jueves, 1 de septiembre de 2016

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 1 DE SEPTIEMBRE DEL 2016


Rema mar adentro y echa las redes 
Milagros



Lucas 5, 1-11. Tiempo Ordinario. Ojalá que nosotros, como Pedro, creamos en Jesús y obedezcamos su palabra. 


Por: P. Sergio A. Córdova LC | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Lucas 5, 1-11
Estaba Jesús en cierta ocasión a orillas del lago de Genesaret, y de repente se juntó un gentío para oír la palabra de Dios. Vio entonces dos barcas a la orilla del lago; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que la separara un poco de tierra. Se sentó y enseñaba a la gente desde la barca. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Rema hacia dentro del lago y echen las redes para pescar». Simón respondió: «Maestro, estuvimos toda la noche intentando pescar, sin conseguir nada; pero, sólo porque tú lo dices, echaré las redes». Lo hicieron y capturaron una gran cantidad de peces. Como las redes se rompían, hicieron señas a sus compañeros de la otra barca para que vinieran a ayudarlos. Vinieron y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se postró a los pies de Jesús diciendo: «Apártate de mí, Señor, que soy un pecador». Pues tanto Pedro como los que estaban con él quedaron asombrados por la cantidad de peces que habían pescado; e igualmente Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Entonces Jesús dijo a Simón: «No temas, desde ahora serás pescador de hombres». Y después de arrimar las barcas a tierra, dejaron todo y lo siguieron.

Oración introductoria 
Gracias, Señor, por revelarme tu corazón misericordioso. Tu Sagrado Corazón me da la confianza de regresar a Ti cada vez que caigo en el pecado. Sé que lo que más te puede ofender es que dude de tu misericordia, por eso en esta meditación, amado y buen Jesús, ayúdame a saber escucharte y descubrir cuál es tu voluntad para este día.

Petición
Dios mío, dame la fe que me convierta en un instrumento dócil que responda con prontitud a lo que quieras pedirme.

Meditación del Papa Francisco
El evangelio de hoy narra como Pedro confía en el Señor y tira las redes obteniendo una pesca milagrosa, tras una noche de trabajo en vano. La fe es un encuentro con Jesús y me gusta pensar que Jesús pasaba la mayor parte de su tiempo en las calles, con la gente, y al anochecer se retiraba solo a rezar.
El evangelio usa la misma palabra sobre esta gente, sobre el pueblo, los apóstoles, y Pedro: se quedaron asombrados. Y el pueblo sentía este estupor y decía: Él habla con autoridad. Nunca un hombre ha hablado así.
En cambio entre los que encontraban a Jesús había otro grupo que no dejaba entrar en sus corazones al asombro. Los doctores de la Ley hacían sus cálculos, tomaban distancia y decían; 'es inteligente, dice cosas verdaderas, pero a nosotros no nos conviene'.
Los mismos demonios confesaban que Jesús era el 'Hijo de Dios', pero como los doctores de la Ley y los malos fariseos no tenían la capacidad de asombrarse, estaban cerrados en su autosuficiencia, en su soberbia. Pedro reconoce que Jesús es el Mesías, pero confiesa que es un pecador. Los demonios llegan a decir la verdad sobre él. Mientras que los doctores de la Ley si bien dicen es inteligente, es un rabino capaz, hace milagros, no dicen somos soberbios, somos autosuficientes, somos pecadores. La incapacidad de reconocerse pecadores nos aleja de la verdadera confesión de Jesucristo. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 3 de septiembre de 2015, en Santa Marta).


Reflexión
"¡Que Dios es la mar de raro!..." es el título de un libro escrito hace ya algunos años por un sacerdote, pensador y periodista mexicano llamado Antonio Brambila. Y me pareció muy acertado este título para mi reflexión del día de hoy.

El padre Brambila explica en el prólogo de su libro el porqué de ese título. Cuenta que un día, hace ya mucho tiempo, atendía en dirección espiritual a una joven religiosa que estaba pasando por un momento muy difícil en su vocación, uno de esos períodos de desolación y de sequedad espiritual en los que el alma sufre bastante interiormente, pero que Dios nuestro Señor aprovecha, de un modo misterioso, para purificarla y acercarla más a Él. Y el padre le decía que Dios juega a las escondidas con sus hijos, que se les oculta para hacerse desear y buscar; y luego se les manifiesta para volverse a esconder; y que, durante nuestra vida en este mundo, muchas veces nos muestra su amor en forma de castigos que nos desconciertan y nos hacen llorar y sufrir... La religiosa, tras un momento de silencio, concluyó: "¡pues, la verdad, Dios es la mar de raro!".

Efectivamente, ¡la mar de raro! Rarísimo. Porque Dios es misterioso. Más aún, Él mismo es un misterio que no podemos comprender y en muchísimas ocasiones su modo de actuar nos sorprende, nos confunde y nos "destantea". ¡Parece ilógico y extraño! Ya el profeta Isaías nos decía que "los pensamientos de Dios no son nuestros pensamientos, ni sus caminos son nuestros camino." (Is 55, 8).

