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miércoles, 3 de febrero de 2021

ES PRIMER MIÉRCOLES DE MES, REZA ESTA ORACIÓN A SAN JOSÉ PARA OBTENER UNA INDULGENCIA PLENARIA



 Es primer miércoles de mes, reza esta oración a San José para obtener una indulgencia plenaria

Fuente: ChurchPOP 




Cada primer miércoles de mes es momento de rezar esta oración a San José y encomendarnos al santo padre que cuido a Jesús para que también nos ayude a acercarnos a Él.

El 5 de Julio de 1883 el Papa León XIII aprueba la dedicación del miércoles como el día consagrado a la devoción de San José en toda la Iglesia Universal.

En la Carta Apostólica Patris Corde, publicada el 8 de diciembre, el Papa Francisco anunció el Año de San José. El motivo es la celebración del 150 aniversario de la proclamación de San José como Patrón de la Iglesia universal.

Una las formas de ganar una indulgencia plenaria es “honrar a José con un acto de piedad o una oración aprobada en un miércoles, el día tradicionalmente dedicado a San José”.

Recuerda que las condiciones básicas para ganar una indulgencia son la confesión sacramental, la comunión eucarística y hacer una oración por las intenciones del Papa.

Es primer miércoles de mes, reza esta oración a San José:



A ti, bienaventurado san José, acudimos en nuestra tribulación, y después de implorar el auxilio de tu santísima esposa, solicitamos también confiadamente tu patrocinio.

Con aquella caridad que te tuvo unido con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, y por el paterno amor con que abrazaste al Niño Jesús, humildemente te suplicamos que vuelvas benigno los ojos a la herencia que con su Sangre adquirió Jesucristo, y con tu poder y auxilio socorras nuestras necesidades.

Protege, oh providentísimo Custodio de la divina Familia, la escogida descendencia de Jesucristo; aleja de nosotros, oh padre amantísimo, este flagelo de errores y vicios. Asístenos propicio desde el cielo, en esta lucha contra el poder de las tinieblas; y como en otro tiempo libraste de la muerte la vida amenazada del Niño Jesús, así ahora defiende a la santa Iglesia de Dios de las hostiles insidias y de toda adversidad.

Y a cada uno de nosotros protégenos con tu constante patrocinio, para que, a ejemplo tuyo, y sostenidos por tu auxilio, podamos vivir y morir santamente y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza. Amén.


¡Este año es especial para rezar esta oración a San José! 

miércoles, 13 de enero de 2021

INDULGENCIA PLENARIA POR SAN JOSÉ - AÑO DE SAN JOSÉ 2020 - 2021

 




 

Indulgencia Plenaria por San José


El Papa Francisco nos ha hecho un gran regalo al proclamar el “Año de San José”, para poner de relieve el papel fundamental que el santo de la humildad, la mansedumbre y el silencio, ha tenido en el plan salvífico de Dios.

Y además de este tiempo para exaltar la figura del padre adoptivo de Jesús y esposo de la Santísima Virgen, el Santo Padre, a través de las instituciones eclesiásticas correspondientes (Penitenciaría Apostólica) ha concedido la Indulgencia Plenaria durante todo el año (8 de diciembre de 2020 hasta el 8 de diciembre del 2021) que los fieles podrán aplicar cada día para algún difunto o para sí mismos.

 

¿Cuáles son las condiciones para acceder a esta Indulgencia Plenaria?

Por un lado están las condiciones habituales para estos casos y que son:

 

- Ir a Misa, realizar la confesión sacramental con un sacerdote y comulgar.

- Rezar el Padre Nuestro y el Credo.

- Rezar por las intenciones del Sumo Pontífice.

 

Pero como en este tiempo de pandemia y emergencia sanitaria, no todas las personas están en condiciones de asistir a los templos, confesarse y comulgar, el Papa Francisco ha establecido otras condiciones a través de las cuales se puede acceder a la Indulgencia Plenaria por el Año de San José. Puede obtenerse por alguna de estas acciones piadosas:

1. Meditar treinta minutos la oración del Padre Nuestro o participar de un retiro espiritual o una jornada con meditaciones sobre San José.

2. Sobre el ejemplo de San José, realizar una obra de misericordia corporal o espiritual para otra persona.

3. Rezar el Rosario en la familia o entre los novios.

4. Confiar cotidianamente tus actividades a la protección de San José e invocarlo para que quienes están en la búsqueda de empleo consigan uno digno.

5. Recitar las letanías de San José u otras oraciones al santo, por la Iglesia perseguida y alivio de todos los cristianos que padezcan alguna forma de persecución.

6. Rezar cualquier oración a San José legítimamente aprobada por la Iglesia o realizar un acto de piedad en honor a San José.

En el actual contexto de la emergencia sanitaria por la pandemia, el don de la indulgencia plenaria se extiende de forma particular a los ancianos, a los enfermos, a los agonizantes y a todos los que por motivos legítimos están imposibilitados de salir de su casa, con el alma libre de pecado mortal y el propósito de cumplir, cuando les sea posible las condiciones generales o habituales para la obtención de indulgencias plenarias. 

El tiempo durante el cual se puede obtener esta gracia es todo el Año de San José, y muy especialmente en determinadas fechas especiales: del 19 de marzo al 1 de mayo; el día de la fiesta de San José (19 de marzo); más todos los días 19 y todos los días miércoles, que son dedicados al santo.


A continuación se transcriben dos oraciones para rezar a san José.




