miércoles, 10 de diciembre de 2014

SANTA EULALIA DE MÉRIDA, MÁRTIR, 10 DE DICIEMBRE



Eulalia de Mérida, Santa
Mártir, 10 de diciembre 


Por: P. Felipe Santos | Fuente: Cathoic.net



Etimológicamente significa “la que habla bien”. Viene de la lengua griega.

Para el creyente, una de las llamadas es acoger la alegría pascual – nacida en el corazón del mayor de los fracasos “aparentes”, el de la cruz – y ser portadores de alegría.

Nos encontramos en Mérida, Extremadura en el año 300. En primer lugar, hay que decir que hay dos Eulalias: la de Mérida y la de Barcelona.

La vida de estas dos mártires se relatan en los poemas de nuestro compatriota Prudencio (+415).

Dice:"Nuca estuvo una criatura humana dotada de tanta gracia y atractivo. A pesar de los 12 inviernos y trece primaveras que tenía, nunca permitió que se le hablara de lecho nupcial, pues su cuerpo pertenecía a Cristo"..

Vivía con este convencimiento. No soñaba lo que le aguardaba en puro corazón y mente esclarecida.

Por aquel tiempo se desencadenó la persecución de Diocleciano. Ya estamos en lo mismo, pero al mismo tiempo interesante y novedoso por ver la reacción de esta chica de Mérida y de tantos otros cristianos.

Ella, no solamente no le tenía miedo a la muerte, sino que incluso deseaba ser mártir por amor a Cristo. Desde luego, la admiración cuando se estudia todo esto a tantos siglos de distancia, es extraordinaria.

Los padres querían impedir a toda costa que muriese. Para ello, la encerraron en un castillo. El único que podía verla era el sacerdote Félix y la ama de llaves.

El gobernador romano tenía la orden de que todo aquel cristiano que no quemase incienso a los dioses, iría derecho a la muerte.

Eulalia convenció al ama de llaves para que le dejara salir. Salieron las dos juntas ante el gobernador. Le reprocharon su crueldad. En seguida mandó martirizar primero a Julia, la empleada, y a continuación a Eulalia.

El juez pagano mandó que la destrozaran golpeándola con varillas de hierro y que sobre sus heridas colocaran antorchas encendidas. La hermosa cabellera de Eulalia se incendió y la jovencita murió quemada y ahogada por el humo.

Dice el poeta Prudencio que al morir la santa, la gente vio una blanquísima paloma que volaba hacia el cielo, y que los verdugos salieron huyendo, llenos de pavor y de remordimiento por haber matado a una criatura inocente. La nieve cubrió el cadáver y el suelo de los alrededores, hasta que varios días después llegaron unos cristianos y le dieron honrosa sepultura al cuerpo de la joven mártir. Allí en el sitio de su sepultura se levantó un templo de honor de Santa Eulalia, y dice el poeta que él mismo vio que a ese templo llegaban muchos peregrinos a orar ante los restos de tan valiente joven y a conseguir por medio de ella muy notables favores de Dios.

Con el tiempo se convirtió en una de las santas españolas más venerada.
¡Felicidades a quien lleve este nombre!


Comentarios al P. Felipe Santos: fsantossdb@hotmail.com

LOS SANTOS DE HOY: MIÉRCOLES 10 DE DICIEMBRE DEL 2014

LOS SANTOS DE HOY: 
MIÉRCOLES 10 DE DICIEMBRE DEL 2014

Milciades (Melquiades), Santo
XXXII Papa, 10 de enero (10 de diciembre)


Hoy también se festeja a:

Gregorio III, Santo
Papa, 10 de Diciembre
Marco Antonio Durando, Beato
Presbítero y Fundador, 10 de diciembre
Gonzalo Viñes Masip, Beato
Mártir, 10 Diciembre
Nuestra Señora de Loreto
Advocación Mariana, 10 de diciembre
Eulalia de Mérida, Santa
Mártir, 10 de diciembre

SAN GREGORIO III, PAPA, 10 DE DICIEMBRE


Gregorio III, Santo
Gregorio III, Santo

Papa, 10 de Diciembre 


Fuente: Enciclopedia Católica || ACI Prensa



XC Papa

Martirologio Romano: En Roma, en la basílica de San Pedro, san Gregorio III, papa, que procuró la predicación del Evangelio a los germanos y, en contra de los iconoclastas de la Urbe, adornó las iglesias con sagradas imágenes. ( 741)
El Papa Gregorio III fue hijo de un siriano llamado Juan. No se conoce la fecha de su nacimiento. Su reputación por el aprendizaje y sus virtudes, fueron tan grandes que los romanos lo eligieron como papa por aclamación, cuando él acompañaba el funeral de su predecesor, el 11 de febrero de 731.

