miércoles, 22 de abril de 2020

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 22 ABRIL


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
22 abril



La fe tiene una doble dimensión: histórica y existencial. Histórica, pues se basa en un hecho, un acontecimiento; la vida de Jesús, su presencia en la historia del hombre; la encarnación de Dios no es un mito, una expresión imaginada del deseo de infinito del hombre; es un hecho: La Palabra se hombre y habitó entre nosotros (Jn 1, 14).

Existencial, pues da un sentido a la vida y la compromete con Cristo; vivir la fe es vivir inmersos en la realidad humana.


P. Alfonso Milagro

PAPA FRANCISCO: EL PECADO NOS CIEGA, NOS CONVIERTE EN MURCIÉLAGOS HUMANOS


Papa Francisco: “El pecado nos ciega, nos convierte en murciélagos humanos”
POR MIGUEL PÉREZ PICHEL | ACI Prensa
 Foto: Vatican Media




El Papa Francisco lamentó que hay personas que prefieren las tinieblas a la luz, personas cegadas por el pecado, porque el pecado ciega, y convierte a los hombres en “murciélagos humanos que sólo saben moverse en la noche”.

Así se expresó el Pontífice durante la Misa celebrada este miércoles 22 de abril en la Casa Santa Marta.

En la homilía, el Santo Padre señaló que “también nosotros cuando estamos en pecado nos encontramos en este estado. No toleramos la luz. Es más cómodo para nosotros vivir en las tinieblas. La luz nos abofetea, nos hace ver aquello que no queremos ver”.

Pero lo peor “es que los ojos del alma, de tanto mirar en las tinieblas, se habitúan, hasta el punto de que terminan por ignorar qué es la luz. Pierden el sentido de la luz, porque me acostumbro más a las tinieblas”.

El amor de Dios en el crucifijo

A partir del fragmento del Evangelio de San Juan de este miércoles, que el Papa definió como “un verdadero tratado de Teología” y en el que se narra el diálogo entre Jesús y Nicodemo, Francisco reflexionó sobre dos puntos: el amor de Dios en Cristo crucificado, y la luz frente a las tinieblas.

Sobre el primer punto, el Pontífice recordó que “Dios nos ama, y nos ama con locura. El amor de Dios parece una locura. ‘Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo unigénito’. Dio a su hijo, entregó a su hijo y lo envió para morir en la Cruz”.


“Cada vez que miramos al crucifijo, encontramos este amor. El crucifijo es, precisamente, el gran libro del amor de Dios. No es un objeto de colocar aquí, colocar allá, más antiguo, más moderno… Es precisamente la expresión del amor de Dios”.

Subrayó que “Dios nos ha amado así: Ha enviado a su hijo, se ha entregado hasta la muerte de Cruz por amor. Dios amó tanto al mundo hasta dar a su hijo”.

“Cuántos cristianos pasan el tiempo mirando el Crucifijo y allí lo encuentran todo. Porque han comprendido, el Espíritu Santo les ha hecho entender que allí está toda la ciencia, todo el amor de Dios, toda la sabiduría cristiana”.

Señaló que “Pablo habla de esto explicando que todos los razonamientos que hacen los humanos sirven hasta cierto punto, pero el verdadero razonamiento, el modo de pensar más bello, y que más explica todo, es la Cruz de Cristo, es Cristo crucificado, que es escándalo y locura, pero que es el camino”.

Luz frente a tinieblas

El segundo punto se refiere al versículo que dice que “la luz vino al mundo, pero los hombres amaron más las tinieblas que la luz porque sus obras eran malvadas”.

“Muchos escándalos humanos, tanta corrupción se deben” a que hay personas que, cegadas por el pecado, prefieren las tinieblas a la luz, sólo pueden vivir en tinieblas, como murciélagos, porque la luz los ciega. Se han acostumbrado a vivir en la oscuridad y ya no pueden vivir en la luz.

“Los corruptos no saben qué es la luz, no la conocen. También nosotros cuando estamos en estado de pecado, alejados del Señor, estamos ciegos. Nos sentimos mejor en las tinieblas y nos movemos sin ver, como los ciegos, moviéndonos cómo podamos”.

El Papa Francisco finalizó la homilía invitando a dejar “que el amor de Dios que envió Jesús para salvarnos, entre en nosotros. Y la luz que trae Jesús, la luz del Espíritu, entre en nosotros y nos ayude a ver las cosas con la luz de Dios, con la luz verdadera, y no con las tinieblas que nos da el señor de las tinieblas”.

Evangelio comentado por el Papa Francisco:

Juan 3:16-21

16 Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.

17 Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.

18 El que creee en él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios.

19 Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.

20 Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras.

21 Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios.»