Oración del papa León XIII

A ti, bienaventurado san José, acudimos en nuestra tribulación y después de invocar el auxilio de tu santísima Esposa, solicitamos también, confiados, tu patrocinio. Por aquella caridad, que con la Inmaculada Virgen María Madre de Dios te hizo unido, y por el paterno amor con que abrazaste al Niño Jesús, humildemente te suplicamos vuelvas benignos los ojos a la herencia que con su sangre adquirió Jesucristo y con tu poder y auxilio socorras nuestra necesidades. Protege, providentísimo custodio de la Sagrada Familia, la escogida descendencia de Jesucristo. Aparta de nosotros toda mancha de error y corrupción, asístenos propicio desde el cielo, fortísimo libertador nuestro, en esta lucha con el poder de las tinieblas, y como en otro tiempo libraste al Niño Jesús del inminente peligro de la vida, así ahora defiende a la Iglesia santa de Dios de las acechanzas de sus enemigos y de toda adversidad; y a cada uno de nosotros protégenos con el perpetuo patrocinio, para que, a tu ejemplo y sostenidos por tu auxilio, podamos santamente vivir y piadosamente morir y alcanzar en el cielo la eterna felicidad. Amén.




Oración por los refugiados

Padre, Tú encomendaste a san José lo más valioso que tenías: el Niño Jesús y su Madre, para protegerlos de los peligros y de las amenazas de los malvados. Concédenos también a nosotros experimentar su protección y su ayuda. Él, que padeció el sufrimiento de quien huye a causa del odio de los poderosos, haz que pueda consolar y proteger a todos los hermanos y hermanas que empujados por las guerras, la pobreza y las necesidades, abandonan su hogar y su tierra, para ponerse en camino como refugiados hacia lugares más seguros. Ayúdalos, por su intercesión, a tener la fuerza para seguir adelante, el consuelo en la tristeza, el valor en la prueba. Da a quienes los acogen un poco de la ternura de este padre justo y sabio, que amó a Jesús como un verdadero hijo y sostuvo a María a lo largo del camino. Él, que se ganaba el pan con el trabajo de sus manos, pueda proveer de lo necesario a quienes la vida les ha quitado todo y darles la dignidad de un trabajo y la serenidad de un hogar. Te lo pedimos por Jesucristo tu Hijo, que san José salvó al huir a Egipto, y por la intercesión de la Virgen María a quien amó como esposo fiel según tu voluntad. Amén.

domingo, 13 de diciembre de 2020

15 FORMAS DE OBTENER UNA INDULGENCIA PLENARIA EN EL AÑO DE SAN JOSÉ

  



15 formas de obtener una indulgencia plenaria en el Año de San José
Redacción ACI Prensa
 Crédito: Unsplash / Michael O Sullivan.





El Papa Francisco decretó un Año dedicado a San José desde el 8 de diciembre de 2020 hasta el 8 de diciembre de 2021, periodo en el que los católicos tendrán la oportunidad de obtener una indulgencia plenaria especial, 

Durante este año especial hay muchas formas nuevas en que los católicos pueden recibir una indulgencia plenaria, que remite todo castigo temporal causado por el pecado, entre las que está el encomendar su trabajo diario a la protección de San José Obrero o rezar el Santo Rosario con sus familias.

Estas acciones deben ir acompañadas de las tres condiciones habituales para obtener cualquier indulgencia plenaria, que son la Confesión Sacramental, la Comunión Eucarística y la oración por las intenciones del Papa. En caso existan impedimentos de fuerza mayor, la persona debe tener la intención de cumplirlas lo antes posible y debe desapegarse totalmente del pecado.

Según el decreto emitido por la Penitenciaría Apostólica, existen 15 formas de recibir una indulgencia en el Año de San José:

1)            Participa en un retiro espiritual durante al menos un día que incluya una meditación sobre San José.

2)            Pide en oración la intercesión de San José para que los desempleados puedan encontrar un trabajo digno.

3)            Recita las Letanías de San José por los cristianos perseguidos. Los católicos bizantinos tienen la opción de recitar un Akathist para San José. 

4)            Encomienda el trabajo y las actividades diarias a la protección de San José Obrero.

5)            Sigue el ejemplo de San José y realiza una obra de misericordia corporal como dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, dar posada al peregrino, visitar a los presos y los enfermos y enterrar a los difuntos. 

6)            Realiza una de las obras espirituales de misericordia, como consolar al triste, dar buen consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que se equivoca, sufrir con paciencia los defectos del prójimo, perdonar al que nos ofende y rezar por los vivos y los difuntos. 

7)            Reza el Rosario con tu familia para que “todas las familias cristianas se sientan estimuladas a recrear el mismo ambiente de íntima comunión, amor y oración que había en la Sagrada Familia”. 

8)            Las parejas comprometidas también pueden recibir una indulgencia al rezar el Rosario juntos. 

9)            Medita al menos 30 minutos al rezar el Padre Nuestro, pues San José “nos invita a redescubrir nuestra relación filial con el Padre, a renovar la fidelidad a la oración, a escuchar y corresponder con profundo discernimiento a la voluntad de Dios”.

10)         Reza una oración aprobada a San José el domingo de San José, que es el domingo después de Navidad en la tradición católica bizantina. 

11)         Celebra la fiesta de San José el 19 de marzo realizando un acto de piedad en honor a San José.

12)         Reza una oración aprobada a San José el día 19 de cualquier mes. 

13)         Honra a San José realizando un acto de piedad o rezando una oración aprobada cualquier miércoles, el día tradicionalmente dedicado a San José.

14)         Reza a San José en la Fiesta de la Sagrada Familia celebrada el 27 de diciembre. 


15)         Celebra la fiesta de San José Obrero el 1 de mayo realizando un acto de piedad u ofreciendo tu oración.

