domingo, 8 de mayo de 2016

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 8 DE MAYO DEL 2016 - SOLEMNIDAD DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR


La Ascensión del Señor – Ciclo C
Domingo 8 de Mayo de 2016

“Somos testigos de un encuentro con Jesús… ¡¡¡ANUNCIÉMOSLO!!!“



Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (1,1-11):

En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios.
Una vez que comían juntos, les recomendó: «No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo.»
Ellos lo rodearon preguntándole: «Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?»
Jesús contestó: «No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo.» Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista.
Mientras miraban fijos al cielo, viéndolo irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: «Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse.»

Palabra de Dios    

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Salmo
Salmo Responsorial: 46,2-3.6-7.8-9

R/. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas

Pueblos todos batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra. R/.

Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas;
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad. R/.

Porque Dios es el rey del mundo;
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado. R/.

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Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (1,17-23):

Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos.

Palabra de Dios



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Lectura del Santo Evangelio según san Juan (24,46-53)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto.»
Después los sacó hacia Betania y, levantando las manos, los bendijo. Y mientras los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia el cielo. Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.

Palabra del Señor


Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
Jn, 24,46-53

CRECIMIENTO Y CREATIVIDAD



Los evangelios nos ofrecen diversas claves para entender cómo comenzaron su andadura histórica las primeras comunidades cristianas sin la presencia de Jesús al frente de sus seguidores. Tal vez, no fue todo tan sencillo como a veces lo imaginamos. ¿Cómo entendieron y vivieron su relación con él, una vez desaparecido de la tierra?

Mateo no dice una palabra de su ascensión al cielo. Termina su evangelio con una escena de despedida en una montaña de Galilea en la que Jesús les hace esta solemne promesa: «Sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo». Los discípulos no han de sentir su ausencia. Jesús estará siempre con ellos. Pero ¿cómo?

Lucas ofrece una visión diferente. En la escena final de su evangelio, Jesús «se separa de ellos subiendo hacia el cielo». Los discípulos tienen que aceptar con todo realismo la separación: Jesús vive ya en el misterio de Dios. Pero sube al Padre «bendiciendo» a los suyos. Sus seguidores comienzan su andadura protegidos por aquella bendición con la que Jesús curaba a los enfermos, perdonaba a los pecadores y acariciaba a los pequeños.

El evangelista Juan pone en boca de Jesús unas palabras que proponen otra clave. Al despedirse de los suyos, Jesús les dice: «Yo me voy al Padre y vosotros estáis tristes… Sin embargo, os conviene que yo me vaya para que recibáis el Espíritu Santo». La tristeza de los discípulos es explicable. Desean la seguridad que les da tener a Jesús siempre junto a ellos. Es la tentación de vivir de manera infantil bajo la protección del Maestro.

La respuesta de Jesús muestra una sabia pedagogía. Su ausencia hará crecer la madurez de sus seguidores. Les deja la impronta de su Espíritu. Será él quien, en su ausencia, promoverá el crecimiento responsable y adulto de los suyos. Es bueno recordarlo en unos tiempos en que parece crecer entre nosotros el miedo a la creatividad, la tentación del inmovilismo o la nostalgia por un cristianismo pensado para otros tiempos y otra cultura.

Los cristianos hemos caído más de una vez a lo largo de la historia en la tentación de vivir el seguimiento a Jesús de manera infantil. La fiesta de la Ascensión del Señor nos recuerda que, terminada la presencia histórica de Jesús, vivimos «el tiempo del Espíritu», tiempo de creatividad y de crecimiento responsable.

El Espíritu no proporciona a los seguidores de Jesús «recetas eternas». Nos da luz y aliento para ir buscando caminos siempre nuevos para reproducir hoy su actuación. Así nos conduce hacia la verdad completa de Jesús.

sábado, 7 de mayo de 2016

SANTA ROSA VENERINI, MAESTRA Y FUNDADORA, 7 DE MAYO

Rosa Venerini, Santa

Rosa Venerini, Santa


Maestra y Fundadora, 7 de mayo



Fuente: Vatican.va 




Fundadora de las Pías Maestras Venerini

Martirologio Romano: En Roma, beata Rosa Venerini, virgen, que nació en Viterbo y fundó las Maestras Pías, con las cuales abrió en Italia las primeras escuelas para la educación de las niñas ( 1728).
Etimológicamente: Rosa = Aquella que es bella y dulce como una rosa, es de origen latino.
Breve Biografía

Rosa VENERINI nació en Viterbo en el día 9 de febrero de 1656.