No entendemos, por ejemplo, por qué Dios permite el sufrimiento, máxime cuando el que sufre es una persona inocente. ¿Por qué el dolor de tanta gente pobre en tantos países del África, de Asia o de América Latina, y muchísimos de ellos a veces sin lo mínimo para subsistir? ¿Por qué tantas injusticias y abusos contra los pobres y débiles? Pensemos en las guerras, en las discriminaciones, en las persecuciones y segregaciones de pueblos enteros a causa del color, la religión, la raza, la cultura o su condición social. ¿Por qué tantos abusos de niños y mujeres, usados para la trata de blancas y un comercio brutalmente indigno y escandaloso? ¿Por qué tantos niños tronchados en el vientre de su propia madre antes de ver la luz del sol?

Tal vez también nosotros tengamos experiencias de sufrimiento en nuestra vida. Es tremendamente doloroso. ¿Por qué Dios permite la enfermedad o la muerte de un ser querido, sobre todo cuando aún es necesaria su presencia en este mundo? ¿Por qué el Señor permite a veces que sintamos el dolor terrible de la depresión, la soledad, la tristeza, el abandono? ¿Por qué ciertos problemas sin resolver, después de tantos años de haber luchado en vano por superarlos? ¿Por qué fracasan a veces los matrimonios, con tanto sufrimiento para la esposa, los hijos, los familiares? ¿Y por qué no se puede rehacer la propia vida con otro hombre o con otra mujer después de haber fallado el primer matrimonio religioso?..  Éstos y muchos otros interrogantes tocan a la puerta de nuestra alma sin encontrar suficientes respuestas.

El evangelio de este día no nos habla sobre el dolor, pero sí nos puede ofrecer alguna luz para tratar de comprenderlo y de aceptarlo.

San Lucas nos presenta hoy la escena de la pesca milagrosa. Nuestro Señor se halla en el lago y, después de predicar, le dice a Simón Pedro que reme mar adentro y que eche las redes para pescar. Simón era un experto pescador –ése era su oficio- y conocía perfectamente los lugares y las horas más oportunas para ello. Él sabía de sobra que se pesca durante la noche porque las aguas están tranquilas y los peces dormidos. Es más, se habían pasado la noche entera bregando ¡y no habían cogido ni un miserable charal! Y ahora llega este Jesús -todavía no conocía bien Pedro a nuestro Señor- y, sin conocer el arte y los gajes del oficio, le dice así, tranquilamente, que eche las redes para pescar...

"¡Pero, Señor –le pudo haber dicho Pedro— no es hora de pesca, ni el lugar ni las condiciones son apropiadas!...". Y humanamente tenía toda la razón. Cuando se callan las palabras de nuestra propia experiencia, de nuestras previsiones y cálculos humanos ("nos hemos pasado toda la noche bregando"); cuando hemos probado la amargura del fracaso o de la desilusión ("no hemos cogido nada"), entonces puede brotar el milagro: "Pero, en tu nombre echaré las redes". Esto es lo más maravilloso de todo. Y ya sabemos lo que pasó después.

En realidad, éste fue el verdadero milagro: que Pedro haya creído en Cristo y que, cuando todo era ilógico, adverso y contradictorio para la razón, haya aceptado la orden del Señor y haya obedecido. La pesca sobreabundante y las redes repletas fueron ya sólo una consecuencia. Para nuestro Señor no hay imposibles porque Él es Dios. El único imposible es que nuestra voluntad no quiera adherirse a lo que Él quiere Y el milagro está precisamente aquí.

Si echamos una hojeada a todo el evangelio, nos daremos cuenta de que siempre actúa así nuestro Señor: todos los milagros comienzan con la FE y es la única condición que Él pone para poder actuar. Sólo cuando aceptamos a Jesús con el corazón y doblamos las rodillas de nuestra mente, aunque humanamente no se vea nada, aunque el llanto explote en nuestra garganta y las lágrimas arrasen nuestros ojos, aunque tengamos que esperar contra toda esperanza humana y sangre el corazón... si creemos en Él y lo aceptamos, así como Dios nos visita, ¡es entonces cuando Jesús realiza el milagro!

Propósito
No es fácil. Necesitamos una fe muy grande. Y la fe es un don de Dios. ¡Pidámosle con humildad ese grandioso don!

Diálogo con Cristo
Ojalá que también nosotros, como Pedro, creamos en Ti, Señor y obedezcamos tu palabra: "¡Rema mar adentro y echa las redes para la pesca!". Y entonces veremos otro milagro en nuestra vida.

Preguntas o comentarios al autor  P. Sergio Cordova LC

LOS SANTOS DE HOY JUEVES 1 DE SEPTIEMBRE 2016

Terenciano de Todi, SantoTerenciano de Todi, Santo
Obispo y Mártir, Septiembre 1
Antonio Lahoz Gan, BeatoAntonio Lahoz Gan, Beato
Religioso y Mártir, 1 de septiembre
Pedro Esteban Hernández, BeatoPedro Esteban Hernández, Beato
Religioso y Mártir, 1 de septiembre
Lupo de Sens, SantoLupo de Sens, Santo
Obispo, Septiembre 1
Juana Soderini de Florencia, BeataJuana Soderini de Florencia, Beata
Terciaria Servita, Septiembre 1
José Samsó i Elias, BeatoJosé Samsó i Elias, Beato
Sacerdote y Mártir, 1 de septiembre
Gil o Egidio, SantoGil o Egidio, Santo
Ermitaño y Abad, 1 de septiembre
Josué, SantoJosué, Santo
Patriarca del A.T., Septiembre 1

miércoles, 31 de agosto de 2016

EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 31 DE AGOSTO 2016



Curación de la suegra de Pedro

Milagros de Jesús




Lucas 4, 38-44. Tiempo Ordinario. Cristo te cura de las enfermedades del alma, siempre está atento...solo tienes que pedirlo. 



