domingo, 14 de agosto de 2016

SAN MAXIMILIANO KOLBE, MÁRTIR, 14 DE AGOSTO


Hoy 14 de agosto la Iglesia celebra a San Maximiliano Kolbe, el mártir que ofreció su vida por un padre de familia



 Maximiliano significa “el más importante de la familia”. San Maximiliano Kolbe nació un 8 de enero de 1894 en la ciudad polaca de Zundska Wola, que en ese momento se encontraba ocupada por Rusia.

Siendo niño realizó una travesura que su mamá le reprochó. Tiempo después, la madre vio que el pequeño Kolbe había cambiado de actitud y que frecuentemente oraba llorando ante un pequeño altar que tenía escondido entre dos roperos.

La madre preocupada le pidió que le contara todo. Entonces, temblando de emoción y con los ojos llenos de lágrimas le dijo: “Mamá, cuando me reprochaste, pedí mucho a la Virgen que me dijera lo que sería de mí. Lo mismo en la Iglesia, le volví a rogar. Entonces se me apareció la Virgen, teniendo en las manos dos coronas: una blanca y otra roja”.

“La blanca significaba que perseveraría en la pureza y la roja que sería mártir. Contesté que las aceptaba… (las dos). Entonces la Virgen me miró con dulzura y desapareció”.


Este hecho marcó profundamente la vida de Maximiliano, quien se volvió un gran devoto de la Virgen Inmaculada e ingresó a la Orden de los Franciscanos.

Estando como estudiante en Roma, funda la “Milicia de la Inmaculada” con la finalidad de promover el amor y el servicio a la Virgen y la conversión de las almas a Cristo. De regreso a Polonia, publica la revista mensual “Caballero de la Inmaculada”.

En 1929 funda la "Ciudad de la Inmaculada" en el convento franciscano de Niepokalanów, a 40 kilómetros de Varsovia. Tiempo después se ofrece como voluntario para ir al Japón. Estando allá funda una nueva "Ciudad de la Inmaculada" ("Mugenzai No Sono") y publica la revista “Caballero de la Inmaculada” en japonés.

Regresa a Polonia en plena Segunda Guerra Mundial, es apresado y enviado a campos de concentración. Cierto día se escapa un prisionero y los alemanes, para dar muestra de severidad, escogen a 10 prisioneros que son condenados a morir de hambre. El décimo número le tocó al sargento Franciszek Gajowniczek, polaco también, quien exclamó: “Dios mío, yo tengo esposa e hijos”.

Ante esto, el P. Maximiliano ofrece intercambiarse por el condenado. El sacerdote es llevado a un subterráneo, donde alienta constantemente a los demás presos a seguir unidos en la oración. Todos mueren y solo él queda vivo. Al final, le aplican una inyección letal que acaba con su vida.

Su máximo deseo era: “Concédeme alabarte, Virgen santa, concédeme alabarte con mi sacrificio. Concédeme por ti, solo por ti, vivir, trabajar, sufrir, gastarme, morir…”

El Papa Pablo VI lo declaró Beato y fue canonizado por San Juan Pablo II, su paisano, quien dijo que “Maximiliano Kolbe hizo como Jesús, no sufrió la muerte sino que donó la vida”.

El 19 de julio de 2016 el Papa Francisco visitó la “celda del hambre” donde fue encerrado San Maximiliano Kolbe hasta el día de su muerte, durante su visita al campo de concentración nazi de Auschwitz, en el tercer día de su viaje apostólico a Polonia para la Jornada Mundial de la Juventud.



LOS INICIOS

San Maximiliano María Kolbe fue hijo de María Dabrowska y de Julio Kolbe, pertenecientes a la Tercera Orden Franciscana, y los cuales tenían en su casa un taller y un pequeño altar con la imagen milagrosa de Nuestra Señora de Czestochowa, veneradísima patrona de Polonia.

Nació en Polonia el 8 de enero de 1894 en la ciudad de Zdunska Wola, que en ese entonces se hallaba ocupada por Rusia. Fue bautizado con el nombre de Raimundo en la iglesia parroquial. Sus hermanos fueron Francisco, José, Valentín y Antonio. Los dos últimos murieron prematuramente.

Aproximadamente en el año 1906, un suceso marca la vida de Maximiliano, y preocupa y desconcierta a su madre. Ella misma relata el suceso a los pocos meses del martirio de Maximiliano. Dice ella: "Sabia yo de antemano, en base a un caso extraordinario que le sucedió en los años de la infancia, que Maximiliano moriría mártir. Solo no recuerdo si sucedió antes o después de su primera confesión. Una vez no me gusto nada una travesura, y se la reproche: Niño mío, ¡quien sabe lo que será de ti!. Después, yo no pensé más, pero observe que el muchacho había cambiado tan radicalmente, que no se le podía reconocer. Teníamos un pequeño altar escondido ente dos roperos, ante el cual él a menudo se retiraba sin hacerse notar y rezaba llorando. En general, tenía una conducta superior a la de su edad, siempre recogido y serio, y cuando rezaba, estallaba en lágrimas. Estuve preocupada, pensando en alguna enfermedad, y le pregunté: ¿te pasa algo? ¡Has de contar todo a tu madre!

Temblando de emoción y con los ojos anegados en lágrimas, me contó: "Mamá, cuando me reprochaste, pedí mucho a la Virgen me dijera lo que sería de mi. Lo mismo en la iglesia, le volví a rogar. Entonces se me apareció la Virgen, teniendo en las manos dos coronas: una blanca y otra roja. Me miró con cariño y me preguntó si quería esas dos coronas. La blanca significaba que perseveraría en la pureza y la roja que seria mártir. Conteste que las aceptaba... (las dos). Entonces la Virgen me miró con dulzura y desapareció".

El cambio extraordinario en la conducta del muchacho, atestiguaba la verdad de las cosas. El tenia plena conciencia, y al hablarme, con el rostro radiante señalaba la deseada muerte de mártir. Este fascinante encuentro de Maximiliano con su "Madrecita" celestial es algo más que un episodio pasajero. Es la raíz de todo su futuro; es el motor de sus amplios planes; es la fuerza para los vuelos más audaces; es el manantial de su santidad y de su apostolado”.


A los 13 años ingresó en el Seminario de los padres franciscanos en la ciudad polaca de Lvov, la cual a su vez estaba ocupada por Austria. Fue en el seminario donde adoptó el nombre de Maximiliano María.

El padre Wilk lo describe así: "era diligente en el cumplimiento de sus deberes, dotado por las matemáticas, obediente a los profesores, servicial con los compañeros, alegre y equilibrado. Rezaba con recogimiento. Un episodio se me grabó por siempre. Entrando en una sala, vi a Maximiliano de rodillas ante una gran cruz, absorto en oración."

Pero de pronto entró la crisis en ambos hermanos. Maximiliano se convenció y convenció a su hermano de abandonar el seminario. Cuando estaban a punto de hablar con el superior, les visita la madre llena de alegría. Orgullosa les cuenta que José, el hermano menor, también entraría en la orden. ¡Además ella y su esposo también tienen vocación religiosa de manera que sería toda la familia Franciscana!.