Su padre, Goffredo, originario de Castelleone di Suasa (Ancona), después de haber conseguido el título en medicina en Roma, se trasladó para Viterbo y ejerció brillantemente la profesión de médico en el Hospital Grande.

De su matrimonio con Marzia Zampichetti, miembro de una antigua familia viterbense, nacieron cuatro hijos: Domingo, María Magdalena, Rosa y Horacio.

Rosa, por naturaleza, era dotada de inteligencia y de sensibilidad humana fuera del común. La educación recibida en la familia le permitió desarrollar los numerosos talentos de mente y de corazón y de formarse bajo principios cristianos sólidos.

A la edad de siete años, según su primer biógrafo, Padre Jerónimo Andreucci S.I., hizo voto de consagrar a Dios su vida. Durante la primera fase de su juventud, vivió el conflicto entre las seducciones del mundo y la promesa hecha a Dios. Superó tal conflicto con oraciones y muchos sacrificios.

A los 20 años, Rosa se interrogaba sobre su porvenir. En aquel tiempo la mujer podía escoger apenas entre las dos orientaciones de vida: el casamiento o el convento. Rosa estimaba las dos opciones, pero se sentía atraída para realizar otro proyecto para el bien de la Iglesia y de la sociedad de su tiempo. Tendrá que pasar mucho tiempo dedicado a los sacrificios y a la búsqueda, para ser impulsada interiormente por intuiciones proféticas, que le llevarán a una solución innovadora.

En otoño del 1676, de acuerdo con su padre, Rosa entró en el Monasterio Dominico de Santa Catalina en Viterbo con la perspectiva de realizar su voto. Junto a su tía Ana Cecilia aprendió a escuchar Dios en el silencio y en la meditación. Se quedó en el Monasterio pocos meses porque la muerte prematura de su padre la obligó a regresar para acompañar en el sufrimiento a su madre.

En los años siguientes Rosa vivió acontecimientos trágicos en su familia: el hermano Domingo falleció con apenas 27 años de edad, enseguida, muere también su madre quien no aguantó el dolor. Su hermana María Magdalena contrajo matrimonio.

Permanecían en casa solamente Horacio y Rosa que a esta altura tenía 24 años. Impulsada por el deseo de hacer algo grande para Dios, en mayo de 1684 la Santa comenzó reunir en su casa a las niñas y mujeres de la vecindad para rezar el Rosario. El modo de orar de las jóvenes y de sus madres, y sobre todo las charlas que precedían y seguían a la oración, abrieron la mente y el corazón de Rosa frente a la triste realidad: la mujer pobre era esclava de la pobreza cultural, moral y espiritual. Entendió, entonces, que el Señor la llamaba a una misión más alta que, gradualmente, la llenaba de la urgencia de dedicarse a la instrucción y formación cristiana de las jóvenes, no con encuentros periódicos, sino con una Escuela entendida en el sentido total de la palabra.

En el día 30 de agosto del 1685, con la aprobación del Obispo de Viterbo, Cardenal Urbano Sacchetti y la colaboración de dos compañeras, Gerolama Coluzzelli y Porzia Bacci, Rosa dejó la casa paterna para dar inicio a su primera escuela, proyectada según un designio original que había madurado en la oración y en la búsqueda de la Voluntad de Dios. El primero objetivo de la Fundadora era lo de ofrecer a las niñas de la población pobre una formación cristiana completa y de prepararlas para la vida civil. Sin grandes pretensiones, Rosa había abierto la primera «Escuela Pública femenina en Italia». El origen era humilde, pero de grandeza profética: la promoción humana y la elevación espiritual de la mujer eran una realidad que no tardaría en recibir el reconocimiento de las autoridades religiosas y civiles.

El crecimiento de la Obra.

En el comienzo no fue fácil: Las tres primeras Maestras tuvieron que afrontar las resistencias del Clero que sentía como exclusividad suya enseñar el catecismo; pero la resistencia más fuerte venía de los intelectuales que se sentían escandalizados al ver la osadía de una mujer, de la alta burguesía viterbense, que tomaba con seriedad y amor la educación de las niñas de la baja clase social. Rosa enfrentó todo por amor a Dios, y con firmeza que era la caracterizaba, prosiguió el camino que había iniciado, teniendo ahora más que nunca, la certeza de estar dentro de un verdadero Proyecto de Dios.

