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lunes, 25 de junio de 2018
domingo, 24 de junio de 2018
EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 24 JUNIO 2018, SAN JUAN BAUTISTA
Lecturas de hoy Natividad de san Juan Bautista
Hoy, domingo, 24 de junio de 2018
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (49,1-6):
Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos: Estaba yo en el vientre, y el Señor me llamó; en las entrañas maternas, y pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo: «Tú eres mi siervo, de quien estoy orgulloso.» Mientras yo pensaba: «En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas», en realidad mi derecho lo llevaba el Señor, mi salario lo tenía mi Dios. Y ahora habla el Señor, que desde el vientre me formó siervo suyo, para que le trajese a Jacob, para que le reuniese a Israel –tanto me honró el Señor, y mi Dios fue mi fuerza–: «Es poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los supervivientes de Israel; te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra.»
Palabra de Dios
Salmo
Sal 138,1-3.13-14.15
R/. Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente
Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares. R/.
Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente,
porque son admirables tus obras;
conocías hasta el fondo de mi alma. R/.
No desconocías mis huesos,
cuando, en lo oculto, me iba formando,
y entretejiendo en lo profundo de la tierra. R/.
Segunda lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (13,22-26):
En aquellos días, dijo Pablo: «Dios nombró rey a David, de quien hizo esta alabanza: “Encontré a David, hijo de Jesé, hombre conforme a mi corazón, que cumplirá todos mis preceptos.” Según lo prometido, Dios sacó de su descendencia un salvador para Israel: Jesús. Antes de que llegara, Juan predicó a todo Israel un bautismo de conversión; y, cuando estaba para acabar su vida, decía: “Yo no soy quien pensáis; viene uno detrás de mí a quien no merezco desatarle las sandalias.” Hermanos, descendientes de Abrahán y todos los que teméis a Dios: A vosotros se os ha enviado este mensaje de salvación.»
Palabra de Dios
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,57-66.80):
A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban. A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre.
La madre intervino diciendo: «¡No! Se va a llamar Juan.»
Le replicaron: «Ninguno de tus parientes se llama así.»
Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre.» Todos se quedaron extrañados. Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo: «¿Qué va a ser este niño?» Porque la mano del Señor estaba con él. El niño iba creciendo, y su carácter se afianzaba; vivió en el desierto hasta que se presentó a Israel.
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy domingo, 24 de junio de 2018
Fernando Torres cmf
¿Qué va a ser de este niño?
La fiesta de hoy está marcada por la alegría. ¿Quién no se alegra con el nacimiento de un niño? Por la sencilla razón de que un niño recién nacido es signo de esperanza. Es la vida que brota nueva. Es la primavera. Es la promesa de futuro hecha realidad. El niño recién nacido, sin hacer nada, cambia las relaciones de los esposos, insufla nueva vida a los abuelos, genera una nueva forma de estar en los otros hermanos. Y todos celebran esa alegría. El Bautizo no es más que la expresión y la celebración en cristiano de esa alegría vital que se origina en todos los que viven de cerca, familiares y amigos, la experiencia de la vida que puja por seguir, por crecer, de la vida que quiere vivir. ¡Y qué mejor expresión de esa vida que la criatura recién nacida!
Comentario evangelio Domingo 24 de Junio Celebramos la natividad de Juan Bautista. La alegría es, si cabe, mayor, porque la madre por su edad ya no era fértil. También el padre era mayor. No habían sido bendecidos con otros hijos. Con ellos se agotaba la familia, la estirpe. La muerte amenazaba a aquella familia. Por eso la alegría de aquel nacimiento fue mayor de lo normal. La celebración sería por todo lo alto. No era para menos. Todos se sentían llenos de esperanza. Podían mirar al futuro con tranquilidad. Había un niño que extendería la vida de la familia, que portaría su nombre.
Y, entonces, surge la pregunta. ¿Qué será ese niño cuando sea mayor? Un niño es siempre una pregunta abierta. La respuesta se irá dando con el paso del tiempo. Cuando crezca, cuando madure, cuando forme él mismo una familia, cuando con su trabajo contribuya al bien común. ¿Qué será de este niño?
El futuro de un niño es siempre una sorpresa. Y Juan fue una sorpresa para sus familiares. Su vida no le llevó a hacer un trabajo normal sino a alentar la esperanza del pueblo. ¿Qué trabajo mejor que alentar la esperanza de los demás?
