martes, 4 de julio de 2017

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 4 DE JULIO DEL 2017


Incluso en la tormenta
Santo Evangelio según San Mateo 8,23-27. XIII Martes de Tiempo Ordinario.


Por: H. Javier Castellanos LC | Fuente: www.missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
"El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar?


Aunque acampe contra mí un ejército, mi corazón no temerá;
Aunque estalle una guerra contra mí, no perderé la confianza.
¡Escucha, Señor, yo te invoco en alta voz, apiádate de mí y respóndeme!" (Salmo 27)
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 8,23-27
En aquel tiempo, Jesús subió a una barca junto con sus discípulos. De pronto se levantó en el mar una tempestad tan fuerte, que las olas cubrían la barca; pero él estaba dormido. Los discípulos lo despertaron, diciéndole: "Señor, ¡sálvanos, que perecemos!".
Él les respondió: "¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?". Entonces se levantó, dio una orden terminante a los vientos y al mar, y sobrevino una gran calma. Y aquellos hombres, maravillados, decían: "¿Quién es éste, a quien hasta los vientos y el mar obedecen?".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Parece que el Señor duerme cuando más lo necesitamos. Buscamos hacer el bien que podemos cada día, dar testimonio de nuestra fe, realizar alguna actividad de apostolado o servicio a los necesitados. Pero muchas veces nos encontramos en el camino sólo con vientos contrarios. Y en más de alguna ocasión la tormenta se ha levantado en torno a nuestra barca…
Pero Él está ahí. Aunque todo esté oscuro, Cristo nunca abandona. Aunque todo se agite y parezca que no hay ningún punto seguro, Él permanece para siempre. Incluso en la tormenta. Él no ha dejado al paralítico por el suelo. Él no abandonó a los leprosos fuera de la ciudad. Él mismo no permitirá que nos ahoguemos en este mar.Cristo es nuestro apoyo y nuestra seguridad.
Es normal tener miedo en la tormenta. Cristo no nos pide ser insensibles, pero sí pide que nuestra fe sea más grande que el temor. Nos pide confiar en Él, pues su presencia nos basta en la dificultad. Confiar en Él significa luchar incluso en las tormentas… Confiar en Él significa mantener viva la esperanza: seguir remando, sujetar bien fuerte el timón hacia la otra orilla. Porque Él, tarde o temprano, despertará; y entonces llegará una gran calma.
"Sabemos quién es Jesús, pero quizá no lo hemos encontrado personalmente, hablando con Él, y no lo hemos reconocido todavía como nuestro Salvador. Este tiempo es una buena ocasión para acercarse a Él, encontrarlo en la oración en un diálogo de corazón a corazón, hablar con Él, escucharle; es una buena ocasión para ver su rostro también en el rostro de un hermano y de una hermana que sufre."
(Cfr S.S. Francisco, 19 de marzo de 2017).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy mantendré una actitud de optimismo y esperanza, sobre todo ante las situaciones difíciles que se me presenten.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

lunes, 3 de julio de 2017

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 3 DE JULIO DEL 2017


Reconocer y llorar las propias debilidades
Santo Evangelio según San Juan 20,24-29. Festividad de Santo Tomás Apóstol.


