viernes, 19 de agosto de 2016

SAN JUAN EUDES, 19 DE AGOSTO


San Juan Eudes
19 de Agosto

En la segunda mitad del siglo XVI, vivía en Ri, Normandía (Francia), un granjero llamado Isaac Eudes, casado con Marta Corbin. Como no tuviesen hijos al cabo de dos años de matrimonio, ambos esposos fueron en peregrinación a un santuario de Nuestra Señora. Nueve meses después tuvieron un hijo, al que siguieron otros cinco. El mayor recibió el nombre de Juan y, desde niño, dio muestras de gran inclinación al amor de Dios. Se cuenta que, cuando tenía nueve años, un compañero de juegos le abofeteó; en vez de responder en la misma forma, Juan siguió el consejo evangélico y le presentó la otra mejilla.

A los catorce años, Juan ingresó en el colegio de los jesuitas de Caén. Sus padres deseaban que se casara y siguiera trabajando la granja de la familia. Pero Juan, que había hecho voto de virginidad, recibió las órdenes menores en 1621 y estudió la teología en Caén con la intención de consagrarse a los ministerios parroquiales. Sin embargo, poco después determinó ingresar en la congregación del oratorio, que había sido fundada en 1611 por el futuro cardenal Pedro de Bérulle. Tras de recabar con gran dificultad el permiso paterno, fue recibido en París por el superior general en 1623. Juan había sido hasta entonces un joven ejemplar: su conducta en la congregación no lo fue menos, de suerte que el P. Bérulle le dio permiso de predicar, aunque sólo había recibido las órdenes menores. Al cabo de un año en París, Juan fue enviado a Aubervilliers a estudiar bajo la dirección del P. Carlos de Condren, el cual, según la expresión de Santa Juana Francisca de Chantal, "estaba hecho para educar ángeles". El fin de la congregación del oratorio consistía en promover la perfección sacerdotal y Juan Eudes tuvo la suerte de ser introducido en ella por dos hombres de la talla de Condren y Bérulle.

Al servicio de los enfermos

Dos años más tarde, se desató en Normandía una violenta epidemia de peste, y Juan se ofreció para asistir a sus compatriotas. Bérulle le envió al obispo de Séez con una carta de presentación, en la que decía: "La caridad exige que emplee sus grandes dones al servicio de la provincia en la que recibió la vida, la gracia y las órdenes sagradas, y que su diócesis sea la primera en gozar de los frutos que se pueden esperar de su habilidad, bondad, prudencia, energía y vida". El P. Eudes pasó dos meses en la asistencia a los enfermos en lo espiritual y en lo material. Después fue enviado al oratorio de Caén, donde permaneció hasta que una nueva epidemia se desató en esa ciudad, en 1631. Para evitar el peligro de contagiar a sus hermanos, Juan se apartó de ellos y vivió en el campo, donde recibía la comida del convento.

Predicador ungido

Pasó los diez años siguientes en la prédica de misiones al pueblo, preparándose así para la tarea a la que Dios le tenía destinado. En aquella época empezaron a organizarse las misiones populares en su forma actual. San Juan Eudes se distinguió entre todos los misioneros. En cuanto acababa de predicar, se sentaba a oír confesiones, ya que, según él, "el predicador agita las ramas, pero el confesor es el que caza los pájaros". Mons. Le Camus, amigo de San Francisco de Sales, dijo refiriéndose al P. Eudes: "Yo he oído a los mejores predicadores de Italia y Francia y os aseguro que ninguno de ellos mueve tanto a las gentes como este buen padre". San Juan Eudes predicó en su vida unas ciento diez misiones.

Una de las experiencias que adquirió durante sus años de misionero, fue que las mujeres de mala vida que intentaban convertirse, se encontraban en una situación particularmente difícil. Durante algún tiempo, trató de resolver la dificultad alojándolas provisionalmente en las casas de las familias piadosas, pero cayó en la cuenta de que el remedio no era del todo adecuado. Magdalena Lamy, una mujer de humilde origen, que había dado albergue a varias convertidas, dijo un día al santo: "Ahora os vais tranquilamente a una iglesia a rezar con devoción ante las imágenes y con ello creéis cumplir con vuestro deber. No os engañéis, vuestro deber es alojar decentemente a estas pobres mujeres que se pierden porque nadie les tiende la mano".

Estas palabras produjeron profunda impresión en San Juan Eudes, quien alquiló en 1671, una casa para las mujeres arrepentidas; en la que podían albergarse en tanto que encontraban un empleo decente. Viendo que la obra necesitaba la atención de religiosas, el santo la ofreció a las visitandinas, quienes se apresuraron a aceptarla.

Después de mucho orar, reflexionar y consultar, San Juan Eudes abandonó la congregación del oratorio en 1643. La experiencia le enseñó que el clero necesitaba reformarse antes que los fieles y que la congregación sólo podría conseguir su fin mediante la fundación de seminarios. El P. Condren, que había sido nombrado superior general, estaba de acuerdo con el santo; pero su sucesor, el P. Bourgoing, se negó a aprobar el proyecto de la fundación de un seminario en Caén.