No se propuso a sí mismo como líder sino que invitó a todos a mirar al que tenía que venir, al que iba a colmar las esperanzas y deseos de todos. Juan se convirtió en el precursor, en el que anunció la llegada inminente del Salvador. No dijo a la gente que le mirase ni que le siguiese a él, sino que señaló a Jesús e invitó a todos a que le siguiesen.
Así se convirtió en modelo del evangelizador cristiano. No se trata de colocarnos en el medio y decir que nos miren y sigan a nosotros, sino de ayudar a todos a que se encuentren con Jesús, a que descubran el Evangelio. Lo nuestro es echarnos a un lado para que Jesús sea el protagonista. Como hizo Juan.
Para la reflexión
¿Tenemos claro que Jesús es la fuente de nuestra esperanza y de nuestra alegría?¿Comunicamos con nuestras obras, actitudes, forma de hablar, esperanza a las personas que nos encontramos? ¿O nos dejamos llevar por el pesimismo?
SANTORAL DE HOY DOMINGO 24 JUNIO 2018
José Yuan Zaide, Santo
Presbítero y Mártir, 24 de juno
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Goardo de Nantes, Santo
Obispo y Mártir, 24 de junio
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Iván de Bohemia, Santo
Eremita, 24 de junio
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Rumoldo de Malinas, Santo
Eremita y Mártir, 24 de junio
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María Guadalupe García Zavala, Santa
Religiosa y Fundadora, 24 de junio
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Natividad de San Juan Bautista
Solemninad Litúrgica, 24 de junio
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sábado, 23 de junio de 2018
EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 23 JUNIO 2018
Lecturas de hoy Sábado de la 11ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, sábado, 23 de junio de 2018
Primera lectura
Lectura del segundo libro de las Crónicas (24,17-25):
Cuando murió Yehoyadá, las autoridades de Judá fueron a rendir homenaje al rey, y éste siguió sus consejos; olvidando el templo del Señor, Dios de sus padres, dieron culto a las estelas y a los ídolos. Este pecado desencadenó la cólera de Dios contra Judá y Jerusalén. Les envió profetas para convertirlos, pero no hicieron caso de sus amonestaciones.
Entonces el espíritu de Dios se apoderó de Zacarías, hijo del sacerdote Yehoyadá, que se presentó ante el pueblo y le dijo: «Así dice Dios: ¿Por qué quebrantáis los preceptos del Señor? Vais a la ruina. Habéis abandonado al Señor, y él os abandona.»
Pero conspiraron contra él y lo lapidaron en el atrio del templo por orden del rey. El rey Joás, sin tener en cuenta los beneficios recibidos de Yehoyadá, mató a su hijo, que murió diciendo: «¡Que el Señor juzgue y sentencie!»
Al cabo de un año, un ejército de Siria se dirigió contra Joás, penetró en Judá, hasta Jerusalén, mató a todos los jefes del pueblo y envió todo el botín al rey de Damasco. El ejército de Siria era reducido, pero el Señor le entregó un ejército enorme, porque el pueblo había abandonado al Señor, Dios de sus padres. Así se vengaron de Joás. Al retirarse los sirios, dejándolo gravemente herido, sus cortesanos conspiraron contra él para vengar al hijo del sacerdote Yehoyadá. Lo asesinaron en la cama y murió. Lo enterraron en la Ciudad de David, pero no le dieron sepultura en las tumbas de los reyes.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 88,4-5.29-30.31-32.33-34
R/. Le mantendré eternamente mi favor
Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
«Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades.» R/.
«Le mantendré eternamente mi favor,
y mi alianza con él será estable;
le daré una posteridad perpetua
y un trono duradero como el cielo.» R/.
«Si sus hijos abandonan mi ley
y no siguen mis mandamientos,
si profanan mis preceptos
y no guardan mis mandatos.» R/.
«Castigaré con la vara sus pecados
y a latigazos sus culpas;
pero no les retiraré mi favor
ni desmentiré mi fidelidad.» R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (6,24-34):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero. Por eso os digo: No estéis agobiados por la vida, pensando qué vais a comer o beber, ni por el cuerpo, pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos? ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? ¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues, si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados, pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los gentiles se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso. Sobre todo buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos.»
