Novena a San Gil
Glorioso San Gil, a ti acudimos llenos de confianza en tu intercesión. Nos sentimos atraídos a ti con una especial devoción y sabemos que nuestras súplicas serán más agradables a Dios nuestro Señor, si tú, que tan amado eres de Él, se las presentas. Tu caridad, reflejo admirable de la de Dios, te inclina a socorrer toda miseria, a consolar toda pena y a complacer todo deseo y necesidad, si ello ha de ser provechoso para nuestra alma. Mira, pues, nuestras miserias y penas, nuestros trabajos y necesidades, nuestros buenos deseos, y alcánzanos que aseguremos cada día más nuestra eterna salvación con la práctica de las buenas obras y la imitación de tus virtudes. Y, en particular, te pedimos que nos alcances de Dios la gracia especial que, por esta devota novena, esperamos confiadamente conseguir. Así sea.
(Ahora se pide la gracia especial que, mediante la Novena, se desea obtener).
ORACIÓN A DIOS NUESTRO SEÑOR
Oh Dios, Tú has querido esparcir de una manera maravillosa, por toda la creación, reflejos de tu belleza increada y de tu omnipotencia infinita, y has creado al hombre para que fuese una imagen viviente de ti, en la cual pudieses complacerte; tan grande es tu bondad y complacencia con las almas que te aman de corazón y se te entregan totalmente como lo hacen tus santos, a los que llegas a hacer partícipes de tu poder, haciendo que obren prodigios y milagros. Nosotros te suplicamos hoy, ya que por nuestros méritos no merecemos ser atendidos, que quieras escucharnos por tu bondad y por el valimiento de tu Santo glorioso San Gil, y que nos concedas las gracias que por su mediación te pedimos en esta novena. Y ahora, confiados en tu bondad infinita, nos atrevemos a insistir en nuestras súplicas, mientras, postrados, con el mayor respeto y con todo el afecto de nuestro corazón, dirigimos las siguientes súplicas a la Santísima Trinidad:
Oh Padre Eterno, que quisiste manifestar tu omnipotencia en los Santos por sus prodigios y virtudes y por su fortaleza en el empleo de su vida en tu servicio: haz que nosotros sepamos vencer con constancia todas las tentaciones y que jamás, durante nuestra vida, nos aleje de ti el pecado.
Padrenuestro, Avemaría, y Gloria.
Oh Hijo Unigénito, que quisiste manifestar tu sabiduría infinita en los Santos, comunicándoles tus inspiraciones y tu luz, para penetrar las verdades divinas y vivir vida de fe; haz que nosotros, con tu gracia y auxilio, practiquemos todas las virtudes y crezcamos cada día en santidad y perfección.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Oh Espíritu Santo, que quisiste manifestar la unción de tu amor en los Santos, derramando sobre su alma tus dones y tus frutos, e inflamándolos en celo y caridad: haz que sepamos amarte, ¡oh Dios de amor!, sobre todas las cosas, y al prójimo como a nosotros mismos, sin faltar jamás por nada a la caridad.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
ORACIÓN FINAL
Oh Dios de Bondad infinita. Tú has querido que tus Santos sean, para nosotros no sólo poderosos intercesores, sino algo más: que sean nuestros modelos. De sus virtudes la que más hemos de imitar es la del puro amor y unión perfecta de voluntad contigo, nuestro Dios y Señor. Esta virtud es la que más nos une a ti y la que nos hace más santos. Sea, pues, nuestra pobre ofrenda este deseo y resolución que nuevamente hacemos ahora de unir de tal manera nuestra voluntad con la tuya, que jamás queramos otra cosa que lo que tú quieras, y que resueltamente dejemos de hacer lo que conozcamos estar fuera de tu divina y paternal voluntad. Hechas con este espíritu, nuestras oraciones te serán más agradables, y conformándonos de antemano con todo lo que tú quieres de nosotros, estamos más seguros de obtener lo que te hemos pedido.
V. Los Santos vivirán eternamente.
R. Y su premio está en el Señor.
¡Oh Señor!, te suplicamos, que por intercesión de San Gil Abad, cuyas virtudes veneramos aquí en la tierra, seamos un día, contados juntamente con él en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo Amén.