martes, 29 de julio de 2014

Los Santos de hoy miércoles 30 de julio de 2014

Los Santos de hoy miércoles 30 de julio de 2014
 Pedro Crisólogo, Santo
Doctor de la Iglesia, 30 de julio
 Godeleva, Santa
Mártir, 30 de julio
 María de Jesús Sacramentado, Santa
Fundadora, 30 de julio
 María Vicenta de Santa Dorotea, Beata
Fundadora, 30 de julio
 Sergio Cid Pazo, Beato
Sacerdote y Mártir, 30 de julio
 Leopoldo de Castelnovo (Adeodato Mandic), Santo
Capuchino, 30 de julio
 José María Muro Sanmiguel, Beato
Mártir Dominico, 30 de julio
 Joaquín Prats Baltueña, Beato
Mártir Dominico, 30 de julio
 Zósimo Izquierdo Gil, Beato
Presbítero y Mártir, 30 de julio 
 Manés de Guzmán y Aza, Beato
Sacerdote Dominico, 30 de julio 
 Abdón y Senén, Santos
Mártires, 30 de julio
 Braulio María Corres y 70 compañeros, Beatos
Mártires, 30 de julio
 Jaime (Jaume) Puig Mirosa, Beato
Sacerdote y Mártir, 30 de julio
 Sebastián Llorens Telarroja, Beato
Laico Martir, 30 de julio
 Agustín María (Eugenio García Tribaldos), Beato
Religioso y Mártir, 30 de julio
 Luis Aguirre Bilbao, Beato
Religioso y Mártir, 30 de julio
 Anselmo Pablo (Miguel Solas del Val), Beato
Religioso y Mártir, 30 de julio
 Braulio José (Alejandro González Blanco), Beato
Religioso y Mártir, 30 de julio
 Oseas (Guillermo Álvarez Quemada), Beato
Religioso y Mártir, 30 de julio
 Norberto José (Pablo Díaz de Zárate y Ortiz de Zárate), Beato
Religioso y Mártir, 30 de julio
 Crisólogo (Juan Sanz y Palanca), Beato
Religioso y Mártir, 30 de julio
 Esteban Vicente (Luis Herrero Arnillas), Beato
Religioso y Mártir, 30 de julio 

lunes, 28 de julio de 2014

EL EVANGELIO DE HOY: MARTES 29 DE JULIO DEL 2014

Autor: Catholic.net | Fuente: Catholic.net
Tu hermano resucitará
Juan 11, 19-27. Tiempo Ordinario. Jesús es consciente del valor de la vida frente a la eternidad y la muerte.
 
Tu hermano resucitará
Del santo Evangelio según san Juan 11, 19-27

En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María para consolarlas por la muerte de su hermano Lázaro. Apenas oyó Marta que Jesús llegaba, salió a su encuentro; pero María se quedó en casa. Le dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora estoy segura de que Dios te concederá cuanto le pidas».
Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará». Marta respondió: «Ya sé que resucitará en la resurrección del último día». Jesús le dijo: «Yo soy la Resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y todo aquel que está vivo y crea en mí, no morirá para siempre. ¿Crees tú esto?». Ella contestó: «Sí, Señor. Creo firmemente que Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo».

Oración introductoria

Señor Jesús, tu resurrección es la prueba más grande de que el amor puede triunfar en el mundo y en mi vida. Tú me enseñas que el amor es más fuerte y que contigo es siempre posible volver a empezar y trabajar por un mundo basado en la caridad. Ilumina mi oración para vivir este día, y toda mi vida, de cara a la eternidad.

Petición

Señor, ven a mi corazón para que nazca en mí la vida nueva que me has ganado por tu cruz y resurrección.

Meditación del Papa Francisco

Jesús, en el Nuevo Testamento, lleva a su cumplimiento esta revelación, y vincula la fe en la resurrección a su misma persona: "Yo soy la Resurrección y la Vida". De hecho, será Jesús el Señor el que resucitará en el último día a todos los que hayan creído en Él.
Jesús vino entre nosotros, se hizo hombre como nosotros en todo, menos en el pecado; de este modo nos ha tomado consigo en su camino de vuelta al Padre. Él, el Verbo Encarnado, muerto por nosotros y resucitado, da a sus discípulos el Espíritu Santo como un anticipo de la plena comunión en su Reino glorioso, que esperamos vigilantes. Esta espera es la fuente y la razón de nuestra esperanza: una esperanza que, cultivada y custodiada, se convierte en luz para iluminar nuestra historia personal y comunitaria.
Recordémoslo siempre: somos discípulos de Él que ha venido, viene cada día y vendrá al final. Si conseguimos tener más presente esta realidad, estaremos menos cansados en nuestro día a día, menos prisioneros de lo efímero y más dispuestos a caminar con corazón misericordioso en la vía de la salvación (S.S. Francisco, 4 de diciembre de 2013).

Reflexión

Decía santo Tomás de Aquino: "Tan sólo un necio trata de consolar a una madre ante su hijo muerto". Estas palabras surgen como fruto directo de la contemplación de este pasaje en el que Jesús, frente al sepulcro de su amigo Lázaro, derrama unas de las pocas lágrimas que aparecen expresamente en el evangelio.

Jesús es consciente del valor de la vida frente a la eternidad y la muerte. Sabe que el alma de Lázaro reposa esperando, como la del resto de los hombres, el momento sublime de la redención. Sin embargo, Jesús también es un hombre. Lo que en un primer momento no le cuesta aplazar cuatro días, más tarde se transformará en lágrimas y llanto: la contemplación del sepulcro de su amigo.

El regreso a la vida de Lázaro es un anticipo, una profecía, de lo que será en el futuro la resurrección de los muertos. Los amigos de Jesús, sus íntimos, sus más queridos, volverán a la vida ante el asombro de sus enemigos y las miradas mezquinas de los que en vida no acogieron a Jesús en su corazón.

Pidamos a Cristo en este día que guarde un puesto para nosotros en su corazón. Digámosle con todo nuestro ánimo que queremos ser sus amigos y sus íntimos.

Diálogo con Cristo

Jesús, Tú me amas tanto que, con tal de salvarme, venciste el miedo al sufrimiento y a la muerte. Yo también, Jesús, quiero vivir así, sin temer a la renuncia o el desprendimiento, con tal de vivir en tu gracia y así poder acercar a otros a tu amor, especialmente a aquellos miembros de mi familia que se encuentran alejados de tu amor.

Propósito

Visitar a esa persona enferma o solitaria que sé que nadie visita, para darle ánimo. 
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