Él no fue consagrado más que un mes después de su elección. Se presume que la espera de la confirmación de la elección fue por las consideraciones en Ravenna. En materia de iconoclasmos, él siguió la política de su predecesor. Envió delegados y legados en relación con la persecusión del emperador León III, desarrolló dos sínodos en Roma (731) en los cuales se condenaron las herejías. Como forma de protestar contra el emperador, hizo que se dieran honores especiales a las imágenes y reliquias en particular a las de San Pedro. Existen fragmentos de inscripciones de estos tiempos, que dan cuenta de estas condiciones en la Basílica del Vaticano, algo que él construyó y frente a las cuales se oraban y recitaban oficios especiales.

La respuesta de León ante los argumentos y apologías de las adoraciones que se llevaban a cabo en oriente y occidente, fue tomar los patrimonios papales en Calabria y Sicilia, o donde quiera que se tuviera poder en Italia. Esas posesiones fueron trasferidas al patriarca de Constantinopla, una jurisdicción ecleciástica que eran tenidas, ambas, por el papa con anterioridad. En ello tuvo un papel importante la Prefectura de Illyricum. Gregorio III confirmó la decisión de sus predecesores con los respectivos derechos de los Patriarcas de Aquilea y Grado, y envio el “pallium” a Antonio de Grado.

Con otorgar también derechos a Egbert de York, estaba siguiendo los acuerdos de San Gregorio I, quien había dejado claro que York tenía los derechos metropolitanos en el norte de Inglaterra, y que Canterbury los tenía en el sur. Tanto Tatwine y Nothelm de Canterbury recibieron el “pallium” en sucesión de Gregorio III (731 y 736).

A su requerimiento, Gregorio III extendió el mismo apoyo y ayuda a San Bonifacio, lo que le había sido dado también por Gregorio II. “Refuerzo que excedió por la ayuda del afecto de la Sede Apostólica”, con ello el santo continuó con alegría, su glorioso trabajo por la conversión de Alemania. Cerca del 737, Bonifacio vino a Roma por tercera ocasión para una recuento de su actividad, y para disfrutar de una conversación “que compartía vida” con el Papa. A petición de Gregorio, el monje y gran viajero, San Willibald, fue a asistir a su primo Bonifacio en sus tareas.

El final del período pontificial de Gregorio estuvo cargado de problemas por acción de los lombardos. Dándose cuenta de la ambición que tenía Liutprand, Gregorio completó la restauración de las murallas de Roma, lo que había sido iniciado por sus predecesores. También trajo de retorno Gallese, algo importante en la vía, de Transmundo, Duque de Spoleto. Esto permitió tener abiertas las comunicaciones entre Roma y Ravenna.

En el 739, Liutprand estuvo de nuevo en armas. Sus tropas avanzaron abrumadoramente, y él mismo marchó hacia el sur subyugando a los Duques de Spoleto y Bevento, así como al Ducado de Roma. Transamund huyó a Roma y Gregorio imploró ayuda al gran jefe francés, Charles Martel. Después de un tiempo aparecieron embajadores del Vice-Rey (subreguladores) de Frank, en Roma (739).

El hecho de que llegaran, en medio del calor del verano, trajo un paz momentánea. Pero al año siguiente. Liutprand tomó nuevamente el campo. Esta vez los romanos dejaron sus murallas y ayudaron a Transmundo a recobrar Spoleto. Cuando, no obstante, se había recuperado su ducado, él no pudo cumplir con el requerimiento de Gregorio en tanto recobrar para el papa “las cuatroa ciudades del ducado de Roma que se habían perdido”.

Fue en medio de todas estas guerras y rumores de guerra, que murió Gregorio. Fue sepultado en el oratorio de Nuestra Señora, el cual había construido para él en San Pedro. Murió en 741.

martes, 9 de diciembre de 2014

EL EVANGELIO DE HOY: MARTES 8 DE DICIEMBRE DEL 2014


La oveja descarriada
Adviento


Mateo 18, 12-14. Adviento. Tal vez depende de nuestra actitud el que otras ovejas regresen al redil de Cristo en este Adviento. 


Por: Misael Cisneros | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Mateo 18, 12-14
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le descarría una de ellas, ¿no dejará en los montes las noventa y nueve, para ir en busca de la descarriada?Y si llega a encontrarla, os digo de verdad que tiene más alegría por ella que por las 99 no descarriadas. De la misma manera, no es voluntad de vuestro Padre celestial que se pierda uno solo de estos pequeños.

Oración introductoria
Padre mío, sé lo importante que soy para Ti. Permite que esta meditación me ayude a darte el gozo de ser esa oveja perdida que vuelve al redil en esta Navidad. No quiero seguir ignorando tu mensaje, tu llamado a la santidad.

Petición
Jesús, que sepa proponer a los demás la alegría y la paz que da el esfuerzo por vivir en el redil de los que cumplen la voluntad de tu Padre celestial.