Entonces el P. Eudes decidió formar una asociación de sacerdotes diocesanos, cuyo fin principal sería la creación de seminarios con miras a la formación de un clero parroquial celoso. La nueva asociación quedó fundada el día de la Anunciación de 1643, en Caén, con el nombre de "Congregación de Jesús y María". Sus miembros, como los del oratorio, eran sacerdotes diocesanos y no estaban obligados por ningún voto. San Juan Eudes y sus cinco primeros compañeros se consagraron a "la Santísima Trinidad, que es el primer principio y el último fin de la santidad del sacerdocio". El distintivo de la congregación era el Corazón de Jesús, en el que estaba incluido místicamente el de María; como símbolo del amor eterno de Jesús por los hombres.

La congregación encontró gran oposición, sobre todo por parte de los jansenistas y de los padres del oratorio. En 1646, el P. Eudes envió a Roma al P. Manoury para que recabase la aprobación pontificia para la congregación, pero la oposición era tan fuerte, que la empresa fracasó.

En 1650, el obispo de Coutances pidió a San Juan que fundase un seminario en dicha ciudad. El año siguiente, M. Oliver, que consideraba al santo como "la maravilla de su época", Ie invitó a predicar una misión de diez semanas en la iglesia de, San Sulpicio de París. Mientras se hallaba en esa misión, el P. Eudes recibió la noticia de que el obispo de Bayeux acababa de aprobar la congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad del Refugio, formada por las religiosas que atendían a las mujeres arrepentidas de Caén. En 1653, San Juan fundó en Lisieux un seminario, al que siguió otro en Rouen en 1659. ¡En seguida, el santo se dirigió a Roma a tratar de conseguir la aprobación pontificia para su congregación; pero los santos no siempre tienen éxito, y San Juan Eudes fracasó en Roma.

Un año después, una bula de Alejandro VII aprobó la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad del Refugio. Ese fue el coronamiento de la obra que el P. Eudes y Magdalena Larny habían emprendido treinta años antes en favor de las pecadoras arrepentidas. San Juan siguió predicando misiones con gran éxito; en 1666, fundó un seminario en Evreux y, en 1670, otro en Rennes.

Al año siguiente, publicó un libro titulado "La Devoción al Adorable Corazón de Jesús". Ya antes, el santo había instituido en su congregación una fiesta del Santísimo Corazón de María. En su libro incluyó el propio de una misa y un oficio del Sagrado Corazón de Jesús. El 31 de agosto de 1670, se celebró por primera vez dicha fiesta en la capilla del seminario de Rennes y pronto se extendió a otras diócesis. Así pues, aunque San Juan Eudes no haya sido el primer apóstol de la devoción al Sagrado Corazón en su forma actual, fue sin embargo él "quien introdujo el culto del Sagrado Corazón de Jesús y del Santo Corazón de María"', como lo dijo León XIII en 1903. El decreto de beatificación añadía: "El fue el primero que, por divina inspiración les tributó un culto litúrgico."

Clemente X publicó seis breves por los que concedía indulgencias a las cofradías de los Sagrados Corazones de Jesús y María, instituidas en los seminarios de San Juan Eudes.

Durante los últimos años de su vida, el santo escribió su tratado sobre "el Admirable Corazón de la Santísima Madre de Dios"; trabajó en la obra mucho tiempo y la terminó un mes antes de morir. Su última misión fue la que predicó en Sain-Lö, en 1675, en plena plaza pública, con un frío glacial. La misión duró nueve semanas. El esfuerzo enorme acabó con su salud y a partir de entonces se retiró prácticamente de la vida activa.

Su muerte ocurrió el 19 de agosto de 1680.

Fue canonizado en 1925 y su fiesta fue incluida en el calendario de la Iglesia de occidente en 1928.

FUENTE: corazones.org

ORACIONES A SAN EZEQUIEL MORENO



Oración a San Ezequiel Moreno

Te damos gracias, Padre y señor nuestro, porque has querido darnos en san Ezequiel Moreno un acabado modelo de fidelidad al evangelio, un perfecto y ardiente operario de tu viña y un Pastor según el Corazón de tu Hijo. Te pedimos por su intercesión, nos concedas vivir con alegría nuestro testimonio cristiano e imitar sobre todo, su ardiente amor a Ti y su plena disponibilidad al servicio de la Iglesia y de los hombres.

Amén.

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Oración por un Enfermo a San Ezequiel Moreno
Cristo, que por nosotros has abrazado la Cruz: danos la gracia de ver reflejado tu rostro en… (mencione el nombre del enfermo/a), que sufre la enfermedad (del cáncer, …). Dale paciencia en dolor y fortaleza en la fe. Que se sienta consolado por Ti y acompañado por su familia y amigos. Que san Ezequiel lo tome bajo su especial protección.

