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jueves, 21 de enero de 2021
domingo, 17 de enero de 2021
HOY SE CELEBRA A SAN ANTONIO ABAD, ILUSTRE PADRE DE LOS MONJES CRISTIANOS, 17 DE ENERO
Biografía de San Antonio Abad
En su juventud, Antonio, que era egipcio e hijo de acaudalados campesinos, se sintió conmovido por las palabras de Jesús, que le llegaron en el marco de una celebración eucarística: "Si quieres ser perfecto, ve y vende todo lo que tienes y dalo a los pobres...".
Así lo hizo el rico heredero, reservando sólo parte para una hermana, a la que entregó, parece, al cuidado de unas vírgenes consagradas.
Llevó inicialmente vida apartada en su propia aldea, pero pronto se marchó al desierto, adiestrándose en las prácticas eremíticas junto a un cierto Pablo, anciano experto en la vida solitaria.
En su busca de soledad y persiguiendo el desarrollo de su experiencia, llegó a fijar su residencia entre unas antiguas tumbas. ¿Por qué esta elección? Era un gesto profético, liberador. Los hombres de su tiempo -como los de nuestros días - temían desmesuradamente a los cementerios, que creían poblados de demonios. La presencia de Antonio entre los abandonados sepulcros era un claro mentís a tales supersticiones y proclamaba, a su manera, el triunfo de la resurrección. Todo -aún los lugares que más espantan a la naturaleza humana - es de Dios, que en Cristo lo ha redimido todo; la fe descubre siempre nuevas fronteras donde extender la salvación.
Pronto la fama de su ascetismo se propagó y se le unieron muchos fervorosos imitadores, a los que organizó en comunidades de oración y trabajo. Dejando sin embargo esta exitosa obra, se retiró a una soledad más estricta en pos de una caravana de beduinos que se internaba en el desierto.
No sin nuevos esfuerzos y desprendimientos personales, alcanzó la cumbre de sus dones carismáticos, logrando conciliar el ideal de la vida solitaria con la dirección de un monasterio cercano, e incluso viajando a Alejandría para terciar en las interminables controversias arriano-católicas que signaron su siglo.
Sobre todo, Antonio, fue padre de monjes, demostrando en sí mismo la fecundidad del Espíritu. Una multisecular colección de anécdotas, conocidas como "apotegmas" o breves ocurrencias que nos ha legado la tradición, lo revela poseedor de una espiritualidad incisiva, casi intuitiva, pero siempre genial, desnuda como el desierto que es su marco y sobre todo implacablemente fiel a la sustancia de la revelación evangélica. Se conservan algunas de sus cartas, cuyas ideas principales confirman las que Atanasio le atribuye en su "Vida".
Antonio murió muy anciano, hace el año 356, en las laderas del monte Colzim, próximo al mar Rojo; al ignorarse la fecha de su nacimiento, se le ha adjudicado una improbable longevidad, aunque ciertamente alcanzó una edad muy avanzada.
La figura del abad delineó casi definitivamente el ideal monástico que perseguirían muchos fieles de los primeros siglos.
No siendo hombre de estudios, no obstante, demostró con su vida lo esencial de la vida monástica, que intenta ser precisamente una esencialización de la práctica cristiana: una vida bautismal despojada de cualquier aditamento.
NUEVE OBISPOS CATÓLICOS CON COVID 19 MUEREN EN UNA SOLA SEMANA
Nueve obispos católicos con COVID-19 mueren en una sola semana
Redacción ACI Prensa
Crédito: Daniel Ibañez - ACI Prensa
En la última semana, nueve obispos católicos murieron en todo el mundo después de dar positivo por COVID-19.
Entre el 8 y el 15 de enero, obispos de tres continentes murieron como resultado del coronavirus. Los obispos fallecidos tenían entre 53 y 91 años. Cinco de los obispos murieron en Europa, donde una nueva cepa de COVID-19 ha llevado a muchos países a implementar más restricciones.
Cuatro obispos murieron el mismo día, 13 de enero: El Obispo de Glasgow (Escocia), Mons. Philip Tartaglia, que tenía 70 años; el Obispo de Monze (Zambia), Mons. Moses Hamungole, quien murió a la edad de 53 años; el Obispo de Fano (Italia), Mons. Mario Cecchini, de 87 años; y el Arzobispo emérito de Río de Janeiro (Brasil) Cardenal Eusébio Oscar Scheid, de 88 años.
