sábado, 4 de enero de 2014

Los Santos de hoy sábado 4 de enero de 2014

Los Santos de hoy sábado 4 de enero de 2014
 Dafrosa de Roma, Santa
Viuda y Mártir, 4 de enero
 Gregorio de Langres, Santo
Obispo, 4 de enero
 Ángela de Foligno, Santa
Terciaria Franciscana, 4 de enero
 Isabel Ana Bayley Seton, Santa
Fundadora, 4 de enero
 Otros Santos y Beatos
Completando el santoral de este día, 4 de enero
 Cristina de Santa Croce (Oringa Menabuoi), Beata
Agustina, 4 de enero
 Manuel González García, Beato
Obispo y Fundador, 4 de enero
 José Manuel González García, Beato
Vivencias de alguien que lo conoció, 4 de enero
 Faraildis (Farailda) de Gante, Santa
Viuda, 4 de enero
 Rigoberto de Reims, Santo
Obispo, 4 de enero 

SANTA DAFROSA DE ROMA, VIUDA Y MÁRTIR, 4 DE ENERO

Autor: . | Fuente: Archidiócesis de Madrid
Dafrosa de Roma, Santa
Viuda y Mártir, 4 de enero
 
Dafrosa de Roma, Santa

Viuda y Mártir


Mujer fuerte, cristiana de cuerpo entero. Esposa y madre de familia que tiene bien grabado en su alma el principio y fin de su estado y su función: ganar el cielo para ella y para los suyos. Sí, es como si la vida consistiera en un desbaratarse en el ámbito del Amor.

Primero a su marido y a sus hijos, luego al prójimo restante y al mundo, todo en el amplio ámbito de Dios que da sentido a los amores, sanos y nobles, pero con minúscula.

Y como el amor lleva a darse en búsqueda del bien de quien se ama, ahí la vemos dejando su casa en Sevilla y emigrando a la cabeza del Imperio con toda su familia a la búsqueda de un bienestar mejor. Porque era española y sevillana, de los de siempre, aún antes de que se llamaran andaluces o existiera la Giralda y antes de que fueran sus señales el toro, el albero, los palillos, el faralai y el ´`ozú ¡que caló!.

Su marido Flaviano, muere mártir en Roma. Por estar casada con un cristiano irreductible ella es condenada al destierro. A su vuelta el prefecto Aproniano la encarcela porque sigue aferrada a su principio de no sacrificar y casi enferma de hambre. El prefecto prepara las cosas para recasarla con un tal Fausto con la esperanza de que la obligue a cambiar; pero resulta el cazador casado, porque Dafrosa lo instruye en la fe cristiana, lo bautiza el presbítero Juan y acaba muriendo mártir. Como su cuerpo fue expuesto a los perros, por la noche lo recoge Dafrosa y le da sepultura cristiana. Esto la llevó definitivamente al martirio, el 4 de Enero del 362, cuando era ya único emperador Juliano.

Encantador relato que realza la entereza y la actuación, desde la feminidad, de esta mujer cristiana cabal ¿verdad? Se conocen los hechos -posiblemente agrandados en los siglos y en la distancia- por el historiador hagiógrafo hispalense Antonio Quintana quien a su vez los retoma de Pedro Julián. Cuando se narra la vida y muerte de Dafrosa se habla de toda una familia mártir - también se afirma que sus hijas Demetria y Bibiana murieron mártires en Roma, en el 362- cuya fuente impulsora es la madre, firme, fuerte y muy capaz.

Es curioso ver en la historia el papel de los aduladores del que manda. No fue precisamente el tiempo de Juliano uno de los que se caractericen por violenta persecución. El Apóstata sólo estuvo preocupado por la restauración en el Imperio del paganismo como religión oficial, al tiempo que mejoraba la administración e impulsaba la economía. Juliano no quiso mártires, sólo paganos. Pero, bien fuera por adulación, bien por odio a la fe, dicen que el prefecto Aproniano llevó esta familia a la muerte porque eran seguidores cabales del judío Cristo, el Señor. 

EL EVANGELIO DE HOY: 04-01-2014

Autor: Laureano López | Fuente: Catholic.net
Discípulos de Juan conocen a Jesús
Juan 1, 35-42. Navidad. Al conocerlo, les impactó tanto que desearon quedarse a su lado.
 