Los resultados le dieron razón: ¡los propios Párrocos constataron el bien qué estas Escuelas Pías surtieron entre las niñas y sus madres!. La valía de aquella iniciativa fue reconocida y la fama sobrepasó los confines de la Diócesis. El Cardenal Marcos Antonio Barbarigo, Obispo de Montefiascone, comprendió la genialidad del proyecto viterbense e invitó a la Santa a su diócesis. La Fundadora, siempre lista, contestó a la invitación: de 1692 a 1694 Rosa abrió una decena de escuelas en Montefiascone y en las Ciudades situadas alrededor del lago de Bolsena. El Cardenal suministraba los medios materiales y Rosa concienciaba las familias, preparaba las maestras y organizaba la Escuela. Cuando tuvo que tornar a Viterbo, para cuidar de la estabilidad de su primera obra, Rosa confió las Escuelas y las Maestras a la dirección de una joven, Lucia Filippini, cuyas calidades, de mente, de corazón y de espíritu, ya había percibido antes.

Después de las Escuelas de Viterbo y Montefiascone, fueron abiertas otras en la región de Lazio. Rosa llegó a Roma en el año 1706, pero la primera experiencia romana fue para ella un fracaso total. Esto le marcó hondamente y la forzó a esperar un período largo de seis años antes de reconquistar la confianza de las autoridades. En el día 8 de diciembre del 1713, con ayuda del Abad Degli Atti, gran amigo de la familia Venerini, Rosa pudo abrir su Escuela en el centro de Roma, a los pies del Capitolio. El 24 de octubre de 1716 recibió a visita del Papa Clemente XI, que acompañado por ocho Cardenales, quiso asistir a las clases. Maravillado y lleno de complacencia, al fin de la mañana, se dirigió a la fundadora con estas palabras: «¡Señora Rosa, usted hace lo que nosotros no podemos hacer!. Le agradecemos mucho porque, estas escuelas, ¡santificarán Roma!». Desde aquel momento, Gobernadores y Cardenales pidieron las escuelas para sus territorios. El trabajo de la Fundadora se volvió intenso, lleno de peregrinaciones y de cansancio para la formación de nuevas comunidades. Fue, también, motivo de mucha alegría y de sacrificios. Donde surgía una escuela, luego se notaba un radical cambio positivo, de la juventud.

Rosa Venerini murió santamente en la casa de San Marcos en Roma, en la noche del 7 de mayo de 1728. Había abierto más de 40 Escuelas. Su cuerpo fue sepultado en la Iglesia de Jesús (Roma) que ella tanto amaba. En el año 1952, por ocasión de la Beatificación, sus restos mortales fueron trasladados en la Capilla de la Casa General, en Roma.

La Espiritualidad

Durante toda su vida, Rosa siempre se movió adentro del océano de la Voluntad de Dios. Decía: «me siento tan apegada a la Voluntad de Dios, que no me importa ni la muerte ni la vida, quiero lo que Él quiere, quiero servirle lo cuanto Él quiere ser servido por mí y nada más! ». Después de un primera contacto con los Padres Dominicos del Santuario «Madonna della Quercia» en los alrededores de Viterbo, siguió la dirección espiritual del P. Ignacio Martinelli, y acogió fielmente la espiritualidad austera y equilibrada de San Ignacio de Loyola creada para la dirección de los Jesuitas.

Las crisis de la adolescentes, las perplejidades de la juventud, la busca de nuevos caminos, la fundación de las Escuelas y de las Comunidades, las relaciones con la Iglesia y con el mundo, todo era orientado al Querer Divino. La oración era el aire que respiraba durante toda su jornada.

Rosa no imponía a sí misma ni a sus hijas largas oraciones pero recomendaba qué la vida de las Maestras, en el ejercicio del ministerio educativo, ¡fuese un continuado hablar con Dios, de Dios, para Dios!. La íntima comunión con el Señor era mantenida por la oración mental que la Santa consideraba «alimento esencial del alma». En la meditación, Rosa escuchaba al Maestro que enseñaba caminando por las carreteras de Palestina, pero, de manera particular, desde lo alto de la Cruz.

Con lo mirada fija en Jesús Crucificado, Rosa sentía cada vez más fuerte dentro de sí la pasión para la salvación de las criaturas humanas. Por eso, vivía cada día la Eucaristía de manera mística: en su imaginación, la Santa veía el mundo como un gran círculo; se colocaba en el centro y contemplaba Jesús, Víctima inmaculada, que en todo rincón de la tierra se ofrecía al Padre a través del Sacrificio Eucarístico. Llamaba a este modo de elevarse a Dios "el Círculo Máximo". Con oración incesante, participaba espiritualmente de todas las Santas Misas que eran celebradas en toda parte del mundo: unía los dolores, el cansancio, las alegrías de su vida a los sufrimientos de Jesucristo, preocupándose que la Preciosa Sangre de Jesús no fuese derramado en vano.