Por: H. Luis Alberto de Ávila, L.C. | Fuente: www.missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Me pongo en tu presencia, Señor Jesús. Quiero escuchar aquello que quieres comunicarme en este momento de oración. Abre mi mente a tu voz. Permíteme dejar a un lado todo aquello que no seas Tú.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Juan 20,24-29
Tomás, uno de los Doce, a quien llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando vino Jesús, y los otros discípulos le decían: "Hemos visto al Señor". Pero él les contestó: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos y si no meto mi dedo en los agujeros de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré".
Ocho días después, estaban reunidos los discípulos a puerta cerrada y Tomás estaba con ellos. Jesús se presentó de nuevo en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes".
Luego le dijo a Tomás: "Aquí están mis manos; acerca tu dedo. Trae acá tu mano; métela en mi costado y no sigas dudando, sino cree". Tomás le respondió: "¡Señor mío y Dios mío!". Jesús añadió: "Tú crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haber visto".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Tomás, al igual que el resto de los doce, esperaban un Mesías terrenal, un rey que lograría unir al pueblo para restablecer el poderío Israel.
Sin embargo, el plan de Dios era más grande. Jesús enseñó que su reino comienza aquí en la tierra como un reino espiritual que cada quien debe conquistar por medio de la fe y la gracia de Dios. Será después de esta vida que se nos entregará en plenitud.
Tomás hoy se nos presenta como modelo de quien da el paso al nuevo reino. Si bien se había resistido en creer en el testimonio de los demás, ahora Jesús le ofrece su costado para que, introduciendo su mano, supere su incredulidad y haga una experiencia personal de Cristo Resucitado.
Cuántas veces nosotros, al igual que Tomás, nos resistimos a creer porque tenemos la idea de un reino hecho a nuestra medida. Jesús, que es manso y humilde de corazón, sale a encontrarnos para abrirnos los ojos de la fe y purificar nuestra limitada visión de las cosas.
"En su duda y su afán de entender —y también un poco terco—, este discípulo se nos asemeja un poco, y hasta nos resulta simpático. Sin saberlo, nos hace un gran regalo: nos acerca a Dios, porque Dios no se oculta a quien lo busca. Jesús le mostró sus llagas gloriosas, le hizo tocar con la mano la ternura infinita de Dios, los signos vivos de lo que ha sufrido por amor a los hombres. Para nosotros, los discípulos, es muy importante poner la humanidad en contacto con la carne del Señor, es decir, llevarle a él, con confianza y total sinceridad, hasta el fondo, lo que somos. Jesús, como dijo a santa Faustina, se alegra de que hablemos de todo, no se cansa de nuestras vidas, que ya conoce; espera que la compartamos, incluso que le contemos cada día lo que nos ha pasado."
(Homilía de S.S. Francisco, 30 de julio de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Pensar que Cristo está conmigo aun en las cosas contradictorias y difíciles que se me presenten el día de hoy.

Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

ORACIÓN A SANTO TOMÁS APÓSTOL


Oración a Santo Tomás Apóstol

Dios todopoderoso, concédenos celebrar
con alegría la fiesta de tu apóstol santo Tomás;
que él nos ayude con su protección,
para que tengamos en nosotros vida abundante
por la fe en Jesucristo, tu Hijo, a quien tu apóstol
reconoció como su Señor y su Dios, exclamando:
¡"Señor mío y Dios mío"!.

Que vive y reina contigo,
por los siglos de los siglos.

Amén.

SANTO TOMÁS APÓSTOL, 3 DE JULIO



Santo Tomás Apóstol
3 de julio


Santo Tomás Apóstol era judío, pescador de oficio. Tuvo la bendición de seguir a Cristo, quien lo hizo apóstol el año 31.

Se le conoce a Santo Tomás por su incredulidad después de la muerte del Señor. Jesús se apareció a los discípulos el día de la resurrección para convencerlos de que había resucitado realmente.

Tomás, que estaba ausente, se negó a creer en la resurección de Jesús: "Si no veo en sus manos la huella de los clavos y pongo el dedo en los agujeros de los clavos y si no meto la mano en su costado, no creeré". Ocho días más tarde, cuando Jesús se encontraba con los discípulos, se dirigió a Tomás y le dijo: "Pon aquí tu dedo y mira mis manos: dame tu mano y ponla en mi costado. Y no seas incrédulo, sino creyente." Tomás cayó de rodillas y exclamó: "Señor mío y Dios mío!" Jesús replicó: "Has creido, Tomás, porque me has visto. Bienaventurados quienes han creído sin haber visto."

El Martirologio Romano, que combina varias leyendas, afirma que Santo Tomás predicó el Evangelio a los partos, medos, persas e hircanios, y que después pasó a la India y fue martirizado en "Calamina". Conmemora el 3 de julio la traslación de las reliquias de Santo Tomás a Edesa. En el Malabar y en todas las iglesias sirias dicha fecha es la de la fiesta principal, pues el martirio tuvo lugar el 3 de julio del año 72.

