domingo, 16 de febrero de 2014

Los Santos de hoy domingo 16 de febrero de 2014

Los Santos de hoy domingo 16 de febrero de 2014
 Juliana, (o Ileana) Mártir, Santa
Virgen y Mártir, 16 de febrero 
 Macario el Grande, Santo
Abad, 16 de febrero
 Bernardo de Escammaca
Religioso, 16 de febrero
 Mariano Arciero, Beato
Sacerdote, 16 de febrero
 José Allamano, Beato
Presbítero y Fundador, 16 de febrero
 Nicolás Paglia, Beato
Presbítero, 16 de febrero
 Felipa Mareri, Beata
Religiosa Clarisa, 16 de febrero
 Marutas de Martirópolis, Santo
Obispo, 16 de febrero
 Mártires de Cesarea de Palestina, Santos
Mártires, 16 de febrero

SANTA JULIANA, VIRGEN Y MÁRTIR, 16 DE FEBRERO

Autor: . | Fuente: Archidiócesis de Madrid
Juliana, (o Ileana) Mártir, Santa
Virgen y Mártir, 16 de febrero
 
Juliana, (o Ileana)  Mártir, Santa

Virgen y Mártir

Martirologio Romano: En la Campania, santa Juliana, virgen y mártir (s. inc.).
Cuando llegó la paz de Constantino, la matrona Sofronia tomó las reliquias del cuerpo de la mártir Juliana con la intención de llevarlas consigo a Roma. Por una tempestad, tuvo que desembarcar en Puzoli donde le edificó un templo que luego destruyeron los lombardos. Las reliquias se vieron peligrar y prudentemente se trasladaron a Nápoles donde reposan y se veneran con gran devoción.

En Nicomedia tuvieron lugar los hechos, de mil maneras narrados y con toda clase de matices comentados, en torno a esta santa que hizo un proyecto de su vida contrapuesto al deseado por su padre. Los narraré escuetamente adelantando ya que fue por la persecución de Maximiano.

Juliana es hija de una conocida familia ilustre pero con un padre pagano metido en el ejercicio del Derecho - que cuando llega el momento llega a convertirse en perseguidor de los cristianos - y una madre agnóstica. Ella, por la situación del entorno familiar nada favorable para la vivencia cristiana, se ha hecho bautizar en secreto. Además se le ha ocurrido entregarse enteramente a Cristo y no entra el casamiento en sus planes de futuro. Este es el marco.

La dificultad del caso comienza cuando Eluzo, que es un senador joven, quiere casarse con Juliana. La cosa se pone aún más interesante porque, conociendo que Eluzo bebe los vientos por su hija, ya ha concertado el padre el matrimonio entre el senador y la joven, comprometiendo su honorabilidad.

La supuesta novia lo recibe amablemente y con cortesía haciendo gala de su esmerada educación. Pero, al llegar el momento culminante de los detalles matrimoniales, salta sobre el tapete una condición al aspirante con la intención de desligarse del compromiso. No lo aceptará -le dice- mientras no sea juez y prefecto de la ciudad. Claro que eso era como pedir la luna; pero se vio pillada en sus palabras ya que en poco tiempo, gracias a influencias, dinero y valía personal, Eluzo se ha convertido en juez y prefecto de Nicomedia; además, continúa insistiendo en sus pretensiones matrimoniales con Juliana. La doncella mantiene la dignidad dándole toda clase de felicitaciones y parabienes, al tiempo que le asegura no poder aceptar el matrimonio hasta que se dé otra condición imprescindible para cubrir la sima que los separa: debe hacerse cristiano.

Ante tamaño disparate es el propio Eluzo quien pondrá al padre al corriente de lo que está pasando y de la «novedad» que se presenta. «Si eso es verdad, seremos juez y fiscal para mi hija». Juliana sólo sabe contestar a su padre furioso que ansía ser la primera dama de la ciudad, pero que sin ser cristiano, todo lo demás lo estima en nada.

«Por Apolo y Diana! Más quiero verte muerta que cristiana».

