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miércoles, 6 de enero de 2016
LOS SANTOS DE HOY: MIÉRCOLES 6 DE ENERO DEL 2016
Rita Amada de Jesús (Rita López de Almeida), Beata
Fundadora, 6 de enero
|
Andrés (Alfredo) Bessette, Santo
Religioso, 6 de enero
|
Juan de Ribera, Santo
Obispo, 6 de enero
|
Carlos de Sezze, Santo
Religioso franciscano, 6 de enero
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Pedro Tomás, Santo
Obispo, 6 de enero
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Reyes Magos
Melchor, Gaspar y Baltasar, 6 de enero
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Rafaela María del Sagrado Corazón, Santa
Co-Fundadora, 6 de Enero
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Andrés Corsini, Santo
Obispo, 6 de enero
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Julián, Basilisa y compañeros, Santos
Mártires, 6 de enero
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Macario el Escocés, Beato
Abad, 6 de enero
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Epifanía del Señor
Fiesta, 6 de enero
|
LA EPIFANÍA DEL SEÑOR, DÍA DE REYES, 6 DE ENERO
Fiesta de la Epifanía o Día de Reyes
Los pastores y reyes del Oriente visitan a Jesús el Mesias, le llevan regalos y lo adoran con oro, incienso y mirra.
Por: Tere Vallés | Fuente: Catholic.net
Origen de la fiesta:
El 6 de enero se celebraba desde tiempos inmemoriales en Oriente, pero con un sentido pagano: En Egipto y Arabia, durante la noche del 5 al 6 de enero se recordaba el nacimiento del dios Aion. Creían que él se manifestaba especialmente al renacer el sol, en el solsticio de invierno que coincidía hacia el 6 de Enero. En esta misma fecha, se celebraban los prodigios del dios Dionisio en favor de sus devotos.
La fiesta de la Epifanía sustituyó a los cultos paganos de Oriente relacionados con el solsticio de invierno, celebrando ese día la manifestación de Jesús como Hijo de Dios a los sabios que vinieron de Oriente a adorarlo. La tradición pasó a Occidente a mediados del siglo IV, a través de lo que hoy es Francia.
La historia de los Reyes Magos se puede encontrar en Mateo 2, 1-12
“Después de haber nacido Jesús en Belén de Judea, en el tiempo del Rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén diciendo: ¿dónde está el que ha nacido, el Rey de los Judíos? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo.
Al oír esto, el Rey Herodes se puso muy preocupado; entonces llamó a unos señores que se llamaban Pontífices y Escribas (que eran los que conocían las escrituras) y les preguntó el lugar del nacimiento del Mesías, del Salvador que el pueblo judío esperaba hacia mucho tiempo.
Ellos contestaron: En Belén de Judá, pues así está escrito por el Profeta:
Y tú, Belén tierra de Judá
de ningún modo eres la menor
entre las principales ciudades de Judá
porque de ti saldrá un jefe
que será el pastor de mi pueblo Israel
Entonces Herodes, llamando aparte a los magos, los envió a la ciudad de Belén y les dijo: Vayan e infórmense muy bien sobre ese niño; y cuando lo encuentren, avísenme para que yo también vaya a adorarlo.
Los Reyes Magos se marcharon y la estrella que habían visto en el Oriente, iba delante de ellos hasta que fue a pararse sobre el lugar donde estaba el Niño. Al ver la estrella, sintieron una gran alegría.
Entraron en la casa y vieron al niño con María su madre. Se hincaron y lo adoraron. Abrieron sus tesoros y le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Luego, habiendo sido avisados en sueños que no volvieran a Herodes, (pues él quería buscar al Niño para matarlo), regresaron a su país por otro camino.”
Podemos aprovechar esta fiesta de la Iglesia para reflexionar en las enseñanzas que nos da este pasaje evangélico:
*Los magos representan a todos aquellos que buscan, sin cansarse, la luz de Dios, siguen sus señales y, cuando encuentran a Jesucristo, luz de los hombres, le ofrecen con alegría todo lo que tienen.
* La estrella anunció la venida de Jesús a todos los pueblos. Hoy en día, el Evangelio es lo que anuncia a todos los pueblos el mensaje de Jesús.