“Todos los fieles tendrán así la posibilidad de comprometerse, mediante la oración y las buenas obras, en obtener con ayuda de San José, cabeza de la celestial Familia de Nazaret, el consuelo y alivio en las graves tribulaciones humanas y sociales que hoy afligen al mundo contemporáneo”. 

Los ancianos, los enfermos y los moribundos que no pueden salir de sus hogares debido a la pandemia del COVID-19 también tienen un permiso especial para recibir una indulgencia plenaria al “ofrecer con confianza en Dios los dolores y las incomodidades” de sus vidas con una oración a San José, esperanza de los enfermos y patrón de una muerte feliz. 

La Penitenciaría Apostólica permite cualquier oración a San José aprobada por la Iglesia, en particular, la oración “A ti, oh bendito José” compuesta por el Papa León XIII, que compartimos a continuación:

A ti, bienaventurado San José, acudimos en nuestra tribulación; y después de invocar el auxilio de tu Santísima Esposa solicitamos también confiados tu patrocinio. Por aquella caridad que con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, te tuvo unido, y por el paterno amor con que abrazaste al Niño Jesús, humildemente te suplicamos vuelvas benigno los ojos a la herencia que con su Sangre adquirió Jesucristo, y con tu poder y auxilio socorras nuestras necesidades”.

“Protege, Providentísimo Custodio de la Sagrada Familia la escogida descendencia de Jesucristo; aparta de nosotros toda mancha de error y corrupción; asístenos propicio, desde el cielo, fortísimo libertador nuestro, en esta lucha con el poder de las tinieblas: y, como en otro tiempo librasteis al Niño Jesús del inminente peligro de la vida, así ahora, defiende a la Iglesia Santa de Dios de las asechanzas de sus enemigos y de toda adversidad, ya cada uno de nosotros protégenos con el perpetuo patrocinio, para que, a tu ejemplo y sostenidos por tu auxilio, podamos santamente vivir y piadosamente morir y alcanzar en el cielo la eterna felicidad. 

Amén.


Traducido y adaptado por Cynthia Pérez. Publicado originalmente en CNA.

sábado, 12 de diciembre de 2020

15 FORMAS DE OBTENER UNA INDULGENCIA PLENARIA EN EL AÑO DE SAN JOSÉ



15 formas de obtener una indulgencia plenaria en el Año de San José
Redacción ACI Prensa
 Crédito: Unsplash / Michael O Sullivan.





El Papa Francisco decretó un Año dedicado a San José desde el 8 de diciembre de 2020 hasta el 8 de diciembre de 2021, periodo en el que los católicos tendrán la oportunidad de obtener una indulgencia plenaria especial, 

Durante este año especial hay muchas formas nuevas en que los católicos pueden recibir una indulgencia plenaria, que remite todo castigo temporal causado por el pecado, entre las que está el encomendar su trabajo diario a la protección de San José Obrero o rezar el Santo Rosario con sus familias.

Estas acciones deben ir acompañadas de las tres condiciones habituales para obtener cualquier indulgencia plenaria, que son la Confesión Sacramental, la Comunión Eucarística y la oración por las intenciones del Papa. En caso existan impedimentos de fuerza mayor, la persona debe tener la intención de cumplirlas lo antes posible y debe desapegarse totalmente del pecado.

Según el decreto emitido por la Penitenciaría Apostólica, existen 15 formas de recibir una indulgencia en el Año de San José:

1)            Participa en un retiro espiritual durante al menos un día que incluya una meditación sobre San José.

2)            Pide en oración la intercesión de San José para que los desempleados puedan encontrar un trabajo digno.

3)            Recita las Letanías de San José por los cristianos perseguidos. Los católicos bizantinos tienen la opción de recitar un Akathist para San José. 

4)            Encomienda el trabajo y las actividades diarias a la protección de San José Obrero.

5)            Sigue el ejemplo de San José y realiza una obra de misericordia corporal como dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, dar posada al peregrino, visitar a los presos y los enfermos y enterrar a los difuntos. 

6)            Realiza una de las obras espirituales de misericordia, como consolar al triste, dar buen consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que se equivoca, sufrir con paciencia los defectos del prójimo, perdonar al que nos ofende y rezar por los vivos y los difuntos. 

7)            Reza el Rosario con tu familia para que “todas las familias cristianas se sientan estimuladas a recrear el mismo ambiente de íntima comunión, amor y oración que había en la Sagrada Familia”. 

8)            Las parejas comprometidas también pueden recibir una indulgencia al rezar el Rosario juntos. 

9)            Medita al menos 30 minutos al rezar el Padre Nuestro, pues San José “nos invita a redescubrir nuestra relación filial con el Padre, a renovar la fidelidad a la oración, a escuchar y corresponder con profundo discernimiento a la voluntad de Dios”.

10)         Reza una oración aprobada a San José el domingo de San José, que es el domingo después de Navidad en la tradición católica bizantina. 

11)         Celebra la fiesta de San José el 19 de marzo realizando un acto de piedad en honor a San José.

12)         Reza una oración aprobada a San José el día 19 de cualquier mes. 

13)         Honra a San José realizando un acto de piedad o rezando una oración aprobada cualquier miércoles, el día tradicionalmente dedicado a San José.

14)         Reza a San José en la Fiesta de la Sagrada Familia celebrada el 27 de diciembre. 


15)         Celebra la fiesta de San José Obrero el 1 de mayo realizando un acto de piedad u ofreciendo tu oración.

“Todos los fieles tendrán así la posibilidad de comprometerse, mediante la oración y las buenas obras, en obtener con ayuda de San José, cabeza de la celestial Familia de Nazaret, el consuelo y alivio en las graves tribulaciones humanas y sociales que hoy afligen al mundo contemporáneo”. 