Convertida al cristianismo, se destacó por su entusiasmo y ardor en la difusión de la fe, por lo que fue encarcelada, torturada y finalmente decapitada el año 305. Su cuerpo fue trasladado a Cumas, en Italia, y posteriormente su reliquias llegaron a España, donde en su honor los condes de Castilla levantaron el célebre monasterio de Santillana (Santa Ileana), uno de los mejores monumentos de la Edad Media española

En la conversación tratará a su padre con respeto y amor de hija, pero... «mi Salvador es Jesucristo en quien tengo puesta toda mi confianza». Vienen los tormentos esperados cuando las razones no son escuchadas. Estaño derretido y fuego; además, cárcel para darle tiempo a pensar y llevarla a un cambio de actitud. Finalmente, con 18 años, se le corta la cabeza el 16 de febrero del 308.

Alguna vez hay padres «se pasan» al forzar a sus hijos cuando tienen que elegir estado. Esto tiene más complicaciones si razones profundas, como la fe práctica, dificulta la comprensión de los motivos que distancian. ¿No pensaría el padre de Juliana que sin matrimonio y cristiana su hija sería desgraciada? Quizá con viva fe cristiana llegara a vislumbrar que Jesucristo llena más que el dinero, el poder, la dignidad y la fama.

Uno de los hechos más característicos de las «Actas», es la discusión que tuvo la santa con el demonio, el cual, disfrazado cono un ángel de luz, trataba de persuadirla para que accediese a los deseos de su padre y de su pretendiente. Por ello, el arte medieval representaba comúnmente a Santa Juliana con una cadena o una cuerda disponiéndose a atar a un demonio alado. 

EL EVANGELIO DE HOY: 16.02.2014

Autor: Felipe de Jesús Rodríguez | Fuente: Catholic.net
Vine a dar la plenitud a los profetas
Mateo 5, 17-37. Tiempo Ordinario. Viene a purificar en el fuego lo que le impide a nuestro corazón darse plenamente a Dios.
 
Vine a dar la plenitud a los profetas
Del santo Evangelio según san Mateo 5, 17-37

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No crean que he venido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolirlos, sino a darles plenitud. Yo les aseguro que antes se acabarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley. Por lo tanto, el que quebrante uno de estos preceptos menores y enseñe eso a los hombres, será el menor en el Reino de los cielos; pero el que los cumpla y los enseñe, será grande en el Reino de los cielos. Les aseguro que si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán ustedes en el Reino de los cielos.

Han oído ustedes que se dijo a los antiguos: No matarás y el que mate será llevado ante el tribunal. Pero o les digo: Todo el que se enoje con su hermano, será llevado también ante el tribunal; el que insulte a su hermano, será llevado ante tribunal supremo, y el que lo desprecie, será llevado al fuego del lugar de castigo.

Por lo tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda. Arréglate pronto con tu adversario, mientras vas con él por el camino; no sea que te entregue al juez, el juez al policía y te metan a la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.

También han oído ustedes que se dijo a los antiguos: No cometarás adulterio; pero yo les digo que quien mire con malos deseos a una mujer, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Por eso, si tu ojo derecho es para ti ocasión de pecado, arráncatelo y tíralo lejos, porque más te vale perder una parte de tu cuerpo y no que todo él sea arrojado al lugar de castigo. Y si tu mano derecha es para ti ocasión de pecado, córtatela y arrójala lejos de ti, porque más te vale perder una parte de tu cuerpo y no que todo él sea arrojado al lugar de castigo.

También se dijo antes: El que se divorcie, que le dé a su mujer un certificado de divorcio; pero yo les dijo que el que se divorcia , salvo el caso de que vivan en unión ilegítima, expone a su mujer al adulterio y el que se casa con una divorciada comete adulterio.

Han oído ustedes que se dijo a los antiguos: No jurarás en falso y le cumplirás al Señor lo que le hayas prometido con juramento. Pero yo les digo: No juren de ninguna manera, ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es donde él pone los pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del gran Rey.

Tampoco jures por tu cabeza, porque no puedes hacer blanco o negro uno solo de tus cabellos. Digan simplemente sí, cuando es sí; y no, cuando es no. Lo que se diga de más, viene del maligno”. 


Oración introductoria

Señor, Dios mío, abre mi alma para que puedas modelar mi corazón a través de esta meditación que me dispongo a realizar. Haz que mis ojos se centren en tu misericordia para que me dé cuenta del inmenso amor que me tienes. Es en tu misericordia, Señor, que quiero apoyar esta sencilla oración, es en ella que quiero poner mis intenciones y las intenciones de mis seres más queridos.

Petición

Jesús, que no me aparte de tus mandamientos.