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy sábado, 23 de junio de 2018
Aristóbulo Llorente cmf
El espectáculo de la primera lectura es digno de ser tenido en cuenta. Aquellas familias reales se sentían no servidores del pueblo que Dios les había encomendado sino dueños de sus vidas y destinos. Su función principal era la de luchar entre ellos tratando todos de quedarse con la porción mayor del pastel. El deseo de poder y de riquezas les llenaba de tal modo que no tenían tiempo para dedicarse a otras cosas. Lo peor de todo el resultado: terminaban matándose entre sí, destrozándose unos a otros. ¡Tantos esfuerzos para nada! ¡Tanta inteligencia derrochada para terminar muriendo en un enfrentamiento fratricida! ¡Tanto deseo de conseguirlo todo para, en realidad, perderlo todo!
Como siempre Jesús nos vuelve al sentido común, a lo que es más importante en la vida. ¿Creéis que es posible servir al mismo tiempo a vuestros deseos de poder y de riquezas y a la fraternidad del Reino que es lo que Dios quiere que hagamos? Es imposible. Son cosas que no pueden caminar juntas. Ya decía Mafalda, aquella niña argentina genial que Quino dibujó tantas veces, que es imposible amasar una fortuna sin antes hacer harina a los demás. Es un poco exagerado pero tiene mucho de verdad.
Pero Jesús va más allá. No sólo se trata de que no se pueda servir a dos señores. Es que además uno de esos señores, el de las riquezas y el poder, no es en realidad un señor. Es más bien el atajo que nos lleva a la soledad y a la muerte. Vivir agobiados por esos deseos es perdernos lo mejor de la vida, que es el encuentro gozoso con los hermanos, el trabajo común para construir un mundo mejor y más justo. Donde nadie sea excluido y, como consecuencia, yo, cada uno de nosotros, también tenga un lugar. Donde puedo vivir en comunidad sin sentirme amenazado. Donde pueda vivir en paz.
Porque aquellos que buscan sólo el poder, las riquezas, el estar por encima de los demás, viven siempre amenazados, tienen miedo. Los demás son siempre una amenaza. Por arriba que hayan llegado en la escala social siempre están amenazados de caer. Y, quizá porque han subido mucho, la caída es mucho más dura. Los que se entregan a esas pasiones no conocen la paz ni el descanso, no conocen el gozo de dar la mano al hermano y compartir las esperanzas y las alegrías, y también los dolores y las penas, con los que nos rodean. Viven siempre solos y atemorizados. No conocen la verdadera amistad porque desconfían de todos. No vale la pena vivir así.
Lo que Jesús nos dice es que vale mucho más la pena trabajar por la fraternidad y la justicia, por la vida de todos, por el bien de todos. Ahí sí que podemos encontrar la felicidad, la paz, la tranquilidad. Sin agobiarnos. Sin vivir atemorizados. Porque sabemos que, buscando el Reino de Dios y su justicia, todo lo demás se nos dará por añadidura.
SANTORAL DE HOY SÁBADO 23 JUNIO 2018
Pedro Jacobo de Pésaro, Beato
Presbítero, 23 de junio
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Walhero, Santo
Presbítero, 23 de junio
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Agripina de Roma, Santa
Virgen y Mártir, 23 de junio
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Lanfranco de Pavia, Santo
Obispo, 23 de junio
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Eteldreda de Ely, Santa
Abadesa, 23 de junio
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María Rafaela Cimatti, Beata
Virgen, 23 de junio
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Mártires de Nicomedia, Santos
Mártires, 23 de junio
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Tomás Garnet, Santo
Sacerdote y Mártir, 23 de junio
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María de Oignies, Beata
Reclusa, 23 de junio
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José Cafasso, Santo
Presbítero, 23 de junio
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viernes, 22 de junio de 2018
CONOZCA EL MILAGRO QUE PERMITIÓ LA CANONIZACIÓN DE SAN JOSÉ SÁNCHEZ DEL RÍO, EL NIÑO CRISTERO
Conozca el milagro que permitió la canonización de José Sánchez del Río, el niño cristero
POR MARÍA XIMENA RONDÓN | ACI Prensa
Crédito : Facebook Templo San José Sánchez del Río
La curación de una bebé mexicana, para quien “humanamente ya no había esperanza de vida”, fue el milagro que llevó al Vaticano a declarar santo al niño cristero José Luis Sánchez del Río, mártir de la persecución religiosa que sufrió México en la segunda década del siglo XX.
