Arzobispo de Monterrey: Pidamos a Dios un milagro para beatificación de sacerdote mexicano
Por María Ximena Rondón
CIUDAD DE MÉXICO, 28 Ene. 17 / 04:20 pm (ACI).- El Arzobispo de Monterrey en México, Mons. Rogelio Cabrera López, manifestó que ya se puede pedir un milagro obrado por la intercesión del P. Raymundo Jardón Herrera, luego de que el Papa Francisco firmase el pasado 21 de enero el decreto que aprueba sus virtudes heroicas.
El decreto se dio a conocer en el 130 aniversario del nacimiento del sacerdote ocurrido el 21 de enero de 1887.
La aprobación de las virtudes heroicas es tal vez el paso más complejo y largo en el proceso de beatificación de un fiel católico, ya que con el decreto se reconoce que el siervo de Dios ha vivido en grado heroico la fe, la esperanza y la caridad; para lo cual se debe haber investigado previamente y en detalle su vida y escritos.
Con la aprobación de las virtudes heroicas, la causa queda a la espera de un milagro para proceder a la beatificación. De ahí el pedido del Arzobispo de Monterrey.
Según informó el Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME), el 6 de Noviembre de 1994 se cerró el proceso diocesano de la causa del P. Jardón en la Catedral de Monterrey.
El ahora venerable P. Raymundo Jardón nació el 21 de enero de 1887 en el municipio de Tenancingo, ubicado a 117 kilómetros de Ciudad de México, en el seno de una familia humilde.
Su padre, Jacinto Jardón era jornalero y su madre Paula Herrera no había recibido instrucción. Tuvieron 14 hijos.
Cuando era niño, para ayudar económicamente a sus padres, Raymundo trabajó haciendo telares. El párroco de su pueblo lo ayudó a ingresar al colegio Pío Gregoriano de Tenancingo, donde fue un estudiante aplicado, y luego el entonces Obispo de Cuernavaca, Mons. Francisco Plancarte y Navarrete, llegó a su pueblo buscando vocaciones y se llevó al joven a su seminario.
Raymundo fue ordenado sacerdote en 1913 en la Catedral de Saltillo, celebró su primera Misa en Cuernavaca y regresó a Monterrey, donde ejerció su ministerio sacerdotal en la Catedral del lugar.
Se distinguió por su gran amor a Dios, que daba a sus fieles y a los más necesitados. Oraba intensamente y trasladó su pasión a la confesión, las catequesis y las visitas a los enfermos. Era generoso, atendía a personas de todas las clases sociales y siempre se desprendía de todo lo que tenía para dárselo a los pobres.
Además, los fieles aseguraban que su voz era tan potente que no necesitaba utilizar un micrófono cuando celebraba la Misa o predicaba.
Fue un ferviente devoto de la Virgen de Guadalupe y fue uno de los iniciadores de las peregrinaciones al Santuario de la Morenita en Ciudad de México.
Durante la persecución religiosa en México, cuya época más dura fue de 1926 a 1929, el P. Raymundo fue desterrado del país en dos ocasiones.
Falleció el 6 de enero de 1934, en la Fiesta de Epifanía, a los 46 años. Su muerte entristeció a toda la ciudad de Monterrey, a católicos y no católicos. Su cortejo fúnebre se extendió por más de 20 cuadras.
Para pedir la intercesión del P. Raymundo Jardón puede rezar la siguiente oración:
¡Oh Dios Omnipotente!, que elegiste a tu siervo Raymundo Jardón para el ministerio sacerdotal
y enriqueciste su sacerdocio con una caridad y una pobreza admirables,
con un encendido amor a Jesucristo en su Eucaristía y a la Santísima Virgen de Guadalupe,
y con un extraordinario servicio a sus semejantes, particularmente a los pobres,
concédenos, por su intercesión, la gracia que te pedimos (pídase).
Confiadamente te suplicamos que por su vida ejemplar y para bien de tu Santa Iglesia
sea elevado a los altares.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.