LOS SANTOS DE HOY LUNES 3 DE JULIO DEL 2017

Bárbara Jeong Sun-mae, BeataBárbara Jeong Sun-mae, Beata
Mártir Laica, 3 de julio
Felipe Phan Van Minh, SantoFelipe Phan Van Minh, Santo
Presbítero y Mártir, 3 de julio
Germán de Man, SantoGermán de Man, Santo
Obispo, 3 de julio
Anatolio de Laodicea, SantoAnatolio de Laodicea, Santo
Obispo, 3 de julio
María Ana Mogas Fontcuberta, BeataMaría Ana Mogas Fontcuberta, Beata
Fundadora, 3 de julio
León II, SantoLeón II, Santo
LXXX Papa, 3 de julio
Guntier de Bretaña, SantoGuntier de Bretaña, Santo
Ermitaño, 3 de julio
Heliodoro de Altino, SantoHeliodoro de Altino, Santo
Obispo, 3 de julio
Tomás, SantoTomás, Santo
Apóstol, 3 de julio

NOVENA A SAN BENITO ABAD, DEL 2 AL 10 DE JULIO


Novena a San Benito, Patrón de Europa
2 al 10 de julio 


 (ACI).- Cercanos a la fiesta San Benito Abad que se celebra cada 11 de julio, ACI Prensa ofrece una novena de preparación en honor al Patrón de Europa y Patriarca de los monjes occidentales.

Por su legado e influencia este santo es uno de los más venerados de toda la cristiandad. Su amor y fuerza los encontró en Cristo crucificado y, como exorcista, sometió a los espíritus malignos con la famosa “cruz de San Benito”.



Primer Día de la Novena a San Benito


Oración preparatoria para todos los días

Te saludamos con filial afecto, oh glorioso Padre San Benito, obrador de maravillas, cooperador de Cristo en la obra de salvación de las almas. ¡Oh Patriarca de los monjes! Mira desde el cielo la viña que plantó tu mano. Multiplica el número de tus hijos, y santifícalos. Protege de un modo especial a cuantos nos ponemos con filial cariño bajo tu amparo y filial protección. Ruega por los enfermos, por los tentados, por los afligidos, por los pobres, y por nosotros que te somos devotos. Alcánzanos a todos una muerte tranquila y santa como la tuya. Aparta de nosotros en aquella hora suprema las asechanzas del enemigo, y aliéntanos con tu dulce presencia. Ahora consíguenos la gracia especial que te pedimos en esta novena...

Primer día de la Novena a San Benito

¡Oh glorioso San Benito, que desde tu infancia reconociste la vanidad del mundo y únicamente deseaste los bienes eternos! Alcánzanos un vivo deseo del cielo y que recordemos frecuentemente a Dios, nuestro último fin, y hacia Él ordenemos toda nuestra vida para que en todo Él sea glorificado.

San Benito, ruega por nosotros. Tres Avemarías. Concluir con la oración final.

Oración final para todos los días

¡Oh glorioso San Benito, que desde el cielo eres padre piadoso para nosotros tus devotos! Tu gran poder ante Dios se reconoce hoy, más que nunca, gracias a la medalla que viene honrada con tu nombre, por la multitud de prodigios y favores que por su medio Dios nos ofrece. Ruega por todos los que acudimos a ti. Alcánzanos del Señor, todas la gracias que nos son necesarias durante esta vida y especialmente la gracia por la cual hacemos esta novena. San Benito, ruega por nosotros.

Concluir con un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.



Segundo Día de la Novena a San Benito

Oración preparatoria para todos los días

Te saludamos con filial afecto, oh glorioso Padre San Benito, obrador de maravillas, cooperador de Cristo en la obra de salvación de las almas. ¡Oh Patriarca de los monjes! Mira desde el cielo la viña que plantó tu mano. Multiplica el número de tus hijos, y santifícalos. Protege de un modo especial a cuantos nos ponemos con filial cariño bajo tu amparo y filial protección. Ruega por los enfermos, por los tentados, por los afligidos, por los pobres, y por nosotros que te somos devotos. Alcánzanos a todos una muerte tranquila y santa como la tuya. Aparta de nosotros en aquella hora suprema las asechanzas del enemigo, y aliéntanos con tu dulce presencia. Ahora consíguenos la gracia especial que te pedimos en esta novena...

Segundo día de la Novena a San Benito

¡Oh glorioso San Benito, humilde de corazón, que supiste desdeñar las alabanzas de los hombres! Alcánzanos la humildad, tú que amaste a Dios sobre todas las cosas y le entregaste sin reservas tu corazón, consíguenos también el amor de Dios. San Benito, ruega por nosotros. Tres Avemarías. Concluir con la oración final.

Oración final para todos los días

¡Oh glorioso San Benito, que desde el cielo eres padre piadoso para nosotros tus devotos! Tu gran poder ante Dios se reconoce hoy, más que nunca, gracias a la medalla que viene honrada con tu nombre, por la multitud de prodigios y favores que por su medio Dios nos ofrece. Ruega por todos los que acudimos a ti. Alcánzanos del Señor, todas la gracias que nos son necesarias durante esta vida y especialmente la gracia por la cual hacemos esta novena. San Benito, ruega por nosotros.