Meditación del Papa Francisco
Un Dios al que no le gusta perder, no es un buen perdedor y por esto, no pierde, sale de sí y va, busca. Es un Dios que busca: busca a todos aquellos que están lejos de Él. Como el pastor, que va a buscar a la oveja perdida. El trabajo de Dios es ir a buscar para invitar a la fiesta a todos, buenos y malos.
Dios no tolera perder a uno de los suyos. Pero esta será también la oración de Jesús, en el Jueves Santo: «Padre, que no se pierda ninguno de los que Tú me has dado». Es un Dios que camina para buscarnos y tiene una cierta debilidad de amor por los que están más alejados, que se han perdido... Va y los busca. ¿Y cómo busca? Busca hasta el final, como estos pastores que van en la oscuridad, buscando, hasta que la encuentra; o como la mujer, que cuando pierde la moneda enciende la lámpara, barre la casa y busca con cuidado. Así busca Dios. Pero este hijo no lo pierdo, ¡es mío, y no quiero perderlo! Este es nuestro Padre: siempre nos busca. (Cf. Papa Francisco, homilía en santa Marta, 7 de noviembre de 2013)
Reflexión
A los primeros a quien Cristo Jesús quiere salvar en este Adviento es a nosotros mismos. Tal vez no seremos ovejas descarriadas, pero puede ser que tampoco estemos en un momento demasiado fervoroso en nuestro seguimiento del Pastor. Todos somos débiles y a veces nos distraemos del camino recto.

Cristo nos busca y nos espera. No sólo a los grandes pecadores y a los alejados, sino a nosotros, los cristianos que le seguimos con un ritmo más intenso, pero que también necesitamos el estímulo de estas llamadas y de la gracia de su amor. Somos nosotros mismo los invitados a confiar en Dios, a celebrar su perdón, a aprovechar la gracia de la Navidad. El que está en actitud de Adviento es Dios para con nosotros. Él se alegrará inmensamente si volvemos a Él.

Pero también nos enseña el evangelio a salir al encuentro de los demás, a ayudarles a salir de su desierto del alejamiento de Dios. Tal vez depende de nuestra actitud el que otras ovejas regresen al redil de Cristo en este Adviento. No tanto por nuestros discursos, sino por nuestra cercanía y acogida.

Propósito
Transmitir mi alegría, esperanza y amor a Cristo a una persona alejada de la fe.

Diálogo con Cristo
Alabado seas Señor por darme esta experiencia en la oración. Tú eres mi buen pastor, la clave, la fuerza, el motor de mi ser y obrar. Quiero corresponder a tanto amor. No quiero terminar mi oración siendo el mismo. Dame la gracia de asemejarme más a tu santísima Madre el día de hoy. Especialmente permite que sea un buen pastor para los demás al dejar que seas Tú quien guíe toda mi vida.

ORACIÓN A SANTA LEOCADIA DE TOLEDO



ORACIÓN A SANTA LEOCADIA

¡Aleluya! El señor mi Dios está aquí.
¡Gracias! Señor por todas tus bendiciones.
Santa Leocadia. Ruega por mi.
Santa Leocadia. Ruega por mi.
Santa Leocadia. Ruega por mi.
Amén.

SANTA LEOCADIA DE TOLEDO, MÁRTIR, 9 DE DICIEMBRE



Leocadia de Toledo, Santa
Leocadia de Toledo, Santa

Mártir, 9 de diciembre 


Por: n/a | Fuente: Archidiócesis de Madrid




Procedente de las Galias, entra el gobernador Daciano dejando un rastro de sangre cristiana por donde pasa. Los primeros años pacíficos y benevolentes del emperador Diocleciano han quedado atrás. Parece ser que el césar Galerio ha movido los ánimos de la tetrarquía gobernante contra todo lo que lleva el nombre de cristiano. Girona, Barcelona, Zaragoza, Alcalá, Toledo, Ávila y Mérida presentan cada una su lista de nombres conocidos y venerados que, por el mismo tiempo, dieron sus vidas con entereza.

En su libro De las coronas, el Peristephanon, dejará Prudencio su testimonio escrito del siglo IV sobre los hechos martiriales en arte pindárico. Entre ellos, el encantador relato del martirio de Santa Leocadia.

En Toledo la joven Leocadia, casi niña, fue llevada al tribunal del gobernador. Dulce, fuerte y enamorada de su Señor, resiste primero las halagüeñas proposiciones del regalante y luego las amenazas del duro tirano. Puesta en cárcel en condiciones infrahumanas muere, sin derramar sangre, el 9 de diciembre del 303 o del 304. Así supo ser fiel.

Junto a su tumba, en el cementerio local, en la vega del Tajo, se comienza a desarrollar el culto martirial. La basílica romana del siglo IV es mejorada a comienzos del VII por el rey Sisebuto, siglo en el que el culto a la santa vive su esplendor. Pronto, arzobispos —incluido san Ildefonso— ponen propias tumbas junto a su tumba y concilios toledanos se celebran bajo la cercana protección.