Discípulos de Juan conocen a Jesús
Lectura del santo Evangelio según san Juan 1, 35-42

En aquel tiempo, Juan se encontraba de nuevo allí con dos de sus discípulos. Fijándose en Jesús que pasaba, dice: «He ahí el Cordero de Dios». Los dos discípulos le oyeron hablar así y siguieron a Jesús. Jesús se volvió, y al ver que le seguían les dice: «¿Qué buscáis?» Ellos le respondieron: «Rabbí - que quiere decir, "Maestro" - ¿dónde vives?» Les respondió: «Venid y lo veréis». Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día. Era más o menos la hora décima. Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús. El primero a quien encontró Andrés, fue a su hermano Simón, y le dijo: "Hemos encontrado al Mesías" (que quiere decir ´el ungido´). Lo levó a donde estaba Jesús y éste, fijando en él su mirada, le dijo: "Tu eres Simón, hijo de Juan. Tú te llamarás Kefás (que significa Pedro, es decir, "roca")

Oración introductoria

Yo también quiero tener un encuentro contigo en esta oración. Sólo quiero buscarte a Ti Señor, aleja toda distracción y preocupación que me desvíe y ayúdame a tener un encuentro personal con tu amor.

Petición

Cordero de Dios, dame la gracia de encontrarte y nunca más dejarte.

Meditación del Papa Francisco

He aquí la experiencia de la misericordia, del perdón de Dios en Jesucristo: ésta es la Buena Noticia, el Evangelio que Pedro y Pablo experimentaron en ellos mismos y por el cual dieron la vida. ¡Misericordia, perdón! El Señor siempre nos perdona, el Señor tiene misericordia, es misericordioso, tiene un corazón misericordioso y nos espera siempre.
Queridos hermanos, ¡qué alegría creer en un Dios que es todo amor, todo gracia! Esta es la fe que Pedro y Pablo recibieron de Cristo y transmitieron a la Iglesia. Alabemos al Señor por estos dos gloriosos testimonios, y como ellos dejémonos conquistar por Cristo, por la misericordia de Cristo.
Recordemos también que Simón Pedro tenía un hermano, Andrés, quien compartió con él la experiencia de la fe en Jesús. Es más, Andrés encontró a Jesús antes que Simón e inmediatamente habló de ello a su hermano y le llevó donde Jesús. (S.S. Francisco, 29 de junio de 2013)..

Reflexión

En el evangelio de hoy, se nos presentan dos momentos en la vida de Juan y Andrés, discípulos del Bautista. El primero: su encuentro con Jesús; y el segundo: la respuesta natural que nace de este encuentro.

Juan y Andrés siguen a Jesús, en un momento. Éste se vuelve y les pregunta ¿Qué buscan? Los discípulos después le responden con otra pregunta. Pero la respuesta que Cristo les da parece que no resuelve su interrogante. Sin embargo, la pedagogía de Jesús es diferente a la nuestra. Les invita a que ellos mismos hagan la experiencia de convivir con Él. No los fuerza. Respeta profundamente su libertad. Hasta el punto que ellos mismos vieron dónde vivía y decidieron permanecer con Él. Lo que les atrajo no era tanto el lugar donde vivía el Maestro, eso más bien era un pretexto para acercarse a Él y conocerlo más íntimamente. Su testimonio les impactó tanto que interiormente lo único que deseaban era quedarse a su lado.

Nadie puede hacer una verdadera experiencia de Cristo y no quedar con alguna huella visible. En este evangelio, se nos muestra cómo el conocimiento de Cristo les lleva a tener una necesidad muy grande de trasmitirlo a los demás. El mismo Andrés no duda en llevar la buena noticia de que han encontrado al Mesías a su hermano Simón, para después presentarlo con el Señor y que Cristo lo escoja para seguirlo también. El apostolado brota en todo corazón como una exigencia de quien ha experimentado el amor de Dios en su alma y desea ardientemente que los demás también puedan gozar de este maravilloso encuentro.

Propósito

Si yo he ha experimentado el amor de Dios en mi alma, tratar que los demás también puedan gozar de este maravilloso encuentro.

Diálogo con Cristo

Gracias por permitirme encontrarte en esta oración. Ahora, Señor y Padre mío, no dejes que me encandile con las tentaciones del mundo. Realmente quiero responder a tu llamado y cumplir cabalmente tu voluntad, aunque me cueste. Permite que mi testimonio de vida sea un puente para que otros también te sepan buscar y encontrar. 

viernes, 3 de enero de 2014

Los Santos de hoy viernes 3 de enero de 2014

Los Santos de hoy viernes 3 de enero de 2014
 Genoveva, Santa
Biografía, 3 Enero
 Estefanía Quinzani, Santa
Monja Dominica, 3 Enero
 Antero, Santo
XIX Papa, 3 Enero
 Ciriaco Elías Chavara, Beato
Cofundador, 3 Enero
 Santísimo Nombre de Jesús
Fiesta, 3 enero 