HOY SE CELEBRA A SANTA MARÍA VIRGEN, MADRE DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS


Hoy se celebra a Santa María Virgen, Madre de la Compañía de Jesús
Redacción ACI Prensa





Desde el 22 de abril de 1541 se celebra cada año la fiesta de la Madre de la Compañía de Jesús, día en que los primeros jesuitas hicieron los votos solemnes ante la imagen de Santa María Virgen en la basílica romana de San Pablo de Extramuros.

San Ignacio narró toda la experiencia: “Cuando llegamos a San Pablo los seis nos confesamos, unos a otros. Se decidió que Íñigo dijese misa en la iglesia, y que los otros recibiesen el Santísimo Sacramento de sus manos, haciendo sus votos de la siguiente forma: Ignacio diciendo misa y justo antes de la comunión, sosteniendo un papel con la fórmula de los votos, se volvió hacia sus compañeros que estaban arrodillados, y pronunció las palabras de los votos”.


“Después de decirlas, comulgó recibiendo el Cuerpo de Cristo. Cuando terminó de consumir colocó las cinco hostias consagradas en la patena y se volvió hacia sus compañeros. Cada uno tomó el texto de los votos en su mano y dijo en voz alta las palabras. Cuando el primero terminó, recibió el Cuerpo de Cristo. Luego, por turnos, los demás hicieron lo mismo. La misa tuvo lugar en el altar de la Virgen, en el que estaba reservado el Santísimo Sacramento”.

“Cuando acabó la misa, después de orar ante los otros altares, regresaron al altar mayor, donde todos se acercaron a Íñigo. Le dieron un abrazo y el beso de la paz, con mucha devoción, sentimiento y lágrimas; así finalizaron la ceremonia de los votos y el dieron comienzo a su vocación”.

El 27 de septiembre de 1540, unos meses antes de que San Ignacio de Loyola junto a cinco compañeros (Salmerón, Laínez, Broet, Jay y Codure) hicieran los votos de pobreza, castidad y obediencia, el Papa Paulo III aprobó la Fórmula de la Compañía de Jesús y concedió licencia para hacer sus Constituciones.

SANTORAL DE HOY MIÉRCOLES 22 DE ABRIL DE 2020

Cayo, SantoCayo, Santo
XXVIII Papa, 22 de abril
Agapito I, SantoAgapito I, Santo
LVII Papa, 22 de abril
Francisco de Fabriano, BeatoFrancisco de Fabriano, Beato
Presbítero Franciscano, 22 de abril
Oportuna, SantaOportuna, Santa
Abadesa, 22 de abril
Sotero, SantoSotero, Santo
XII Papa, 22 de abril

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY MIÉRCOLES 22 DE ABRIL DE 2020


Lecturas de hoy Miércoles de la 2ª semana de Pascua
Hoy, miércoles, 22 de abril de 2020



Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (5,17-26):

EN aquellos días, el sumo sacerdote y todos los suyos, que integran la secta de los saduceos, en un arrebato de celo, prendieron a los apóstoles y los metieron en la cárcel pública. Pero, por la noche, el ángel del Señor les abrió las puertas de la cárcel y los sacó fuera, diciéndoles:
«Marchaos y, cuando lleguéis al templo, explicad al pueblo todas estas palabras de vida».
Entonces ellos, al oírlo, entraron en el templo al amanecer y se pusieron a enseñar. Llegó entre tanto el sumo sacerdote con todos los suyos, convocaron el Sanedrín y el pleno de los ancianos de los hijos de Israel, y mandaron a la prisión para que los trajesen. Fueron los guardias, no los encontraron en la cárcel, y volvieron a informar, diciendo:
«Hemos encontrado la prisión cerrada con toda seguridad, y a los centinelas en pie a las puertas; pero, al abrir, no encontramos a nadie dentro».
Al oír estas palabras, ni el jefe de la guardia del templo ni los sumos sacerdotes atinaban a explicarse qué había pasado. Uno se presentó, avisando:
«Mirad, los hombres que metisteis en la cárcel están en el templo, enseñando al pueblo».
Entonces el jefe salió con los guardias y se los trajo, sin emplear la fuerza, por miedo a que el pueblo los apedrease.

Palabra de Dios



Salmo
Sal 33,2-3.4-5.6-7.8-9

R/. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R/.

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
El afligido invocó al Señor,
él lo escuchó y lo salvó de sus angustias. R/.

El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles
y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (3,16-21):

TANTO amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios.
Este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras.
En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy miércoles, 22 de abril de 2020
Eguione Nogeira, Misionero Claretiano



¡Queridos hermanos!

Seguimos con el dialogo de Jesús con Nicodemo. Jesús le presenta la finalidad del envío del Hijo único de Dios: la salvación de todas las personas. Solo cuando se comprende este acontecimiento salvífico se puede comprender el lugar de la condenación y del juicio en la vida de los seres humanos.