El Carisma

Podemos sintetizar el carisma de Rosa Venerini en pocas palabras. Vivió consumada por dos grandes pasiones: la pasión por Dios y la pasión por la salvación de las criaturas humanas. Cuando comprendió que las niñas y las mujeres de su tiempo tenían necesidad de ser educadas e instruidas sobre las verdades de la Fe y de la Moral, no escatimó tiempo, trabajo, luchas, dificultades de todo tipo al fin de contestar al llamado de Dios. Era consciente de que el anuncio de la Buena Nueva sólo podía ser acogido, si antes, las personas fuesen liberadas de las tiniebla de la ignorancia y del error. Además, había intuido que la formación profesional podía conseguir para la mujer una promoción humana y un reconocimiento en la sociedad. Este proyecto requería una Comunidad Educadora, sin pretensiones. Rosa, con gran anticipación histórica, ofreció a la Iglesia el estilo de la Comunidad Religiosa Apostólica.

Rosa no ejerció su misión educativa sólo en la escuela, sino usó todas las oportunidades que tuvo para anunciar el Amor de Dios: confortaba y curaba a los enfermos, reanimaba a los desesperanzados, consolaba a los afligidos, invitaba a los pecadores a la vida nueva, exhortaba a la fidelidad a las personas consagradas, auxiliaba a los pobres, combatía toda forma de esclavitud moral. Educar para salvar se volvió el lema que impulsa a las Pías Maestras Venerini a continuar la Obra del Señor de acuerdo a los deseos de su Fundadora y a irradiar por el mundo el Carisma de la Santa Madre: liberar a la criatura humana de la ignorancia y del mal para que el Proyecto de Dios, que cada persona posee, se vuelva visible.

Es ésta a magnifica herencia que Rosa Venerini dejó a sus hijas; doquiera que estén: en Italia, como en los otros Países, las Pías Maestras buscan vivir y transmitir el deseo apostólico de la Madre, privilegiando a los más pobres. La Congregación, después de haber dado su contribución en favor de los italianos emigrados a los E.U.A., desde 1909, y en Suiza de 1971 al año 1985, expandió su actividad apostólica en otros Países: en India, en Brasil, en los Camerún, en Romania, en Chile, en Venezuela, en la Albania y en Nigeria.

Fue canonizada el 15 de octubre de 2006 por S.S. Benedicto XVI.

HOY ES LA FIESTA DE LA BEATA MARÍA DE SAN JOSÉ, PRIMERA BEATA VENEZOLANA, 7 DE MAYO


Hoy es la fiesta María de San José, primera Beata de Venezuela
Por Diego López Marina



 (ACI).- La primera Beata de Venezuela, Madre María de San José, fue una religiosa, cofundadora y primera Superiora General de la Congregación "Hermanas Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús", la cual se dedicó a la atención hospitalaria de ancianos pobres, niños abandonados y enfermos de su país.

La religiosa nació el 25 de abril de 1875 en el pueblo de Choroní en Venezuela y fue bautizada en octubre de ese mismo año con el nombre de Laura Evangelista Alvarado Cardozo.

A la edad de 5 se mudó con sus padres a la ciudad de Maracay y a los 13 años recibió la primera comunión, haciendo un voto de virginidad el 8 de diciembre de 1888, día de la Inmaculada Concepción.

En 1893, el sacerdote y párroco de Maracay, Justo Vicente López Aveledo, fundó la Sociedad de las Hijas de María, de la que Laura formaría parte y donde renovaría sus primeros votos de virginidad perpetua.

Ese mismo año López Avelado fundó el primer hospital de su ciudad, el Hospital San José, y la Beata se dedicó al cuidado de los enfermos como hermana hospitalaria. Asimismo, el 22 de enero de 1901 fue consagrada como hermana hospitalaria agustina adoptando el nombre de Sor María de San José.

Cerca de los 24 años, Laura recibió del padre López la dirección y administración del hospital. Al poco tiempo se fundó la congregación "Hermanas Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús" y en 1903 Laura se convierte la Superiora de la comunidad adoptando el nombre Madre María de San José.

La actividad de su congregación se caracterizó por la fundación de asilos, orfanatos, casas maternas, hospitales y, colegios. En total se fundaron 35 casas a nivel nacional.

La Beata falleció el 2 de abril 1967 en Maracay. Sus restos reposan en la Capilla de las Hermanas Agustinas del Hogar "Inmaculada Concepción" de Maracay donde transcurrió la mayor parte de su vida.

En 1982 ocurrió el milagro por el cual sería beatificada: la curación de la hermana Teresa Silva, que quedó inválida por una penosa enfermedad y a quien la Madre le había profetizado su curación años antes.

