nueva Granada por sus milagros. Llegó a catequizar y bautizar a más de 300,000 negros.




Su muerte

En la mañana del 9 de septiembre de 1654, después de haber contemplado a Jesús y a la Santísima Virgen, con gran paz se fue al cielo. Beatificado el 16 de Julio de 1850 por Pío IX. Canonizado el 15 de Enero de 1888 por León XIII junto con Alfonso Rodriguez. El 7 de julio de 1896 fue proclamado patrón especial de todas las misiones católicas entre los negros. El Papa Juan Pablo II rezó ante los restos mortales de San Pedro Claver en la Iglesia de los Jesuitas en Cartagena el 6 de julio de 1986.


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Fuente: Aciprensa

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 9 DE SEPTIEMBRE 2016


¿Podrá un ciego guiar a otro ciego?
Tiempo Ordinario

Lucas 6, 39-42. Tiempo Ordinairo. Busca hacer felices a los que viven a tu lado sin pensar en ti mismo. 


Por: Clemente González | Fuente: Catholic.net 




Del santo Evangelio según san Lucas 6, 39-42 
En aquel tiempo ponía Jesús a sus discípulos esta parábola: «¿Podrá un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? No está el discípulo por encima del maestro. Todo el que esté bien formado, será como su maestro. ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: "Hermano, deja que saque la brizna que hay en tu ojo", no viendo tú mismo la viga que hay en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna que hay en el ojo de tu hermano. 

Oración Introductoria
Padre mío, gracias por tu paciencia y por tu misericordia. Te pido perdón por las veces en que he ignorado tu presencia. Ayúdame a descubrir en esta oración los medios que tengo que concretar para ya no defraudarte y corresponder siempre a tu amor.

Petición
Dios mío, ayúdame a ser misericordioso y que no me atreva nunca a juzgar a los demás.

Meditación del Papa Francisco

El apelativo «hipócritas» que Jesús da varias veces a los doctores de la ley en realidad es dirigido a cualquiera, porque quien juzga lo hace en seguida, mientras que Dios para juzgar se toma su tiempo.

Quien juzga se equivoca, simplemente porque toma un lugar que no es suyo. Pero no solo se equivoca, también se confunde. Está tan obsesionado con lo que quiere juzgar, de esa persona -¡tan tan obsesionado!- que esa idea no le deja dormir. ... Y no se da cuenta de la viga que él tiene. Es un fantasioso. Y quien juzga se convierte en un derrotado, termina mal, porque la misma medida será usada para juzgarle a él. El juez que se equivoca de sitio porque toma el lugar de Dios termina en una derrota. ¿Y cuál es la derrota? La de ser juzgado con la medida con la que él juzga.

El único que juzga es Dios y a los que Dios da la potestad de hacerlo. Jesús, delante del Padre, ¡nunca acusa! Al contrario: ¡defiende! Es el primer Paráclito. Después nos envía el segundo, que es el Espíritu Santo. Él es defensor: está delante del Padre para defendernos de las acusaciones. ¿Y quién es el acusador? En la Biblia se llama «acusador» al demonio, satanás. Jesús nos juzgará, sí: al final de los tiempos, pero mientras tanto intercede, defiende. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 23 de junio de 2014, en Santa Marta).

Reflexión
Hoy vemos que la perseverancia en esa lucha por lograr unirse cada vez más a la voluntad santísima de Dios, pues en ello estriba la verdadera perfección, tiene su premio.

Aunque la vida esté llena de dificultades, desalientos y trabajos, también es verdad que es muy corta y que es pasajero el sufrir. Pronto llegará el fin de la jornada y ahí encontraremos el descanso y el premio si hemos sabido luchar por Jesucristo.

Qué hermoso programa el seguir a Cristo buscando hacer felices a los que viven a nuestro lado sin pensar en nosotros mismos y a la vez cuánta fuerza de voluntad y cuánta abnegación nos exige y qué premio tan grande nos conquista para el cielo. Ser viriles en la caridad, ser generosos y magnánimos, sin entregarnos a la estrechez tacaña de lo que es obligación estricta. Más allá comienza el amplio campo de la delicadeza y de las atenciones, del sacrificio y de la afabilidad ingeniosa para dar gusto a los demás en todo. Hay que llegar al detalle y no despreciar las pequeñas ocasiones de sacrificarse dando a nuestro hermano una muestra de atención, un rostro alegre, una palabra de aliento, una condescendencia en la conversación.