Mons. Tartaglia dio positivo por COVID-19 después de Navidad y se aisló a sí mismo, pero la arquidiócesis de Glasgow enfatizó que la causa de su muerte no estaba clara actualmente.
Las campanas sonaron en toda la diócesis colombiana de Santa Marta el 12 de enero para honrar al Mons. Luis Adriano Piedrahita Sandoval, de 74 años, quien murió el 11 de enero por complicaciones del COVID-19. El obispo de Trujillo (Venezuela) Mons. Cástor Oswaldo Azuaje, de 69 años, se convirtió en el primer obispo de Venezuela en morir después de contraer el virus el 8 de enero.
El Obispo de la Eparquía greco-católica de Cluj-Gherla (Rumania), Mons. Florentin Crihalmeanu, murió el 12 de enero a los 61 años. Su eparquía lo recordó como “un alma diligente, mansa y humilde”.
El Obispo emérito de Zielona Góra-Gorzów (Polonia), Mons. Adam Dyczkowski, murió el 10 de enero a la edad de 88 años y el arzobispo italiano, Mons. Oscar Rizzato, murió a la edad de 91 años el 11 de enero.
El Papa Francisco expresó sus condolencias por la muerte del Cardenal Scheid en un telegrama el 14 de enero.
“Ofrezco fervientes oraciones para darle la bienvenida a la felicidad eterna y consolarlo con la esperanza en la resurrección ya todos aquellos que lloran la pérdida de su amado pastor”, escribió el Papa.
ESTAS SON LAS 3 LLAMADAS QUE DIOS TE HACE A LO LARGO DE LA VIDA, SEGÚN EL PAPA FRANCISCO
Estas son las 3 llamadas que Dios te hace a lo largo de la vida, según el Papa Francisco
Redacción ACI Prensa
Foto: Vatican Media
El Papa Francisco presidió este domingo 17 de enero el rezo del Ángelus dominical y explicó cuáles son las 3 llamadas que Jesús hace a cada uno a lo largo de la Vida: la llamada a la vida, la llamada a la fe y la llamada a un estado de vida particular.
Desde el Palacio Apostólico del Vaticano, el Pontífice explicó que cada una de esas llamadas “es una iniciativa de su amor”.
La primera llamada de Dios es a la vida. “Con ella nos constituye como personas; es una llamada individual, porque Dios no hace las cosas en serie”.
Después “Dios nos llama a la fe y a formar parte de su familia, como hijos de Dios”.
Y, finalmente, “Dios nos llama a un estado de vida particular: a darnos a nosotros mismos en el camino del matrimonio, en el del sacerdocio o en el de la vida consagrada”.
El Papa explicó que esas llamadas “son maneras diferentes de realizar el proyecto que Dios tiene para cada uno de nosotros, que es siempre un plan de amor. Y la alegría más grande para cada creyente es responder a esta llamada, a entregarse completamente al servicio de Dios y de sus hermanos”.
“Frente a la llamada del Señor, que puede llegar a nosotros de mil maneras, también a través de personas, de acontecimientos, tanto alegres como tristes, nuestra actitud a veces puede ser de rechazo, porque nos parece que contrasta con nuestras aspiraciones; o de miedo, porque la consideramos demasiado exigente e incómoda. Pero la llamada de Dios es amor, y a ella se responde solo con amor”.
El Santo Padre expuso esta enseñanza a partir del Evangelio de este segundo domingo del Tiempo Ordinario, donde se presenta “el encuentro de Jesús con sus primeros discípulos”.
“La escena se desarrolla en el río Jordán, el día después del bautismo de Jesús. Es precisamente Juan Bautista el que señala el Mesías a dos de ellos con estas palabras: ‘¡He ahí el Cordero de Dios!’”.
Aquellos dos discípulos, “fiándose del testimonio del Bautista, siguen a Jesús que se da cuenta y pregunta: ‘¿Qué buscáis?’, y ellos le preguntan: ‘Maestro, ¿dónde vives?’. Jesús no contesta: ‘Vivo en Cafarnaún o en Nazaret’, sino que dice: ‘Venid y lo veréis’. No es una tarjeta de visita, sino la invitación a un encuentro”.
“Los dos lo siguen y se quedan con él esa tarde. No es difícil imaginarlos sentados, haciéndole preguntas y sobre todo escuchándolo, sintiendo que sus corazones se encienden cada vez más mientras el Maestro habla”.
“Advierten la belleza de palabras que responden a su esperanza cada vez más grande. Y de improviso descubren que, mientras empieza a caer la noche, estalla en ellos la luz que sólo Dios puede dar”.
