Novena a San Luis Gonzaga
Del 12 al 20 de junio
Comenzar cada día con la señal de la cruz y acto de contrición.
¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.
Oración preparatoria para todos los días
Angélico joven San Luis Gonzaga, que ardiendo en el amor de Jesús os derretisteis en su fuego divino, de tal manera que llegasteis a ser mártir de caridad: os suplico me alcancéis de su amantísimo Corazón un vivo conocimiento de su bondad inmensa para con los hombres, y un dolor verdadero y vehemente de la ingratitud con que yo correspondo a tanto amor. Haced, Santo mío, que este mi corazón sea semejante al de mi dulce Jesús, puro con su pureza, humilde con su humildad y ardiente con su caridad. Amén.
Primer día
¡Oh purísimo San Luis Gonzaga! Yo os suplico por vuestra admirable castidad me alcancéis un gran deseo de imitaros en esta angelical virtud, venciendo gloriosamente todas las tentaciones y huyendo las ocasiones de perderla, de modo que tenga la dicha de conservarla intacta hasta llegar a la bienaventuranza prometida a los inocentes y limpios de corazón, y al mismo tiempo la gracia especial que pido en esta novena, si es para gloria de Dios, honor vuestro y provecho de mi alma. Amén.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.
Oración final para todos los días
Oh Luis Santo, adornado de angélicas costumbres: yo, indignísimo devoto vuestro, os encomiendo principalmente la castidad de mi alma y cuerpo, y os pido que, por vuestra pureza angélica, os dignéis encomendarme al Cordero inmaculado, Cristo Jesús, y a su purísima Madre, Virgen de vírgenes, guardándome de todo pecado. No permitáis que yo manche mi alma con la menor impureza; antes bien, cuando me viereis en la tentación o peligro de pecar, alejad de mi corazón todos los pensamientos y afectos inmundos, y despertad en mí la memoria de la eternidad y de Jesús crucificado. Imprimid altamente en mi corazón un profundo sentimiento de temor santo de Dios, y abrasadme en su divino amor, para que así, siendo imitador vuestro en la tierra, merezca gozar de Dios en vuestra compañía. Amén.
Segundo día
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de contrición
¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.
Oración preparatoria
Angélico joven San Luis Gonzaga, que ardiendo en el amor de Jesús os derretisteis en su fuego divino, de tal manera que llegasteis a ser mártir de caridad: os suplico me alcancéis de su amantísimo Corazón un vivo conocimiento de su bondad inmensa para con los hombres, y un dolor verdadero y vehemente de la ingratitud con que yo correspondo a tanto amor. Haced, Santo mío, que este mi corazón sea semejante al de mi dulce Jesús, puro con su pureza, humilde con su humildad y ardiente con su caridad. Amén.
Segundo día: ¡Oh amantísimo joven San Luis Gonzaga!
Por vuestra austerísima penitencia y por el gran esmero con que guardasteis siempre vuestros sentidos, os pido hoy me obtengáis del Señor un odio santo de mí mismo, a fin de que, mortificando yo siempre mis sentidos, los haga servir de instrumento para honrar y nunca más ofender a la Majestad divina, y también la gracia especial que pido en esta novena, si es para gloria de Dios, honor vuestro y bien de mi, alma. Amén.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.
Oración final
Oh Luis Santo, adornado de angélicas costumbres: yo, indignísimo devoto vuestro, os encomiendo principalmente la castidad de mi alma y cuerpo, y os pido que, por vuestra pureza angélica, os dignéis encomendarme al Cordero inmaculado, Cristo Jesús, y a su purísima Madre, Virgen de vírgenes, guardándome de todo pecado. No permitáis que yo manche mi alma con la menor impureza; antes bien, cuando me viereis en la tentación o peligro de pecar, alejad de mi corazón todos los pensamientos y afectos inmundos, y despertad en mi la memoria de la eternidad y de Jesús crucificado. Imprimid altamente en mi corazón un profundo sentimiento de temor santo de Dios, y abrasadme en su divino amor, para que así, siendo imitador vuestro en la tierra, merezca gozar de Dios en vuestra compañía. Amén.
Tercer día
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de contrición
¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.
Oración preparatoria
Angélico joven San Luis Gonzaga, que ardiendo en el amor de Jesús os derretisteis en su fuego divino, de tal manera que llegasteis a ser mártir de caridad: os suplico me alcancéis de su amantísimo Corazón un vivo conocimiento de su bondad inmensa para con los hombres, y un dolor verdadero y vehemente de la ingratitud con que yo correspondo a tanto amor. Haced, Santo mío, que este mi corazón sea semejante al de mi dulce Jesús, puro con su pureza, humilde con su humildad y ardiente con su caridad. Amén.