Por: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net 




Del santo Evangelio según san Lucas 4, 38-44
En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de Simón estaba con mucha fiebre, y le rogaron por ella. Inclinándose sobre ella, conminó a la fiebre, y la fiebre la dejó; ella, levantándose al punto, se puso a servirles. A la puesta del sol, todos cuantos tenían enfermos de diversas dolencias se los llevaban; y, poniendo él las manos sobre cada uno de ellos, los curaba. Salían también demonios de muchos, gritando y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Pero Él, conminaba y no les permitía hablar, porque sabían que Él era el Cristo. Al hacerse de día, salió y se fue a un lugar solitario. La gente le andaba buscando y, llegando donde Él, trataban de retenerle para que no les dejara. Pero Él les dijo: También a otras ciudades tengo que anunciar la Buena Nueva del Reino de Dios, porque a esto he sido enviado. E iba predicando por las sinagogas de Judea.

Oración introductoria

Señor, yo también estoy buscándote en mi interior. Ayúdame a ver qué es lo que necesito cambiar para que aprecie y valore más tu presencia en mi vida. Yo también estoy enfermo, te pido que en esta oración te dignes hacer algo por mí. Creo en Ti, confío en Ti y te amo.

Petición
Jesús, dame la humildad para saber reconocer tu presencia en mi vida.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Una Misericordia en camino.
«También tengo que»… este «también tengo que» que pronunciaste con tus palabras me ilumina tanto. En verdad llevaste una vida de ininterrumpida entrega, de inmolación sin tregua, de continuo sacrificio. Contemplo y vuelvo a contemplar tu vida y no veo sino un corazón que nunca supo qué significaba no amar –a no ser que lo experimentase pasivamente, y cuánto dolor no te causó (y te causa).
Señor, no me cansaré de repetirlo y te doy gracias por sostenerme en esta ilusión: te pido un corazón semejante al tuyo, que sepa estimar las cosas con tu percepción, que sepa apreciar las situaciones con tu espíritu, mirar a las personas con tu perspectiva. Dame un corazón que antes se canse de vivir para sí mismo, que de entregarse a los demás. Hazme un corazón sencillo, que no entienda de egoísmos, de «mi tiempo», de los «yo quisiera que», «me gustaría más», «preferiría mejor»… hazme un corazón cuya única ilusión sea amar, sea dar, entregarse, dar testimonio verdadero del Amor. Dame un corazón valiente, que sepa superar los miedos o sobrellevarlos puesta la confianza en Ti. Un corazón que viva bajo la tensión del darse antes que la del buscarse. Dame un corazón que en entregarse totalmente encuentre su único descanso. Dame un corazón humilde, que sepa aprender de los demás, maravillarse, alegrarse, entristecerse, acompañar y elevar a todos hacia tu Amor.


Un corazón que camine cada instante hacia la cruz, tal como el tuyo, hasta consumirse por amor…
 «La Misericordia de nuestro Dios es infinita e inefable y expresamos el dinamismo de este misterio como una Misericordia “siempre más grande”, una Misericordia en camino, una Misericordia que cada día busca el modo de dar un paso adelante, un pasito más allá, avanzando sobre las tierras de nadie, en las que reinaba la indiferencia y la violencia.»
 (Homilía de S.S. Francisco, 24 de marzo de 2016).

Reflexión
Es admirable el trabajo de los médicos. Nunca tienen un rato de descanso, porque allí donde van, aunque sea a una fiesta, todo el mundo se acerca para hablarles de sus padecimientos y enfermedades.

Así me imagino también a Jesús. No había llegado todavía a casa de su amigo Pedro cuando ya le piden un milagro. Y por la tarde vinieron a suplicarle que sanara a otros enfermos. Y al salir el sol le seguían buscando incluso en el desierto.

¡Qué grande es el Corazón de Cristo! Qué paciente, las veinticuatro horas del día, sin pedir nada a cambio. La Palabra ablanda cualquier corazón, aunque sea más duro que las piedras.. Le apasionaba su misión. Sabía que tenía que aprovechar los tres años de vida pública y no se permitió ni un momento de reposo.

Esto nos enseña a tomarnos en serio nuestra vida. El tiempo que Dios nos ha concedido no puede tirarse a la basura con entretenimientos estériles. Hay mucho que hacer, y algún día nos pedirán cuentas de lo que hayamos hecho. Seguro que tienes varias tareas pendientes que están esperando su momento. ¿Y cuando llegará? Quién sabe.

Es cuestión de organizarse bien, de tener el día programado para rendir al máximo, aun sacrificando el tiempo dedicado a la televisión. Debemos ser exigentes con el uso de las horas. No pueden desperdiciarse, porque nunca más volverán.