SANTÍSIMO NOMBRE DE JESÚS, FIESTA, 3 DE ENERO


Autor: . | Fuente: Enciclopedia Católica || ACI Prensa
Santísimo Nombre de Jesús

Fiesta, 3 enero




Santísimo Nombre de Jesús

Honramos el Nombre de Jesús no porque creamos que existe un poder intrínseco escondido en las letras que lo componen, sino porque el nombre de Jesús nos recuerda todas las bendiciones que recibimos a través de Nuestro Santo Redentor. Para agradecer estas bendiciones reverenciamos el Santo Nombre, así como honramos la Pasión de Cristo honrando Su Cruz (Colvenerius, "De festo SS. Nominis", ix). Descubrimos nuestras cabezas y doblamos nuestras rodillas ante el Santísimo Nombre de Jesús; Él da sentido a todos nuestros afanes, como indicaba el emperador Justiniano en su libro de leyes: "En el Nombre de Nuestro Señor Jesús empezamos todas nuestras deliberaciones". El Nombre de Jesús, invocado con confianza:

* Brinda ayuda a necesidades corporales, según la promesa de Cristo: "En mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien" (Marcos 16, 17-18). En el Nombre de Jesús los Apóstoles dieron fuerza a los lisiados (Hechos 3, 6; 9, 34) y vida a los muertos (Hechos 9, 40).

* Da consuelo en las aflicciones espirituales. El Nombre de Jesús le recuerda al pecador al padre del Hijo Pródigo y del Buen Samaritano; le recuerda al justo el sufrimiento y la muerte del inocente Cordero de Dios.

* Nos protege de Satanás y sus engaños, ya que el Demonio teme el Nombre de Jesús, Quien lo ha vencido en la Cruz.

* En el nombre de Jesús obtenemos toda bendición y gracia en el tiempo y la eternidad, pues Cristo dijo: "lo que pidáis al Padre os lo dará en mi nombre." (Juan 16, 23). Por eso la Iglesia concluye todas sus plegarias con las palabras: "Por Jesucristo Nuestro Señor", etc.

Así se cumple la palabra de San Pablo: "Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos." (Fil 2, 10).

Un especial devoto del Santísimo Nombre fue San Bernardo, quien habla de él con especial ardor en muchos de sus sermones. Pero los promotores más destacados de esta devoción fueron San Bernardino de Siena y San Juan Capistrano. Llevaron consigo en sus misiones en las turbulentas ciudades de Italia una copia del monograma del Santísimo Nombre, rodeado de rayos, pintado en una tabla de madera, con el cual bendecían a los enfermos y obraban grandes milagros. Al finalizar sus sermones mostraban el emblema a los fieles y les pedían que se postraran a adorar al Redentor de la humanidad. Les recomendaban que tuviesen el monograma de Jesús ubicado sobre las puertas de sus ciudades y sobre las puertas de sus viviendas (cf. Seeberger, "Key to the Spiritual Treasures", 1897, 102). Debido a que la manera en que San Bernardino predicaba esta devoción era nueva, fue acusado por sus enemigos y llevado al tribunal del Papa Martín V. Pero San Juan Capistrano defendió a su maestro tan exitosamente que el papa no sólo permitió la adoración del Santísimo Nombre, sino que asistió a una procesión en la que se llevaba el Santo Monograma. La tabla usada por San Bernardino es venerada en Santa María en Ara Coeli en Roma.

El emblema o monograma que representa el Santísimo Nombre de Jesús consiste de las tres letras: IHS. En la mal llamada Edad Media el Nombre de Jesús se escribía: IHESUS; el monograma contiene la primera y la última letra del Santísimo Nombre. Se encuentra por primera vez en una moneda de oro del siglo VIII: DN IHS CHS REX REGNANTIUM (El Señor Jesucristo, Rey de Reyes). Algunos equivocadamente sostienen que las tres letras son las iniciales de "Jesús Hominum Salvator" (Jesús Salvador de los Hombres). Los jesuitas hicieron de este monograma el emblema de su Sociedad, añadiéndole una cruz sobre la H y tres clavos bajo ella. Consecuentemente se inventó una nueva explicación del emblema, pretendiendo explicar que los clavos eran originalmente una "V", y que el monograma significaba "In Hoc Signo Vinces" (En Esta Señal deben Conquistar), palabras que, de acuerdo a un registro muy antiguo, vio Constantino en los cielos bajo el signo de la Cruz antes de la batalla en el puente Milvian (312).