El 4 de septiembre de 1910 ciñó a su cintura el cordón de San Francisco, y de esa manera comenzó su año de noviciado. ¡Apenas dieciséis años!

En el otoño de 1912, el P. Provincial teniendo en cuenta las excelentes cualidades intelectuales de Fray Maximiliano, dispuso que, junto a otros, siguiera sus estudios de filosofía y teología en Roma, donde los finalizó. Los años romanos serán fecundísimos y decisivos en la vida de Maximiliano. La Virgen lo espera para inspirarle la fundación de La Milicia de la Inmaculada.

En 1918 es ordenado sacerdote.


LA MISIÓN

Maximiliano siempre fue muy devoto de la Inmaculada Concepción, por lo que pensaba que la Iglesia tenía que ser militante en su colaboración con la Gracia Divina para el avance de la fe católica. Es por eso que movido por su devoción, funda en el año 1917 un movimiento llamado "La Milicia de la Inmaculada", el cual se consagraría a la Virgen María y lucharía con todos los medios moralmente válidos, por la construcción del Reino de Dios en todo el mundo. En palabras del propio San Maximiliano, el movimiento tendría:

"una visión global de la vida católica bajo una nueva forma, que consiste en la unión con la Inmaculada."

Inició la publicación de una revista mensual llamada "Caballero de la Inmaculada", ésta era orientada a promover el conocimiento, el amor y el servicio a la Virgen María. Comenzó con un tiraje de sólo 500 ejemplares en 1922, y para el año 1939 alcanzaría cerca de un millón de ejemplares publicados.

La primera "Ciudad de la Inmaculada" se funda en el año 1929 en el convento franciscano situado en Niepokalanów a 40 kilómetros de Varsovia, que luego de algunos años se convertiría en una ciudad consagrada a la Virgen y, en palabras de San Maximiliano, dedicada a:

"conquistar todo el mundo, todas las almas, para Cristo, para la Inmaculada, usando todos los medios lícitos, todos los descubrimientos tecnológicos, especialmente en el ámbito de las comunicaciones."

Luego de que el papa solicitara sacerdotes para ir de misiones, en el año 1931 se ofrece como voluntario y viaja a Japón donde funda una nueva ciudad de la Inmaculada ("Mugenzai No Sono") y publica la revista "Caballero de la Inmaculada" en idioma japonés ("Seibo No Kishi").



EL TESTIMONIO

Regresó a Polonia en el año 1936, siendo director espiritual de Niepokalanów, y luego de 3 años, mientras se daba la Guerra Mundial, fue apresado junto a otros frailes y enviado a campos de concentración en Alemania y Polonia. Poco tiempo después, el día de la Inmaculada Concepción, es liberado.

En 1941 es nuevamente hecho prisionero y ésta vez es enviado a la prisión de Pawiak, y luego llevado al campo de concentración de Auschwitz, donde prosiguió su ministerio a pesar de las terribles condiciones de vida.

Los nazis siempre trataban a los prisioneros de una manera inhumana y antipersonal, de manera que los llamaban por números; a San Maximiliano le asignaron el número 16670. A pesar de los difíciles momentos en el campo su generosidad y su preocupación por los demás nunca le abandonaron.

El 3 de agosto de 1941, un prisionero escapa; y en represalia, el comandante del campo ordena escoger a 10 prisioneros para ser condenados a morir de hambre. Entre los hombres escogidos estaba el sargento Franciszek Gajowniczek, polaco como San Maximiliano, casado y con hijos.

"No hay amor más grande que éste: dar la vida por sus amigos". (Jn 15, 13)

San Maximiliano, que no se encontraba dentro de los 10 prisioneros escogidos, se ofrece a morir en su lugar. El comandante del campo acepta el cambio.

Luego de 10 días de su condena y al encontrarlo todavía con vida, los nazis le colocan una inyección letal el 14 de agosto de 1941.



EL LEGADO

De esta manera San Maximiliano María Kolbe da testimonio y ejemplo de dignidad, en medio de la más terrible adversidad.

En el año 1973 el Papa Paulo VI beatifica a San Maximiliano y en 1982 Juan Pablo II lo canoniza como Mártir de la Caridad.

Juan Pablo II comenta la influencia que tuvo San Maximiliano en su vocación sacerdotal:

“Surge aquí otra singular e importante dimensión de mi vocación. Los años de la ocupación alemana en Occidente y de la soviética en Oriente supusieron un enorme número de detenciones y deportaciones de sacerdotes polacos hacia los campos de concentración. Sólo en Dachau fueron internados casi tres mil. Hubo otros campos, como por ejemplo el de Auschwitz, donde ofreció la vida por Cristo el primer sacerdote canonizado después de la guerra, San Maximiliano María Kolbe, el franciscano de Niepokalanów”.


Fuente: Aciprensa

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 14 DE AGOSTO DEL 2016



XX del Tiempo Ordinario – Ciclo C
Domingo 14 de Agosto de 2016

”Un fuego que transforma el mundo“

Evangelio 13 enero 2013 color



Primera lectura

Lectura del libro de Jeremías (38,4-6.8-10):

En aquellos días, los príncipes dijeron al rey: «Muera ese Jeremías, porque está desmoralizando a los soldados que quedan en la ciudad y a todo el pueblo, con semejantes discursos. Ese hombre no busca el bien del pueblo, sino su desgracia.»
Respondió el rey Sedecías: «Ahí lo tenéis, en vuestro poder: el rey no puede nada contra vosotros.»
Ellos cogieron a Jeremías y lo arrojaron en el aljibe de Malquías, príncipe real, en el patio de la guardia, descolgándolo con sogas. En el aljibe no había agua, sino lodo, y Jeremías se hundió en el lodo.
Ebedmelek salió del palacio y habló al rey: «Mi rey y señor, esos hombres han tratado inicuamente al profeta Jeremías, arrojándolo al aljibe, donde morirá de hambre, porque no queda pan en la ciudad.»
Entonces el rey ordenó a Ebedmelek, el cusita: «Toma tres hombres a tu mando, y sacad al profeta Jeremías del aljibe, antes de que muera.»

Palabra de Dios    

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Salmo

Salmo Responsorial: 39,2.3;4.18

R/. Señor, date prisa en socorrerme

Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito. R/.

Me levantó de la fosa fatal,
de la charca fangosa;
afianzó mis pies sobre roca,
y aseguró mis pasos. R/.

Me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios.
Muchos, al verlo, quedaron sobrecogidos
y confiaron en el Señor. R/.

Yo soy pobre y desgraciado,
pero el Señor se cuida de mí;
tú eres mi auxilio y mi liberación:
Dios mío, no tardes. R/.