El 7 de mayo de 1995 el Papa San Juan Pablo II la declaró oficialmente beata. "La Madre María es una mujer que supo fundir de manera admirable oración y acción (...) consumándose en un amor ilimitado hacia Dios y en la práctica de la más genuina caridad hacia el prójimo", dijo en aquella oportunidad el Santo Padre.

LOS SANTOS DE HOY SÁBADO 7 DE MAYO DEL 2016

Francesco Paleari, BeatoFrancesco Paleari, Beato
Presbítero, 7 de mayo
Antonio de Kiev, SantoAntonio de Kiev, Santo
Eremita, Mayo 7
Agustín Roscelli, SantoAgustín Roscelli, Santo
Sacerdote y Fundador, Mayo 7
Rosa Venerini, SantaRosa Venerini, Santa
Maestra y Fundadora, 7 de mayo
Juan de Beverly, SantoJuan de Beverly, Santo
Obispo, 7 de mayo
Gisela de Hungría, BeataGisela de Hungría, Beata
Reina, Viuda y Abadesa, 7 de mayo
Flavia Domitila, SantaFlavia Domitila, Santa
Mártir, Mayo 7

EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 7 DE MAYO DEL 2016



Cuanto pidan al Padre en mi nombre, se les concederá

Pascua




Juan 16, 23-28. Pascua. Dios tiene en abundancia todo eso que necesitamos. 



Por: Juan Gralla | Fuente: Catholic.net 




Del santo Evangelio según san Juan 16, 23-28
En verdad, en verdad os digo: lo que pidáis al Padre os lo dará en mi nombre. Hasta ahora nada le habéis pedido en mi nombre. Pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea colmado. Os he dicho todo esto en parábolas. Se acerca la hora en que ya no os hablaré en parábolas, sino que con toda claridad os hablaré acerca del Padre. Aquel día pediréis en mi nombre y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os quiere, porque me queréis a mí y creéis que salí de Dios. Salí del Padre y he venido al mundo. Ahora dejo otra vez el mundo y voy al Padre.

Oración introductoria
Señor, Tú dijiste que todo lo que pidiera en tu nombre me lo concederías. Te pido, Señor y Dios mío, la fe, la esperanza y el don de la caridad. Estas tres virtudes me bastan, con ellas puedo amarte, darte gloria, servirte y comunicarte a los demás.

Petición
Jesús, te suplico me concedas aquello que más necesite para ser un discípulo y misionero de tu amor.

Meditación del Papa
Después del gran descubrimiento de Jesucristo -nuestra vida, camino y verdad- entrando en el terreno de la fe, en "la tierra de la Fe", encontramos a menudo una vida oscura, dura difícil, una siembra con lágrimas, pero seguros de que la luz de Cristo, al final, nos da una gran cosecha.

Debemos aprender esto también en las noches oscuras; no olvidar que la luz está, que Dios ya está en medio de nuestras vidas y que podemos sembrar con la gran confianza de que el "sí" de Dios es más fuerte que todos nosotros. Es importante no perder este recuerdo de la presencia de Dios en nuestra vida, esta alegría profunda de que Dios ha entrado en nuestra vida, liberándonos: es la gratitud por el descubrimiento de Jesucristo, que ha venido a nosotros. Y esta gratitud se transforma en esperanza, es estrella de la esperanza que nos da la confianza, es la luz porque los dolores de la siembra son el inicio de la nueva vida, de la grande y definitiva alegría de Dios,Benedicto XVI, 13 de octubre de 2011.

Pidamos al Señor que nuestra oración siempre tenga esa raíz de fe, pidamos la gracia de la fe. La fe es un don y no se aprende en los libros. Un don del Señor que se debe pedir. Dame la fe. Creo, Señor, ayuda mi poca fe. Por ello, debemos pedir al Señor la gracia de rezar con fe, de estar seguros que cada cosa que pedimos a Él nos será dada, con esa seguridad que nos da la fe. Y esta es nuestra victoria: nuestra fe. (Homilía de S.S. Francisco, 14 de enero de 2016).
Reflexión
Si contásemos las cosas que pedimos a los demás durante el día, nos llevaríamos una sorpresa. Desde pedir la mermelada durante el desayuno, o el billete de metro en la taquilla, o el número de teléfono de un cliente... Nos pasamos el tiempo como pedigüeños, porque no hay nadie que lo tenga todo. Cada uno es necesario para los demás. Y por eso aportamos de lo que tenemos. De esta manera se construye la sociedad, con la puesta en común de los dones que cada uno posee.