También se sostiene que Urbano IV y Juan XXII concedieron una indulgencia de treinta días a aquellos que añadieran el nombre de Jesús al Ave María o se hincaran, o por lo menos hicieran una venia con las cabezas al escuchar el Nombre de Jesús (Alanus, "Psal. Christi et Mariae", i, 13, and iv, 25, 33; Michael ab Insulis, "Quodlibet", v; Colvenerius, "De festo SS. Nominis", x). Esta afirmación puede ser cierta; pero fue gracias a los esfuerzos de San Bernardino que la costumbre de añadir el Nombre de Jesús al Ave María fue difundida en Italia, y de ahí a la Iglesia Universal. Pero hasta el siglo XVI era desconocida en Bélgica (Colven., op. Cit., x), mientras que en Bavaria y Austria los fieles aún añaden al Ave María las palabras: "Jesús Christus" (ventris tui, Jesús Christus). Sixto V (2 de julio de 1587) concedió una indulgencia de cincuenta días a la jaculatoria: "¡Bendito sea el Nombre del Señor!" con la respuesta "Ahora y por siempre", o "Amén". En el sur de Alemania los campesinos se saludan entre ellos con esta fórmula piadosa. Sixto V y Benedicto XIII concedieron una indulgencia de cincuenta días para todo aquél que pronuncie el Nombre de Jesús reverentemente, y una indulgencia plenaria al momento de la muerte. Estas dos indulgencias fueron confirmadas por Clemente XIII, el 5 de setiembre de 1759. Tantas veces como invoquemos el Nombre de Jesús y de María ("¡Jesu!", "Maria"!) podremos ganar una indulgencia de 300 días, por decreto de Pío X, el 10 de octubre de 1904. Es también necesario, para ganar la indulgencia papal al momento de la muerte, pronunciar aunque sea mentalmente el Nombre de Jesús.

SANTA GENOVEVA, BIOGRAFÍA, 3 DE ENERO

Autor: n/a | Fuente: E W T N
Genoveva, Santa
Biografía, 3 Enero
 
Genoveva, Santa
Nació cerca de París en el año 422.
Genoveva significa: "De buena familia". Muy niña, se encontró con San Germán, venerable Obispo, el cual le aconsejó que dedicara su vida a servir a Dios y al prójimo y así lo hizo.

A los 15 años formó con un grupo de amigas una asociación de mujeres dedicadas al apostolado y a ayudar a los pobres. No eran religiosas pero vivían muy santamente en su casa o en su sitio de trabajo, y asistiendo mucho al templo y ayudando todo lo más posible a los necesitados.

Genoveva practicaba de tan manera el recogimiento y apartamiento del mundo que durante los 40 días de cuaresma no salía de su casa sino para ir al templo o ayudar a algún necesitado. Y el resto del año hacía casi lo mismo.

Cuando tenía 30 años oyó que el terrible bárbaro llamado Atila se acercaba con 100,000 guerreros a sitiar a París y a destruirla a sangre y fuego. La gente quería salir huyendo pero Genoveva los convenció de que en vez de salir corriendo lo que debían hacer era ir al templo a rezar. Casi la linchan los cobardes, pero la mayoría le hizo caso y se dedicaron a orar.

Y la ciudad se salvó de ser atacada, pues el feroz Atila cuando ya venía llegando a París, cambió imprevistamente de rumbo y se dirigió hacia Orleans, pero por el camino le salieron al encuentro los ejércitos cristianos y lo derrotaron en la terrible batalla de los Campos Cataláunicos. Así se cumplió lo que había anunciado Genoveva, que si el pueblo oraba con fe la ciudad de París no sería atacada. Esto le dio una gran popularidad en esa capital.

Después llegó a París una espantosa escasez y carestía y la gente se moría de hambre. Genoveva en vez de quejarse reunió un buen grupo de hombres y se fue río arriba buscando víveres y volvió con las barcas llenas de comestibles y así salvó una vez más la ciudad.

Como los reyes Childerico y Clodoveo sentían por ella una gran veneración, logró obtener de ellos el perdón para muchos presos políticos que iban a ser ajusticiados.

Cuando Genoveva murió, muy anciana, el 3 de enero del año 502, ya la ciudad de París la consideraba su patrona, y todavía hoy, ella es la Patrona de París. Sobre su tumba se construyó un famoso templo, el cual en la Revolución Francesa fue destruido y en ese sitio levantaron el edificio llamado Panteón, donde los franceses entierran a sus héroes.