Los ancianos, los enfermos y los moribundos que no pueden salir de sus hogares debido a la pandemia del COVID-19 también tienen un permiso especial para recibir una indulgencia plenaria al “ofrecer con confianza en Dios los dolores y las incomodidades” de sus vidas con una oración a San José, esperanza de los enfermos y patrón de una muerte feliz. 

La Penitenciaría Apostólica permite cualquier oración a San José aprobada por la Iglesia, en particular, la oración “A ti, oh bendito José” compuesta por el Papa León XIII, que compartimos a continuación:

A ti, bienaventurado San José, acudimos en nuestra tribulación; y después de invocar el auxilio de tu Santísima Esposa solicitamos también confiados tu patrocinio. Por aquella caridad que con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, te tuvo unido, y por el paterno amor con que abrazaste al Niño Jesús, humildemente te suplicamos vuelvas benigno los ojos a la herencia que con su Sangre adquirió Jesucristo, y con tu poder y auxilio socorras nuestras necesidades”.

“Protege, Providentísimo Custodio de la Sagrada Familia la escogida descendencia de Jesucristo; aparta de nosotros toda mancha de error y corrupción; asístenos propicio, desde el cielo, fortísimo libertador nuestro, en esta lucha con el poder de las tinieblas: y, como en otro tiempo librasteis al Niño Jesús del inminente peligro de la vida, así ahora, defiende a la Iglesia Santa de Dios de las asechanzas de sus enemigos y de toda adversidad, ya cada uno de nosotros protégenos con el perpetuo patrocinio, para que, a tu ejemplo y sostenidos por tu auxilio, podamos santamente vivir y piadosamente morir y alcanzar en el cielo la eterna felicidad. 

Amén.


Traducido y adaptado por Cynthia Pérez. Publicado originalmente en CNA.

sábado, 1 de agosto de 2020

ORACIÓN AL GLORIOSO PATRIARCA SAN JOSÉ!




Al Glorioso Patriarca San José


José dulcísimo y Padre amantísimo de mi corazón, a tí te elijo como mi protector en vida y en muerte; y consagro a tu culto este día, en recompensa y satisfacción de los muchos que vanamente he dado al mundo, y a sus vanísimas vanidades.

Yo te suplico con todo mi corazón que por dolores y goces me alcances de tu adoptivo Hijo Jesús y de tu verdadera esposa, María Santísima, la gracia de emplearlos a mucha honra y gloria suya, y en bien y provecho de mi alma.

Alcánzame vivas luces para conocer la gravedad de mis culpas, lágrimas de contricción para llorarlas y detestarlas, propósitos firmes para no cometerlas más, fortaleza para resistir a las tentaciones,
perseverancia para seguir el camino de la virtud; particularmente lo que te pido en esta oración y una cristiana disposición para morir bien.

Esto es, Santo mío, lo que te suplico; y esto es lo que mediante tu poderosa intercesión, espero alcanzar de mi Dios y Señor, a quien deseo amar  y servir, como tú lo amaste y serviste siempre, por siempre, y por una eternidad. 

Amén.

jueves, 19 de marzo de 2020

SAN JOSE, UN HOMBRE FIEL


San José, un hombre fiel
En este mundo, esclavo del pragmatismo la fidelidad de san José nos enseña que es más importante la fidelidad que la eficacia.


Por: José María Montiu de Nuix | Fuente: Catholic.net





El mes de marzo nos invita a contemplar a san José, un santo maravilloso. Un santo que toca los corazones, un santo que conmueve, que fascina, que seduce. Casi diría, si así se pudiese decir, un santo no apto para cardiacos.

San José es un santo impresionante, desconcertante, grandemente luminoso. Su vida nos empuja a pensar, a plantearnos nuevas preguntas, a mirar muchas cosas con sentido crítico, a arrumbar prejuicios, a descubrir nuevos horizontes, a desear escalar nuevas y más altas cumbres. Así su vida nos es tanto manantial cristalino, dulce, manso y suave, como cañonazo atronador que nos despierta del somnoliento andar por la vida.

El mundo está abocado a buscar éxitos. Vive de resultados visibles y tangibles. Vive de la eficacia. Siendo éste comparable al agricultor que tiene toda su ilusión en que aumente mucho el número de manzanas de oro que cuelgan de las ramas de sus frutales. Unos, de poco vuelo, aspiran a resultados materiales. Otros, de vuelo de mayor altura, no careciendo de buenos y nobles deseos, aspiran a resultados apostólicos y a resultados espirituales. Pero incluso éstos llevan el corazón embargado en querer los resultados visibles que apetecen, que no necesariamente coinciden con los grandísimos y misteriosos resultados que Dios quiere.

San José no corre tras los resultados y grandezas tras las que corre el mundo universo. Está ubicado como en otra dimensión, a millones de años luz, en otra galaxia. ¡Grande fue san Pablo! Pero, san José, sin haber hecho tan grandes discursos apostólicos, ocupa un lugar importantísimo en la historia de la salvación. ¡Grande fue santo Tomás! Pero, san José, que no escribió ninguna Suma Teológica, escaló las profundidades del corazón de Dios. ¡Grande fue Miguel Ángel! Pero, san José, sin haber labrado tan bella y famosa escultura del adorable redentor, la esculpió en su corazón, y lo hizo aún con un arte mayor, con más cariño y con más afecto.