Y si pedimos cosas materiales, ¿nos acordamos de pedir aquello que más necesitamos en nuestro interior? ¿Cuándo fue la última vez que pedimos a Dios el don de la fe? ¿Y el de vivir en gracia? ¿Cuántas veces le hemos pedido perdón en los últimos días?

Porque cada uno da lo que tiene. Y Dios tiene en abundancia todo eso que necesitamos; la fe, la gracia, el perdón...

Cristo también pidió muchas cosas a su Padre. Lo podemos leer en la oración del Padrenuestro, y en el capítulo 17 del evangelio de San Juan.

Jesús nos enseñó y nos invita a hacerlo hoy, pidiendo en su nombre, porque el Padre quiere a quienes creen en su Hijo.

Propósito
Hoy hablaré a alguien sobre la confianza que tengo de que Dios siempre escucha mi oración.

Diálogo con Cristo
Señor, dame la gracia de mantener siempre un buen humor, para poder ser ese testigo de la alegría al saberme amado por Ti. Ser misionero de la alegría y ser un misionero alegre, para los demás, que hermosa forma de poder corresponder a tanto amor que me das.

viernes, 6 de mayo de 2016

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 6 DE MAYO DEL 2016


Día litúrgico: Viernes VI de Pascua
Texto del Evangelio (Jn 16,20-23a):


 En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo. La mujer, cuando va a dar a luz, está triste, porque le ha llegado su hora; pero cuando ha dado a luz al niño, ya no se acuerda del aprieto por el gozo de que ha nacido un hombre en el mundo. También vosotros estáis tristes ahora, pero volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y vuestra alegría nadie os la podrá quitar. Aquel día no me preguntaréis nada».



«Vuestra tristeza se convertirá en gozo»
Rev. D. Joaquim FONT i Gassol 
(Igualada, Barcelona, España)


Hoy comenzamos el Decenario del Espíritu Santo. Reviviendo el Cenáculo, vemos a la Madre de Jesús, Madre del Buen Consejo, conversando con los Apóstoles. ¡Qué conversación tan cordial y llena! El repaso de todas las alegrías que habían tenido al lado del Maestro. Los días pascuales, la Ascensión y las promesas de Jesús. Los sufrimientos de los días de la Pasión se han tornado alegrías. ¡Qué ambiente tan bonito en el Cenáculo! Y el que se está preparando, como Jesús les ha dicho.

Nosotros sabemos que María, Reina de los Apóstoles, Esposa del Espíritu Santo, Madre de la Iglesia naciente, nos guía para recibir los dones y los frutos del Espíritu Santo. Los dones son como la vela de una embarcación cuando está desplegada y el viento —que representa la gracia— le va a favor: ¡qué rapidez y facilidad en el camino!

El Señor nos promete también en nuestra ruta convertir las fatigas en alegría: «Vuestra alegría nadie os la podrá quitar» (Jn 16,23) y «vuestra alegría será completa» (Jn 16,24). Y en el Salmo 126,6: «Al ir, va llorando, llevando la semilla; al volver, vuelve cantando trayendo sus gavillas».

Durante toda esta semana, la Liturgia nos habla de rejuvenecer, de exultar (saltar de alegría), de la felicidad segura y eterna. Todo nos lleva a vivir de oración. Como nos dice san Josemaría: «Quiero que estés siempre contento, porque la alegría es parte integrante de tu camino. —Pide esa misma alegría sobrenatural para todos».

El ser humano necesita reír para la salud física y espiritual. El humor sano enseña a vivir. San Pablo nos dirá: «Sabemos que todas las cosas contribuyen al bien de los que aman a Dios» (Rom 8,28). ¡He aquí una buena jaculatoria!: «¡Todo es para bien!»; «Omnia in bonum!».


Fuente:
http://evangeli.net/evangelio

LOS SANTOS DE HOY VIERNES 6 DE MAYO DEL 2016

Lucio de Cirene, SantoLucio de Cirene, Santo
Santo del Nuevo Testamento, 6 de mayo
Casimiro Gostynski, BeatoCasimiro Gostynski, Beato
Presbítero y Mártir, 6 de mayo
Eduardo Jones y Antonio Middleton, BeatosEduardo Jones y Antonio Middleton, Beatos
Presbíteros y Mártires, 6 de mayo
Francisco Montmorency-Laval, SantoFrancisco Montmorency-Laval, Santo
Obispo y Fundador, 6 de Mayo
María Catalina Troiani, BeataMaría Catalina Troiani, Beata
Fundadora, Mayo 6
Bartolomé Pucci-Franceschi, BeatoBartolomé Pucci-Franceschi, Beato
Presbítero Franciscano, mayo 6
Ana Rosa Gattorno, BeataAna Rosa Gattorno, Beata
Religiosa, Mayo 6
Venerio de Milán, SantoVenerio de Milán, Santo
Obispo, 6 de mayo
Pedro Nolasco, SantoPedro Nolasco, Santo
Presbítero y Fundador, 6 de mayo
Enrique Kaczorowski, BeatoEnrique Kaczorowski, Beato
Sacerdote y Mártir, 6 de mayo
Evodio de Antioquía, SantoEvodio de Antioquía, Santo
Obispo, 6 de mayo
Domingo Savio, SantoDomingo Savio, Santo
Memoria litúrgica, 6 de mayo