Hay que aprovechar esa vida tan pequeña, que es un punto en medio de la eternidad, pues al final nos espera el premio, la corona; nos espera la inefable dicha de poseer a Dios, a Jesús, con plenitud y sin temor de perderle más.

Propósito
Hacer el ejercicio constante de no juzgar la actuación de las personas con las que convivo.

Diálogo con Cristo
Señor, Tú me enseñas que nunca debo juzgar ni criticar a los demás. Haz que logre tratar a los demás como Tú me tratas Señor: comprendiendo sus limitaciones, disculpando sus faltas, poniendo atención a sus necesidades, sin guardar ningún rencor, ningún resentimiento, con la capacidad de ser misericordioso y bondadoso, siempre y con todos.

jueves, 8 de septiembre de 2016

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 8 DE SEPTIEMBRE 2016 - LA NATIVIDAD DE LA VIRGEN MARÍA


Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús
Solemnidades y Fiestas

Fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen. Bendito el día que vio nacer a la Santísima Virgen. ¡Feliz cumpleaños, María! 


Por: P . Clemente González | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Mateo 1, 18-23

El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: Dios con nosotros. 

Oración 
A María el Evangelio la llama bienaventurada, porque siempre creyó en el cumplimiento de la Palabra. Te suplico, Señor, que tu Santísima Madre, cuyo nacimiento celebramos hoy, interceda por mí para que sepa escucharte y creer en lo que hoy me quieres decir.

Petición
Dios mío, aumenta mi fe, para poder imitar a María en su fidelidad.

Meditación del Papa Francisco
El tema central en el Evangelio de Jesús es el Reino de Dios. Jesús es el Reino de Dios en persona, es el Emmanuel, Dios-con-nosotros. Es en el corazón del hombre donde el Reino, el señorío de Dios, se establece y crece. El Reino es al mismo tiempo don y promesa. Ya se nos ha dado en Jesús, pero aún debe cumplirse en plenitud. Por ello pedimos cada día al Padre: “Venga a nosotros tu reino”. […]Queridos jóvenes, elMagnificat, el cántico de María, pobre de espíritu, es también el canto de quien vive las Bienaventuranzas. La alegría del Evangelio brota de un corazón pobre, que sabe regocijarse y maravillarse por las obras de Dios, como el corazón de la Virgen, a quien todas las generaciones llaman “dichosa”. Que Ella, la madre de los pobres y la estrella de la nueva evangelización, nos ayude a vivir el Evangelio, a encarnar las Bienaventuranzas en nuestra vida, a atrevernos a ser felices. (Mensaje del Santo Padre Francisco para la XXIX Jornada Mundial de la Juventud 2014).
Reflexión
Según la liturgia, fue en el mes de septiembre que, hace más de veinte siglos, vino al mundo la Mujer destinada a ser Madre del Divino Salvador. Al recordar este nacimiento, venturoso entre todos para el género humano, lo invitamos a meditarlo en breve reflexión.

El nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo representó una honra incomparable para toda la humanidad. Guardadas las proporciones, también la venida de la Santísima Virgen al mundo dotó de particular nobleza al género humano. Fue Ella la creatura más perfecta hasta entonces nacida, concebida sin pecado original, a quien le fue dada, desde el primer instante de su ser, una superabundancia de gracias.

De esta manera se comprende, la afirmación de que María Santísima está para Nuestro
Señor, así como la luna para el sol: Ella representa la suave y amena luminosidad de la luna, y Él, la omnipotente y deslumbrante claridad del sol.

Hay sin duda, inmensa belleza en el despuntar del día del fulgurante astro. No obstante, en ciertas ocasiones, el aparecimiento de la luna tiene su encanto también, su poesía y su grandeza. La natividad de Nuestra Señora fue, para toda la humanidad, como un magnífico nacer de la luna: sol de las sombras, sol del reposo, sol de las largas meditaciones y de los extensos ejercicios del espíritu...