Tercer día: ¡Oh gloriosísimo San Luis Gonzaga!
Por aquella victoria tan completa que conseguisteis de vuestras pasiones, os suplico me alcancéis de mi Dios y Señor valor para domar las mías, y especialmente la que más me domina, para que, mortificándola siempre, y por fin venciéndola del todo, merezca ser coronado como vos de gloria inmortal, después de haber legítimamente combatido, cual debe combatir en especial todo imitador vuestro. También os ruego me obtengáis del mismo Señor la gracia especial que pido en esta novena, si es para gloria de Dios, honor vuestro y provecho de mi alma. Amén.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.
Oración final
Oh Luis Santo, adornado de angélicas costumbres: yo, indignísimo devoto vuestro, os encomiendo principalmente la castidad de mi alma y cuerpo, y os pido que, por vuestra pureza angélica, os dignéis encomendarme al Cordero inmaculado, Cristo Jesús, y a su purísima Madre, Virgen de vírgenes, guardándome de todo pecado. No permitáis que yo manche mi alma con la menor impureza; antes bien, cuando me viereis en la tentación o peligro de pecar, alejad de mi corazón todos los pensamientos y afectos inmundos, y despertad en mi la memoria de la eternidad y de Jesús crucificado. Imprimid altamente en mi corazón un profundo sentimiento de temor santo de Dios, y abrasadme en su divino amor, para que así, siendo imitador vuestro en la tierra, merezca gozar de Dios en vuestra compañía. Amén.
Cuarto día
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de contrición
¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.
Oración preparatoria
Angélico joven San Luis Gonzaga, que ardiendo en el amor de Jesús os derretisteis en su fuego divino, de tal manera que llegasteis a ser mártir de caridad: os suplico me alcancéis de su amantísimo Corazón un vivo conocimiento de su bondad inmensa para con los hombres, y un dolor verdadero y vehemente de la ingratitud con que yo correspondo a tanto amor. Haced, Santo mío, que este mi corazón sea semejante al de mi dulce Jesús, puro con su pureza, humilde con su humildad y ardiente con su caridad. Amén.
Cuarto día: ¡Oh religiosísimo San Luis Gonzaga!
Por la exacta obediencia que tuvisteis de vuestro santo Instituto, y a las órdenes, mandatos e indicaciones de vuestros superiores, os pido me obtengáis del obedientísimo Jesús la gracia de observar la ley santa de Dios y las obligaciones todas de mi estado, para que haciendo la voluntad de Dios acá en este miserable valle de lágrimas, merezca hacerla también eternamente en vuestra compañía ,en el cielo, y además la gracia especial que pido en esta novena, si es para gloria de Dios, honor vuestro y provecho de mi alma. Amén.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.
Oración final
Oh Luis Santo, adornado de angélicas costumbres: yo, indignísimo devoto vuestro, os encomiendo principalmente la castidad de mi alma y cuerpo, y os pido que, por vuestra pureza angélica, os dignéis encomendarme al Cordero inmaculado, Cristo Jesús, y a su purísima Madre, Virgen de vírgenes, guardándome de todo pecado. No permitáis que yo manche mi alma con la menor impureza; antes bien, cuando me viereis en la tentación o peligro de pecar, alejad de mi corazón todos los pensamientos y afectos inmundos, y despertad en mi la memoria de la eternidad y de Jesús crucificado. Imprimid altamente en mi corazón un profundo sentimiento de temor santo de Dios, y abrasadme en su divino amor, para que así, siendo imitador vuestro en la tierra, merezca gozar de Dios en vuestra compañía. Amén.
Quinto día
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de contrición
¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.
Oración preparatoria
Angélico joven San Luis Gonzaga, que ardiendo en el amor de Jesús os derretisteis en su fuego divino, de tal manera que llegasteis a ser mártir de caridad: os suplico me alcancéis de su amantísimo Corazón un vivo conocimiento de su bondad inmensa para con los hombres, y un dolor verdadero y vehemente de la ingratitud con que yo correspondo a tanto amor. Haced, Santo mío, que este mi corazón sea semejante al de mi dulce Jesús, puro con su pureza, humilde con su humildad y ardiente con su caridad. Amén.
Quinto día: ¡Oh benditísimo San Luis Gonzaga!
Por el gran desprecio que hicisteis de las vanidades del mundo y de todo respeto humano os suplico me alcancéis del Señor el despego de los bienes caducos y perecederos de la tierra, y el menosprecio de los dichos mundanos, a fin de que, pueda caminar con fervor y perseverancia por el sendero de la divina voluntad y gozar de la perfecta libertad de hijo de Dios, juntamente con el favor especial que pido en esta novena, si es para gloria de Dios, culto vuestro y salvación de mi alma. Amén.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.