SANTO DOMINGO DE SAVIO, PATRONO DE LAS EMBARAZADAS, 6 DE MAYO


Hoy 6 de Mayo la Iglesia celebra a Santo Domingo Savio, Patrono de las embarazadas
Por Abel Camasca


 (ACI).- “¡Quiero ser santo!”, solía decir Santo Domingo Savio, patrono de los niños cantores y también de las embarazadas por haber cumplido en su vida una misión de la Virgen María, mientras era guiado por San Juan Bosco.

Domingo Savio nació Italia en 1842. Desde muy pequeño deseó ser sacerdote y al conocer a Don Bosco le pide ingresar al Oratorio de San Francisco de Sales en Turín.

Allí organizó la Compañía de María Inmaculada y con sus compañeros frecuentaba los sacramentos, rezaba el Rosario, ayudaba en los quehaceres y cuidaba a los niños difíciles. Además tenía un espíritu muy alegre, le gustaba jugar y estudiar.

San Juan Bosco escribió una biografía del joven santo y lloraba cada vez que la leía. En ella contaba que varias ocasiones vio a Domingo como arrobado después de recibir la Comunión hasta que cierto día, Don Bosco lo encontró en el coro del templo.


“Voy a ver –cuenta Don Bosco– y hallo a Domingo que hablaba y luego callaba, como si diese lugar a contestación; entre otras cosas entendí claramente estas palabras: ‘Sí, Dios mío, os lo he dicho y os lo vuelvo a repetir: os amo y quiero seguir amándoos hasta la muerte. Si veis que he de ofendemos, mandadme la muerte; sí, antes morir que pecar’”.

Cuando Don Bosco le preguntó qué hacía en esos momentos, Domingo le contestó: “es que a veces me asaltan tales distracciones que me hacen perder el hilo de mi oración, y me parece ver cosas tan bellas que se me pasan las horas en un instante”.


Durante el proceso de investigación para llevar a Domingo Savio a los altares, su hermana Teresa narró que cierta vez el Santo se presentó ante Don Bosco y le pidió permiso para ir a casa. Su formador le preguntó el motivo y el joven le contestó: “mi madre está muy delicada y la Virgen la quiere curar”.

Don Bosco le preguntó de quién había recibido noticias y Domingo contestó que de nadie, pero que él lo sabía. El sacerdote, que ya conocía de sus dones, le dio dinero para el viaje.

La mamá de Domingo estaba embarazada, pero sufriendo con fuertes dolores. Cuando el muchacho llegó a verla, la abrazó fuertemente, la besó y luego obedeció a su madre, quien le había pedido que fuera con unos vecinos.

Cuando llegó el doctor vio que la señora estaba repuesta de salud y mientras los vecinos la atendían, le vieron al cuello una cinta verde que estaba unida a una seda doblada y cosida como un escapulario. La sorprendente visita de Domingo a su madre se dio el 12 de septiembre de 1856, fecha del nacimiento de su hermana Catalina.

Tiempo después Domingo le dijo a su madre que conserve y preste aquel escapulario a las mujeres que lo necesiten. Así se hizo y muchas afirmaban después haber obtenido gracias de Dios con la ayuda del escapulario de la Virgen.

Domingo Savio retornó al oratorio salesiano, pero no por mucho tiempo. Su salud se resquebrajó más y a sugerencia de los médicos tuvo que despedirse de Don Bosco y sus compañeros para volver a su casa. Antes de morir, dijo: “¡Qué cosa tan hermosa veo!”. Partió a la Casa del Padre un 9 de marzo de 1857 con catorce años edad. Su fiesta se celebra cada 6 de mayo.

jueves, 5 de mayo de 2016

HOY 5 DE MAYO SE CONMEMORA A SAN ÁNGEL, MÁRTIR DE LOS CARMELITAS


Hoy 5 de mayo se conmemora a San Ángel, Mártir de los carmelitas
Por Diego López Marina



 (ACI).- San Ángel fue uno de los primeros sacerdotes miembros de la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo; convirtió a muchos con su predicación y milagros, y fue martirizado hacia el 1226 en Sicilia, Italia.