Amén.

SAN EZEQUIEL MORENO, INTERCESOR DE LOS ENFERMOS DE CÁNCER, 19 DE AGOSTO


Hoy celebramos a San Ezequiel Moreno intercesor de los enfermos de cáncer
Por María Ximena Rondón

 (ACI).- Su ardor misionero fue tan grande que no dudaba en cruzar ríos caudalosos y soportar las inclemencias del clima con tal de llevar almas a los pies de la Cruz; tenía un espíritu fuerte que ninguna pena, crítica o enfermedad pudo quebrantar. Por su entrega apasionada a Dios y su labor se le considera como uno de los más grandes apóstoles de la Evangelización de América.

Ezequiel Moreno Díaz nació el 9 de abril de 1848 en Alfaro, Rioja, España. Sus padres fueron Félix Moreno y Josefa Díaz, quienes a pesar de tener una condición humilde consideraban a la religión católica como su tesoro.

Esta devoción influyó en el corazón del Santo, que desde la infancia sintió el llamado a la vida religiosa. Era un niño inteligente, juguetón y dedicado a los estudios. Sin embargo, era capaz de sacrificarse por su prójimo porque en lugar de ir a las fiestas del pueblo se quedaba cuidando de los enfermos. También le gustaba cantar y tocar la guitarra.

Con sólo 16 años y siguiendo el ejemplo de su hermano mayor, ingresó al convento de los agustinos recoletos en Monteagudo (Navarra) el 21 de setiembre de 1864. Un año después hizo su profesión religiosa y cuatro años más tarde fue enviado como misionero a Filipinas. Allí culminó su formación y fue ordenado sacerdote el 3 de junio de 1871.

Tiempo después fue enviado, junto con su hermano Eustaquio, a evangelizar a los habitantes de la isla de Paragua. Ezequiel convirtió a muchas almas pero contrajo la malaria debido las pésimas condiciones de sanidad y tuvo que regresar a Manila.


En 1876 fue nombrado párroco de Lespiñase y cuatro años después predicador conventual de Manila. Entonces asumió las riendas de una finca de los agustinos recoletos en Imus. Fue un excelente administrador y también realizaba obras caridad con los pobres.

En 1888 regresó al convento Monteagudo como prior. Durante tres años imprimió en los jóvenes novicios el sello de la espiritualidad agustiniana y el amor hacia los pobres reduciendo sus raciones para dar de comer a los mendigos.

Tres años después volvió a embarcarse en la aventura como misionero. Vivió austeramente durante cinco años en Bogotá (Colombia) en el cargo de provincial de la orden. Se dedicó a predicar y atender a los enfermos. Junto a tres compañeros se introducía en la región de Casanare, que aún no era explorada, para evangelizar y administrar los sacramentos.

Debido a sus méritos al reactivar la labor misionera en Colombia fue nombrado Obispo titular de Pinara y Vicario Apostólico de Casanare. El 1 de mayo de 1894 lo nombraron Obispo de Pasto.

En su nuevo cargo destacó por su celo apostólico y su fidelidad a la Iglesia. Ejecutó su programa de trabajo denominado “Dios y Colombia”. Su posición como Obispo no lo detuvo en su labor misionera. Siguió atravesando ríos caudalosos, caminando en medio de tormentas y soportando las inclemencias del clima porque consideraba que “una sola alma vale más que toda mi vida”.

A la par de su intenso trabajo apostólico dedicaba varias horas a la oración, a la que consideraba como la fuente principal para obtener fuerzas.


En 1896 fue nombrado Obispo de Pasto. Sus prédicas contundentes y su sencillez provocaron la burla de sus enemigos, incluyendo algunos obispos, quienes también lo atacaban por medio de la prensa. Sin embargo, San Ezequiel trataba a sus atacantes con misericordia y pedía por ellos.

En 1905 le diagnosticaron cáncer y, ante las reiteradas súplicas de los fieles y de los religiosos de su Orden, volvió a España para operarse. Lamentablemente la intervención fue muy dolorosa y no tuvo éxito. Durante la operación el Santo exclamaba: “Dios mío, dame valor para sufrir por ti”.

Fue enviado a Monteagudo para recuperarse pero volvió a recaer. Los dolores nunca quebrantaron su espíritu y se mantuvo firme en su fe. Murió el 19 de agosto de 1906.

Fue beatificado por el Papa Pablo VI en 1975 y el 11 de octubre de 1992 fue canonizado por San Juan Pablo II y es considerado como el especial intercesor ante Dios por los enfermos del cáncer.

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BIOGRAFÍA BREVE DE SAN EZEQUIEL MORENO
19 DE AGOSTO

Desde muy niño descubrió su vocación a la vida religiosa y el 21 de septiembre de 1884 ingresó como religioso en el convento español de los agustinos recoletos en Montegudo, Navarra. Al año siguiente hizo su profesión religiosa en el teologado de Marcilla. En 1870 viajó a Manila, Filipinas, donde se desempeñó como misionero. Al año siguiente fue ordenado sacerdote y destinado a Mindoro donde continuó sus actividades misioneras. Poco tiempo después se enfermó de paludismo y regresó a Manila.

