domingo, 9 de marzo de 2014

EL EVANGELIO DE HOY: 09.03.2014

utor: P. Sergio Córdova LC | Fuente: Catholic.net
¿Cómo nos tienta el demonio?
Mateo 4, 1-11. 1er. Domingo de Cuaresma. ¿Te fijas en que Cristo fue tentado, y no te fijas en que Cristo venció la tentación?
 
¿Cómo nos tienta el demonio?
Del santo Evangelio según san Mateo 4, 1-11

Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Y después de hacer un ayuno de cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió hambre. Y acercándose el tentador, le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes». Mas él respondió: «Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios». Entonces el diablo le lleva consigo a la Ciudad Santa, le pone sobre el alero del Templo, y le dice: «Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: A sus ángeles te encomendará, y en sus manos te llevarán, para que no tropiece tu pie en piedra alguna». Jesús le dijo: «También está escrito: No tentarás al Señor tu Dios». Todavía le lleva consigo el diablo a un monte muy alto, le muestra todos los reinos del mundo y su gloria, y le dice: «Todo esto te daré si postrándote me adoras». Dícele entonces Jesús: «Apártate, Satanás, porque está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, y sólo a él darás culto». Entonces el diablo le deja. Y he aquí que se acercaron unos ángeles y le servían.

Oración introductoria

Señor, quiero ser tu discípulo misionero, por eso te pido tu gracia para no caer en la tentación. Necesito de un cambio interior, quiero vivir para Ti y entregarme a trabajar por tu Reino. ¡Abre en esta oración las puertas de mi corazón! ¡Ayúdame a escucharte!

Petición 

Señor, concédeme saber escuchar tu Palabra y hacerla vida en mi vida.

Meditación del Papa

Se puede conocer todo, se puede tener ciencia de todo y de esta luz sobre las cosas. Pero la luz de Jesús es otra cosa. No es una luz de la ignorancia, ¡no!, es una luz de conocimiento y sabiduría, pero es diferente de la luz del mundo. La luz que nos ofrece el mundo es una luz artificial, fuerte -quizás más fuerte es la de Jesús ¡eh!- fuerte como los fuegos artificiales, como el flash de las fotografías. Sin embargo la luz de Jesús es una luz suave, es una luz tranquila, es una luz de paz. La luz de Jesús no hace espectáculo, es una luz que viene al corazón. El diablo muchas veces viene disfrazado de ángel de la luz: a él le gusta imitar a Jesús y se simula bueno, nos habla tranquilamente, como ha hablado a Jesús después del ayuno en el desierto. Por esto hay que pedir la sabiduría del discernimiento para conocer cuándo es Jesús que nos da la luz y cuándo es el demonio disfrazado de ángel de la luz. (S.S. Francisco, 3 de septiembre de 2013, homilía en misa matutina en la capilla de Santa Marta). 

Reflexión

Dos amores quisieron construir dos ciudades -escribe san Agustín en su famosa obra teológica "De Civitate Dei"-: el amor de Dios hasta el desprecio del mundo y de sí mismo, y el amor del mundo y de sí mismo hasta llegar al desprecio de Dios”. Ésta es la historia de cada ser humano, de cada uno de nosotros: o escogemos a Dios y renunciamos a todo lo demás –al pecado, al egoísmo, a los vicios del mundo-, o nos preferimos a nosotros mismos hasta negar y rechazar a Dios. Como aquellos hombres que quisieron construir la torre de Babel para escalar al cielo y destronar a Dios.

Esto es lo que nos enseña el Evangelio de hoy, con el que iniciamos este período litúrgico de la Cuaresma: las tentaciones de Jesús en el desierto.
En los ejercicios espirituales se presenta esta meditación como "las dos banderas": la bandera de Cristo está representada en las bienaventuranzas y en el Sermón de la montaña, que acabamos de meditar hace apenas dos domingos; y la bandera de Satanás, cuyo programa de vida se resume en las tentaciones.