Las reliquias de la santa patrona toledana han soportado desde mediados del siglo VIII un largo peregrinaje. Muchos y no siempre triunfales han sido los traslados hasta su reposición en la catedral, a hombros también de Felipe II, en el siglo XVI. Hoy reposan en arca de plata fabricada por el platero Merino en El Ochavo de la catedral.

Niña inocente Leocadia, enséñanos a los sesudos, sabios, prudentes, sensatos, viejos, juiciosos y muy experimentados de la vida donde está la Verdad y qué hay que hacer para tenerla.

LOS SANTOS DE HOY: MARTES 9 DE DICIEMBRE DEL 2014


LOS SANTOS DE HOY:
 MARTES 9 DE DICIEMBRE DEL 2014

Josefa Laborra Goyeneche, Beata
Religiosa y Mártir, 9 de diciembre

Hoy también se festeja a:

Carmen Rodríguez Banazal, Beata
Religiosa y Mártir, 9 de diciembre
Estefanía Irisarri Irigaray, Beata
Religiosa y Mártir, 9 de diciembre
María del Pilar Nalda Franco, Beata
Religiosa y Mártir, 9 de diciembre
Isidora Izquierdo García, Beata
Religiosa y Mártir, 9 de diciembre
Dolores Broseta Bonet, Beata
Laica Mártir, 9 de diciembre
Juan Diego Cuauhtlatoatzin, Santo
Vidente de la Virgen de Guadalupe, 9 de Diciembre
Bernardo María Silvestrelli, Beato
Sacerdote Pasionista, 9 Diciembre
Pedro Fourier, Santo
Educador y Fundador, 9 Diciembre
Siro de Pavia, Santo
Obispo, 9 Diciembre
Clara Isabel Fornari, Beata
Monja, 9 de diciembre
Juan Diego Cuauhtlatoatzin, Santo
Vidente de la Virgen de Guadalupe, 9 de Diciembre
Leocadia de Toledo, Santa
Mártir, 9 de diciembre


SAN JUAN DIEGO CUAUHTLATOATZIN, VIDENTE DE LA VIRGEN DE GUADALUPE, 9 DE DICIEMBRE


Juan Diego Cuauhtlatoatzin, Santo
Vidente de la Virgen de Guadalupe, 9 de Diciembre 


Por: P. Dr. Eduardo Chávez Sánchez | 



Memoria Litúrgica
Vidente de la Virgen de Guadalupe

Martirologio Romano: San Juan Diego Cuauhtlatoatzain, de la estirpe indígena nativa, varón provisto de una fe purísima, de humildad y de fervor, que logró que se construyera un santuario en honor de la Bienaventurada María Virgen de Guadalupe en la colina de Tepeyac, en la ciudad de México, lugar donde se le había aparecido la Madre de Dios. († 1548) 

Fecha de canonización: 31 de julio de 2002 por el Papa Juan Pablo II.

Juan Diego Cuauhtlatoatzin (que significa: Águila que habla o El que habla como águila), un indio humilde, de la etnia indígena de los chichimecas, nació en torno al año 1474, en Cuauhtitlán, que en ese tiempo pertenecía al reino de Texcoco. Juan Diego fue bautizado por los primeros franciscanos, aproximadamente en 1524. En 1531, Juan Diego era un hombre maduro, como de unos 57 años de edad; edificó a los demás con su testimonio y su palabra; de hecho, se acercaban a él para que intercediera por las necesidades, peticiones y súplicas de su pueblo; ya “que cuanto pedía y rogaba la Señora del cielo, todo se le concedía”. 

Juan Diego fue un hombre virtuoso, las semillas de estas virtudes habían sido inculcadas, cuidadas y protegidas por su ancestral cultura y educación, pero recibieron plenitud cuando Juan Diego tuvo el gran privilegio de encontrarse con la Madre de Dios, María Santísima de Guadalupe, siendo encomendado a portar a la cabeza de la Iglesia y al mundo entero el mensaje de unidad, de paz y de amor para todos los hombres; fue precisamente este encuentro y esta maravillosa misión lo que dio plenitud a cada una de las hermosas virtudes que estaban en el corazón de este humilde hombre y fueron convertidas en modelo de virtudes cristianas; Juan Diego fue un hombre humilde y sencillo, obediente y paciente, cimentado en la fe, de firme esperanza y de gran caridad. 

Poco después de haber vivido el importante momento de las Apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe, Juan Diego se entregó plenamente al servicio de Dios y de su Madre, transmitía lo que había visto y oído, y oraba con gran devoción; aunque le apenaba mucho que su casa y pueblo quedaran distantes de la Ermita. Él quería estar cerca del Santuario para atenderlo todos los días, especialmente barriéndolo, que para los indígenas era un verdadero honor; como recordaba fray Gerónimo de Mendieta: “A los templos y a todas las cosas consagradas a Dios tienen mucha reverencia, y se precian los viejos, por muy principales que sean, de barrer las iglesias, guardando la costumbre de sus pasados en tiempos de su gentilidad, que en barrer los templos mostraban su devoción (aun los mismos señores).” 