Más tarde fue nombrado superior del convento de Monteagudo y vuelve a España para dedicarse a la formación de los futuros religiosos misioneros.

En 1888 viajó a Colombia al mando de un grupo de misioneros agustinos recoletos emprende. En este país empezó a reactivar las misiones y en 1893 fue nombrado obispo titular de Pinara y vicario apostólico de Casanare, en 1895 fue nombrado Obispo de Pasto. San Ezequiel desempeñó su nueva misión con la eficacia y generosidad que lo caracterizaban pero tuvo que superar numerosos obstáculos.

En 1905 se le diagnosticó cáncer y ante las reiteradas súplicas de los fieles y de los religiosos de su Orden, al año siguiente volvió a España para operarse. La operación no tuvo éxito y San Ezequiel, firme en su fe, se retiró al convento de Monteagudo, España, donde murió el 19 de agosto de 1906.

Su fama de santidad creció rápidamente, sobre todo en Colombia. Fue beatificado por el Papa Pablo VI en 1975 y el 11 de octubre de 1992 fue canonizado por el Papa Juan Pablo II . San Ezequiel Moreno es considerado como el especial intercesor ante Dios por los enfermos del cáncer y uno de los más grandes apóstoles de la Evangelización de América.

LOS SANTOS DE HOY VIERNES 19 DE AGOSTO 2016

Damián Gómez Jiménez, BeatoDamián Gómez Jiménez, Beato
Sacerdote y Mártir, 19 de agosto
Guerrico de Igny, BeatoGuerrico de Igny, Beato
Abad, 19 de agosto
Tomás Sitjar Fortiá, BeatoTomás Sitjar Fortiá, Beato
Presbitero y Mártir, 19 de agosto
Jordán de Pisa, BeatoJordán de Pisa, Beato
Dominico, 19 de agosto
Luis Flores y compañeros, BeatosLuis Flores y compañeros, Beatos
Mártires, 19 de agosto
Luis (Ludovico) de Anjou, SantoLuis (Ludovico) de Anjou, Santo
Obispo, 19 de agosto
Ezequiel Moreno y Díaz, SantoEzequiel Moreno y Díaz, Santo
Memoria Litúrgica, 19 de agosto
Juan Eudes, SantoJuan Eudes, Santo
Memoria Litúrgica, 19 de agosto
Sixto III, SantoSixto III, Santo
XLIV Papa, 19 de agosto

jueves, 18 de agosto de 2016

HOY SE INICIA LA NOVENA A SANTA MÓNICA, DEL 18 AL 26 DE AGOSTO


Novena a Santa Mónica
Oraciones para cada día de la novena. Del 18 al 26 de agosto



Por: n/a | Fuente: devocionario.com 




ORACIONES INICIALES PARA TODOS LOS DÍAS
Por la señal...
Acto de contrición
Señor mío Jesucristo, divino Redentor y Salvador de las almas, que por las piadosas lágrimas de vuestra sierva Mónica os dignasteis convertir enteramente a Vos el corazón de su hijo Agustín, y desde el día de su total y dichosa conversión le inspirasteis que hiciera siempre frutos de verdadera penitencia; por las lágrimas benditas de aquella madre y por la sincerísima conversión de aquel bienaventurado hijo, conceded, misericordioso, a nuestras almas aquel dolor de verdadera contrición que alcanza con seguridad el perdón de toda culpa; aquel llanto de sincero arrepentimiento que borra toda inquietud y toda mancha, y el hacer tales frutos de penitencia que devuelvan la justificación y la paz a nuestro espíritu contrito y humillado que de veras se convierte a Vos y desea veros desenojado para siempre. Amén.
Oración preparatoria