* Los Reyes Magos no eran judíos como José y María. Venían de otras tierras lejanas (de Oriente: Persia y Babilonia), siguiendo a la estrella que les llevaría a encontrar al Salvador del Mundo. Representan a todos los pueblos de la tierra que desde el paganismo han llegado al conocimiento del Evangelio.
* Los Reyes Magos dejaron su patria, casa, comodidades, familia, para adorar al Niño Dios. Perseveraron a pesar de las dificultades que se les presentaron. Era un camino largo, difícil, incómodo, cansado. El seguir a Dios implica sacrificio, pero cuando se trata de Dios cualquier esfuerzo y trabajo vale la pena.
* Los Reyes Magos tuvieron fe en Dios. Creyeron aunque no veían, aunque no entendían. Quizá ellos pensaban encontrar a Dios en un palacio, lleno de riquezas y no fue así, sino que lo encontraron en un pesebre y así lo adoraron y le entregaron sus regalos. Nos enseñan la importancia de estar siempre pendientes de los signos de Dios para reconocerlos.
Los Reyes Magos fueron generosos al ir a ver a Jesús, no llegaron con las manos vacías. Le llevaron:
oro: que se les da a los reyes, ya que Jesús ha venido de parte de Dios, como rey del mundo, para traer la justicia y la paz a todos los pueblos;
incienso: que se le da a Dios, ya que Jesús es el hijo de Dios hecho hombre;
mirra: que se untaba a los hombres escogidos, ya que adoraron a Jesús como Hombre entre los hombres.
Esto nos ayuda a reflexionar en la clase de regalos que nosotros le ofrecemos a Dios y a reconocer que lo importante no es el regalo en sí, sino el saber darse a los demás. En la vida debemos buscar a Dios sin cansarnos y ofrecerle con alegría todo lo que tenemos.
* Los Reyes Magos sintieron una gran alegría al ver al niño Jesús. Supieron valorar el gran amor de Dios por el hombre.
* Debemos ser estrella que conduzca a los demás hacia Dios.
Significado de la fiesta:
Antes de la llegada del Señor, los hombres vivían en tinieblas, sin esperanza. Pero el Señor ha venido, y es como si una gran luz hubiera amanecido sobre todos y la alegría y la paz, la felicidad y el amor hubieran iluminado todos los corazones. Jesús es la luz que ha venido a iluminar y transformar a todos los hombres.
Con la venida de Cristo se cumplieron las promesas hechas a Israel. En la Epifanía celebramos que Jesús vino a salvar no sólo a Israel sino a todos los pueblos.
Epifanía quiere decir "manifestación", iluminación. Celebramos la manifestación de Dios a todos los hombres del mundo, a todas las regiones de la tierra. Jesús ha venido para revelar el amor de Dios a todos los pueblos y ser luz de todas las naciones.
En la Epifanía celebramos el amor de Dios que se revela a todos los hombres. Dios quiere la felicidad del mundo entero. Él ama a cada uno de los hombres, y ha venido a salvar a todos los hombres, sin importar su nacionalidad, su color o su raza.
Es un día de alegría y agradecimiento porque al ver la luz del Evangelio, salimos al encuentro de Jesús, lo encontramos y le rendimos nuestra adoración como los magos.
Origen de la Rosca de Reyes
Después de que los Reyes adoraron a Jesús, un ángel les avisó que no regresaran donde Herodes y ellos regresaron por otro camino. Herodes al enterarse que había nacido el Rey que todos esperaban, tuvo miedo de perder su puesto y ordenó matar a todos los niños menores de dos años entre los cuales se encontraría dicho Rey.
La Sagrada Familia huyó a Egipto y el niño Dios se salvó, otras familias escondieron a los bebés en tinajas de harina y así no fueron vistios y salvaron sus vidas. Desde entonces, los judíos comían pan ázimo el 6 de enero en el que escondían un muñeco de barro recordando este acontecimiento.
Los primeros cristianos tomaron un poco de esta tradición y la mezclaron con la historia de la visita de los Reyes Magos para la celebración de la Epifanía: cambiaron el pan ázimo por pan de harina blanca y levadura, cocida en forma de Rosca, endulzándolo con miel y adornándolo con frutos del desierto, como higos, dátiles y algunas nueces.