Juan Diego se acercó a suplicarle al señor Obispo que lo dejara estar en cualquier parte que fuera, junto a las paredes de la Ermita para poder así servir todo el tiempo posible a la Señora del Cielo. El Obispo, que estimaba mucho a Juan Diego, accedió a su petición y permitió que se le construyera una casita junto a la Ermita. Viendo su tío Juan Bernardino que su sobrino servía muy bien a Nuestro Señor y a su preciosa Madre, quería seguirle, para estar juntos; “pero Juan Diego no accedió. Le dijo que convenía que se estuviera en su casa, para conservar las casas y tierras que sus padres y abuelos les dejaron”. 

Juan Diego manifestó la gran nobleza de corazón y su ferviente caridad cuando su tío estuvo gravemente enfermo; asimismo Juan Diego manifestó su fe al estar con el corazón alegre, ante las palabras que le dirigió Santa María de Guadalupe, quien le aseguró que su tío estaba completamente sano; fue un indio de una fuerza religiosa que envolvía toda su vida; que dejó sus casas y tierras para ir a vivir a una pobre choza, a un lado de la Ermita; a dedicarse completamente al servicio del templo de su amada Niña del Cielo, la Virgen Santa María de Guadalupe, quien había pedido ese templo para en él ofrecer su consuelo y su amor maternal a todos lo hombres y mujeres. Juan Diego tenía “sus ratos de oración en aquel modo que sabe Dios dar a entender a los que le aman y conforme a la capacidad de cada uno, ejercitándose en obras de virtud y mortificación.” También se nos refiriere en el Nican motecpana: “A diario se ocupaba en cosas espirituales y barría el templo. Se postraba delante de la Señora del Cielo y la invocaba con fervor; frecuentemente se confesaba, comulgaba, ayunaba, hacía penitencia, se disciplinaba, se ceñía cilicio de malla y escondía en la sombra para poder entregarse a solas a la oración y estar invocando a la Señora del cielo.” 

Toda persona que se acercaba a Juan Diego tuvo la oportunidad de conocer de viva voz los pormenores del Acontecimiento Guadalupano, la manera en que había ocurrido este encuentro maravilloso y el privilegio de haber sido el mensajero de la Virgen de Guadalupe; como lo indicó el indio Martín de San Luis cuando rindió su testimonio en 1666: “Todo lo cual lo contó el dicho Diego de Torres Bullón a este testigo con mucha distinción y claridad, que se lo había dicho y contado el mismo Indio Juan Diego, porque lo comunicaba.” Juan Diego se constituyó en un verdadero misionero. 

Cuando Juan Diego se casó con María Lucía, quien había muerto dos años antes de las Apariciones, habían escuchado un sermón a fray Toribio de Benavente en donde se exaltaba la castidad, que era agradable a Dios y a la Virgen Santísima, por lo que los dos decidieron vivirla; se nos refiere: “Era viudo: dos años antes de que se le apareciera la Inmaculada, murió su mujer, que se llamaba María Lucía. Ambos vivían castamente.” Como también lo testificó el P. Luis Becerra Tanco: “el indio Juan Diego y su mujer María Lucía, guardaron castidad desde que recibieron el agua del Bautismo Santo, por haber oído a uno de los primeros ministros evangélicos muchos encomios de la pureza y castidad y lo que ama nuestro Señor a las vírgenes, y esta fama fue constante a los que conocieron y comunicaron mucho tiempo estos dos casados”. Aunque esto no obsta de que Juan Diego haya tenido descendencia, sea antes del bautismo, sea por la línea de algún otro familiar; ya que, por fuentes históricas sabemos que Juan Diego efectivamente tuvo descendencia; sobre esto, uno de los principales documentos se conserva en el Archivo del Convento de Corpus Christi en la Ciudad de México, en el cual se declara: “Sor Gertrudis del Señor San José, sus padres caciques [indios nobles] Dn. Diego de Torres Vázquez y Da. María del la Ascención de la región di Xochiatlan […] y tenida por descendiente del dichoso Juan Diego.” Lo importante también es el hecho de que Juan Diego inspiró la búsqueda de la santidad y de la perfección de vida, incluso en medio de los miembros de su propia familia, ya que su tío, como ya veíamos, al constatar como Juan Diego se había entregado muy bien al servicio de la Virgen María de Guadalupe y de Dios, quiso seguirlo, aunque Juan Diego le convino que era preferible que se quedara en su casa; y ahora tenemos también este ejemplo de Sor Gertrudis del Señor San José, descendiente de Juan Diego, quien ingresó a un monasterio, a consagrar su vida al servicio de Dios, buscando esa perfección de vida, buscando la Santidad. 