Primero es necesario establecer una jerarquía. ¿Qué es lo más importante para mí? No hay que descuidar el trabajo, ni la familia, ni los momentos para Dios, ni las actividades que enriquezcan a los que viven en la misma ciudad o país. Sepamos sacarle el jugo a la vida que Dios nos ha regalado.

Propósito
Consolar a una persona enferma, más que con palabras, con mi cercanía serena y sincera.

Diálogo con Cristo
Señor, gracias por venir a mi casa en esta oración. Estoy agradecido por la atención personal que me das, especialmente cuando estoy enfermo y necesitado de tu gracia. Quiero corresponder rápidamente, como lo hizo la suegra de Pedro, sirviendo con alegría y prontitud a todos mis hermanos. El mundo está enfermo, muchos tienen una gran necesidad de Ti. Te ofrezco ser generoso y compartir la fuerza de tu presencia en mi vida.

SAN RAMÓN NONATO, PATRÓN DE LAS EMBARAZADAS Y PARTURIENTAS, 31 DE AGOSTO


Hoy es la fiesta de San Ramón Nonato, patrón de las embarazadas y parturientas
Por Abel Camasca



 (ACI).- Se dice que San Ramón nació en una familia noble de España por el 1200. Se le dio el sobrenombre de “non natus” (no nacido) porque su madre murió en el parto, antes que él viera la luz. Por este hecho es tradicionalmente considerado patrón de las embarazadas, parturientas (las que van a dar a luz), parteras y recién nacidos. 

Ingresó a la orden de los Mercedarios, comunidad que acababa de fundar San Pedro Nolasco con la misión de rescatar a los cristianos que los musulmanes tomaban como prisioneros. Después de dos o tres años de sus votos perpetuos sucedió al fundador en el servicio de “rescatador de cautivos”.

Fue enviado al norte de África con una gran suma de dinero y rescató a muchos esclavos. Cuando se le acabaron los recursos económicos, San Ramón Nonato se ofreció como rehén por la libertad de algunos prisioneros que se encontraban en una difícil situación  y a punto de perder la fe.

Este sacrificio del Santo exasperó a los infieles y lo trataron con suma crueldad, pero no lo mataron porque el magistrado principal buscaba ganar mucho dinero con su rescate. San Ramón aprovechó el “trato humano” que le brindaban para poder salir a la calle, confortar a los cristianos y convertir musulmanes.


El gobernador al enterarse, lo condenó a morir empalado, pero por los intereses económicos, solo fue flagelado. Esto no desalentó al Santo, quien continuó ayudando y evangelizando. Como castigo se le azotó en las esquinas de la ciudad, le perforaron los labios con hierro candente y le pusieron un candado en la boca, cuya llave tenía sólo el gobernador.

Durante unos ocho meses San Ramón vivió en esta penosa situación hasta que San Pedro Nolasco pudo enviar a algunos miembros de la orden a rescatarlo.

San Ramón regresó a España por obediencia y más adelante fue nombrado cardenal por el Papa Gregorio IX. El Santo permaneció sencillo y no cambió ni sus vestidos, ni su pobre “celda” del convento de Barcelona.

Más adelante el Papa le pidió que fuera a Roma y emprendió el viaje como un religioso humilde. Al llegar a Cardona, a unos diez kilómetros de Barcelona, le sorprendió una violenta fiebre y partió a la Casa del Padre el 31 de agosto de 1240.

ORACIÓN A SAN RAMÓN NONATO POR UN FELIZ PARTO



Oración a San Ramón por un feliz parto


Oh excelso patrono, San Ramón, modelo de caridad para con los pobres y necesitados, aquí me tenéis postrado humildemente ante vuestros pies para implorar vuestro auxilio en mis necesidades.

Así como era vuestra mayor dicha ayudar a los pobres y necesitados en la tierra, socorredme, os suplico, oh glorioso San Ramón, en esta mi aflicción. A vos, oh glorioso protector acudo para que bendigáis al hijo que llevo en mi seno.

Protegedme a mí y al hijo de mis entrañas ahora y durante el parto que se aproxima. Os prometo educarlo según las leyes y mandamientos de Dios.

Escuchad mis oraciones, amante protector mío, San Ramón, y hacedme madre feliz de este hijo que espero dar a luz por medio de vuestra poderosa intercesión. Amén.

LOS SANTOS DE HOY MIÉRCOLES 31 DE AGOSTO 2016

Francisco Piani de Caldarola, Beato
Confesor, 31 de agosto
José de Arimatea y Nicodemo, SantosJosé de Arimatea y Nicodemo, Santos
Discípulos de Jesús, 31 de agosto
Aidano de Lindisfarne, SantoAidano de Lindisfarne, Santo
Obispo, 31 de agosto
Pedro (Pere) Tarrés, BeatoPedro (Pere) Tarrés, Beato
Sacerdote, 31 de agosto
Dominguito del Val, SantoDominguito del Val, Santo
Patrono de los monaguillos, 31 de agosto
Aristide Marciano, SantoAristide Marciano, Santo
Apologista, 31 de agosto
Ramón Nonato, SantoRamón Nonato, Santo
Cardenal, 31 de agosto

IMÁGENES DE SANTA MÓNICA Y SAN AGUSTÍN DE HIPONA




martes, 30 de agosto de 2016

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 30 DE AGOSTO 2016


El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido
Parábolas



Mateo 13, 44 - 46. Tiempo Ordinario. Quien encuentra en Dios su tesoro, hace todo por 


Por: P. Francisco Javier Arriola, LC | Fuente: Catholic.net 



Del Evangelio según san Mateo 13, 44-46
El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo. El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas; y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró.