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Segunda lectura

Lectura de la carta a los Hebreos (12,1-4):

Una nube ingente de testigos nos rodea: por tanto, quitémonos lo que nos estorba y el pecado que nos ata, y corramos en la carrera que nos toca, sin retiramos, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe: Jesús, que, renunciando al gozo inmediato, soportó la cruz, despreciando la ignominia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Recordad al que soportó la oposición de los pecadores, y no os canséis ni perdáis el ánimo. Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado.

Palabra de Dios

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Lectura del Santo Evangelio según san Lucas (12, 49-53)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.»

Palabra del Señor

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PRENDER FUEGO


Son bastantes los cristianos que, profundamente arraigados en una situación de bienestar, tienden a considerar el cristianismo como una religión que, invariablemente, debe preocuparse de mantener la ley y el orden establecido.

Por eso, resulta tan extraño escuchar en boca de Jesús dichos que invitan, no al inmovilismo y conservadurismo, sino a la transformación profunda y radical de la sociedad: «He venido a prender fuego en el mundo y ojalá estuviera ya ardiendo… ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división».

No nos resulta fácil ver a Jesús como alguien que trae un fuego destinado a destruir tanta mentira, violencia e injusticia. Un Espíritu capaz de transformar el mundo, de manera radical, aun a costa de enfrentar y dividir a las personas.

El creyente en Jesús no es una persona fatalista que se resigna ante la situación, buscando, por encima de todo, tranquilidad y falsa paz. No es un inmovilista que justifica el actual orden de cosas, sin trabajar con ánimo creador y solidario por un mundo mejor. Tampoco es un rebelde que, movido por el resentimiento, echa abajo todo para asumir él mismo el lugar de aquellos a los que ha derribado.

El que ha entendido a Jesús actúa movido por la pasión y aspiración de colaborar en un cambio total. El verdadero cristiano lleva la «revolución» en su corazón. Una revolución que no es «golpe de estado», cambio cualquiera de gobierno, insurrección o relevo político, sino búsqueda de una sociedad más justa.

El orden que, con frecuencia, defendemos, es todavía un desorden. Porque no hemos logrado dar de comer a todos los hambrientos, ni garantizar sus derechos a toda persona, ni siquiera eliminar las guerras o destruir las armas nucleares.

Necesitamos una revolución más profunda que las revoluciones económicas. Una revolución que transforme las conciencias de los hombres y de los pueblos. H. Marcuse escribía que necesitamos un mundo «en el que la competencia, la lucha de los individuos unos contra otros, el engaño, la crueldad y la masacre ya no tengan razón de ser».

Quien sigue a Jesús, vive buscando ardientemente que el fuego encendido por él arda cada vez más en este mundo. Pero, antes que nada, se exige a sí mismo una transformación radical: «solo se pide a los cristianos que sean auténticos. Esta es verdaderamente la revolución» (E. Mounier).


Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
Lc 12,49-53

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«¿Creéis que he venido a traer paz a la tierra?»
Rev. D. Isidre SALUDES i Rebull 
(Alforja, Tarragona, España)


Hoy -de labios de Jesús- escuchamos afirmaciones estremecedoras: «He venido a encender fuego en el mundo» (Lc 12,49); «¿creéis que he venido a traer paz a la tierra? Pues os digo que no, sino división» (Lc 12,51). Y es que la verdad divide frente a la mentira; la caridad ante el egoísmo, la justicia frente a la injusticia…

En el mundo -y en nuestro interior- hay mezcla de bien y de mal; y hemos de tomar partido, optar, siendo conscientes de que la fidelidad es "incómoda". Parece más fácil contemporizar, pero a la vez es menos evangélico.

Nos tienta hacer un "evangelio" y un "Jesús" a nuestra medida, según nuestros gustos y pasiones. Hemos de convencernos de que la vida cristiana no puede ser una pura rutina, un "ir tirando", sin un constante afán de mejorar y de perfección. Benedicto XVI ha afirmado que «Jesucristo no es una simple convicción privada o una doctrina abstracta, es una persona real cuya entrada en la historia es capaz de renovar la vida de todos».

El modelo supremo es Jesús (hemos de "tener la mirada puesta en Él", especialmente en las dificultades y persecuciones). Él aceptó voluntariamente el suplicio de la Cruz para reparar nuestra libertad y recuperar nuestra felicidad: «La libertad de Dios y la libertad del hombre se han encontrado definitivamente en su carne crucificada» (Benedicto XVI). Si tenemos presente a Jesús, no nos dejaremos abatir. Su sacrificio representa lo contrario de la tibieza espiritual en la que frecuentemente nos instalamos nosotros.

La fidelidad exige valentía y lucha ascética. El pecado y el mal constantemente nos tientan: por eso se impone la lucha, el esfuerzo valiente, la participación en la Pasión de Cristo. El odio al pecado no es cosa pacífica. El reino del cielo exige esfuerzo, lucha y violencia con nosotros mismos, y quienes hacen este esfuerzo son quienes lo conquistan (cf. Mt 11,12).

sábado, 13 de agosto de 2016

EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 13 DE AGOSTO 2016


Jesús bendice a los niños
Tiempo Ordinario



Mateo 19, 13-15. Tiempo Ordinario. Somos felices cuando ponemos en Dios nuestra confianza como niños. 


Por: P . Clemente González | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Mateo 19, 13-15
En aquel tiempo, le presentaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y rezara por ellos, pero los discípulos les regañaban. Jesús dijo: Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el Reino de los Cielos. Les impuso las manos y se marchó de allí.

Oración introductoria
Señor, inicio esta oración con la humildad y docilidad de un niño que busca el abrazo de su padre amoroso. Ayúdame a saber escucharte y a recibir tu Reino con la sencillez de un niño.

 
Petición
Jesús, concédeme el don de buscar la humildad voluntaria, motivado por tu ejemplo.

 
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Pequeños grandes maestros de la vida.
Como los niños es el Reino de los cielos. ¿Qué pasaría si hiciera de mi vida una continua imitación de los niños? Todos ellos nacen sencillos, sin malicia. Ciertamente no son siempre sonrisas, pero incluso en su llanto conservan sencillez. Son recipientes de amor y dispensadores de confianza; y colocan simplemente su corazón en su madre, en su padre, en aquél que les ofrezca una atención.