Es un hecho que Juan Diego siempre edificó a los demás con su testimonio y su palabra; constantemente se acercaban a él para que intercediera por las necesidades, peticiones y súplicas de su pueblo; ya “que cuanto pedía y rogaba la Señora del cielo, todo se le concedía”. 

El indio Gabriel Xuárez, quien tenía entre 112 y 115 años cuando dio su testimonio en las Informaciones Jurídicas de 1666; declaró cómo Juan Diego era un verdadero intercesor de su pueblo, decía: “que la dicha Santa Imagen le dijo al dicho Juan Diego la parte y lugar, donde se le había de hacer la dicha Ermita que fue donde se le apareció, que la ha visto hecha y la vio empezar este testigo, como lleva dicho donde son muchos los hombres y mujeres que van a verla y visitarla como este testigo ha ido una y muchas veces a pedirle remedio, y del dicho indio Juan para que como su pueblo, interceda por él.” El anciano indio Gabriel Xuárez también señaló detalles importantes sobre la personalidad de Juan Diego y la gran confianza que le tenía el pueblo para que intercediera en sus necesidades: “el dicho Juan Diego, –decía Gabriel Xuárez– respecto de ser natural de él y del barrio de Tlayacac, era un Indio buen cristiano, temeroso de Dios, y de su conciencia, y que siempre le vieron vivir quieta y honestamente, sin dar nota, ni escándalo de su persona, que siempre le veían ocupado en ministerios del servicio de Dios Nuestro Señor, acudiendo muy puntualmente a la doctrina y divinos oficios, ejercitándose en ello muy ordinariamente porque a todos los Indios de aquel tiempo oía este testigo, decirles era varón santo, y que le llamaban el peregrino, porque siempre lo veían andar solo y solo se iba a la doctrina de la iglesia de Tlatelulco, y después que se le apareció al dicho Juan Diego la Virgen de Guadalupe, y dejó su pueblo, casas y tierras, dejándolas a su tío suyo, porque ya su mujer era muerta; se fue a vivir a una casa Juan Diego que se le hizo pegada a la dicha Ermita, y allá iban muy de ordinario los naturales de este dicho pueblo a verlo a dicho paraje y a pedirle intercediese con la Virgen Santísima les diese buenos temporales en sus milpas, porque en dicho tiempo todos lo tenían por Varón Santo.” 

La india doña Juana de la Concepción que también dio su testimonio en estas Informaciones, confirmó que Juan Diego, efectivamente, era un hombre santo, pues había visto a la Virgen: “todos los Indios e Indias –declaraba– de este dicho pueblo le iban a ver a la dicha Ermita, teniéndole siempre por un santo varón, y esta testigo no sólo lo oía decir a los dichos sus padres, sino a otras muchas personas”. Mientras que el indio Pablo Xuárez recordaba lo que había escuchado sobre el humilde indio mensajero de Nuestra Señora de Guadalupe, decía que para el pueblo, Juan Diego era tan virtuoso y santo que era un verdadero modelo a seguir, declaraba el testigo que Juan Diego era “amigo de que todos viviesen bien, porque como lleva referido decía la dicha su abuela que era un varón santo, y que pluguiese a Dios, que sus hijos y nietos fuesen como él, pues fue tan venturoso que hablaba con la Virgen, por cuya causa le tuvo siempre esta opinión y todos los de este pueblo.” El indio don Martín de San Luis incluso declaró que la gente del pueblo: “le veía hacer al dicho Juan Diego grandes penitencias y que en aquel tiempo le decían varón santísimo.” 

Como decíamos, Juan Diego murió en 1548, un poco después de su tío Juan Bernardino, el cual falleció el 15 de mayo de 1544; ambos fueron enterrados en el Santuario que tanto amaron. Se nos refiere en el Nican motecpana: “Después de diez y seis años de servir allí Juan Diego a la Señora del cielo, murió en el año de mil y quinientos y cuarenta y ocho, a la sazón que murió el señor obispo. A su tiempo le consoló mucho la Señora del cielo, quien le vio y le dijo que ya era hora de que fuese a conseguir y gozar en el cielo, cuanto le había prometido. También fue sepultado en el templo. Andaba en los setenta y cuatro años.” En el Nican motecpana se exaltó su santidad ejemplar: “¡Ojalá que así nosotros le sirvamos y que nos apartemos de todas las cosas perturbadoras de este mundo, para que también podamos alcanzar los eternos gozos del cielo!”

lunes, 8 de diciembre de 2014

LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA, SOLEMNIDAD 8 DE DICIEMBRE


La Inmaculada Concepción de la bienaventurada Virgen María
Solemnidad, 8 de diciembre


Fuente: Archidiócesis de Madrid




SOLEMNIDAD

Martirologio Romano: Solemnidad de la Concepción Inmaculada de la bienaventurada Virgen María, que, realmente llena de gracia y bendita entre las mujeres, en previsión del nacimiento y de la muerte salvífica del Hijo de Dios, desde el mismo primer instante de su Concepción fue preservada de toda culpa original, por singular privilegio de Dios. En este mismo día fue definida, por el papa Pío IX, como verdad dogmática recibida por antigua tradición (1854).