Es la primera vez que en el Evangelio de Juan Dios es el sujeto de la oración: “Tanto amó Dios al mundo” (Jn 3,16). Dios es identificado como origen de la salvación y pone en marcha su plan salvífico por su amor absoluto hacia la humanidad. Esta es la clave de lectura de la vida de Jesús: la manifestación del amor libre y gratuito de Dios por su pueblo. Y, más aún, su amor tiene un sentido universal: ¡Dios ama a todos!

Solo desde su amor es posible comprender la entrega de su Hijo: “entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna”. La vida de Jesús es vista como don total, libre donación. El Evangelio de hoy presenta la finalidad última del envío del Hijo: la salvación de las personas, no su condenación. El Padre ha enviado su Hijo porque en Él podemos reconocer nuestra identidad de hijos e hijas.

Al utilizar la imagen sencilla de la luz, y su ausencia, las tinieblas, el evangelista Juan nos dice que al que rechaza creer en Jesús es incapaz de reconocer el amor libre de Dios en favor de los seres humanos. No querer el amor Dios es la peor condenación que una persona puede experimentar en su vida.

El deseo de Dios en salvar a todas las personas se hace camino concreto en nuestra realidad personal: creer en Jesús. Él es la Palabra definitiva del Padre hacia nosotros; Él es la luz y la vida de todo ser humano, que se hizo carne para revelarnos el amor infinito y incondicional del Padre. Por eso, creer es más que aceptar un conjunto de doctrinas, es seguir este camino abierto por Dios que da a la vida un sentido y horizonte nuevos.

Vuestro hermano en la fe,

Eguione Nogueira, cmf

FELIZ MIÉRCOLES!!!





martes, 21 de abril de 2020

IMÁGENES DE ORACIONES DE CONFIANZA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS






EL PAPA FRANCISCO EXPLICA QUE EL DINERO, LA VANIDAD Y LAS HABLADURÍAS DIVIDEN A TODA COMUNIDAD


El Papa explica que el dinero, la vanidad y las habladurías dividen a toda comunidad
POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa
 Foto: Vatican Media




En la Misa celebrada en la capilla de la Casa Santa Marta este martes 21 de abril, el Papa Francisco advirtió que “el dinero, la vanidad y las habladurías” son tres cuestiones que dividen a las comunidades y a las familias.

“Muchas veces, en la historia de la Iglesia, donde hay desviaciones doctrinales - no siempre, sin embargo, muchas veces - hay dinero detrás: dinero del poder, tanto el poder político como el dinero en efectivo, pero es dinero. El dinero divide a la comunidad. Por esta razón, la pobreza es la madre de la comunidad, la pobreza es el muro que protege a la comunidad”, afirmó el Papa.

En esta línea, el Papa afirmó que “el dinero divide, el interés propio” y añadió que esto sucede “incluso en las familias: ¿cuántas familias terminaron divididas por una herencia? ¿Cuántas familias? Y ya no se hablaban... Cuántas familias... Una herencia... Se dividen: el dinero divide”.

En su homilía, el Pontífice subrayó que “nacer de lo alto es nacer con la fuerza del Espíritu Santo. Nosotros no podemos tomar el Espíritu Santo para nosotros, solamente podemos dejar que nos transforme. Y nuestra docilidad abre la puerta al Espíritu Santo: es Él quien hace el cambio, la transformación, este renacer de lo alto. Es la promesa de Jesús de enviar el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es capaz de hacer maravillas, cosas que ni siquiera podemos pensar”.

En este sentido, el Papa Francisco puso un ejemplo de comunidad cristiana “que no es una fantasía, esto es lo que nos dicen aquí: es un modelo, donde se puede llegar cuando hay docilidad y dejar que el Espíritu Santo entre y nos transforme” que parecería “una comunidad, digamos, ideal”.

Por ello, el Pontífice reconoció que “inmediatamente después de esto comenzarían los problemas, pero el Señor nos muestra hasta dónde podemos llegar si estamos abiertos al Espíritu Santo, si somos dóciles. En esta comunidad hay armonía”.


Asimismo, el Papa Francisco aseguró que “el Espíritu Santo es el maestro de la armonía, es capaz de hacerlo y lo ha hecho aquí. Debe hacerlo en nuestros corazones, debe cambiar muchas cosas de nosotros, pero debe hacer armonía: porque Él mismo es la armonía. También la armonía entre el Padre y el Hijo: es el amor de la armonía, Él. Y Él, con armonía, crea estas cosas como esta comunidad armoniosa”.