            El tiempo en que vivimos no ofrece interrupción a los peligros que amenazan a las almas puras y sencillas, y eso, dolorosamente, ha corrompido muchas poco a poco. Ya en los Evangelios escuchamos ese «hay de aquél que escandalice a uno de estos pequeños». Hoy son tantos que a sabiendas o por ignorancia han manchado el corazón de tantos niños. Vivimos en un mundo que parece perder de vista lo esencial por no apartarla de lo complicado.
            En este Evangelio, Señor, Tú me invitas a mirar mi alrededor, a contemplar esos «espejos» de tu rostro, a mirar a aquellos pequeños que nos acompañan con su testimonio. Me enseñas, por un lado, un ejemplo maravilloso de sencillez, confianza e inocencia en los niños. Y por otro lado me muestras lo sensible que es tu corazón. Supiste ver en los ojos de los niños un tesoro silencioso que el mundo de hoy no aprecia. Un tesoro muy valioso que me habla de Ti más de lo que podría imaginar.
Hoy quisiera pedirte un corazón como el tuyo, que sepa mirar más allá, siempre más allá, para detenerme ante las «minuciosidades» y aprender a conocerte. Enséñame a mirar con tus ojos a los niños, enséñame a maravillarme en ellos, enséñame a cuidar de ellos, quiero ver tu rostro en cada uno y aprender de estos «maestros de la vida» que me muestran cómo caminar en ella, siendo recipientes de tu amor y donadores de confianza, como fuiste Tú también.        
«Pensemos como sería una sociedad que decidiera, de una vez por todas, establecer este principio: “Es verdad que nos somos perfectos y que cometemos muchos errores. Pero cuando se trata de los niños que vienen al mundo, ningún sacrificio de los adultos se juzgará demasiado costoso o demasiado grande, para evitar que un niño piense que es un error, que no vale nada y estar abandonado a las heridas de la vida y a la prepotencia de los hombres”. Qué bonita sería esta sociedad.  Yo creo que a esta sociedad, mucho le sería perdonado por sus innumerables errores. Mucho, de verdad.»
 (Catequesis  de S.S. Francisco, 8 de abril de 2015).

Reflexión
"Dejad que los niños se acerquen a mí... y no se lo impidáis". Las palabras de Jesús suenan como un ligero reclamo. Para los adultos las "cosas de niños" representan un segundo plano, no son importantes. Avanzando en años, y con la experiencia de la vida, comienzan a ver las "cosas de niños" como comportamientos superados. Por nuestra ansia de dejar atrás todo infantilismo nos olvidamos de todo lo bueno que tiene la niñez: como la pureza, la simplicidad, la sinceridad de sentimientos, que son justamente las virtudes que Jesús valora más. Si somos complicados, ambiguos o poco coherentes, ¿no será porque no hemos sabido conservar el tesoro de nuestra infancia?

El Señor ve en los niños el reflejo del Reino de los Cielos, porque su conocimiento es todavía puro. Es un tabernáculo interior donde el mal y el pecado no pueden penetrar. La felicidad de los niños, su desenvoltura y su espontaneidad no son sólo manifestación de inconsciencia, ingenuidad o infantilismo, como diríamos nosotros.

Muchas personas viven siempre amargadas, demasiado angustiadas por los problemas económicos, por la situación en el trabajo o en la familia, incluso objetivamente difíciles. Creen tener el deber de resolver todo solos, olvidando que Dios está siempre presente y nos ayuda. Sin embargo, toma otra dimensión cuando miramos a Dios. Somos más felices cuando ponemos en Él nuestra confianza y nuestra seguridad. Si tuviésemos más fe, y dejásemos a Él el timón de nuestra vida, encontraríamos de nuevo la serenidad de nuestra infancia.

Propósito
Hacer una visita al Santísimo, o una oración especial, para decirle a Dios que quiero obedecerle siempre y en todo, renunciando, con plena confianza, a mi propia voluntad.

Diálogo con Cristo 
Jesucristo, dame la fe y la confianza para creer con todo mi corazón que tu gracia me basta. Enséñame a tener la docilidad de los niños para no dudar ni darle vueltas a las cosas que dispongas en mi camino. No permitas que me dé miedo ser santo, que tema lanzarme y convertirme en un auténtico discípulo y misionero de tu amor.

LOS SANTOS DE HOY SÁBADO 13 DE AGOSTO DEL 2016

Casiano de Imola, SantoCasiano de Imola, Santo
Maestro y Mártir, 13 de agosto
Radegunda, SantaRadegunda, Santa
Reina de Francia, 13 de agosto
Benildo (Pedro Romançon), SantoBenildo (Pedro Romançon), Santo
Maestro Lasallista, 13 de agosto
Gertrudis Llamazares Fernández, BeataGertrudis Llamazares Fernández, Beata
Religiosa y Mártir, 13 de agosto
Modesto García Martí, BeatoModesto García Martí, Beato
Presbítero y Mártir, 13 de agosto
Jacobo Gapp, BeatoJacobo Gapp, Beato
Presbítero y Mártir, 13 de agosto
Marcos de Aviano (Carlos Domingo) Cristofori, BeatoMarcos de Aviano (Carlos Domingo) Cristofori, Beato
Sacerdote Capuchino, 13 de agosto
Josep Tàpies Sirvant y seis compañeros, BeatoJosep Tàpies Sirvant y seis compañeros, Beato
Sacerdotes y Mártires, 13 de agosto
Juan Agramunt, BeatoJuan Agramunt, Beato
Presbítero y Mártir, 13 de agosto
Ponciano, SantoPonciano, Santo
Papa y Mártir, 13 de agosto
Juan Berchmans, SantoJuan Berchmans, Santo
Religioso Jesuita, 13 de agosto
Máximo el Confesor, SantoMáximo el Confesor, Santo
Abad, 13 de agosto
Ponciano e  Hipólito, SantosPonciano e Hipólito, Santos
Memoria Litúrgica, 13 de agosto

ORACIONES A SAN ESTANISLAO DE KOSTKA


Oración a San Estanislao de Kostka

Querido Benjamín de la Iglesia, abrasado serafín de la Compañía de Jesús, cuyo sagrado instituto abrazasteis por orden de la misma Reina de los Ángeles, haciendo para ello en traje de peregrino un largo y penoso viaje. Hermoso Estanislao, en cuyos dichosos brazos descansó el niño Dios, trayéndote milagrosamente la salud y recreándote con su dulcísimo presencia. Ángel en carne humana, a quién repetidas veces los Espíritus angélicos dieron milagrosamente el Pan de los Ángeles. Nobilísimo joven, que niño secular contenías con vuestra modestia a la juventud disoluta, y ya novicio de la Compañía arrastrabais a otros con vuestro noble ejemplo a la más sublime perfección. Tu, cuyo pecho abrigaba tanto fuego de amor divino, que no cesó de abrasaron hasta consumiros, haced, amabilísimo santo mío, que prenda en mi corazón un centella de la llama celestial, que consumiendo mi amor propio, purifique mi espíritu de manera que logre después de este destierro , entregar mi alma en los brazos de María Santísima, y reinar con Vos eternamente en el cielo.

Amén.

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Oración de Súplica  a San Estanislao de Kostka

Ángel de pureza san Estanislao, me gozo contigo del insigne don de inocencia virginal que adornó tu corazón sin mancilla, y te suplico humildemente me obtengas fuerza para resistir a la tentaciones impuras y una vigilancia continua para conseguir la espléndida virtud de la pureza.

Ángel de caridad san Estanislao, me gozo contigo de aquella ardiente llama de amor que conservó siempre elevado y unido a Dios tu corazón puro e inocente, y te suplico humildemente me alcances tal fuego divino que consuma todos los afectos terrenos y me inflame tan sólo el amor celestial.