Todo lo que se refiere a la Santísima Virgen María es un maravilloso misterio. Como la primera y más importante de las prerrogativas suyas es su condición de ser Madre de Dios, todo lo que deriva de ello-el caso de ser Inmaculada, por ejemplo- es una consecuencia de su especialísima, impar e irrepetible situación en medio de los hombres.

De hecho, en un tiempo concreto, justo en 1854, el papa Pío IX, de modo solemne y con todo el peso de su autoridad suprema recibida de Jesucristo, afirmó que pertenecía a la fe de la Iglesia Católica que María fue concebida sin pecado original. Lo hizo mediante la bula definitoria Ineffabilis Deus donde se declaraba esa verdad como dogma de fe.

Poco a poco fue descubriéndolo en el andar del tiempo y atendiendo a los progresos de la investigación teológica, al mejor conocimiento de las ciencias escriturísticas, a lo que era realidad viva en el espíritu y vida de los católicos y después de consultado el sentir del episcopado universal.

No es en ningún momento un gesto debido al capricho de los hombres ni a presiones ambientales o conveniencias económicas, políticas o sociales por las que suelen regirse las conductas de los hombres. No; es más bien la fase terminal y vinculante de un largo y complejo proceso en que se va desarrollando desde lo más explicito y directo hasta lo implícito o escondido y siempre al soplo del Espíritu Santo que asiste a la Iglesia por la promesa de Cristo. Por tanto, la definición dogmática no es la creación de una verdad nueva hasta entonces inexistente, sino la confirmación por parte de la autoridad competente de que el dato corresponde al conjunto de la Revelación sobrenatural. Por eso, al ser irreformable ya en adelante, asegura de manera inequívoca las conciencias de los fieles que al profesarla no se equivocan en su asentimiento, sino que están conforme a la verdad.

El libro del Génesis, la Anunciación de Gabriel trasmitida en el tercer evangelio, Belén donde nace el único y universal Redentor, El Calvario que es Redención doliente y el sepulcro vacío como triunfante se hacen unidad para la Inmaculada Concepción.

Los Santos Padres y los teólogos profundizaron en el significado de las palabras pondré enemistades entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya reveladas y en los hechos; relacionaron las promesas primeras sobre un futuro Salvador, descendencia de la mujer, que vencería en plenitud al Maligno con aquellas palabras lucanas llena de gracia salidas del ángel Gabriel. Compararon a la Eva, madre primera de humanidad pecadora y necesitada de redención, con María, madre del redentor y de humanidad nueva y redimida. Pensaron en la redención universal y no podían entender que alguien -María- no la necesitara por no tener pecado. Con los datos revelados en la mano se estrujaron sus cabezas para entender la verdad universal del pecado original transmitido a todo humano por generación. Jugaron con las palabras Eva -genesíaca-, y Ave -neotestamentaria-, ambas del único texto sagrado, viendo en el juego maternidad analógica por lo común y lo dispar. Vinieron otros y otros más hablando de la dignidad de María imposible de superar; el mismo pueblo fiel enamorado profesaba la conveniencia en Ella de inmunidad, pero aún quedaban flecos sin atar. Salió algún teólogo geniudo diciendo ¡imposible! y otro sutil, que hilaba muy fino, afirmó que mejor es prevenir que curar la enfermedad para afirmar que la redención sí era universal y María la mejor redimida.

Solucionadas las aparentes contradicciones de los datos revelados que ataban todos los cabos sueltos y comprendido cuanto se puede entender en la proximidad del misterio, sólo quedaba dar la razón de modo solemne a la firme convicción de fieles y pastores en el pueblo de Dios que intuía, bajo el sereno soplo del Espíritu, que por un singular privilegio la omnipotencia, sabiduría y bondad infinitas de Dios habría aplicado, sin saber cómo, los inagotables méritos del Hijo Redentor a su Santísima Madre, haciéndola tan inocente desde el primer instante de su concepción, como lo fue después y para siempre, por haberla amado más que a ninguna otra criatura y ser ello lo más digno por ser la más bella de todo lo que creó. Así lo hizo, aquel 8 de diciembre, el papa Pío IX cuando clarificó para siempre el significado completo de llena de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre.

Mientras los teólogos estudiaban y discutían todos los pormenores, los artistas les tomaron la delantera, sobre todo los españoles Murillo, Ribera, Zurbarán, Valdés Leal y otros; también no españoles como Rubens o Tiepolo. Ponían en sus impresionantes lienzos a la Inmaculada con túnica blanca y manto azul, coronada de doce estrellas, que pisaba con total potestad y triunfo la media luna y la humillada serpiente.