Una vez finalizado el encuentro con el Maestro, “salen y vuelven con sus hermanos, esta alegría, esta luz se desborda de sus corazones como una riada. Uno de ellos, Andrés, dice a su hermano Simón –a quien Jesús llamará Pedro–: ‘Hemos encontrado al Mesías’”.
Ese encuentro con Jesús, explicó el Papa Francisco, es un encuentro “que nos habla del Padre, nos da a conocer su amor. Y entonces, espontáneamente, brota también en nosotros el deseo de comunicarlo a las personas que amamos: ‘He encontrado el Amor’, ‘he encontrado el sentido de mi vida’. En una palabra: ‘He encontrado a Dios’”.
EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 17 DE ENERO DEL 2021
Lecturas de hoy Domingo 2º del Tiempo Ordinario - Ciclo B
Hoy, domingo, 17 de enero de 2021
Primera lectura
Lectura del primer libro de Samuel (3,3b-10. 19):
En aquellos días, Samuel estaba acostado en el templo del Señor, donde estaba el arca de Dios. El Señor llamó a Samuel, y él respondió: «Aquí estoy.»
Fue corriendo a donde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy; vengo porque me has llamado.»
Respondió Elí: «No te he llamado; vuelve a acostarte.»
Samuel volvió a acostarse. Volvió a llamar el Señor a Samuel.
Él se levantó y fue a donde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy; vengo porque me has llamado.»
Respondió Elí: «No te he llamado, hijo mío; vuelve a acostarte.»
Aún no conocía Samuel al Señor, pues no le había sido revelada la palabra del Señor.
Por tercera vez llamó el Señor a Samuel, y él se fue a donde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy; vengo porque me has llamado.»
Elí comprendió que era el Señor quien llamaba al muchacho, y dijo a Samuel: «Anda, acuéstate; y si te llama alguien, responde: "Habla, Señor, que tu siervo te escucha."»
Samuel fue y se acostó en su sitio.
El Señor se presentó y le llamó como antes: «¡Samuel, Samuel!»
Él respondió: «Habla, que tu siervo te escucha.»
Samuel crecía, y el Señor estaba con él; ninguna de sus palabras dejó de cumplirse.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 39,2.4ab.7.8-9.10
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad
Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito;
me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios. R/.
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio. R/.
Entonces yo digo: «Aquí estoy
–como está escrito en mi libro–
para hacer tu voluntad.»
Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas. R/.
He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios;
Señor, tú lo sabes. R/.
Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (6,13c-15a.17-20):
El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor; y el Señor, para el cuerpo. Dios, con su poder, resucitó al Señor y nos resucitará también a nosotros. ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? El que se une al Señor es un espíritu con él. Huid de la fornicación. Cualquier pecado que cometa el hombre queda fuera de su cuerpo. Pero el que fornica peca en su propio cuerpo. ¿O es que no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo? Él habita en vosotros porque lo habéis recibido de Dios. No os poseéis en propiedad, porque os han comprado pagando un precio por vosotros. Por tanto, ¡glorificad a Dios con vuestro cuerpo!
Palabra de Dios
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (1,35-42):
En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice: «Éste es el Cordero de Dios.»
Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús.
Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: «¿Qué buscáis?»
Ellos le contestaron: «Rabí (que significa Maestro), ¿Dónde vives?»
Él les dijo: «Venid y lo veréis.»
Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; serían las cuatro de la tarde. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice: «Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo).»
Y lo llevó a Jesús.
Jesús se le quedó mirando y le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce Pedro).»
Palabra del Señor
«Rabbí —que quiere decir “Maestro”— ¿dónde vives?»
Rev. D. Lluís RAVENTÓS i Artés
(Tarragona, España)
Hoy vemos a Jesús que venía por la ribera del Jordán: ¡es Cristo que pasa! Debían ser las cuatro de la tarde cuando, viendo que dos chicos le seguían, se ha girado para preguntarles: «Qué buscáis?» (Jn 1,38). Y ellos, sorprendidos por la pregunta, han respondido: «Rabbí —que quiere decir “Maestro”— ¿dónde vives? (...) ‘Venid y lo veréis’» (Jn 1,39).