Al reflexionar en el pasaje del Libro de los Hechos de los Apóstoles (4:32-37) el Santo Padre destacó que se relatan los “muchos problemas en la comunidad” y añadió que “este es un modelo”. “El Señor ha permitido que este modelo de una comunidad casi ‘celestial’ nos muestre a dónde debemos llegar”.

Sin embargo, el Pontífice describió que, entonces, en las primeras comunidades cristianas “comenzaron las divisiones en la comunidad”. Y mencionó una carta del apóstol Santiago en donde aconsejaba que su fe “sea inmune al favoritismo personal”.

Por ello, el Papa Francisco pidió una vez más a “no discriminar” porque “los apóstoles deben salir y amonestar” y San Pablo en la primera Carta a los Corintios (1 Cor, 11) se quejaba de las divisiones entre ellos.

“Empiezan las divisiones internas en las comunidades. Este ‘ideal’ debe ser alcanzado, pero no es fácil: hay muchas cosas que dividen a una comunidad, ya sea una parroquia cristiana o una comunidad diocesana o presbiteral o de religiosos o religiosas... muchas cosas entran para dividir a la comunidad”, advirtió el Papa.

Dinero, vanidad, habladurías
En esta línea, el Santo Padre alertó sobre tres aspectos que dividen a las comunidades cristianas, incluso a las familias son: el dinero, la vanidad y las habladurías.

Sobre el dinero, Francisco destacó el prestar atención porque “si en su iglesia, en su asamblea, entra un hombre con un anillo de oro, lo ponen inmediatamente adelante, y el pobre queda al margen… y agregó que el mismo San Pablo escribió que “los ricos traen comida y comen, ellos, y los pobres, de pie", los dejamos allí como para decirles: ‘Arréglate como puedas’. El dinero divide, el amor al dinero divide la comunidad, divide la Iglesia”.

“Muchas veces, en la historia de la Iglesia, donde hay desviaciones doctrinales - no siempre, sin embargo, muchas veces - hay dinero detrás: dinero del poder, tanto el poder político como el dinero en efectivo, pero es dinero. El dinero divide a la comunidad. Por esta razón, la pobreza es la madre de la comunidad, la pobreza es el muro que protege a la comunidad. El dinero divide, el interés propio. Incluso en las familias: ¿cuántas familias terminaron divididas por una herencia? ¿Cuántas familias? Y ya no se hablaban... Cuántas familias... Una herencia... Se dividen: el dinero divide”, exclamó el Papa.

Al referirse a la vanidad, a “ese deseo de sentirse mejor que los demás”, el Santo Padre recordó la oración del fariseo relatada en el Evangelio: "gracias, Señor, porque no soy como los demás" y subrayó que “la vanidad divide, porque la vanidad te lleva a ser un ‘pavo real’ y donde hay un ‘pavo real’, hay división, siempre”.

Finalmente, el Pontífice indicó que las habladurías dividen a la comunidad de creyentes, y que a pesar de que no es la primera vez que lo dice, “pero es la realidad”. Porque las habladurías son eso “que el diablo coloca” en cada uno, “como una necesidad de hablar de los demás” y puso un ejemplo, cuando alguien dice: “qué buena persona es esa...  Sí, sí, pero, pero..." para advertir: que “inmediatamente el ‘pero’, que es una piedra para descalificar al otro e inmediatamente algo que escucho decir y así disminuyo un poco al otro”.

Sin embargo, el Papa Francisco reiteró que “el Espíritu siempre viene con su Fuerza para salvarnos de esta mundanidad del dinero, la vanidad y las habladurías, porque el Espíritu Santo no es el mundo: está contra el mundo. Es capaz de hacer estos milagros, estas grandes cosas”.

“Pidamos al Señor esta docilidad al Espíritu para que nos transforme y transforme nuestras comunidades, nuestras comunidades parroquiales, diocesanas, religiosas: las transforme, para que podamos avanzar siempre en la armonía que Jesús quiere para la comunidad cristiana”, concluyó.

Lectura comentada por el Papa Francisco:
Hechos 4:32-37


32 La multitud de los creyentes no tenía sino un solo corazón y una sola alma. Nadie llamaba suyos a sus bienes, sino que todo era en común entre ellos. 33Los apóstoles daban testimonio con gran poder de la resurrección del Señor Jesús. Y gozaban todos de gran simpatía. 34No había entre ellos ningún necesitado, porque todos los que poseían campos o casas los vendían, traían el importe de la venta, 35 y lo ponían a los pies de los apóstoles, y se repartía a cada uno según su necesidad. 36 José, llamado por los apóstoles Bernabé (que significa: «hijo de la exhortación»), levita y originario de Chipre, 37 tenía un campo; lo vendió, trajo el dinero y lo puso a los pies de los apóstoles.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...