Los datos acerca de esta santa los conocemos porque los escribió Gregorio de Tours, unos veinte años después de haber muerto ella.

Santa Genoveva ha sido invocada en épocas de grandes calamidades públicas, y ha librado muchas veces a ciudades y pueblos de pestes, carestías e invasiones de enemigos.

Oración

Señor: que a imitación de Santa Genoveva amemos a nuestra patria y a nuestros paisanos no sólo con amor de palabras, sino con amor que se demuestra en buenas obras y que como ella, estemos convencidos de que es mejor confiar en Dios que confiar sólo en las ayudas humanas. Amen. 

ORACIÓN POR LOS ENFERMOS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


EL EVANGELIO DE HOY: 03.01.2014

Autor: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net
Segundo testimonio de Juan
Juan 1, 29-34. Navidad. Con toda alegría Juan nos presenta a Jesús, el Elegido de Dios.
 
Segundo testimonio de Juan
Del santo Evangelio según san Juan 1, 29-34

En aquel tiempo, vio Juan el Bautista a Jesús venir hacia él y dice: «He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es por quien yo dije: Detrás de mí viene un hombre, que se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo. Y yo no le conocía, pero he venido a bautizar en agua para que él sea manifestado a Israel». Y Juan dio testimonio diciendo: «He visto al Espíritu que bajaba como una paloma del cielo y se quedaba sobre él. Y yo no le conocía pero el que me envió a bautizar con agua, me dijo: "Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo." Y yo le he visto y doy testimonio de que éste es el Elegido de Dios.

Oración introductoria

Cordero de Dios, quita mi pecado y hazme digno de poder tener un diálogo de amor contigo en este tiempo de oración. Te amo, pero no soy digno porque no he sido fiel a tu gracia, por eso envía tu Espíritu Santo para que me ayude a amarte como Tú me amas.

Petición

Padre Santo, dame la gracia de experimentar tu presencia en esta oración.

Meditación del Papa Francisco

El servicio que han prestado en estos días me ha recordado la misión de san Juan Bautista, que preparó el camino a Jesús. Cada uno de ustedes, a su manera, ha sido un medio que ha facilitado a miles jóvenes tener "preparado el camino" para encontrar a Jesús. Y éste es el servicio más bonito que podemos realizar como discípulos misioneros: Preparar el camino para que todos puedan conocer, encontrar y amar al Señor.
A ustedes, que en este período han respondido con tanta diligencia y solicitud a la llamada para ser voluntarios de la Jornada Mundial de la Juventud, les quisiera decir: Sean siempre generosos con Dios y con los otros. No se pierde nada, y en cambio, es grande la riqueza de vida que se recibe.
Dios llama a opciones definitivas, tiene un proyecto para cada uno: descubrirlo, responder a la propia vocación, es caminar hacia la realización feliz de uno mismo. Dios nos llama a todos a la santidad, a vivir su vida, pero tiene un camino para cada uno. (S.S. Francisco, 28 de julio de 2013).

Reflexión

En el Evangelio de hoy, se nos presenta dos tipos de bautismo: el bautismo del agua impartido por Juan y la nueva forma del bautismo que instituirá Jesucristo.

El rito del bautismo de Juan está lleno de significado. La persona que se acercaba a Juan para ser bautizada se preparaba para este momento tan importante. La entrada en el lago y la inmersión en el agua tenía el significado de dejar sumergida la vida pasada e iniciar una nueva vida. Era una muestra de conversión por la cual salía del agua dispuesto a cambiar en su forma de ser en la vida cotidiana y en su relación con Dios. El bautismo con agua será la preparación para recibir el nuevo bautismo del que habla Juan cuando Jesús fue a bautizarse, el bautismo proveniente del Espíritu Santo. Tenemos referencia de este tipo de bautismo en los Hechos de los Apóstoles cuando Pedro habla a los judíos de convertirse y hacerse bautizar por el Espíritu Santo.

El bautismo que será instituido por Jesucristo también hace referencia a una nueva vida. En este caso, a la persona bautizada se le abren las puertas a una nueva vida en el seno de la Iglesia al borrar el pecado original. Por ello pertenece al grupo de los sacramentos que hoy llamamos de Iniciación. Porque con él se inicia el camino para poder recibir todos los demás sacramentos. La práctica de bautizar por sumersión ya no se practica hoy en día, sin embargo, durante mucho tiempo se conservó en algunas iglesias un baptisterio en el cual se bajaba por una escalera a un lugar oscuro y después de ser bautizado subía de nuevo a la luz, manteniendo el simbolismo como en el bautismo del Jordán.