También yo sigo a Jesús, pero... ¿qué quiero?, ¿qué busco? Es Él quien me lo pregunta: «De verdad, ¿qué quieres?». ¡Oh!, si fuera suficientemente audaz para decirle: «Te busco a ti, Jesús», seguro que le habría encontrado, «porque todo el que busca encuentra» (Mt 7,8). Pero soy demasiado cobarde y le respondo con palabras que no me comprometen demasiado: «¿Dónde vives?». Jesús no se conforma con mi respuesta, sabe demasiado bien que no es un montón de palabras lo que necesito, sino un amigo, el Amigo: Él. Por esto me dice: «Ven y lo verás», «venid y lo veréis».
Juan y Andrés, los dos mozos pescadores, fueron con Él, «vieron dónde vivía y se quedaron con Él aquel día» (Jn 1,39). Entusiasmado por el encuentro, Juan podrá escribir: «La gracia y la verdad se han hecho realidad por Jesucristo» (Jn 1,17b). ¿Y Andrés? Correrá a buscar a su hermano para hacerle saber: «Hemos encontrado al Mesías» (Jn 1,41). «Y le llevó donde Jesús. Jesús, fijando su mirada en él, le dijo: ‘Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas’, que quiere decir “Piedra”» (Jn 1,42).
¡Piedra!, ¿Simón, una piedra? Ninguno de ellos está preparado para comprender estas palabras. No saben que Jesús ha venido a levantar su Iglesia con piedras vivas. Él tiene ya escogidos los dos primeros sillares, Juan y Andrés, y ha dispuesto que Simón sea la roca en la que se apoye todo el edificio.
Y, antes de subir al Padre, nos dará respuesta a la pregunta: «Rabbí, ¿dónde vives?». Bendiciendo a su Iglesia dirá: «Yo estaré con vosotros cada día hasta el fin del mundo» (Mt 28,20).
SANTORAL DE HOY DOMINGO 17 DE ENERO DEL 2021
Teresio Olivelli, Beato Mártir Laico, 17 de enero |
Gamalberto de Michaelsbuch, Beato Sacerdote, 17 de enero |
Sulpicio el Pío, Santo Obispo, 17 de enero |
Roselina (Rosalina) de Villeneuve, Santa Religiosa, 17 de enero |
Jenaro Sánchez Delgadillo, Santo Sacerdote y Mártir, 17 de enero |
Antonio, Santo Memoria Litúrgica, 17 de enero |
sábado, 16 de enero de 2021
HOY CELEBRAMOS A LA BEATA JUANA MARÍA CONDESA LLUCH, 16 DE ENERO
😇 16 DE ENERO | Beata Juana María Condesa Lluch fue una religiosa española nacida el 30 de marzo de 1862, cuarta hija del médico Lluís Condesa y Juana Lluch. El día siguiente fue bautizada en la iglesia de Santo Esteban, donde después recibiría el sacramento de la Confirmación en 1864.
Su padre, hombre de una gran religiosidad, contrajo el cólera cuando atendia a los enfermos durante la epidemia de 1865, hecho que causó su muerte. Su madre, confió la educación de sus hijas a Teresa Ballester. Juanita fue una niña rebelde, terca y traviesa, con un gran corazón y sensibilidad por todo el sufrimiento que podía contemplar. Este temperamento fue dando despacio a una voluntad firme y decidida de consagrar su vida a la religión.
Desde muy joven tuvo inclinación por la vida religiosa, siguiendo el ejemplo de sus padres, participaba en la Eucaristía diaria e hizo voto de virginidad, para seguir el ejemplo de la Virgen María.
El 25 de marzo de 1884 abrió las puertas el Asilo Protector de Obreras a la calle de Viana de Valencia y una escuela gratuita para los hijos de las obreras que ella veía durante sus recorridos por las fincas de la familia. Estas jóvenes de clase social baja y un escaso nivel cultural que tenían que trabajar muy duramente en fabricas de seda, de abanicos y tabaco para ganarse el pan y mantener sus familias, exponiéndose en grandes peligros al recorrer aquellos caminos solitarios.
Su obra se fue consolidando y se fue expandiendo. Juana murió el 16 de enero de 1916.
EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 16 DE ENERO DEL 2021
Lecturas de hoy Sábado de la 1ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, sábado, 16 de enero de 2021
Primera lectura
Lectura de la carta a los Hebreos (4,12-16):
HERMANOS:
La palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo; penetra hasta el punto donde se dividen alma y espíritu, coyunturas y tuétanos; juzga los deseos e intenciones del corazón.
Nada se le oculta; todo está patente y descubierto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas.
Así pues, ya que tenemos un sumo sacerdote grande que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios, mantengamos firme la confesión de fe.
No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo, como nosotros, menos en el pecado.
