domingo, 28 de julio de 2013

Los Santos de hoy domingo 28 de julio de 2013

Los Santos de hoy domingo 28 de julio de 2013
 Catalina Tomás, Santa
Monja, 28 de julio
 Nazario y Celso, santos
Mártires, 28 de julio
 Pedro Poveda Castroverde, Santo
Sacerdote y Mártir, 28 de julio
 Sansón de Dol, Santo
Abad y Obispo, 28 de julio
 Germán Martín Martín, Beato
Sacerdote y Mártir, 28 de julio
 Alfonsa de la Inmaculada Concepción (Ana) Muttathupadathu, Santa
Primera Santa de la India, 28 de julio
 Inocencio I, Santo
XL Papa, 28 de julio
 Jaime Hilario (Manuel Barbal Cosán), Santo
Mártir Lasallista, 28 de julio
 Melchor de Quirós, Santo
Obispo y Mártir, 28 de julio
 Víctor I, Santo
XIV Papa, 28 de julio
 José Caselles Moncho y José Castell Camps, Beatos
Mártires Salesianos, 28 de julio
 Manuel Segura, Beato
Mártir, 28 de julio
 Orencio Luis (Antonio Solá Garriga), Beato
Religioso y Mártir, 28 de julio
 Mártires de Sigüenza y Fernán Caballero, Beatos
Mártires, 28 de julio 

SAN VÍCTOR, XIV PAPA, 28 DE JULIO

Autor: . | Fuente: ACIprensa.com
Víctor I, Santo
XIV Papa, 28 de julio
 
Víctor I, Santo

XIV Papa de la Iglesia
y Mártir

Martirologio Romano: En Roma, san Víctor I, papa, africano de nacimiento, que fijó para todas las Iglesias la celebración de la fiesta de Pascua en el domingo que sigue inmediatamente a la Pascua judía (c. 200).

San Víctor, originario de Africa, sucedió en el pontificado a San Eleuterio hacia el año 189. Afrontó eficazmente las grandes dificultades de su época. Por ejemplo, ciertos cristianos del Asia que vivían en Roma, insistían en celebrar la Pascua según su propia tradición, aunque no fuese en domingo. Como ciertos obispos de Asia los apoyasen, San Víctor los amenazó con la excomunión. Otra de las dificultades que tuvo que enfrentar, fue la enseñanza de Teódoto, quien sostenía que Jesucristo era simplemente un hombre dotado de poderes sobrenaturales.

San Víctor murió antes de que comenzase la persecución de Septimio Severo, pero las persecuciones que debió sufrir por su enérgico celo para defender la fe, le merecen el título de mártir. Según San Jerónimo, este santo fue el primero en celebrar los sagrados misterios en latín.
 

sábado, 27 de julio de 2013

Los Santos de hoy sábado 27 de julio de 2013

Los Santos de hoy sábado 27 de julio de 2013
 Aurelio, Natalia, Félix, Liliosa y Jorge, Mártires
Mártires, 27 de julio
 Simeón Estilita el Grande, Santo
Monje, 27 de julio
 Pantaleón, Santo
Mártir, 27 de julio
 María Magdalena Martinengo, Beata
Clarisa Capuchina, 27 de julio
 María de la Pasión de nuestro Señor Jesucristo, Beata
Religiosa, 27 de julio
 Felipe Hernández Martínez, Beato
Religioso y Mártir, 27 de julio
 Modesto Vegas Vegas, Beato
Presbítero y Mártir, 27 de julio
 Celestino I, Santo
XLIII Papa, 27 de julio
 José María Ruiz Cano, Beato
Sacerdote y Mártir, 27 de julio 

SANTOS AURELIO, NATALIA, FÉLIX, LILIOSA Y JORGE, MÁRTIRES - 27 DE JULIO

Autor: . | Fuente: Archidiócesis de Madrid
Aurelio, Natalia, Félix, Liliosa y Jorge, Mártires
Mártires, 27 de julio
 
Aurelio, Natalia, Félix, Liliosa y Jorge, Mártires

Mártires

Martirologio Romano: En Córdoba, en la provincia hispánica de Andalucía, santos mártires Jorge, diácono y monje originario de Siria, Aurelio y Sabigoto, esposos, y Félix y Liliosa, esposos también, que en la persecución desencadenada por los sarracenos, deseando dar testimonio de su fe cristiana, no cesaron de alabar a Cristo en la cárcel, donde fueron finalmente decapitados.
Aurelio es hijo de un mahometano de los que ocupaban Córdoba, en España; pero su madre es cristiana y procuró educarlo en la fe verdadera. Pronto quedó huérfano de padre y madre; una tía suya, también cristiana, se encargó de hacerlo un hombre. Al llegarle la edad se casó con Natalia, hija de padres mahometanos pero, convertida al cristianismo, se bautizó cuando ellos murieron y empezó a llamarse Sabigoto; tienen dos hijas pequeñas; son ricos y emparentados con gente importante de la ciudad por la parte mora.