Propósito

Recordar que en nuestro Bautizo Dios nos dijo estas palabras al hacernos sus hijos: "Este es mi hijo muy amado..." Y cada día nos acompaña como Padre bueno.

Diálogo con Cristo

Señor Jesús, para tenerte como compañero de mi vida necesito conocerte más, de manera directa, en la Eucaristía, en el Evangelio y en la oración. No quiero quedarme en la superficialidad de quienes sólo «oyen» hablar de Ti, pero no tienen una relación personal para conocer tu voluntad. Sólo en el contacto asiduo contigo se podrá formar mi corazón de discípulo y misionero de tu amor. 

jueves, 2 de enero de 2014

Los Santos de hoy jueves 2 de enero de 2014

Los Santos de hoy jueves 2 de enero de 2014
 Basilio Magno, Santo
Doctor de la Iglesia, 2 de enero 
 Adelardo, Santo
Abad, 2 de enero
 Telésforo, Santo
VIII Papa, 5 de enero
 Gregorio Nacianceno, Santo
Doctor de la Iglesia, 2 Enero
 Guillermo Repin, Beato
Sacerdote y Mártir, 2 Enero
 Marcolino Amanni de Forli, Beato
Dominico, 2 Enero
 María Anna Blondin, Beata
Fundadora, 2 Enero 

SAN BASILIO MAGNO, DOCTOR DE LA IGLESIA, 2 DE ENERO

Autor: . | Fuente: Corazones.org
Basilio Magno, Santo
Doctor de la Iglesia, 2 de enero
 
Basilio Magno, Santo

Doctor de la Iglesia

Martirologio Romano: Memoria de los santos Basilio Magno y Gregorio Nazianceno, obispos y doctores de la Iglesia. Basilio, obispo de Cesarea de Capadocia (hoy en Turquía), apellidado “Magno” por su doctrina y sabiduría, enseñó a los monjes la meditación de la Escritura, el trabajo en la obediencia y la caridad fraterna, ordenando su vida según las reglas que él mismo redactó. Con sus egregios escritos educó a los fieles y brilló por su trabajo pastoral en favor de los pobres y de los enfermos. Falleció el día uno de enero de 379. Gregorio, amigo suyo, fue obispo de Sancina, en Constantinopla y, finalmente, de Nacianzo. Defendió con vehemencia la divinidad del Verbo, mereciendo por ello ser llamado “Teólogo”. La Iglesia se alegra de celebrar conjuntamente la memoria de tan grandes doctores. (379)

Etimológicamente: Basilio = Aquel que es un rey, es de origen griego.

BASILIO nació en Cesarea, la capital de Capadocia, en el Asia Menor, a mediados del año 329. Por parte de padre y de madre, descendía de familias cristianas que habían sufrido persecuciones y, entre sus nueve hermanos, figuraron San Gregorio de Nicea, Santa Macrina la Joven y San Pedro de Sebaste. Su padre, San Basilio el Viejo, y su madre, Santa Emelia, poseían vastos terrenos y Basilio pasó su infancia en la casa de campo de su abuela, Santa Macrina, cuyo ejemplo y cuyas enseñanzas nunca olvidó. Inició su educación en Constantinopla y la completó en Atenas. Allá tuvo como compañeros de estudio a San Gregorio Nacianceno, que se convirtió en su amigo inseparable y a Juliano, que más tarde sería el emperador apóstata.

Basilio y Gregorio Nacianceno, los dos jóvenes capadocios, se asociaron con los más selectos talentos contemporáneos y, como lo dice éste último en sus escritos, “sólo conocíamos dos calles en la ciudad: la que conducía a la iglesia y la que nos llevaba a las escuelas”. Tan pronto como Basilio aprendió todo lo que sus maestros podían enseñarle, regresó a Cesárea. Ahí pasó algunos años en la enseñanza de la retórica y, cuando se hallaba en los umbrales de una brillantísima carrera, se sintió impulsado a abandonar el mundo, por consejos de su hermana mayor, Macrina. Esta, luego de haber colaborado activamente en la educación y establecimiento de sus hermanas y hermanos más pequeños, se había retirado con su madre, ya viuda, y otras mujeres, a una de las casas de la familia, en Annesi, sobre el río Iris, para llevar una vida comunitaria.