¡Oh gloriosa Santa Mónica, espejo de esposas, modelo de madres, consuelo de viudas, mujer admirable, a quien Dios infundió el espíritu de oración y concedió aquel don de lágrimas con que supisteis hacer violencia al Dios de las misericordias para que se compadeciera de vuestros gemidos, escuchara vuestras plegarias y os concediera el fin de todos vuestros deseos! A vuestras plantas venimos hoy, las que sufrimos y lloramos en los tristes caminos de la vida, a suplicaros que nos alcancéis el espíritu de oración que vos tuvisteis y la compunción que merecen nuestras culpas, para que, derramando con humildad nuestro corazón ante el Dios de toda piedad y misericordia, alcancemos la gracia de vivir la santa vida que vos vivisteis en la tierra, y merezcamos la gloria que vos gozáis ahora en el cielo, en compañía de nuestros padres, esposos e hijos, y de todos los que por la sangre y el afecto nos pertenecen y son en Jesucristo, Señor nuestro, amados y queridos de nuestro corazón. Amén.
Rezar a continuación la oración del día que corresponda.
ORACIONES FINALES PARA TODOS LOS DÍAS
Oración final
¡Gloriosísima y bienaventurada Santa Mónica, grande en la paciencia, magnánima en la esperanza y dichosa en el triunfo, mujer sabia y prudente, que supiste edificar tu casa y en ella resplandeciste como el sol cuando amanece en las alturas del cielo, y en todo fuiste ejemplo esclarecido de mujer cristiana! Ahora, que estás ya en la «tierra de los que viven para siempre», «donde no hay llantos, ni gemidos, ni dolor alguno», acuérdate de las que todavía gemimos y lloramos en el valle donde tú gemías y llorabas, e intercede ante el Señor para que tenga compasión de tantas madres y esposas en sus tribulaciones y trabajos, y para que recoja nuestros gemidos y escuche nuestras plegarias, y nos conceda, como a ti, el fin de todos nuestros deseos, y merezcamos, un día, reinar y descansar en la gloria como tú, rodeadas de todos los seres queridos de nuestro corazón, y bendecir, así, contigo las eternas misericordias del Señor por los siglos de los siglos. Amén.
V. Ruega por nosotros, bienaventurada Santa Mónica.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.
¡Oh Dios, consolador de los afligidos y salud de los que en Ti esperan, que aceptaste misericordiosamente las piadosas lágrimas de la bienaventurada madre Mónica por la conversión de su hijo Agustín! Concédenos por la intercesión de entrambos que lloremos nuestras pecados y encontremos la indulgencia de tu gracia. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