Jesucristo nuestro Señor, a pesar de ser Dios, no quiso verse libre de las tentaciones porque quiso experimentar en su ser todas las debilidades de nuestra naturaleza humana y poder, así, redimirnos: "Se hizo semejante a nosotros en todo, excepto en el pecado –nos dice la carta a los hebreos (Hb 4, 15)- para poder expiar los pecados del mundo". Pero no sólo. Además, padeciendo la tentación, quiso darnos ejemplo de cómo afrontarlas y vencerlas. Nos consiguió la gracia que necesitábamos y nos marcó las huellas que nosotros debemos seguir para derrotar a Satanás, como Él, cuando se presente en nuestra vida.

San Agustín, en efecto, nos dice: "El Señor Jesucristo fue tentado por el diablo en el desierto y en Él eras tú también tentado. Cristo tenía de ti la condición humana para sí, y de sí la salvación para ti; tenía de ti la muerte para sí y de sí la vida para ti; tenía de ti ultrajes para sí, y de sí honores para ti. Y también tenía de ti la tentación para sí, y de sí la victoria para ti. Si en Él fuimos tentados, en Él venceremos al diablo. ¿Te fijas en que Cristo fue tentado, y no te fijas en que Cristo venció la tentación? Reconócete, pues, a ti mismo tentado en Él, y reconócete también a ti mismo victorioso en Él. Hubiera podido impedir la acción tentadora del diablo; pero entonces tú, que estás sujeto a la tentación, no hubieras aprendido de Él a vencerla".

¿Y cuál ese ejemplo que Cristo nos dejó para que nosotros aprendamos de Él? El Evangelio de hoy es sumamente elocuente y pedagógico en este sentido. Veámoslo.

Ante todo, el demonio es un hábil oportunista que sabe sacar el mejor partido de las ocasiones peligrosas y de nuestras debilidades. Después de que nuestro Señor había ayunado cuarenta días y cuarenta noches –en la Biblia el número cuarenta es simbólico, y quiere decir "bastante tiempo", un tiempo de plenitud y perfección- el demonio lo tienta por el lado débil: "Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan".

Siempre juega con premeditación, alevosía y ventaja. Y, además, quiere que Jesús use sus poderes divinos para satisfacer sus propias necesidades personales; o sea, quiere que cambie e invierta el plan de Dios para poner a Dios a su servicio y comodidad.

Pero nuestro Señor no se deja vencer. Él no dialoga ni un instante con el tentador ni se pone a considerar si esa propuesta es buena o interesante... No. Jesús rompe enseguida, y usa como único argumento la Palabra de Dios: "Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios".

El segundo asalto de Satanás: la vanagloria, la ostentación, la búsqueda de triunfos fáciles y rápidos. El demonio quiere que Jesús use ahora su poder para impresionar y "apantallar" a toda la gente. Si se tira del pináculo del templo y los ángeles de Dios lo recogen en sus manos, todo el mundo sabrá que de verdad Él es el Hijo de Dios y quedará conquistado en un instante.

Pero Jesús vuelve a ser tajante con el tentador y de nuevo usa como arma la Palabra de Dios: "También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios". Está claro que Dios puede hacer lo que quiera, porque es Omnipotente, pero Cristo sabe que no debe "obligarle" a actuar de determinada manera haciéndole peticiones inoportunas que no están dentro de su plan de salvación.

Tercer asalto: la ambición del poder, la apostasía, el tratar que Jesús renuncie a la total dependencia de Dios. El demonio lo lleva ahora a una montaña altísima y le muestra todos los reinos del mundo y su esplendor, y le dice: "Todo esto te daré si te postras y me adoras". ¡Esta tentación era mucho más terrible, insolente y descarada que las dos anteriores!
Así es siempre Satanás. Primero se insinúa y provoca con una hábil y sutil estratagema; luego es un poco más atrevido; y después, cuando ve que Jesús ha resistido los primeros intentos, se vuelve tremendamente avasallador y descarado.

Diríamos que esta vez "va por todas" con tal de vencer. Es su última oportunidad y va a poner todas sus baterías para hacer caer a Jesús. Ahora pretende que Jesús se postre a sus pies y lo adore. Tal cual. ¡Tamaña desfachatez! Si algo no podía hacer Jesucristo era precisamente eso: ir en contra de Dios, sucumbir al pecado de idolatría. Eso fue lo que hizo Luzbell cuando cedió a la tentación de rebeldía contra Yahvé: "¡No lo serviré!". Y ahora quiere que Jesús haga otro tanto...