A san José no le interesaron tanto los resultados, las apariencias, como las actitudes. Lo que le interesa es la verdadera grandeza, la cual consiste en hacer la voluntad de Aquel que no se deja ganar por nadie en generosidad, Dios. Aun cuando ésta consista en realizar lo que juzgamos más pequeño y más miserable. Lo que sencillamente palpita en el corazón de san José es el amor a su esposa y al divino hijo de la Virgen Santísima. A las puertas del corazón de san José palpita especialmente sacar adelante a la familia, rebosar de amor familiar sencillo. San José ha sido más feliz con el Niño Jesús en sus brazos, todo su contento, que con el más y más de un consumismo material o espiritual, insaciable y absurdo, que lleva a correr tras las cosas hasta vaciarnos y apagar paulatinamente la llama del amor fraterno. San José, a las grandezas del mundo, a la preciosa grande rueda de oro, antepone la sencillez amorosa y familiar, la rueda pequeña, la que está en su sitio, la que no está dislocada. En este sentido, san José es un santo “revolucionario”. O, usando una palabra, más correcta y pulida, san José es un santo que está por encima de las modas de la altura de los tiempos.

Pero, san José no sólo es el santo de la vida sencilla y familiar, sino que, de tejas abajo, parece que todo le sale mal. ¡Con qué problemas tiene que batallar!: le ocurren cosas desconcertantes, el Niño Jesús nace en un lugar pobre, persiguen a éste, queriendo matarlo, san José tiene que huir a un exilio en el cual están los ídolos de los egipcios, y tantas otras tribulaciones. Es decir, le ocurre todo lo contrario a lo que la gente entiende por auto-realizarse según los propios criterios. Pero, san José, estilizada espiga dorada, que subía bella y fervorosamente hacia el cielo, ha sido el que se ha dejado cortar, moler y convertir, finalmente, en algo así como un abrazo a la Sagrada Eucaristía.

Pero lo maravilloso del caso es que san José, el santo de la vida sencilla y familiar, el santo sobre el cual han llovido tantas desgracias, es el santo que habrá hecho más bien después del divino maestro y de la Santísima Virgen María. San José, en su vida en la tierra, vida familiar, ha superado a los grandes Premios Nobeles, a Aristóteles, a los físicos atómicos, ni san Pablo ha llegado a la altura de sus zapatillas. De tejas abajo diríamos que la hormiga ha vencido al león, lo pequeño ha sido más grande que lo grande. En san José, David ha vencido a Goliat.

El secreto del triunfo de san José ha sido ser un gran santo, un hombre providencial, un verdadero y dócil instrumento de Dios, un hombre que ha sabido amar, que ha llevado vivamente impreso en su corazón al Niño Dios, a la Santísima Virgen María y a la humanidad entera. El secreto de san José está en que no ha seguido aquello que le venía a la cabeza, lo que parecía más apetecible, sino que se ha sometido al proyecto misterioso, al plan de Dios sobre él. El hermoso y espiritual mural de san José no ha sido pintado por él sino por la mano del artífice infinitamente sabio. En san José el diminuto hombre ha dejado paso al Altísimo, la obra humana ha dejado paso a la obra de Dios. Por todo esto san José reluce más que el mayor de los brillantes.

Habrá pues que volver a la bendita sencillez de san José, mucho más benéfica que la vida sujeta a la esclavitud de los resultados. San José, el hombre de familia, el hombre fiel en medio de las desgracias, el hombre piadoso, el hombre de la santidad y del ardor apostólico, que se abandona en los misteriosos brazos de Dios, es una potente ayuda para lograr un equilibrio: enseña a ser santos y apóstoles a la vez, a tener verdadero ardor apostólico y verdadero apostólico ardor.

Gracias a Dios, en el mundo ha habido muchas personas, sencillos padres y sencillas madres,…, que no ocupando las líneas del libro de la historia, se han parecido a san José y han sido mucho más grandes que muchos de los grandes personajes del teatro del mundo que es el escenario grandioso y grandilocuente de la historia. Ellos han sido una verdadera bendición para la humanidad. ¡Cuánto les debe ésta!

José María Montiu de Nuix, sacerdote, doctor en filosofía, matemático

SOLEMNIDAD DE SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA VIRGEN MARÍA, 19 DE MARZO


San José. Esposo de la Virgen María. 
Patrono de la Iglesia Universal
19 de marzo



San José es Modelo de Padre y Esposo, Patrono de la Iglesia universal, Padres, Carpinteros, Trabajadores, Abogados y del Buen morir.

San José fue un hombre justo y fiel, tal como nos lo narra el Evangelio de Mateo (1,19). Dios lo escogió para ser el cuidador y protector la sagrada familia: su esposa María y a Jesús, el Hijo del Dios vivo. Su linaje conecta a Jesús, el Rey Mesiánico, con los descendientes del Rey David. San José es también llamado el Santo del silencio.

Martirologio romano: Solemnidad de San José, esposo de la Bienaventurada Virgen María: hombre justo, que era descendiente de David, sirvió como padre al Hijo de Dios, Jesucristo, que quiso llamarse hijo de José y que estuvo sumiso como un hijo a su padre. La Iglesia lo venera con especial devoción como patrono, puesto por el Señor en la custodia de su familia.



Biografía de San José.
La celebración de San José tiene raíces bíblicas muy profundas. José es el último de los patriarcas que recibe visiones del Señor a través de una de las formas más humildes: a través de los sueños.

San José, esposo de María y padre putativo de Jesús, tuvo la misión de guiar a la Sagrada Familia en su huida a Egipto a través del desierto y también de regreso. Pío IX lo declaró patrono de la Iglesia universal y Juan XXIII más tarde, incluyó su nombre en el Canon Romano.

El nombre de José es de origen hebreo y significa "Dios me ayuda", y eso si que se demostró ampliamente en la historia de Salvación. Sin duda, fue el fiel ejemplo de lo que debe ser un padre putativo



San José: Custodio de la Sagrada Familia.
San José fue el esposo de María, el jefe de la sagrada familia en la que nació Jesús, el Hijo del altísimo, por obra y gracia del Espíritu Santo, y que dirigió la vida de ellos a través de las revelaciones que los ángeles del Señor le daban en sus sueños. San José llegó a convertirse en una especie de paternidad divina.