LOS SANTOS DE HOY: LUNES 8 DE DICIEMBRE DEL 2014


LOS SANTOS DE HOY: 
LUNES 8 DE DICIEMBRE DEL 2014

Patapio, Santo
Eremita, Diciembre 8

Hoy también se festeja a:

Narcisa de Jesús Martillo Morán, Santa
Virgen Laica Ecuatoriana, 8 de diciembre
Eutiquiano, Santo
Papa y Mártir, Diciembre 8
José María Zabal Blaco, Beato
Padre de Familia y Mártir, Diciembre 8
Luis Aloisio Liguda, Beato
Presbítero y Mártir, Diciembre 8
Natal (Nadal) Chabanel, Santo
Mártir Jesuita, 8 de diciembre
Relato de San Buenaventura
Un completo relato de cómo San Francisco vivió la Navidad.
Sofronio de Chipre, Santo
Obispo, Diciembre 8

EL EVANGELIO DE HOY: LUNES 8 DE DICIEMBRE DEL 2014 - INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA



Alégrate, llena de gracia

Lucas 1, 26-38. Inmaculada Concepción de María. María dijo que sí y El quiso preservarla de toda mancha de pecado. 




Por: Ignacio Sarre | Fuente: Catholic.net





Del santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. Ella se turbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin. María respondió al ángel: ¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón? El ángel le respondió: El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios. Dijo María: He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra. Y el ángel dejándola se fue. 

Oración introductoria
Ven, Espíritu Santo, ilumina y fortalece mi espíritu para que, como María, pueda disponer mi mente y mi corazón a escuchar y responder con generosidad a lo que hoy me quieres decir en esta meditación.

Petición
Ayúdame, Señor, a no abusar de mi libertad al someterme a la esclavitud de mis pasiones: orgullo, vanidad, sensualidad.

Meditación del Papa Francisco
El misterio de esta chica de Nazaret, que está en el corazón de Dios, no nos resulta extraño. No es ella que está arriba y nosotros aquí. No, no, estamos conectados. De hecho, ¡Dios fija su mirada de amor sobre cada hombre y cada mujer! Con nombre y apellido. Su mirada de amor está sobre cada uno de nosotros. El Apóstol Pablo afirma que Dios “nos ha elegido antes de la creación del mundo para ser santos e inmaculados”.
También nosotros, desde siempre, hemos sido elegidos por Dios para vivir una vida santa, libre del pecado. Es un proyecto de amor que Dios renueva cada vez que nos acercamos a Él, especialmente en los sacramentos.
En esta fiesta, entonces, contemplando a nuestra Madre Inmaculada, bella, reconozcamos también nuestro destino más verdadero, nuestra vocación más profunda: ser amados, ser transformados por el amor. Miremos a ella, y dejémonos mirar por ella; para aprender a ser más humildes, y también más valientes en el seguimiento de la Palabra de Dios; para acoger el tierno abrazo de su Hijo Jesús, un abrazo que nos da vida, esperanza y paz.» (Papa Francisco, 8 de diciembre de 2013)
Reflexión:
No es lo mismo necesitar algo esencial (como el agua para vivir) que algo secundario (por ejemplo, un coche para transportarnos). En el segundo caso, puede haber muchas opciones más: el transporte público, pedir ayuda a otra persona, caminar... ¡o simplemente no ir! Hay también "necesidades" que nos inventamos. Queremos "necesitar" de esta prenda de ropa, de un día de descanso... ¡de cualquier cosa o situación! Y nos ingeniamos para conseguirlo, haciéndonos creer que realmente lo necesitábamos.

Algo así le pasa a Dios. Pero por amor. En realidad, pudo salvarnos de cualquier forma, sin nuestra colaboración. Pero quiso hacer las cosas a su manera. Y "se inventó" una necesidad, tal como le hacemos nosotros.

Hoy celebramos a María. Ella fue la primer creatura de la que Dios quiso "depender" para realizar su plan. María dijo que sí. Y porque llevaría en su seno al mismo Dios, hecho carne, El quiso preservarla de toda mancha de pecado. Así, Cristo halló un lugar digno para encarnarse. Y también en esta Navidad, El ha querido "necesitar" un sitio para nacer. ¡Qué lo pueda encontrar en mi alma!

Propósito
Rezar un rosario y pedir a María su intercesión para crecer en la fe.

Diálogo con Cristo
Jesús, ayúdame para que el sí amoroso e incondicional de María se grabe profundamente en mi corazón. Que su ejemplo de obediencia y generosidad sea el faro que guíe mi vida. Que sepa comprender y transmitir la alegría de tu encarnación. Éste es el compromiso del Adviento: llevar la alegría a los demás, porque la alegría es el verdadero regalo de la Navidad. Esa alegría la puedo comunicar de un modo sencillo: con una sonrisa, con un gesto bueno, con una pequeña ayuda, con un perdón.
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