Pero nuestro Señor tampoco va a ceder esta vez. Si ahora es más descarado y frontal el ataque del enemigo, Jesús también se vuelve ahora mucho más enérgico y radical con el tentador: "¡Vete, Satanás, porque está escrito: Al Señor tu Dios adorarás y a Él solo darás culto!". Nuestro Señor pone por tercera vez el argumento de la Palabra de Dios y no se hace sofismas ni fáciles razonamientos para engañar su conciencia. Dios no se equivoca.

Fijémonos en un detalle más: el demonio siempre usa la mentira y el engaño para tratar de seducirnos, y desafía nuestro orgullo y amor propio para que nos rebelemos. Las tres veces comienza la tentación con esta provocación: "Si eres Hijo de Dios..." y promete unos reinos que no son suyos ni le pertenecen.

Ésta es siempre la táctica de Satanás. Fue lo que hizo con nuestros primeros padres en el paraíso. Y ésta es la "psicología" de la tentación y de la caída. Aprendamos muy bien la lección y no permitamos jamás que el demonio nos aparte de Dios. Vigilemos y oremos para no caer en la tentación. No juguemos con el tentador. Seamos tajantes. Y con el arma segura de la Palabra de Dios –o sea, con la Sagrada Escritura, el Evangelio, la enseñanza autorizada de la Iglesia y la voz de nuestros pastores y de nuestro director espiritual- no nos engañaremos y venceremos al enemigo. Permanezcamos al lado de Cristo y aprendamos de Él para ser buenos discípulos suyos.

  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Sergio Cordova LC 

    SANTA FRANCISCA ROMANA, ESPOSA,MADRE, VIUDA Y APÓSTOL SEGLAR, 9 DE MARZO


    Autor: P. Ángel Amo | Fuente: Catholic.net
    Francisca Romana, Santa
    Esposa, madre, viuda y apóstol seglar, 9 de marzo
     
    Francisca Romana, Santa

    Esposa, madre, viuda y apóstol seglar

    Martirologio Romano: Santa Francisca, religiosa, que, casada aún adolescente, vivió cuarenta años en matrimonio y fue excelente esposa y madre de familia, admirable por su piedad, humildad y paciencia. En tiempos calamitosos distribuyó sus bienes entre los pobres, asistió a los atribulados y, al quedar viuda, se retiró a vivir entre las oblatas que ella había reunido bajo la Regla de san Benito, en Roma. ( 1440)

    Fecha de canonización: 29 de mayo de 1608 siendo Papa Pablo V
    Francisca Bussa de Buxis de Leoni nació en Roma en el año 1384. Era de una familia noble y rica y, aunque aspiraba a la vida monástica, tuvo que aceptar, como era la costumbre, la elección que por ella habían hecho sus padres.

    Rara vez un matrimonio así combinado tiene éxito; pero el de Francisca lo tuvo. La joven esposa, sólo tenía trece años, se fue a vivir a casa del marido, Lorenzo de Ponziani, también rico y noble como ella. Con sencillez aceptó los grandes dones de la vida, el amor del esposo, sus títulos de nobleza, sus riquezas, los tres hijos que tuvo a quienes amó tiernamente y dedicó todos sus cuidados; y con la misma sencillez y firmeza aceptó quedar privada de ellos.

    El primer gran dolor fue la muerte de un hijo, poco después murió el otro, renovando así la herida de su corazón que todavía sangraba. En ese tiempo Roma sufría los ataques del cisma de Occidente por la presencia de los antipapas. A uno de los pontífices, Alejandro V, le hizo la guerra el rey de Nápoles, Ladislao, que invadió Roma dos veces. La guerra tocó de cerca también a Francisca pues hirieron al marido y, al único hijo que le quedaba, se lo llevaron como rehén. Todas estas desgracias no lograron doblegar su ánimo apoyado por la presencia misteriosa pero eficaz de su Ángel guardián.

    Su palacio parecía meta obligada para todos los más necesitados. Fue generosa con todos y distribuía sus bienes para aliviar las tribulaciones de los demás, sin dejar nada para sí. Para poder ampliar su radio de acción caritativa, fundó en 1425 la congregación de las Oblatas Olivetanas de santa María la Nueva, llamadas también Oblatas de Tor de Specchi. A los tres años de la muerte del marido, emitió los votos en la congregación que ella misma había fundado, y tomó el nombre de Romana. Murió el 9 de marzo de 1440. Sus restos mortales fueron expuestos durante tres días en la iglesia de santa María la Nueva, que después llevaría su nombre. Tan unánime fue el tributo de devoción que le rindieron los romanos que, según una crónica del tiempo, se habla de que toda la ciudad de Roma acudió a rendirle el extremo saludo. Fue canonizada en 1608.