Fue entonces, al parecer, que Basilio recibió el bautismo y, desde aquel momento, tomó la determinación de servir a Dios dentro de la pobreza evangélica. Comenzó por visitar los principales monasterios de Egipto, Palestina, Siria y Mesopotamia, con el propósito de observar y estudiar la vida religiosa. Al regreso de su extensa gira, se estableció en un paraje agreste y muy hermoso en la región del Ponto, separado de Annesi por el río Iris, y en aquel retiro solitario se entregó a la plegaria y al estudio. Con los discípulos, que no tardaron en agruparse en torno suyo, entre los cuales figuraba su hermano Pedro, formó el primer monasterio que hubo en el Asia Menor, organizó la existencia de los religiosos y enunció los principios que se conservaron a través de los siglos y hasta el presente gobiernan la vida de los monjes en la Iglesia de oriente. San Basilio practicó la vida monástica propiamente dicha durante cinco años solamente, pero en la historia del monaquismo cristiano tiene tanta importancia como el propio San Benito.

Lucha contra la herejía arriana

Por aquella época, la herejía arriana estaba en su apogeo y los emperadores herejes perseguían a los ortodoxos. En el año 363, se convenció a Basilio para que se ordenase diácono y sacerdote en Cesárea; pero inmediatamente, el arzobispo Eusebio tuvo celos de la influencia del santo y éste, para no crear discordias, volvió a retirarse calladamente al Ponto para ayudar en la fundación y dirección de nuevos monasterios. Sin embargo Cesárea lo necesitaba y lo reclamó. Dos años más tarde, San Gregorio Nacianceno, en nombre de la ortodoxia, sacó a Basilio de su retiro para que le ayudase en la defensa de la fe del clero y de las Iglesias. Se llevó a cabo una reconciliación entre Eusebio y Basilio; éste se quedó en Cesárea como el primer auxiliar del arzobispo; en realidad, era él quien gobernaba la Iglesia, pero empleaba su gran tacto para que se diera crédito a Eusebio por todo lo que él realizaba. Durante una época de sequía a la que siguió otra de hambre, Basilio echó mano de todos los bienes de todos los bienes que le había heredado su madre, los vendió y distribuyó el producto entre los más necesitados; mas no se detuvo ahí su caridad, puesto que también organizó un vasto sistema de ayuda, que comprendía a las cocinas ambulantes que él mismo, resguardado con un delantal de manta y cucharón en ristre, conducía por las calles de los barrios más apartados para distribuir alimentos a los pobres.

Obispo de Cesárea

El año de 370 murió Eusebio y, a pesar de la oposición que se puso de manifiesto en algunos poderosos círculos, Basilio fue elegido para ocupar la sede arzobispal vacante. El 14 de junio tomó posesión, para gran contento de San Atanasio y una contrariedad igualmente grande para Valente, el emperador arriano. El puesto era muy importante y, en el caso de Basilio, muy difícil y erizado de peligros, porque al mismo tiempo que obispo de Cesárea, era exarca del Ponto y metropolitano de cincuenta sufragáneos, muchos de los cuales se habían opuesto a su elección y mantuvieron su hostilidad, hasta que Basilio, a fuerza de paciencia y caridad, se conquistó su confianza y su apoyo.

Antes de cumplirse doce meses del nombramiento de Basilio, el emperador Valente llegó a Cesárea, tras de haber desarrollado en Bitrina y Galacia una implacable campaña de persecuciones. Por delante suyo envió al prefecto Modesto, con la misión de convencer a Basilio para que se sometiera o, por lo menos, accediera a tratar algún compromiso. Varios habían renegado por miedo, pero nuestro santo le respondió:

¿Qué me vas a poder quitar si no tengo ni casas ni bienes, pues todo lo repartí entre los pobres? ¿Acaso me vas a atormentar? Es tan débil mi salud que no resistiré un día de tormentos sin morir y no podrás seguir atormentándome. ¿Qué me vas a desterrar? A cualquier sitio a donde me destierres, allá estará Dios, y donde esté Dios, allí es mi patria, y allí me sentiré contento . . .

El gobernador respondió admirado: “Jamás nadie me había contestado así”. Y Basilio añadió: “Es que jamás te habías encontrado con un obispo”.

El emperador Valente se decidió en favor de exilarlo y se dispuso a firmar el edicto; pero en tres ocasiones sucesivas, la pluma de caña con que iba a hacerlo, se partió en el momento de comenzar a escribir. El emperador quedó sobrecogido de temor ante aquella extraordinaria manifestación, confesó que, muy a su pesar, admiraba la firme determinación de Basilio y, a fin de cuentas, resolvió que, en lo sucesivo, no volvería a intervenir en los asuntos eclesiásticos de Cesárea.