Oración Introductoria
Dulce Huésped del alma, Espíritu Santo, ven a visitar mi corazón para que me ayudes a encontrar los verdaderos tesoros por los cuales vale la pena dejarlo todo. Hazme digno depositario de tus dones e ilumina mi mente y entendimiento para escuchar tus palabras en este momento de oración en el que vengo humildemente a pedirte tu ayuda. Santifica mi vida para ayudar a otros a encontrarte.

Petición
Corazón de Jesús lleno de bondad, llena mi corazón de amor por ti y por los demás. Concédeme conocerte para amarte y poseerte como mi único tesoro. Hazme instrumento de tu amor para que todos se beneficien de las riquezas de tu gracia.

 
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
 La verdadera riqueza es Dios.
 ¿Qué tesoro es tan valioso para vender todo lo que se tiene? ¿Qué merece desprenderse de cuanto se posee para conseguir otro bien? ¿Qué hallazgo puede producir inmensa alegría?  No cabe la menor duda que lo que encontró el hombre tiene un valor inestimable, inmedible, y lo más grande en valor, es el Reino de Dios, y por él se puede renunciar a todo, y ésta sería la mejor decisión tomada.
Quien encuentra un tesoro como éste, el Reino de los Cielos, debe dejarlo todo por él, y renunciar con alegría a lo que tiene terrenalmente, pues es indudable que no podemos comparar los bienes terrestres con la posesión de Dios, «Ustedes no pueden servir al mismo tiempo a Dios y al dinero» (Mt 6-24).


Jesús también nos agrega la parábola del comerciante de perlas. Ambas parábolas nos muestran que merece mucho la pena hacer un gran esfuerzo por conseguir algo muy valioso, como el Evangelio, como el amor de Cristo, como el Reino de Dios, con fe, veremos que la valoración de la posesión de Dios, que es el tesoro del que nos habla Jesús, no puede tener ninguna comparación.
Pero para poseer a Dios, debemos despojarnos de todo lo que aprisiona nuestro corazón. Es decir de nuestros afectos, o inclinaciones, pasiones e instintos, de todo cuanto nos impida la posesión de Dios. Si vaciamos el corazón de nosotros mismos, éste podrá ser ocupado por Dios.
Un muy buen negocio nos propone Jesús, el mejor de los trueques, un intercambio o entrega de cosas de poco precio, por otras valiosísimas, es así, como nos pone el ejemplo de un negociante, para indicarnos que es un hombre que conoce el valor de las cosas, y se desprende de todo por una perla fina.
Es así, como nos invita, pero también nos condiciona, que para la adquisición del Reino de los Cielos, tenemos que renunciar con alegría a todo, porque la renuncia a lo material tiene el mejor de los premios, como es la posesión de Dios. La verdadera riqueza es Dios.
«El tesoro y la perla valen más que los otros bienes, y por tanto, el campesino y el comerciante, cuando lo encuentran, renuncian a todo lo demás para poder conseguirlo. No necesitan hacer razonamientos, pensar, reflexionar: se dan cuenta en seguida del valor incomparable de lo que han encontrado, y están dispuestos a perder todo para tenerlo.
Así es el Reino de Dios: quien lo encuentra no tiene dudas, siente que es lo que buscaba, que esperaba y que responde a sus aspiraciones más auténticas. Y es realmente así: quien conoce a Jesús, quien lo encuentra personalmente, se queda fascinado, atraído por tanta bondad, tanta verdad, tanta belleza, y todo en una gran humildad y sencillez. Buscar a Jesús, encontrar a Jesús. Este es el gran tesoro.»
(Homilía de S.S. Francisco, 27 de julio de 2014).

Reflexión 
Es más fácil adiestrarnos en los negocios del mundo que en los "negocios" espirituales. Los primeros los medimos con ganancias materiales y tangibles, mientras que los segundos sólo los medimos con la fe y el amor. Esto no significa que sea difícil encontrar las riquezas de la vida espiritual, más bien quiere decir que si nosotros no podemos, hay que asesorarnos con quienes conocen este mundo de negocios de la eternidad. Dios nos ha dado muchos medios para poder encontrarlo a Él: la Palabra de Dios en las Sagradas Escrituras, la Santísima Virgen, los sacerdotes, los santos, los ángeles y tantas personas de buena voluntad que viven una vida ejemplar.

Las comparaciones que nos pone el Señor con su Reino, las entendemos con facilidad, porque conocemos lo que vale un cofre lleno de monedas de oro o una perla de valor incalculable, aunque nunca las hayamos tenido en las manos físicamente. Para nosotros debe haber sólo una perla, como le expresa el pasaje, pues no son varias porque disminuiría su valor. Nuestra única perla preciosa es Cristo, y quien lo posee conoce su valor. Quienes no lo conocen a Él, tampoco saben cuál es nuestro tesoro por el cual podemos llegar a dar la vida, como lo han hecho los mártires, los santos.