    Los Santos de hoy domingo 9 de marzo de 2014

    Los Santos de hoy domingo 9 de marzo de 2014
     Francisca Romana, Santa
    Esposa, madre, viuda y apóstol seglar, 9 de marzo 
     Los 40 mártires de Sebaste, Santos
    Mártires, 9 de marzo
     Domingo Savio, Santo
    Adolescente Santo, 9 de marzo
     Catalina Vigri de Bolonia, Santa
    Virgen Clarisa, 9 de marzo
     Paciano (Pacià) de Barcelona, Santo
    Obispo, 9 de marzo
     Bosa de York, Santo
    Monje y Obispo, 9 de marzo
     Bruno Bonifacio de Querfurt, Santo
    Obispo y mártir, 9 de marzo
     Vital de Castronovo, Santo
    Monje, 9 de marzo

    sábado, 8 de marzo de 2014

    EL EVANGELIO DE HOY: 08.03.2014

    Autor: Juan Pablo López C | Fuente: Catholic.net
    No he venido a llamar a los justos sino a los pecadores
    Lucas 5, 27-32. Cuaresma. Él nunca se cansa de salir a nuestro encuentro, siempre es el primero en recorrer el camino que nos separa de Él.
     
    No he venido a llamar a los justos sino a los pecadores

    Del santo Evangelio según san Lucas 5, 27-32

    En aquel tiempo, vio Jesús a un publicano, llamado Leví (Mateo), sentado en su despacho de recaudador de impuestos y le dijo; "Sígueme". Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió.
    Leví ofreció en su casa un gran banquete en honor de Jesús, y estaban a la mesa, con ellos, un gran número de publicanos y otras personas. Los fariseos y los escribas criticaban por eso a los discípulos, diciéndoles: ¿Por qué comen y beben con publicanos y pecadores? Jesús les respondió: No son los sanos los que necesitan al médico sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan.


    Oración introductoria

    Dios mío, Tú me conoces mejor que nadie y sabes cuánta es mi miseria y debilidad. Por eso vengo a ti, para que Tú llenes mi corazón, para que todos mis actos estén impregnados de amor a Ti. Yo soy otro publicano o recaudador de impuestos si Tú no estás conmigo. Cuando Tú me faltas, siento un gran vacío. Colma mi corazón de Ti y no permitas que jamás me separe de Ti.

    Petición

    Señor, que mi vida sea un consuelo para tu corazón, en tu camino al Calvario.

    Meditación del Papa Francisco

    [Los recolectores de impuestos] Eran doblemente pecaminosos, porque estaban apegados al dinero e incluso eran traidores a la patria, al ser quienes recogían los impuestos de su pueblo para los romanos. Jesús, por lo tanto, ve a Mateo, el recaudador de impuestos, y le mira con misericordia: "Y a aquel hombre, sentado en el banco de impuestos, en un primer momento Jesús lo mira y este hombre siente algo diferente, algo que no sabía -la mirada de Jesús sobre él-, siente un estupor por dentro, escucha la invitación de Jesús: "¡Sígueme! ¡Sígueme!" Y en ese momento, se vuelve un hombre lleno de alegría, pero también un poco dubitativo, porque está muy apegado al dinero. Y bastó solo un momento a solas -que sabemos cómo logró expresarlo el Caravaggio: aquel hombre que miraba, pero que también, con sus manos, tomaba el dinero-, para que Mateo diga sí, deje todo y se vaya con el Señor. Es el momento de la misericordia recibida y aceptada: "¡Sí, voy contigo!". Es el primer momento del encuentro, una experiencia espiritual profunda. (S.S. Francisco, 5 de julio de 2013, homilía en misa matutina en la capilla de Santa Marta). 