Por eso, comparezcamos confiados ante el trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia para un auxilio oportuno.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 18.8.9.10.15
R/. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida
V/. La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye a los ignorantes. R/.
V/. Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R/.
V/. El temor del Señor es puro
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R/.
V/. Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón,
Señor, Roca mía, Redentor mío. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (2,13-17):
EN aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del mar; toda la gente acudía a él y les enseñaba.
Al pasar vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dice:
«Sígueme».
Se levantó y lo siguió.
Sucedió que, mientras estaba él sentado a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores se sentaban con Jesús y sus discípulos, pues eran muchos los que lo seguían.
Los escribas de los fariseos, al ver que comía con pecadores y publicanos, decían a sus discípulos:
«¿Por qué come con publicanos y pecadores?»
Jesús lo oyó y les dijo:
«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he ven do a llamar a justos, sino a pecadores».
Palabra de Dios
«No he venido a llamar a justos, sino a pecadores»
+ Rev. D. Joaquim MONRÓS i Guitart
(Tarragona, España)
Hoy, en la escena que relata san Marcos, vemos cómo Jesús enseñaba y cómo todos venían a escucharle. Es manifiesto el hambre de doctrina, entonces y también ahora, porque el peor enemigo es la ignorancia. Tanto es así, que se ha hecho clásica la expresión: «Dejarán de odiar cuando dejen de ignorar».
Pasando por allí, Jesús vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado donde cobraban impuestos y, al decirle «sígueme», dejándolo todo, se fue con Él. Con esta prontitud y generosidad hizo el gran “negocio”. No solamente el “negocio del siglo”, sino también el de la eternidad.
Hay que pensar cuánto tiempo hace que el negocio de recoger impuestos para los romanos se ha acabado y, en cambio, Mateo —hoy más conocido por su nuevo nombre que por el de Leví— no deja de acumular beneficios con sus escritos, al ser una de las doce columnas de la Iglesia. Así pasa cuando se sigue con prontitud al Señor. Él lo dijo: «Y todo el que haya dejado casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o campo por mi nombre, recibirá el ciento por uno y gozará de la vida eterna» (Mt 19,29).
Jesús aceptó el banquete que Mateo le ofreció en su casa, juntamente con los otros cobradores de impuestos y pecadores, y con sus apóstoles. Los fariseos —como espectadores de los trabajos de los otros— hacen presente a los discípulos que su Maestro come con gente que ellos tienen catalogados como pecadores. El Señor les oye, y sale en defensa de su habitual manera de actuar con las almas: «No he venido a llamar a justos, sino a pecadores» (Mc 2,17). Toda la Humanidad necesita al Médico divino. Todos somos pecadores y, como dirá san Pablo, «todos han pecado y se han privado de la gloria de Dios» (Rm 3,23).
Respondamos con la misma prontitud con que María respondió siempre a su vocación de corredentora.
SANTORAL DE HOY SÁBADO 16 DE ENERO DEL 2021
Luis Antonio Ormières, Beato Sacerdote y Fundador, 16 de enero |
Ticiano de Oderzo, Santo Obispo, 16 de enero |
Berardo y compañeros, Santos Mártires Franciscanos, 16 de enero |
Juana María Condesa Lluch, Beata Virgen y Fundadora, 16 de enero |
José Antonio Tovini, Beato Maestro Laico, Enero 16 |
José Vaz, Santo Presbítero, 16 de enero |
Honorato de Arles, Santo Obispo, Enero 16 |
Marcelo I, Santo XXX Papa, 16 de enero |
viernes, 15 de enero de 2021
EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 15 DE ENERO DEL 2021
Lecturas de hoy Viernes de la 1ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, viernes, 15 de enero de 2021
Primera lectura
Lectura de la carta a los Hebreos (4,1-5.11):
HERMANOS:
Temamos, no sea que, estando aún en vigor la promesa de entrar en su descanso, alguno de vosotros crea haber perdido la oportunidad.
También nosotros hemos recibido la buena noticia, igual que ellos; pero el mensaje que oyeron no les sirvió de nada a quienes no se adhirieron por La fe a los que lo habían escuchado.
Así pues, los creyentes entremos en el descanso, de acuerdo con lo dicho:
«He jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»,
y eso que sus obras estaban terminadas desde la creación del mundo.
Acerca del día séptimo se dijo:
«Y descansó Dios el día séptimo de todo el trabajo que había hecho».
En nuestro pasaje añade:
«No entrarán en mi descanso».