Para los cristianos, la forma circular de la rosca simboliza el amor eterno de Dios, que no tiene principio ni fin. Los confites son las distracciones del mundo que nos impiden encontrar a Jesús.
El muñequito escondido dentro de la rosca, simboliza al Niño Jesús que los reyes no encontraban porque la estrella desaparecía.
Esta costumbre de los cristianos de Palestina llegó a Europa y posteriormente a América.
En México, el que encuentra el muñequito de la rosca se convierte en el centro de la fiesta: se le pone una corona hecha de cartón y cubierta de papel dorado y se le da el nombramiento de “padrino del Niño Jesús”.
El padrino deberá vestir con ropas nuevas a la imagen del niño Jesús del nacimiento y presentarlo en la Iglesia el día 2 de Febrero, día de la Candelaria. Después hará una fiesta con tamales y atole.
EL EVANGELIO DE HOY: MIÉRCOLES 6 DE ENERO DEL 2016 - LA EPIFANÍA DEL SEÑOR
Día litúrgico: La Epifanía del Señor
Texto del Evangelio (Mt 2,1-12): Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén, diciendo: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle». En oyéndolo, el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén. Convocó a todos los sumos sacerdotes y escribas del pueblo, y por ellos se estuvo informando del lugar donde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: «En Belén de Judea, porque así está escrito por medio del profeta: ‘Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo Israel’».
Entonces Herodes llamó aparte a los magos y por sus datos precisó el tiempo de la aparición de la estrella. Después, enviándolos a Belén, les dijo: «Id e indagad cuidadosamente sobre ese niño; y cuando le encontréis, comunicádmelo, para ir también yo a adorarle».
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el Niño. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa; vieron al Niño con María su madre y, postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra. Y, avisados en sueños que no volvieran donde Herodes, se retiraron a su país por otro camino.
«Entraron en la casa; vieron al Niño con María su madre y, postrándose, le adoraron»
Rev. D. Joaquim VILLANUEVA i Poll - (Barcelona, España)
Hoy, el profeta Isaías nos anima: «Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti» (Is 60,1). Esa luz que había visto el profeta es la estrella que ven los Magos en Oriente, con muchos otros hombres. Los Magos descubren su significado. Los demás la contemplan como algo que les parece admirable, pero que no les afecta. Y, así, no reaccionan. Los Magos se dan cuenta de que, con ella, Dios les envía un mensaje importante por el que vale la pena cargar con las molestias de dejar la comodidad de lo seguro, y arriesgarse a un viaje incierto: la esperanza de encontrar al Rey les lleva a seguir a esa estrella, que habían anunciado los profetas y esperado el pueblo de Israel durante siglos.
Llegan a Jerusalén, la capital de los judíos. Piensan que allí sabrán indicarles el lugar preciso donde ha nacido su Rey. Efectivamente, les dirán: «En Belén de Judea, porque así está escrito por medio del profeta» (Mt 2,5). La noticia de la llegada de los Magos y su pregunta se propagaría por toda Jerusalén en poco tiempo: Jerusalén era entonces una ciudad pequeña, y la presencia de los Magos con su séquito debió ser notada por todos sus habitantes, pues «el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén» (Mt 2,3), nos dice el Evangelio.
Jesucristo se cruza en la vida de muchas personas, a quienes no interesa. Un pequeño esfuerzo habría cambiado sus vidas, habrían encontrado al Rey del Gozo y de la Paz. Esto requiere la buena voluntad de buscarle, de movernos, de preguntar sin desanimarnos, como los Magos, de salir de nuestra poltronería, de nuestra rutina, de apreciar el inmenso valor de encontrar a Cristo. Si no le encontramos, no hemos encontrado nada en la vida, porque sólo Él es el Salvador: encontrar a Jesús es encontrar el Camino que nos lleva a conocer la Verdad que nos da la Vida. Y, sin Él, nada de nada vale la pena.