También hay quienes encuentran el campo donde está el tesoro, venden todo y luego lo compran. Ellos son los que eligen la vida religiosa, consagrada o sacerdotal; ellos dejan todo con tal de poseer las praderas donde está el Tesoro. Estas praderas son donde llegan a reposar y a descansar porque Cristo, el Buen Pastor y Único Tesoro, nos hace valorar las cosas en su justo precio. Cuando Jesús se convierte en nuestro único tesoro, también Él nos esmalta con las bellas joyas de la fe, de la esperanza, de la gracia, de las virtudes y del amor.

En un bello himno se lee que un apóstol no es apóstol si no es también un mensajero. Este tesoro que descubrimos lo será más en la medida en la que lo hagamos descubrir a los demás. Es curioso pensar que cuando encontramos a Dios, se transforma en la joya invaluable que nadie nos puede quitar si la cuidamos bien, y al mismo tiempo podemos hacer que otros lo encuentren, pero nunca podremos hacer que otros lo aprecien como lo único que vale si ellos mismos no lo valoran así. Esta es la experiencia de Dios en la vida espiritual, de la que más necesitamos conforme más la vamos conociendo y gustando.

Santa Teresita del Niño Jesús tiene una frase que encierra bien esta experiencia: «Jesús, dulzura inefable, convertidme en amargura todos los goces de este mundo». Quien encuentra este tesoro, sólo le pide a Dios no perderlo. Una sola es la Verdad, uno sólo el Camino, y una sola es la Vida, todo lo demás que hemos recibido de Dios en este mundo, no es malo, al contrario, pues si hubiera sido algo malo Él nunca nos lo habría dado. Pero las personas, las cosas, lo material está subordinado al único valor que está expresado en el primer mandamiento de la ley de Dios: amar a Dios sobre todas las cosas. En esta relación, lo demás será un don y una oportunidad para alabar y agradecer a Dios.

Propósito
Haré cinco minutos de oración para agradecer a Dios todas las personas, experiencias y cosas que me ha dado y permitido en mi vida y le pediré que lo descubra a Él como mi único Tesoro.

Diálogo con Cristo
Señor, Bondad infinita, yo te alabo y te doy gracias por haberme creado, por haberme permitido acercarme una vez más a ti y conocerte un poco más. Mira mi indigencia, mira mi pobreza y socórreme Tú. No permitas que mi corazón se llene de las cosas que tienen un valor efímero, de las caducas y pasajeras, y sobre todo de las que me vacían el alma y me apartan de ti. Vacíame de mí mismo y de mis egoísmos, para que sólo Tú me puedas llenar el alma y las ansias de felicidad y eternidad. Que tu Eucaristía sea mi prenda de eternidad para ganarme el cielo y los tesoros que nos has prometido. Amén.

Jesús es el verdadero y único tesoro que nosotros tenemos para dar a la humanidad. De él sienten profunda nostalgia los hombres y las mujeres de nuestro tiempo, incluso cuando parecen ignorarlo o rechazarlo. De él tienen gran necesidad la sociedad en que vivimos, Europa y todo el mundo. Benedicto XVI, Gruta de Lourdes de los Jardines Vaticanos
31 de mayo de 2010
Preguntas o comentarios al autor  P. Francisco Javier Arriola, LC

DOS MILAGROS OBRADOS POR INTERCESIÓN DE SAN NIMATTULLAH AL-HARDINI

Dos milagros obrados por intercesión de San Nimattullah Al-Hardini
Los milagros ocurrieron en 1987 y 1998


Por: Varios | Fuente: Religion en Libertad // ACI Prensa 



A alguno le podría caber la duda de si los milagros todavía existen y ocurren en la vida real. Estamos acostumbrados a oír acerca de milagros operados por Jesús, los apóstoles o grandes santos de otros tiempos. Pero la realidad es que los milagros son cosa de hoy en día y de todos los días. No son necesarios para nuestra fe, pero existen y el Señor los realiza, quizás para recordarnos que él es el dueño de la naturaleza y que la fe todo lo puede. Milagros ocurren y no nos enteramos de ellos, pero de otros sí que nos enteramos, como es el caso de aquellos que llevan a los candidatos a los altares a la beatificación o la canonización. La iglesia los requiere para llegar a dichas metas, como confirmación de lo que dijo Jesús en el Evangelio: “El que cree en mí hará los mismos signos que hago yo y los hará incluso más grandes”. Y los milagros ocurren.
Relataremos aquí dos milagros impetrados por intercesión de san Nimattullah Al Hardini, monje libanés del siglo XIX, que por su gran valía llegó a ser asistente general de su orden, pero que nunca aspiró a cargos sino a pasar la vida entre las obras de caridad y las devociones monásticas en su monasterio de Santa María de Tamich. Murió anciano y lleno de méritos y fue beatificado por el Papa Juan Pablo II el 10 de mayo de 1998.