Meditación del papa Francisco

Cuando Jesús pronunció las palabras que recoge el Evangelio del día: la justicia de ustedes tiene que ser superior a la justicia que están viendo ahora, la de los escribas y fariseos. Por ello quien entra en la vida cristiana, el que acepta seguir este camino, tiene exigencias superiores a las de los demás. No tiene ventajas superiores. ¡No! Exigencias superiores. Jesús menciona algunas de ellas, como las exigencias de la convivencia, pero luego indica también el tema de la relación negativa hacia los hermanos.
Las palabras de Jesús no dejan vía de escape. "Ustedes han oído que se dijo en el pasado: no matarás. Y el que mata debe ser llevado al tribunal. Pero yo les digo que todo aquél que se enoja contra su hermano merece ser condenado, y todo aquel que lo insulta merece ser castigado por el tribunal". Respecto al insulto, Jesús es aún más radical y va mucho más allá. Porque dice que cuando ya “en tu corazón hay algo negativo” contra el hermano y se expresa con un insulto, con una maldición o con enojo, hay algo que no funciona. (S.S. Francisco, 13 de junio de 2013, homilía en misa matutina en capilla de Santa Marta). 

Reflexión

Muchas veces creemos que el cristianismo es una lista larga de normas y mandamientos que debemos cumplir. Es más, parece que Cristo, en este pasaje, nos complica más nuestros deberes. Pero eso no es el cristianismo: "No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva". (Deus Caritas est, n.1). Es sólo a través de Cristo, del prisma de su amor, que se puede, no sólo entender, sino sobre todo vivir lo que nos corresponde como sus seguidores.

Si atendemos bien, la lista de leyes que Cristo perfecciona en este evangelio tienen necesariamente un punto de unión con el amor, sea a Dios o al prójimo. Acaso, el saber perdonar al que nos ofende, al que ha dañado nuestra familia, nuestro trabajo, nuestro interior o nuestra situación económica, ¿no es el acto supremo del amor? El guardar nuestra pureza de corazón y de cuerpo, ¿no es un acto heroico de amor a nuestro Señor? El matrimonio, ¿no se puede traducir como fidelidad en el amor que Dios unió? Y, la coherencia en los deberes contraídos ante Dios, ¿no es una postura de un alma que quiere amar con sinceridad?

Sólo Cristo nos da la fuerza, los ánimos, el coraje y la paciencia para ser auténticos seguidores de su Persona; sólo así, nuestro compromiso de cristianos deja de ser un peso y se convierte en una respuesta de amor al Amor.

Cristo viene a "dar plenitud" a ley y a los profetas. Viene a purificar en el fuego lo que le impide a nuestro corazón darse plenamente a Dios. Lo que Cristo pide es un plus de justicia en la convivencia con los demás; un plus de santidad en la realización de nuestras tareas más ordinarias; un plus de generosidad en nuestra oración, en la vivencia de los sacramentos: "si su justicia no es mayor...". Por eso para Cristo no basta hacer justicia humana con el que nos ofende, pide que lo perdonemos, que nos reconciliemos con él. No le basta que no se cometa adulterio, quiere que custodiemos la pureza de nuestro corazón con una voluntad tajante: "si tu mano derecha es para ti ocasión de pecado, córtatela y arrójala lejos de ti". No le basta la ley del divorcio, sino que correspondamos al designio divino sobre el matrimonio (cfr. Mt 19, 4). A Cristo, en fin, no le basta la vivencia externa de nuestros deberes de cristianos: ¡quiere nuestra coherencia, nuestra sinceridad de vida: "digan sí cuando sea sí..."!

Propósito

Buscaré dar un plus en alguna responsabilidad de mi vida cristiana (en mi oración, en mi trato con los demás, en mi sinceridad, en perdonar…).

Diálogo con Cristo

Jesucristo, cuántas veces me fijo más en lo que me cuesta cumplir que en lo que te costó sufrir por mí; cuántas veces me quejo de mis deberes porque me falta tu amor. Tú conoces mejor que nadie mi debilidad y mi pequeñez, pero también conoces cuánto quiero responder a tu amor. Te pido que, así como viniste a perfeccionar la Ley judía, perfecciones la sinceridad, la humildad, la entrega y la pureza de mi corazón. Te lo pido por la intercesión de su santísima Madre la Virgen María. Así sea.