Concluir con un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.



Tercer Día de la Novena a San Benito

Oración preparatoria para todos los días

Te saludamos con filial afecto, oh glorioso Padre San Benito, obrador de maravillas, cooperador de Cristo en la obra de salvación de las almas. ¡Oh Patriarca de los monjes! Mira desde el cielo la viña que plantó tu mano. Multiplica el número de tus hijos, y santifícalos. Protege de un modo especial a cuantos nos ponemos con filial cariño bajo tu amparo y filial protección. Ruega por los enfermos, por los tentados, por los afligidos, por los pobres, y por nosotros que te somos devotos. Alcánzanos a todos una muerte tranquila y santa como la tuya. Aparta de nosotros en aquella hora suprema las asechanzas del enemigo, y aliéntanos con tu dulce presencia. Ahora consíguenos la gracia especial que te pedimos en esta novena...

Tercer día de la Novena a San Benito

¡Oh glorioso San Benito, que consagraste tus labios a la oración y cantaste noche y día las alabanzas divinas! Alcánzanos el espíritu de oración. Tú, que cual lirio entre espinas, guardaste una castidad angelical por medio de la humildad, de la vigilancia continua, de la oración y de la mortificación de los sentidos, consíguenos el don de la pureza.San Benito, ruega por nosotros. Tres Avemarías. Concluir con la oración final.

Oración final para todos los días

¡Oh glorioso San Benito, que desde el cielo eres padre piadoso para nosotros tus devotos! Tu gran poder ante Dios se reconoce hoy, más que nunca, gracias a la medalla que viene honrada con tu nombre, por la multitud de prodigios y favores que por su medio Dios nos ofrece. Ruega por todos los que acudimos a ti. Alcánzanos del Señor, todas la gracias que nos son necesarias durante esta vida y especialmente la gracia por la cual hacemos esta novena. San Benito, ruega por nosotros.

Concluir con un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.



Cuarto Día de la Novena a San Benito

Oración preparatoria para todos los días

Te saludamos con filial afecto, oh glorioso Padre San Benito, obrador de maravillas, cooperador de Cristo en la obra de salvación de las almas. ¡Oh Patriarca de los monjes! Mira desde el cielo la viña que plantó tu mano. Multiplica el número de tus hijos, y santifícalos. Protege de un modo especial a cuantos nos ponemos con filial cariño bajo tu amparo y filial protección. Ruega por los enfermos, por los tentados, por los afligidos, por los pobres, y por nosotros que te somos devotos. Alcánzanos a todos una muerte tranquila y santa como la tuya. Aparta de nosotros en aquella hora suprema las asechanzas del enemigo, y aliéntanos con tu dulce presencia. Ahora consíguenos la gracia especial que te pedimos en esta novena...

Cuarto día de la Novena a San Benito

¡Oh glorioso San Benito que venciste al demonio y triunfaste de sus engaños! Alcánzanos la gracia de resistir sus sugestiones y de huir de toda ocasión de pecado. Tú que enseñando una vida austera, de renuncia y trabajo, aborreciste la ociosidad, inspíranos amor al trabajo y a la abnegación de nosotros mismo para seguir a Cristo. San Benito, ruega por nosotros. Tres Avemarías. Concluir con la oración final.

Oración final para todos los días

¡Oh glorioso San Benito, que desde el cielo eres padre piadoso para nosotros tus devotos! Tu gran poder ante Dios se reconoce hoy, más que nunca, gracias a la medalla que viene honrada con tu nombre, por la multitud de prodigios y favores que por su medio Dios nos ofrece. Ruega por todos los que acudimos a ti. Alcánzanos del Señor, todas la gracias que nos son necesarias durante esta vida y especialmente la gracia por la cual hacemos esta novena. San Benito, ruega por nosotros.

Concluir con un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.



Quinto Día de la Novena a San Benito

Oración preparatoria para todos los días

Te saludamos con filial afecto, oh glorioso Padre San Benito, obrador de maravillas, cooperador de Cristo en la obra de salvación de las almas. ¡Oh Patriarca de los monjes! Mira desde el cielo la viña que plantó tu mano. Multiplica el número de tus hijos, y santifícalos. Protege de un modo especial a cuantos nos ponemos con filial cariño bajo tu amparo y filial protección. Ruega por los enfermos, por los tentados, por los afligidos, por los pobres, y por nosotros que te somos devotos. Alcánzanos a todos una muerte tranquila y santa como la tuya. Aparta de nosotros en aquella hora suprema las asechanzas del enemigo, y aliéntanos con tu dulce presencia. Ahora consíguenos la gracia especial que te pedimos en esta novena...