    Reflexión 

    La cuaresma es un tiempo precioso, para enderezar nuestra vida hacia Dios. Todos de alguna u otra manera le hemos negado algo a Dios. El tiempo de cuaresma nos ayuda a responder con alegría y prontitud, como Mateo, a la llamada a la santidad que Dios nos hace. La santidad, es algo que Dios quiere para todos, no sólo los consagrados a Él deben ser santos. Dios sigue invitando cada día a responder generosamente a su llamado de amarle sobre todas las cosas. Aprovechemos este tiempo, para enfocar nuestra vida hacia Él, tomándonos de su mano misericordiosa.

    Propósito

    Haré una visita a Cristo Eucaristía, renovándole mi amor sobre todas las cosas.

    Diálogo con Cristo

    Jesús mío, gracias por acercarte a mí, que tantas veces te fallo; abre mi corazón y llénalo de tu amor. Que en esta cuaresma haga la experiencia de tu amor, que te llevó a cargar la cruz por mí. Que tu sangre, me mueva a amarte más, a ponerte en el centro de mi vida. Y que cada día responda un "sí" generoso a seguir tu Voluntad.


    ¿Cómo no abrir nuestro corazón a la certeza de que, a pesar de ser pecadores, Dios nos ama? Él nunca se cansa de salir a nuestro encuentro, siempre es el primero en recorrer el camino que nos separa de Él (Benedicto XVI)


  • Preguntas o comentarios al autor
  • Juan Pablo López C 

    SAN JUAN DE DIOS, RELIGIOSO, 8 DE MARZO

    Autor: Daniel A. Marquez B 
    Juan de Dios, Santo
    Religioso, 8 de marzo




    Religioso
    Martirologio Romano: San Juan de Dios, religioso, nacido en Portugal, que, después de una vida llena de peligros en la milicia humana, prestó ayuda con constante caridad a los necesitados y enfermos en un hospital fundado por él, y se asoció a compañeros con los que constituyó después la Orden Hospitalaria San Juan de Dios. En este día, en la ciudad de Granada, en España, pasó al eterno descanso. († 1550)

    Fecha de canonización: 16 de octubre de 1690 durante el pontificado de Alejandro VIII

    "En el año de 1538, reinando en españa el Emperador Carlos V, y siendo Arzobispo de la Ciudad de Granada don Gaspar de Avalos... que alcanzó felicidad en sus tiempos, de florecer en su obispado hombres señalados en santidad y virtud; entre los cuales fue unop, pobre, bajo y desechado en los ojos de los hombres, pero muy conocido y estimado en los de Dios, pues mereció llamarse en apellido Juan de Dios”

    Se trata de Juan Ciudad Duarte, un hombre nacido año 1495 en el pueblo portugués de Montemor o Novo, del obispado de Évora, Portugal y que muere en Granada, España, el año 1550 a la edad de 55 años, siendo considerado uno de los tesoros de la ciudad. Para todos es conocido como "el santo". El apellido de Dios le vino impuesto por un Obispo conocedor de su obra a favor de los pobres y enfermos. No cabe mayor honor que apellidarse de Dios y nada refleja mejor el modo de hacer de este hombre.

    Aparece a la edad de ocho años en el pueblo toledano de Oropesa. En las biografías de Juan de Dios, hay las grandes lagunas y muchos interrogantes, algunos todavía no resueltos, en relación a su ascendencia, pueblo, familia, vida, hasta bien entrado en años... La tradición habla que vino con un clérigo que pasó por su casa y es acogido en la de Francisco Cid Mayoral donde vivió mucho tiempo, casi la friolera de 29 años en dos ocasiones diferentes.

    Siendo mancebo de veintidós años le dio voluntad de irse a la guerra" luchando en la compañía del Conde de Oropesa, al servicio del Emperador Carlos V que fue en socorro de la plaza de Fuenterrabía atacada por el Rey Francisco I de Francia. La experiencia no puede ser más desastrosa, está a punto de ser ahorcado y regresa de nuevo a Oropesa hasta que es solicitado para defender Viena, en un momento de amenaza por parte de los turcos.

    Después de estas experiencias guerreras vuelve al oficio de pastor, leñador para ganarse el sustento, albañil en la construcción de las murallas de Ceuta y finalmente, inicia en Gibraltar el oficio de librero, que ejerce en Granada de forma estable en un puesto de la calle Elvira, hasta su conversión.