Oración final
Oh Luis Santo, adornado de angélicas costumbres: yo, indignísimo devoto vuestro, os encomiendo principalmente la castidad de mi alma y cuerpo, y os pido que, por vuestra pureza angélica, os dignéis encomendarme al Cordero inmaculado, Cristo Jesús, y a su purísima Madre, Virgen de vírgenes, guardándome de todo pecado. No permitáis que yo manche mi alma con la menor impureza; antes bien, cuando me viereis en la tentación o peligro de pecar, alejad de mi corazón todos los pensamientos y afectos inmundos, y despertad en mi la memoria de la eternidad y de Jesús crucificado. Imprimid altamente en mi corazón un profundo sentimiento de temor santo de Dios, y abrasadme en su divino amor, para que así, siendo imitador vuestro en la tierra, merezca gozar de Dios en vuestra compañía. Amén.
Sexto día
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de contrición
¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.
Oración preparatoria
Angélico joven San Luis Gonzaga, que ardiendo en el amor de Jesús os derretisteis en su fuego divino, de tal manera que llegasteis a ser mártir de caridad: os suplico me alcancéis de su amantísimo Corazón un vivo conocimiento de su bondad inmensa para con los hombres, y un dolor verdadero y vehemente de la ingratitud con que yo correspondo a tanto amor. Haced, Santo mío, que este mi corazón sea semejante al de mi dulce Jesús, puro con su pureza, humilde con su humildad y ardiente con su caridad. Amén.
Sexto día: ¡Oh dulcísimo abogado mío San Luis Gonzaga!
Os suplico me alcancéis de Dios una estrecha unión con El, que es sumo Bien, con quien vos la tuvisteis tan íntima y familiar. Haced, Santo mío, que yo fije todos mis pensamientos en las cosas del cielo, de manera que logre no ser de aquellos que se dejan llevar ciegamente de las cosas terrenas, sino que siga siempre la luz de las verdades eternas, y al mismo tiempo consiga por vuestra intercesión la gracia especial que pido en esta novena, si es para gloria de Dios, honor vuestro y bien de mi alma. Amén.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.
Oración final
Oh Luis Santo, adornado de angélicas costumbres: yo, indignísimo devoto vuestro, os encomiendo principalmente la castidad de mi alma y cuerpo, y os pido que, por vuestra pureza angélica, os dignéis encomendarme al Cordero inmaculado, Cristo Jesús, y a su purísima Madre, Virgen de vírgenes, guardándome de todo pecado. No permitáis que yo manche mi alma con la menor impureza; antes bien, cuando me viereis en la tentación o peligro de pecar, alejad de mi corazón todos los pensamientos y afectos inmundos, y despertad en mi la memoria de la eternidad y de Jesús crucificado. Imprimid altamente en mi corazón un profundo sentimiento de temor santo de Dios, y abrasadme en su divino amor, para que así, siendo imitador vuestro en la tierra, merezca gozar de Dios en vuestra compañía. Amén.
Séptimo día
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de contrición
¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.
Oración preparatoria
Angélico joven San Luis Gonzaga, que ardiendo en el amor de Jesús os derretisteis en su fuego divino, de tal manera que llegasteis a ser mártir de caridad: os suplico me alcancéis de su amantísimo Corazón un vivo conocimiento de su bondad inmensa para con los hombres, y un dolor verdadero y vehemente de la ingratitud con que yo correspondo a tanto amor. Haced, Santo mío, que este mi corazón sea semejante al de mi dulce Jesús, puro con su pureza, humilde con su humildad y ardiente con su caridad. Amén.
Séptimo día: ¡Oh amantísimo San Luis Gonzaga!
A vos recurro lleno de confianza, para que me obtengáis del Señor, dador de todo bien, una perfecta caridad hacia mi prójimo. Y si alcanzasteis una muerte tan feliz y dichosa por asistir a los apestados, ordenad, os ruego, todas mis acciones, de suerte que sea para mí dichoso y feliz aquel último y terrible trance, del cual depende la eternidad, para alabar a Dios en vuestra compañía en el cielo. Alcanzadme asimismo la gracia especial que pido en esta novena, si es para gloria de Dios, honor vuestro y provecho de mi alma. Amén.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.
Oración final
Oh Luis Santo, adornado de angélicas costumbres: yo, indignísimo devoto vuestro, os encomiendo principalmente la castidad de mi alma y cuerpo, y os pido que, por vuestra pureza angélica, os dignéis encomendarme al Cordero inmaculado, Cristo Jesús, y a su purísima Madre, Virgen de vírgenes, guardándome de todo pecado. No permitáis que yo manche mi alma con la menor impureza; antes bien, cuando me viereis en la tentación o peligro de pecar, alejad de mi corazón todos los pensamientos y afectos inmundos, y despertad en mi la memoria de la eternidad y de Jesús crucificado. Imprimid altamente en mi corazón un profundo sentimiento de temor santo de Dios, y abrasadme en su divino amor, para que así, siendo imitador vuestro en la tierra, merezca gozar de Dios en vuestra compañía. Amén.