Ángel de pureza y caridad san Estanislao, me gozo contigo de tu muerte dichosa, originada por el deseo de contemplar a María el día de su asunción al cielo y causada por un ímpetu amor hacia Ella; doy gracias a María por haber querido escuchar tus deseos y te pido, por tu muerte dichosa, que me alcances de la Santísima Virgen una muerte tranquila bajo tu protección.

Oh Dios, que entre las maravillas de tu sabiduría infundiste, aún en la tierna edad, la gracia de una santidad madura; te suplicamos nos concedas que, a ejemplo de san Estanislao, rescatando el tiempo con fervorosa actividad, nos apresuremos para entrar en el descanso eterno. Por Cristo nuestro Señor.

Amén

SAN ESTANISLAO DE KOSTKA, PATRONO DE NOVICIOS Y PATRÓN DE POLONIA, 13 DE AGOSTO


San Estanislao Kostka, patrono de novicios y de Polonia
Por Abel Camasca


 (ACI).- San Estanislao nació en el castillo de Rostkovo (Polonia) en 1550. A los catorce años ingresó como interno a estudiar en el colegio de los jesuitas de Viena y empezó a destacarse por su recogimiento, devoción y oración.

Meses después el emperador Maximiliano II empezó una serie de abusos contra los jesuitas y les quitó la casa que Fernando I les había dado para el internado. Es así que Estanislao junto a su hermano Pablo y otros compañeros se van a vivir en casa de un senador luterano.

Cierto día Estanislao cayó gravemente enfermo y pidió los santos óleos. Sin embargo, el luterano no permitió que ingresara a su casa el Santísimo Sacramento. El joven santo se encomendó a Santa Bárbara, a cuya cofradía pertenecía, y tuvo una visión en la que la Santa con dos ángeles le llevaba la comunión.

Se dice que en otra ocasión también se le apareció la Virgen María con el niño Jesús. La Madre de Dios le dijo: “nuestra voluntad es que entres cuanto antes en la Compañía de mi Hijo Jesús”.


Pidió ser admitido en la orden, pero el provincial jesuita de Viena  no accedió para no indisponer al papá del Santo contra la compañía ya que tenía un alto cargo político.

Estanislao decidió irse hasta Roma, si era necesario, para ingresar. Es así que se va a otra ciudad como peregrino en busca de San Pedro Canisio, provincial jesuita en Alemania, quien lo acogió amablemente y le encargó algunos oficios de limpieza al servicio de los estudiantes.

Semana después, San Canisio lo envió a Roma, donde San Francisco de Borja lo admitió al noviciado. Estanislao recibió una carta en la que su padre lo reprendió y amenazó con expulsar a los jesuitas de Polonia. El joven Santo le respondió de manera muy filial a su padre y le manifestó su firme decisión vocacional.

Dejando todo en las manos del Señor, se entregó a una vida de oración constante. Cuando entraba a la Iglesia su rostro se encendía y con frecuencia era arrebatado en éxtasis durante la Misa y después de la comunión.

En una ocasión, hablando de la Asunción de la Virgen, San Estanislao exclamó: “¡Qué día tan feliz debió ser para todos los santos aquél en que María entró en el cielo! Quizá ellos lo celebran con especial gozo, como lo hacemos nosotros en la tierra. Espero que estaré entre ellos en su próxima celebración”.

Poco a poco su salud fue decayendo y tenía frecuentes desvanecimientos por el calor del verano romano que le hizo mucho daño. Al amanecer del día de la Asunción de 1568, dijo que contemplaba a la Santísima Virgen rodeada de ángeles y partió a la Casa del Padre con sólo 18 años de edad.

Su fiesta se celebra cada 13 de agosto, es patrono de novicios, de los que se preparan al sacerdocio y de Polonia.

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Biografía de San Estanislao Kostka

Los hermanos de Estanislao por orden de nacimiento eran Pablo, Adalberto, Nicolas, Ana y una ultima hermana de la que no se conoce el nombre. La mayor parte de los sucesos ocurridos en su infancia se conocen gracias a las declaraciones de su hermano Pablo.
Sus padres-según Pablo- querían que fuesen paladines de la religión católica y los instruyeron con cierto rigor en la fe y los dogmas católicos. Los incitaban a la piedad, modestia y templanza con su propio ejemplo.

Estos conceptos fundamentales calaron de modo tan especial en Estanislao, que desde el principio mostró una gran sensibilidad, hasta el punto-según los testimonios de sus padres-que estos en las fiestas celebradas en su castillo tenían que advertir a los invitados de no realizar bromas o comentarios subidos de tono delante de su hijo, pues en mas de una ocasión le provocaron un “desmayo”.

La educacion primaria la recibió en casa, como se acostumbraba en las grandes familias. Juan Bilinski, joven de buena familia y talento, (se graduó como doctor y llego a ser canónigo de Plock), fue el instructor de los chicos.

El día 24 de julio de 1564 (1) Estanislao y su hermano Pablo se trasladaron al Colegio Imperial en Viena junto con Juan Bilinski y se hospedaron en el internado, contiguo al colegio.
Ese año fue decisivo para Estanislao; su natural inclinación al recogimiento y a la piedad se incrementaron, añadió una serie de practicas penitenciales corporales, propias de la época en las ordenes religiosas. El hijo de Fernando I, Maximiliano II subió al trono polaco, de ciertas simpatías hacia las ideas protestantes y el poco afecto a los jesuitas le llevo a clausurar el internado en 1565.

Los jesuitas seguirían con el colegio, pero los alumnos deberían buscar donde alojarse.
Pablo vio la oportunidad de liberarse del ambiente jesuita y junto con otros compañeros alquilaron varias habitaciones en un palacio en el que vivía un integro luterano; el senador Kimberker.

No tardaron en comenzar los enfrentamientos entre Estanislao, que seguía fiel a su disciplina intelectual y religiosa, y el grupo de Pablo; empezaba el calvario para el joven Estanislao.
En un principio trataron de disuadirlo de su conducta con palabras, pero poco a poco llegaron a las agresiones físicas, incluso los compañeros de Pablo llegaron a declarar muy arrepentidos en el proceso de beatificación que llegaron a darle patadas.

En diciembre de 1565 Estanislao cae gravemente enfermo de altísimas fiebres. Las causas se atribuyeron a sus excesos de ascetismo, los malos tratos continuos que recibía y una constitución delicada.
El senador Kimberker se opuso a que un sacerdote católico profanase su casa con el viático y Estanislao desesperado recurre a Santa Bárbara (patrona de la buena muerte).Según el relato de San Estanislao, la Santa lo visitó en compañía de dos ángeles, recibiendo el Viático de manos de la mismísima Santa.

Una noche en que se encontraba algo mejor vio entrar a la Virgen María con el niño Jesús, al que deposita amorosamente en los brazos de Estanislao. La Virgen le dice “Ya estas completamente sano… nuestra voluntad es que entres cuanto antes en la Compañía de mi hijo Jesús”. Al amanecer, el criado Bilinski y mas tarde los médicos, comprobaron que el peligro de muerte había desaparecido. La convicción de que la Virgen María le había pedido que ingresara en la Compañía de Jesús marcaba su futuro.