    En Granada comienza la ve Juan de Dios, cuando más asentado y cuando al parecer, había terminado su “andadura” española y europea. Juan había caminado tanto en bucsa de una cita que por fin acontece el año 1539, fiesta de S. Sebastián en el Campo de los Mártires, a la vera de la Alhambra. Ese día un predicador de fama, S. Juan de Ávila es el encargado del sermón. No sabemos qué munición usó el "maestro Ávila", el caso es que el corazón de Juan de Dios quedó tocado, sus palabras "se le fijaron en las entrañas" y "fueron a él eficaces", dice su biógrafo Castro. Juan parece haberse vuelto loco y grita, se revuelca clamando "misericordia". Se produce un total despojo de sus pocos haberes, hasta de sus vestidos...

    El pueblo se divide: unos dicen que era loco y otros que no era sino santo y que aquella obra era de Dios. Aquello era ni más ni menos que la cita con Dios.

    No es un asunto fácil. Desde ahora comienza una nueva aventura totalmente inédita en la vida de Juan. Después de la experiencia espectacular de su conversión tiene que entrar en contacto con los pobres más marginados de siempre, los enfermos mentales. “Dos hombres honrados compadecidos tomaron de la mano a Juan y lo llevaron... ¿Dónde? Al manicomio. Un ala del Hospital Real de Granada estaba ocupada por los locos. Allí, siente en sus carnes el duro tratamiento que se da a estos enfermos en su propia carne y se rebela de ver sufrir a sus hermanos. De esta experiencia surge la conversión a los hombres, que ya serán para Juan, "hermanos". "Jesucristo me traiga a tiempo y me dé gracia para que yo tenga un hospital, donde pueda recoger los pobres desamparados y faltos de juicio, y servirles como yo deseo".

    El corazón herido, cogido por el amor desbordante de Dios no le dejará en paz hasta el último momento en que muere de rodillas. En el año 1539, de acuerdo con san Juan de Avila, es huésped en Guadalupe donde se prepara en las artes médicas, y en 1540 inicia su primera obra, un pequeño hospital en la calle de Lucena, "tanta gente acudía por la fama de Juan y por su mucha caridad que los amigos le compraron una casa para hospital en la cuesta Gomérez”.

    La fama de Juan es grande en Granada: acoge a todos los pobres inválidos que encuentra, a los niños huérfanos y abandonados, visita y rehabilita a muchas mujeres prostitutas, y todo sin renta fija, salvo la limosna en la cuál es verdadero maestro, "¿quién se hace bien a si mismo dando a los pobres de Cristo?" -sería su lema cotidiano. El corazón encendido de Juan, contrasta con el fuego del Hospital Real en llamas el día 3 de julio de 1549. Allí acude como toda la ciudad, pero no para lamentarse, sino para remangarse y entrar y sacar los enfermos saliendo sano y salvo. Desde ese momento, Juan adquiere la categoría de santo y su fama llega a todos los que pudieran tener alguna duda de su pasado en la zona de los enfermos mentales. En el mes de enero de 1550, tratando de salvar a un joven que se estaba ahogando en el río Genil, enfermó gravemente.

    En el lecho de muerte a Juan le queda la herencia que entrega al arzobispo y a su sucesor, Antón Martín: libro de las deudas y los enfermos asistidos. Así se continúa la obra de Juan de Dios hasta nuestros días.

    Juan muere el día 8 de marzo de 1550. Su entierro es una auténtica manifestación de duelo y simpatía hacia su persona y su obra. 

    Los Santos de hoy sábado 8 de marzo de 2014

    Los Santos de hoy sábado 8 de marzo de 2014
     Juan de Dios, Santo
    Religioso, 8 de marzo
     Veremundo, Santo
    Abad, 8 de marzo
     Faustino Miguez, Beato
    Presbítero y Fundador, 8 de marzo
     Vicente (o Vincent) Kadlubek, Santo
    Obispo de Cracovia, 8 de marzo
     Teófilo de Nicomedia, Santo
    Obispo, 8 de marzo
     Félix de Dunwich, Santo
    Obispo, 8 de marzo 

    ORACIONES DE SAN JUAN DE DIOS - 8 DE MARZO



    viernes, 7 de marzo de 2014

    EL EVANGELIO DE HOY: 07.03.2014

    Autor: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net
    El ayuno de los discípulos
    Mateo 9, 14-15. Cuaresma. Cristo vino a cargar con nuestras flaquezas. Él tiene el bálsamo que cura nuestra alma
     
    El ayuno de los discípulos
    Del santo Evangelio según san Mateo 9, 14-15


    En aquel tiempo, los discípulos de Juan se le acercaron a Jesús, preguntándole: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan? Jesús les dijo: -¿Es que pueden guardar luto los amigos del novio, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio y entonces ayunarán.