DÍA PRIMERO
Señor, Dios omnipotente, que os complacisteis en adornar a vuestra escogida sierva Santa Mónica, desde su tierna infancia, con los dones amables de la modestia, de la castidad y del pudor; por lo que ella os agradó con estas preciosísimas virtudes, concededme la gracia de amarlas y practicarlas como ella, para que como ella os sirva y os agrade, mi Dios y mi Señor, en medio de la vanidad y corrupción de este siglo, y así merezca conseguir los premios que tenéis reservados a vuestros escogidos en la eterna bienaventuranza. Amén.
Tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.
Pedir la gracia que se desee conseguir en la Novena por intercesión de la bienaventurada Santa Mónica. Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA SEGUNDO
¡Oh Dios de infinita gloria y majestad, que inefablemente os complacíais en los sentimientos de piedad y devoción con que os amaba y servía vuestra fidelísima sierva Santa Mónica, cuando con tanto gusto prefería las delicias secretas de la oración y del recogimiento a las tiernas caricias de sus deudos y a todos los halagos seductores del siglo y de la carne! Concededme, por la intercesión de aquella vuestra sierva devotísima, la gracia de que yo os ame y os sirva sin pecado hasta la muerte, y que prefiera siempre la dicha de agradaros a todas las vanidades y deleites de la tierra, y así merezca disfrutar un día las eternas y purísimas delicias de la gloria. Amén.
Tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.
Pedir la gracia que se desee conseguir en la Novena por intercesión de la bienaventurada Santa Mónica. Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA TERCERO
¡Oh Dios infinitamente amable y adorable, que de tal modo infundisteis en el corazón de vuestra amantísima sierva Santa Mónica el celo de vuestra gloria y de la salud de las almas, que, siendo esposa atribulada y afligida, supo beber en silencio el cáliz de sus tribulaciones, y con sus santísimos ejemplos y prudentísimos consejos supo edificar y consolar a muchas madres y esposas! Por lo que os agradó con su heroica paciencia, concededme que sepa yo igualmente sufrir en silencio mis trabajos y edificar con mis palabras y ejemplos a mis prójimos, a fin de que en todo de corazón os sirva, y de todas las cosas que me aproveche para mi santificación, y gloria vuestra, conforme a los designios de vuestra adorable voluntad. Amén.
Tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.
Pedir la gracia que se desee conseguir en la Novena por intercesión de la bienaventurada Santa Mónica. Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA CUARTO
¡Oh Dios clementísimo y misericordiosísimo que en el corazón maternal de Santa Mónica os dignasteis infundir el espíritu de la humildad y la oración para que en constante súplica rogara en vuestra presencia por la salvación de su esposo y la conversión de su querido hijo Agustín! Por lo mucho que ella os agradó con su oración y sus lágrimas, concededme aquel mismo espíritu de humildad y oración que ella tuvo, para que sepa yo rogar ante vuestro divino acatamiento por las grandes necesidades de mi alma y de todos los que me están por Vos encomendados, y de Vos merezca alcanzar para mi y para ellos, primero, vuestra gracia, y después, la gloria. Amén.
Tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.
Pedir la gracia que se desee conseguir en la Novena por intercesión de la bienaventurada Santa Mónica. Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA QUINTO
¡Oh Dios omnipotente y en las promesas fidelísimo, que os dignasteis inspirar a vuestra sierva Santa Mónica una fe tan grande acerca de la conversión de su hijo Agustín, que, en los días de su tribulación, aseguraba a su propio hijo que él había de venir adonde ella estaba, e hicisteis que se cumpliese la profecía de un santo Obispo que al ver la fe y las lágrimas de Mónica dijo: " Es imposible que hijo de tantas lágrimas perezca!". Por lo mucho que os agradó la fe de aquella santa madre, concededme que tenga yo tanta en vuestro poder y misericordia que alcance lo que os pido en esta Novena, y por ello os glorifique mi alma por los siglos de los siglos. Amén.
Tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.
Pedir la gracia que se desee conseguir en la Novena por intercesión de la bienaventurada Santa Mónica. Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA SEXTO
¡Oh Dios omnipotente y Padre de toda consolación, que os dignasteis alentar tanta esperanza en el corazón de vuestra sierva Santa Mónica, que en los días más amargos de su tribulación, cuando su hijo más se alejaba de Vos, nunca dejó de esperar con grande confianza el cumplimiento de sus deseos y la consecución de vuestras misericordias! Concededme por su intercesión y méritos aquella firme esperanza que ella tuvo, para que jamás desfallezca yo en mi oración y merezca conseguir lo que os pido para consuelo de mi alma y gloria vuestra. Amén.
Tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.
Pedir la gracia que se desee conseguir en la Novena por intercesión de la bienaventurada Santa Mónica. Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA SÉPTIMO
¡Oh Dios, infinitamente bueno y digno de ser amado, que de tal modo consolasteis a vuestra sierva Santa Mónica en las últimas horas de su vida, que, viendo a su lado al hijo de su alma, Agustín, convertido totalmente a Vos y santificado por las aguas del Bautismo, exclamaba que ya nada le quedaba que hacer en este mundo sino volar a Vos para amaros y poseeros para siempre! Por aquel tan grande amor con que os amaba la madre de Agustín sobre la tierra, concededme os ruego, ¡oh mi buen Dios!, que os ame yo como ella, y que de tal modo viva desprendida de todas las cosas y lazos de este mundo, que nada desee fuera de Vos, y así merezca poseeros y gozaros por los siglos de los siglos. Amén.
Tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.
Pedir la gracia que se desee conseguir en la Novena por intercesión de la bienaventurada Santa Mónica. Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA OCTAVO
¡Oh Dios de los escogidos y predestinados, que os dignasteis conceder a vuestra sierva Santa Mónica una muerte tan dulce y tan dichosa en tierra extraña, que, sin cuidarse de las honras de su cuerpo, sólo pensó en entregar a Vos el alma, y encargó a su hijo Agustín que dejando descansar su cuerpo en la tierra dondequiera que ella falleciese, no se olvidara de rogar durante los días de su vida por el alma de su madre ante el altar del Señor! Por la preciosa muerte de aquella santa madre, concededme la dicha de morir en Vos y para Vos, como verdadera hija de la Iglesia, de suerte que consiga entrar en Posesión de la bienaventuranza, donde me vea rodeada de mi esposo, de mis hijos y de todos los seres queridos de mi corazón, y juntamente con ellos alabe allí por siempre vuestras misericordias. Amén.
Tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.
Pedir la gracia que se desee conseguir en la Novena por intercesión de la bienaventurada Santa Mónica. Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA NOVENO
¡Oh Dios, que siempre te complaces en la gloria de tus Santos y te muestras en ellos admirable, para que sean venerados de las gentes, y así, en el traslado de las santas reliquias de vuestra sierva Mónica, desde el puerto de Ostia a la Ciudad Eterna, os dignasteis honrarla con el júbilo de los pueblos que la saludaban a su paso, con la devoción de tantas madres que salían a ofrecerle sus hijos y sus lágrimas, y la acompañasteis en aquel glorioso viaje con los prodigios de vuestra omnipotencia, haciendo, por su mediación, grandes milagros! Por el suave aroma que exhalan en vuestra presencia los restos venerados de aquella mujer santa y admirable, dignaos despertarme de mi tibieza, resucitarme a vuestra gloria y concederme cuanto os pido para mi salud eterna y la de todos aquellos que Vos habéis puesto bajo mi amor y cuidado. Glorificad de este modo vuestro nombre
Tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.
Pedir la gracia que se desee conseguir en la Novena por intercesión de la bienaventurada Santa Mónica. Terminar con la oración final para todos los días.

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 18 DE AGOSTO 2016


El banquete está preparado, pero los invitados...
Parábolas


Mateo 22, 1-14. Tiempo Ordinario. Todos estamos invitados a participar del gran banquete que celebrará en el cielo. 