Tras comunicárselo a su confesor espiritual y este al provincial, el padre Lorenzo Maggio, persuadido del catolicismo de los Kostka no dudaba en que el padre daría su consentimiento, requisito indispensable para entrar en la orden. Pero el padre, Juan Kostka, no dio su consentimiento.
El futuro de los hijos de los nobles pasaba por dignidades civiles, políticas o altos cargos eclesiásticos y lo que deseaba Estanislao estaba fuera de lugar por completo. Estanislao hizo voto ante La Virgen de entrar en la Compañía, su hermano Pablo montó en cólera al conocer su decisión y a Estanislao ya solo le quedaba una cosa por hacer; huir.

La partida de Estanislao tuvo lugar el 10 de agosto de 1567, festividad de San Lorenzo Mártir. Estanislao se desprendió de sus ropas y se vistió como un peregrino, partiendo hacia Augsburgo, donde debería encontrarse con el provincial de los jesuitas alemanes: San Pedro Canisio. Esto le fue aconsejado por un jesuita portugués: Francisco Antonio, quien le entregó a Estanislao una carta de presentación para San Francisco de Borja. Enterado su hermano de la huida de Estanislao trata de alcanzarlo camino de Augsburgo, pero un prodigio divino hace que pase a su lado sin reconocerlo, aunque Estanislao si que lo reconoce.

Al llegar a Augsburgo, Pedro Canisio no se encontraba allí, así que siguió su camino hasta la bávara Dilinga para encontrarse con él. Una vez allí, Pedro Canisio opta por una decisión intermedia que llamo “tiempo de prueba”. En el colegio de Dilinga se incorporo como criado; limpiar los cuartos del internado y ayudar en la cocina fueron sus funciones. Por fin es enviado a Roma para que ingrese allí (un modo de evitar la persecución de la familia de Estanislao).

Llega a Roma el 25 de octubre y le entrega la carta de presentación a San Francisco de Borja, general de la Orden. Fue admitido en el noviciado situado cerca de la iglesia de San Andrés del Quirinal el 28 de octubre.

De los 40 novicios que formaban el noviciado, cuatro eran polacos como nuestro Estanislao. En cuanto llego a los oídos de Juan Kostka el ingreso de su hijo en el noviciado, removió cielo y tierra para impedir que emitiera los votos, envió cartas recriminatorias y amenazas a su hijo, trató de buscar influencias que detuviesen el proceso, pero todo fue inútil cuando en los primeros meses de 1568 Estanislao emite los primeros votos.

Hay una gran cantidad de testimonios sobre la bondad, atractivo y “encendido amor” de Estanislao hacia Dios y la Virgen. También se le adjudican una serie de visiones y queda constancia de su obsesión con la muerte como encuentro final con Dios.

El 1 de agosto de ese año, festividad por aquel entonces de la Virgen de los Ángeles, Pedro Canisio tuvo una charla con los novicios. Una de las tesis era la de vivir al día y en concreto cada mes como si fuera el ultimo de la vida. Estanislao les comentó a sus compañeros a propósito de esa tesis “Para todos esta charla es una exhortación de advertencia, pero para mi es la voz de Dios. Voy a morir este mes”.

El día 10 escribe una carta a La Virgen que oculta en el pecho, al comulgar el día de San Lorenzo, le pide al santo que el día 15 termine su vida. Cae enfermo ese mismo día, siendo trasladado a la enfermería con una altísima fiebre. El día 14 sufre un desmayo y continua con nauseas, sudor y una hemoptisis. A la medianoche recibe tumbado en el suelo por deseo propio la unción de los enfermos, una luz ilumina su rostro, se pone a rezar mientras con la mirada recorre a los presentes.

El padre Ruiz, maestro de novicios en la casa profesa se le acerca pensando que Estanislao desea algo, este le relata su visión: la Virgen acompañada de un coro de vírgenes viene para llevárselo al cielo en el día de la Asunción. Fallece a las tres y cuarto de la madrugada del día de la Asunción con un rosario en la mano y en la otra una vela encendida, símbolo del amor a la Virgen y de su fe.
Una vez muerto su popularidad en Roma fue en aumento, se le quería por su afabilidad. Por parte de la Orden se actuó de modo no habitual como fue el cubrir con flores el cadáver y por expreso mandato del general, el depositar su cuerpo en un ataúd de madera.

De modo espontáneo se propagó su culto y los relatos, elogiando sus virtudes. Pablo Kostka llega a Roma ignorante de la muerte de su hermano, para una vez más tratar de disuadirlo. Al enterarse de lo sucedido y contemplar los funerales y la veneración multitudinaria se conmueve interiormente y comienza su conversión.

Dos años después de su muerte al abrir la tumba para extraer algunas reliquias su cuerpo se encontraba incorrupto. En 1571 al abrir de nuevo su sepulcro ya solo quedaban huesos.
En los años sucesivos la devoción va en aumento porque los milagros obrados por el santo comienzan a proliferar.

La reacción de la Iglesia tardó un poco en llegar, pero ya en 1605 el papa Pablo V concedió la veneración publica y se colgó un cuadro suyo en la iglesia de San Andrés, en Roma. En 1670 Clemente X dió el visto bueno al texto de la misa y el oficio del breviario de los santos, siendo incluido el 13 de noviembre, quedaba de esta forma beatificado. El mismo papa lo incluye entre los patronos del reino de Polonia y del principado de Lituania. En 1714 Clemente XI permite que comience el proceso de canonización que se llevara a cabo junto al de San Luís Gonzaga. Finalmente es canonizado el último día del año de 1726 por el papa Benedicto XIII.

Los restos más importantes del santo se encuentran en tres lugares: en la iglesia de San Andrés del Quirinal en Roma (la mayor parte del cuerpo); en el noviciado de los jesuitas en Neuhasen-Filtern (Alemania) y en el noviciado de los jesuitas en Starawies (Polonia).
Los santuarios en su honor proliferaron en Polonia, se construyeron 53 iglesias en su país y 13 en el extranjero; de ellas destaca por su belleza la de Nueva York. La habitación en la que se alojo en el palacio del senador Kimberker se convirtió en una capilla barroca.

viernes, 12 de agosto de 2016

SANTA JUANA FRANCISCA DE CHANTAL, MEMORIA LITÚRGICA, 12 DE AGOSTO


Juana Francisca de Chantal, Santa
Memoria Litúrgica, 12 de agosto


Por: n/a | Fuente: Corazones.org 




Viuda y Fundadora

Martirologio Romano: Santa Juana Francisca Frémiot de Chantal, religiosa, que siendo primero madre de familia, tuvo como fruto de su cristiano matrimonio seis hijos, a los que educó piadosamente, y muerto su esposo, bajo la dirección de san Francisco de Sales abrazó con decisión el camino de la perfección y realizó obras de caridad, en especial para con los pobres y enfermos. Dio comienzo a la Orden de la Visitación de santa María, que dirigió también prudentemente, y su muerte tuvo lugar en Moulins, junto al Aller, cerca de Nevers, en Francia, el día trece de diciembre (1641).