Como se recuerda, el 21 de enero el Papa Francisco firmó el decreto que aprobó el milagro atribuido a la intercesión del niño de 14 años. Se trata de la curación milagrosa de Ximena Guadalupe Magallón Gálvez, una bebé mexicana que tuvo meningitis, tuberculosis, convulsiones y que sufrió un infarto cerebral.
La historia de la bebé fue compartida por su madre, Paulina Gálvez Ávila, en la página de Facebook del santo. Sobre la enfermedad de su hija, indicó que “humanamente ya no había esperanza de vida” y que en ese momento se la dejaron en manos de Dios por intercesión de “Joselito”.
Esta es la historia:
Ximena nació el 8 de septiembre del 2008 en Estados Unidos. Cuando tenía un mes de edad, sus padres la llevaron a la ciudad de Sahuayo, ubicada en el estado de Michoacán (México) donde nació el santo. A los 15 días la bebé empezó a tener fiebre. Su pediatra la trató pero no mejoraba. Le sacaron una radiografía para descartar una neumonía. Fue internada en el Hospital Santa María de Sahuayo y a los tres días le dieron de alta. Sin embargo, la fiebre no bajaba.
Entonces sus padres la llevaron al estado de Aguascalientes para buscar una segunda opinión. El caso de Ximena fue asumido por el Dr. Rosendo Sánchez. Este médico les recomendó que internaran a la bebé nuevamente en Sahuayo porque creyó que se trataba de una neumonía atípica. Ximena regresó al hospital y el Dr. Adán Macías indicó que podría tener neumococo. Los padres llamaron al Dr. Rosendo, que les pidió traerla de urgencia a Aguascalientes.
Paulina comentó que al ver que la salud de su hija se agravaba decidieron bautizarla. De vuelta en Aguascalientes, los médicos descubrieron que Ximena tenía el pulmón derecho lleno de líquido y le hicieron un broncoscopio. La familia regresó a Sahuayo y la bebé no mejoraba.
“Pasamos dos meses con esa pesadilla y (los médicos) no sabían qué pasaba pues no respondía a ningún tratamientos. Pensaron que su píloro tenía una fisura y que por ahí se pasaba la leche al pulmón (…) Tendrían que operarla”, narró la madre.
Un día antes de la operación, Ximena empeoró. Le hicieron una radiografía y una punción pleural: tenía líquido en uno de sus pulmones.
“El Dr. Rosendo habló con nosotros y nos informó que tendría que someterla a una operación muy delicada ya que podría desangrarse y morir. Consentimos y le dijimos que hiciera lo necesario para salvar a Ximenita y que la entregábamos en las manos de Dios”, expresó Paulina.
Tras la operación el médico analizó un pedazo de pulmón y dijo a los padres de Ximena que ella podría tener tuberculosis.
“Cuando nos dijeron que efectivamente era tuberculosis y nos la llevaron al cuarto, la note rara, con su mirada fija y ausente. Le hablamos, pero no reaccionaba. Le comente al doctor que la veía mal, no era mi bebé porque ella era risueña de antes”, señaló la madre.
La bebé volvió a ser sometida a una terapia intensiva. Al día siguiente, cuando su madre fue a verla le dijeron que Ximena había convulsionado. Cuando la vio, Paulina empezó a rezar y la criatura volvió a convulsionar. Las enfermeras la inyectaron pero no paraba. Le hicieron una tomografía pero no mejoraba.
Paulina pidió ver a su hija. Antes de entrar al cuarto donde estaba, la doctora “me dijo que mi bebé ya estaba en vida vegetal y que iniciara los trámites correspondientes. Llegó el Dr. Rosendo y llorando le pedí que por favor salve a mi hija. La indujeron en coma y nos dieron 72 horas para ver si viviría, ya que el 90% de su cerebro estaba muerto”.
“Fuimos a misa todos los días para pedirle a Dios y a Joselito que intercediera por mi bebe, que me hicieran el Milagro...”, manifestó.
“Antes de desconectarla, les pedí que me dejaran estar con ella y la abrace, la desconectaron. En ese momento puse a mi bebé en manos de Dios y la intercesión de Joselito y en eso abrió sus ojos y me sonrió”. Ximena miró a los doctores “y empezó a reírse con ellos”. Ellos “no podían explicar lo que había pasado, porque ya estaba hecho todo medicamente y es ahí cuando afirman que fue un Milagro”.
Los médicos se llevaron a Ximena para hacerle una tomografía y un encefalograma. Se dieron con la sorpresa de que el 80 por ciento de su cerebro estaba recuperado. Al día siguiente volvieron a examinarla y el cerebro ya estaba totalmente sano.