Ciertamente los Evangelios no nos cuentan mucho acerca de la vida de San José, pero no por eso quiere decir que estuvo ausente en la vida de Jesús y de María.

Cuenta la tradición que San José estaba siempre al lado de Jesús y de María con mucha fe, en la que siempre actuó con obediencia, aceptando la voluntad de los planes de Dios.

San José preparó la cuna en aquel pobre establo en la que nació Jesús, puso a salvo a su familia en Egipto cuando fue necesario, se preocupó y salió en busca de Jesús cuando desapareció y lo hallaron en el templo a sus doce años, estaba junto a él en su trabajo como carpintero, y junto con María le ayudó a crecer en sabiduría, edad y gracia.

Probablemente, justo antes de que el Hijo del hombre comenzara su vida pública, San José muere en paz un 19 de marzo según la tradición.

Se dice que San José murió santamente en los brazos de Jesús. No es casualidad de que, durante siglos, se le venera a San José como el santo patrono de la buena muerte.


San José: un padre trabajador.
San José era descendiente de la casa de David y de sangre real, de un rostro y de vida noble. La vida lo llevó a hacer de artesano del país, terminando por trabajar específicamente de carpintero.

Herramientas de trabajo para agricultores y pastores, muebles humildes y objetos hogareños como tazas, copas para los hogares pobres en la Galilea, seguramente fueron algunas de las cosas que habrán salido de su taller, frutos de la capacidad de unas manos ásperas y trabajadoras y de un gran corazón que ardía en preocupación por garantizar el sustento de su familia.

En el siglo IV, San Agustín, San Ambrosio y San Jerónimo hablan ya mucho de su virginidad, de su paternidad espiritual sobre Cristo y de su verdadero matrimonio con María, presentando a San José como modelo de virtudes cristianas.


Dice San Agustín:

"María pertenece a José y José a María, de modo que su matrimonio fue verdadero matrimonio, porque se han entregado el uno al otro.

Pero ¿en qué sentido se han entregado? Ellos se han entregado mutuamente su virginidad y el derecho de conservársela el uno al otro.

María tenía el derecho de conservar la virginidad de José y José tenía el derecho de custodiar la virginidad de María.

Ninguno de los dos puede disponer y toda la fidelidad de este matrimonio consiste en conservar la virginidad".

La Boda de San José con la Virgen María.
Una antigua tradición muy hermosa cuenta que hubo un concurso entre los aspirantes a la mano de la joven María.

Esa carrera fue ganada por San José. Todos los aspirantes colocaron un cayado en un círculo, y repentinamente, el cayado que había colocado San José, comenzó a florecer milagrosamente.

Por eso, en la iconografía popular, San José es representado muchas veces con un cayado floreado.

San José no sólo es el patrono de los padres de familia como modelo sublime de la supervisión y de la providencia sino que también es el Patrón de la Iglesia universal, con solemnidad el 19 de marzo.

También, a San José se le festeja en la litúrgica el 1ro de mayo como el patrón de los artesanos y los trabajadores. Por tradición, es el protector no solo de los carpinteros y ebanistas, sino también de los sin techo.


Oración a San José.
Glorioso Patriarca San José, cuyo poder sabe hacer posibles las cosas imposibles, ven en mi auxilio en estos momentos de angustia y dificultad.

Toma bajo tu protección las situaciones tan serias y difíciles que te encomiendo, a fin de que tengan una feliz solución.

Mi bien amado Padre, toda mi confianza está puesta en Ti.

Que no se diga que te he invocado en vano y puesto que Tú puedes todo ante Jesús y María, muéstrame que tu bondad es tan grande como tu poder.

Amén.

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY JUEVES 19 DE MARZO DE 2020, FIESTA DE SAN JOSÉ


Lecturas de hoy San José
Hoy, jueves, 19 de marzo de 2020


Primera lectura
Lectura del segundo libro de Samuel (7,4-5a.12-14a.16):

En aquellos días, recibió Natán la siguiente palabra del Señor:
- «Ve y dile a mi siervo David: "Esto dice el Señor: Cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré su realeza. El cons¬truirá una casa para mi nombre, y yo consolidaré el trono de su realeza para siempre. Yo seré para él padre, y él será para mí hijo. Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia; tu trono permanecerá por siempre." ».

Palabra de Dios


Salmo
Sal 88,2-3.4-5.27.29

R/. Su linaje será perpetuo

Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad.» R.

Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
«Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades.» R.

El me invocará: «Tú eres mi padre, mi Dios,
mi Roca salvadora.»
Le mantendré eternamente mi favor,
y mi alianza con él será estable. R.


Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (4,13.16-18):

Hermanos:
No fue la observancia de la Ley, sino la justificación obtenida por la fe, la que obtuvo para Abrahán y su
descendencia la promesa de heredar el mundo.
Por eso, como todo depende de la fe, todo es gracia; así, la promesa está asegurada para toda la descendencia, no solamente para la descendencia legal, sino también para la que nace de la fe de Abrahán, que es padre de todos nosotros. Así, dice la Escritura: «Te hago padre de muchos pueblos.»
Al encontrarse con el Dios que da vida a los muertos y llama a la existencia lo que, no existe, Abrahán
creyó.
Apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza, que llegaría a ser padre de muchas naciones, según lo que se le había dicho: «Así será tu descendencia.»

Palabra de Dios



Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (1,16.18-21.24a):


Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
- «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.»
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor.