Por: Misael Cisneros | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Mateo 22, 1-14
Tomando Jesús de nuevo la palabra les habló en parábolas, diciendo: «El Reino de los Cielos es semejante a un rey que celebró el banquete de bodas de su hijo. Envió sus siervos a llamar a los invitados a la boda, pero no quisieron venir. Envió todavía otros siervos, con este encargo: Decid a los invitados: "Mirad, mi banquete está preparado, se han matado ya mis novillos y animales cebados, y todo está a punto; venid a la boda." Pero ellos, sin hacer caso, se fueron el uno a su campo, el otro a su negocio; y los demás agarraron a los siervos, los escarnecieron y los mataron. Se airó el rey y, enviando sus tropas, dio muerte a aquellos homicidas y prendió fuego a su ciudad. Entonces dice a sus siervos: "La boda está preparada, pero los invitados no eran dignos. Id, pues, a los cruces de los caminos y, a cuantos encontréis, invitadlos a la boda." Los siervos salieron a los caminos, reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y la sala de bodas se llenó de comensales. «Entró el rey a ver a los comensales, y al notar que había allí uno que no tenía traje de boda, le dice: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de boda?" El se quedó callado. Entonces el rey dijo a los sirvientes: "Atadle de pies y manos, y echadle a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes." Porque muchos son llamados, mas pocos escogidos».

Oración introductoria
Dios mío, me invitas, me llamas incansablemente a tener un encuentro misterioso en el amor. Tu iniciativa me conmueve. Ayúdame a elevar mi corazón hacia Ti para saber corresponder a tanto amor, participando dignamente en este banquete de la oración.

Petición
Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío.

 
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Cristo te invita al banquete.
Cólera de corazón, decepción ante una bella expectativa, frustración ante el último rechazo de lo que había sido un formidable plan. El Rey invita a las personas a venir a su banquete, es un Rey generoso, un Rey que sobrelleva el peso del derroche mientras eso le suponga la felicidad del invitado. Pobre Rey que tenía bien presente a cada uno de los que deseaba ver en su palacio. Anhelaba el corazón del Rey poder abrir sus brazos recibiendo al huésped esperado, pero éste no quiso venir, simplemente así: no quiso, no supo o no quiso saber…
Yo, persona que me gusta que me imploren, que me soliciten varias veces. Yo, persona que subyace en la tendencia de esperar a que me rueguen. Yo, persona que no soy feliz, aun si haber salido de mí misma. Soy una persona que buscando la felicidad en preferirme, he encontrado la irónica tristeza de quien no se entrega. Soy yo un comensal que fue invitado a ese banquete, y que ahora solo puedo vagamente imaginar y saborear. Soy el invitado que pensó encontrar mayor placer en dedicarse ciegamente a los afanes de esta vida, sin pensar siquiera en dirigir la vista, por lo menos una vez, hacia los gozos que del cielo se desprenden. Soy esa persona, ese invitado…
Pero tengo la certeza de que el Rey llamó dos veces…


Hoy, Señor, quiero pedirte perdón por los momentos en que no acepté tu voluntad. Quiero volverme a tu misericordia, por las veces en que no confié en Ti. Me encuentro aquí con el deseo de empezar una vez más y de aceptar esa segunda invitación. De extender mi mano para que la tomes y me lleves caminando junto a Ti hacia el banquete, pues deseo dar el paso de este día también; y acoger tu voluntad desde mi corazón.
«De este modo, sentarse en la mesa con Jesús significa ser transformados y salvados por Él. En la comunidad cristiana la mesa de Jesús es doble: está la mesa de la Palabra y la mesa de la Eucaristía. Son estas las medicinas con las cuales el Médico Divino nos cura y nos nutre.»
(S.S. Francisco, audiencia del 13 de abril de 2016).
Reflexión
Podría sonar demasiado extraño este evangelio porque, ¿cómo es posible que alguien rechace la invitación a una boda donde habrá vino, música y buen ambiente? Al menos hoy día son pocos los que rechazarían esta oferta tan especial. Pero es claro que esta parábola Cristo nos la dibujó así para que comprendiésemos que todos estamos invitados a participar del gran banquete que celebrará en el cielo.

Sólo nos hace falta cumplir un requisito que el evangelio lo pone como algo externo pero que en realidad en las bodas se le da demasiada importancia y es el vestido. Es necesario e indispensable entrar con el ajuar apropiado al gran banquete que Cristo nos invitará, este ajuar es la vida de gracia. Por eso expulsaron de la boda al hombre que no llevaba el traje apropiado, porque no estaba en vida de gracia. Y la gracia, como la llama santo Tomás de Aquino, es "nitior animae" es decir, esplendor del alma, presencia de Dios en nuestra alma.

Es claro que Jesús no puede habitar en un lugar en donde no tiene amigos, y tampoco nosotros nos deberíamos atrever a presentarnos a la boda que Él organiza cuando no le tenemos por amigo. Esto es la vida de gracia, conservar su amistad y por tanto rechazar enérgicamente todo lo que pudiese ofenderle: revistas indecentes, películas deshonestas, compañías perjudiciales, ofensas a nuestros padres o hermanos, críticas etc.