Dijeron que la bebé no podría succionar. Sin embargo, cuando su madre le dio el biberón ella bebió once onzas. Los doctores estaban atónitos. Creyeron que si Ximena sobrevivía probablemente no podría caminar ni hablar, ver o escuchar debido a las secuelas del infarto cerebral que sufrió.
Contra todas las predicciones de los médicos, Ximena se recuperó totalmente y está “perfectamente bien gracias a Dios y a la intercesión de Joselito. Damos, infinitamente, gracias a Dios Todopoderoso por este Milagro y a San José Sánchez del Río por plena intercesión”.
San José Luis Sánchez del Río fue torturado y asesinado a los 14 años durante la persecución religiosa del presidente mexicano Plutarco Elías Calles de 1924 a 1928. José Luis se había enlistado en las filas de los cristeros, al mando del general Prudencio Mendoza.
Fue capturado por el ejército federal y su martirio ocurrió el viernes 10 de febrero de 1928. Le cortaron la planta de los pies y fue conducido descalzo hasta su tumba. Mientras caminaba, José Luis rezaba y gritaba “¡Viva Cristo Rey y la Virgen de Guadalupe!”.
Ante su tumba fue colgado en un árbol y acuchillado. Uno de los verdugos lo bajó y le preguntó qué mensaje le daba a sus padres. El niño respondió: “Que Viva Cristo Rey y que en el cielo nos veremos”. Ante esta respuesta, el hombre le dio un tiro en la sien y lo mató.
EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 22 JUNIO 2018
Lecturas de hoy Viernes de la 11ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, viernes, 22 de junio de 2018
Primera lectura
Lectura del segundo libro de los Reyes (11,1-4.9-18.20):
En aquellos días, cuando Atalía, madre del rey Ocozías, vio que su hijo había muerto, empezó a exterminar a toda la familia real. Pero cuando los hijos del rey estaban siendo asesinados, Josebá, hija del rey Jorán y hermana de Ocozías, raptó a Joás, hijo de Ocozías, y lo escondió con su nodriza en el dormitorio; así, se lo ocultó a Atalía y lo libró de la muerte. El niño estuvo escondido con ella en el templo durante seis años, mientras en el país reinaba Atalía. El año séptimo, Yehoyadá mandó a buscar a los centuriones de los carios y de la escolta; los llamó a su presencia, en el templo, se juramentó con ellos y les presentó al hijo del rey. Los centuriones hicieron lo que les mandó el sacerdote Yehoyadá; cada uno reunió a sus hombres, los que estaban de servicio el sábado y los que estaban libres, y se presentaron al sacerdote Yehoyadá. El sacerdote entregó a los centuriones las lanzas y los escudos del rey David, que se guardaban en el templo. Los de la escolta empuñaron las armas y se colocaron entre el altar y el templo, desde el ángulo sur hasta el ángulo norte del templo, para proteger al rey. Entonces Yehoyadá sacó al hijo del rey, le colocó la diadema y las insignias, lo ungió rey, y todos aplaudieron, aclamando: «¡Viva el rey!»
Atalía oyó el clamor de la tropa y se fue hacia la gente, al templo. Pero, cuando vio al rey en pie sobre el estrado, como es costumbre, y a los oficiales y la banda cerca del rey, toda la población en fiesta y las trompetas tocando, se rasgó las vestiduras y gritó: «¡Traición, traición!»
El sacerdote Yehoyadá ordenó a los centuriones que mandaban las fuerzas: «Sacadla del atrio. Al que la siga lo matáis.» Pues no quería que la matasen en el templo.
La fueron empujando con las manos y, cuando llegaba a palacio por la puerta de las caballerizas, allí la mataron. Yehoyadá selló el pacto entre el Señor y el rey y el pueblo, para que éste fuera el pueblo del Señor. Toda la población se dirigió luego al templo de Baal; lo destruyeron, derribaron sus altares, trituraron las imágenes, y a Matán, sacerdote de Baal, lo degollaron ante el altar. El sacerdote Yehoyadá puso guardias en el templo. Toda la población hizo fiesta, y la ciudad quedó tranquila. A Atalía la habían matado en el palacio.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 131,11.12.13-14.17-18
R/. El Señor ha elegido a Sión,
ha deseado vivir en ella
El Señor ha jurado a David
una promesa que no retractará:
«A uno de tu linaje
pondré sobre tu trono.» R/.