El Milagro de Andre Najm

Andre Najm, nacido el 29 de octubre de 1966, disfrutó de excelente salud durante los veinte primeros años de su vida. Sin embargo, en junio de 1986, comenzó a experimentar una fatiga crónica y depresiones. Muchos médicos en el Líbano y en el extranjero lo trataron en vano. Se le diagnosticó cáncer en la sangre por lo que era sometido a frecuentes transfusiones.
El 26 de septiembre del año 1987, Andre acompañado de su familia y amigos visitó el monasterio de Kfifane donde rezó fervientemente en la tumba de Al-Hardini. La gente que estaba alrededor de él lo oyó decir "pido a usted, Padre Al-Hardini, me de una gota de sangre, ya que estoy tan cansado que ni siquiera tengo fuerzas de salir a la calle a pedirla". Luego pidió llevar el hábito monástico, y minutos después de un rato ya estaba curado.
Andre no ha requerido ninguna transfusión de sangre desde entonces, y en 1991 se casó con Rola Salim Raad. Ellos tienen ya dos niños, un niño llamado Charbel y una niña llamada Rafka.


Actualmente, Andre goza de perfecta salud física.
La Iglesia se pronuncia sobre el Milagro
El 2 de mayo de 1996, su Excelencia Khalil Abi-Nader, Obispo retirado de la Diócesis Maronita de Beirut, obtuvo el permiso del Cardenal Nasrallah Boutros Sfeir para comenzar la investigación que probaría la curación milagrosa de Andre Najm.
El 26 de septiembre de 1996 la Congregación para las Causas de Santos comenzó a estudiar el milagro y el 27 de febrero de 1997 los cinco miembros del equipo médico votaron unánimemente para aceptar la cura milagrosa de Andre Najm. Más tarde, el 9 de mayo de 1997, los siete miembros del equipo de teólogos encargados de estudiar la Causa también votaron unánimemente reconociendo el milagro.
Así, el 1 de julio de 1997 la Asamblea General de la Congregación para las Causas de Santos, que incluye a veinticuatro cardenales, aceptó el milagro.
El 7 de julio de 1997, en la presencia del Papa de Santo Padre Juan Pablo II, la Congregación para las Causas de Santos publicó un decreto por el cual aprueba el milagro atribuido a la intercesión del Siervo de Dios, P. Nimattullah Kassab Al-Hardini.
Meses más tarde, el 16 de diciembre de 1998, el P. John Tabet, Secretario General de la Orden Libanesa Maronita, ofreció una conferencia de prensa en la que anunció la aprobación pontificia para la beatificación del Venerable Siervo de Dios Nimatullah Al-Hardini, la misma que tuvo lugar en el Vaticano el 10 de mayo de 1998, fecha en la que también se conmemoró la primera visita pastoral del Papa Juan Pablo II al Líbano.
Texto originalmente publicado en ACI Prensa