El cumpleaños del padre o de la madre son siempre un motivo de alegría que reúne a toda la familia para celebrarlo. Cada uno deja sus ocupaciones y trata de hacer feliz al festejado. Este signo externo trata de reflejar un sentimiento más profundo como es la gratitud y el amor. A nuestros padres debemos la vida. Ellos fueron el instrumento de Dios para concebirnos. Hoy celebramos el cumpleaños de nuestra madre del cielo, la Santísima Virgen María.

Como toda buena familia, la Iglesia se reúne para celebrar, festejar y agasajar a María.

Cuántas veces en nuestra vida familiar se suceden acontecimientos que, humanamente, carecen de una explicación lógica.

Cuántas veces en nuestras vidas no vemos claro, nos falta luz. Y sin embargo, Dios está ahí, como estuvo hace dos mil años en la vida de la Sagrada Familia de Nazaret.

Propósito
Celebrando el cumpleaños de la Virgen María, aprovechemos para renovar nuestra fe. Unámonos en familia en torno a ella y pidámosle que nos ayude a descubrir siempre la mano de Dios en nuestra vida. Que al igual que María y José, sepamos confiar en la Providencia buscando en todo servir y agradar a Dios.

Diálogo con Cristo
Gracias Jesús por dejarnos a María como madre y modelo de santidad. Quiero acercarme más a Ella para poder seguir mejor su ejemplo y así lograr que todo momento de mi existencia sea un paso para crecer en el amor a Dios y a mis hermanos.

8 DE SEPTIEMBRE, LA NATIVIDAD DE LA VIRGEN MARÍA, FELIZ CUMPLEAÑOS MARÍA!!


¡Feliz cumpleaños María!
8 de septiembre. Natividad de la Santísima Virgen.


Por: Tere Fernández | Fuente: Catholic.net 




La Natividad de la Santísima Virgen María, 8 de septiembre

La Virgen María fue la Madre de Jesús y, con este hecho, se cumplieron las Escrituras y todo lo dicho por los profetas. Dios escogió a esta mujer para ser la Madre de su Hijo. Con ella se aproximó la hora de la salvación. Por esta razón la Iglesia celebra esta fiesta con alabanzas y acciones de gracias.

Un poco de historia

El nacimiento de la Virgen María tuvo privilegios únicos. Ella vino al mundo sin pecado original. María, la elegida para ser Madre de Dios, era pura, santa, con todas las gracias más preciosas. Tenía la gracia santificante, desde su concepción.

Después del pecado original de Adán y Eva, Dios había prometido enviar al mundo a otra mujer cuya descendencia aplastaría la cabeza de la serpiente. Al nacer la Virgen María comenzó a cumplirse la promesa.

La vida de la Virgen María nos enseña a alabar a Dios por las gracias que le otorgó y por las bendiciones que por Ella derramó sobre el mundo. Podemos encomendar nuestras necesidades a Ella.

La fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María se comenzó a celebrar oficialmente con el Papa San Sergio (687-701 d.C.) al establecer que se celebraran en Roma cuaro fiestas en honor de Nuestra Señora: la Anunciación, la Asunción, la Natividad y la Purificación.

Se desconoce el lugar donde nació la Virgen María. Algunos dicen que nació en Nazaret, pero otros opinan que nació en Jerusalén, en el barrio vecino a la piscina de Betesda. Ahí, ahora, hay una cripta en la iglesia de Santa Ana que se venera como el lugar en el que nació la Madre de Dios.

Algo que no debes olvidar

María vino al mundo sin pecado original y con la gracia santificante.

La Virgen María fue escogida para ser la Madre de Dios.
La Virgen María fue pura y santa.

Al nacer la Virgen María se cumplió la promesa de Dios de que mandaría al mundo a una mujer de la que nacería el Salvador para liberarnos del pecado.

Cómo vivir la fiesta en familia 

Llevar flores a la Virgen en alguna capilla, en señal de que la amamos y dando gracias a Dios por haberla creado y escogido para esa gran misión.

Pedir a la Santísima Virgen María, para que nos consiga la gracia que más necesitemos en este momento de nuestra vida, como familia.


Oración

María, en este día que festejamos tu nacimiento, te pido que me ayudes a estar siempre cerca de ti y de tu Hijo Jesús.
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