    Oración introductoria 

    Señor, dame la gracia de caminar esta Cuaresma por la senda de una fe viva, operante y luminosa que me permita iluminar todos los acontecimientos de mi vida con tu luz, y me ayude a ser fiel y perseverante en mis propósito de acompañarte en la cruz con amor y generosidad.

    Petición

    Señor, dame la gracia de renunciar, por amor, a algo lícito y placentero, para que este sacrificio sea el medio para reparar y purificarme de mis debilidades.

    Meditación del Papa Francisco

    De estos cristianos hay muchos. No son cristianos, se disfrazan como cristianos. No saben quién es el Señor, no saben lo que es la roca, no tienen la libertad de los cristianos. Y, para decirlo de un modo simple, no tienen alegría: los primeros tienen una cierta "alegría" superficial. Los otros viven en una continua vigilia fúnebre, pero no saben lo que es la alegría cristiana. No saben cómo disfrutar de la vida que Jesús nos da, porque no saben hablar con Jesús. No se afirman sobre Jesús, con la firmeza que da la presencia de Jesús. Y no solo no tienen alegría: no tienen libertad. Son esclavos de la superficialidad, de esta vida generalizada, y estos son los esclavos de la rigidez, no son libres. En su vida, el Espíritu Santo no tiene cabida. ¡Es el Espíritu quien nos da la libertad! El Señor hoy nos invita a construir nuestra vida cristiana en Él, la roca, Aquel que nos da la libertad, que nos envía el Espíritu, que te hace ir adelante con alegría, en su camino, en sus propuestas. (S.S. Francisco, 27 de junio de 2013, homilía en misa matutina en la capilla de Santa Marta). 

    Reflexión

    A un observador de las cosas de este mundo parecería que el hombre debe esperar a llegar al Cielo para tener una vida sin preocupaciones. Si hay carestía de algo en el mundo, no es precisamente de preocupaciones. El que tiene hijos se preocupa por ellos, quien tiene ancianos a su cuidado se preocupa por ellos. El empresario se preocupa porque su empresa vaya adelante, el ama de casa se preocupa de que su hogar esté en orden y dispuesto, el estudiante se preocupa por aprobar sus exámenes. Todos tenemos nuestra ración cotidiana de preocupaciones.

    Algunas sin embargo son muy pesadas, y nadie puede negar su importancia. Son enfermedades o situaciones familiares y sociales de muy difícil solución. El evangelio de hoy nos presenta un aspecto de la figura de Cristo que debe llenar de esperanza los corazones atribulados. Cristo como aquel que "tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras iniquidades". Esto puede parecernos simple palabrería, pues el que tiene problemas no siempre encuentra una solución a ellos en la oración. Y surge la tentación de pensar que a Cristo le son indiferentes nuestras preocupaciones. Sin embargo es cierto que Cristo vino a cargar con nuestras flaquezas.

    Tal vez no como nosotros lo esperamos, pero seguro que sí como Él quiso entregarse. Porque lo que Cristo nos ofrece quizás no sea la solución material a nuestras dificultades, pero no cabe duda que nadie como Él tiene el bálsamo que cura nuestra alma, el remedio que calma nuestro espíritu, la palabra que pacifica nuestro corazón.

    Propósito

    Mortificar mi egoísmo haciendo, por amor, un acto de caridad con alguien cercano a mí.

    Diálogo con Cristo

    Señor, dame el gozo y la generosidad en el sacrificio al saber que es el medio que me acerca a Ti. Tú te entregaste por mí hasta morir en la cruz para salvarme, yo, para corresponderte, quiero ayunar más de mí mismo y de mis cosas, no quiero escatimar nada para colaborar contigo en la salvación de los hombres mis hermanos. 
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