El Milagro de Rose Salim Saad Bayady

Pues bien, el mismo día de la solemne beatificación en Roma, el 10 de mayo de 1998, en el santuario donde el nuevo Beato -hoy en día ya Santo- se halla enterrado en el Líbano, se celebraba una Misa de acción de gracias presidida por el vicario patriarcal de Antiochia de los maronitas, Mons. Roland Abou Jaoudé, y durante la ceremonia una mujer, Rose Salim Saad Bayady, a grandes voces afirmó haber recuperado la vista.
Nacida en el 1934, le había sido diagnosticada a la edad de 38 años una "retinopatia diabética al primer y segundo estadio". Después, a la edad de 55 años, en 1989, fue operada de un glaucoma en el ojo derecho. Durante esta hospitalización el diagnóstico fue de "ojo derecho con ceguera total, ojo izquierdo con vista muy disminuida".
En enero de 1990 fue hospitalizada para realizarle una intervención de glaucoma en el ojo izquierdo y en aquella ocasión se habló de "persistencia de visión tenue en el ojo derecho". En 1990, en una nueva hospitalización el oculista llamado para la consulta, mirando el fondo de ambos ojos, no halló signos de retinopatia diabética y no dice si había o lleva los signos indelebles de los tratos con el láser. En el 1993 la enferma fue internada para operarse de una catarata en el ojo izquierdo y en el 1994 de una catarata en el ojo derecho. En aquel entonces se diagnosticó: "ceguera en ojo derecho, no ve a un metro". Por lo tanto probablemente persistía un tenue resto visivo, aunque pequeño. Después de las dos operaciones de catarata la sra. Rose explicaba que veía "una columna negra ante de sus ojos", esto es que también el ojo derecho veía algo, aunque a los lados de la columna.
Así llegamos al 10 de mayo de 1998, fecha de la beatificación de padre Nimatullah Al Hardini, cuando a muchos kilómetros de la Plaza de San Pedro, delante del sarcófago que contenía sus restos, y ante la presencia de una multitud de testigos, llegó la curación improvisa: la sra Rose afirmó haber recuperado sustancialmente la vista del ojo derecho. De hecho, las visitas médicas efectuadas tiempo después, en septiembre del 2001, confirmaron la curación, aunque parcial, y se hizo una valoración cuantitativa de la visión recuperada: El ojo derecho veía 1/10 y el izquierdo conseguía percibir solamente el movimiento de la mano. Después, en julio del 2002, se comprobó que no había habido modificaciones con respecto a la visita del septiembre de 2001, y se afirmó: "conserva una agudeza visiva aceptable para sus condiciones", y con ello se certificaba que la curación del ojo derecho era duradera.
La curación fue confirmada en sede procesal por el perito “Ab Inspectione” del Tribunal del Proceso de Canonización, Dr. Roland Youssef Kassab, cardiologo, y por el Dr. Sami El-Hahchem, oftalmologo, y fue después considerada inexplicable unánimemente por los peritos de la Consulta Médica de la Congregación para las Causas de los Santos, los cuales en la sesión del 6 de marzo del 2003 juzgaron extraordinaria tal recuperación de la vista en el ojo derecho. Durante su intervención, el Presidente de la Consulta juzgó el caso
“...muy grave, con pronóstico extremamente severo para la capacidad visiva de la paciente. Su déficit visivo, a pesar de las curas practicadas y de las intervenciones sufridas, se fue agravando progresivamente a causa de la retinitis proliferante y del glaucoma bilateral. Ambas patologías habían llegado a un estadio tan avanzado que no consentía  la visión. El presidente subraya además como las terapias practicadas hasta entonces no habían sido capaces de frenar la evolución de la enfermedad retinica, ni de hacerla disminuir. La superposición del glaucoma sin duda empeoró el déficit visivo y la intervención quirúrgica resultó ineficaz porque fue tardía. En definitiva, la inesperada recuperación improvisa de la visión en el ojo derecho, aunque parcial, no aparece explicable por vías naturales”
Durante la discusión colegial todos los expertos estuvieron de acuerdo en las consideraciones estimativas de las patologías oculares y la ineficacia de los cuidados: el estadio avanzado de las dos patologías era tal que ya no resultaba posible un recuperación de la visión, aunque fuera mínima. Después, expresaron su certeza en las siguientes Definiciones Conclusivas:
“Diagnóstico: Retinopatía  diabética proliferante bilateral, asociada a glaucoma crónico y a catarata bilateral, con "visus" apagado en OD y residuo visivo mínimo en OS (5 sobre 5). Pronóstico: muy severo "quoad valetudinem" para la irreversibilidad del grave déficit visivo (5 sobre 5). Terapia: ineficaz en su conjunto para el estadio avanzado de la dos patologías principales, la retinopatía diabética y el glaucoma (5 sobre 5). Modalidad de la recuperación  visiva: recuperación rápida e inesperada del 1/10 del “visus” en el ojo derecho, antes completamente ausente; duradera e imprevisible la vuelta a la visión, aunque parcial, y por tanto científicamente inexplicable (5 sobre 5)”.
A la certeza unánime de los peritos de la Consulta en cuanto a la gravedad del caso sobre la ineficacia de la terapia y la no explicabilidad de la curación, en este caso se añadía la claridad de las noticias relativas a la invocación del Beato Al Hardini. En efecto, en las declaraciones de los testigos aparecía claro que la sra. Rose, si bien al principio había invocado a otro santo libanés, Saint Charbel, además del padre Nimatullah, el 10 de mayo de 1998 fue a la tumba de Al Hardini y allí rogó con fe únicamente el nuevo beato, del cual obtuvo el prodigio. Ella misma lo explicaba en el Proceso, como testigo IX:
Mi hija [Renée Salem] vino a mí y me dijo: mañana vamos a ir al santuario de Kfifane porque hay un nuevo Beato llamado Al-Hardini. Yo no sabía de él, pero esa noche recé un Rosario diciéndole al beato: "Tienes que curarme", también oré San Charbel. Por la mañana mi hija llegó y salimos, fue mi hija la que cerró la puerta ya que yo no podía ver para hacerlo. En el autobús los jóvenes querían cantar, yo les dije que mejor oraran, así que empecé a hacerlo. Cuando llegamos, quería caminar descalza, aunque el camino había sido recientemente pavimentado. Mi hija y mi nieta me guiaron, el camino era largo y el asfalto me quemaba. Cuando llegué, me ayudaron a arrodillarme y empecé a suplicar: "Oh Jesús, curame, O Hardini, curame"
Y de modo parecido se expresaba Renée Salem Bayady Karamé, su hija, como testigo VII:
El 10 por de mayo de 1998 en la mañana fuimos a Kfifane al santuario de Hardini, ella accedió -casi a regañadientes- a ir con nosotros. Eramos cincuenta las personas que estuvimos en el autobús; al llegar al convento dijo que quería caminar descalza. Antes de llegar a la iglesia se cayó en las escaleras, mi hija y yo la ayudamos; unos instantes despúes ella gritó "Luz, luz, veo"
Entre los testigos llamados a declarar se encontraba también el celebrante de la Misa, el obispo Mons. Abou Jaoudé, testigo XII, que en el proceso explicó como a consecuencia del prodigio tiene que parar la Misa y preguntar cuál era la causa del alboroto, a lo que le fue respondido que se trataba de un milagro de curación, como luego fue atestiguado por los médicos.
Hasta aquí texto pulicado en Religión en Libertad
Canonizado por el Papa Juan Pablo II el 16 de mayo de 2004 (VI Domingo de Pascua) en la que fue la última ceremonia de canonización realizada en su pontificado.
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