Breve Biografía

Santa Juana Francisca Fremiot nació en Dijon, Francia, el 23 de enero, de 1572, nueve años después de finalizado el Concilio de Trento. De esta manera, estaba destinada a ser uno de los grandes santos que el Señor levantó para defender y renovar a la Iglesia después del caos causado por la división de los protestantes. Santa Juana fue contemporánea de S. Carlos Borromeo de Italia, de Sta. Teresa de Ávila y S. Juan de la Cruz de España, de S. Juan Eudes y de sus compatriotas, el Cardenal de Berulle, el Padre Olier y sus dos renombrados directores espirituales, San Francisco de Sales y San Vicente de Paúl. En el mundo secular, fue contemporánea de Catalina de Medici, del Rey Luis XIII, Richelieu, Mary Stuart, la Reina Isabel y Shakespeare. Murió en Moulins el 13 de diciembre, de 1641.

Su madre murió cuando tenía tan solo dieciocho meses de vida. Su padre, hombre distinguido, de recia personalidad y una gran fe, se convirtió así en la mayor influencia de su niñez. A los veintiún años se casó con el Barón Christophe de Rabutin-Chantal, de quien tuvo seis hijos. Dos de ellos murieron en la temprana niñez. Un varón y tres niñas sobrevivieron. Tras siete años de matrimonio ideal, su esposo murió en un accidente de cacería. Ella educó a sus hijos cristianamente.

En el otoño de 1602, el suegro de Juana la forzó a vivir en su castillo de Monthelon, amenazándola con desheredar a sus hijos si se rehusaba. Ella pasó unos siete años bajo su errática y dominante custodia, aguantando malos tratos y humillaciones. En 1604, en una visita a su padre, conoció a San Francisco de Sales. Con esto comenzó un nuevo capítulo en su vida.

Bajo la brillante dirección espiritual de San Francisco de Sales, nuestra Santa creció en sabiduría espiritual y auténtica santidad. Trabajando juntos, fundaron la Orden de la Visitación de Annecy en 1610. Su plan al principio fue el de establecer un instituto religioso muy práctico algo similar al de las Hijas de la Caridad, de S. V. de Paúl. No obstante, bajo el consejo enérgico e incluso imperativo del Cardenal de Marquemont de Lyons, los santos se vieron obligados a renunciar al cuidado de los enfermos, de los pobres y de los presos y otros apostolados para establecer una vida de claustro riguroso. El título oficial de la Orden fue la Visitación de Santa María.

Sabemos que cuando la Santa, bajo la guía espiritual de S. Francisco de Sales, tomó la decisión de dedicarse por completo a Dios y a la vida religiosa, repartió sus joyas valiosas y sus pertenencias entre sus allegados y seres queridos con abandono amoroso. De allí en adelante, estos preciosos regalos se conocieron como "las Joyas de nuestra Santa." Gracias a Dios que ella dejó para la posteridad joyas aún más preciosas de sabiduría espiritual y edificación religiosa.

A diferencia de Sta. Teresa de Ávila y de otros santos, Juana no escribió sus exhortaciones, conferencias e instrucciones, sino que fueron anotadas y entregadas a la posteridad gracias a muchas monjas fieles y admiradoras de su Orden.

Uno de los factores providenciales en la vida de Sta. Juana fue el hecho de que su vida espiritual fuera dirigida por dos de los más grandes santos todas las épocas, S. Francisco de Sales y S. Vicente de Paúl. Todos los escritos de la Santa revelan la inspiración del Espíritu Santo y de estos grandiosos hombres. Ellos, a su vez, deben haberla guiado a los escritos de otros grandes santos, ya que vemos que ella les indicaba a sus Maestras de Novicias que se aseguraran de que los escritos de Sta. Teresa de Ávila se leyeran y estudiaran en los Noviciados de la Orden.

Santa Juana fue una auténtica contemplativa. Al igual que Sta. Brígida de Suecia y otros místicos, era una persona muy activa, llena de múltiples proyectos para la gloria de Dios y la santificación de las almas. Estableció no menos de ochenta y seis casas de la Orden. Se estima que escribió no menos de once mil cartas, que son verdaderas gemas de profunda espiritualidad. Más de dos mil de éstas se conservan todavía. La fundación de tantas casas en tan pocos años, la forzó a viajar mucho, cuando los viajes eran un verdadero trabajo.

Sta. Juana le escribió muchas cartas a S. Francisco de Sales, en búsqueda de guía espiritual. Desafortunadamente, después de la muerte de S. Francisco la mayoría de las cartas le fueron devueltas a Sta. Juana por uno de los miembros de la familia de Sales. Como era de esperarse, ella las destruyó, a causa de su naturaleza personal sagrada. De este modo, el mundo quedó privado de lo que pudo haber sido una de las mejores colecciones de escritos espirituales de esta naturaleza.

El  13 de diciembre  recordamos su ingreso al reino de los cielos, pero su fiesta fue asignada para el 12 de agosto.

BEATO INOCENCIO XI, PAPA, 12 DE AGOSTO


Hoy 12 de agosto  se celebra al Beato Inocencio XI, Papa


 (ACI).- El Beato Inocencio XI fue el Papa número 240 de la Iglesia entre 1676 y 1689, y es considerado por algunos como el Pontífice más importante del siglo XVII.

Nació el 16 de mayo de 1611 en el norte de Italia, en Como. Realizó sus primeros estudios en la misma ciudad con los jesuitas, y después en la universidad La Sapienza de Roma y en la de Universidad de Nápoles, doctorándose en ésta última en derecho civil y derecho canónico (1639).

No se tiene datos sobre su vocación y su ordenación sacerdotal. En 1645 el Papa Inocencio X lo nombró cardenal diácono de San Cosme y Damián.


Durante su pontificado tuvo varios problemas con cardenales franceses y con el rey Luis XIV de Francia, ya que no respetaba los derechos de la Iglesia. Este último convocó en asamblea al clero francés determinando que la Iglesia pasaría a ser una institución sumisa al Estado. Por ello el Santo Padre decidió excomulgar al clero.

Inocencio XI fue un hombre asceta, bondadoso y generoso con los pobres, luchó fuertemente contra el nepotismo del clero, pese a que esta práctica recién acabaría en el pontificado de Inocencio XII en 1692.

Además, reformó la administración de la Curia y ordenó las finanzas del Vaticano.

También escribió sobre la Eucaristía, materia de moral y de sistemas morales, así como del sigilo de la confesión.

Tras una larga enfermedad murió el 12 de agosto de 1689 en el palacio del Quirinal, llorado por todo el pueblo romano y fue sepultado en San Pedro.

Inocencio XI fue beatificado por el Venerable Papa Pío XII el 7 de octubre de 1956. Su fiesta tiene lugar el 12 de agosto, que es el aniversario de su muerte.