Palabra del Señor





Comentario al Evangelio de hoy jueves, 19 de marzo de 2020
Severiano Blanco, cmf


Queridos hermanos:

Todos tenemos un gran aprecio por la Eucaristía, y nos emociona la lectura de las narraciones de la Última Cena. Pero quizá nunca nos hemos detenido a pensar que Jesús, en buena medida, no hizo sino lo que había visto hacer a San José en el hogar de Nazaret. La cena pascual judía era una celebración de carácter doméstico, no del templo ni de la sinagoga, presidida por el padre de familia.

José tuvo la incomparable vocación de acompañar a Jesús en su formación como judío creyente, quizá enseñarle algunos salmos, llevarle a la sinagoga, recordarle los momentos clave de la historia religiosa del Pueblo. En otra época se tuvo más devoción a San José: se celebraban “siete domingos” en su honor, y, en muchos lugares, su fiesta –casi siempre en cuaresma- era el día del “cumplimiento pascual”. Pero tal vez fue una devoción más apoyada en leyendas discutibles que en datos consistentes. Mucho de aquello ha caído, y tenía que caer. Ciertamente es escasa la información que tenemos sobre José. No sabemos si era anciano o joven, si silencioso o parlanchín (se le ha tenido por lo primero a causa simplemente de nuestra ignorancia de palabras suyas).

Pero el evangelio, principalmente el de Mateo, nos transmite unos datos de gran interés teológico-espiritual. José es llamado “justo” y se le dice que no tenga “temor” en llevarse a María como esposa. Ese temor no puede ser sino la reverencia ante lo divino que sabe que habita en ella. Muy probablemente la traducción correcta sea: “no tengas temor… porque la criatura de que es portadora venga del Espíritu Santo” (aunque no se nos diga cómo llegó a saberlo). Para él, convivir con María será vivir en el templo; y él sabe que no es sacerdote, que no está habilitado para tal familiaridad. Este es el respeto, el “temor” religioso que practica José.

En su conjunto, la narración evangélica que hemos oído es la invitación a José a que no se asuste de vivir permanentemente en un ámbito sagrado, él, que es un hombre “justo”, es decir, “respetuoso de Dios”. Se le encarga incluso que realice funciones de padre con el hijo de Yahvé, que no es su hijo biológico, como es la de “imponerle el nombre”, que le custodie y acompañe en su minoría de edad… Es un hermoso relato de vocación.

Y todo culmina con la aceptación por parte de José, con la afirmación de su obediencia hacia lo que Dios espera de él. Al final del relato podría afirmarse de nuevo que era “justo”, y que, con todo el “estremecimiento” que ello le causara, dejó que Dios le condujese por caminos insospechados. Se nos invita a todos a vivir esa misma fe, al sobrecogimiento de quien se encuentra con lo sobrenatural, y a transmitir a otros esos mismos dones de que disfrutamos. E igualmente a confiar en Dios cuando nos parezca que nos propone algo superior a nuestras capacidades.

Vuestro hermano

Severiano Blanco cmf

lunes, 18 de marzo de 2019

COMENTARIO DEL EVANGELIO DE HOY: MARTES 19 DE MARZO DE 2019, SAN JOSÉ


Comentario al Evangelio de hoy martes, 19 de marzo de 2019
 José María Vegas, cmf



Varón justo

Dios, sin duda alguna, cumple sus promesas. Pero lo hace a su modo, salvaguardando siempre su libertad soberana, y superando, además, infinitamente nuestras expectativas. La promesa realizada a David y a su descendencia de una realeza para siempre no tiene el significado que, por el contexto, se entiende a primera vista. De hecho, la dinastía davídica tuvo un destino y un fin bien trágicos. Y, sin embargo, Dios restaura esa dinastía, pero no en un sentido monárquico y político, sino en la realeza de Cristo, que, vencedor del pecado y de la muerte, no pasará jamás. No será, pues, el reino de uno sobre muchos, o de unos pocos sobre todos los demás, o de un pueblo que somete y oprime al resto. Se trata de una realidad infinitamente más grande y más importante, de un valor infinitamente superior, porque supone el fin de los dominios despóticos, de las opresiones, de la violencia como forma de gobierno y de convivencia. Esas realidades, fruto del pecado, siguen vigentes, el mundo continúa caminando por sus viejas sendas, pero se abre paso en él una posibilidad nueva y superior: el Reino de Dios, la realeza de Cristo, la ley del amor y la fraternidad, que no es sólo promesa para un futuro indeterminado, más allá de la muerte, sino que está ya presente y operando en este mundo nuestro, gracias a la presencia encarnada del Hijo de Dios, el Cristo, el Ungido, en el que se cumplen definitivamente aquellas antiguas promesas de un reino sin fin, si bien no es de este mundo, pues no funciona como los reinos (y las repúblicas) mundanos.

Pero, ¿qué pinta José, el humilde carpintero, en todo esto? En primer lugar, que en él se cumple, según la ley, aquella antigua promesa. No es un rey, ni un príncipe, ni siquiera un noble, es un obrero anónimo, pero al que la Providencia salvífica de Dios ha situado en el centro de la historia. Es él el depositario legal de aquellas promesas ya remotas y casi olvidadas, el renuevo del tronco de Jesé (cf. Is 11, 1), el fruto inesperado de un árbol que parecía ya por completo seco y sin vida. Y es él, en consecuencia, el que transmite, según la ley, la sucesión davídica al verdadero David, el hijo de la Virgen, el verdadero Rey, Profeta y Sacerdote de la nueva alianza.