La fe cristiana, poniendo el amor en el centro, ha asumido lo que era el núcleo de la fe de Israel, dándole al mismo tiempo una nueva profundidad y amplitud. (Deus Caritas est, n.1).




  • Preguntas o comentarios al autor
  • Felipe de Jesús Rodríguez 

    sábado, 15 de febrero de 2014

    Los Santos de hoy sábado 15 de febrero de 2014

    Los Santos de hoy sábado 15 de febrero de 2014
     Faustino y Jovita, Mártires
    Diácono y Presbítero, 15 de Febrero
     Onésimo Santo
    Discípulo de San Pablo, 15 de febrero
     Claudio de la Colombiére, Santo
    Presbítero, 15 de febrero
     Sigfrido, Santo
    Apóstol de Suecia, 15 de febrero
     Ángelo de Sansepolcro, Beato
    Presbítero y Ermitaño, 15 de febrero
     Miguel Sopocko, Beato
    Presbítero y Fundador, 15 de febrero
     Walfredo della Gherardesca, Santo
    Abad, 15 de febrero
     Federico Bachstein y 13 compañeros, Beatos
    Franciscanos Mártires, 15 de febrero 

    SAN CLAUDIO DE LA COLOMBIÉRE, PRESBÍTERO, 15 DE FEBRERO


    Autor: . | Fuente: Corazones.org
    Claudio de la Colombiére, Santo
    Presbítero, 15 de febrero




    Presbítero Jesuita
    Martirologio Romano: En Paray-le-Monial, de Borgoña, en Francia, san Claudio de La Colombière, presbítero de la Compañía de Jesús, que siendo hombre entregado a la oración, con sus consejos dirigió a muchos en su esfuerzo para amar a Dios (1682).

    Fecha de canonización: 31 de mayo de 1992 por el Papa Juan Pablo II.

    Glorias para Nuestro Dios

    Un artista, contemporáneo de Claudio, nos ha dejado un retrato, pintado cuando éste tenía entre treinta y cinco y cuarenta y un años: rostro alargado, ojos pequeños pero brillantes y de mirada penetrante, frente amplia, boca bien proporcionada y mentón un tanto afilado. Se dice que cuando Claudio entró en la Compañía de Jesús era más bien robusto, de carácter muy alegre, de elevados ideales, prudente y agradable. La vida religiosa no hizo sino desarrollar sus dones naturales.

    Su inteligencia innata se acostumbró a los juicios agudos y certeros. Claudio amaba las bellas artes y sostuvo una correspondencia con Oliverio Patru, miembro de la Academia Francesa, quien alaba mucho sus escritos. Pero poco valor habrían tenido estos dones naturales en el trabajo por las almas, si no hubiera unido a ellos el espíritu interior de un religioso sediento de la gloria de Dios. La fuente de su vida interior era la unión con Dios en la oración, a la que se entregaba constantemente. Llegó a habituarse de tal modo a referirlo todo a Dios, que el respeto humano y los motivos mundanos no existían para él. Este extraordinario despego del mundo fue su característica principal.

    Nacimiento y más acontecimientos

    El santo Claudio nació en Saint-Symphorien d´Ozon, cerca de Lyón, en 1641. Su familia estaba bien relacionada, era piadosa y gozaba de buena posición. No poseemos ningún dato especial sobre su vida antes de ingresar en el colegio de la Compañía de Jesús de Lyón. Aunque sentía gran repugnancia por la vida religiosa, logró vencerla y fue inmediatamente admitido en la Compañía. Hizo su noviciado en Aviñón y, a los dos años, pasó al colegio de dicha ciudad a completar sus estudios de filosofía. Al terminarlos fue destinado a enseñar la gramática y las humanidades, de 1661 a 1666. Desde 1659, la ciudad de Aviñón había presenciado choques constantes entre los nobles y el pueblo En 1662, ocurrió en Roma el famoso encuentro entre la guardia pontificia y el séquito del embajador francés. A raíz de ese incidente, las tropas de Luis XIV ocuparon Aviñón, que se hallaba en el territorio de los Papas. Sin embargo, esto no interrumpió las tareas del colegio, y el aumento del calvinismo no hizo más que redoblar el celo de los jesuitas, quienes se consagraron con mayor ahínco a los ministerios apostólicos en la ciudad y en los distritos circundantes.