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Biografía breve del Beato Inocencio XI, Papa

En abril del año 2011, tras la ceremonia de beatificación del papa San Juan Pablo II, se decidió sacar de las grutas vaticanas el cuerpo de quien fuera papa desde 1979 hasta el año 2005. El cuerpo de San Juan Pablo II fue colocado en la basílica de San Pedro, donde hasta hacía unos días se encontraba el cuerpo de quien es considerado por algunos como el Papa más grande del siglo XVII, el Beato Inocencio XI (1611-1689), quien presidió la sede de Pedro desde el año de 1676 al 1689. Tras estos acontecimientos, me preguntaba quién era Inocencio XI y también quién fue Juan Pablo II; por qué quitar del altar a un pontífice beato para colocar a otro, pues como pasa en la sociedad, también en la Iglesia hay Santos populares y de moda que atraen más gente que otros, y éste quizá sea el caso del Beato Inocencio XI.

Su nombre de pila fue Benito Odescalchi, hijo de Livino Odescalchi y de Paola Castelli; y nació en el norte de Italia, en Como. Su familia se dedicaba al comercio y por tanto era rica, debido a este oficio en el que les iba bastante bien. Su padre moriría pronto y junto con tíos y su hermano, fundaron una banca en Génova, que tenía además varias sucursales.

Sus primeras letras las realizó en Como con los jesuitas, estudió derecho civil y derecho canónico, así que, como familiar de banqueros, también fue inculcado en los conocimientos de este oficio. Estudió en la universidad de La Sapienza de Roma y en la Universidad de Nápoles.

No se tienen datos sobre su vocación y su ordenación sacerdotal, pero ya en 1640 el papa Urbano VIII lo nombró protonotario apostólico “participantium” y, poco tiempo después, referendario de los tribunales de la Signatura Apostólica de Gracia y de Justicia. Fue un hombre generoso con los pobres, ya que tras ser nombrado en 1658 legado en la ciudad y territorio de Ferrara, ayudó a la población azotada por una severa hambruna. En 1645 el Papa Inocencio X lo nombró cardenal diácono de San Cosme y Damián y, de 1650 a 1656 ocupó, además, el cargo de obispo de Novara, tras ser consagrado obispo en 1650. En su nueva diócesis utilizó todo los recursos disponibles para ayudar a los pobres y a los enfermos.

Tras su renuncia a la diócesis, partió para Roma, donde fue consultor en diversas Congregaciones. Participó en los cónclaves donde fueron elegidos los papas Clemente IX y Clemente X; finalmente, el 21 de septiembre de 1676, fue elegido obispo de Roma, tomando el nombre de Inocencio XI.

Como pontífice tuvo problemáticas con cardenales franceses, así como el rey de Francia, como también los había tenido en su momento el papa Inocencio X. El papa Inocencio fue un hombre asceta, bondadoso y generoso con los pobres, luchó fuertemente contra el nepotismo del clero, cosa que no acabó por la falta de apoyo de los cardenales; fue, por fin, en el pontificado de Inocencio XII en 1692 cuando desapareció esta práctica. Recordemos que el nepotismo en la Iglesia durante la Edad Media fue usado con frecuencia para mantener oficios, terrenos, títulos y nombramientos, con la finalidad de mantener una línea de poder por parte de clérigos y pontífices. Además de esto, reformó la administración de la Curia y ordenó las finanzas del Estado Pontificio.

Sobre la comunión frecuente y diaria, aprobada siempre por los Padres de la Iglesia y que en la práctica de la vida de la Iglesia no se llevaba, llegó a decir que los fieles asistentes a cada misa, comulgaran, recibiendo sacramentalmente la Eucaristía. Tenía una justa razón para alentar esta práctica, afirmando que la Eucaristía era el pan o alimento que podría escudriñar todas aquellas distracciones espirituales y múltiples escondrijos de la conciencia que con el ojo humano no sería posible ver, por tanto la Eucaristía era vital. Para poderla recibir frecuentemente, era necesario que el confesor lo aprobase, ya que él era quien escudriñaba los corazones de los penitentes. Se preocupó por la preparación de los laicos para que conocieran y recibieran este Sacramento “de manera que con ayuda de los predicadores, párrocos y confesores ayudasen a los laicos a reconocer su propia flaqueza, a fin de que por la dignidad del Sacramento y por temor del juicio divino aprendan a reverenciar la mesa celeste en que está Cristo, y si alguna vez se sienten menos preparados, sepan abstenerse de ella y disponerse para mayor preparación”.

Como he mencionado antes, tuvo problemas con el rey Luis XIV de Francia, ya que éste no respetaba los derechos de la Iglesia. En 1682 el rey convocó en asamblea al clero francés, donde adoptó los cuatro artículos conocidos como “Declaratio cleri gallicani”, en la cual colocaba a la Iglesia como una institución sumisa al Estado. Los clérigos participantes en esta asamblea fueron excomulgados por el Papa, pero para apaciguar la relación, el rey revocó el edicto de Nantes que había firmado el rey Enrique IV de Francia en 1598, donde autorizaba la libertad de culto y de todos los demás, con algunos límites, a los protestantes calvinistas en Francia.

Consiguió un gran éxito cuando, en la guerra contra los turcos, consiguió establecer una alianza entre el emperador austriaco y el rey polaco Jan III Sobieski, gracias a la cual pudo llegar el 12 de septiembre de 1683 la victoria contra los turcos y la liberación de Viena. Luego del triunfo de la batalla de Viena, la Liga Santa llevó a cabo la toma de Hungría, en la que las ciudades de Buda y de Pest serían reconquistadas en 1686.

El Papa Inocencio XI escribió, además de hablar sobre la Eucaristía, también sobre materia de moral y de sistemas morales, así como del error sobre el sigilo de la confesión, para lo cual dijo: “Es lícito usar de la ciencia adquirida por la confesión, con tal que se haga sin revelación directa ni indirecta y sin gravamen del penitente, a no ser que se siga del no uso otro mucho más grave, en cuya comparación pueda con razón despreciarse el primero”, añadida luego la explicación o limitación de que ha de entenderse del uso de la ciencia adquirida por la confesión con gravamen del penitente excluida cualquier revelación; y en el caso en que del no uso se siguiera un gravamen mucho mayor del mismo penitente, se ha estatuido que “dicha proposición, en cuanto admite el uso de dicha ciencia con gravamen del penitente, debe ser totalmente prohibida, aun con la dicha explicación o limitación”.

Tras una larga enfermedad murió el 12 de agosto de 1689 en el palacio del Quirinal, llorado por todo el pueblo romano y fue sepultado en San Pedro. Su proceso de beatificación se vio frenado por la intromisión de Francia durante dos siglos y medio; ya que el proceso comenzó en 1714. Parece ser que el gobierno francés no olvidaba las disputas del rey con el pontífice y por tanto fue suspendido en 1744. Finalmente en el siglo XX se reabrió el proceso y el Venerable Pío XII lo beatificó el 7 de octubre de 1956. Su fiesta tiene lugar el 12 de agosto, que es el aniversario de su muerte.
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