Es difícil conservar esta amistad con Cristo, pero si realmente lo tenemos por amigo no nos atreveremos a ofenderle, sino que al contrario nos esforzaremos por ser cada día mejores amigos de Él.

Propósito
Ser sincero con todos y en todo, fortaleciendo esta actitud en el sacramento de la reconciliación.

Diálogo con Cristo 
Jesús, el vestido de bodas que necesito es el del amor. Cuántas veces doy más importancia a mi propia satisfacción en vez de centrar mi atención y esfuerzo en alcanzar la verdadera comunión contigo. Con la intercesión de María, ayúdame a valorar tu invitación a la santidad, optando siempre por la virtud en vez del pecado, amando desinteresadamente en vez de buscar mi propia conveniencia, siendo humilde en vez de orgulloso

ORACIONES A SAN ALBERTO HURTADO


Oración a San Alberto Hurtado



PADRE ALBERTO HURTADO
Apóstol de Jesucristo,
servidor de los pobres,
amigo de los niños
y maestro de juventudes,
bendecimos a nuestro Dios
por tu paso entre nosotros.

Tú supiste amar y servir.
Tú fuiste profeta de la justicia
y refugio de los más desamparados.
Tú construiste con amor
un hogar para acoger a Cristo.

Como un verdadero padre,
tú nos llamas a vivir la fe
comprometida, consecuente y solidaria.

Tú nos guías con entusiasmo
en el seguimiento del Maestro.
Tú nos conduces al Salvador
que nuestro mundo necesita.

Haznos vivir siempre contentos
aun en medio de las dificultades.
Haz que sepamos vencer el egoísmo
y entregar nuestra vida a los hermanos.

PADRE HURTADO,
HIJO DE MARÍA Y DE LA IGLESIA,
AMIGO DE DIOS Y DE LOS HOMBRES,
RUEGA POR TODOS NOSOTROS.

Amén.

Fuente: padrealbertohurtado.cl


Oración por los Enfermos de San Alberto Hurtado

San Alberto Hurtado
amigo de los niños y de los pobres,
de los enfermos y desamparados.

Tú que conociste el dolor
y la enfermedad,
que supiste del desprecio
y la persecución
ayúdame a dar sentido
a mi padecimiento
y acercar mi pasión
a la Pasión salvadora
de nuestro Señor Jesucristo,
porque “Si sufrimos pacientemente
con Él, también reinaremos con Él”.

Dame fortaleza y esperanza
para aceptar la enfermedad
y conocer el triunfo
de la Resurrección.

Intercede por mí
ante nuestro Padre Dios,
para que me sane de mi enfermedad
si es su voluntad.

Amén

Fuente: padrealbertohurtado.cl



Oración a la Virgen María por San Alberto Hurtado

¡Madre mía querida y muy querida!
Ahora que ves en tus brazos a ese bello Niño
no te olvides de este siervo tuyo,
aunque sea por compasión mírame;
ya sé que te cuesta apartar los ojos de Jesús
para ponerlos en mis miserias,
pero, madre, si tú no me miras,
¿cómo se disiparán mis penas?
Si tú no te vuelves hacia mi rincón,
¿quien se acordará de mí?
Si tú no me miras,
Jesús que tiene sus ojitos clavados en los tuyos, no me mirará.

Si tú me miras, El seguirá tu mirada y me verá
y entonces con que le digas
“¡Pobrecito! necesita nuestra ayuda”;
Jesús me atraerá a sí y me bendecirá
y lo amaré y me dará fuerza y alegría,
confianza y desprendimiento.
Me llenará de su amor y de tu amor
y trabajaré mucho por El y por Ti,
haré que todos te amen
y amándote se salvarán.
¡Madre! ¡Y solo con que me mires!

Fuente: padrealbertohurtado.cl


Oración de San Alberto Hurtado por los niños

San Alberto Hurtado,
amigo de los patroncitos
de los que no tienen casa
y sienten hambre y frío.

Les diste el Hogar de Cristo,
les regalaste tu abrigo,
los quisiste como hermanos,
los trataste con cariño.

Nos enseñaste a ayudar
a hacer la vida más buena…
Eso es solidaridad,
y hay que dar hasta que duela.

Amén

Fuente: padrealbertohurtado.cl


Oración La Sonrisa por San Alberto Hurtado


“No cuesta nada pero vale mucho.
Enriquece al que la recibe,
Sin empobrecer al que la da”.

“Se realiza en un instante,
y su memoria perdura para siempre”.

“Nadie es tan rico
que pueda prescindir de ella,
ni tan pobre que no pueda darla”.

“Y, con todo, no puede ser comprobada,
mendigada, robada,
porque no existe hasta que se da”.

“Y si en el momento de comprar,
el vencedor está tan cansado
que no puede sonreír,
¿quieres tu darle una sonrisa?”.

“Porque nadie necesita tanto una sonrisa
como los que no tienen una
para dar a los demás”.

Amén.

Fuente: padrealbertohurtado.cl
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