    Cuando la paz quedó restablecida, Aviñón celebró la canonización de San Francisco de Sales. En el más antiguo de los dos conventos de la Visitación se llevó a cabo una gran función litúrgica. En aquella ocasión, el Santo Claudio desplegó por primera vez sus dotes de orador, pues, aunque todavía no era sacerdote, fue uno de los elegidos para predicar el panegírico del santo obispo en la iglesia del convento. El texto que escogió fue: "De la fuerza ha brotado la suavidad" (Jueces: 14, 14), y el sermón resultó magnífico. Entre tanto, los superiores habían decidido enviar al joven Claudio a terminar sus estudios de teología en París, centro de la vida intelectual de Francia. En dicha ciudad se le confió el honor de velar por la educación de los dos hijos del famoso Colbert. Lo que ocurrió, probablemente, es que Colbert descubrió la envergadura intelectual de Claudio y lo escogió para ese importante oficio, aunque él personalmente no era amigo de los jesuitas. Sin embargo, las relaciones del santo con esa distinguida familia terminaron mal, pues una frase satírica que Claudio había escrito llegó al conocimiento del ministro, quien se mostró sumamente ofendido y pidió a los superiores de la Compañía que enviaran al santo nuevamente a su provincia. Esto no pudo realizarse, sino hasta 1670.

    La Palabra es proclamada y el Corazón elevado

    En 1673, el joven sacerdote fue nombrado predicador del colegio de Aviñón. Sus sermones, en los que trabajaba intensamente, son verdaderos modelos del género, tanto por la solidez de la doctrina como por la belleza del lenguaje. El santo parece haber predicado más tarde los mismos sermones en Inglaterra, y el nombre de la duquesa de York (María de Módena, que fue después reina, cuando Jacobo II heredó el trono), en cuya capilla predicó Claudio, está ligado a las ediciones de dichos sermones. El santo, durante su estancia en París, había estudiado el Jansenismo con sus verdades a medias y sus calumnias, a fin de combatir, desde el púlpito sus errores, animado como estaba por el amor al Sagrado Corazón, cuya devoción sería el mejor antídoto contra el Jansenismo. A fines de 1674, el P. La Chaize, rector del santo, recibió del general de la Compañía la orden de admitirle a la profesión solemne, después de un mes de ejercicios espirituales en la llamada "tercera probación". Ese retiro fue de gran provecho espiritual para Claudio que se sintió, según confesaba, llamado a consagrarse al Sagrado Corazón. El santo añadió a los votos solemnes de la profesión un voto de fidelidad absoluta a las reglas de la Compañía, hasta en sus menores detalles. Según anota en su diario, había ya vivido durante algún tiempo en esa fidelidad perfecta, y quería consagrar con un voto su conducta para hacerla más duradera. Tenía entonces treinta y tres años, la edad en la que Cristo murió, y eso le inspiró un gran deseo de morir completamente para el mundo y para sí mismo. Como escribió en su diario: "Me parece, Señor, que ya es tiempo de que empiece a vivir en Tí y sólo para Tí, pues a mi edad, Tú quisiste morir por mí en particular".


    Escogido por  y para el Corazón de Jesús

    Dos meses después de haber hecho la profesión solemne, en febrero de 1675, Claudio fue nombrado superior del colegio de Paray-le-Monial. Por una parte, era un honor excepcional confiar a un joven profeso el gobierno de una casa; pero por otra parte, la pequeña comunidad de Paray, que sólo tenía cuatro o cinco padres, era insignificante para las grandes dotes de Claudio.

    En realidad se trataba de un designio de Dios para ponerle en contacto con un alma que necesitaba de su ayuda: Margarita María Alacoque. Dicha religiosa se hallaba en un período de perplejidad y sufrimientos, debido a las extraordinarias revelaciones de que la había hecho objeto el Sagrado Corazón, cada día más claras e íntimas. Siguiendo las indicaciones de su superiora, la madre de Saumaise, Margarita se había confiado a un sacerdote muy erudito, pero que carecía de conocimientos de mística. El sacerdote dictaminó que Margarita era víctima de los engaños del demonio, cosa que acabó de desconcertar a la santa. Movido por las oraciones de Margarita, Dios le envió a su fiel siervo y perfecto amigo, Claudio de la Colombiére.