«Si tus hijos guardan mi alianza
y los mandatos que les enseño,
también sus hijos, por siempre,
se sentarán sobre tu trono.» R/.
Porque el Señor ha elegido a Sión,
ha deseado vivir en ella:
«Ésta es mi mansión por siempre,
aquí viviré porque la deseo.» R/.
«Haré germinar el vigor de David,
enciendo una lámpara para mi Ungido.
A sus enemigos los vestiré de ignominia,
sobre él brillará mi diadema.» R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (6,19-23):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No atesoréis tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen, donde los ladrones abren boquetes y los roban. Atesorad tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que se los coman ni ladrones que abran boquetes y roben. Porque donde está tu tesoro allí está tu corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Y si la única luz que tienes está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!»
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy viernes, 22 de junio de 2018
Llorente cmf
El mensaje del Evangelio de hoy es bien sencillo y fácil de entender: tenemos que ser inteligentes y orientar nuestra vida para conseguir lo más valioso, el mejor tesoro que podamos alcanzar. Así de simple. Así de sencillo. Lo que pasa es que a veces, demasiadas veces, nos equivocamos y terminamos poniendo nuestro corazón en cosas que ni son tesoro ni son nada, que se desvanecen entre los dedos de nuestras manos como se escapa la arena de la playa.
Para que lo entendemos mejor, se nos pone el ejemplo de la primera lectura. No es más que un relato de aquellos primeros reyes de Israel. No fueron muy allá los descendientes de David. Enseguida se corrompieron y anduvieron en luchas entre ellos. Unos para quitarle el trono a los otros y los otros para defenderse de los que se lo querían quitar. La historia de siempre, mil veces repetidas a lo largo de los siglos de vida de la humanidad en la faz de la tierra.
Atalía había conseguido arrebatar el trono a la familia de su hijo. Para ello, no dudo en exterminar a sus propios nietos (no eran tiempos en los que estuviesen de broma a la hora de vencer en la batalla). Ya se sentía segura. Tenía el trono. Tenía el palacio. Tenía una buena vida asegurada. Pero pasó lo que pasa habitualmente: que no había atado todos los cabos y se le escapó vivo uno de sus nietos. Por ahí le llegaron a Atalía todos los males. Solo fue cuestión de tiempo que terminase ella también, acosada, acorralada y muerta.
Jesús nos centra en la enseñanza que debemos aprender de esta historia y de tantas historias parecidas. Hay que buscar y trabajar por alcanzar los verdaderos tesoros, los que no se come la polilla ni la carcoma.
Seamos realistas todo lo material está llamado a pasar, a deteriorarse, a desaparecer. El que pone su corazón en los tesoros materiales está perdiendo el tiempo y, probablemente, se terminará quedando más sólo que la una.
Pero Jesús señala a otros tesoros en los que sí vale la pena poner el corazón. Jesús habla de los tesoros del cielo. Nosotros hoy con nuestro lenguaje hablaríamos del amor y el cariño, e la relación, de la fraternidad, de la justicia. Hablaríamos de abrir la mano para tender puentes, para encontrarse con el hermano. Ahí, con seguridad, encontraremos el verdadero tesoro: en la amistad, en el cariño, en el amor (¿les suena a algo aquello de que “Dios es amor”?). Esa luz ilumina la vida con tal fuerza que nos hace olvidar la oscuridad.
Para terminar y confirmar: ¿no han oído muchas veces decir a las personas que dedican su vida al servicio amoroso a los más pobres que se sienten felices y amados por ellos, que reciben mucho más de lo que dan? Es que en el amor todo lo que se da se recibe mil veces de vuelta. Con la ventaja de que ese tesoro no se lo comen ni las polillas ni las carcomas, ni el tiempo ni la enfermedad.
SANTORAL DE HOY VIERNES 22 JUNIO 2018
María Inés Teresa Arias, Beata
Memoria litúrgica, 22 de junio
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Nicetas de Remesiana, Santo
Obispo, Junio 22
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Albano de Inglaterra, Santo
Máritr, Junio 22
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Inocencio V (Pedro de Tarentasia), Beato
CLXXXV Papa, Junio 22
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Juan Fisher, Santo
Cardenal y Mártir, Junio 22
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Tomás Moro, Santo
Memoria Litúrgica, 22 de junio
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Paulino de Nola, Santo
Obispo, Junio 22
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