Evangeli.net
martes, 5 de enero de 2016
LOS SANTOS DE HOY: MARTES 5 DE ENERO DEL 2016
Rogerio de Todi, Beato
Presbítero Franciscano, 5 de enero
|
Sinclética, Santa
Virgen, 5 de enero
|
Pedro Bonilli, Beato
Sacerdote y Fundador, 5 de enero
|
María Repetto, Beata
Religiosa, 5 de enero
|
Marcelina Darowska, Beata
Fundadora, 5 de enero
|
Carlos de San Andrés (Juan Andrés Houben), Santo
Pasionista, 5 de enero
|
Genoveva Torres Morales, Santa
Fundadora, 5 de enero
|
Juan Nepomuceno Neumann, Santo
Obispo y fundador, 5 de enero.
|
Deogratias, Santo
Obispo, 5 de Enero
|
SAN EDUARDO III, EL CONFESOR, LAICO, 5 DE ENERO
Eduardo III el Confesor, Santo
Eduardo III el Confesor, Santo
Laico, 5 de enero
Por: P. Angel Amo | Fuente: Catholic.net
Rey
Martirologio Romano: En Londres, en Inglaterra, san Eduardo, apellidado el Confesor, que, siendo rey de los ingleses, fue muy amado por su eximia caridad, y trabajó incansablemente por mantener la paz en sus estados y la comunión con la Sede Romana (1066).
Etimología: Eduardo = Aquel que es un guardián glorioso
Eduardo, nieto de San Eduardo llamado el Mártir, nació en 1004 en Islip, cerca de Oxford. Su padre era el rey Etelredo II, llamado el Desaconsejado. Siendo todavía niño, tuvo que emprender el camino del destierro y vivió del 1014 al 1041 en Normandía con unos familiares de su madre.
Se dice que hizo el voto de ir en peregrinación a Roma si la Divina Providencia lo llevaba de nuevo a su patria. Cuando esto sucedió, Eduardo quería cumplir fielmente el voto, pero el Papa lo dispensó. El dinero que iba a gastar en el viaje lo dio a los pobres y otra parte del mismo lo dedicó a la restauración del monasterio al oeste de Londres (west minster, hoy Westminster).
A pesar de los fracasos políticos de su gobierno, Eduardo rey de Inglaterra del 1043 al 1066, dejó un vivísimo recuerdo en su pueblo. Las razones de esta veneración, que continuó con los siglos, hay que buscarlas no sólo en algunas medidas sabias administrativas, como la abolición de un pesado impuesto militar que agobiaba a toda la nación, sino sobre todo en su temperamento suave y generoso (jamás un desacato o una palabra de reproche o un gesto de ira ni siquiera con los súbditos más humildes) y en su vida privada.
Un año después de su coronación se había casado con la cultísima Edith Godwin, hija de su más terrible adversario del barón Godwin de Wessex.
Había sido una hábil jugada política de su suegro, pues tenía la esperanza de que Eduardo, a quien ya llamaban “el Confesor”, le confiaría la administración del gobierno para dedicarse con más libertad a sus oraciones y a la meditación
El plan, demasiado sutil, sólo tuvo éxito en parte, porque hacia 1051 el barón fue desterrado y la reina fue encerrada en un convento. Pero sólo fue un paréntesis, porque el acuerdo entre Eduardo y la reina era muy profundo, hasta el punto que, según los biógrafos, los dos habían hecho de común acuerdo voto de virginidad.
La solemne inauguración del famoso coro del Monasterio de Westminster, que él mismo había financiado, tuvo lugar el 28 de diciembre de 1065. Pero el rey ya estaba gravemente enfermo.
Murió el 5 de enero de 1066 y fue enterrado en la Iglesia de la abadía recientemente restaurada. Pronto hubo muchas peregrinaciones a su tumba. En el reconocimiento de 1102 encontraron su cuerpo incorrupto y el 17 de febrero de l161 el Papa Alejandro III lo incluyó en la lista de los santos. El día de su fiesta coincide con la fecha en que Santo Tomás Bechet trasladó solemnemente sus reliquias al coro de la misma Iglesia.
Hoy, a la distancia de casi diez siglos, aún Inglaterra llama a su Corona "de San Eduardo".
No lo tuvo fácil ¿verdad? Recuerdo ahora ese maravilloso refrán castellano que dice: "Todos los días son buenos para alabar a Dios".
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