    El P. La Colombiére fue un día a predicar a la comunidad de la Visitación. "Mientras él nos hablaba escribió Margarita, oí en mi corazón estas palabras: "He aquí al que te he enviado" Desde la primera vez que Margarita fue a confesarse con el P. La Colombiere, éste la trató como si estuviese al tanto de lo que le sucedía. La santa sintió una repugnancia enorme a abrirle su corazón y no lo hizo, a pesar de que estaba convencida de que la voluntad de Dios era que se confiase al santo. En la siguiente confesión, el P. La Colombiere le dijo que estaba muy contento de ser para ella una ocasión de vencerse y, "en seguida -dice Margarita-, sin hacerme el menor daño, puso al descubierto cuanto de bueno y malo había en mi corazón, me consoló mucho y me exhortó a no tener miedo a los caminos del Señor, con tal de que permaneciese obediente a mis superiores, reiterándome a entregarme totalmente a Dios, para que Él me tratase como quisiera. El padre me enseñó a apreciar los dones de Dios y a recibir Sus comunicaciones con fe y humildad". Este fue el gran servicio del P. La Colombiere a Margarita María. Por otra parte, el santo trabajó incansablemente en la propagación de la devoción al Sagrado Corazón, pues veía en ella el mejor antídoto contra el jansenismo.

    Testimonio ante la persecución

    El santo no estuvo mucho tiempo en Paray. Su siguiente ocupación fue muy diferente. Por recomendación del P. La Chaize, que era el confesor de Luis XIV, sus superiores le enviaron a Londres como predicador de María Beatriz d´ Este, duquesa de York. El santo predicó en Inglaterra con el ejemplo y la palabra. El amor al Sagrado Corazón era su tema favorito. El proceso de beatificación habla de su apostolado en Inglaterra y de los numerosos protestantes que convirtió. La posición de los católicos en aquel país era extremadamente difícil, debido a la gran hostilidad que había contra ellos. En la corte se formó un movimiento para excluir al duque de York, que se había convertido al catolicismo, de la sucesión a la Corona sustituyéndole por el príncipe de Orange o algún otro candidato. El infame Titus Oates y sus secuaces inventaron la historia de un "complot de los papistas", en el que el P. La Colombiere se hallaría complicado con el resto de los católicos. El complot tenía por objeto, según los calumniadores, el asesinato del rey Carlos II y la destrucción de la Iglesia de Inglaterra, Claudio fue acusado de ejercer los ministerios sacerdotales y de haber convertido a muchos protestantes. Aunque fue hecho prisionero, la intervención de Luis XIV impidió que sellase su vida con el martirio. El santo fue simplemente desterrado de Inglaterra. La prisión había acabado con su débil salud. A su vuelta a Francia, en 1679, el santo estaba ya mortalmente enfermo; aunque en algunas temporadas se rehacía un poco y podía ejercer los ministerios sacerdotales, una enfermedad de los riñones no le dejaba reposo. Sus superiores, pensando que los aires natales podrían ayudarle a recobrar la salud, le enviaron a Lyón y a Paray. Durante una de sus visitas a esta última ciudad, Margarita María le avisó que moriría ahí.

    El P.Claudio llega a Paray en Abril de 1681, enviado por los médicos en busca de la salud que le negaban otros climas; siendo así hubo comunicación entre el P. Claudio y la Hermana Margarita. Hablando de los ardores de sus almas y proyectos apostólicos en favor del Sagrado Corazón.

    Aquí se agravó la enfermedad del P.Claudio; estaba listo para ir a otros climas, pero Sta. Margarita avisa que si le era posible sin faltar a la obediencia se quedara en Paray. Y le envía este mensaje: El me ha dicho que quiere aquí el sacrificio de vuestra vida. Tan categórica afirmación deshizo todos los preparativos de viaje.

    Muerte y gloria

    En efecto, después de haber dado maravilloso ejemplo de humildad y paciencia, Claudio La Colombiére entregó su alma a Dios al atardecer del 15 de febrero de 1682. Al día siguiente Santa Margarita María recibió un aviso del cielo en el sentido de que Claudio se hallaba ya en la gloria y no necesitaba de oraciones. Así escribió a una persona devota del querido difunto: "Cesad en vuestra aflicción. Invocadle. Nada temáis; mas poder tiene ahora que nunca para socorrernos."

    El P. La Colombiére fue beatificado en 1929 y su Santidad Juan Pablo II lo declaró santo en 1992. La Iglesia Universal celebra su fiesta el día 15 de febrero.

    ¡Felicidades a quienes lleven este nombre!
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