Pero apenas terminada esta desavenencia, el santo quedó envuelto en una nueva lucha, provocada por la división de Capadocia en dos provincias civiles y la consecuente reclamación de Antino, obispo de Tiana, para ocupar la sede metropolitana de la Nueva Capadocia. La disputa resultó desafortunada para San Basilio, no tanto por haberse visto obligado a ceder en la división de su arquidiócesis, como por haberse malquistado con su amigo San Gregorio Nacianceno, a quien Basilio insistía en consagrar obispo de Sasima, un miserable caserío que se hallaba situado sobre terrenos en disputa entre las dos Capadocias. Mientras el santo defendía así a la iglesia de Cesárea de los ataques contra su fe y su jurisdicción, no dejaba de mostrar su celo acostumbrado en el cumplimiento de sus deberes pastorales. Hasta en los días ordinarios predicaba, por la mañana y por la tarde, a asambleas tan numerosas, que él mismo las comparaba con el mar. Sus fieles adquirieron la costumbre de comulgar todos los domingos, miércoles, viernes y sábados. Entre las prácticas que Basilio había observado en sus viajes y que más tarde implantó en su sede, figuraban las reuniones en la iglesia antes del amanecer, para cantar los salmos. Para beneficio de los enfermos pobres, estableció un hospital fuera de los muros de Cesárea, tan grande y bien acondicionado, que San Gregorio Nacianceno lo describe como una ciudad nueva y con grandeza suficiente para ser reconocido como una de las maravillas del mundo. A ese centro de beneficencia llegó a conocérsela con el nombre de Basiliada, y sostuvo su fama durante mucho tiempo después de la muerte de su fundador. A pesar de sus enfermedades crónicas, con frecuencia realizaba visitas a lugares apartados de su residencia episcopal, hasta en remotos sectores de las montañas y, gracias a la constante vigilancia que ejercía sobre su clero y su insistencia en rechazar la ordenación de los candidatos que no fuesen enteramente dignos, hizo de su arquidiócesis un modelo del orden y la disciplina eclesiásticos.

No tuvo tanto éxito en los esfuerzos que realizó en favor de las iglesias que se encontraban fuera de su provincia. La muerte de San Atanasio dejó a Basilio como único paladín de la ortodoxia en el oriente, y éste luchó con ejemplar tenacidad para merecer ese título por medio de constantes esfuerzos para fortalecer y unificar a todos los católicos que, sofocados por la tiranía arriana y descompuestos por los cismas y la disensiones entre sí, parecían estar a punto de extinguirse. Pero las propuestas del santo fueron mal recibidas, y a sus desinteresados esfuerzos se respondió con malos entendimientos, malas interpretaciones y hasta acusaciones de ambición y de herejía. Incluso los llamados que hicieron él y sus amigos al Papa San Dámaso y a los obispos occidentales para que interviniesen en los asuntos del oriente y allanasen las dificultades, tropezaron con una casi absoluta indiferencia, debido, según parece, a que ya corrían en Roma las calumnias respecto a su buena fe. “¡Sin duda a causa de mis pecados, escribía San Basilio con un profundo desaliento, parece que estoy condenado al fracaso en todo cuanto emprendo!"”

Sin embargo, el alivio no había de tardar, desde un sector absolutamente inesperado. El 9 de agosto de 378, el emperador Valente recibió heridas mortales en la batalla de Adrianópolis y, con el ascenso al trono de su sobrino Graciano, se puso fin al ascendiente del arrianismo en el oriente. Cuando las noticias de estos cambios llegaron a oídos de San Basilio, éste se encontraba en su lecho de muerte, pero de todas maneras le proporcionaron un gran consuelo en sus últimos momentos. Murió el 1º de enero del año 379, a la edad de cuarenta y nueve años, agotado por la austeridad en que había vivido, el trabajo incansable y una penosa enfermedad. Toda Cesárea quedó enlutada y sus habitantes lo lloraron como a un padre y a un protector; los paganos, judíos y cristianos se unieron en el duelo.

San Gregorio Nacianceno, Arzobispo de Constantinopla, en el día del entierro: “Basilio santo, nació entre santos. Basilio pobre vivió pobre entre los pobres. Basilio hijo de mártires, sufrió como un mártir. Basilio predicó siempre con sus labios, y con sus buenos ejemplos y seguirá predicando siempre con sus escritos admirables”.

Setenta y dos años después de su muerte, el Concilio de Calcedonia le rindió homenaje con estas palabras: “El gran Basilio, el ministro de la gracia quien expuso la verdad al mundo entero indudablemente que fue uno de los más elocuentes oradores entre los mejores que la Iglesia haya tenido; sus escritos le han colocado en lugar de privilegio entre sus doctores. 
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...