Este santo nació en Jerusalén en el 1185. Según la tradición, sus padres fueron judíos convertidos al cristianismo después de que la Santísima Virgen María se les apareciera.

Desde niño se mostró con extraordinarios dones espirituales e intelectuales. A los 15 años hablaba ya el griego, latín y hebreo. Y a los 25 decidió entrar a la orden los Carmelitas que habitaban en el convento de Santa Ana (Jerusalén), lugar en el que realizó su profesión de fe.

Durante cinco años vivió como ermitaño en el Monte Carmelo, donde se le apareció el mismo Jesús mostrándole el mal que le esperaba a la Tierra Santa con la invasión de los musulmanes. Por ello el Señor le dijo que se dirija a Occidente para predicar y convertir a los pecadores.

Asimismo, tras ser ordenado sacerdote en 1218, recibió de su Orden la misión de viajar a Roma y obtener la aprobación de la nueva Regla del Carmelo de parte del Papa Honorio III, la cual conseguiría en 1226.

Tras predicar un tiempo en San Juan de Letrán (Roma), fue enviado a hacer lo mismo en Sicilia y convertir a los seguidores del catarismo, una herejía que condenaba el sacramento de matrimonio, negaban la resurrección de la carne, etc. También se le recuerda porque convirtió a más de 200 judíos en Palermo.

Sin embargo fue en la ciudad de Licata, cuando predicaba a una multitud, que fue acuchillado por una banda de malhechores. Herido de muerte, cayó de rodillas y oró por todo el pueblo y en particular por los que lo habían herido.

La Orden del Carmen lo venera como santo por lo menos desde 1456. Algunos afirman que su culto fue oficialmente reconocido por el papa Pío II en 1459. Su fiesta se celebra el 5 de mayo.

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 5 DE MAYO DEL 2016


Día litúrgico: Jueves VI de Pascua
Texto del Evangelio (Jn 16,16-20): 


En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver». Entonces algunos de sus discípulos comentaron entre sí: «¿Qué es eso que nos dice: ‘Dentro de poco ya no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver’ y ‘Me voy al Padre’?». Y decían: «¿Qué es ese ‘poco’? No sabemos lo que quiere decir». Se dio cuenta Jesús de que querían preguntarle y les dijo: «¿Andáis preguntándoos acerca de lo que he dicho: ‘Dentro de poco no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver?’. En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo».


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«Vuestra tristeza se convertirá en gozo»
Rev. D. Joan Pere PULIDO i Gutiérrez Secretario del obispo de Sant Feliu 
(Sant Feliu de Llobregat, España)


Hoy contemplamos de nuevo la Palabra de Dios con la ayuda del evangelista Juan. En estos últimos días de Pascua sentimos una inquietud especial por hacer nuestra esta Palabra y entenderla. La misma inquietud de los primeros discípulos, que se expresa profundamente en las palabras de Jesús —«Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver» (Jn 16,16)— concentra la tensión de nuestras inquietudes de fe, de búsqueda de Dios en nuestra vida cotidiana.

Los cristianos de hoy sentimos la misma urgencia que los cristianos del primer siglo. Queremos ver a Jesús, necesitamos experimentar su presencia en medio de nosotros, para reforzar nuestra fe, esperanza y caridad. Por esto, nos provoca tristeza pensar que Él no esté entre nosotros, que no podamos sentir y tocar su presencia, sentir y escuchar su palabra. Pero esta tristeza se transforma en alegría profunda cuando experimentamos su presencia segura entre nosotros.

Esta presencia, así nos lo recordaba Juan Pablo II en su última Carta encíclica Ecclesia de Eucharistia, se concreta —específicamente— en la Eucaristía: «La Iglesia vive de la Eucaristía. Esta verdad no expresa solamente una experiencia cotidiana de fe, sino que encierra en síntesis el núcleo del misterio de la Iglesia. Ésta experimenta con alegría cómo se realiza continuamente, en múltiples formas, la promesa del Señor: ‘He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo’ (Mt 28,20). (...) La Eucaristía es misterio de fe y, al mismo tiempo, “misterio de luz”. Cada vez que la Iglesia la celebra, los fieles pueden revivir de algún modo la experiencia de los dos discípulos de Emaús: 'Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron' (Lc 24,31)».

Pidamos a Dios una fe profunda, una inquietud constante que se sacie en la fuente eucarística, escuchando y entendiendo la Palabra de Dios; comiendo y saciando nuestra hambre en el Cuerpo de Cristo. Que el Espíritu Santo llene de luz nuestra búsqueda de Dios.
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