Quinto día de la Novena a San Benito

¡Oh glorioso San Benito, que amaste el silencio, y no abriste la boca jamás a palabras ligeras e impuras, a quejas, murmuraciones, y a juicios contra el amor al prójimo! Alcánzanos la gracia de no decir jamás palabras impuras y contra la caridad, a perdonar y guardar nuestra lengua de todo pecado. San Benito, ruega por nosotros. Tres Avemarías. Concluir con la oración final.

Oración final para todos los días

¡Oh glorioso San Benito, que desde el cielo eres padre piadoso para nosotros tus devotos! Tu gran poder ante Dios se reconoce hoy, más que nunca, gracias a la medalla que viene honrada con tu nombre, por la multitud de prodigios y favores que por su medio Dios nos ofrece. Ruega por todos los que acudimos a ti. Alcánzanos del Señor, todas la gracias que nos son necesarias durante esta vida y especialmente la gracia por la cual hacemos esta novena. San Benito, ruega por nosotros.

Concluir con un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.




Sexto Día de la Novena a San Benito


Oración preparatoria para todos los días

Te saludamos con filial afecto, oh glorioso Padre San Benito, obrador de maravillas, cooperador de Cristo en la obra de salvación de las almas. ¡Oh Patriarca de los monjes! Mira desde el cielo la viña que plantó tu mano. Multiplica el número de tus hijos, y santifícalos. Protege de un modo especial a cuantos nos ponemos con filial cariño bajo tu amparo y filial protección. Ruega por los enfermos, por los tentados, por los afligidos, por los pobres, y por nosotros que te somos devotos. Alcánzanos a todos una muerte tranquila y santa como la tuya. Aparta de nosotros en aquella hora suprema las asechanzas del enemigo, y aliéntanos con tu dulce presencia. Ahora consíguenos la gracia especial que te pedimos en esta novena...

Sexto día de la Novena a San Benito

¡Oh glorioso San Benito, que fuiste blanco de persecuciones y guardaste la paz de tu alma por medio de la dulzura de la paciencia! Alcánzanos el don de la paciencia y la gracia de perdonar las ofensas, tú que perdonaste a los que atentaron contra tu vida y te expulsaron de tu país, y que misericordiosamente pediste al Señor les perdonara, llorando su ceguera y terrible fin. San Benito, ruega por nosotros. Tres Avemarías. Concluir con la oración final.

Oración final para todos los días

¡Oh glorioso San Benito, que desde el cielo eres padre piadoso para nosotros tus devotos! Tu gran poder ante Dios se reconoce hoy, más que nunca, gracias a la medalla que viene honrada con tu nombre, por la multitud de prodigios y favores que por su medio Dios nos ofrece. Ruega por todos los que acudimos a ti. Alcánzanos del Señor, todas la gracias que nos son necesarias durante esta vida y especialmente la gracia por la cual hacemos esta novena. San Benito, ruega por nosotros.

Concluir con un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.



Séptimo Día de la Novena a San Benito

Oración preparatoria para todos los días

Te saludamos con filial afecto, oh glorioso Padre San Benito, obrador de maravillas, cooperador de Cristo en la obra de salvación de las almas. ¡Oh Patriarca de los monjes! Mira desde el cielo la viña que plantó tu mano. Multiplica el número de tus hijos, y santifícalos. Protege de un modo especial a cuantos nos ponemos con filial cariño bajo tu amparo y filial protección. Ruega por los enfermos, por los tentados, por los afligidos, por los pobres, y por nosotros que te somos devotos. Alcánzanos a todos una muerte tranquila y santa como la tuya. Aparta de nosotros en aquella hora suprema las asechanzas del enemigo, y aliéntanos con tu dulce presencia. Ahora consíguenos la gracia especial que te pedimos en esta novena...

Séptimo día de la Novena a San Benito

¡Oh glorioso San Benito, que animado por un ardiente celo para asistir al prójimo en sus necesidades, instruiste a los ignorantes, socorriste a los pobres, curaste a los enfermos, resucitaste a los muertos, libraste a los cautivos del demonio y de sus pasiones, consolaste a los afligidos y convertiste a los pecadores! Consíguenos la gracia de amar al prójimo y de hacer con él las obras de misericordia. San Benito, ruega por nosotros. Tres Avemarías. Concluir con la oración final.