Octavo día
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de contrición
¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.
Oración preparatoria
Angélico joven San Luis Gonzaga, que ardiendo en el amor de Jesús os derretisteis en su fuego divino, de tal manera que llegasteis a ser mártir de caridad: os suplico me alcancéis de su amantísimo Corazón un vivo conocimiento de su bondad inmensa para con los hombres, y un dolor verdadero y vehemente de la ingratitud con que yo correspondo a tanto amor. Haced, Santo mío, que este mi corazón sea semejante al de mi dulce Jesús, puro con su pureza, humilde con su humildad y ardiente con su caridad. Amén.
Octavo día: ¡Oh devotísimo San Luis Gonzaga!
Que merecisteis ser llamado a la insigne y santa Compañía de Jesús por boca de la Virgen Santísima, en premio de la gran devoción que la profesabais: alcanzadme, os suplico, un amor tierno, afectuoso y constante para que ésta mi Madre amabilísima, a fin de que, sirviéndola con el mismo fervor que vos en este mundo, e imitando sus virtudes, merezca algún día ser llamado por sus labios a la compañía eterna de los justos. También os suplico, me obtengáis del Señor la gracia especial que pido en esta novena, si es para gloria de Dios, honor vuestro y provecho de mí alma. Amén.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.
Oración final
Oh Luis Santo, adornado de angélicas costumbres: yo, indignísimo devoto vuestro, os encomiendo principalmente la castidad de mi alma y cuerpo, y os pido que, por vuestra pureza angélica, os dignéis encomendarme al Cordero inmaculado, Cristo Jesús, y a su purísima Madre, Virgen de vírgenes, guardándome de todo pecado. No permitáis que yo manche mi alma con la menor impureza; antes bien, cuando me viereis en la tentación o peligro de pecar, alejad de mi corazón todos los pensamientos y afectos inmundos, y despertad en mi la memoria de la eternidad y de Jesús crucificado. Imprimid altamente en mi corazón un profundo sentimiento de temor santo de Dios, y abrasadme en su divino amor, para que así, siendo imitador vuestro en la tierra, merezca gozar de Dios en vuestra compañía. Amén.
Noveno día
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de contrición
¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.
Oración preparatoria
Angélico joven San Luis Gonzaga, que ardiendo en el amor de Jesús os derretisteis en su fuego divino, de tal manera que llegasteis a ser mártir de caridad: os suplico me alcancéis de su amantísimo Corazón un vivo conocimiento de su bondad inmensa para con los hombres, y un dolor verdadero y vehemente de la ingratitud con que yo correspondo a tanto amor. Haced, Santo mío, que este mi corazón sea semejante al de mi dulce Jesús, puro con su pureza, humilde con su humildad y ardiente con su caridad. Amén.
Noveno día: ¡Oh amabilísimo Santo, protector y abogado mío San Luis Gonzaga!
Humildemente postrado a vuestras plantas os suplico coronéis todas vuestras gracias en este día, con la mayor de todas, alcanzándome un acto perfecto de amor de Dios, especialmente en el último instante de mi vida, como vos lo tuvisteis, a fin de que asegure la gracia de la perseverancia final, y empiece a practicar en la tierra, lo que deseo y espero hacer eternamente en el cielo, que es amar a mi Dios y Señor con todas las veras de mi espíritu. Finalmente, recabad del Señor por intercesión de su Madre amantísima, la gracia especial que os he venido pidiendo durante esta novena, si ha de ser para mayor gloria de Dios, honor vuestro y bien de mi alma. Amén.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.
Oración final
Oh Luis Santo, adornado de angélicas costumbres: yo, indignísimo devoto vuestro, os encomiendo principalmente la castidad de mi alma y cuerpo, y os pido que, por vuestra pureza angélica, os dignéis encomendarme al Cordero inmaculado, Cristo Jesús, y a su purísima Madre, Virgen de vírgenes, guardándome de todo pecado. No permitáis que yo manche mi alma con la menor impureza; antes bien, cuando me viereis en la tentación o peligro de pecar, alejad de mi corazón todos los pensamientos y afectos inmundos, y despertad en mi la memoria de la eternidad y de Jesús crucificado. Imprimid altamente en mi corazón un profundo sentimiento de temor santo de Dios, y abrasadme en su divino amor, para que así, siendo imitador vuestro en la tierra, merezca gozar de Dios en vuestra compañía. Amén.