Empeñémonos, por tanto, en entrar en aquel descanso, para que nadie caiga, imitando aquella desobediencia.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 77,3.4bc.6c-7.8
R/. No olvidéis las acciones de Dios
V/. Lo que oímos y aprendimos,
lo que nuestros padres nos contaron,
lo contaremos a la futura generación:
las alabanzas del Señor, su poder. R/.
V/. Que surjan y lo cuenten a sus hijos,
para que pongan en Dios su confianza
y no olviden las acciones de Dios,
sino que guarden sus mandamiento. R/.
V/. Para que no imiten a sus padres,
generación rebelde y pertinaz;
generación de corazón inconstante,
de espíritu infiel a Dios. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (2,1-12):
CUANDO a los pocos días entró Jesús en Cafarnaún, se supo que estaba en casa.
Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Y les proponía la palabra.
Y vinieron trayéndole un paralítico llevado entre cuatro y, como no podían presentárselo por el gentío, levantaron la techumbre encima de donde él estaba, abrieron un boquete y descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe que tenían, le dice al paralítico:
«Hijo, tus pecados te son perdonados».
Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros:
«¿Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo uno, Dios?».
Jesús se dio cuenta enseguida de lo que pensaban y les dijo:
«¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: “Tus pecados te son perdonados” o decir: “Levántate, coge la camilla y echa a andar”?
Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados -dice al paralítico-:
“Te digo: levántate, coge tu camilla y vete a tu casa”».
Se levantó, cogió inmediatamente la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo:
«Nunca hemos visto una cosa igual».
Palabra del Señor
«Hijo, tus pecados te son perdonados (...). A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa»
Rev. D. Joan Carles MONTSERRAT i Pulido
(Cerdanyola del Vallès, Barcelona, España)
Hoy vemos nuevamente al Señor rodeado de un gentío: «Se agolparon tantos que ni siquiera ante la puerta había ya sitio» (Mc 2,2). Su corazón se deshace ante la necesidad de los otros y les procura todo el bien que se puede hacer: perdona, enseña y cura a la vez. Ciertamente, les dispensa ayuda a nivel material (en el caso de hoy, lo hace curando una enfermedad de parálisis), pero —en el fondo— busca lo mejor y primero para cada uno de nosotros: el bien del alma.
Jesús-Salvador quiere dejarnos una esperanza cierta de salvación: Él es capaz, incluso, de perdonar los pecados y de compadecerse de nuestra debilidad moral. Antes que nada, dice taxativamente: «Hijo, tus pecados te son perdonados» (Mc 2,5). Después, lo contemplamos asociando el perdón de los pecados —que dispensa generosa e incansablemente— a un milagro extraordinario, “palpable” con nuestros ojos físicos. Como una especie de garantía externa, como para abrirnos los ojos de la fe, después de declarar el perdón de los pecados del paralítico, le cura la parálisis: «‘A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa’. Se levantó y, al instante, tomando la camilla, salió a la vista de todos» (Mc 2,11-12).
Este milagro lo podemos revivir frecuentemente nosotros con la Confesión. En las palabras de la absolución que pronuncia el ministro de Dios («Yo te absuelvo en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo») Jesús nos ofrece nuevamente —de manera discreta— la garantía externa del perdón de nuestros pecados, garantía equivalente a la curación espectacular que hizo con el paralítico de Cafarnaum.
Ahora comenzamos un nuevo tiempo ordinario. Y se nos recuerda a los creyentes la urgente necesidad que tenemos del encuentro sincero y personal con Jesucristo misericordioso. Él nos invita en este tiempo a no hacer rebajas ni descuidar el necesario perdón que Él nos ofrece en su alcoba, en la Iglesia.
SANTORAL DE HOY 15 DE ENERO DEL 2021
Germán García García, Beato Mártir laico, 15 de enero |
Emilio Huidrovo Corrales, Beato Mártir laico, 15 de enero |
Zacarías Cuesta Campo, Beato Mártir laico, 15 de enero |
Donato Rodríguez García, Beato Mártir laico, 15 de enero |
Valentín Palencia Marquina; Beato Sacerdote y Mártir, 15 de enero |
Francisco Fernández de Capillas, Santo Presbítero Dominico y Mártir, 15 de enero |
Nicolás Gross, Beato Periodista y Mártir, 15 de enero |
Arnoldo Janssen, Santo Presbítero y Fundador, 15 de enero |
Raquel, Santa Esposa de Jacob, 15 de enero |
Mauro de Glanfeuil, Santo Abad, 15 de enero |