En José vemos con claridad una verdad de extraordinaria importancia para nuestra fe y para la vida de cada uno. Los grandes acontecimientos de la historia, esos que conmueven sus cimientos y hacen que varíe su rumbo, suceden gracias a personas humildes y anónimas que han hecho posible la aparición de los grandes y decisivos personajes. Es verdad que esto es así para bien y para mal. Los protagonistas que aparecen en los libros y las crónicas para bien y para mal no hubieran podido hacer nada sin la cooperación de muchos seres humanos anónimos, que crearon de un modo y otro las condiciones para la aparición de aquellos. No cabe duda de que no hay un acontecimiento más decisivo en la historia de la humanidad que la encarnación, la muerte y la resurrección de Cristo. Aquí es Dios quien ha intervenido. Pero lo ha hecho humanamente, humanizándose, haciéndose uno de nosotros. Y, por eso mismo, es normal que haya querido (y tenido que) contar con la cooperación en la sombra de personas que han hecho posible su venida a nuestra historia.

José es el prototipo del varón justo: el que sabe discernir la presencia de Dios, el que está dispuesto a retirarse con respeto, pero también a escuchar la voz de Dios que habla en sueños, y a actuar con diligencia, tomando decisiones, asumiendo riesgos, colaborando calladamente y en espíritu de obediencia con los planes de Dios.

Si en algo nos parecemos a José es en que somos también personajes anónimos, que viven y trabajan en la sombra de la historia mundial, cuyos focos iluminan a otros. Pero José nos enseña la importancia de ser justos, es decir, de estar abiertos y a la escucha, de trabajar con fidelidad y diligencia, de saber soñar, pero también tomar decisiones y asumir riesgos, para que en la historia sucedan acontecimientos positivos y salvíficos, en vez de las muchas catástrofes que la afligen (con las que también podemos colaborar si no vivimos como debemos); para que Dios pueda seguir viniendo a visitarnos con su voluntad salvífica, para que, en definitiva, Cristo siga reinando en nuestro mundo y las promesas de Dios, que superan toda expectativa, se puedan seguir cumpliendo.

8 COSAS QUE NO SABÍAS SOBRE SAN JOSÉ


8 cosas que tal vez no sabías sobre San José





El 19 de marzo es la Solemnidad de San José, esposo de la Virgen María y Patrono de la Iglesia Universal. Este es un día de precepto y por lo tanto es obligatorio ir a Misa. 

“En los Evangelios, San José aparece como un hombre fuerte y valiente, trabajador, pero en su alma se percibe una gran ternura, que no es la virtud de los débiles, sino más bien todo lo contrario”, dijo el Papa Francisco sobre San José al comenzar su pontificado en el 2013.

A continuación 8 datos que quizá no conocías sobre San José:

1.- No hay palabras suyas en las Sagradas Escrituras

Él protegió a la Inmaculada Madre de Dios y ayudó a criar al Señor del Universo. Sin embargo, no hay ninguna cita de él en los Evangelios. Más bien, fue un silencioso y humilde servidor de Dios que desempeñó su rol cabalmente.

2.- Es muy poco mencionado en el Nuevo Testamento

San José se menciona en Mateo, Lucas, una vez en Juan (alguien llama a Jesús "el hijo de José") y eso es todo. Él no es mencionado en Marcos o en el resto del Nuevo Testamento.

3.- Su salida de la historia de los Evangelios no es explicada en la Biblia

Es una figura importante en los relatos de la Natividad del Señor en Mateo y Lucas, y es incluido en los pasajes que relatan el momento en que Jesús se perdió a los 12 años y fue encontrado en el templo. Pero eso es lo último que oímos de él.

María aparece varias veces durante el ministerio de Jesús, pero José se fue sin dejar rastro. Entonces, ¿qué le pasó? Varias tradiciones explican esta diferencia diciendo que José murió alrededor del cumpleaños número 20 de Jesús.

4.- ¿Viudo y anciano?

La Escritura no nos dice la edad de San José cuando se casó con María o sobre su vida anterior. Sin embargo, por mucho tiempo se le representó como un hombre de edad avanzada, aparentemente basándose en un texto del llamado protoevangelio de Santiago, un evangelio apócrifo del que se desprende que San José habría estado casado anteriormente, tuvo hijos de ese matrimonio y quedó viudo.

Según esa tradición San José sabía que María había hecho voto de virginidad y fue elegido para casarse con ella para protegerla, en parte porque era viejo y no estaría interesado en tener una nueva familia. Esta idea fue rebatida a lo largo de la historia por grandes santos como San Agustín.

5.- Su veneración se remonta al menos al siglo IX

Uno de los primeros títulos que utilizaron para honrarlo fue “nutritor Domini”, que significa "guardián del Señor".

6.- Tiene dos celebraciones

La solemnidad de San José es el 19 de marzo y la fiesta de San José obrero (Día Internacional del trabajo) es el 1 de mayo. También está incluido en la Fiesta de la Sagrada Familia (30 de diciembre) y sin duda forma parte de la historia de la Navidad.


7.- Tiene múltiples “patronazgos”

Es el patrón de la Iglesia Universal, la buena muerte, las familias, los padres, las mujeres embarazadas, viajeros, inmigrantes, artesanos, ingenieros y trabajadores. Es también el patrón de las Américas, Canadá, China, Croacia, México, Corea, Austria, Bélgica, Perú, Filipinas y Vietnam.

8.- La ‘Josefología’

Entre las subdisciplinas de la teología, son conocidas la cristología y mariología; pero, ¿sabías que también existe la Josefología?

San José ha sido una figura de interés teológico durante siglos. Sin embargo, a partir del siglo XX algunas personas empezaron a recoger opiniones de la Iglesia acerca de él y lo convirtieron en una subdisciplina. 

En la década de 1950, se abrieron tres centros dedicados al estudio de San José: en España, Italia y Canadá.

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Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en ChurchPOP.
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