Félix es uno de los amigos de Aurelio y está casado con Liliosa. A ellos las cosas les van igualmente bien, no por agarenos, sino por la renuncia que años atrás hizo Félix a la fe de los cristianos; tuvo miedo; no se atrevió a afrontar la vida con las limitaciones de trabajo, económicas, los impuestos, la mala perspectiva para los futuros hijos con todas las puertas cerradas para prosperar y disimuló su fe ante el juez. Por ello no les va nada mal. Él sigue creyendo en Dios, pero no frecuenta las reuniones, ni participa en el culto porque no se interprete que da marcha atrás.

Han comenzado a pasar cosas graves en la ciudad emirada en los últimos tiempos. Los ánimos se han calentado y comenzado a haber gente muerta por ser cristiana. Primero mataron a un presbítero que se llamaba Perfecto, luego a otros más; hay gente en la cárcel por su fe cristiana y se presentan situaciones tan tensas que no se sabe muy bien cómo va a ponerse el ambiente.

En general, los cristianos de Córdoba están ya hartos de su deteriorada situación, y han comenzado a presentarse ellos mismos, de modo espontáneo, al tribunal. Otros piensan que esta es la ocasión de lavar sus culpas y hasta parece ser el caso de Félix. Los dos matrimonios llevan tiempo hablando entre ellos de responsabilidades y de fidelidad. Una de las primeras cabezas cristianas les ha hecho poner en balanza lo que se gana y lo que se pierde; es ese hombre valiente y docto obispo que se llama Eulogio. Las dos parejas se animan a ser fieles y más valientes de lo que son.

Cuando el otro día estaba Aurelio en la plaza vió un espectáculo triste en sí mismo y lamentable; llevaban en un borrico, con gran alboroto, entre gritos y gestos maldicentes, al bueno de Juan; iba herido, le pegaban con cuerdas, le insultaban y maldecían por ser cristiano y no bendecir al Profeta. Llegó a casa y no pudo ocultar su pena por la injusticia, todo en él era rebeldía por la impotencia; Liliosa escuchó la versión y pronto la conocen Aurelio y Sabigoto. Ahora los cuatro están dispuestos a buscar solución definitiva pasando por el martirio; pero deben prepararse bien al momento decisivo. Primero, Aurelio y Sabigoto deben llevar a sus hijas al monasterio que fundaron Jeremías e Isabel; ahora es Isabel la abadesa de Tábanos y ella se encargará de cuidarlas con la dote que pondrán a su disposición; luego, sí, deben mejorar su oración, sus sacrificios, su amor a Dios. Y así comienza una nueva dimensión en sus vidas. Los cuatro están a partir un piñón cuando dan abundantes limosnas con sus bienes, comienzan a dormir en el suelo, practican el ayuno, visitan a los enfermos y hasta deciden ir -con influencias- a la prisión para dar algo de consuelo.

Fue allí donde encontraron a Flora, la virgen que es hija de mahometano y cristiana y a María, monja de Cuteclara y hermana del diácono Wilabonso, decapitado el siete de junio del año pasado. Ellas están condenadas a muerte por sacrílegas y parece que lo que esperan es un premio por su alegría y decisión. Las dos parejas fueron a consolarlas y salieron de la cárcel con fuego en sus corazones.

Conocieron en el monasterio tabanense a Jorge, un monje oriental, concretamente de Siria, que pasó veintiséis años en San Sabas, cerca de Jerusalén, enviado a África para recoger limosnas para mantener a los monjes que habían quedado allí. Es diácono, amigo de Eulogio, sencillo y servidor de todos; habla griego, árabe y latín. Se les unió desde entonces, pensando en el martirio, y ya no se les despega ni de día ni de noche.

Los cinco se han presentado ante el juez; le ponen al corriente de su fe cristiana al tiempo que afirman la falsedad de la religión que profesan todos los seguidores de Mahoma. El juez se esfuerza en hacerles recapacitar sobre su locura; les está haciendo ver la vida que tienen por delante con promesas de bienes, comodidades y honra. Todo es basura comparado con Jesucristo a quien desean servir por encima de todo. Les da cinco días de cárcel para pensar y poder reunir al Consejo porque son personas importantes por su parentela y él no quiere decidir su suerte. Ante los nuevos jueces, pareció que tenían ellos más ganas de ser condenados que los jueces en condenarles. Terminaron degollados, aplicando la ley, por maldecir al Profeta y declarar abyecta su religión.

Fue el día 27 de julio del año 852.

Dos matrimonios y un fraile dijeron públicamente del modo más fuerte y claro que es mejor el bien de Cristo que la totalidad de bienes terrenos. Amén.
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