Oración final para todos los días

¡Oh glorioso San Benito, que desde el cielo eres padre piadoso para nosotros tus devotos! Tu gran poder ante Dios se reconoce hoy, más que nunca, gracias a la medalla que viene honrada con tu nombre, por la multitud de prodigios y favores que por su medio Dios nos ofrece. Ruega por todos los que acudimos a ti. Alcánzanos del Señor, todas la gracias que nos son necesarias durante esta vida y especialmente la gracia por la cual hacemos esta novena. San Benito, ruega por nosotros.

Concluir con un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.




Octavo Día de la Novena a San Benito


Oración preparatoria para todos los días

Te saludamos con filial afecto, oh glorioso Padre San Benito, obrador de maravillas, cooperador de Cristo en la obra de salvación de las almas. ¡Oh Patriarca de los monjes! Mira desde el cielo la viña que plantó tu mano. Multiplica el número de tus hijos, y santifícalos. Protege de un modo especial a cuantos nos ponemos con filial cariño bajo tu amparo y filial protección. Ruega por los enfermos, por los tentados, por los afligidos, por los pobres, y por nosotros que te somos devotos. Alcánzanos a todos una muerte tranquila y santa como la tuya. Aparta de nosotros en aquella hora suprema las asechanzas del enemigo, y aliéntanos con tu dulce presencia. Ahora consíguenos la gracia especial que te pedimos en esta novena...

Octavo día de la Novena a San Benito

¡Oh glorioso San Benito, que inundaste de consuelo el corazón de tu hermana Santa Escolástica, llenándolo del amor de Dios y de las bienaventuranzas del cielo! Concédenos la gracia de santificar nuestros afectos más queridos. San Benito, ruega por nosotros. Tres Avemarías. Concluir con la oración final.

Oración final para todos los días

¡Oh glorioso San Benito, que desde el cielo eres padre piadoso para nosotros tus devotos! Tu gran poder ante Dios se reconoce hoy, más que nunca, gracias a la medalla que viene honrada con tu nombre, por la multitud de prodigios y favores que por su medio Dios nos ofrece. Ruega por todos los que acudimos a ti. Alcánzanos del Señor, todas la gracias que nos son necesarias durante esta vida y especialmente la gracia por la cual hacemos esta novena. San Benito, ruega por nosotros.

Concluir con un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.



Noveno Día de la Novena a San Benito


Oración preparatoria para todos los días

Te saludamos con filial afecto, oh glorioso Padre San Benito, obrador de maravillas, cooperador de Cristo en la obra de salvación de las almas. ¡Oh Patriarca de los monjes! Mira desde el cielo la viña que plantó tu mano. Multiplica el número de tus hijos, y santifícalos. Protege de un modo especial a cuantos nos ponemos con filial cariño bajo tu amparo y filial protección. Ruega por los enfermos, por los tentados, por los afligidos, por los pobres, y por nosotros que te somos devotos. Alcánzanos a todos una muerte tranquila y santa como la tuya. Aparta de nosotros en aquella hora suprema las asechanzas del enemigo, y aliéntanos con tu dulce presencia. Ahora consíguenos la gracia especial que te pedimos en esta novena...

Noveno día de la Novena a San Benito

¡Oh glorioso San Benito, cuya alma en tu dichosa muerte, fue elevada al cielo en medio de ángeles y santos, siendo consolados tus discípulos por la revelación de tu gloria! Concédenos del Señor, la gracia de la perseverancia final, de una buena muerte y de tu asistencia e intercesión en nuestro último día. San Benito, ruega por nosotros. Tres Avemarías. Concluir con la oración final.

Oración final para todos los días

¡Oh glorioso San Benito, que desde el cielo eres padre piadoso para nosotros tus devotos! Tu gran poder ante Dios se reconoce hoy, más que nunca, gracias a la medalla que viene honrada con tu nombre, por la multitud de prodigios y favores que por su medio Dios nos ofrece. Ruega por todos los que acudimos a ti. Alcánzanos del Señor, todas la gracias que nos son necesarias durante esta vida y especialmente la gracia por la cual hacemos esta novena. San Benito, ruega por nosotros.

Concluir con un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.


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