Presbítero y Doctor de la Iglesia
Martirologio Romano: Memoria
de santo Tomás de Aquino, presbítero de la Orden de Predicadores y
doctor de la Iglesia, que, dotado de gran inteligencia, con sus
discursos y escritos comunicó a los demás una extraordinaria sabiduría.
Llamado a participar en el Concilio Ecuménico II de Lyon por el papa
beato Gregorio X, falleció durante el viaje en el monasterio de
Fossanova, en el Lacio, el día siete de marzo, y muchos años después, en
este día, sus restos fueron trasladados a Toulouse, en Francia (1274).
Fecha de canonización: 18 de julio de 1323 por el Papa Juan XXII
Nació
hacia el año 1225, de la familia de los condes de Aquino. Estudió
primero en el monasterio de Montecassino, luego en Nápoles.
A los 18 años, contra la voluntad del padre y hasta perseguido por
los hermanos que querían secuestrarlo, ingresó en la Orden de
Predicadores, y completó su formación en Colonia donde tuvo por Maestro a
San Alberto Magno, y después en París. Mientras estudiaba en esta
ciudad se convirtió de estudiante en profesor de filosofía y teología.
Después enseñó en Orvieto, Roma y Nápoles.
Suave y silencioso (en París lo apodaron "el buey mudo"), gordo,
contemplativo y devoto, respetuoso de todos y por todos amado, Tomás era
ante todo un intelectual. Continuamente dedicado a los estudios hasta
el punto de perder fácilmente la noción del tiempo y del lugar: durante
una travesía por el mar, ni siquiera se dio cuenta de la terrible
borrasca y el fuerte movimiento de la nave por el choque de las olas,
tan embebido estaba en la lectura. Pero no eran lecturas estériles ni
fin en sí mismas. Su lema, "contemplata aliis tradere", o sea, hacer
partícipes a los demás de lo que él reflexionaba, se convirtió en una
mole de libros que es algo prodigioso, más si se tiene en cuenta que
murió a los 48 años.
En efecto, murió en la madrugada del 7 de marzo de 1274, en el
monasterio cisterciense de Fossanova, mientras se dirigía al concilio de
Lyon, convocado por el B. Gregorio X. Su obra más famosa es la Summa
theologiae, de estilo sencillo y preciso, de una claridad cristiana, con
una capacidad extraordinaria de síntesis. Cuando Juan XXII lo canonizó,
en 1323, y algunos objetaban que Tomás no había realizado grandes
prodigios ni en vida ni después de muerto, el Papa contestó con una
famosa frase: "Cuantas proposiciones teológicas escribió, tantos
milagros realizó".
El primado de la inteligencia, la clave de toda la obra teológica y
filosófica del Doctor Angélico (como se lo llamó después del siglo XV),
no era un intelectualismo abstracto, fin en sí mismo. La inteligencia
estaba condicionada por el amor y condicionaba al amor. "Luz intelectual
llena de amor - amor de lo verdadero pleno de alegría" -cantó Dante,
que tradujo en poesía el concepto tomístico de inteligencia -
bienaventuranza.
El pensamiento de Santo Tomás ha sido durante siglos la base de los
estudios filosóficos y teológicos de los seminaristas, y gracias a León
XIII y a Jacques Maritain ha vuelto a florecer en nuestros tiempos. Y
tal vez particularmente actuales, más que las grandes Summae, son
precisamente los Opúsculos teológico -pastorales y los Opúsculos
espirituales.
Oración de San Tomás de Aquino
Aquí me llego, todopoderoso y eterno Dios, al sacramento de
vuestro unigénito Hijo mi Señor Jesucristo, como enfermo al médico de la
vida, como manchado a la fuente de misericordias, como ciego a la luz
de la claridad eterna, como pobre y desvalido al Señor de los cielos y
tierra.
Ruego, pues, a vuestra infinita bondad y misericordia, tengáis por
bien sanar mi enfermedad, limpiar mi suciedad, alumbrar mi ceguedad,
enriquecer mi pobreza y vestir mi desnudez, para que así pueda yo
recibir el Pan de los Angeles, al Rey de los Reyes, al Señor de los
señores, con tanta reverencia y humildad, con tanta contrición y
devoción, con tal fe y tal pureza, y con tal propósito e intención, cual
conviene para la salud de mi alma.
Dame, Señor, que reciba yo, no sólo el sacramento del Sacratísimo
Cuerpo y Sangre, sino también la virtud y gracia del sacramento ¡Oh
benignísimo Dios!, concededme que albergue yo en mi corazón de tal modo
el Cuerpo de vuestro unigénito Hijo, nuestro Señor Jesucristo, Cuerpo
adorable que tomó de la Virgen María, que merezca incorporarme a su
Cuerpo místico, y contarme como a uno de sus miembros.
¡Oh piadosísimo Padre!, otorgadme que este unigénito Hijo vuestro,
al cual deseo ahora recibir encubierto y debajo del velo en esta vida,
merezca yo verle para siempre, descubierto y sin velo, en la otra. El
cual con Vos vive y reina en unidad del Espíritu Santo, Dios, por los
siglos de los siglos. Amén.
Consulta también Santo Tomás, Santo y sabio, o sabio y santo de Jesús Martí Ballester
Los
Santos de hoy lunes 28 de enero de 2013 |
|
Tomás de Aquino, Santo Memoria litúrgica, 28 de enero |
|
Julián de Cuenca, San Obispo, 28 de enero |
|
José Freinademetz, Santo Presbítero Misionero, 28 de enero |
|
Bartolomé Aiutamicristo de Pisa, Beato Religioso Camaldulense, 28 de enero |
|
Julián Maunoir, Beato Sacerdote Jesuita, 28 de enero |
|
María Luisa Montesinos Orduña, Beata Virgen y mártir, 28 de enero |
|
Olympia (Olga) Bidá, Beata Religiosa y Mártir, 28 de enero |
|
Otros Santos y Beatos Completando el santoral de este día, 28 de enero |
|
Moisés Tovini, Beato Sacerdote, 28 de enero |
|